2 de abril de 2009
Elise:
No puedo hablar con nadie más de este asunto. Me parece un sacrilegio tener que explicártelo a ti, pero prefiero escribirte antes que decírselo a los demás. Aunque seguro que lo saben. Mae lo supo desde el primer segundo y Jack… estoy convencido de que también lo sabe. Lo habrá sentido; del mismo modo que yo siento que el corazón le va a mil cuando ella aparece en la sala.
Jack ha traído a casa a la chica humana, Alice, esta noche. Como yo se lo pedí. Le aseguré que no pasaría nada, y así debería haber sido. Yo estaba unido a ti, Elise, estoy seguro de ello. Eso es indiscutible.
Pero ahora esta chica ha entrado en nuestras vidas y… las cosas se han complicado.
Cuando Jack la trajo a casa, lo sentí. No necesitaba verla. Estaba arriba, en mi habitación, leyendo y esperando a que Jack regresara. Pero oí el corazón de la chica tan pronto como cruzó el umbral. Le iba a mil por hora, parecía un conejillo asustado. Y para mí, era música. Su corazón me cantaba, Elise. Del mismo modo que el tuyo lo había hecho.
No quería verla ni conocerla ni sentir lo que sentía. Mae trajo a Alice a mi habitación y casi me asfixié. No podía respirar. La atracción que sentía me embriagaba. Pensaba que iba a salírseme el corazón del pecho. Quería correr hacia ella y…
No sé lo que habría hecho. Lo que siento es una traición hacia ti y también hacia Jack. Tendrías que ver cómo se desvive por ella… Todo sería muy tierno si no fuera porque quiero arrancarle el cuello para llegar hasta ella.
Lo cierto es que es eso lo que quiero hacer, Elise, cuando pienso que él está con ella. Cuando la toca. Quiero hacerle daño. Lo que siento es algo oscuro y animal; Jack jamás había despertado esos sentimientos en mí. Una parte de mi ser quiere protegerlo y apartarse para que puedan estar juntos. La otra mitad quiere matarlo y reclamar a Alice para mí.
Qué locura. No tiene sentido… Ella no me pertenece. Tú, sí. Yo te quería… todavía te quiero, Elise. No puedo amar a nadie más. Mi corazón murió contigo.
Aun así… mi corazón sigue latiendo, atraído por esa chica del demonio. Es guapa, pero no como tú. Es una muchacha que cautiva. Podría parecer un poco sosa, pero cuando sonríe te quita el aliento.
Qué más da. No puedo amarla. No soy capaz. Y si lo fuera, daría igual, porque ella está enamorada de mi hermano: alguien que me importa mucho más que mi propio ser. Alice irradia felicidad cuando está junto a él.
Pero ¿qué digo? Debo de estar trastornado.
No puedo estar cerca de ella; por ti, por mí, por Jack. Tengo que irme de aquí. Jack la hará mucho más feliz que yo. Jamás pude hacerte feliz a ti, Elise, y te quería más que a nada en el mundo.
Todavía te amo. ¿Por qué hablo de ti en pasado? ¿Cuándo empecé a hacerlo? ¿Cuándo te dejé atrás?
No amaré a esa chica; te lo prometo, Elise. Ya te hice esa promesa: tú eres mi amor, mi única verdad.
La dejaré. Los abandonaré a todos si es necesario. Ezra tiene ahora una familia y me necesita menos que antes, y, si Jack tuviera que elegir entre Alice y yo, seguro que su elección sería ella.
No, no lo creo. Jack me elegiría a mí. Dejaría de verla si yo se lo pidiera. Pero no pienso hacerlo: merece ser feliz. Yo ya tuve mi oportunidad y la perdí. No puedo castigarlo por ello.
Haré que Alice me odie, y aprenderé a odiarla. Así, Jack y ella podrán ser felices como tú y yo jamás logramos serlo.
Eternamente tuyo,
Peter