«Tengo que colgar, creo que me están siguiendo»

(la perspectiva hitchcockiana)

—Se le ha caído un zurullo de coña.

—¿Zurullo de coña? Yo no trabajo ese artículo.

TOP SECRET

LA ESPIRAL DE SILENCIO

«Un silencio elocuente» es, desde el día de su publicación, un texto clásico. Se trata de un artículo que firmó doña Elvira Lindo en El País, el 15 de septiembre del 2013, y que supuso el culmen y espero que la espoleta, de uno de los géneros de ficción más de moda en cuanto al tema que nos ocupa: el catathriller o relato de espías ambientado en la turbulenta y taimada Cataluña. Los cánones del género que marca brillantemente Lindo son los siguientes: sobre Cataluña ha caído un muro de silencio, un telón de acero; al otro lado, los catalanes luchan por obtener cien gramos de mantequilla y disfrutan paseando con una ushanka en la cabeza por Gorky Park. Sin embargo, existe la resistencia. Desde el mundo libre (el que va de Alcañiz a Pontevedra) agentes de la democracia intentan contactar con los disidentes. Espionaje, doble juego, misterio, comisarios de Esquerra que fuman con el cigarrillo entre el meñique y el anular… El artículo de Lindo nos mantiene desde el principio con el corazón en un puño catalanista. Empieza con una misión peligrosa: «Escribo a un escritor. Escribo a una actriz…». El correo del Zar. Pero claro, ellos solo pueden responder con doble lenguaje. ¡Está en peligro toda la resistencia! «No sé bien lo que piensan, ya no, y eso en España, o en lo que todavía se llama España, es raro». La protagonista se adentra en una retorcida trama de doble lenguaje «¿No será que no quieren disentir del fervor mayoritario? ¿No será que quieren permanecer agazapados hasta que la tempestad amaine?». ¿No será que el MI6 trabajaba en realidad para los rusos? ¡Atrévanse a entrar en la nave del misterio!

El género Lindo permite también hacer tramas con terroristas infiltrados en pubs irlandeses o en herriko tabernas de Sant Cugat. «Pero, de pronto, en este país, que seguramente es tan misterioso como todos los países, pero como es el nuestro nos parece de una complejidad insoportable, hay asuntos que no se tratan, o que solo los tratan unos, mientras los otros callan. Pasó un tiempo con el terrorismo». No se asusten, esa alusión metafórica al catalanista con txapela y goma 2, esa desubicación moral y territorial no es más que un guiño posmoderno a las series yanquis donde los españoles parecen guerrilleros cubanos. En absoluto creo que vincule ETA con el MPC. No, qué va.

Pero sigue la trama, tiro-tiro-tiro, música de misterio: «¿Qué piensan nuestros amigos? ¿Qué piensan?», se repite la autora. Guau, qué intríngulis, cómo sabe mantener la tensión de la trama. Cómo se nota que es amiga de esa gran guionista y premiada González Sinde.

Por supuesto, como en todo buen thriller a lo Le Carré, hay lugar para la reflexión social, aguda y perspicaz: «La presión social puede ser tan impositiva como la represión organizada». Eso es verdad, no hay estalinismo capaz de conseguir una unanimidad mayor que el «ola ke ase».

¿Quién es de ellos y quién de los nuestros? ¿Cómo distinguirlos en las ulitsas, las calles de Barcelogrado? «Más te vale pensar como piensan aquellos que entre los tuyos marcan el signo de los tiempos». Todos son delatores. ¡Eso!, todos callan por miedo a que te deporten hasta Lleida. O mejor, ¡ultracuerpos, todos son ultracuerpos que salen de una mongeta gigante!

La prota debe tomar las mínimas precauciones cuando se comunica con sus contactos catalanes behind the courtain. Tinta invisible hecha con limón, microfilms con los planos de El Escorial y otras glorias españolas ocultos en el tacón de una abertzale agente doble…

Ya sé lo que piensan. Que sería más fácil hacer un reportaje periodístico normal con las opiniones diversas de quien las quiera dar. Pero ¿y el misterio?, ¿y el arte?, ¿y la Indisoluble?