NÚMEROS

1 Y Jehová procedió a hablar a Moisés en el desierto de Sinaí, en la tienda de reunión, en el primer día del segundo mes, en el segundo año de la salida de ellos de la tierra de Egipto, y dijo: 2 “Tomen la cuenta de la entera asamblea de los hijos de Israel según sus familias, según la casa de sus padres, por el total numérico de nombres, todos los varones, cabeza por cabeza de ellos, 3 de veinte años de edad para arriba, todos los que salen al ejército en Israel. Deben inscribirlos según sus ejércitos, tú y Aarón.

4 ”Y deben estar con ustedes algunos hombres, un hombre por cada tribu; cada uno es cabeza para la casa de sus padres. 5 Y estos son los nombres de los hombres que estarán de pie con ustedes: De Rubén, Elizur hijo de Sedeur; 6 de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai; 7 de Judá, Nahsón hijo de Aminadab; 8 de Isacar, Netanel hijo de Zuar; 9 de Zabulón, Eliab hijo de Helón; 10 de los hijos de José: de Efraín, Elisamá hijo de Amihud; de Manasés, Gamaliel hijo de Pedahzur; 11 de Benjamín, Abidán hijo de Guideoní; 12 de Dan, Ahiézer hijo de Amisadai; 13 de Aser, Paguiel hijo de Ocrán; 14 de Gad, Eliasaf hijo de Deuel; 15 de Neftalí, Ahirá hijo de Enán. 16 Estos son los llamados de la asamblea, los principales de las tribus de sus padres. Son los cabezas de los millares de Israel”.

17 De modo que Moisés y Aarón tomaron a estos hombres que habían sido designados por nombres. 18 Y congregaron a toda la asamblea en el primer día del segundo mes, para que se hiciera el reconocimiento de su descendencia respecto a sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de los nombres, de veinte años de edad para arriba, cabeza por cabeza de ellos, 19 tal como Jehová había mandado a Moisés; y él procedió a inscribirlos en el desierto de Sinaí.

20 Y los hijos de Rubén, primogénito de Israel, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, llegaron a ser por el total numérico de nombres, cabeza por cabeza de ellos, todos los varones de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 21 los inscritos de ellos de la tribu de Rubén, cuarenta y seis mil quinientos.

22 De los hijos de Simeón, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, los inscritos de él por el total numérico de nombres, cabeza por cabeza de ellos, todos los varones de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 23 los inscritos de ellos de la tribu de Simeón fueron cincuenta y nueve mil trescientos.

24 De los hijos de Gad, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 25 los inscritos de ellos de la tribu de Gad fueron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

26 De los hijos de Judá, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 27 los inscritos de ellos de la tribu de Judá fueron setenta y cuatro mil seiscientos.

28 De los hijos de Isacar, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 29 los inscritos de ellos de la tribu de Isacar fueron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

30 De los hijos de Zabulón, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 31 los inscritos de ellos de la tribu de Zabulón fueron cincuenta y siete mil cuatrocientos.

32 De los hijos de José: de los hijos de Efraín, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 33 los inscritos de ellos de la tribu de Efraín fueron cuarenta mil quinientos.

34 De los hijos de Manasés, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 35 los inscritos de ellos de la tribu de Manasés fueron treinta y dos mil doscientos.

36 De los hijos de Benjamín, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 37 los inscritos de ellos de la tribu de Benjamín fueron treinta y cinco mil cuatrocientos.

38 De los hijos de Dan, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 39 los inscritos de ellos de la tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos.

40 De los hijos de Aser, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 41 los inscritos de ellos de la tribu de Aser fueron cuarenta y un mil quinientos.

42 De los hijos de Neftalí, sus nacimientos según sus familias en la casa de sus padres, por el total numérico de nombres de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército, 43 los inscritos de ellos de la tribu de Neftalí fueron cincuenta y tres mil cuatrocientos.

44 Estos son los que fueron inscritos, a quienes Moisés inscribió, juntamente con Aarón y los principales de Israel, doce hombres. Estos representaron cada cual la casa de sus padres. 45 Y llegaron a ser todos los inscritos de los hijos de Israel, según la casa de sus padres, de veinte años de edad para arriba, todos los que salían al ejército en Israel, 46 sí, todos los inscritos llegaron a ser seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

47 Sin embargo, los levitas según la tribu de sus padres no fueron inscritos entre ellos. 48 Por consiguiente, Jehová habló a Moisés, y dijo: 49 “Sólo a la tribu de Leví no debes inscribir, y la cuenta de ellos no la debes incluir entre los hijos de Israel. 50 Y tú mismo nombra a los levitas sobre el tabernáculo del Testimonio y sobre todos sus utensilios y sobre todo lo que le pertenece. Ellos mismos llevarán el tabernáculo y todos sus utensilios, y ellos mismos ministrarán con relación a él; y alrededor del tabernáculo han de acampar. 51 Y cuando el tabernáculo vaya a emprender la marcha, los levitas deben desarmarlo; y cuando el tabernáculo acampe, los levitas deben armarlo; y cualquier extraño que se acerque debe ser muerto.

52 ”Y los hijos de Israel tienen que acampar cada uno con relación a su campamento, y cada hombre según su división [de tres tribus], por sus ejércitos. 53 Y los levitas deben acampar en derredor del tabernáculo del Testimonio, para que no se suscite indignación contra la asamblea de los hijos de Israel; y los levitas tienen que guardar el servicio debido al tabernáculo del Testimonio”.

54 Y los hijos de Israel procedieron a hacer conforme a todo lo que Jehová había mandado a Moisés. Hicieron precisamente así.

2 Jehová ahora habló a Moisés y Aarón, y dijo: 2 “Los hijos de Israel deben acampar, cada hombre según su división [de tres tribus], según las señales para la casa de sus padres. Frente a la tienda de reunión deben acampar, en su derredor.

3 ”Y los que acamparán hacia el este, hacia el naciente, serán [los de] la división [de tres tribus] del campamento de Judá en sus ejércitos, y el principal para los hijos de Judá es Nahsón hijo de Aminadab. 4 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son setenta y cuatro mil seiscientos. 5 Y los que acamparán al lado de él serán [los de] la tribu de Isacar, y el principal para los hijos de Isacar es Netanel hijo de Zuar. 6 Y su ejército y sus inscritos son cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. 7 Y la tribu de Zabulón; y el principal para los hijos de Zabulón es Eliab hijo de Helón. 8 Y su ejército y sus inscritos son cincuenta y siete mil cuatrocientos.

9 ”Todos los inscritos del campamento de Judá son ciento ochenta y seis mil cuatrocientos en sus ejércitos. Ellos deben ser los primeros en emprender la marcha.

10 ”La división [de tres tribus] del campamento de Rubén estará hacia el sur en sus ejércitos, y el principal para los hijos de Rubén es Elizur hijo de Sedeur. 11 Y su ejército y sus inscritos son cuarenta y seis mil quinientos. 12 Y los que acamparán al lado de él serán [los de] la tribu de Simeón, y el principal para los hijos de Simeón es Selumiel hijo de Zurisadai. 13 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son cincuenta y nueve mil trescientos. 14 Y la tribu de Gad; y el principal para los hijos de Gad es Eliasaf hijo de Reuel. 15 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

16 ”Todos los inscritos del campamento de Rubén son ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta en sus ejércitos, y ellos deben ser los segundos en emprender la marcha.

17 ”Cuando la tienda de reunión tenga que emprender la marcha, el campamento de los levitas estará en medio de los campamentos.

”Tal como deben acampar, así deben emprender la marcha, cada uno en su lugar, según sus divisiones [de tres tribus].

18 ”La división [de tres tribus] del campamento de Efraín en sus ejércitos estará hacia el oeste, y el principal para los hijos de Efraín es Elisamá hijo de Amihud. 19 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son cuarenta mil quinientos. 20 Y al lado de él estará la tribu de Manasés, y el principal para los hijos de Manasés es Gamaliel hijo de Pedahzur. 21 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son treinta y dos mil doscientos. 22 Y la tribu de Benjamín; y el principal para los hijos de Benjamín es Abidán hijo de Guideoní. 23 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son treinta y cinco mil cuatrocientos.

24 ”Todos los inscritos del campamento de Efraín son ciento ocho mil cien en sus ejércitos, y ellos deben ser los terceros en emprender la marcha.

25 ”La división [de tres tribus] del campamento de Dan estará hacia el norte en sus ejércitos, y el principal para los hijos de Dan es Ahiézer hijo de Amisadai. 26 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son sesenta y dos mil setecientos. 27 Y los que acamparán al lado de él serán [los de] la tribu de Aser, y el principal para los hijos de Aser es Paguiel hijo de Ocrán. 28 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son cuarenta y un mil quinientos. 29 Y la tribu de Neftalí; y el principal para los hijos de Neftalí es Ahirá hijo de Enán. 30 Y el ejército de él y los inscritos de ellos son cincuenta y tres mil cuatrocientos.

31 ”Todos los inscritos del campamento de Dan son ciento cincuenta y siete mil seiscientos. Ellos deben ser los últimos en emprender la marcha… según sus divisiones [de tres tribus]”.

32 Estos fueron los inscritos de los hijos de Israel según la casa de sus padres; todos los inscritos de los campamentos en sus ejércitos fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 33 Pero los levitas no fueron inscritos entre los hijos de Israel, tal como Jehová había mandado a Moisés. 34 Y los hijos de Israel procedieron a hacer conforme a todo lo que Jehová había mandado a Moisés. De esa manera acamparon en sus divisiones [de tres tribus], y de esa manera emprendieron la marcha, cada uno en sus familias respecto a la casa de sus padres.

3 Ahora bien, estas fueron las generaciones de Aarón y Moisés el día en que Jehová habló con Moisés en el monte Sinaí. 2 Y estos fueron los nombres de los hijos de Aarón: el primogénito Nadab, y Abihú, Eleazar e Itamar. 3 Estos fueron los nombres de los hijos de Aarón, los sacerdotes ungidos cuyas manos habían sido llenadas de poder para hacer el trabajo de sacerdotes. 4 Sin embargo, Nadab y Abihú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego ilegítimo ante Jehová en el desierto de Sinaí; y no llegaron a tener hijos. Pero Eleazar e Itamar continuaron haciendo el trabajo de sacerdotes junto con Aarón su padre.

5 Y Jehová procedió a hablar a Moisés, y dijo: 6 “Haz que se acerque la tribu de Leví, y tienes que hacer que estén de pie delante de Aarón el sacerdote, y tienen que ministrarle. 7 Y tienen que guardar su obligación para con él y su obligación para con toda la asamblea delante de la tienda de reunión al ejecutar el servicio del tabernáculo. 8 Y tienen que encargarse de todos los utensilios de la tienda de reunión, aun la obligación de los hijos de Israel al ejecutar el servicio del tabernáculo. 9 Y tienes que dar los levitas a Aarón y sus hijos. Ellos son gente dada, dados a él de los hijos de Israel. 10 Y debes nombrar a Aarón y sus hijos, y ellos tienen que encargarse de su sacerdocio; y cualquier extraño que se acerque debe ser muerto”.

11 Y Jehová continuó hablando a Moisés, y dijo: 12 “En cuanto a mí, ¡mira!, de veras tomo a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel que abren la matriz; y los levitas tienen que llegar a ser míos. 13 Porque todo primogénito es mío. El día en que herí a todo primogénito en la tierra de Egipto santifiqué para mí a todo primogénito de Israel, desde hombre hasta bestia. Deben llegar a ser míos. Yo soy Jehová”.

14 Y Jehová habló adicionalmente a Moisés en el desierto de Sinaí, y dijo: 15 “Inscribe a los hijos de Leví según la casa de sus padres, por sus familias. A todo varón de un mes de edad para arriba lo debes inscribir”. 16 Y Moisés se puso a inscribirlos por orden de Jehová, tal como se le había mandado. 17 Y estos llegaron a ser los hijos de Leví por sus nombres: Guersón y Qohat y Merarí.

18 Ahora bien, estos fueron los nombres de los hijos de Guersón por sus familias: Libní y Simeí.

19 Y los hijos de Qohat por sus familias fueron Amram e Izhar, Hebrón y Uziel.

20 Y los hijos de Merarí por sus familias fueron Mahlí y Musí.

Estas fueron las familias de los levitas según la casa de sus padres.

21 De Guersón hubo la familia de los libnitas y la familia de los simeítas. Estas fueron las familias de los guersonitas. 22 Sus inscritos fueron por el número de todos los varones de un mes de edad para arriba. Sus inscritos fueron siete mil quinientos. 23 Las familias de los guersonitas estaban detrás del tabernáculo. Estaban acampadas hacia el oeste. 24 Y el principal de la casa paterna para los guersonitas era Eliasaf hijo de Lael. 25 Y la obligación de los hijos de Guersón en la tienda de reunión era el tabernáculo y la tienda, su cubierta y la pantalla de la entrada de la tienda de reunión, 26 y las colgaduras del patio y la pantalla de la entrada del patio que está en derredor del tabernáculo y del altar, y sus cuerdas de tienda, para todo su servicio.

27 Y de Qohat hubo la familia de los amramitas y la familia de los izharitas y la familia de los hebronitas y la familia de los uzielitas. Estas fueron las familias de los qohatitas. 28 En el número de todos los varones de un mes de edad para arriba había ocho mil seiscientos, encargados de la obligación para con el lugar santo. 29 Las familias de los hijos de Qohat estaban acampadas al lado del tabernáculo hacia el sur. 30 Y el principal de la casa paterna para las familias de los qohatitas era Elizafán hijo de Uziel. 31 Y la obligación de ellos era el Arca y la mesa y el candelabro y los altares y los utensilios del lugar santo con los cuales ministrarían, y la pantalla, y todo su servicio.

32 Y el principal de los principales de los levitas era Eleazar hijo de Aarón el sacerdote, que tenía la superintendencia de los encargados de la obligación para con el lugar santo.

33 De Merarí hubo la familia de los mahlitas y la familia de los musitas. Estas fueron las familias de Merarí. 34 Y sus inscritos por el número de todos los varones de un mes de edad para arriba fueron seis mil doscientos. 35 Y el principal de la casa paterna para las familias de Merarí era Zuriel hijo de Abiháil. Ellos estaban acampados al lado del tabernáculo hacia el norte. 36 Y los hijos de Merarí estaban obligados con la superintendencia de los armazones del tabernáculo y sus barras y sus columnas y sus pedestales con encajaduras y todos sus utensilios y todo su servicio, 37 y las columnas del patio en derredor y sus pedestales con encajaduras y sus estacas de tienda y sus cuerdas de tienda.

38 Y los que acampaban delante del tabernáculo hacia el este, delante de la tienda de reunión hacia el naciente, eran Moisés y Aarón y sus hijos, los encargados de la obligación para con el santuario, como la obligación para los hijos de Israel. Y cualquier extraño que se acercara sería muerto.

39 Todos los inscritos de los levitas, a quienes Moisés y Aarón inscribieron por orden de Jehová por sus familias, todos los varones de un mes de edad para arriba, fueron veintidós mil.

40 Entonces Jehová dijo a Moisés: “Inscribe a todos los varones primogénitos de los hijos de Israel de un mes de edad para arriba, y toma el total numérico de sus nombres. 41 Y tienes que tomar a los levitas para mí -yo soy Jehová- en lugar de todos los primogénitos entre los hijos de Israel, y los animales domésticos de los levitas en lugar de todos los primogénitos entre los animales domésticos de los hijos de Israel”. 42 Y tal como le había mandado Jehová, Moisés procedió a inscribir a todos los primogénitos entre los hijos de Israel. 43 Y todos los varones primogénitos, por el total numérico de los nombres de un mes de edad para arriba de los inscritos de ellos, llegaron a ser veintidós mil doscientos setenta y tres.

44 Y Jehová continuó hablando a Moisés, y dijo: 45 “Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos entre los hijos de Israel, y los animales domésticos de los levitas en lugar de los animales domésticos de aquellos; y los levitas tienen que llegar a ser míos. Yo soy Jehová. 46 Y como el precio de rescate de los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que exceden a los levitas, 47 tienes que tomar cinco siclos por cada individuo. Según el siclo del lugar santo debes tomarlo. Un siclo es veinte guerás. 48 Y tienes que dar el dinero a Aarón y sus hijos como el precio de rescate de los que hay en exceso de ellos”. 49 De modo que Moisés tomó de los que excedían al precio de rescate de los levitas el dinero del precio de redención. 50 Tomó el dinero de los primogénitos de los hijos de Israel, mil trescientos sesenta y cinco siclos, en el siclo del lugar santo. 51 Entonces Moisés dio el dinero del precio de rescate a Aarón y sus hijos conforme a la orden de Jehová, tal como Jehová había mandado a Moisés.

4 Jehová ahora habló a Moisés y Aarón, y dijo: 2 “Habrá un tomar la cuenta de los hijos de Qohat de entre los hijos de Leví, según sus familias en la casa de sus padres, 3 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años de edad, todos los que están entrando en el grupo del servicio para hacer el trabajo en la tienda de reunión.

4 ”Este es el servicio de los hijos de Qohat en la tienda de reunión. Es cosa santísima: 5 Y Aarón y sus hijos tienen que entrar cuando el campamento esté partiendo, y tienen que bajar la cortina que sirve de pantalla y tienen que cubrir con ella el arca del testimonio. 6 Y tienen que poner sobre ella una cubierta de pieles de foca y extender encima una tela toda azul, y meter sus varales.

7 ”Y extenderán una tela azul sobre la mesa del pan de la proposición, y tienen que poner sobre ella los platos y las copas y los tazones y los cántaros de la libación; y el pan constante debe continuar sobre ella. 8 Y tienen que extender sobre ellos una tela de escarlata carmesí, y tienen que cubrirla con una cubierta de pieles de foca, y meter sus varales. 9 Y tienen que tomar una tela azul y cubrir el candelabro del alumbrado y sus lámparas y sus despabiladeras y sus braserillos y todos sus vasos para el aceite con que lo atienden regularmente. 10 Y tienen que ponerlo, y todos sus utensilios, dentro de una cubierta de pieles de foca, y colocarlo sobre una barra. 11 Y sobre el altar de oro extenderán una tela azul, y tienen que cubrirlo con una cubierta de pieles de foca, y meter sus varales. 12 Y tienen que tomar todos los utensilios del ministerio con que regularmente ministran en el lugar santo, y tienen que ponerlos en una tela azul y cubrirlos con una cubierta de pieles de foca y colocarlos sobre una barra.

13 ”Y tienen que quitar las cenizas grasosas del altar y extender sobre él una tela de lana teñida de púrpura rojiza. 14 Y tienen que poner sobre él todos sus utensilios con que regularmente ministran en él, los braserillos, los tenedores y las palas y los tazones, todos los utensilios del altar; y tienen que extender sobre él una cubierta de pieles de foca, y meter sus varales.

15 ”Y Aarón y sus hijos tienen que acabar de cubrir el lugar santo y todos los utensilios del lugar santo cuando el campamento esté partiendo, y después de eso los hijos de Qohat entrarán para llevarlos, pero no deben tocar el lugar santo, de modo que tengan que morir. Estas cosas son la carga de los hijos de Qohat en la tienda de reunión.

16 ”Y Eleazar hijo de Aarón el sacerdote tiene la superintendencia del aceite del alumbrado y del incienso perfumado y de la ofrenda de grano constante y del aceite de la unción, la superintendencia de todo el tabernáculo y de todo lo que hay en él, a saber, el lugar santo y sus utensilios”.

17 Y Jehová habló adicionalmente a Moisés y Aarón, y dijo: 18 “No permitan que la tribu de las familias de los qohatitas sea cortada de entre los levitas. 19 Antes bien, háganles esto para que realmente sigan viviendo y no mueran por acercarse a las cosas santísimas. Aarón y sus hijos entrarán, y tendrán que asignar a cada uno a su servicio y a su carga. 20 Y ellos no deben entrar para ver las cosas santas ni por el más mínimo momento, y por lo tanto tengan que morir”.

21 Entonces Jehová habló a Moisés, y dijo: 22 “Habrá un tomar la cuenta de los hijos de Guersón, sí, de ellos por la casa de sus padres según sus familias. 23 De treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años los inscribirás, a todos los que vienen para entrar en el grupo del servicio para efectuar servicio en la tienda de reunión. 24 Este es el servicio de las familias de los guersonitas en cuanto a servir y en cuanto a llevar. 25 Y tienen que llevar las telas de tienda del tabernáculo y la tienda de reunión, su cubierta y la cubierta de pieles de foca que está encima de ella, y la pantalla de la entrada de la tienda de reunión, 26 y las colgaduras del patio y la pantalla de entrada de la puerta del patio que está alrededor del tabernáculo y del altar, y sus cuerdas de tienda y todos sus utensilios de servicio, y todas las cosas con que regularmente se hace trabajo. Así tienen que servir. 27 Por orden de Aarón y sus hijos debe efectuarse todo el servicio de los hijos de los guersonitas tocante a todas sus cargas y todo su servicio, y ustedes tienen que asignarles todas las cargas de ellos por obligación. 28 Este es el servicio de las familias de los hijos de los guersonitas en la tienda de reunión, y su servicio obligatorio está bajo la mano de Itamar hijo de Aarón el sacerdote.

29 ”En cuanto a los hijos de Merarí, los inscribirás por sus familias en la casa de sus padres. 30 De treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años los inscribirás, a todos los que entran en el grupo del servicio para efectuar el servicio de la tienda de reunión. 31 Y esta es su obligación, su carga, con arreglo a todo su servicio en la tienda de reunión: los armazones del tabernáculo y sus barras y sus columnas y sus pedestales con encajaduras, 32 y las columnas del patio en derredor y sus pedestales con encajaduras y sus estacas de tienda y sus cuerdas de tienda junto con todo su equipo y todo su servicio. Y ustedes les asignarán por los nombres de ellos el equipo por el cual están obligados, como carga de ellos. 33 Este es el servicio de las familias de los hijos de Merarí con arreglo a todo su servicio en la tienda de reunión, bajo la mano de Itamar hijo de Aarón el sacerdote”.

34 Y Moisés y Aarón y los principales de la asamblea procedieron a inscribir a los hijos de los qohatitas por sus familias y por la casa de sus padres, 35 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años, todos los que entraban en el grupo del servicio para el servicio en la tienda de reunión. 36 Y los inscritos de ellos por sus familias llegaron a ser dos mil setecientos cincuenta. 37 Estos son los inscritos de las familias de los qohatitas, todos los que sirven en la tienda de reunión, a quienes Moisés y Aarón inscribieron por orden de Jehová, mediante Moisés.

38 En cuanto a los inscritos de los hijos de Guersón por sus familias y por la casa de sus padres, 39 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años, todos los que entraban en el grupo del servicio para el servicio en la tienda de reunión, 40 los inscritos de ellos por sus familias, por la casa de sus padres, llegaron a ser dos mil seiscientos treinta. 41 Estos fueron los inscritos de las familias de los hijos de Guersón, todos los que servían en la tienda de reunión, a quienes Moisés y Aarón inscribieron por orden de Jehová.

42 En cuanto a los inscritos de las familias de los hijos de Merarí por sus familias, por la casa de sus padres, 43 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años de edad, todos los que entraban en el grupo del servicio para el servicio en la tienda de reunión, 44 los inscritos de ellos por sus familias llegaron a ser tres mil doscientos. 45 Estos fueron los inscritos de las familias de los hijos de Merarí, a quienes Moisés y Aarón inscribieron por orden de Jehová, mediante Moisés.

46 Todos los inscritos a quienes Moisés y Aarón y los principales de Israel inscribieron como levitas por sus familias y por la casa de sus padres, 47 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años de edad, todos los que venían para efectuar el servicio laborioso y el servicio de llevar cargas en la tienda de reunión, 48 los inscritos de ellos llegaron a ser ocho mil quinientos ochenta. 49 Por orden de Jehová fueron inscritos por medio de Moisés, cada uno conforme a su servicio y su carga; y fueron inscritos tal como Jehová había mandado a Moisés.

5 Y Jehová habló nuevamente a Moisés, y dijo: 2 “Manda a los hijos de Israel que envíen fuera del campamento a toda persona leprosa y a todo el que tenga flujo y a todo el que se haya hecho inmundo por un alma difunta. 3 Sea varón o hembra, ustedes deben enviarlos afuera. Deben enviarlos fuera del campamento, para que no contaminen los campamentos de aquellos en medio de quienes estoy residiendo”. 4 Y los hijos de Israel procedieron a hacerlo así, aun a enviarlos fuera del campamento. Tal como Jehová había hablado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

5 Y Jehová continuó hablando a Moisés, y dijo: 6 “Habla a los hijos de Israel: ‘En cuanto a un hombre o una mujer, en caso de que hagan cualquiera de todos los pecados de la humanidad, al cometer un acto de infidelidad contra Jehová, esa alma también se ha hecho culpable. 7 Y ellos tienen que confesar su pecado que han hecho, y él tiene que devolver la cantidad de su culpa en su principal, añadiendo también a ello su quinta parte, y tiene que darlo a aquel contra quien haya cometido la injusticia. 8 Pero si este no tiene pariente próximo a quien devolver la suma de la culpa, la suma de la culpa que se devuelve a Jehová pertenece al sacerdote, con la excepción del carnero de la expiación con el cual hará expiación por él.

9 ”’Y toda contribución de todas las cosas santas de los hijos de Israel, que ellos presenten al sacerdote, debe llegar a ser de él. 10 Y las cosas santas de cada uno quedarán suyas propias. Cualquier cosa que cada uno dé al sacerdote, eso llegará a ser de este’”.

11 Y Jehová siguió hablando a Moisés, y dijo: 12 “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘En caso de que la esposa de cualquier hombre se desvíe, y en efecto cometa un acto de infidelidad contra él, 13 y otro hombre realmente se acueste con ella y tenga una emisión de semen, y ello haya sido escondido de los ojos de su esposo y haya quedado sin descubrirse, y ella, por su parte, se haya contaminado, pero no haya testigo contra ella, y ella misma no haya sido sorprendida; 14 y el espíritu de celos le haya sobrevenido a él, y le hayan entrado sospechas de la fidelidad de su esposa, y ella de hecho se haya contaminado, o el espíritu de celos le haya sobrevenido a él, y le hayan entrado sospechas de la fidelidad de su esposa, pero ella de hecho no se haya contaminado; 15 entonces el hombre tiene que llevar a su esposa al sacerdote, y junto con ella llevar la ofrenda de ella, un décimo de efá de harina de cebada. Él no debe derramar aceite sobre esta ni poner olíbano encima, porque es ofrenda de grano de celos, ofrenda de grano para memoria que hace recordar el error.

16 ”’Y el sacerdote tiene que presentar [a la mujer] y hacer que esté de pie delante de Jehová. 17 Y el sacerdote tiene que tomar en una vasija de barro agua santa, y el sacerdote tomará un poco del polvo que haya en el suelo del tabernáculo, y tiene que echarlo en el agua. 18 Y el sacerdote tiene que hacer que la mujer esté de pie delante de Jehová, y soltar el cabello de la cabeza de la mujer y poner sobre las palmas de las manos de ella la ofrenda de grano para memoria, es decir, la ofrenda de grano de celos, y en la mano del sacerdote debe hallarse el agua amarga que trae una maldición.

19 ”’Y el sacerdote tiene que hacer que ella jure, y tiene que decir a la mujer: “Si no se ha acostado contigo ningún hombre, y si, estando sujeta a tu esposo, no te has desviado a ninguna inmundicia, queda libre del efecto de esta agua amarga que trae una maldición. 20 Pero tú, en caso de que te hayas desviado mientras estabas sujeta a tu esposo, y en caso de que te hayas contaminado y algún hombre, aparte de tu esposo, haya puesto en ti su emisión seminal…” 21 El sacerdote entonces tiene que hacer que la mujer jure con un juramento que encierre maldición, y el sacerdote tiene que decir a la mujer: “Que Jehová te ponga por maldición y por juramento en medio de tu pueblo, dejando Jehová que se te decaiga el muslo, y que se te hinche el vientre. 22 Y esta agua que trae una maldición tiene que entrar en tus intestinos para hacer que se te hinche el vientre y decaiga el muslo”. A esto la mujer tiene que decir: “¡Amén! ¡Amén!”.

23 ”’Y el sacerdote tiene que escribir estas maldiciones en el libro y tiene que borrarlas en el agua amarga. 24 Y tiene que hacer que la mujer beba el agua amarga que trae una maldición, y el agua que trae una maldición tiene que entrar en ella como cosa amarga. 25 Y el sacerdote tiene que tomar de la mano de la mujer la ofrenda de grano de celos y mecer la ofrenda de grano de acá para allá delante de Jehová, y tiene que acercarla al altar. 26 Y el sacerdote tiene que asir parte de la ofrenda de grano como recordativo de ella y tiene que hacerla humear sobre el altar, y después hará que la mujer beba el agua. 27 Cuando haya hecho que beba el agua, también tiene que ocurrir que, si ella se ha contaminado por haber cometido un acto de infidelidad para con su esposo, el agua que trae una maldición entonces tiene que entrar en ella como cosa amarga, y su vientre tiene que hincharse, y su muslo tiene que decaer, y la mujer tiene que llegar a ser una maldición en medio de su pueblo. 28 Sin embargo, si la mujer no se ha contaminado, sino que es limpia, entonces tiene que quedar libre de tal castigo; y se le tiene que poner encinta con semen.

29 ”’Esta es la ley acerca de los celos, en caso de que una mujer se desvíe mientras está sujeta a su esposo, y de veras se contamine, 30 o en el caso de un hombre cuando el espíritu de celos le sobrevenga, y él de veras sospeche infidelidad en su esposa; y tiene que hacer que la esposa esté de pie delante de Jehová, y el sacerdote tiene que llevar a cabo para con ella toda esta ley. 31 Y el hombre tiene que ser inocente de error, pero aquella esposa responderá por su error’”.

6 Y Jehová habló nuevamente a Moisés, y dijo: 2 “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘En caso de que un hombre o una mujer haga un voto especial de vivir como nazareo para Jehová, 3 debe abstenerse de vino y licor embriagante. No debe beber vinagre de vino ni vinagre de licor embriagante, ni beber líquido alguno hecho de uvas, ni comer uvas, sean frescas o secas. 4 Durante todos los días de su nazareato no debe comer nada en absoluto que esté hecho de la enredadera del vino, desde las uvas no maduras hasta los hollejos.

5 ”’Durante todos los días del voto de su nazareato no debe pasar una navaja sobre su cabeza; hasta que se cumplan los días en que debe estar separado para Jehová, debe resultar santo y dejar que le crezcan los mechones del pelo de la cabeza. 6 Durante todos los días de mantenerse separado para Jehová no podrá venir hacia ninguna alma muerta. 7 Ni siquiera por su padre o su madre o su hermano o su hermana podrá contaminarse cuando mueran, porque la señal de su nazareato a su Dios está sobre su cabeza.

8 ”’Durante todos los días de su nazareato él es santo a Jehová. 9 Pero en caso de que alguien que muera muriera muy de repente al lado de él, de modo que él haya contaminado la cabeza de su nazareato, entonces tendrá que afeitarse la cabeza en el día de verificar su purificación. En el día séptimo debe afeitarla. 10 Y en el día octavo debe llevar dos tórtolas o dos pichones al sacerdote, a la entrada de la tienda de reunión. 11 Y el sacerdote tiene que tratar a uno [de estos] como ofrenda por el pecado y al otro como ofrenda quemada, y hacer expiación por él, por haber pecado él a causa del alma [muerta]. Entonces él tendrá que santificar su cabeza en aquel día. 12 Y tiene que vivir como nazareo para Jehová durante los días de su nazareato, y tiene que traer un carnero joven en su primer año como ofrenda por la culpa; y los días anteriores se dejarán sin contar porque contaminó su nazareato.

13 ”’Ahora bien, esta es la ley acerca del nazareo: El día en que se cumplan los días de su nazareato, se le llevará a la entrada de la tienda de reunión. 14 Y tiene que presentar como su ofrenda a Jehová un carnero joven, sano, en su primer año, como ofrenda quemada, y una cordera sana en su primer año como ofrenda por el pecado, y un carnero sano como sacrificio de comunión, 15 y una cesta de tortas anulares de flor de harina no fermentadas, ligeramente mojadas con aceite, y galletitas delgadas no fermentadas, untadas con aceite, y la ofrenda de grano y las libaciones de estos. 16 Y el sacerdote tiene que presentarlos delante de Jehová y ofrecer su ofrenda por el pecado y su ofrenda quemada. 17 Y ofrecerá el carnero como sacrificio de comunión a Jehová junto con la cesta de tortas no fermentadas; y el sacerdote tiene que ofrecer su ofrenda de grano y su libación.

18 ”’Y el nazareo tiene que afeitarse la cabeza de su nazareato a la entrada de la tienda de reunión, y tiene que tomar el pelo de la cabeza de su nazareato y ponerlo sobre el fuego que está debajo del sacrificio de comunión. 19 Y el sacerdote tiene que tomar una espaldilla cocida del carnero, y una torta anular no fermentada de la cesta, y una galletita delgada no fermentada, y ponerlas sobre las palmas de las manos del nazareo, después que él se haya hecho afeitar la señal de su nazareato. 20 Y el sacerdote tiene que mecerlas de acá para allá como ofrenda mecida delante de Jehová. Es cosa santa para el sacerdote, junto con el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la contribución. Y después el nazareo podrá beber vino.

21 ”’Esta es la ley acerca del nazareo que hace voto… su ofrenda a Jehová con motivo de su nazareato, además de aquello que sus recursos le permitan. Conforme al voto que haga, así debe hacer a causa de la ley de su nazareato’”.

22 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: 23 “Habla a Aarón y sus hijos, diciendo: ‘De esta manera deben bendecir a los hijos de Israel, diciéndoles:

24 “Jehová te bendiga y te guarde.

25 Jehová haga brillar su rostro hacia ti, y te favorezca.

26 Jehová alce su rostro hacia ti y te asigne paz”’.

27 Y ellos tienen que colocar mi nombre sobre los hijos de Israel, para que yo mismo los bendiga”.

7 Ahora bien, aconteció que en el día que Moisés acabó de erigir el tabernáculo, procedió a ungirlo y santificarlo, y todos sus enseres y el altar y todos sus utensilios. Así, los ungió y los santificó. 2 Entonces los principales de Israel, los cabezas de la casa de sus padres, hicieron una presentación, pues eran los principales de las tribus y estaban sobre los inscritos, 3 y llevaron su ofrenda delante de Jehová: seis carros cubiertos y doce reses vacunas, un carro por dos principales y un toro por cada uno; y los presentaron delante del tabernáculo. 4 Ante esto, Jehová dijo a Moisés: 5 “Acéptalos de ellos, puesto que tienen que servir para efectuar el servicio de la tienda de reunión, y tienes que darlos a los levitas, a cada uno en proporción con su propio servicio”.

6 De modo que Moisés aceptó los carros y el ganado vacuno y los dio a los levitas. 7 Dio dos carros y cuatro reses vacunas a los hijos de Guersón, en proporción con su servicio, 8 y dio cuatro carros y ocho reses vacunas a los hijos de Merarí, en proporción con su servicio, bajo la mano de Itamar hijo de Aarón el sacerdote. 9 Pero a los hijos de Qohat no dio ninguno, porque el servicio del lugar santo estaba sobre ellos. Efectuaban la transportación sobre el hombro.

10 Ahora bien, los principales hicieron su presentación en la inauguración del altar, el día en que este fue ungido, y prosiguieron los principales con la presentación de su ofrenda delante del altar. 11 De modo que Jehová dijo a Moisés: “Un principal un día y otro principal otro día es como presentarán su ofrenda para la inauguración del altar”.

12 Ahora bien, el que presentó su ofrenda el primer día resultó ser Nahsón hijo de Aminadab de la tribu de Judá. 13 Y fue su ofrenda un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 14 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 15 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 16 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 17 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Nahsón hijo de Aminadab.

18 El segundo día Netanel hijo de Zuar, el principal de Isacar, hizo una presentación. 19 Presentó como su ofrenda un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 20 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 21 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 22 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 23 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Netanel hijo de Zuar.

24 El tercer día [se presentó] el principal para los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón. 25 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 26 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 27 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 28 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 29 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón.

30 El cuarto día [se presentó] el principal para los hijos de Rubén, Elizur hijo de Sedeur. 31 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 32 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 33 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 34 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 35 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Elizur hijo de Sedeur.

36 El quinto día [se presentó] el principal para los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. 37 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 38 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 39 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 40 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 41 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Zurisadai.

42 El sexto día [se presentó] el principal para los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Deuel. 43 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 44 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 45 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 46 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 47 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel.

48 El séptimo día [se presentó] el principal para los hijos de Efraín, Elisamá hijo de Amihud. 49 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 50 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 51 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 52 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 53 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Elisamá hijo de Amihud.

54 El octavo día [se presentó] el principal para los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedahzur. 55 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 56 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 57 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 58 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 59 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedahzur.

60 El noveno día [se presentó] el principal para los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Guideoní. 61 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 62 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 63 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 64 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 65 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Abidán hijo de Guideoní.

66 El décimo día [se presentó] el principal para los hijos de Dan, Ahiézer hijo de Amisadai. 67 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 68 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 69 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 70 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 71 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Ahiézer hijo de Amisadai.

72 El undécimo día [se presentó] el principal para los hijos de Aser, Paguiel hijo de Ocrán. 73 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 74 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 75 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 76 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 77 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Paguiel hijo de Ocrán.

78 El duodécimo día [se presentó] el principal para los hijos de Neftalí, Ahirá hijo de Enán. 79 Su ofrenda fue un plato de plata, de ciento treinta siclos de peso, un tazón de plata de setenta siclos, según el siclo del lugar santo, ambos llenos de flor de harina ligeramente mojada con aceite, para ofrenda de grano; 80 una copa de oro de diez siclos, llena de incienso; 81 un toro joven, un carnero, un cordero en su primer año, para ofrenda quemada; 82 un cabrito de las cabras para ofrenda por el pecado; 83 y, para sacrificio de comunión, dos reses vacunas, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de Ahirá hijo de Enán.

84 Esta fue la ofrenda de inauguración del altar, el día en que fue ungido, de parte de los principales de Israel: doce platos de plata, doce tazones de plata, doce copas de oro; 85 de ciento treinta siclos cada plato de plata, y de setenta cada tazón, de modo que toda la plata de los vasos era dos mil cuatrocientos siclos según el siclo del lugar santo; 86 las doce copas de oro llenas de incienso eran de diez siclos respectivamente cada copa, según el siclo del lugar santo, de modo que todo el oro de las copas era ciento veinte siclos; 87 y todo el ganado para la ofrenda quemada era doce toros, doce carneros, doce corderos de un año de edad cada uno y sus ofrendas de grano, y doce cabritos de las cabras para ofrenda por el pecado; 88 y todo el ganado del sacrificio de comunión era veinticuatro toros, sesenta carneros, sesenta machos cabríos, sesenta corderos de un año de edad cada uno. Esta fue la ofrenda de inauguración del altar después que fue ungido.

89 Ahora bien, siempre que Moisés entraba en la tienda de reunión para hablar con él, entonces oía la voz que conversaba con él desde más arriba de la cubierta que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines; y le hablaba.

8 Y Jehová procedió a hablar a Moisés, y dijo: 2 “Habla a Aarón, y tienes que decirle: ‘Siempre que enciendas las lámparas, las siete lámparas deben alumbrar la zona [que está] enfrente del candelabro’”. 3 Y Aarón empezó a hacerlo así. Encendió las lámparas para la zona enfrente del candelabro, tal como Jehová había mandado a Moisés. 4 Ahora bien, esta era la hechura del candelabro. Labor a martillo era, de oro. Hasta sus lados y hasta sus flores era labor a martillo. Conforme a la visión que Jehová había mostrado a Moisés, así este había hecho el candelabro.

5 Y Jehová habló nuevamente a Moisés, y dijo: 6 “Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y tienes que limpiarlos. 7 Y esto es lo que les debes hacer para limpiarlos: Salpica sobre ellos agua limpiadora de pecado, y ellos tienen que hacer pasar una navaja por toda su carne y tienen que lavar sus prendas de vestir y limpiarse. 8 Entonces tienen que tomar un toro joven y su ofrenda de grano de flor de harina ligeramente mojada con aceite, y tú tomarás otro toro joven para una ofrenda por el pecado. 9 Y tienes que presentar a los levitas delante de la tienda de reunión y congregar a toda la asamblea de los hijos de Israel. 10 Y tienes que presentar a los levitas delante de Jehová, y los hijos de Israel tienen que poner las manos sobre los levitas. 11 Y Aarón tiene que hacer que los levitas se muevan de acá para allá delante de Jehová como ofrenda mecida de parte de los hijos de Israel, y ellos tienen que prestar servicio para efectuar el servicio de Jehová.

12 ”Entonces los levitas pondrán las manos sobre las cabezas de los toros. Después de eso, ofrece uno como ofrenda por el pecado y el otro como ofrenda quemada a Jehová para hacer expiación por los levitas. 13 Y tienes que hacer que los levitas estén de pie delante de Aarón y sus hijos, y tienes que hacer que se muevan de acá para allá como ofrenda mecida a Jehová. 14 Y tienes que separar a los levitas de entre los hijos de Israel, y los levitas tienen que llegar a ser míos. 15 Y después los levitas entrarán para servir con relación a la tienda de reunión. De modo que tienes que limpiarlos y hacer que se muevan de acá para allá como ofrenda mecida. 16 Porque ellos son gente dada, dados a mí de entre los hijos de Israel. Tengo que tomarlos para mí en lugar de los que abren toda matriz, todos los primogénitos de los hijos de Israel. 17 Porque mío es todo primogénito entre los hijos de Israel, entre hombres y entre bestias. Me los santifiqué el día en que herí a todo primogénito en la tierra de Egipto. 18 Y tomaré a los levitas en lugar de todos los primogénitos entre los hijos de Israel. 19 Y daré a los levitas como gente dada a Aarón y sus hijos de entre los hijos de Israel, para que efectúen el servicio de los hijos de Israel en la tienda de reunión y para que hagan expiación por los hijos de Israel, para que no ocurra plaga entre los hijos de Israel porque los hijos de Israel se acerquen al lugar santo”.

20 Y Moisés y Aarón y toda la asamblea de los hijos de Israel procedieron a hacer así a los levitas. Conforme a todo lo que Jehová había mandado a Moisés respecto a los levitas, de aquella manera les hicieron los hijos de Israel. 21 Así que los levitas se purificaron y lavaron sus prendas de vestir, después de lo cual Aarón hizo que ellos se movieran de acá para allá como ofrenda mecida delante de Jehová. Entonces Aarón hizo expiación por ellos para limpiarlos. 22 Tras eso los levitas entraron por primera vez para efectuar su servicio en la tienda de reunión delante de Aarón y sus hijos. Tal como Jehová había mandado a Moisés respecto a los levitas, así les hicieron.

23 Jehová entonces habló a Moisés, y dijo: 24 “Esto es lo que aplica a los levitas: De veinticinco años de edad para arriba él vendrá a entrar en la compañía, en el servicio de la tienda de reunión. 25 Pero después de la edad de cincuenta años se retirará de la compañía de servicio y no prestará más servicio. 26 Y él tiene que ministrar a sus hermanos en la tienda de reunión al encargarse de la obligación, pero no debe prestar servicio. Conforme a esto harás a los levitas en sus obligaciones”.

9 Y Jehová procedió a hablar a Moisés en el desierto de Sinaí en el segundo año de la salida de ellos de la tierra de Egipto, en el primer mes, y dijo: 2 “Ahora bien, los hijos de Israel deben preparar el sacrificio de la pascua a su tiempo señalado. 3 El día catorce de este mes, entre las dos tardes, ustedes deben prepararlo a su tiempo señalado. Conforme a todos los estatutos y todos los procedimientos regulares de este deben prepararlo”.

4 De modo que Moisés habló a los hijos de Israel para que prepararan el sacrificio de la pascua. 5 Entonces prepararon el sacrificio de la pascua en el primer mes, el día catorce del mes, entre las dos tardes, en el desierto de Sinaí. Conforme a todo lo que Jehová había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel.

6 Ahora bien, sucedió que había unos hombres que se habían hecho inmundos por un alma humana, de modo que no podían preparar el sacrificio de la pascua en aquel día. Por lo tanto, se presentaron delante de Moisés y Aarón en aquel día. 7 Entonces le dijeron aquellos hombres: “Estamos inmundos por un alma humana. ¿Por qué se nos debe restringir de presentar la ofrenda a Jehová a su tiempo señalado en medio de los hijos de Israel?”. 8 Ante esto, Moisés les dijo: “Párense allí, y déjenme oír lo que Jehová mande acerca de ustedes”.

9 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: 10 “Habla a los hijos de Israel, y di: ‘Aun cuando cualquier hombre de ustedes o de sus generaciones esté inmundo por un alma, o se halle en un viaje distante, él también tiene que preparar el sacrificio de la pascua a Jehová. 11 Deben prepararlo en el segundo mes, el día catorce, entre las dos tardes. Deben comerlo junto con tortas no fermentadas y verduras amargas. 12 No deben dejar que quede nada de él hasta la mañana, y no deben quebrarle hueso alguno. Conforme al estatuto entero de la pascua deben prepararlo. 13 Pero cuando el hombre estuviera limpio o no se hallara de viaje, y dejara de preparar el sacrificio de la pascua, aquella alma entonces tiene que ser cortada de su pueblo, porque no presentó la ofrenda de Jehová a su tiempo señalado. Aquel hombre responderá por su pecado.

14 ”’Y en caso de que un residente forastero esté residiendo con ustedes como forastero, él también tiene que preparar el sacrificio de la pascua a Jehová. Conforme al estatuto de la pascua y conforme a su procedimiento regular es como debe hacerlo. Debe existir un solo estatuto para ustedes, tanto para el residente forastero como para el natural del país’”.

15 Ahora bien, el día en que se erigió el tabernáculo, la nube cubrió el tabernáculo de la tienda del Testimonio, pero, al atardecer, lo que parecía ser fuego continuó sobre el tabernáculo, hasta la mañana. 16 De esa manera siguió constantemente: La nube lo cubría de día, y la apariencia de fuego de noche. 17 Y siempre que la nube subía de sobre la tienda, los hijos de Israel partían inmediatamente después, y en el lugar donde residía la nube, allí era donde acampaban los hijos de Israel. 18 Por orden de Jehová partían los hijos de Israel, y por orden de Jehová acampaban. Todos los días que la nube residía sobre el tabernáculo, se quedaban acampados. 19 Y cuando la nube prolongaba su detención sobre el tabernáculo muchos días, los hijos de Israel también guardaban para con Jehová su obligación de no partir. 20 Y a veces la nube continuaba unos cuantos días sobre el tabernáculo. Por orden de Jehová se quedaban acampados, y por orden de Jehová partían. 21 Y a veces la nube continuaba desde el atardecer hasta la mañana; y se alzaba la nube por la mañana, y ellos partían. Fuera de día o de noche que se alzara la nube, ellos también partían. 22 Fueran dos días o un mes o más días durante los cuales la nube prolongara su detención sobre el tabernáculo, residiendo sobre él, los hijos de Israel se quedaban acampados y no partían; pero cuando se alzaba, partían. 23 Por orden de Jehová acampaban, y por orden de Jehová partían. Guardaban su obligación para con Jehová por orden de Jehová, mediante Moisés.

10 Y Jehová procedió a hablar a Moisés, y dijo: 2 “Hazte dos trompetas de plata. Las harás de labor a martillo, y tienen que estar a tu servicio para convocar la asamblea y para levantar los campamentos. 3 Y ellos tienen que tocar las dos, y la entera asamblea tiene que cumplir su cita contigo a la entrada de la tienda de reunión. 4 Y si tocaran solamente una, entonces los principales como cabezas de los millares de Israel tienen que cumplir su cita contigo.

5 ”Y ustedes tienen que tocar una serie de toques cortos, y los campamentos de los que están acampados al este tienen que partir. 6 Y tienen que tocar una serie de toques cortos la segunda vez, y los campamentos de los que están acampados al sur tienen que partir. Debe tocarse una serie de toques cortos para cada vez que uno de ellos parta.

7 ”Ahora bien, al convocar la congregación, ustedes deben tocar, pero no deben dar una serie de toques cortos. 8 Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, deben tocar las trompetas, y el uso de ellas tiene que servir de estatuto para ustedes hasta tiempo indefinido durante sus generaciones.

9 ”Y en caso de que ustedes entren en guerra en su país contra el opresor que los esté hostigando, entonces tienen que tocar una llamada de guerra con las trompetas, y ciertamente serán recordados delante de Jehová su Dios y serán salvados de sus enemigos.

10 ”Y en el día de su regocijo y en sus períodos de fiesta y en los comienzos de sus meses, tienen que tocar las trompetas sobre sus ofrendas quemadas y sus sacrificios de comunión; y el uso de ellas tiene que servir de memoria para ustedes delante de su Dios. Yo soy Jehová su Dios”.

11 Ahora bien, aconteció que en el segundo año, en el segundo mes, el día veinte del mes, se alzó la nube de sobre el tabernáculo del Testimonio. 12 Y los hijos de Israel se pusieron a partir, según la manera de sus partidas, del desierto de Sinaí, y la nube procedió a residir en el desierto de Parán. 13 Y empezaron a partir por primera vez, conforme a la orden de Jehová por medio de Moisés.

14 De modo que la división [de tres tribus] del campamento de los hijos de Judá partió primero en sus ejércitos, y Nahsón hijo de Aminadab estaba sobre el ejército de esta. 15 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Isacar estaba Netanel hijo de Zuar. 16 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Zabulón estaba Eliab hijo de Helón.

17 Y el tabernáculo fue desarmado, y los hijos de Guersón y los hijos de Merarí partieron como portadores del tabernáculo.

18 Y la división [de tres tribus] del campamento de Rubén partió en sus ejércitos, y Elizur hijo de Sedeur estaba sobre el ejército de esta. 19 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Simeón estaba Selumiel hijo de Zurisadai. 20 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Gad estaba Eliasaf hijo de Deuel.

21 Y partieron los qohatitas como portadores del santuario, puesto que habrán armado el tabernáculo para el tiempo de su llegada.

22 Y la división [de tres tribus] del campamento de los hijos de Efraín partió en sus ejércitos, y Elisamá hijo de Amihud estaba sobre el ejército de esta. 23 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Manasés estaba Gamaliel hijo de Pedahzur. 24 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Benjamín estaba Abidán hijo de Guideoní.

25 Y la división [de tres tribus] del campamento de los hijos de Dan partió, formando la retaguardia para todos los campamentos en sus ejércitos, y Ahiézer hijo de Amisadai estaba sobre el ejército de esta. 26 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Aser estaba Paguiel hijo de Ocrán. 27 Y sobre el ejército de la tribu de los hijos de Neftalí estaba Ahirá hijo de Enán. 28 De esta manera se efectuaban las partidas de los hijos de Israel en sus ejércitos cuando partían.

29 Entonces Moisés dijo a Hobab hijo de Reuel el madianita, suegro de Moisés: “Estamos partiendo para el lugar acerca del cual Jehová dijo: ‘Lo daré a ustedes’. Dígnate venir con nosotros, y ciertamente te haremos bien, porque Jehová ha hablado el bien respecto a Israel”. 30 Pero él le dijo: “No iré, sino que iré a mi propio país y a mis parientes”. 31 A lo cual él dijo: “Por favor, no nos dejes, porque, a causa de que conoces bien dónde podemos acampar en el desierto, tienes que servirnos de ojos. 32 Y tiene que suceder que, en caso de que vengas con nosotros, sí, tiene que suceder que, con el bien con que Jehová nos haga bien a nosotros, nosotros, en cambio, te haremos bien a ti”.

33 De modo que se fueron marchando de la montaña de Jehová por camino de tres días, y el arca del pacto de Jehová estuvo marchando delante de ellos por camino de tres días, para buscarles un lugar de descanso. 34 Y la nube de Jehová estaba sobre ellos de día, cuando salían marchando del campamento.

35 Y ocurría que, cuando el Arca emprendía la marcha, Moisés decía: “Levántate, sí, oh Jehová, y sean esparcidos tus enemigos; y huyan de delante de ti los que te odian intensamente”. 36 Y cuando ella se posaba, decía: “Vuelve, sí, oh Jehová, a las miríadas de millares de Israel”.

11 Ahora bien, el pueblo llegó a ser como hombres que tienen algo malo de qué quejarse a oídos de Jehová. Cuando Jehová llegó a oírlo, entonces su cólera se enardeció, y un fuego de Jehová empezó a encenderse contra ellos y a consumir a algunos en la extremidad del campamento. 2 Cuando el pueblo empezó a clamar a Moisés, él entonces hizo súplica a Jehová, y el fuego se apagó. 3 Y aquel lugar llegó a llamarse por nombre Taberá, porque un fuego de Jehová se había encendido contra ellos.

4 Y la muchedumbre mixta que se hallaba en medio de ellos expresó anhelo egoísta, y también los hijos de Israel se pusieron a llorar de nuevo y a decir: “¿Quién nos dará carne para comer? 5 ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos y las sandías y los puerros y las cebollas y el ajo! 6 Pero ahora nuestra alma se halla seca. Nuestros ojos no se posan en cosa alguna sino en el maná”.

7 A propósito, el maná era como semilla de cilantro, y su aspecto era como el aspecto del bedelio. 8 El pueblo se esparcía y lo recogía y lo molía en molinos de mano o lo machacaba en mortero, y lo cocía en ollas o hacía de él tortas redondas, y su sabor resultaba como el sabor de una torta dulce aceitada. 9 Y cuando el rocío descendía sobre el campamento por la noche, el maná descendía sobre él.

10 Y Moisés llegó a oír al pueblo llorando en sus familias, cada hombre a la entrada de su tienda. Y la cólera de Jehová empezó a enardecerse en gran manera, y aquello fue malo a los ojos de Moisés. 11 Entonces Moisés dijo a Jehová: “¿Por qué has causado mal a tu siervo, y por qué no he hallado favor a tus ojos, de modo que has colocado sobre mí la carga de todo este pueblo? 12 ¿He concebido yo mismo a todo este pueblo? ¿Soy yo quien los ha dado a luz, para que me digas: ‘Llévalos en tu seno, tal como el que hace de nodriza lleva al niño de pecho’, al suelo acerca del cual juraste a sus antepasados? 13 ¿De dónde tengo yo carne para dar a todo este pueblo? Pues, siguen llorando hacia mí, diciendo: ‘¡Danos carne, sí, y déjanos comer!’. 14 No puedo, por mí solo, llevar a todo este pueblo, porque es demasiado pesado para mí. 15 Por eso, si de esta manera estás haciendo conmigo, por favor, mátame [y acábame] del todo, si he hallado favor a tus ojos, y no mire yo mi calamidad”.

16 A su vez Jehová dijo a Moisés: “Reúneme setenta hombres de los ancianos de Israel, de quienes de veras conozcas que son ancianos del pueblo y oficiales suyos, y tienes que llevarlos a la tienda de reunión, y ellos tienen que apostarse allí contigo. 17 Y yo tendré que descender y hablar contigo allí; y tendré que quitar parte del espíritu que está sobre ti y colocarlo sobre ellos, y ellos tendrán que ayudarte a llevar la carga del pueblo para que no la lleves tú, tú solo. 18 Y debes decir al pueblo: ‘Santifíquense para mañana, puesto que ciertamente comerán carne, porque han llorado a oídos de Jehová, diciendo: “¿Quién nos dará carne para comer?, pues nos iba bien en Egipto”. Y Jehová ciertamente les dará carne, y verdaderamente comerán. 19 Comerán, no un solo día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, 20 sino hasta un mes de días, hasta que se les salga por las narices y lleguen a tenerle asco, simplemente porque ustedes rechazaron a Jehová, que está en medio de ustedes, y se pusieron a llorar delante de él, diciendo: “¿Por qué hemos salido de Egipto?”’”.

21 Entonces Moisés dijo: “El pueblo en medio de quien estoy cuenta con seiscientos mil hombres de a pie, ¡y, sin embargo, tú… tú has dicho: ‘Les daré carne, y ciertamente comerán por un mes de días’! 22 ¿Se les degollarán rebaños y vacadas, para que les baste? ¿O se les pescarán todos los peces del mar, para que les baste?”.

23 Ante esto, Jehová dijo a Moisés: “Es que la mano de Jehová está acortada, ¿no? Ahora verás si lo que digo te acaece o no”.

24 Después de eso Moisés salió y habló al pueblo las palabras de Jehová. Y se puso a reunir setenta hombres de los ancianos del pueblo, y procedió a hacer que estuvieran de pie alrededor de la tienda. 25 Entonces Jehová descendió en una nube y le habló y le quitó parte del espíritu que estaba sobre él y lo puso sobre cada uno de los setenta ancianos. Y aconteció que, tan pronto como el espíritu se posó sobre ellos, entonces procedieron a actuar como profetas; pero no volvieron a hacerlo.

26 Ahora bien, dos de los hombres habían quedado en el campamento. El nombre del uno era Eldad, y el nombre del otro era Medad. Y el espíritu empezó a posarse sobre ellos, puesto que se contaban entre los anotados, pero no habían salido a la tienda. De modo que se pusieron a actuar como profetas en el campamento. 27 Y un joven se puso a correr e informarlo a Moisés y a decir: “¡Eldad y Medad están actuando como profetas en el campamento!”. 28 Entonces Josué hijo de Nun, el ministro de Moisés desde su mocedad en adelante, respondió y dijo: “¡Señor mío, Moisés, deténlos!”. 29 Sin embargo, Moisés le dijo: “¿Sientes celos por mí? No, ¡quisiera yo que todo el pueblo de Jehová fueran profetas, porque Jehová pondría su espíritu sobre ellos!”. 30 Más tarde Moisés se retiró al campamento, él y los ancianos de Israel.

31 Y un viento prorrumpió de parte de Jehová y empezó a impeler codornices desde el mar y a dejarlas caer sobre el campamento, como el camino de un día por esta dirección y como el camino de un día por la otra dirección, todo en derredor del campamento, y como dos codos sobre la superficie de la tierra. 32 Entonces el pueblo se levantó todo aquel día y toda la noche y todo el día siguiente y siguió recogiendo las codornices. El que menos juntó, recogió diez homeres; y siguieron tendiéndolas extensamente para sí todo en derredor del campamento. 33 La carne estaba todavía entre sus dientes, antes que pudiera ser masticada, cuando se encendió la cólera de Jehová contra el pueblo, y Jehová empezó a herir al pueblo con una matanza sumamente grande.

34 Aquel lugar llegó a llamarse por nombre Quibrot-hataavá, porque allí enterraron a la gente que mostró vehemente deseo egoísta. 35 De Quibrot-hataavá el pueblo partió para Hazerot, y continuaron en Hazerot.

12 Ahora bien, Míriam y Aarón empezaron a hablar contra Moisés con motivo de la esposa cusita que él había tomado, porque era esposa cusita la que había tomado. 2 Y siguieron diciendo: “¿Es simplemente por Moisés solo por quien Jehová ha hablado? ¿No ha hablado también por nosotros?”. Y Jehová estaba escuchando. 3 Y el hombre Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo.

4 Entonces, de repente Jehová dijo a Moisés y Aarón y Míriam: “Salgan, ustedes tres, a la tienda de reunión”. De modo que los tres salieron. 5 Después Jehová descendió en la columna de nube y se situó a la entrada de la tienda y llamó a Aarón y Míriam. Ante esto, ambos salieron. 6 Y él pasó a decir: “Oigan mis palabras, por favor. Si llegara a haber un profeta de ustedes para Jehová, sería en una visión como me daría a conocer a él. En un sueño le hablaría. 7 ¡No así con mi siervo Moisés! Tiene confiada a él toda mi casa. 8 Boca a boca le hablo, y así le muestro, y no por enigmas; y la apariencia de Jehová es lo que él contempla. ¿Por qué, pues, no temieron hablar contra mi siervo, contra Moisés?”.

9 Y la cólera de Jehová se enardeció contra ellos, y él procedió a irse. 10 Y la nube se apartó de sobre la tienda, y, ¡mire!, Míriam estaba herida de lepra tan blanca como la nieve. Entonces Aarón se volvió hacia Míriam, y, ¡mire!, estaba herida de lepra. 11 Al instante Aarón dijo a Moisés: “¡Dispénsame, señor mío! ¡Por favor, no nos atribuyas el pecado en que hemos obrado tontamente y que hemos cometido! 12 ¡Por favor, no la dejes continuar como alguien [que está] muerto, cuya carne al tiempo de salir de la matriz de su madre se halla medio consumida!”. 13 Y Moisés se puso a clamar a Jehová, y a decir: “¡Oh Dios, por favor! ¡Sánala, por favor!”.

14 Entonces Jehová dijo a Moisés: “Si el padre de ella le escupiera directamente en la cara, ¿no quedaría humillada siete días? Que esté en cuarentena siete días fuera del campamento, y que sea admitida después”. 15 Por consiguiente, Míriam fue puesta en cuarentena siete días fuera del campamento, y el pueblo no partió hasta que Míriam fue admitida. 16 Y después el pueblo partió de Hazerot, y se pusieron a acampar en el desierto de Parán.

13 Jehová ahora habló a Moisés, y dijo: 2 “Envíate hombres para que espíen la tierra de Canaán, que yo voy a dar a los hijos de Israel. Enviarán un hombre por cada tribu de sus padres, cada uno un principal entre ellos”.

3 Así que Moisés los envió del desierto de Parán por orden de Jehová. Todos los hombres eran cabezas de los hijos de Israel. 4 Y estos son sus nombres: De la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur; 5 de la tribu de Simeón, Safat hijo de Horí; 6 de la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefuné; 7 de la tribu de Isacar, Igal hijo de José; 8 de la tribu de Efraín, Hosea hijo de Nun; 9 de la tribu de Benjamín, Paltí hijo de Rafú; 10 de la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodí; 11 de la tribu de José, por la tribu de Manasés, Gaddí hijo de Susí; 12 de la tribu de Dan, Amiel hijo de Guemalí; 13 de la tribu de Aser, Setur hijo de Miguel; 14 de la tribu de Neftalí, Nahbí hijo de Vofsí; 15 de la tribu de Gad, Gueuel hijo de Makí. 16 Estos son los nombres de los hombres a quienes Moisés envió a espiar la tierra. Y Moisés continuó llamando Jehosúa a Hosea hijo de Nun.

17 Cuando Moisés iba a enviarlos a espiar la tierra de Canaán, procedió a decirles: “Suban acá al Négueb, y tienen que subir a la región montañosa. 18 Y tienen que ver lo que es la tierra y la gente que está morando en ella, si es fuerte o débil, si es poca o mucha; 19 y lo que es la tierra en que está morando, si es buena o mala, y lo que son las ciudades en que está morando, si es en campamentos o en fortificaciones; 20 y lo que es el terreno, si es pingüe o enjuto, si hay árboles en él o no. Y tienen que mostrarse animosos y tomar algo del fruto de la tierra”. Ahora bien, los días eran los días de los primeros frutos maduros de las uvas.

21 De modo que subieron y espiaron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob hasta el punto de entrada de Hamat. 22 Cuando subieron al Négueb, entonces llegaron a Hebrón. Ahora bien, estaban allí Ahimán, Sesai y Talmai, los que nacieron de Anaq. A propósito, Hebrón había sido edificada siete años antes de Zoan de Egipto. 23 Cuando llegaron al valle torrencial de Escol, entonces procedieron a cortar de allí un sarmiento con un racimo de uvas. Y fueron llevándolo con una barra sobre dos de los hombres, y también algunas de las granadas y algunos de los higos. 24 Llamaron a aquel lugar el valle torrencial de Escol, a causa del racimo que los hijos de Israel cortaron de allí.

25 Por fin, al cabo de cuarenta días, volvieron de espiar la tierra. 26 De modo que anduvieron y llegaron a Moisés y Aarón y a toda la asamblea de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Qadés. Y vinieron trayéndoles palabra de vuelta a ellos y a toda la asamblea y mostrándoles el fruto de la tierra. 27 Y pasaron a informarle y decir: “Entramos en la tierra a la cual nos enviaste, y verdaderamente mana leche y miel, y este es su fruto. 28 Sin embargo, la realidad es que la gente que mora en la tierra es fuerte, y las ciudades fortificadas son muy grandes; y, también, a los nacidos de Anaq vimos allí. 29 Los amalequitas están morando en la tierra del Négueb, y los hititas y los jebuseos y los amorreos están morando en la región montañosa, y los cananeos están morando junto al mar y al lado del Jordán”.

30 Entonces Caleb trató de acallar al pueblo para con Moisés, y se puso a decir: “Subamos directamente, y de seguro tomaremos posesión de ella, porque ciertamente podemos prevalecer sobre ella”. 31 Pero los hombres que habían subido con él dijeron: “No podemos subir contra la gente, porque es más fuerte que nosotros”. 32 Y siguieron presentando a los hijos de Israel un informe malo acerca de la tierra que habían espiado, diciendo: “La tierra, por la cual pasamos para espiarla, es una tierra que se come a sus habitantes; y toda la gente que vimos en medio de ella son hombres de tamaño extraordinario. 33 Y allí vimos a los nefilim, los hijos de Anaq, que son de los nefilim; de modo que llegamos a ser a nuestros propios ojos como saltamontes, y así mismo llegamos a ser a los ojos de ellos”.

14 Entonces toda la asamblea alzó la voz, y el pueblo siguió dando salida a su voz y llorando durante toda aquella noche. 2 Y todos los hijos de Israel empezaron a murmurar contra Moisés y Aarón, y toda la asamblea empezó a decir contra ellos: “¡Si siquiera hubiéramos muerto en la tierra de Egipto, o si siquiera hubiéramos muerto en este desierto! 3 ¿Y por qué está Jehová llevándonos a esta tierra para caer a espada? Nuestras esposas y nuestros pequeñuelos llegarán a ser botín. ¿No es mejor volvernos a Egipto?”. 4 Hasta se pusieron a decir unos a otros: “¡Nombremos un cabeza, y volvámonos a Egipto!”.

5 Ante esto, Moisés y Aarón cayeron sobre sus rostros delante de toda la congregación de la asamblea de los hijos de Israel. 6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefuné, que eran de aquellos que espiaron la tierra, rasgaron sus prendas de vestir, 7 y procedieron a decir esto a toda la asamblea de los hijos de Israel: “La tierra por la que pasamos para espiarla es una tierra muy, muy buena. 8 Si Jehová se ha deleitado en nosotros, entonces ciertamente nos introducirá en esta tierra y nos la dará, tierra que mana leche y miel. 9 Solo que contra Jehová no se rebelen; y ustedes, no teman a la gente de la tierra, porque son pan para nosotros. Su amparo se ha apartado de sobre ellos, y Jehová está con nosotros. No los teman”.

10 Sin embargo, toda la asamblea habló de lapidarlos. Y la gloria de Jehová se apareció sobre la tienda de reunión a todos los hijos de Israel.

11 Por fin Jehová dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo me tratará sin respeto este pueblo, y hasta cuándo no pondrán fe en mí por todas las señales que he ejecutado en medio de ellos? 12 Déjame herirlos con peste y expulsarlos, y déjame hacer de ti una nación más grande y más poderosa que ellos”.

13 Pero Moisés dijo a Jehová: “Entonces los egipcios de seguro oirán que tú por tu poder has hecho salir de en medio de ellos a este pueblo. 14 Y ellos de seguro lo dirán a los habitantes de esta tierra. Ellos han oído que tú eres Jehová en medio de este pueblo, el que se ha aparecido cara a cara. Tú eres Jehová, y tu nube está parada sobre ellos, y tú vas delante de ellos en la columna de nube de día y en la columna de fuego de noche. 15 Si tú dieras muerte a este pueblo como a un solo hombre, entonces las naciones que han oído de tu fama ciertamente dirían esto: 16 ‘Porque Jehová no pudo introducir a este pueblo en la tierra acerca de la cual les juró, procedió a darlos a la matanza en el desierto’. 17 Y ahora, por favor, engrandézcase tu poder, oh Jehová, tal como has hablado, diciendo: 18 ‘Jehová, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa, que perdona error y transgresión, pero de ninguna manera dará exención de castigo, que hace venir el castigo por el error de los padres sobre los hijos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación’. 19 Perdona, por favor, el error de este pueblo de acuerdo con la grandeza de tu bondad amorosa, y tal como has perdonado a este pueblo desde Egipto en adelante hasta ahora”.

20 Entonces Jehová dijo: “De veras perdono conforme a tu palabra. 21 Y, por otra parte, tan ciertamente como que yo vivo, toda la tierra se llenará de la gloria de Jehová. 22 Pero todos los hombres que han estado viendo mi gloria y mis señales que he ejecutado en Egipto y en el desierto, y, no obstante, han seguido poniéndome a prueba estas diez veces, y no han escuchado mi voz, 23 nunca verán la tierra acerca de la cual juré a sus padres, sí, ninguno de los que me tratan sin respeto la verán. 24 En cuanto a mi siervo Caleb, porque un espíritu diferente ha resultado estar con él y siguió yendo íntegramente en pos de mí, ciertamente lo introduciré en la tierra adonde ha ido, y su prole tomará posesión de ella. 25 Mientras los amalequitas y los cananeos estén morando en la llanura baja, ustedes den la vuelta mañana y partan para marchar al desierto por vía del mar Rojo”.

26 Y Jehová siguió hablando a Moisés y Aarón, y dijo: 27 “¿Hasta cuándo tendrá esta mala asamblea esta murmuración que está llevando a cabo contra mí? He oído las murmuraciones de los hijos de Israel que están murmurando contra mí. 28 Diles: ‘“¡Tan ciertamente como que yo vivo -es la expresión de Jehová-, si no les haré a ustedes justamente como han hablado a mis oídos! 29 En este desierto caerán sus cadáveres, sí, todos los inscritos de ustedes de su número total de veinte años de edad para arriba, ustedes los que han murmurado contra mí. 30 En cuanto a ustedes, no entrarán en la tierra en la que alcé la mano [en juramento] para residir con ustedes, salvo Caleb hijo de Jefuné y Josué hijo de Nun.

31 ”’”Y a los pequeñuelos de ustedes, que ustedes dijeron que llegarían a ser botín, a estos también ciertamente introduciré, y ellos verdaderamente conocerán la tierra que ustedes han rechazado. 32 Pero los cadáveres de ustedes mismos caerán en este desierto. 33 Y sus hijos llegarán a ser pastores en el desierto cuarenta años, y tendrán que responder por los actos de fornicación de ustedes, hasta que los cadáveres de ustedes se acaben en el desierto. 34 Por el número de los días que ustedes espiaron la tierra, cuarenta días, un día por un año, un día por un año, ustedes responderán por sus errores cuarenta años, puesto que tienen que conocer lo que significa mi desapego.

35 ”’”Yo Jehová he hablado si no es esto lo que haré a toda esta mala asamblea, a los que se han reunido contra mí: En este desierto se acabarán, y allí morirán. 36 Y los hombres a quienes Moisés envió a espiar la tierra y que, al volver, empezaron a hacer murmurar a la entera asamblea contra él, presentando un informe malo contra la tierra, 37 sí, los hombres que presentaron el informe malo acerca de la tierra morirán por el azote delante de Jehová. 38 Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefuné ciertamente seguirán viviendo, de aquellos hombres que fueron a espiar la tierra”’”.

39 Cuando Moisés procedió a hablar estas palabras a todos los hijos de Israel, entonces el pueblo se dio al duelo en gran manera. 40 Además, se levantaron muy de mañana y trataron de subir hasta la cima de la montaña, diciendo: “Aquí estamos, y tenemos que subir al lugar que Jehová mencionó. Pues hemos pecado”. 41 Pero Moisés dijo: “¿Por qué están pasando más allá de la orden de Jehová? Pero eso no tendrá éxito. 42 No suban, porque Jehová no está en medio de ustedes; para que no sean derrotados delante de sus enemigos. 43 Porque los amalequitas y los cananeos están allí delante de ustedes; y con certeza ustedes caerán a espada, porque, a causa de que se han vuelto de seguir a Jehová, Jehová no continuará con ustedes”.

44 Sin embargo, ellos se atrevieron a subir a la cima de la montaña, pero el arca del pacto de Jehová y Moisés no se movieron de en medio del campamento. 45 Entonces los amalequitas y los cananeos que estaban morando en aquella montaña vinieron bajando y se pusieron a herirlos, y fueron esparciéndolos hasta Hormá.

15 Y Jehová habló nuevamente a Moisés, y dijo: 2 “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘Cuando por fin entren en la tierra de sus moradas, que voy a darles, 3 y tengan que ofrecer a Jehová una ofrenda hecha por fuego, una ofrenda quemada o un sacrificio para ejecutar un voto especial o voluntariamente o durante sus fiestas periódicas, para hacer un olor conducente a descanso a Jehová, de la vacada o del rebaño; 4 el que presente su ofrenda también tiene que presentar a Jehová una ofrenda de grano de flor de harina, un décimo de efá, ligeramente mojada con un cuarto de hin de aceite. 5 Y debes ofrecer vino como libación, un cuarto de hin, junto con la ofrenda quemada o para el sacrificio de cada cordero. 6 O, en caso de un carnero, debes ofrecer una ofrenda de grano de dos décimas de flor de harina, ligeramente mojada con la tercera parte de un hin de aceite. 7 Y debes presentar vino como libación, la tercera parte de un hin, como olor conducente a descanso a Jehová.

8 ”’Pero en caso de que ofrezcas un macho de la vacada como ofrenda quemada o sacrificio para ejecutar un voto especial o sacrificios de comunión a Jehová, 9 también se tiene que presentar junto con el macho de la vacada una ofrenda de grano de tres décimas de flor de harina, ligeramente mojada con medio hin de aceite. 10 Y debes presentar vino como libación, medio hin, como ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová. 11 De esta manera se debe hacer por cada toro o por cada carnero o por una cabeza entre los corderos o entre las cabras. 12 Cualquiera que sea el número que ofrezcan ustedes, de esa manera deben hacer por cada uno, conforme al número de ellos. 13 Todo natural debe ofrecer estos de esta manera al presentar una ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová.

14 ”’Y en caso de que esté residiendo como forastero con ustedes un residente forastero o uno que esté en medio de ustedes por generaciones de ustedes, y tenga que ofrecer una ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová: como deben hacer ustedes, así debe hacer él. 15 Ustedes que son de la congregación y el residente forastero que está residiendo como forastero tendrán un mismo estatuto. Será estatuto hasta tiempo indefinido para sus generaciones. El residente forastero debe resultar ser lo mismo que ustedes delante de Jehová. 16 Debe resultar que haya una misma ley y una misma decisión judicial para ustedes y para el residente forastero que esté residiendo como forastero con ustedes’”.

17 Y Jehová siguió hablando a Moisés, y dijo: 18 “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘Al entrar en la tierra adonde los llevo, 19 entonces tiene que suceder que, cuando coman del pan de la tierra, deben hacer una contribución a Jehová. 20 Deben hacer una contribución de las primicias de su harina a medio moler como tortas anulares. Como la contribución de una era, de esa manera deben contribuirla. 21 Deben dar algo de las primicias de su harina a medio moler como contribución a Jehová durante todas sus generaciones.

22 ”’Ahora bien, en caso de que ustedes se equivoquen y no pongan por obra todos estos mandamientos, que Jehová le ha hablado a Moisés, 23 todo lo que Jehová les ha mandado por medio de Moisés desde el día en que Jehová mandó, y en adelante, para sus generaciones, 24 entonces tiene que suceder que, si ello se ha hecho lejos de los ojos de la asamblea por equivocación, la entera asamblea entonces tiene que ofrecer un toro joven como ofrenda quemada para olor conducente a descanso a Jehová, y su ofrenda de grano y su libación conforme al procedimiento regular, y un cabrito de las cabras como ofrenda por el pecado. 25 Y el sacerdote tiene que hacer expiación por toda la asamblea de los hijos de Israel, y aquello tiene que serles perdonado; porque fue una equivocación, y ellos, por su parte, trajeron como su ofrenda una ofrenda hecha por fuego a Jehová y su ofrenda por el pecado delante de Jehová por su equivocación. 26 Y tiene que serles perdonado a la entera asamblea de los hijos de Israel y al residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ellos, porque fue por equivocación de parte de toda la gente.

27 ”’Y si algún alma pecara por equivocación, entonces tiene que presentar una cabra en su primer año como ofrenda por el pecado. 28 Y el sacerdote tiene que hacer expiación por el alma que se equivocó por un pecado sin intención delante de Jehová, para hacer expiación por ella, y aquello tiene que serle perdonado. 29 En cuanto al natural de los hijos de Israel y el residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ellos, debe resultar que haya una misma ley para ustedes tocante a hacer algo sin intención.

30 ”’Pero el alma que haga algo deliberadamente, sea esta un natural o un residente forastero, puesto que habla injuriosamente de Jehová, en tal caso esa alma tiene que ser cortada de entre su pueblo. 31 Porque la palabra de Jehová es lo que ha despreciado y su mandamiento lo que ha quebrantado, esa alma debe ser cortada sin falta. Su propio error está sobre ella’”.

32 Mientras los hijos de Israel continuaban en el desierto, hallaron una vez a un hombre que andaba recogiendo pedazos de leña en día de sábado. 33 Entonces los que lo hallaron recogiendo pedazos de leña fueron y lo llevaron a Moisés y Aarón y a la entera asamblea. 34 De modo que lo pusieron en custodia, porque no se había declarado precisamente qué debería hacérsele.

35 Con el tiempo Jehová dijo a Moisés: “Sin falta el hombre debe ser muerto, lapidándolo la entera asamblea fuera del campamento”. 36 Por consiguiente, la entera asamblea lo sacó fuera del campamento y lo lapidó, de modo que murió, tal como Jehová había mandado a Moisés.

37 Y Jehová pasó a decir esto a Moisés: 38 “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles que tienen que hacerse orillas con flecos en las faldas de sus prendas de vestir durante todas sus generaciones, y tienen que poner una cuerdecita azul más arriba de la orilla con flecos de la falda: 39 ‘Y tiene que servirles de orilla con flecos, y ustedes tienen que verla y recordar todos los mandamientos de Jehová y ponerlos por obra, y no deben andar siguiendo sus corazones y sus ojos, a los cuales están siguiendo en ayuntamiento inmoral. 40 El propósito es que recuerden y ciertamente pongan por obra todos mis mandamientos y verdaderamente resulten santos a su Dios. 41 Yo soy Jehová su Dios, que los he sacado de la tierra de Egipto para resultar ser Dios de ustedes. Yo soy Jehová su Dios’”.

16 Y Coré hijo de Izhar, hijo de Qohat, hijo de Leví, procedió a levantarse, junto con Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pélez, hijos de Rubén. 2 Y procedieron a levantarse delante de Moisés, ellos y doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, principales de la asamblea, los convocados de la reunión, hombres de fama. 3 De modo que se congregaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: “Ya basta de ustedes, porque la entera asamblea son todos santos, y Jehová está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, deben ustedes alzarse por encima de la congregación de Jehová?”.

4 Cuando Moisés llegó a oírlo, en seguida cayó sobre su rostro. 5 Entonces habló a Coré y a su entera asamblea, y dijo: “Por la mañana Jehová dará a conocer quién le pertenece a él y quién es santo y quién tiene que acercársele, y quienquiera a quien él escoja se acercará a él. 6 Hagan esto: Tomen para ustedes braserillos, Coré y toda su asamblea, 7 y pongan fuego en ellos y coloquen incienso sobre ellos delante de Jehová mañana, y tiene que suceder que el hombre a quien Jehová escoja, él es el santo. ¡Ya basta de ustedes, hijos de Leví!”.

8 Y Moisés pasó a decir a Coré: “Escuchen, por favor, ustedes, los hijos de Leví. 9 ¿Les es cosa tan pequeña el que el Dios de Israel los haya separado de la asamblea de Israel para presentarlos a sí para efectuar el servicio del tabernáculo de Jehová y para estar de pie delante de la asamblea para ministrarles, 10 y el que a ti y a todos tus hermanos contigo, los hijos de Leví, los haya hecho acercarse? Así es que ¿también tienen que tratar de conseguir el sacerdocio? 11 Por esa razón tú y toda tu asamblea que van reuniéndose están contra Jehová. En cuanto a Aarón, ¿qué es para que murmuren contra él?”.

12 Más tarde Moisés envió a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab, pero ellos dijeron: “¡No vamos a subir! 13 ¿Es cosa tan pequeña el que nos hayas hecho subir de una tierra que mana leche y miel para hacernos morir en el desierto, que también procuras hacerte príncipe sobre nosotros hasta el límite? 14 El caso es que no nos has introducido en una tierra que mane leche y miel, para que nos des una herencia de campo y viña. ¿Será acaso que quieres perforar y sacar los ojos de aquellos hombres? ¡No vamos a subir!”.

15 Ante esto, Moisés se encolerizó mucho y dijo a Jehová: “No te vuelvas para mirar su ofrenda de grano. Ni un asno he tomado yo de ellos, ni he hecho daño a ninguno de ellos”.

16 Entonces Moisés dijo a Coré: “Tú y toda tu asamblea, estén presentes delante de Jehová, tú y ellos y Aarón, mañana. 17 Y tome cada uno su braserillo, y ustedes tienen que poner incienso sobre ellos y presentar cada cual su braserillo delante de Jehová, doscientos cincuenta braserillos, y tú y Aarón cada uno su braserillo”. 18 De modo que tomaron cada cual su braserillo y pusieron fuego sobre ellos y colocaron incienso sobre ellos y se quedaron parados a la entrada de la tienda de reunión, junto con Moisés y Aarón. 19 Cuando Coré tenía a toda la asamblea reunida contra ellos a la entrada de la tienda de reunión, entonces la gloria de Jehová se apareció a toda la asamblea.

20 Jehová ahora habló a Moisés y Aarón, y dijo: 21 “Sepárense de en medio de esta asamblea, para que extermine a estos en un instante”. 22 Ante esto, ellos cayeron sobre sus rostros y dijeron: “Oh Dios, el Dios de los espíritus de toda clase de carne, ¿pecará un solo hombre y te indignarás contra la entera asamblea?”.

23 A su vez, Jehová habló a Moisés, y dijo: 24 “Habla a la asamblea, y di: ‘¡Retírense de alrededor de los tabernáculos de Coré, Datán y Abiram!’”.

25 Después Moisés se levantó y fue a Datán y Abiram, y los ancianos de Israel fueron con él. 26 Entonces habló a la asamblea, y dijo: “Apártense, por favor, de delante de las tiendas de estos hombres inicuos, y no toquen cosa alguna que pertenezca a ellos, para que no sean barridos en todo el pecado de ellos”. 27 Inmediatamente ellos se retiraron de delante del tabernáculo de Coré, Datán y Abiram, por todos lados, y Datán y Abiram salieron, y se plantaron a la entrada de sus tiendas, junto con sus esposas, y sus hijos y sus pequeñuelos.

28 Entonces Moisés dijo: “En esto sabrán que Jehová me ha enviado a hacer todas estas obras, que no es de mi propio corazón: 29 Si fuera según la muerte de toda la humanidad como murieran estas personas, y con el castigo de toda la humanidad como se les impusiera castigo, entonces no es Jehová quien me ha enviado. 30 Pero si es algo creado que Jehová haya de crear, y el suelo tiene que abrir su boca y tragárselos, y todo cuanto les pertenece, y ellos tienen que bajar vivos al Seol, entonces de cierto sabrán ustedes que estos hombres han tratado a Jehová irrespetuosamente”.

31 Y aconteció que, tan pronto como él hubo acabado de hablar todas estas palabras, el suelo que estaba debajo de ellos empezó a partirse. 32 Y la tierra procedió a abrir su boca y a tragárselos a ellos y a sus casas y a todo el género humano que pertenecía a Coré, y todos los bienes. 33 Así que abajo fueron ellos, y todos los que les pertenecían, vivos al Seol, y la tierra fue cubriéndolos, de modo que perecieron de en medio de la congregación. 34 Y todos los israelitas que estaban en su derredor huyeron al grito de ellos, porque empezaron a decir: “¡Tenemos miedo de que la tierra nos trague a nosotros!”. 35 Y un fuego salió de Jehová y procedió a consumir a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

36 Jehová habló ahora a Moisés, y dijo: 37 “Di a Eleazar hijo de Aarón el sacerdote que recoja los braserillos de dentro del incendio: ‘Y esparce allá el fuego; porque son santos, 38 sí, los braserillos de estos hombres que pecaron contra sus propias almas. Y tienen que hacer de ellos láminas delgadas como un revestimiento para el altar, porque los presentaron delante de Jehová, de modo que quedaron santificados; y deben servir de señal a los hijos de Israel’”. 39 Por consiguiente, Eleazar el sacerdote tomó los braserillos de cobre, que habían presentado los que habían sido quemados, y se pusieron a batirlos para hacer de ellos un revestimiento para el altar, 40 como memoria para los hijos de Israel, a fin de que ningún hombre extraño que no sea de la prole de Aarón se acerque para hacer humear incienso delante de Jehová, y nadie llegue a ser como Coré y su asamblea, tal como le había hablado Jehová por medio de Moisés.

41 Y precisamente al día siguiente la entera asamblea de los hijos de Israel se puso a murmurar contra Moisés y Aarón, diciendo: “Ustedes han dado muerte al pueblo de Jehová”. 42 Y aconteció que cuando la asamblea se había congregado contra Moisés y Aarón, entonces se volvieron hacia la tienda de reunión; y, ¡mire!, la nube la cubrió, y la gloria de Jehová empezó a aparecer.

43 Y Moisés y Aarón procedieron a venir delante de la tienda de reunión. 44 Entonces Jehová habló a Moisés, y dijo: 45 “Ustedes, levántense de en medio de esta asamblea, para que extermine a estos en un instante”. Ante esto, ellos cayeron sobre sus rostros. 46 Después Moisés dijo a Aarón: “Toma el braserillo y pon en él fuego de sobre el altar, y pon incienso encima, y ve de prisa a la asamblea y haz expiación por ellos, porque la indignación ha salido del rostro de Jehová. ¡Ha comenzado la plaga!”. 47 Aarón lo tomó en seguida, tal como había hablado Moisés, y entró corriendo en medio de la congregación; y, ¡mire!, la plaga había comenzado entre el pueblo. Así que él puso el incienso y empezó a hacer expiación por el pueblo. 48 Y siguió parado entre los muertos y los vivos. Por fin se detuvo el azote. 49 Y los muertos del azote ascendieron a catorce mil setecientos, aparte de los muertos a causa de Coré. 50 Cuando por fin Aarón volvió a Moisés, a la entrada de la tienda de reunión, el azote había sido detenido.

17 Jehová ahora habló a Moisés, y dijo: 2 “Habla a los hijos de Israel y toma de ellos una vara por cada casa paterna de parte de todos sus principales, por la casa de sus padres, doce varas. Escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. 3 Y el nombre de Aarón lo escribirás sobre la vara de Leví, porque hay una sola vara para el cabeza de la casa de sus padres. 4 Y tienes que depositarlas en la tienda de reunión, delante del Testimonio, donde regularmente me presento a ustedes. 5 Y lo que tiene que suceder es que el hombre a quien yo escoja, su vara echará botones, y ciertamente haré cesar de en contra de mí las murmuraciones de los hijos de Israel, que ellos están murmurando en contra de ustedes”.

6 De modo que Moisés habló a los hijos de Israel, y todos sus principales procedieron a darle una vara por cada principal, una vara por cada principal, por la casa de sus padres, doce varas; y la vara de Aarón estaba en medio de las varas de ellos. 7 Entonces Moisés depositó las varas delante de Jehová en la tienda del Testimonio.

8 Y aconteció que al día siguiente, cuando Moisés entró en la tienda del Testimonio, ¡mire!, la vara de Aarón para la casa de Leví había brotado, y estaba echando botones y arrojando flores y estaba produciendo almendras maduras. 9 Moisés entonces sacó todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel, y se pusieron a mirar y a tomar cada hombre su propia vara.

10 Posteriormente, Jehová dijo a Moisés: “Vuelve a poner la vara de Aarón delante del Testimonio como algo que ha de guardarse como señal para los hijos de la rebeldía, a fin de que cesen sus murmuraciones de en contra de mí, para que no mueran”. 11 En seguida Moisés hizo tal como Jehová le había mandado. Hizo precisamente así.

12 Y los hijos de Israel empezaron a decir esto a Moisés: “Ahora de seguro expiraremos, de seguro pereceremos, de seguro todos pereceremos. 13 ¡Cualquiera que se aproxime, que se acerque al tabernáculo de Jehová, morirá! ¿Tendremos que acabar expirando de esa manera?”.

18 Y Jehová procedió a decir a Aarón: “Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, responderán por el error [que se cometa] contra el santuario, y tú y tus hijos contigo responderán por el error [que se cometa] contra el sacerdocio de ustedes. 2 Y haz que se acerquen, también, tus hermanos de la tribu de Leví, el clan de tu padre, contigo, para que se unan a ti y te ministren, tanto a ti como a tus hijos contigo, delante de la tienda del Testimonio. 3 Y ellos tienen que guardar su obligación para contigo y su obligación para con toda la tienda. Solo que a los utensilios del lugar santo y al altar no deben acercarse, para que no mueran, ni ellos ni ustedes. 4 Y tienen que unirse a ti y tienen que guardar su obligación para con la tienda de reunión tocante a todo el servicio de la tienda, y ningún extraño puede acercarse a ustedes. 5 Y ustedes tienen que guardar su obligación para con el lugar santo y su obligación para con el altar, para que no ocurra indignación adicional contra los hijos de Israel. 6 Y yo, ¡miren!, yo he tomado a sus hermanos, los levitas, de entre los hijos de Israel, como dádiva para ustedes, como los [que han sido] dados a Jehová para efectuar el servicio de la tienda de reunión. 7 Y tú y tus hijos contigo deben salvaguardar su sacerdocio tocante a todo lo que concierne al altar y tocante a lo que está al interior de la cortina; y ustedes tienen que prestar servicio. Como servicio de dádiva daré su sacerdocio, y el extraño que se acerque debe ser muerto”.

8 Y Jehová habló nuevamente a Aarón: “En cuanto a mí, ¡mira!, te he dado la custodia de las contribuciones que se me hagan. De todas las cosas santas de los hijos de Israel se las he dado a ti y tus hijos como porción, como porción asignada hasta tiempo indefinido. 9 Esto debe llegar a ser tuyo de las cosas santísimas, de la ofrenda hecha por fuego, toda ofrenda de ellos junto con toda su ofrenda de grano y toda su ofrenda por el pecado y toda su ofrenda por la culpa, que ellos me devolverán. Es cosa santísima para ti y para tus hijos. 10 Deben comerla en un lugar santísimo. Todo varón debe comerla. Debe llegar a ser cosa santa para ti. 11 Y esto te pertenece: la contribución de su dádiva juntamente con todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel. Se las he dado a ti y tus hijos y tus hijas contigo, como porción asignada hasta tiempo indefinido. Toda persona limpia de tu casa podrá comerla.

12 ”Todo lo mejor del aceite y todo lo mejor del vino nuevo y el grano, sus primicias, que ellos darán a Jehová, te los he dado a ti. 13 Los primeros frutos maduros de todo lo que hay en su tierra, que ellos traerán a Jehová, tuyo debe llegar a ser. Toda persona limpia en tu casa podrá comerlo.

14 ”Toda cosa dada por entero en Israel debe llegar a ser tuya.

15 ”Todo lo que abre matriz, de toda clase de carne, que ellos presenten a Jehová, de entre hombre y de entre bestia, debe llegar a ser tuyo. Sin embargo, sin falta debes redimir el primogénito de la humanidad; y debes redimir el primogénito de la bestia inmunda. 16 Y debes redimirlo con un precio de redención por él desde un mes de edad en adelante, según la valoración, cinco siclos de plata, según el siclo del lugar santo. Son veinte guerás. 17 Sólo el toro primogénito o el cordero primogénito o el primogénito de la cabra no debes redimir. Son cosa santa. Su sangre debes rociar sobre el altar, y su grasa debes hacer humear como ofrenda hecha por fuego para olor conducente a descanso a Jehová. 18 Y su carne debe llegar a ser tuya. Como el pecho de la ofrenda mecida y como la pierna derecha, debe llegar a ser tuya. 19 Todas las contribuciones santas, que los hijos de Israel contribuirán a Jehová, se las he dado a ti y tus hijos y tus hijas contigo, como una porción asignada hasta tiempo indefinido. Es un pacto de sal hasta tiempo indefinido delante de Jehová para ti y para tu prole contigo”.

20 Y Jehová pasó a decir a Aarón: “No tendrás herencia en la tierra de ellos, y no llegará a corresponderte parte alguna en medio de ellos. Yo soy la parte que te corresponde, y tu herencia, en medio de los hijos de Israel.

21 ”Y a los hijos de Leví, ¡mira!, he dado toda décima parte en Israel como herencia, en cambio por su servicio que ellos están efectuando, el servicio de la tienda de reunión. 22 Y los hijos de Israel ya no deben acercarse a la tienda de reunión para incurrir en pecado de modo que mueran. 23 Y los levitas mismos tienen que efectuar el servicio de la tienda de reunión, y ellos son los que deben responder por su error. Es estatuto hasta tiempo indefinido durante las generaciones de ustedes, que en medio de los hijos de Israel ellos no deben conseguir posesión de una herencia. 24 Porque la décima parte de los hijos de Israel, que ellos contribuirán a Jehová como contribución, la he dado a los levitas como herencia. Por eso les he dicho: ‘En medio de los hijos de Israel ellos no deben conseguir posesión de una herencia’”.

25 Entonces Jehová habló a Moisés, y dijo: 26 “Y debes hablar a los levitas, y tienes que decirles: ‘Ustedes recibirán de los hijos de Israel la décima parte que les he dado a ustedes procedente de ellos como su herencia, y tienen que contribuir de ella como contribución a Jehová una décima parte de la décima parte. 27 Y esto tiene que contárseles como su contribución, como el grano de la era y como el pleno producto del lagar para el vino o para el aceite. 28 De esta manera ustedes mismos también contribuirán una contribución a Jehová de todas sus décimas partes que recibirán de los hijos de Israel, y de ellas tienen que dar a Aarón el sacerdote la contribución para Jehová. 29 De todas las dádivas [hechas] a ustedes, contribuirán toda clase de contribución a Jehová, de lo óptimo de ello, como alguna cosa santa que procede de ellas’.

30 ”Y tienes que decirles: ‘Cuando ustedes contribuyan lo mejor de ellas, entonces ciertamente les será contado a los levitas como el producto de la era y como el producto del lagar para el vino o para el aceite. 31 Y ustedes tienen que comerlo en todo lugar, ustedes y sus casas, porque es su salario en cambio por su servicio en la tienda de reunión. 32 Y no deben incurrir en pecado por ello cuando contribuyan lo mejor de ellas, y no deben profanar las cosas santas de los hijos de Israel, para que no mueran’”.

19 Y Jehová procedió a hablar a Moisés y Aarón, y dijo: 2 “Este es el estatuto de la ley que Jehová ha mandado, diciendo: ‘Habla a los hijos de Israel que tomen para ti una vaca roja, sana, en la cual no haya defecto y sobre la cual no haya venido yugo. 3 Y ustedes tienen que darla a Eleazar el sacerdote, y él tiene que llevarla fuera del campamento, y tiene que ser degollada delante de él. 4 Entonces Eleazar el sacerdote tiene que tomar parte de la sangre de ella con su dedo y salpicar parte de la sangre de ella directamente hacia el frente de la tienda de reunión siete veces. 5 Y se tiene que quemar la vaca ante los ojos de él. La piel y la carne y la sangre de esta, junto con su estiércol, se quemarán. 6 Y el sacerdote tiene que tomar madera de cedro e hisopo y fibra escarlata carmesí y arrojarlos en medio de la quema de la vaca. 7 Y el sacerdote tiene que lavar sus prendas de vestir y bañar su carne en agua, y después podrá entrar en el campamento; pero el sacerdote tendrá que ser inmundo hasta el atardecer.

8 ”’Y el que la haya quemado lavará sus prendas de vestir en agua, y tiene que bañar su carne en agua, y tendrá que ser inmundo hasta el atardecer.

9 ”’Y un hombre limpio tiene que recoger las cenizas de la vaca y depositarlas fuera del campamento en un lugar limpio; y estas tienen que servir a la asamblea de los hijos de Israel como algo que ha de guardarse para el agua de limpieza. Es una ofrenda por el pecado. 10 Y el que recoge las cenizas de la vaca tendrá que lavar sus prendas de vestir y ser inmundo hasta el atardecer.

”’Y esto tiene que servir a los hijos de Israel y al residente forastero que está residiendo como forastero en medio de ellos como estatuto hasta tiempo indefinido. 11 Cualquiera que toque el cadáver de alma humana alguna, entonces tendrá que ser inmundo siete días. 12 El tal debe purificarse con ella al tercer día, y al día séptimo quedará limpio. Pero si no se purifica al tercer día, entonces al día séptimo no será limpio. 13 Todo el que toque un cadáver, el alma de cualquier hombre que muera, y que no se purifique, ha contaminado el tabernáculo de Jehová, y aquella alma tiene que ser cortada de Israel. Porque el agua de limpieza no se ha rociado sobre ella, continúa inmunda. Todavía está sobre ella su inmundicia.

14 ”’Esta es la ley en caso de que un hombre muera en una tienda: Todo el que entre en la tienda, y todo el que esté en la tienda, quedará inmundo siete días. 15 Y toda vasija abierta sobre la cual no haya una tapadera atada es inmunda. 16 Y todo el que en el campo abierto toque a alguien muerto a espada, o un cadáver, o un hueso de algún hombre, o una sepultura, quedará inmundo siete días. 17 Y tienen que tomar para el inmundo un poco del polvo de la quema de la ofrenda por el pecado y echarle encima agua corriente en una vasija. 18 Entonces un hombre limpio tiene que tomar hisopo y meterlo en el agua y salpicarla sobre la tienda y todas las vasijas y las almas que se hallaran allí, y sobre el que hubiera tocado el hueso o al que hubiera sido muerto o el cadáver o la sepultura. 19 Y la persona limpia tiene que salpicarla sobre el inmundo en el día tercero y en el día séptimo, y tiene que purificarlo de pecado en el día séptimo; y él tiene que lavar sus prendas de vestir y bañarse en agua, y tendrá que quedar limpio al atardecer.

20 ”’Pero el hombre que sea inmundo y que no se purifique… pues, aquella alma tiene que ser cortada de en medio de la congregación, porque es el santuario de Jehová lo que él ha contaminado. El agua de limpieza no fue rociada sobre él. Es inmundo.

21 ”’Y tiene que servirles de estatuto hasta tiempo indefinido, que el que salpique el agua de limpieza debe lavar sus prendas de vestir, también el que toque el agua de limpieza. Quedará inmundo hasta el atardecer. 22 Y cualquier cosa que el inmundo toque será inmunda, y el alma que la toque será inmunda hasta el atardecer’”.

20 Y los hijos de Israel, la entera asamblea, procedieron a entrar en el desierto de Zin en el primer mes, y el pueblo se puso a morar en Qadés. Allí fue donde murió Míriam, y allí fue enterrada.

2 Ahora bien, resultó que no había agua para la asamblea, y ellos empezaron a congregarse contra Moisés y Aarón. 3 Y el pueblo se puso a reñir con Moisés y a decir: “¡Si siquiera hubiéramos expirado cuando expiraron nuestros hermanos delante de Jehová! 4 ¿Y por qué han traído ustedes a la congregación de Jehová a este desierto para que nosotros y nuestras bestias de carga muramos en él? 5 ¿Y por qué nos han hecho subir de Egipto para traernos a este lugar malo? No es lugar de sementera e higos y vides y granadas, y no hay agua para beber”. 6 Entonces Moisés y Aarón vinieron de delante de la congregación a la entrada de la tienda de reunión y cayeron sobre sus rostros, y la gloria de Jehová empezó a aparecérseles.

7 Entonces Jehová habló a Moisés, y dijo: 8 “Toma la vara y convoca a la asamblea, tú y Aarón tu hermano, y ustedes tienen que hablar al peñasco delante de los ojos de ellos para que realmente dé su agua; y tienes que sacarles agua del peñasco y dar de beber a la asamblea y a sus bestias de carga”.

9 De modo que Moisés tomó la vara de delante de Jehová, tal como le había mandado. 10 Después Moisés y Aarón convocaron a la congregación delante del peñasco, y él procedió a decirles: “¡Oigan, ahora, rebeldes! ¿Es de este peñasco de donde les sacaremos agua?”. 11 Con eso Moisés alzó la mano y golpeó el peñasco con su vara dos veces; y empezó a salir mucha agua, y la asamblea y sus bestias de carga se pusieron a beber.

12 Más tarde Jehová dijo a Moisés y Aarón: “Porque ustedes no mostraron fe en mí para santificarme delante de los ojos de los hijos de Israel, por lo tanto ustedes no introducirán a esta congregación en la tierra que yo ciertamente les daré a ellos”. 13 Estas son las aguas de Meribá, porque los hijos de Israel riñeron con Jehová, de modo que él fue santificado entre ellos.

14 Posteriormente, Moisés envió mensajeros de Qadés al rey de Edom: “Esto es lo que tu hermano Israel ha dicho: ‘Tú mismo sabes bien toda la penalidad que nos ha alcanzado. 15 Y nuestros padres procedieron a bajar a Egipto, y continuamos morando en Egipto muchos días; y los egipcios se pusieron a hacernos daño, a nosotros y a nuestros padres. 16 Por fin clamamos a Jehová y él oyó nuestra voz y envió un ángel y nos sacó de Egipto; y aquí estamos en Qadés, ciudad al extremo de tu territorio. 17 Déjanos pasar, por favor, por tu tierra. No pasaremos por un campo ni por una viña, y no beberemos el agua de pozo alguno. Por el camino del rey marcharemos. No doblaremos hacia la derecha ni hacia la izquierda, hasta que pasemos por tu territorio’”.

18 Sin embargo, Edom le dijo: “No debes pasar por mí, por temor de que salga a tu encuentro con espada”. 19 A su vez los hijos de Israel le dijeron: “Por la calzada subiremos; y si yo y mi ganado bebemos tu agua, ciertamente también daré el valor de ella. No quiero otra cosa sino pasar a través a pie”. 20 Pero él dijo: “No debes pasar”. Con eso, Edom procedió a salir a su encuentro con gran número de gente y mano fuerte. 21 Así que Edom rehusó conceder a Israel paso por su territorio. Por eso Israel se apartó de él.

22 Y los hijos de Israel, la entera asamblea, procedieron a partir de Qadés e ir al monte Hor. 23 Entonces Jehová dijo esto a Moisés y Aarón en el monte Hor, junto al confín de la tierra de Edom: 24 “Aarón será recogido a su pueblo, porque él no entrará en la tierra que yo ciertamente daré a los hijos de Israel, por razón de que ustedes se rebelaron contra mi orden tocante a las aguas de Meribá. 25 Toma a Aarón y a Eleazar su hijo y hazlos subir al monte Hor. 26 Y despoja a Aarón de sus prendas de vestir, y tienes que vestir con ellas a Eleazar su hijo; y Aarón será recogido [a su pueblo] y tendrá que morir allí”.

27 De modo que Moisés hizo tal como Jehová le había mandado; y delante de los ojos de toda la asamblea ellos se pusieron a subir al monte Hor. 28 Entonces Moisés despojó a Aarón de sus prendas de vestir y vistió con ellas a Eleazar su hijo, después de lo cual Aarón murió allí en la cima de la montaña. Y Moisés y Eleazar descendieron de la montaña. 29 Y toda la asamblea llegó a ver que Aarón había expirado, y toda la casa de Israel continuó llorando a Aarón treinta días.

21 Ahora bien, el cananeo, el rey de Arad, que moraba en el Négueb, llegó a oír que Israel había venido por el camino de Atarim, y se puso a pelear con Israel y a llevarse cautivos a algunos de ellos. 2 Por consiguiente, Israel hizo un voto a Jehová y dijo: “Si das sin falta a este pueblo en mi mano, entonces yo ciertamente daré por entero sus ciudades a la destrucción”. 3 De modo que Jehová escuchó la voz de Israel y entregó a los cananeos; y ellos los dieron por entero a la destrucción, tanto a aquellos como sus ciudades. Por lo tanto, llamaron el lugar por nombre Hormá.

4 Mientras continuaron viajando desde el monte Hor por el camino del mar Rojo para dar la vuelta a la tierra de Edom, el alma del pueblo empezó a rendirse de cansancio a causa del camino. 5 Y el pueblo siguió hablando contra Dios y Moisés: “¿Por qué nos han hecho subir de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay pan y no hay agua, y nuestra alma ha llegado a aborrecer el pan despreciable”. 6 De modo que Jehová envió serpientes venenosas entre el pueblo, y estas siguieron mordiendo a la gente, de modo que murió mucha gente de Israel.

7 Por fin el pueblo vino a Moisés y dijo: “Hemos pecado, porque hemos hablado contra Jehová y contra ti. Intercede con Jehová para que quite las serpientes de sobre nosotros”. Y Moisés se puso a interceder por el pueblo. 8 Entonces Jehová dijo a Moisés: “Hazte una culebra abrasadora y colócala sobre un poste-señal. Y tiene que suceder que, cuando cualquiera haya sido mordido, entonces tiene que mirarla y así tendrá que mantenerse vivo”. 9 Moisés en seguida hizo una serpiente de cobre y la colocó sobre el poste-señal; y en efecto sucedió que si una serpiente había mordido a un hombre, y él fijaba la vista en la serpiente de cobre, entonces se mantenía vivo.

10 Después de eso, los hijos de Israel partieron y acamparon en Obot. 11 Entonces partieron de Obot y acamparon en Iyé-abarim, en el desierto que queda hacia el frente de Moab, hacia el nacimiento del sol. 12 De allí partieron y se pusieron a acampar junto al valle torrencial de Zered. 13 De allí partieron y se pusieron a acampar en la región de Arnón, que está en el desierto que se extiende desde el confín de los amorreos; porque el Arnón es el límite de Moab, entre Moab y los amorreos. 14 Por eso se dice en el libro de las Guerras de Jehová:

“Vaheb en Sufá y los valles torrenciales de Arnón, 15 y la boca de los valles torrenciales, que se ha inclinado hacia el asiento de Ar y se ha recostado contra el confín de Moab”.

16 En seguida de allí a Beer. Este es el pozo acerca del cual Jehová dijo a Moisés: “Reúne al pueblo, y déjame darle agua”.

17 En aquella ocasión Israel se puso a cantar esta canción:

“¡Brota, oh pozo! ¡Respóndanle, ustedes!

18 Un pozo, príncipes lo cavaron. Los nobles del pueblo lo excavaron,

con el bastón de comandante, con sus propios bastones”.

Entonces del desierto a Mataná. 19 Y de Mataná a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot. 20 Y de Bamot al valle que está en el campo de Moab, a la cabeza de Pisgá, y este sobresale hacia la faz de Jesimón.

21 Israel ahora envió mensajeros a Sehón el rey de los amorreos, y dijo: 22 “Déjame pasar por tu tierra. No nos desviaremos para entrar en un campo ni en una viña. No beberemos agua de pozo alguno. Por el camino del rey marcharemos hasta que pasemos por tu territorio”. 23 Y Sehón no permitió que Israel pasara por su territorio, sino que Sehón reunió a todo su pueblo y salió al encuentro de Israel en el desierto, y vino a Jáhaz y se puso a pelear con Israel. 24 Ante eso, Israel lo hirió a filo de espada y tomó posesión de la tierra de este desde el Arnón hasta el Jaboq, cerca de los hijos de Ammón; porque Jazer es el confín de los hijos de Ammón.

25 De modo que Israel tomó todas estas ciudades, e Israel se puso a morar en todas las ciudades de los amorreos, en Hesbón y en todos sus pueblos dependientes. 26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón. Él era rey de los amorreos, y él fue quien peleó con el rey de Moab anteriormente y fue quitando de su mano toda su tierra hasta el Arnón. 27 Por eso decían los pronunciadores de versos burlescos:

“Vengan a Hesbón.

Edifíquese la ciudad de Sehón y resulte firmemente establecida.

28 Porque un fuego ha salido de Hesbón, una llama del pueblo de Sehón.

Ha consumido a Ar de Moab, los dueños de los lugares altos del Arnón.

29 ¡Ay de ti, Moab! ¡Ciertamente perecerás, oh pueblo de Kemós!

Ciertamente dará a sus hijos como escapados y a sus hijas en el cautiverio a Sehón, el rey de los amorreos.

30 De modo que disparemos contra ellos.

Hesbón ciertamente perecerá hasta Dibón,

y las mujeres hasta Nófah, los hombres hasta Medebá”.

31 E Israel empezó a morar en la tierra de los amorreos. 32 Entonces Moisés envió algunos a espiar a Jazer. De modo que tomaron sus pueblos dependientes y desalojaron a los amorreos que estaban allí. 33 Después volvieron y subieron por el camino de Basán. Ante esto, Og el rey de Basán salió a su encuentro, él y todo su pueblo, a la batalla de Edrei. 34 Jehová ahora dijo a Moisés: “No le tengas miedo, porque en tu mano ciertamente lo daré, a él y todo su pueblo y su tierra; y tienes que hacer con él tal como hiciste con Sehón, el rey de los amorreos, que moraba en Hesbón”. 35 Así que se pusieron a herirlo, a él y sus hijos y todo su pueblo, hasta que no le quedó sobreviviente; y se pusieron a tomar posesión de su tierra.

22 Entonces los hijos de Israel partieron y acamparon en las llanuras desérticas de Moab, al otro lado del Jordán desde Jericó. 2 Y Balac hijo de Zipor llegó a ver todo lo que Israel había hecho a los amorreos. 3 Y Moab se atemorizó mucho del pueblo, porque era numeroso; y Moab empezó a sentir un pavor morboso a causa de los hijos de Israel. 4 Y Moab procedió a decir a los ancianos de Madián: “Ahora esta congregación lamerá todos nuestros alrededores como el toro que lame el producto verde del campo”.

Y Balac hijo de Zipor era rey de Moab en aquel tiempo en particular. 5 Entonces él envió mensajeros a Balaam hijo de Beor en Petor, que está junto al Río de la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarlo, diciendo: “¡Mira! Un pueblo ha salido de Egipto. ¡Mira! Han cubierto la tierra hasta donde se alcanza a ver, y están morando directamente enfrente de mí. 6 Y ahora dígnate venir, por favor; de veras maldíceme a este pueblo, porque es más poderoso que yo. Quizás pueda herirlo y pueda expulsarlo del país; porque bien sé yo que aquel a quien tú bendices es bendito y aquel a quien tú maldices es maldito”.

7 De modo que los ancianos de Moab y los ancianos de Madián viajaron con los pagos por adivinación en las manos y fueron a Balaam y le hablaron las palabras de Balac. 8 Ante esto, él les dijo: “Alójense aquí esta noche, y ciertamente les devolveré palabra tal como Jehová me hable”. Por consiguiente, los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.

9 Entonces Dios vino a Balaam y dijo: “¿Quiénes son estos hombres que están contigo?”. 10 De modo que Balaam dijo al Dios [verdadero]: “Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a mí, diciendo: 11 ‘¡Mira! El pueblo que está saliendo de Egipto, y va cubriendo la tierra hasta donde alcanza a ver el ojo. Ahora, dígnate venir; sí, exécramelo. Quizás pueda pelear contra ellos y realmente los expulse’”. 12 Pero Dios dijo a Balaam: “No debes ir con ellos. No debes maldecir al pueblo, porque son benditos”.

13 Después de eso, Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: “Vayan a su país, porque Jehová ha rehusado dejarme ir con ustedes”. 14 De modo que los príncipes de Moab se levantaron y fueron a Balac y dijeron: “Balaam ha rehusado venir con nosotros”.

15 Sin embargo, Balac volvió a enviar otros príncipes, en mayor número y más honorables que aquellos. 16 A su vez, estos llegaron a Balaam y le dijeron: “Esto es lo que ha dicho Balac hijo de Zipor: ‘No te detengas, por favor, de venir a mí. 17 Porque sin falta te honraré en gran manera, y todo cuanto me digas lo haré. Así es que dígnate venir, por favor. De veras exécrame a este pueblo’”. 18 Pero Balaam contestó y dijo a los siervos de Balac: “Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría pasar más allá de la orden de Jehová mi Dios, para hacer cosa pequeña o grande. 19 Y ahora ustedes también dígnense permanecer aquí esta noche, por favor, para que yo sepa qué más hablará Jehová conmigo”.

20 Entonces Dios vino a Balaam de noche y le dijo: “Si es para llamarte que han venido los hombres, levántate, ve con ellos. Pero solo la palabra que yo te hable es lo que podrás hablar”. 21 Después de eso, Balaam se levantó por la mañana y aparejó su asna y se fue con los príncipes de Moab.

22 Y la cólera de Dios empezó a encenderse porque él iba; y el ángel de Jehová procedió a apostarse en el camino para oponerle resistencia. Y él iba montado sobre su asna, y dos servidores suyos estaban con él. 23 Y el asna llegó a ver al ángel de Jehová apostado en el camino con su espada desenvainada en la mano; y el asna trató de desviarse del camino para entrar en el campo, pero Balaam se puso a golpear al asna para volverla al camino. 24 Y el ángel de Jehová seguía parado en la senda angosta entre las viñas, con un muro de piedra por este lado y un muro de piedra por aquel lado. 25 Y el asna siguió viendo al ángel de Jehová y empezó a apretarse contra el muro y, así, a apretar el pie de Balaam contra el muro; y él se puso a golpearla más.

26 El ángel de Jehová entonces volvió a pasar y se paró en un lugar angosto, donde no había modo de desviarse a la derecha ni a la izquierda. 27 Cuando el asna llegó a ver al ángel de Jehová, entonces se echó debajo de Balaam; de modo que la cólera de Balaam se encendió, y él siguió golpeando al asna con su bastón. 28 Por fin Jehová abrió la boca al asna y ella dijo a Balaam: “¿Qué te he hecho para que me hayas golpeado estas tres veces?”. 29 Ante esto, Balaam dijo al asna: “Es porque me has tratado despiadadamente. ¡Si siquiera hubiera una espada en mi mano, porque ahora mismo te habría matado!”. 30 Entonces el asna dijo a Balaam: “¿No soy yo tu asna sobre la cual has montado toda tu vida hasta el día de hoy? ¿He acostumbrado yo jamás hacerte de esta manera?”. A lo cual él dijo: “¡No!”. 31 Y Jehová procedió a destaparle los ojos a Balaam, de modo que vio al ángel de Jehová apostado en el camino con su espada desenvainada en la mano. En seguida él se inclinó y se postró sobre su rostro.

32 Entonces el ángel de Jehová le dijo: “¿Por qué has golpeado a tu asna estas tres veces? ¡Mira! Yo… yo he salido para oponer resistencia, porque tu camino ha sido temerario contra mi voluntad. 33 Y el asna llegó a verme y trató de desviarse de delante de mí estas tres veces. ¡Supónte que no se hubiera desviado de delante de mí! Pues para ahora a ti mismo te hubiera matado, pero a ella la habría conservado viva”. 34 Ante esto, Balaam dijo al ángel de Jehová: “He pecado, porque no sabía que estabas apostado en el camino para encontrarte conmigo. Y ahora, si es malo a tus ojos, déjame volver por mi camino”. 35 Pero el ángel de Jehová dijo a Balaam: “Ve con los hombres; y nada salvo la palabra que yo te hable es lo que podrás hablar”. Y Balaam continuó yendo con los príncipes de Balac.

36 Cuando Balac llegó a oír que Balaam había venido, en seguida salió a su encuentro a la ciudad de Moab, que está en la margen del Arnón, que se halla en la extremidad del territorio. 37 Entonces Balac dijo a Balaam: “¿No es un hecho, positivamente, que yo he enviado a llamarte? ¿Por qué no viniste a mí? ¿No puedo yo real y verdaderamente honrarte?”. 38 Ante esto, Balaam dijo a Balac: “Mira que he venido a ti ahora. ¿Podré yo acaso hablar algo? La palabra que Dios ponga en mi boca es lo que hablaré”.

39 De modo que Balaam fue con Balac, y llegaron a Quiryat-huzot. 40 Y Balac procedió a sacrificar ganado vacuno y ovejas y a enviar parte a Balaam y a los príncipes que estaban con él. 41 Y por la mañana aconteció que Balac fue llevando a Balaam y haciéndolo subir a Bamot-baal, para que viera desde allí a todo el pueblo.

23 Entonces Balaam dijo a Balac: “Edifícame en este sitio siete altares y alístame en este sitio siete toros y siete carneros”. 2 Balac hizo inmediatamente tal como Balaam había hablado. Después de eso Balac y Balaam ofrecieron un toro y un carnero en cada altar. 3 Y Balaam pasó a decir a Balac: “Apóstate junto a tu ofrenda quemada, y déjame ir. Quizás Jehová se ponga en comunicación y salga a mi encuentro. En tal caso, cualquier cosa que me muestre, yo ciertamente te lo informaré”. De modo que se fue a una colina pelada.

4 Cuando Dios se comunicó con Balaam, este entonces le dijo: “Dispuse los siete altares en filas, y procedí a ofrecer un toro y un carnero en cada altar”. 5 Por consiguiente, Jehová puso una palabra en la boca de Balaam y dijo: “Vuelve a Balac, y esto es lo que hablarás”. 6 De modo que volvió a él, y, ¡mire!, él y todos los príncipes de Moab estaban apostados junto a su ofrenda quemada. 7 Entonces dio principio a su expresión proverbial y dijo:

“Desde Aram, Balac el rey de Moab trató de conducirme, desde las montañas del este:

‘Dígnate venir, de veras maldíceme a Jacob.

Sí, dígnate venir, de veras denuncia a Israel’.

8 ¿Cómo pudiera yo execrar a los que Dios no ha execrado?

¿Y cómo pudiera denunciar a los que Jehová no ha denunciado?

9 Porque desde la cima de las rocas los veo, y desde las colinas los contemplo.

Allí como pueblo siguen residiendo aislados, y a sí mismos no se cuentan entre las naciones.

10 ¿Quién ha numerado las partículas de polvo de Jacob, y quién ha contado la cuarta parte de Israel?

Muera mi alma la muerte de los rectos, y resulte mi fin después como el de ellos”.

11 Con esto Balac dijo a Balaam: “¿Qué me has hecho? Fue a fin de execrar a mis enemigos para lo que te tomé y resulta que los has bendecido hasta el límite”. 12 A su vez él contestó y dijo: “¿No es lo que Jehová ponga en mi boca lo que debo tener cuidado de hablar?”.

13 Entonces Balac le dijo: “Ven conmigo, sí, por favor, a otro lugar desde el cual puedas verlos. Solo el extremo de ellos verás, y no los verás a todos. Y exécramelos desde allí”. 14 De modo que lo llevó al campo de Zofim, a la cima de Pisgá, y procedió a edificar siete altares y a ofrecer un toro y un carnero en cada altar. 15 Después de eso dijo a Balac: “Apóstate aquí junto a tu ofrenda quemada, y, en cuanto a mí, déjame comunicarme con él allá”. 16 Posteriormente, Jehová se comunicó con Balaam y le puso una palabra en la boca y dijo: “Vuelve a Balac, y esto es lo que hablarás”. 17 De modo que vino a él, y, ¡mire!, estaba apostado junto a su ofrenda quemada, y los príncipes de Moab con él. Entonces le dijo Balac: “¿Qué ha hablado Jehová?”. 18 Con eso él dio principio a su expresión proverbial y dijo:

“Levántate, Balac, y escucha.

Sí, préstame oído, oh hijo de Zipor.

19 Dios no es hombre para que diga mentiras, ni hijo de la humanidad para que sienta pesar.

¿Lo ha dicho él mismo, y acaso no lo hará, y ha hablado, y no lo llevará a cabo?

20 ¡Mira! He sido tomado para bendecir, y Él ha bendecido, y yo no lo revocaré.

21 Él no ha considerado ningún poder mágico contra Jacob, y ninguna desgracia ha visto contra Israel.

Jehová su Dios está con él, y la fuerte aclamación de un rey se halla en medio de él.

22 Dios está sacándolos de Egipto.

El veloz proceder como el de un toro salvaje es de él.

23 Porque no hay ningún hechizo de mala suerte contra Jacob, ni ninguna adivinación contra Israel.

En este tiempo puede decirse respecto de Jacob e Israel:

‘¡Lo que Dios ha obrado!’.

24 He aquí, un pueblo se levantará como león, y como el león se alzará.

No se echará hasta que coma presa, y beberá la sangre de los que habrán sido muertos”.

25 Ante esto, Balac dijo a Balaam: “Si, por una parte, de ninguna manera puedes execrarlo, entonces, por otra parte, de ninguna manera debes bendecirlo”. 26 A su vez, Balaam contestó y dijo a Balac: “¿No te hablé, y te dije: ‘Todo lo que hable Jehová es lo que haré’?”.

27 Entonces Balac dijo a Balaam: “Oh ven, por favor. Déjame llevarte a un lugar más. Quizás sea recto a los ojos del Dios [verdadero], de modo que ciertamente me lo execres desde allí”. 28 Con eso, Balac llevó a Balaam a la cima de Peor, que mira hacia Jesimón. 29 Entonces Balaam dijo a Balac: “Edifícame en este sitio siete altares y alístame en este sitio siete toros y siete carneros”. 30 De modo que Balac hizo tal como Balaam había dicho, y se puso a ofrecer un toro y un carnero en cada altar.

24 Cuando Balaam llegó a ver que era bueno a los ojos de Jehová bendecir a Israel, no se fue como las otras veces para dar con agüeros de mala suerte, sino que dirigió su rostro hacia el desierto. 2 Cuando Balaam alzó los ojos y vio a Israel que residía por sus tribus, entonces el espíritu de Dios vino a estar sobre él. 3 Por lo tanto, dio principio a su expresión proverbial y dijo:

“La expresión de Balaam hijo de Beor, y la expresión del hombre físicamente capacitado con ojo ya no sellado,

4 la expresión del que oye los dichos de Dios, que llegó a ver una visión del Todopoderoso mientras caía con los ojos destapados:

5 ¡Cuán bien parecidas son tus tiendas, oh Jacob, tus tabernáculos, oh Israel!

6 Como valles torrenciales se han extendido por larga distancia, como jardines junto al río.

Como áloes que Jehová ha plantado, como cedros junto a las aguas.

7 El agua sigue saliendo en chorrillos de sus dos cubos de cuero, y su descendencia está junto a muchas aguas.

Su rey también será más alto que Agag, y su reino será elevado.

8 Dios está sacándolo de Egipto; el veloz proceder de un toro salvaje es de él.

Consumirá a las naciones, sus opresores, y roerá sus huesos, y las hará pedazos con las flechas suyas.

9 Se inclinó, se echó como el león, y, como león, ¿quién se atreve a hacer que se levante?

Los que te bendigan son los benditos, y los que te maldigan son los malditos”.

10 Con eso la cólera de Balac se encendió contra Balaam y él batió las manos, y Balac pasó a decir a Balaam: “Fue para execrar a mis enemigos para lo que te llamé, y, ¡mira!, los has bendecido hasta el límite estas tres veces. 11 Y ahora vete corriendo a tu lugar. Me había dicho a mí mismo que sin falta iba a honrarte, pero, ¡mira!, Jehová te ha retenido de honor”.

12 A su vez Balaam dijo a Balac: “¿No fue también a tus mensajeros que me enviaste a quienes hablé y dije: 13 ‘Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría pasar más allá de la orden de Jehová para hacer cosa buena o mala de mi propio corazón. Cualquier cosa que Jehová hable es lo que yo hablaré’? 14 Y ahora aquí me voy a mi pueblo. Ven, sí, déjame avisarte lo que este pueblo hará a tu pueblo después, en el fin de los días”. 15 De modo que dio principio a su expresión proverbial y dijo:

“La expresión de Balaam hijo de Beor, y la expresión del hombre físicamente capacitado con ojo ya no sellado,

16 la expresión del que oye los dichos de Dios, y el que conoce el conocimiento del Altísimo…

Una visión del Todopoderoso llegó a ver mientras caía con los ojos destapados:

17 Lo veré, pero no ahora; lo contemplaré, pero no de cerca.

Una estrella ciertamente saldrá de Jacob, y un cetro verdaderamente se levantará de Israel.

Y él ciertamente partirá las sienes de [la cabeza de] Moab y el cráneo de todos los hijos de tumulto de guerra.

18 Y Edom tiene que llegar a ser posesión, sí, Seír tiene que llegar a ser la posesión de sus enemigos, mientras Israel va desplegando su ánimo.

19 Y de Jacob saldrá uno sojuzgando, y tendrá que destruir a todo sobreviviente de la ciudad”.

20 Cuando llegó a ver a Amaleq, prosiguió su expresión proverbial y pasó a decir:

“Amaleq fue la primera de las naciones, pero su fin después será aun su perecer”.

21 Cuando llegó a ver a los quenitas, prosiguió su expresión proverbial y pasó a decir:

“Duradera es tu morada, y en peñasco está puesta tu habitación.

22 Pero llegará a haber uno que queme a Qayín.

¿Cuánto falta hasta que te lleve cautivo Asiria?”.

23 Y prosiguió su expresión proverbial y pasó a decir:

“¡Ay! ¿Quién sobrevivirá cuando Dios lo cause?

24 Y habrá naves de la costa de Kitim, y ciertamente afligirán a Asiria, y verdaderamente afligirán a Éber.

Pero él también por fin perecerá”.

25 Después de eso, Balaam se levantó y se fue y volvió a su lugar. Y Balac también se fue por su propio camino.

25 Ahora bien, Israel estaba morando en Sitim. Entonces el pueblo comenzó a tener relaciones inmorales con las hijas de Moab. 2 Y las mujeres venían llamando al pueblo a los sacrificios de sus dioses, y el pueblo empezó a comer y a inclinarse ante los dioses de ellas. 3 De modo que Israel se apegó al Baal de Peor; y la cólera de Jehová empezó a encenderse contra Israel. 4 Por lo tanto, Jehová dijo a Moisés: “Toma a todos los que son cabezas del pueblo y expónlos a Jehová hacia el sol, para que la ardiente cólera de Jehová se vuelva de contra Israel”. 5 Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: “Maten cada uno de ustedes a sus hombres que tienen apego al Baal de Peor”.

6 Pero, ¡mire!, un hombre de los hijos de Israel vino, y estaba haciendo que se acercara a sus hermanos una madianita, ante los ojos de Moisés y ante los ojos de toda la asamblea de los hijos de Israel, mientras ellos se hallaban llorando a la entrada de la tienda de reunión. 7 Cuando Finehás hijo de Eleazar hijo de Aarón el sacerdote alcanzó a ver esto, en seguida se levantó de en medio de la asamblea y tomó una lanza en la mano. 8 Entonces fue tras el hombre de Israel dentro de la tienda abovedada y traspasó a ambos, al hombre de Israel y a la mujer, por sus partes genitales. Con eso se detuvo el azote de sobre los hijos de Israel. 9 Y los que murieron del azote ascendieron a veinticuatro mil.

10 Entonces Jehová habló a Moisés, y dijo: 11 “Finehás hijo de Eleazar hijo de Aarón el sacerdote ha hecho volver mi ira de sobre los hijos de Israel porque no toleró ninguna rivalidad hacia mí en medio de ellos, de manera que no he exterminado a los hijos de Israel en mi insistencia en devoción exclusiva. 12 Por esa razón di: ‘Aquí estoy dándole mi pacto de paz. 13 Y tiene que servir como pacto de un sacerdocio hasta tiempo indefinido para él y su prole después de él, debido al hecho de que no toleró ninguna rivalidad hacia su Dios, y procedió a hacer expiación por los hijos de Israel’”.

14 A propósito, el nombre del hombre israelita mortalmente herido que fue herido mortalmente con la madianita era Zimrí hijo de Salu, un principal de la casa paterna de los simeonitas. 15 Y el nombre de la mujer madianita mortalmente herida era Cozbí hija de Zur; este era de los que son cabeza de los clanes de una casa paterna de Madián.

16 Más tarde Jehová habló a Moisés, y dijo: 17 “Que haya un hostigar de los madianitas, y ustedes tienen que herirlos, 18 porque ellos los están hostigando a ustedes con sus actos de astucia que han cometido contra ustedes astutamente en el asunto de Peor y en el asunto de Cozbí, hija de un principal de Madián, la hermana de ellos que fue mortalmente herida en el día del azote por el asunto de Peor”.

26 Y después del azote aconteció que Jehová pasó a decir esto a Moisés y Eleazar hijo de Aarón el sacerdote: 2 “Tomen la cuenta de la entera asamblea de los hijos de Israel, de veinte años de edad para arriba, según la casa de sus padres, todos los que salen al ejército en Israel”. 3 Y Moisés y Eleazar el sacerdote procedieron a hablar con ellos en las llanuras desérticas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 4 “[Tomen la cuenta de ellos] de la edad de veinte años para arriba, tal como Jehová había mandado a Moisés”.

Ahora bien, los hijos de Israel que salieron de la tierra de Egipto fueron: 5 Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: De Hanok, la familia de los hanokitas; de Palú, la familia de los paluitas; 6 de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmí, la familia de los carmitas. 7 Estas fueron las familias de los rubenitas, y sus inscritos ascendieron a cuarenta y tres mil setecientos treinta.

8 Y el hijo de Palú fue Eliab. 9 Y los hijos de Eliab: Nemuel y Datán y Abiram. Este Datán y Abiram fueron [hombres] convocados de la asamblea, que entraron en lucha contra Moisés y Aarón en la asamblea de Coré, cuando entraron en lucha contra Jehová.

10 Entonces la tierra abrió su boca y se los tragó. En cuanto a Coré, [murió] en la muerte de la asamblea, cuando el fuego consumió a doscientos cincuenta hombres. Y ellos llegaron a ser un símbolo. 11 Sin embargo, los hijos de Coré no murieron.

12 Los hijos de Simeón por sus familias: De Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jakín, la familia de los jakinitas; 13 de Zérah, la familia de los zerahítas; de Shaúl, la familia de los shaulitas. 14 Estas fueron las familias de los simeonitas: veintidós mil doscientos.

15 Los hijos de Gad por sus familias: De Zefón, la familia de los zefonitas; de Haguí, la familia de los haguitas; de Suní, la familia de los sunitas; 16 de Ozní, la familia de los oznitas; de Erí, la familia de los eritas; 17 de Arod, la familia de los aroditas; de Arelí, la familia de los arelitas. 18 Estas fueron las familias de los hijos de Gad, de sus inscritos: cuarenta mil quinientos.

19 Los hijos de Judá fueron Er y Onán. Sin embargo, Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20 Y los hijos de Judá llegaron a ser, por sus familias: De Selah, la familia de los selanitas; de Pérez, la familia de los perezitas; de Zérah, la familia de los zerahítas. 21 Y los hijos de Pérez llegaron a ser: De Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. 22 Estas fueron las familias de Judá, de sus inscritos: setenta y seis mil quinientos.

23 Los hijos de Isacar por sus familias fueron: De Tolá, la familia de los tolaítas; de Puvá, la familia de los punitas; 24 de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. 25 Estas fueron las familias de Isacar, de sus inscritos: sesenta y cuatro mil trescientos.

26 Los hijos de Zabulón por sus familias fueron: De Séred, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. 27 Estas fueron las familias de los zabulonitas, de sus inscritos: sesenta mil quinientos.

28 Los hijos de José por sus familias fueron Manasés y Efraín. 29 Los hijos de Manasés fueron: De Makir, la familia de los makiritas. Y Makir llegó a ser padre de Galaad. De Galaad, la familia de los galaaditas. 30 Estos fueron los hijos de Galaad: De Yézer, la familia de los yezeritas; de Héleq, la familia de los helequitas; 31 de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; 32 de Semidá, la familia de los semidaítas; de Héfer, la familia de los heferitas. 33 Ahora bien, resultó que Zelofehad hijo de Héfer no tuvo hijos, sino hijas, y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Mahlá y Noá, Hoglá, Milcá y Tirzá. 34 Estas fueron las familias de Manasés, y sus inscritos fueron cincuenta y dos mil setecientos.

35 Estos fueron los hijos de Efraín por sus familias: De Sutélah, la familia de los sutelahítas; de Béker, la familia de los bekeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. 36 Y estos fueron los hijos de Sutélah: De Erán, la familia de los eranitas. 37 Estas fueron las familias de los hijos de Efraín, de sus inscritos: treinta y dos mil quinientos. Estos fueron los hijos de José por sus familias.

38 Los hijos de Benjamín por sus familias fueron: De Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; 39 de Sefufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. 40 Los hijos de Bela llegaron a ser Ard y Naamán: [De Ard,] la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. 41 Estos fueron los hijos de Benjamín por sus familias, y sus inscritos fueron cuarenta y cinco mil seiscientos.

42 Estos fueron los hijos de Dan por sus familias: De Suham, la familia de los suhamitas. Estas fueron las familias de Dan por sus familias. 43 Todas las familias de los suhamitas, de sus inscritos, fueron sesenta y cuatro mil cuatrocientos.

44 Los hijos de Aser por sus familias fueron: De Imnah, la familia de los imnitas; de Isví, la familia de los isvitas; de Berías, la familia de los beritas; 45 de los hijos de Berías: De Héber, la familia de los heberitas; de Malkiel, la familia de los malkielitas. 46 Y el nombre de la hija de Aser fue Sérah. 47 Estas fueron las familias de los hijos de Aser, de sus inscritos: cincuenta y tres mil cuatrocientos.

48 Los hijos de Neftalí por sus familias fueron: De Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guní, la familia de los gunitas; 49 de Jézer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. 50 Estas fueron las familias de Neftalí por sus familias, y sus inscritos fueron cuarenta y cinco mil cuatrocientos.

51 Estos fueron los inscritos de los hijos de Israel: seiscientos un mil setecientos treinta.

52 Después de eso, Jehová habló a Moisés, y dijo: 53 “A estos debe repartirse la tierra proporcionalmente para herencia, por el total numérico de los nombres. 54 Conforme al gran número debes aumentar la herencia de uno, y conforme al corto número debes reducir la herencia de uno. A cada uno se debe dar su herencia en proporción con sus inscritos. 55 Solo que por sorteo debe repartirse proporcionalmente la tierra. Conforme a los nombres de las tribus de sus padres deben conseguir una herencia. 56 Por la determinación del sorteo debe repartirse a uno proporcionalmente su herencia entre los muchos y los pocos”.

57 Ahora bien, estos fueron los inscritos de los levitas por sus familias: De Guersón, la familia de los guersonitas; de Qohat, la familia de los qohatitas; de Merarí, la familia de los meraritas. 58 Estas fueron las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas.

Y Qohat llegó a ser padre de Amram. 59 Y el nombre de la esposa de Amram fue Jokébed, hija de Leví, hija que la esposa de Leví le dio a luz en Egipto. Con el tiempo ella le dio a luz a Amram [estos:] Aarón y Moisés, y Míriam la hermana de ellos. 60 Entonces a Aarón le nacieron Nadab y Abihú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abihú murieron por haber presentado fuego ilegítimo delante de Jehová.

62 Y sus inscritos ascendieron a veintitrés mil, todos varones de un mes de edad para arriba. Pues ellos no fueron inscritos entre los hijos de Israel, porque no había de dárseles herencia entre los hijos de Israel.

63 Estos fueron los inscritos por Moisés y Eleazar el sacerdote cuando inscribieron a los hijos de Israel en las llanuras desérticas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 64 Pero entre estos resultó que no había hombre alguno de los inscritos por Moisés y Aarón el sacerdote cuando inscribieron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. 65 Porque Jehová había dicho respecto a ellos: “Morirán sin falta en el desierto”. De modo que no quedó de ellos un solo hombre, salvo Caleb hijo de Jefuné y Josué hijo de Nun.

27 Entonces se acercaron las hijas de Zelofehad hijo de Héfer hijo de Galaad hijo de Makir hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José. Y estos fueron los nombres de sus hijas: Mahlá, Noá y Hoglá y Milcá y Tirzá. 2 Y ellas procedieron a pararse ante Moisés y ante Eleazar el sacerdote y ante los principales y toda la asamblea a la entrada de la tienda de reunión, y dijeron: 3 “Nuestro padre ha muerto en el desierto, y, sin embargo, no resultó estar entre la asamblea, es decir, entre aquellos que tomaron su posición en contra de Jehová en la asamblea de Coré, sino que por su propio pecado ha muerto; y no llegó a tener hijos. 4 ¿Por qué debe ser quitado el nombre de nuestro padre de en medio de su familia porque no tuvo hijo? Oh, danos una posesión en medio de los hermanos de nuestro padre”. 5 Ante esto, Moisés presentó la causa de ellas delante de Jehová.

6 Jehová entonces dijo a Moisés: 7 “Las hijas de Zelofehad están hablando rectamente. Sin falta debes darles la posesión de una herencia en medio de los hermanos de su padre, y tienes que hacer que la herencia de su padre pase a ellas. 8 Y debes hablar a los hijos de Israel, y decir: ‘En caso de que algún hombre muera sin tener hijo, ustedes entonces tienen que hacer que su herencia pase a su hija. 9 Y si no tiene hija, entonces tienen que dar su herencia a sus hermanos. 10 Y si no tiene hermanos, entonces tienen que dar su herencia a los hermanos de su padre. 11 Y si su padre no tiene hermanos, entonces tienen que dar su herencia a su pariente consanguíneo que sea el más cercano de su familia, y él tiene que tomar posesión de ella. Y esto tiene que servir como estatuto de decisión judicial para los hijos de Israel tal como Jehová ha mandado a Moisés’”.

12 Posteriormente, Jehová dijo a Moisés: “Sube a esta montaña de Abarim y ve la tierra que ciertamente daré a los hijos de Israel. 13 Cuando la hayas visto, entonces tienes que ser recogido a tu pueblo, sí, tú, tal como fue recogido Aarón tu hermano, 14 por cuanto ustedes se rebelaron contra mi orden en el desierto de Zin ante el reñir de la asamblea, en lo referente a santificarme junto a las aguas, ante los ojos de ellos. Estas son las aguas de Meribá en Qadés, en el desierto de Zin”.

15 Entonces Moisés habló a Jehová, y dijo: 16 “Que Jehová, el Dios de los espíritus de toda clase de carne, nombre sobre la asamblea a un hombre 17 que salga delante de ellos y que entre delante de ellos y que los saque y que los introduzca, para que la asamblea de Jehová no llegue a ser como ovejas que no tienen pastor”. 18 Por eso Jehová dijo a Moisés: “Toma para ti a Josué hijo de Nun, un hombre en quien hay espíritu, y tienes que poner tu mano sobre él; 19 y tienes que tenerlo de pie delante de Eleazar el sacerdote y delante de toda la asamblea, y tienes que comisionarlo ante los ojos de ellos. 20 Y tienes que poner parte de tu dignidad sobre él, a fin de que toda la asamblea de los hijos de Israel le escuche. 21 Y es delante de Eleazar el sacerdote donde él estará de pie, y este tiene que inquirir a favor de él por medio del juicio del Urim delante de Jehová. Por orden de él saldrán y por orden de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la asamblea”.

22 Y Moisés se puso a hacer tal como le había mandado Jehová. Por consiguiente, tomó a Josué y lo hizo estar de pie delante de Eleazar el sacerdote y delante de toda la asamblea, 23 y puso las manos sobre él y lo comisionó, tal como Jehová había hablado por medio de Moisés.

28 Y Jehová habló nuevamente a Moisés, y dijo: 2 “Manda a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘Deben tener cuidado de presentarme mi ofrenda, mi pan, para mis ofrendas hechas por fuego como olor conducente a descanso a mí, a sus tiempos señalados’.

3 ”Y tienes que decirles: ‘Esta es la ofrenda hecha por fuego que ustedes presentarán a Jehová: dos corderos sanos de un año de edad, cada día, como ofrenda quemada, constantemente. 4 Un cordero lo ofrecerás por la mañana, y el otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes, 5 junto con un décimo de efá de flor de harina como ofrenda de grano ligeramente mojada con un cuarto de hin de aceite batido; 6 la ofrenda quemada constante, que se ofrecía en el monte Sinaí como olor conducente a descanso, ofrenda hecha por fuego a Jehová, 7 junto con su libación, un cuarto de hin por cada cordero. Derrama para Jehová en el lugar santo la libación de licor embriagante. 8 Y ofrecerás el otro cordero entre las dos tardes. Con la misma ofrenda de grano como el de la mañana y con su misma libación lo ofrecerás como ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová.

9 ”’Sin embargo, en el día del sábado habrá dos corderos sanos de un año de edad y una medida de dos décimas de flor de harina como ofrenda de grano ligeramente mojada con aceite, junto con su libación, 10 como ofrenda quemada del sábado en su sábado, junto con la ofrenda quemada constante y su libación.

11 ”’Y en los comienzos de sus meses ustedes presentarán como ofrenda quemada a Jehová dos toros jóvenes y un carnero, siete corderos sanos, de un año de edad cada uno, 12 y una medida de tres décimas de flor de harina como ofrenda de grano ligeramente mojada con aceite por cada toro y una medida de dos décimas de flor de harina como ofrenda de grano ligeramente mojada con aceite por el carnero, 13 y una medida de décima de flor de harina, respectivamente, como ofrenda de grano ligeramente mojada con aceite por cada cordero, como ofrenda quemada, olor conducente a descanso, ofrenda hecha por fuego a Jehová. 14 Y como sus libaciones debe ponerse medio hin de vino por un toro y la tercera parte de un hin por el carnero y la cuarta parte de un hin por un cordero. Esta es la ofrenda quemada mensual en su mes para los meses del año. 15 También, debe ofrecerse a Jehová un cabrito de las cabras como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante, junto con su libación.

16 ”’Y en el primer mes, el día catorce del mes, habrá la pascua de Jehová. 17 Y en el día quince de este mes habrá una fiesta. Siete días se comerán tortas no fermentadas. 18 En el primer día habrá una convocación santa. No deben hacer ninguna clase de trabajo laborioso. 19 Y tienen que presentar como ofrenda hecha por fuego, una ofrenda quemada a Jehová, dos toros jóvenes y un carnero y siete corderos de un año de edad cada uno. Deben resultarles sanos. 20 Y como sus ofrendas de grano de flor de harina ligeramente mojada con aceite ofrecerán una medida de tres décimas por un toro y una medida de dos décimas por el carnero. 21 Ofrecerás una medida de décima, respectivamente, por cada cordero de los siete corderos; 22 y un macho cabrío de ofrenda por el pecado para hacer expiación por ustedes. 23 Además de la ofrenda quemada de la mañana, que es para la ofrenda quemada constante, ofrecerán estos. 24 Lo mismo que estos ofrecerán diariamente durante los siete días, como pan, una ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová. Junto con la ofrenda quemada constante debe ofrecerse esta, y su libación. 25 Y en el día séptimo deben celebrar una convocación santa. Ninguna clase de trabajo laborioso deben hacer.

26 ”’Y en el día de los primeros frutos maduros, cuando presenten una ofrenda de grano nuevo a Jehová, en su fiesta de las semanas deben celebrar una convocación santa. Ninguna clase de trabajo laborioso deben hacer. 27 Y tienen que presentar como ofrenda quemada para olor conducente a descanso a Jehová dos toros jóvenes, un carnero, siete corderos de un año de edad cada uno; 28 y como su ofrenda de grano de flor de harina ligeramente mojada con aceite una medida de tres décimas por cada toro, una medida de dos décimas por el carnero, 29 una medida de décima, respectivamente, por cada cordero de los siete corderos; 30 un cabrito de las cabras para hacer expiación por ustedes. 31 Además de la ofrenda quemada constante y su ofrenda de grano, los ofrecerán. Deben resultarles sanos, junto con sus libaciones.

29 ”’Y en el séptimo mes, al primero del mes, deben celebrar una convocación santa. Ninguna clase de trabajo laborioso deben hacer. Debe resultar ser día del toque de trompeta para ustedes. 2 Y tienen que ofrecer como ofrenda quemada para olor conducente a descanso a Jehová un toro joven, un carnero, siete corderos de un año de edad cada uno, sanos; 3 y su ofrenda de grano de flor de harina ligeramente mojada con aceite, una medida de tres décimas por el toro, una medida de dos décimas por el carnero, 4 y una medida de décima por cada cordero de los siete corderos; 5 y un cabrito de las cabras como ofrenda por el pecado para hacer expiación por ustedes; 6 además de la ofrenda quemada mensual y su ofrenda de grano y la ofrenda quemada constante y su ofrenda de grano, junto con sus libaciones, conforme al procedimiento regular para ellas, como olor conducente a descanso, ofrenda hecha por fuego a Jehová.

7 ”’Y el diez de este séptimo mes deben celebrar una convocación santa, y tienen que afligir sus almas. Ninguna clase de trabajo deben hacer. 8 Y tienen que presentar como ofrenda quemada a Jehová, como olor conducente a descanso, un toro joven, un carnero, siete corderos de un año de edad cada uno. Deben resultarles sanos. 9 Y como su ofrenda de grano de flor de harina ligeramente mojada con aceite, una medida de tres décimas por el toro, una medida de dos décimas por el carnero, 10 una medida de décima, respectivamente, por cada cordero de los siete corderos; 11 un cabrito de las cabras como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda por el pecado [del día] de la expiación y la ofrenda quemada constante y su ofrenda de grano, junto con sus libaciones.

12 ”’Y el día quince del séptimo mes deben celebrar una convocación santa. Ninguna clase de trabajo laborioso deben hacer, y tienen que celebrar una fiesta a Jehová por siete días. 13 Y tienen que presentar como ofrenda quemada, ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová, trece toros jóvenes, dos carneros, catorce corderos de un año de edad cada uno. Deben resultar sanos. 14 Y como su ofrenda de grano de flor de harina ligeramente mojada con aceite, una medida de tres décimas por cada toro de los trece toros, una medida de dos décimas por cada carnero de los dos carneros, 15 y una medida de décima por cada cordero de los catorce corderos; 16 y un cabrito de las cabras como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante, su ofrenda de grano y su libación.

17 ”’Y el segundo día, doce toros jóvenes, dos carneros, catorce corderos de un año de edad cada uno, sanos; 18 y su ofrenda de grano y sus libaciones por los toros, los carneros y los corderos, según el número de ellos, conforme al procedimiento regular; 19 y un cabrito de las cabras como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante y su ofrenda de grano, junto con sus libaciones.

20 ”’Y el tercer día, once toros, dos carneros, catorce corderos de un año de edad cada uno, sanos; 21 y su ofrenda de grano y sus libaciones por los toros, los carneros y los corderos, según el número de ellos, conforme al procedimiento regular; 22 y un macho cabrío como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante y su ofrenda de grano y su libación.

23 ”’Y el cuarto día, diez toros, dos carneros, catorce corderos de un año de edad cada uno, sanos; 24 su ofrenda de grano y sus libaciones por los toros, los carneros y los corderos, según el número de ellos, conforme al procedimiento regular; 25 y un cabrito de las cabras como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante, su ofrenda de grano y su libación.

26 ”’Y el quinto día, nueve toros, dos carneros, catorce corderos de un año de edad cada uno, sanos; 27 y su ofrenda de grano y sus libaciones por los toros, los carneros y los corderos, según el número de ellos, conforme al procedimiento regular; 28 y un macho cabrío como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante y su ofrenda de grano y su libación.

29 ”’Y el sexto día, ocho toros, dos carneros, catorce corderos de un año de edad cada uno, sanos; 30 y su ofrenda de grano y sus libaciones por los toros, los carneros y los corderos, según el número de ellos, conforme al procedimiento regular; 31 y un macho cabrío como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante, su ofrenda de grano y sus libaciones.

32 ”’Y el séptimo día, siete toros, dos carneros, catorce corderos de un año de edad cada uno, sanos; 33 y su ofrenda de grano y sus libaciones por los toros, los carneros y los corderos, según el número de ellos, conforme al procedimiento regular para ellos; 34 y un macho cabrío como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante, su ofrenda de grano y su libación.

35 ”’Y el octavo día deben celebrar una asamblea solemne. Ninguna clase de trabajo laborioso deben hacer. 36 Y tienen que presentar como ofrenda quemada, una ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová, un toro, un carnero, siete corderos de un año de edad cada uno, sanos; 37 y su ofrenda de grano y sus libaciones por el toro, el carnero y los corderos, según el número de ellos, conforme al procedimiento regular; 38 y un macho cabrío como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda quemada constante y su ofrenda de grano y su libación.

39 ”’Estos los ofrecerán a Jehová en sus fiestas periódicas, además de sus ofrendas de voto y sus ofrendas voluntarias como sus ofrendas quemadas y sus ofrendas de grano y sus libaciones y sus sacrificios de comunión’”. 40 Y Moisés procedió a hablar a los hijos de Israel conforme a todo lo que Jehová había mandado a Moisés.

30 Entonces Moisés habló a los cabezas de las tribus de los hijos de Israel, y dijo: “Esta es la palabra que Jehová ha mandado: 2 En caso de que un hombre haga un voto a Jehová o jure un juramento para atar sobre su alma un voto de abstinencia, no debe violar su palabra. Conforme a todo lo que haya salido de su boca debe hacer.

3 ”Y en caso de que una mujer haga un voto a Jehová o de veras se ate con un voto de abstinencia en la casa de su padre, en su juventud, 4 y su padre realmente oiga su voto o su voto de abstinencia que ella haya atado sobre su alma, y su padre en efecto guarde silencio para con ella, todos sus votos también tienen que subsistir, y todo voto de abstinencia que ella se haya atado sobre el alma subsistirá. 5 Pero si su padre se lo ha prohibido en el día de oír todos sus votos o sus votos de abstinencia que ella se haya atado sobre el alma, no subsistirá, pero Jehová la perdonará, porque su padre se lo prohibió.

6 ”Sin embargo, si de manera alguna sucede que ella pertenece a un esposo, y el voto de ella está sobre ella, o la promesa irreflexiva de sus labios que ella ha atado sobre su alma, 7 y su esposo realmente lo oye y guarda silencio para con ella en el día de oírlo, entonces los votos de ella tienen que subsistir, o sus votos de abstinencia que se ha atado sobre el alma subsistirán. 8 Pero si su esposo, en el día de oírlo, se lo prohíbe, entonces él ha anulado el voto de ella que estaba sobre ella o la promesa irreflexiva de sus labios que ella se ató sobre el alma, y Jehová la perdonará.

9 ”En el caso del voto de una viuda o de una divorciada, todo lo que haya atado sobre su alma subsistirá contra ella.

10 ”Sin embargo, si es en casa de su esposo donde ella ha hecho voto o ha atado sobre su alma un voto de abstinencia por juramento, 11 y su esposo lo ha oído y ha guardado silencio para con ella, él no se lo ha prohibido; y todos los votos de ella tienen que subsistir, o cualquier voto de abstinencia que se haya atado sobre su alma subsistirá. 12 Pero si su esposo los ha anulado totalmente en el día de oír cualquier expresión de sus labios como votos de ella o como voto de abstinencia de su alma, no subsistirán. Su esposo los ha anulado, y Jehová la perdonará. 13 Cualquier voto o cualquier juramento de un voto de abstinencia para afligir el alma, su esposo debe establecerlo o su esposo debe anularlo. 14 Pero si su esposo guarda silencio de modo absoluto para con ella de día en día, él también ha establecido todos los votos de ella o todos los votos de abstinencia que están sobre ella. Los ha establecido porque guardó silencio para con ella en el día de oírlos. 15 Y si él los anula totalmente después de oírlos, entonces él realmente carga con el error de ella.

16 ”Estas son las disposiciones reglamentarias que Jehová mandó a Moisés para entre un esposo y su esposa, para entre un padre y su hija en su juventud, en la casa de su padre”.

31 Jehová entonces habló a Moisés, y dijo: 2 “Véngate en los madianitas por los hijos de Israel. Después serás recogido a tu pueblo”.

3 De modo que Moisés habló al pueblo, y dijo: “Equipen hombres de entre ustedes para el ejército, para que sirvan contra Madián, para ejecutar la venganza de Jehová en Madián. 4 Enviarán al ejército a mil de cada tribu de todas las tribus de Israel”. 5 Por consiguiente, de los millares de Israel, mil fueron asignados de cada tribu, doce mil equipados para el ejército.

6 Entonces Moisés los envió, mil de cada tribu, al ejército, a ellos y a Finehás hijo de Eleazar el sacerdote, al ejército, y en su mano estaban los utensilios santos y las trompetas para tocar llamadas. 7 Y se pusieron a hacer la guerra contra Madián, tal como Jehová había mandado a Moisés, y procedieron a matar a todo varón. 8 Y mataron a los reyes de Madián junto con los demás que fueron muertos, a saber, Eví y Réquem y Zur y Hur y Reba, los cinco reyes de Madián; y mataron a espada a Balaam hijo de Beor. 9 Pero los hijos de Israel se llevaron cautivas a las mujeres de Madián y a sus pequeñuelos; y saquearon todos sus animales domésticos y todo su ganado y todos sus medios de mantenimiento. 10 Y quemaron a fuego todas sus ciudades en que se habían establecido y todos sus campamentos amurallados. 11 Y se pusieron a tomar todo el despojo y todo el botín en lo que respecta a humanos y animales domésticos. 12 Y vinieron trayendo a Moisés y a Eleazar el sacerdote y a la asamblea de los hijos de Israel los cautivos y el botín y el despojo, al campamento, a las llanuras desérticas de Moab, que están junto al Jordán, frente a Jericó.

13 Entonces Moisés y Eleazar el sacerdote y todos los principales de la asamblea salieron al encuentro de ellos fuera del campamento. 14 Y Moisés se indignó contra los hombres nombrados de las fuerzas de combate, los jefes de los millares y los jefes de las centenas que venían entrando de la expedición militar. 15 De modo que Moisés les dijo: “¿Han conservado viva a toda hembra? 16 ¡Miren! Ellas son las que, por la palabra de Balaam, sirvieron para inducir a los hijos de Israel a cometer infidelidad para con Jehová tocante al asunto de Peor, de modo que vino el azote sobre la asamblea de Jehová. 17 Y ahora, maten a todo varón entre los pequeñuelos, y maten a toda mujer que haya tenido coito con hombre acostándose con varón. 18 Y conserven vivas para ustedes a todas las pequeñuelas entre las mujeres que no hayan conocido el acto de acostarse con varón. 19 En cuanto a ustedes mismos, acampen fuera del campamento por siete días. Todos los que hayan matado un alma y todos los que hayan tocado a alguien que haya sido muerto, deben purificarse al tercer día y al séptimo día, ustedes y sus cautivos. 20 Y toda prenda de vestir y todo objeto de piel y toda cosa hecha de piel de cabra y todo objeto de madera los deben purificar del pecado para ustedes”.

21 Eleazar el sacerdote entonces dijo a los hombres del ejército que habían entrado en la batalla: “Este es el estatuto de la ley que Jehová mandó a Moisés: 22 ‘Solo que el oro y la plata, el cobre, el hierro, el estaño y el plomo 23 -todo lo que se somete a procedimiento de fuego- lo deben pasar por el fuego, y tendrá que ser limpio. Solo que debe ser purificado por el agua de limpieza. Y todo lo que no se someta a procedimiento de fuego lo deben pasar por el agua. 24 Y tienen que lavar sus prendas de vestir en el séptimo día y ser limpios, y después podrán entrar en el campamento’”.

25 Y Jehová procedió a decir esto a Moisés: 26 “Toma la cuenta del botín, los cautivos del género humano así como de los animales domésticos, tú y Eleazar el sacerdote y los cabezas de los padres de la asamblea. 27 Y tienes que dividir el botín en dos, entre los que hayan participado en la batalla, que salieron a la expedición, y todos los demás de la asamblea. 28 Y como impuesto para Jehová tienes que tomar de los hombres de guerra que salieron a la expedición un alma de cada quinientas, del género humano y del ganado vacuno y de los asnos y del ganado lanar. 29 De la mitad que es de ellos ustedes deben tomarlo, y tienes que darlo a Eleazar el sacerdote como contribución de Jehová. 30 Y de la mitad que es de los hijos de Israel debes tomar uno de cada cincuenta, del género humano, del ganado vacuno, de los asnos y del ganado lanar, de animal doméstico de todo tipo, y tienes que darlos a los levitas, los que guardan la obligación del tabernáculo de Jehová”.

31 Y Moisés y Eleazar el sacerdote se pusieron a hacer tal como Jehová había mandado a Moisés. 32 Y el botín, lo demás de lo saqueado que la gente de la expedición había tomado en saqueo, ascendió a seiscientos setenta y cinco mil del ganado lanar, 33 y setenta y dos mil del ganado vacuno, 34 y sesenta y un mil asnos. 35 En cuanto a almas humanas de las mujeres que no habían conocido el acto de acostarse con varón, todas las almas fueron treinta y dos mil. 36 Y la mitad que fue la parte correspondiente de los que salieron a la expedición ascendió en número a trescientos treinta y siete mil quinientos del ganado lanar. 37 Y el impuesto para Jehová, del ganado lanar, ascendió a seiscientos setenta y cinco. 38 Y del ganado vacuno había treinta y seis mil, y el impuesto sobre ellos para Jehová fue setenta y dos. 39 Y los asnos eran treinta mil quinientos, y el impuesto sobre ellos para Jehová fue sesenta y uno. 40 Y las almas humanas eran dieciséis mil, y el impuesto sobre ellas para Jehová fue treinta y dos almas. 41 Entonces Moisés dio el impuesto como contribución de Jehová a Eleazar el sacerdote, tal como Jehová había mandado a Moisés.

42 Y de la mitad que pertenecía a los hijos de Israel, que Moisés dividió de lo que pertenecía a los hombres que guerrearon: 43 Ahora bien, la mitad del ganado lanar, que era para la asamblea, ascendió a trescientos treinta y siete mil quinientos, 44 y del ganado vacuno, treinta y seis mil, 45 y los asnos, treinta mil quinientos, 46 y almas humanas, dieciséis mil. 47 Entonces Moisés tomó de la mitad que pertenecía a los hijos de Israel el que había de ser tomado de cada cincuenta, del género humano y de los animales domésticos, y los dio a los levitas, los que guardan la obligación del tabernáculo de Jehová, tal como Jehová había mandado a Moisés.

48 Y los hombres nombrados que eran de los millares del ejército, los jefes de los millares y los jefes de las centenas, procedieron a acercarse a Moisés, 49 y a decir a Moisés: “Tus siervos han tomado la cuenta de los hombres de guerra que están a nuestro cargo y no se ha informado que falte ni uno solo de nosotros. 50 Así es que déjanos presentar cada cual lo que ha hallado como ofrenda de Jehová, objetos de oro, cadenillas para los tobillos, y brazaletes, anillos de sellar, zarcillos y adornos femeninos, a fin de hacer expiación por nuestras almas delante de Jehová”.

51 Por consiguiente, Moisés y Eleazar el sacerdote aceptaron de ellos el oro, todas las alhajas. 52 Y todo el oro de la contribución que contribuyeron a Jehová ascendió a dieciséis mil setecientos cincuenta siclos, de parte de los jefes de los millares y los jefes de las centenas. 53 Los hombres del ejército habían tomado saqueo cada uno para sí. 54 De modo que Moisés y Eleazar el sacerdote aceptaron el oro de los jefes de los millares y de las centenas, y lo introdujeron en la tienda de reunión como memoria para los hijos de Israel delante de Jehová.

32 Ahora bien, los hijos de Rubén y los hijos de Gad habían llegado a tener una gran cantidad de ganado; de hecho, muchísimo. Y empezaron a ver la tierra de Jazer y la tierra de Galaad, y, ¡mire!, el lugar era lugar para ganado. 2 Por lo tanto, los hijos de Gad y los hijos de Rubén vinieron y dijeron esto a Moisés y Eleazar el sacerdote y a los principales de la asamblea: 3 “Atarot y Dibón y Jazer y Nimrá y Hesbón y Elealé y Sebam y Nebo y Beón, 4 la tierra que Jehová derrotó delante de la asamblea de Israel, es tierra para ganado, y tus siervos tienen ganado”. 5 Y siguieron diciendo: “Si hemos hallado favor a tus ojos, que se dé esta tierra a tus siervos como posesión. No nos hagas cruzar el Jordán”.

6 Entonces Moisés dijo a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: “¿Han de ir sus hermanos a la guerra mientras ustedes mismos se quedan morando aquí? 7 ¿Y por qué deben ustedes desalentar a los hijos de Israel para que no crucen a la tierra que Jehová ciertamente les dará? 8 Así hicieron los padres de ustedes cuando los envié desde Qadés-barnea para ver la tierra. 9 Cuando subieron hasta el valle torrencial de Escol y vieron la tierra, entonces desalentaron a los hijos de Israel, para que no entraran en la tierra que Jehová de seguro iba a darles. 10 Por consiguiente, se encendió la cólera de Jehová en aquel día, de modo que juró, y dijo: 11 ‘Los hombres que subieron de Egipto de veinte años de edad para arriba no verán el suelo acerca del cual he jurado a Abrahán, Isaac y Jacob, porque no me han seguido íntegramente, 12 con excepción de Caleb hijo de Jefuné el quenizita y Josué hijo de Nun, porque ellos han seguido a Jehová íntegramente’. 13 Así es que se encendió la cólera de Jehová contra Israel y él hizo que anduvieran errantes por el desierto cuarenta años, hasta que se acabó toda la generación que estaba haciendo mal a los ojos de Jehová. 14 Y resulta que ustedes se han levantado en el lugar de sus padres como la ralea de hombres pecaminosos para añadir más a la cólera ardiente de Jehová contra Israel. 15 En caso de que ustedes se volvieran de seguirlo, entonces él ciertamente volvería a dejar que ellos se quedaran más tiempo en el desierto, y ustedes habrían obrado ruinosamente para con todo este pueblo”.

16 Más tarde se acercaron a él y dijeron: “Déjanos edificar aquí apriscos de piedra para nuestro ganado y ciudades para nuestros pequeñuelos. 17 Pero nosotros mismos iremos equipados en forma de batalla delante de los hijos de Israel hasta cuando sea que los hayamos introducido en su lugar, mientras que nuestros pequeñuelos tendrán que morar en las ciudades con fortificaciones, alejados del rostro de los habitantes del país. 18 No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel se hayan provisto de propiedad en tierras, cada uno de su propia herencia. 19 Porque nosotros no conseguiremos herencia con ellos desde el lado del Jordán y más allá, porque nuestra herencia nos ha venido del lado del Jordán hacia el naciente”.

20 Ante esto, Moisés les dijo: “Si hacen esta cosa, si se equipan delante de Jehová para la guerra, 21 y todo hombre equipado de ustedes realmente pasa el Jordán delante de Jehová, hasta que él expulse a sus enemigos de delante de sí, 22 y la tierra realmente queda sojuzgada delante de Jehová, y después vuelven ustedes, entonces realmente resultarán libres de culpa contra Jehová y contra Israel; y esta tierra tendrá que llegar a ser de ustedes como posesión delante de Jehová. 23 Pero si no lo hacen de esta manera, entonces ciertamente pecarán contra Jehová. En tal caso, sepan que su pecado los alcanzará. 24 Edifíquense ciudades para sus pequeñuelos y apriscos de piedra para sus rebaños, y deben hacer lo que ha procedido de su boca”.

25 Entonces los hijos de Gad y los hijos de Rubén dijeron esto a Moisés: “Tus siervos harán tal como está mandando mi señor. 26 Nuestros pequeñuelos, nuestras esposas, nuestro ganado y todos nuestros animales domésticos se quedarán allí en las ciudades de Galaad, 27 pero tus siervos pasarán a través, todos equipados para el ejército, delante de Jehová para la guerra, tal como está hablando mi señor”.

28 Por consiguiente, Moisés dio mandato respecto a ellos a Eleazar el sacerdote y a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel. 29 De modo que les dijo Moisés: “Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con ustedes el Jordán, todos equipados para la guerra, delante de Jehová, y la tierra realmente queda sojuzgada delante de ustedes, entonces tienen que darles la tierra de Galaad como posesión. 30 Pero si no pasan equipados al otro lado con ustedes, entonces tienen que ser establecidos en medio de ustedes en la tierra de Canaán”.

31 A lo cual contestaron los hijos de Gad y los hijos de Rubén, diciendo: “Lo que Jehová ha hablado a tus siervos, eso es lo que haremos. 32 Nosotros mismos ciertamente pasaremos equipados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra herencia estará con nosotros de este lado del Jordán”. 33 Ante esto, Moisés les dio, es decir, a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén y a la mitad de la tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón el rey de los amorreos y el reino de Og el rey de Basán, la tierra que pertenecía a las ciudades de este en los territorios, y las ciudades de la tierra en derredor.

34 Y los hijos de Gad se pusieron a edificar a Dibón y Atarot y Aroer, 35 y Atrot-sofán y Jazer y Jogbehá, 36 y Bet-nimrá y Bet-harán, ciudades con fortificaciones, y apriscos de piedra. 37 Y los hijos de Rubén edificaron a Hesbón y Elealé y Quiryataim, 38 y Nebo y Baal-meón -cambiados sus nombres- y Sibmá; y empezaron a llamar por sus propios nombres los nombres de las ciudades que edificaron.

39 Y los hijos de Makir hijo de Manasés procedieron a marchar a Galaad y a tomarla y a expulsar a los amorreos que estaban en ella. 40 De modo que Moisés dio Galaad a Makir hijo de Manasés, y este se puso a morar en ella. 41 Y Jaír hijo de Manasés marchó y fue tomando las aldeas de tiendas de ellos, y empezó a llamarlas Havot-jaír. 42 Y Nóbah marchó y fue tomando a Quenat y sus pueblos dependientes; y se puso a llamarla Nóbah, por el propio nombre de él.

33 Estas fueron las etapas de los hijos de Israel que salieron de la tierra de Egipto en sus ejércitos por la mano de Moisés y Aarón. 2 Y Moisés siguió apuntando los lugares de partida por sus etapas, por orden de Jehová; y estas fueron sus etapas de un lugar de partida a otro: 3 Y procedieron a partir de Ramesés en el primer mes, el día quince del primer mes. Precisamente el día después de la pascua los hijos de Israel salieron con mano alzada ante los ojos de todos los egipcios. 4 Durante todo aquel tiempo los egipcios estaban enterrando a los que Jehová había herido entre ellos, es decir, a todos los primogénitos; y Jehová había ejecutado juicios en sus dioses.

5 De modo que los hijos de Israel partieron de Ramesés y se pusieron a acampar en Sucot. 6 Entonces partieron de Sucot y se pusieron a acampar en Ezam, que está en la orilla del desierto. 7 Luego partieron de Ezam y se volvieron hacia Pihahirot, que está a vista de Baal-zefón; y se pusieron a acampar delante de Migdol. 8 Después partieron de Pihahirot y fueron pasando por en medio del mar al desierto, y siguieron marchando camino de tres días en el desierto de Ezam, y se pusieron a acampar en Marah.

9 Entonces partieron de Marah y llegaron a Elim. Ahora bien, en Elim había doce manantiales de agua y setenta palmeras. Por lo tanto acamparon allí. 10 Luego partieron de Elim y se pusieron a acampar junto al mar Rojo. 11 Después partieron del mar Rojo y se pusieron a acampar en el desierto de Sin. 12 Entonces partieron del desierto de Sin y se pusieron a acampar en Dofqá. 13 Más tarde partieron de Dofqá y se pusieron a acampar en Alús. 14 Luego partieron de Alús y se pusieron a acampar en Refidim. Y resultó que no había agua allí para que bebiera el pueblo. 15 Después partieron de Refidim y se pusieron a acampar en el desierto de Sinaí.

16 Posteriormente, partieron del desierto de Sinaí y se pusieron a acampar en Quibrot-hataavá. 17 Entonces partieron de Quibrot-hataavá y se pusieron a acampar en Hazerot. 18 Después partieron de Hazerot y se pusieron a acampar en Ritmá. 19 Luego partieron de Ritmá y se pusieron a acampar en Rimón-pérez. 20 Entonces partieron de Rimón-pérez y se pusieron a acampar en Libná. 21 Más tarde partieron de Libná y se pusieron a acampar en Risá. 22 Luego partieron de Risá y se pusieron a acampar en Quehelatá. 23 Entonces partieron de Quehelatá y se pusieron a acampar en el monte Séfer.

24 Después partieron del monte Séfer y se pusieron a acampar en Haradá. 25 Entonces partieron de Haradá y se pusieron a acampar en Maqhelot. 26 En seguida partieron de Maqhelot y se pusieron a acampar en Táhat. 27 Después partieron de Táhat y se pusieron a acampar en Taré. 28 Entonces partieron de Taré y se pusieron a acampar en Mitqá. 29 Más tarde partieron de Mitqá y se pusieron a acampar en Hasmoná. 30 Luego partieron de Hasmoná y se pusieron a acampar en Moserot. 31 Entonces partieron de Moserot y se pusieron a acampar en Bene-jaaqán. 32 Después partieron de Bene-jaaqán y se pusieron a acampar en Hor-haguidgad. 33 Luego partieron de Hor-haguidgad y se pusieron a acampar en Jotbatá. 34 Más tarde partieron de Jotbatá y se pusieron a acampar en Abroná. 35 Entonces partieron de Abroná y se pusieron a acampar en Ezión-guéber. 36 Después partieron de Ezión-guéber y se pusieron a acampar en el desierto de Zin, es decir, Qadés.

37 Más tarde partieron de Qadés y se pusieron a acampar en el monte Hor, en la frontera de la tierra de Edom. 38 Y Aarón el sacerdote procedió a subir al monte Hor, por orden de Jehová, y a morir allí en el año cuarenta de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el quinto mes, el primero del mes. 39 Y Aarón tenía ciento veintitrés años de edad cuando murió en el monte Hor.

40 Entonces el cananeo, el rey de Arad, mientras moraba en el Négueb, en la tierra de Canaán, llegó a oír de la venida de los hijos de Israel.

41 Con el tiempo estos partieron del monte Hor y se pusieron a acampar en Zalmoná. 42 Después partieron de Zalmoná y se pusieron a acampar en Punón. 43 Luego partieron de Punón y se pusieron a acampar en Obot. 44 Entonces partieron de Obot y se pusieron a acampar en Iyé-abarim, en el confín de Moab. 45 Más tarde partieron de Iyim y se pusieron a acampar en Dibón-gad. 46 Después partieron de Dibón-gad y se pusieron a acampar en Almón-diblataim. 47 Entonces partieron de Almón-diblataim y se pusieron a acampar en las montañas de Abarim, delante de Nebo. 48 Por fin partieron de las montañas de Abarim y se pusieron a acampar en las llanuras desérticas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 49 Y continuaron acampando junto al Jordán desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en las llanuras desérticas de Moab.

50 Y Jehová procedió a hablar a Moisés en las llanuras desérticas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 51 “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘Van a cruzar el Jordán a la tierra de Canaán. 52 Y tienen que expulsar a todos los habitantes de la tierra de delante de ustedes y destruir todas sus figuras de piedra; y todas sus imágenes de metal fundido las deben destruir, y todos sus lugares altos sagrados los deben aniquilar. 53 Y tienen que tomar posesión de la tierra y morar en ella, porque a ustedes ciertamente les daré la tierra para que tomen posesión de ella. 54 Y tienen que repartirse proporcionalmente la tierra como posesión, por sorteo, según sus familias. Al populoso deben aumentarle su herencia, y al escaso deben reducirle su herencia. A donde le resulte [la herencia] por sorteo, allí llegará a ser suya. Por las tribus de sus padres deben proveerse de propiedad en tierras.

55 ”’Sin embargo, si no expulsan a los habitantes de la tierra de delante de ustedes, entonces los que dejen de ellos ciertamente llegarán a ser como púas en sus ojos y como espinas en sus costados, y verdaderamente los hostigarán en la tierra en que van a morar. 56 Y tiene que ocurrir que tal como yo había calculado hacerles a ellos, les haré a ustedes’”.

34 Y Jehová habló nuevamente a Moisés, y dijo: 2 “Da orden a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘Van a entrar en la tierra de Canaán. Esta es la tierra que les caerá por herencia, la tierra de Canaán conforme a sus límites.

3 ”’Y tiene que resultar que su lado del sur sea desde el desierto de Zin a lo largo de Edom, y tiene que resultar que su límite del sur sea desde la extremidad del mar Salado al este. 4 Y su límite tiene que cambiar de dirección desde el sur de la subida de Aqrabim y cruzar a Zin, y su terminación tiene que hallarse al sur de Qadés-barnea; y tiene que salir a Hazar-addar y pasar a Azmón. 5 Y en Azmón el límite tiene que cambiar de dirección hacia el valle torrencial de Egipto, y su terminación tiene que hallarse en el Mar.

6 ”’En cuanto a un límite occidental, tiene que resultar que para ustedes ese sea el mar Grande y la tierra litoral. Esto llegará a ser su límite occidental.

7 ”’Ahora bien, esto llegará a ser su límite del norte: Desde el mar Grande lo trazarán hasta el monte Hor como límite para ustedes. 8 Desde el monte Hor trazarán el límite hasta el punto de entrada de Hamat, y la terminación del límite tiene que hallarse en Zedad. 9 Y tiene que salir el límite a Zifrón, y tiene que resultar que su terminación sea Hazar-enán. Esto llegará a ser el límite norteño de ustedes.

10 ”’Entonces tienen que señalarse como su límite al este desde Hazar-enán hasta Sefam. 11 Y el límite tiene que bajar desde Sefam a Riblá al este de Ain, y el confín tiene que bajar y dar con la ladera oriental del mar de Kinéret. 12 Y el confín tiene que bajar hasta el Jordán, y tiene que resultar que su terminación sea el mar Salado. Esta llegará a ser la tierra de ustedes conforme a sus límites circundantes’”.

13 De modo que Moisés dio orden a los hijos de Israel, y dijo: “Esta es la tierra que ustedes se repartirán proporcionalmente como posesión, por sorteo, tal como Jehová ha mandado darla a las nueve tribus y media. 14 Porque la tribu de los hijos de los rubenitas, por la casa de sus padres, y la tribu de los hijos de los gaditas, por la casa de sus padres, ya han tomado, y la media tribu de Manasés, ya han tomado su herencia. 15 Las dos tribus y media ya han tomado su herencia de la región del Jordán junto a Jericó hacia el este, en dirección al naciente”.

16 Y Jehová habló nuevamente a Moisés, y dijo: 17 “Estos son los nombres de los hombres que les dividirán la tierra por posesión: Eleazar el sacerdote y Josué hijo de Nun. 18 Y ustedes tomarán un principal de cada tribu para dividir la tierra por posesión. 19 Y estos son los nombres de los hombres: De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefuné; 20 y de la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amihud; 21 de la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Kislón; 22 y de la tribu de los hijos de Dan un principal, Buquí hijo de Joglí; 23 de los hijos de José, de la tribu de los hijos de Manasés un principal, Haniel hijo de Efod; 24 y de la tribu de los hijos de Efraín un principal, Quemuel hijo de Siftán; 25 y de la tribu de los hijos de Zabulón un principal, Elizafán hijo de Parnac; 26 y de la tribu de los hijos de Isacar un principal, Paltiel hijo de Azán; 27 y de la tribu de los hijos de Aser un principal, Ahihud hijo de Selomí; 28 y de la tribu de los hijos de Neftalí un principal, Pedahel hijo de Amihud”. 29 Estos son aquellos a quienes Jehová mandó que hicieran a los hijos de Israel terratenientes en la tierra de Canaán.

35 Y Jehová pasó a hablar a Moisés en las llanuras desérticas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, y dijo: 2 “Da a los hijos de Israel el mandato de que de la herencia de su posesión tienen que dar a los levitas ciudades en donde habitar, y deben dar a los levitas la dehesa de las ciudades todo en derredor de ellas. 3 Y las ciudades tienen que servirles para habitar, mientras que sus dehesas servirán para sus animales domésticos y sus bienes y para todas sus bestias salvajes. 4 Y las dehesas de las ciudades, que ustedes darán a los levitas, serán desde el muro de la ciudad y hacia fuera por mil codos, todo en derredor. 5 Y ustedes tienen que medir fuera de la ciudad por el lado del este dos mil codos, y por el lado del sur dos mil codos, y por el lado del oeste dos mil codos, y por el lado del norte dos mil codos, con la ciudad en medio. Esto les servirá a ellos como dehesas de las ciudades.

6 ”Estas son las ciudades que ustedes darán a los levitas: seis ciudades de refugio, las cuales darán para que huya allá el homicida, y además de estas darán otras cuarenta y dos ciudades. 7 Todas las ciudades que darán a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades, estas juntamente con sus dehesas. 8 Las ciudades que darán serán de la posesión de los hijos de Israel. De los muchos tomarán muchas, y de los pocos tomarán pocas. Cada uno, en proporción con su herencia que tomará como posesión, dará algunas de sus ciudades a los levitas”.

9 Y Jehová continuó hablando a Moisés, y dijo: 10 “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘Van a cruzar el Jordán a la tierra de Canaán. 11 Y tienen que escoger ciudades que les sean convenientes a ustedes. Como ciudades de refugio les servirán, y allí tiene que huir el homicida que, sin intención, hiera mortalmente a un alma. 12 Y las ciudades tienen que servirles a ustedes como refugio del vengador de la sangre, para que no muera el homicida hasta que esté de pie delante de la asamblea para juicio. 13 Y las ciudades que darán, las seis ciudades de refugio, estarán a disposición de ustedes. 14 Tres ciudades darán de este lado del Jordán, y tres ciudades darán en la tierra de Canaán. Como ciudades de refugio servirán. 15 Para los hijos de Israel y para el residente forastero y para el poblador en medio de ellos estas seis ciudades servirán de refugio, para que huya allá cualquiera que, sin intención, hiera mortalmente a un alma.

16 ”’Ahora bien, si fue con instrumento de hierro que lo ha herido de modo que muera, es un asesino. El asesino debe ser muerto sin falta. 17 Y si fue con una piedra pequeña por la cual podría morir que lo ha herido de modo que muera, es un asesino. El asesino debe ser muerto sin falta. 18 Y si fue con un instrumento pequeño de madera por el cual podría morir que lo ha herido de modo que muera, es un asesino. El asesino debe ser muerto sin falta.

19 ”’El vengador de la sangre es el que dará muerte al asesino. Cuando lo encuentre, él mismo le dará muerte. 20 Y si en odio estaba empujándolo o le ha arrojado algo mientras estaba al acecho para que muriera, 21 o en enemistad lo ha herido con la mano para que muriera, sin falta debe ser muerto el heridor. Es un asesino. El vengador de la sangre dará muerte al asesino cuando lo encuentre.

22 ”’Pero si fue inesperadamente, sin enemistad, que lo ha empujado o ha arrojado cualquier objeto hacia él sin estar al acecho, 23 o cualquier piedra por la cual podría morir, sin verlo, o la hiciera caer sobre él, de modo que muera, mientras no estaba en enemistad con él y no estaba buscando su daño, 24 la asamblea entonces tiene que juzgar entre el heridor y el vengador de la sangre, de acuerdo con estos juicios. 25 Y la asamblea tiene que librar de la mano del vengador de la sangre al homicida, y la asamblea tiene que devolverlo a su ciudad de refugio a la cual había huido, y él tiene que morar en ella hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite santo.

26 ”’Pero si el homicida sin falta sale del límite de su ciudad de refugio a la cual puede huir, 27 y el vengador de la sangre de veras lo halla fuera del límite de su ciudad de refugio, y el vengador de la sangre realmente mata al homicida, no tiene culpa de sangre. 28 Porque él debería morar en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote, y después de la muerte del sumo sacerdote el homicida puede volver a la tierra de su posesión. 29 Y estas cosas tienen que servirles como estatuto de juicio durante todas sus generaciones, en todas sus moradas.

30 ”’Todo el que hiera mortalmente a un alma debe, por boca de testigos, ser muerto como asesino, y un solo testigo no puede testificar contra un alma para que muera. 31 Y no deben tomar rescate por el alma de un asesino que merece morir, pues sin falta debe ser muerto. 32 Y no deben tomar rescate por uno que haya huido a su ciudad de refugio, para que vuelva a morar en la tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.

33 ”’Y no deben corromper la tierra en que están; porque la sangre es lo que corrompe la tierra, y por la tierra no puede haber expiación respecto de la sangre que se ha vertido en ella salvo por la sangre del que la haya vertido. 34 Y no debes contaminar la tierra en que ustedes están morando, en medio de la cual yo estoy residiendo; porque yo Jehová estoy residiendo en medio de los hijos de Israel’”.

36 Y los cabezas de los padres de la familia de los hijos de Galaad, hijo de Makir, hijo de Manasés, de las familias de los hijos de José, procedieron a acercarse y a hablar delante de Moisés y los principales, los cabezas de los padres de los hijos de Israel, 2 y a decir: “Jehová mandó a mi señor que diera la tierra en herencia por sorteo a los hijos de Israel; y a mi señor le fue mandado por Jehová que diera la herencia de Zelofehad nuestro hermano a sus hijas. 3 Si cualesquiera de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel las consiguen por esposas, entonces la herencia de las mujeres tendrá que ser retirada de la herencia de nuestros padres y tendrá que ser añadida a la herencia de la tribu a la cual lleguen a pertenecer, de modo que sería retirada de la porción de nuestra herencia. 4 Ahora bien, si se efectúa el Jubileo para los hijos de Israel, entonces la herencia de las mujeres tiene que ser añadida a la herencia de la tribu a la cual lleguen a pertenecer; de modo que la herencia de ellas sería retirada de la herencia de la tribu de nuestros padres”.

5 Entonces Moisés dio orden a los hijos de Israel por mandato de Jehová, y dijo: “La tribu de los hijos de José está hablando rectamente. 6 Esta es la palabra que Jehová ha ordenado para las hijas de Zelofehad, diciendo: ‘Pueden llegar a ser esposas de quien, a los ojos de ellas, les parezca bien. Solo que deben llegar a ser esposas de los que son de la familia de la tribu de sus padres. 7 Y ninguna herencia de los hijos de Israel debe circular de tribu en tribu, porque los hijos de Israel deben adherirse cada uno a la herencia de la tribu de sus antepasados. 8 Y toda hija que llegue a tener posesión de una herencia de las tribus de los hijos de Israel, debe llegar a ser esposa de alguien de la familia de la tribu de su padre, a fin de que los hijos de Israel consigan poseer cada uno la herencia de sus antepasados. 9 Y ninguna herencia debe circular de una tribu a otra tribu, porque las tribus de los hijos de Israel deben adherirse cada una a su propia herencia’”.

10 Tal como Jehová había mandado a Moisés, de esa manera lo hicieron las hijas de Zelofehad. 11 Por consiguiente, Mahlá, Tirzá y Hoglá y Milcá y Noá, las hijas de Zelofehad, llegaron a ser las esposas de los hijos de los hermanos de su padre. 12 Llegaron a ser esposas de algunos de las familias de los hijos de Manasés hijo de José, para que la herencia de ellas continuara junto con la tribu de la familia de su padre.

13 Estos son los mandamientos y las decisiones judiciales que Jehová mandó por medio de Moisés a los hijos de Israel en las llanuras desérticas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.