Tony Hillerman

LOS ESPÍRITUS DEL AIRE -- JOE LEAPHORN JIM CHEE, 1

Dedico este libro a Katy Goodwin, Ursula Wilson, Faye Bia Knobi, Bill Gloyd, Annie Kahn, Robert Bergman y George Bock, y a todos los integrantes del equipo de medicina, ya fueran navajos, ya belagana, que se establecieron en el Pueblo y cuidaron de él. Vaya mi agradecimiento al doctor Albert Rizzoli por su bondad y su colaboración, y todo mi respeto al excelente trabajo del Servicio de Salud Indígena, que tan a menudo se pasa por alto.

NOTA DEL AUTOR: Hay que advertir a quienes lean estos misterios navajos con un mapa de la Gran Reserva ante los ojos, que Badwater Wash, su clínica y su tienda son tan ficticios como la gente que vive allí. Lo mismo vale para Short Mountain. También utilizo una forma no ortodoxa del sustantivo navajo correspondiente a hombre/cantor/shamán/medicina, comúnmente conocido como "hataalii". Por último, mi buen amigo Ernie Bulow me recuerda, con razón, que la mayoría de los shamanes tradicionales desaprobaría tanto el modo en que en este libro se invita a Jim Chee a la Bendición (ese tipo de arreglos debiera, realizarse cara a cara y no por carta), como la aspersión de arenas de color que Chee lleva a cabo bajo el sol, pues ese poderoso ritual sagrado sólo debe tener lugar en la cabaña navaja típica o hogan.

Nosotros, los navajos, comprendemos que el Coyote está siempre aguardando allí, fuera de la vista. Y el Coyote siempre tiene hambre.