Capítulo Veintiocho

Gabriel había esperado la llamada, pero no tan rápidamente. Cuando escuchó la voz de Lewis preguntando por su hija Portia, no había duda de que las cosas se pondrían feas.

Como había discutido con Samson antes, rápidamente lo enteró de la llamada. Esta situación requería ser manejada con cuidado.

—Es Robert Lewis, padre de Portia.

—¡Maldita sea! —Maldijo Samson—. ¿Le has dicho algo?

—No. Pero no seremos capaces de engañarlo.

—Lo sé. Ponlo en línea.

Gabriel apretó un botón y escuchó la respiración desde el otro extremo—. Sr. Lewis, está en línea con Samson Woodford, el dueño de Scanguards.

—¿Dónde está mi hija? Ella no contesta su celular, y nadie contesta el teléfono en la casa. —Había una buena dosis de impaciencia en su voz.

Samson se aclaró la voz—. Le aseguro, Sr. Lewis, que su hija está bien.

¿Bien? Gabriel sintió la necesidad de rascarse la cabeza con el tema de conversación de Samson. ¿Cómo podría Portia estar bien con Zane? ¡Su compañero vampiro y el segundo al mando, era un loco de atar! Había secuestrado a su encargo. ¿No resumía muy bien las cosas?

—¿Qué está diciendo? ¿Qué pasó con ella? —La impaciencia en la voz de Lewis fue remplazada inmediatamente por pánico.

Gabriel se dio cuenta inmediatamente que le importaba su hija. Después de las cosas que Samson le había transmitido sobre la extraña afirmación de Zane, que su padre quería que ella fuese virgen, por alguna razón perversa, Gabriel no había esperado que mostrara el tipo de interés que se hacía evidente en su voz. Sólo consolidaba su propia creencia de que Zane tenía que estar equivocado.

—Ella aún está a nuestro cuidado.

—¿Qué significa eso? —gritó Lewis en el teléfono, lo que llevó a Gabriel, a alejar el teléfono de su oreja.

—Lo que el Sr. Woodford quiere decir, es que no ha sufrido ningún daño —intervino Gabriel.

—¡Pónganla en el teléfono! ¡AHORA!

—Eh, Sr. Lewis, hay algo que tengo que hablar con usted antes de que pueda hablar con su hija.

Un gruñido se desgarró a través de la línea. Esto no iba bien, ¿y por qué habría de hacerlo? El hombre tenía derecho a hablar con su hija, y él lo sabía. El tratar de entretenerlo no iba a sacarlos de ese aprieto.

—Su hija ha hecho ciertas afirmaciones, y me temo que estamos obligados a investigar estas aleg…

—¿Qué mentiras les ha estado diciendo?

—No estamos seguros en este momento si se trata de mentiras. Su hija ha convencido a al menos uno de nuestros empleados a tomar en serio sus denuncias, y teniendo en cuenta la gravedad de su pretensión y las posibles consecuencias sobre el futuro de su hija, hemos decidido investigar esto.

¿Investigar esto? Samson estaba tergiversando la verdad sólo un poco más de lo habitual. El que estaba investigando esto, o más bien metiendo lo suyo en esto era Zane, Gabriel pensó con una risa amarga.

—¡Usted no tiene derecho a negarme el acceso a mi hija! Ella es menor de edad, y por ley, ella…

—Hay más de una ley que regula a los vampiros y los híbridos —interrumpió Samson, con un peligroso matiz de nervios en su voz—. Y aunque comprendo muy bien que el derecho de un padre es primero, no anula las leyes de nuestra sociedad.

—Me importa un carajo las leyes. ¡Mi hija es mía! Todo lo que les pedí que hicieran era protegerla. Y ¿qué hacen? Escuchar su estúpido parloteo.

Gabriel apretó la mandíbula. Tanto que le importaba su hija. No fue la preocupación por su bienestar lo que se había mostrado al principio de la conversación, era algo completamente distinto. Alejó el pensamiento, no quería seguirlo hasta su conclusión.

—Sr. Lewis. —Samson siguió sin inmutarse—. Podemos hablar de esto…

—¡Oh, vamos a discutir esto! —gritó Lewis—. ¡Tan pronto como el sol se ponga, estaré en un avión rumbo a San Francisco, y será mejor que mi hija me esté esperando, o algunas cabezas rodarán!

Con su amenaza, la llamada se desconectó.

Samson exhaló en la otra línea—. ¿Sigues ahí, Gabriel?

—Sí. Esto no estuvo muy bien.

—No esperaba que fuera bien. Pero al menos tendremos un par de horas más antes de tener que enfrentarnos a él. ¿Alguna novedad sobre la ubicación de Zane?

Gabriel negó con la cabeza—. Nuestros contactos han llegado con las manos vacías. Lauren no ha oído hablar de Portia, a pesar de que ambas son uña y carne. Pero Thomas está trabajando en piratear las cuentas de Zane para ver si puede encontrar algo.

—Bueno. ¿Y Quinn? Él debe saber algo.

Gabriel se frotó el cuello—. También lo creía, pero no puedo sacarle nada.

—¿Ha utilizado Zane su tarjeta de crédito en algún lugar?

—Es demasiado cuidadoso para eso. Incluso si necesitaba gasolina para el automóvil, estoy seguro de que pagó en efectivo. Seamos realistas, si no quiere ser encontrado, no lo vamos a encontrar.

—Entonces tenemos que encontrar una manera de sacarlo de su escondite.

—¿Y cómo vamos a hacer eso?

Hubo una pausa de tranquila contemplación antes de que Samson respondiera—: Tráeme a Quinn. Fue a ver a Thomas ayer a la noche. Quiero saber para qué.

—¿Por qué no se lo preguntas a Thomas?

—Porque Quinn sabe algo que nadie más sabe. Sólo tengo un presentimiento al respecto.

—Espero que estés seguro.

—Yo también.

Un clic en la línea le dijo a Gabriel que Samson había desconectado la llamada.

Suspiró.

Detrás de él, un sonido lo alertó de la presencia de su esposa. Se volvió y sonrió a Maya mientras flotaba hacia sus brazos.

—Pareces preocupado, bebé.

Gabriel hundió su cara en su pelo largo y oscuro, y aspiró su aroma embriagador—. Eso es porque lo estoy.

—¿Crees realmente que Zane le hará daño?

—Si ella le mintió a él, sí. —Por la seguridad de Portia, esperaba que ella no estuviera escondiéndole nada a Zane.

—Pero no es por eso que estas preocupado. Hay algo acerca de su padre, ¿no?

Había poco que pudiera esconder de Maya, y no sólo debido a su vínculo de sangre. Incluso sin él, habría sabido que algo andaba mal.

—Me dio un escalofrío. Había algo en su voz que no me gustó.

Maya inclinó la cabeza, dándole una mirada inquisitiva—. ¿Más que un padre preocupado por su hija?

—Oh, de acuerdo que él está preocupado, pero la forma en que dijo que era suya, no fue correcta. La considera de su propiedad.

—¿Estás seguro?

Él asintió con la cabeza—. Lo que significa que cree que puede hacer con ella lo que quiera. —Y Gabriel no estaba seguro de que las intenciones de Lewis estuvieran en el mejor interés de su hija, cualesquiera que fuesen.

—Entonces, ¿crees que Zane podría tener razón después de todo, que su padre quería que ella siguiera siendo una virgen?

—Y si Zane está en lo correcto, la única pregunta es: ¿por qué?

Maya acarició con su mano la cicatriz que pulsaba en su rostro—. ¿Qué pasa si ya no importa?

Levantó una ceja—. Mi dulce esposa, no estoy seguro de comprenderlo.

—Cualquiera que haya sido la razón, ya no importará. Después de pasar más de veinticuatro horas a solas con Zane, ¿realmente crees que ella siga siendo una virgen?

No es una posibilidad, Gabriel reflexionó.

Exactamente, Maya respondió enviando sus pensamientos directamente a su mente.

***

—Escucha, Samson —insistió Quinn, caminando de un lado para otro en el estudio de su jefe—, si yo supiera dónde está, te lo diría.

—El padre de Portia estará aquí en menos de doce horas. ¿Qué quieres que le diga?

—¿Decirle la verdad?

—¿Y cuál es la verdad, Quinn?

—¿La verdad? —Exhaló Quinn, recogiendo sus pensamientos—. Le puse una carnada a Zane para que regrese. Puse delante de él lo que más quiere.

—Explícate.

—Le dejé un mensaje de voz y envié un correo electrónico con la información que ha estado buscando durante años.

—¿Te lo inventaste? Él podría haber olido una trampa.

—Probablemente lo hizo oler una trampa, pero yo no lo inventé. Encontré lo que estaba buscando.

—¿Tiene esto algo que ver con tu visita a lo de Thomas o fue una visita social?

Sorprendido, Quinn se detuvo—. No importa. No diré más. No puedo decir nada sin romper la confidencia de Zane.

Samson asintió y comprendió—. ¿Y aun así no quiere salir de su escondite? ¿Por qué crees eso?

Quinn se dejó caer sobre el sofá, más harto que cansado de repente. Se frotó el puente de la nariz—. ¿Realmente tengo que explicártelo?

—No me hagas adivinar. Ya sabes cómo odio eso.

—No saldrá de su escondite, ya que prefiere estar con Portia. ¿No te dice eso lo suficiente?

—No puedes estar pensando de que Zane… No, él no es capaz de… —Samson negó con la cabeza en cámara lenta.

—¿Y por qué no? Es un hombre como cualquiera de nosotros. El hecho de que él nunca haya mostrado ningún sentimiento, no significa que no los tenga. Tal vez ella provocó algo en él. Tal vez ella es exactamente lo que necesita.

La mandíbula de Samson cayó—. ¿Una inocente? No puedes hablar en serio.

—Apuesto a que no es tan inocente ahora.

—¿Qué crees que está planeando hacer con ella?

Cogerla, hasta hacerla su compañera, quería decir Quinn, pero se mordió la lengua. Samson podía darse cuenta de eso por sí mismo—. ¿Cuánto tiempo queda hasta su vigésimo primer cumpleaños?

Samson bajó la cabeza en el archivo frente a él, sus ojos escaneaban el documento—. Cuatro semanas y media.

—Me preguntaste qué era lo que yo creía que iba a hacer. Aquí está mi mejor conjetura: la mantendrá oculta hasta que tenga su mayoría de edad.

—¿Para mantenerla alejada de su padre?

Quinn asintió con la cabeza a pesar de que sabía que no era la respuesta completa. Si Zane se había enamorado realmente de Portia, entonces él querría algo más de ella. Tendría que esperar hasta su vigésimo primer cumpleaños, antes de tener edad suficiente para dar su consentimiento para que se apareen. Su padre nunca se lo daría; eso estaba en claro ya. Si él no quería que su hija perdiera la virginidad, no querría que se aparee con el vampiro más malvado que estuviera allí afuera.