XXII - Paz en la Tierra
Transcurrió un año, que fue necesario para adaptarse, para meditar. Y muchos de entre nosotros pensamos que, a través de tanto horror y tragedia vividos en aquellos espantosos meses, se había producido un beneficio para nuestra Tierra. El Gran Cambio había llevado a todas las naciones a un lúcido reconocimiento de los valores comunes, a una comunidad de intereses reforzada. Como los hermanos en una familia angustiada, lucharon contra una naturaleza colérica e inmisericorde. Y luego vinieron los invasores de Xenephrene.
La Tierra había conseguido llevar a cabo el esfuerzo supremo; se trataba de una necesidad común lo que 400 jóvenes, que representábamos a todas las naciones de la Tierra, solucionamos aquella noche en que volamos al Brasil para enfrentarnos a Graff. Creo que en aquel momento, entre todos nosotros levantamos un monumento al nuevo espíritu terrestre... ¡O la vida unida o la muerte! Semejante espíritu de unidad no podrá olvidarse fácilmente.
Ya termino estas páginas. Yo me siento muy agradecido; saliendo del horror del pasado, he llegado a este momento con un padre a quien adoro y que aún conserva fuerzas y salud. Tengo una esposa bellísima y adorable con quien realizar todos mis sueños juveniles, una mujer que cuida de nuestro bello y vigoroso hijito. Tengo una hermana casada con un hombre a quien respeto... y un amigo soltero, muy feliz con su estilo de vida.
La Tierra se ha convertido en un lugar agradable donde vivir.
FIN