VI

SVGPFA

Instrucciones para los centros usuarios

El Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines se permite hacerle llegar estas instrucciones, que, de ser estrictamente aplicadas, permitirán a su unidad aprovechar de manera racional y fructífera los servicios del SVGPFA y a este organismo cumplir su misión con eficacia y prontitud:

1. Apenas alertado por el SVGPFA de la llegada del convoy, el jefe de la unidad hará disponer los emplazamientos de las visitadoras, los mismos que deberán reunir las siguientes características: techados, no contiguos, dotados de cortinas que los protejan de miradas indiscretas y aseguren una luz pobre o penumbra y de mecheros o focos provistos de pantallas rojas o recubiertas de trapos o papeles de dicho color por si las prestaciones son nocturnas. Cada emplazamiento estará equipado de: camastro con colchón de paja o jebe, revestido de hule o lona impermeable y sabana; silla, banco o clavo para colocar las prendas de vestir; bacinica o recipiente que haga sus veces como balde o lata grande; lavador con su respectivo depósito de agua limpia; un jabón; una toalla; un rollo de papel higiénico; un irrigador con tripa y vitoque. Se sugiere añadir algún complemento estético femenino, como ramo de flores, grabado o dibujo artístico, para imprimirle una atmósfera atrayente. Aunque conviene que la unidad tenga listos los emplazamientos a la llegada de las visitadoras, para el arreglo de los mismos el oficial responsable puede asesorarse por el jefe del convoy, quien le brindará toda la ayuda necesaria.

2. El oficial responsable tomará las providencias para que el convoy permanezca en su unidad el tiempo estrictamente suficiente al cumplimiento de sus funciones y no lo prolongue sin razón. Desde su llegada hasta su partida los miembros del convoy deberán mantenerse dentro del recinto de la unidad, no permitiéndoseles en ningún caso tener contacto con el elemento civil de las localidades vecinas, ni dentro de la unidad alternar con los clases y soldados fuera del período de la prestación. Antes y después de la misma, las visitadoras quedaran acuarteladas en sus emplazamientos y no podrán compartir los ranchos con la tropa, ni departir con los soldados, ni visitar las instalaciones de la plaza. A fin de que la presencia del convoy pase desapercibida del elemento civil de las cercanías, se aconseja impedir el ingreso a la unidad a toda persona ajena a la misma durante la permanencia en ella de las visitadoras. La unidad tiene obligación de proporcionar gratuitamente albergue y tres alimentos (desayuno, almuerzo y comida) a todos los miembros del convoy.

3. Se aconseja no anunciar a los clases y soldados la venida del convoy hasta la llegada del mismo, pues la experiencia ha demostrado que si la noticia se comunica con anticipación, cunde en la tropa una ansiedad y un nerviosismo que perjudica notoriamente el cumplimiento de sus obligaciones. Apenas llegado el convoy, el jefe de la unidad establecerá una lista de usuarios, exclusivamente entre clases y soldados, autorizando para ello a todos éstos a solicitar ser candidatos. Conocidas las candidaturas, procederá a eliminar de la lista a quienes padezcan cualquier enfermedad infecto contagiosa, y muy en especial de tipo venéreo (gonorrea, chancro) y a quienes domicilien ácaros, chinches, piojos, ladillas y demás variedades de anopluros. Se aconseja hacer pasar una visita médica a los candidatos.

4. Elaborada la lista de usuarios, se hará conocer de éstos a las visitadoras presentes y se los conminará a manifestar sus preferencias. Como, a juzgar por la experiencia, la elección espontánea nunca permite una distribución equitativa de usuarios por visitadora, el jefe de la unidad utilizará el método que crea mejor (sorteo, méritos y deméritos según foja de servicios) para dividir a los usuarios en grupos parejos por visitadora, teniendo en cuenta que cada una de éstas tiene el compromiso de asegurar un mínimo de diez prestaciones en cada unidad. Excepcionalmente, si el número de usuarios supera esa cifra, se romperá el principio de equidad y simetría atribuyendo un mayor número de usuarios a la visitadora más solicitada o menos fatigada del convoy.

5. Establecidos los grupos, se procederá a sortear el orden de ingreso de cada usuario en el emplazamiento y se instalarán controladores en la puerta de los mismos. El tiempo máximo por prestación es de veinte minutos. Excepcionalmente, en las unidades donde el número de usuarios no alcance a cubrir la cifra mínima laboral de las visitadoras (diez) se podrá extender el tiempo de la prestación a treinta minutos pero en ningún caso más. En las instrucciones previas, se debe advertir a los usuarios que la prestación será del tipo considerado normal, no estando obligada la visitadora a satisfacer ninguna demanda de carácter insólito o aberrante, fantasías antinaturales, perversiones o caprichos fetichistas. No se permitirá a ningún usuario repetir la prestación ni con la misma ni con diferente visitadora.

6. A fin de distraer y preparar a los usuarios mientras se hallan esperando turno para entrar al emplazamiento, el jefe del convoy les distribuirá material impreso adecuado, de carácter fotográfico y literario, el mismo que deberá ser devuelto a los controladores al ingresar el usuario donde la visitadora y en el mismo estado que lo recibió. La destrucción o el deterioro de grabados y textos serán sancionados con multas y privación de futuras prestaciones del SVGPFA.

7. El SVGPFA tratará siempre de hacer llegar los convoyes a los centros usuarios de tal modo que las prestaciones puedan efectuarse a las horas más convenientes (el atardecer o la noche), es decir terminadas las tandas del servicio diurno, pero si ello no es posible por razones de tiempo o distancia, el jefe de la unidad permitirá que las prestaciones tengan lugar de día y no retendrá el convoy en espera de la oscuridad.

8. Una vez terminadas las prestaciones, el jefe de la unidad enviará al SVGPFA un parte estadístico, cuidadosamente verificado, con los siguientes datos: (a) número exacto de usuarios atendidos por cada visitadora; (b) nombre y apellido de cada usuario con el número de la foja de servicios y boleta de cargo con el descuento correspondiente en la planilla; (c) un breve informe sobre el comportamiento de los miembros del convoy (jefe, visitadoras, personal de transporte) durante su estancia en la unidad y (d) crítica constructiva y sugerencias para la mejora del SVGPFA.

Firmado:

capitán EP (Intendencia) PANTALEÓN PANTOJA,

V. B. general EP FELIPE COLLAZOS,

jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército.

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Parte estadístico

Lagunas, 2 de septiembre de 1957

El capitán EP Alberto J. Mendoza R. tiene el agrado de enviar al SVGPFA, el siguiente parte sobre el paso del convoy número 16 por el campamento Lagunas (río Huallaga) a su mando:

El convoy número 16 llegó al campamento Lagunas el jueves 1 de septiembre, a las 15 horas, procedente de Iquitos, en el transporte fluvial Eva y partió a las 19 horas del mismo día en dirección al campamento Puerto Arturo (sobre el mismo río Huallaga). Presidía el convoy la señora Leonor Curinchila, Chuchupe, y lo integraban las visitadoras Dulce María, Lunita, Pichuza, Bárbara, Penélope y Rita. Conforme instrucciones, se dividió a los 83 usuarios en seis grupos (cinco de catorce hombres y uno de trece) que fueron atendidos por las mencionadas visitadoras dentro de los plazos reglamentarios y a su entera satisfacción. En vista de que la menos solicitada por la tropa fue la visitadora Dulce María, se le asignó a ella el grupo de sólo trece hombres. Adjunto lista de los 83 usuarios con nombre, apellido, número de foja de servicios y boleta de descuento por planilla. El comportamiento del convoy durante su permanencia en Lagunas fue correcto. Sólo se registró un incidente, a la llegada del barco, al reconocer el número Reinaldino Chumbe Quisqui entre las visitadoras a una hermana materna suya (la denominada Lunita) y proceder a insultarla e impartirle un castigo corporal, felizmente de leves consecuencias, antes de ser contenido por la guardia. El número Chumbe Quisqui fue privado de la prestación y encerrado en el calabozo con seis días de rigor por su mal carácter y proceder, pero luego amnistiado de esta segunda parte del castigo a instancias de su hermana materna Lunita y de las otras visitadoras. El suscrito se permite sugerir al SVGPFA, organismo cuya labor encomian todos los clases y soldados, que estudie la posibilidad de ampliar sus servicios a los suboficiales, por haberlo solicitado éstos repetidamente, y de crear una brigada especial de visitadoras de alta categoría para oficiales solteros o con familia residiendo lejos de la región a donde sirven.

S. e. u. o.

Firmado:

capitán EP ALBERTO J. MENDOZA R.

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SVGPFA

Parte número quince

ASUNTO GENERAL: Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines.

ASUNTO ESPECÍFICO: Celebración y balance del primer aniversario e Himno de las Visitadoras.

CARACTERÍSTICAS: secreto.

FECHA Y LUGAR: Iquitos, 16 de agosto de 1957.

El suscrito, capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, respetuosamente se presenta ante el general Felipe Collazos, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército, lo saluda y dice:

1. Que con motivo de celebrarse el día 4 de este mes el primer aniversario del SVGPFA, el suscrito se permitió ofrecer al personal masculino y femenino de este organismo, un sencillo almuerzo de camaradería en el local del río Itaya, que, para no gravar demasiado el magro presupuesto del Servicio, fue elaborado por un grupo voluntario de visitadoras bajo la dirección de nuestra jefe de personal, doña Leonor Curinchila (a) Chuchupe. Que en el transcurso del ágape no sólo se fraternizó sanamente con alegría y humor, mientras se degustaban las excelencias de la cocina amazónica —el menú constó de la célebre sopa de maní de la región, el Inchic Capi, Juane de arroz con gallina helados de cocona y, como bebida, cerveza— sino que, asimismo, se aprovechó esta conmemoración para hacer un alto en el camino, pasar revista a lo cosechado por el Servicio en su primer año de vida e intercambiar apreciaciones, sugerencias y críticas positivas, siempre con los ojos de la mente puestos en el mejor cumplimiento de la tarea que el Ejército nos tiene confiada.

2. Que, en resumen, el balance de este primer año del SVGPFA —sintetizado por el suscrito ante sus colaboradores en una breve alocución, a los postres del ágape— contabiliza un total de 62 160 prestaciones ofrecidas por el Servicio a los clases y soldados de nuestras unidades de frontera y a la marinería de las bases navales amazónicas, guarismo que, aunque muy por debajo de la demanda, constituye un modesto éxito para el Servicio: dicha cifra prueba que, en todo momento, el SVGPFA utilizó su potencia operativa al máximo de su rendimiento —ambición suprema de toda empresa productora— como se desprende de la descomposición del total de 62 160 prestaciones en sus sumandos componentes. Que, en efecto, los dos primeros meses, cuando el SVGPFA contaba apenas con cuatro visitadoras, el volumen de prestaciones alcanzó a 4320,lo que arroja un promedio de 540 prestaciones mensuales por visitadora, es decir veinte diarias, marca que (la superioridad recordará el parte número uno enviado por el suscrito) caracteriza a las visitadoras de máxima eficiencia. Que, en el cuarto y quinto mes, cuando el equipo de visitadoras era de seis miembros, las prestaciones ascendieron a 6480, lo que da, asimismo, una media de una veintena de prestaciones diarias por unidad de trabajo. Que los meses quinto, sexto y séptimo representan 13 560 prestaciones, o sea siempre un promedio diario de veinte por cada una de las ocho visitadoras que constituían el personal del SVGPFA. Que en el octavo, noveno y décimo mes, el ritmo se mantuvo idéntico —máximo nivel de eficacia— pues las 16 200 prestaciones de ese trimestre tabulan también promedios de veinte para las diez visitadoras del SVGPFA, en tanto que estos dos últimos meses las 21 600 prestaciones realizadas indican una vez más que las veinte visitadoras con que contamos en la actualidad han sabido mantener ese alto promedio sin inflexión alguna. Que el suscrito se permitió concluir su alocución conmemorativa felicitando al personal del SVGPFA por su buen comportamiento y regularidad en el trabajo y exhortándolo a redoblar esfuerzos para alcanzar en el futuro metas más altas de rendimiento tanto cuantitativas como cualitativas.

3. Que en un gesto simpático, luego del brindis final por el SVGPFA, las visitadoras cantaron ante el suscrito una obrita musical secretamente compuesta por ellas para la ocasión y que propusieron fuera adoptada como Himno de este Servicio. Que el suscrito accedió a dicha solicitud, luego de ser interpretado el Himno varias veces con verdadero entusiasmo por todas las visitadoras, medida que espera sea ratificada por la superioridad, teniendo en cuenta la conveniencia de estimular las iniciativas que, como ésta, denotan interés y cariño del personal por el organismo del que forman parte, fomentan el espíritu fraternal indispensable para la realización de las tareas conjuntas y revelan una alta moral, espíritu joven y aún algo de ingenio y picardía, que, en pequeñas dosis por supuesto, nunca están de más para añadir sal y pimienta a la tarea realizada.

4. Que ésta es la letra de la aludida composición, la misma que debe ser entonada con la música de la universalmente conocida «La Raspa»:

HIMNO DE LAS VISITADORAS

Servir, servir, servir

Al Ejército de la Nación

Servir, servir, servir

Con mucha dedicación

Hacer felices a los soldaditos

—¡Vuela volando, chuchupitas!—

Y a los sargentos y a los cabitos

Es nuestra honrosa obligación

Servir, servir, servir

Al Ejército de la Nación

Servir, servir, servir

Con mucha dedicación

Por eso vamos contentas y alegres

En los convoyes de nuestro Servicio

—sin pelearnos, sin meter vicio—

con Chinito, Chuchupe o Chupon

Servir, servir, servir

Al Ejército de la Nación

Servir, servir, servir

Con mucha dedicación

En la tierra, en la hamaca, en la hierba

Del cuartel, campamento o solar

Damos besos, abrazos y afines

Cuando lo ordena el superior

Servir, servir, servir

Al Ejército de la Nación

Servir, servir, servir

Con mucha dedicación

Cruzamos selvas, ríos y cochas

Ni al otorongo, ni al puma ni al tigre

Tenemos ningún temor

Porque nos sobra patriotismo

Hacemos riquísimo el amor

Servir, servir, servir

Al Ejército de la Nación

Servir, servir, servir

Con mucha dedicación

Y ahora a callar visitadoras

Hay que partir a trabajar

Dalila nos está esperando

Y Eva loquita por zarpar

Adiós, adiós, adiós

Chinito, Chuchupe y Chupón

Adiós, adiós, adiós

Señor Pantaleón

Dios guarde a Usted.

Firmado:

capitán RP (Intendencia) PANTALEÓN PANTOJA

c. c. al general Roger Scavino, Comandante en Jefe de la V. Región (Amazonía).

ANOTACIÓN:

Comuníquese al capitán Pantoja que la Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército, ratifica sólo provisionalmente su decisión de reconocer el Himno de las Visitadoras concebido por el personal femenino del SVGPFA, pues hubiera preferido que dicha letra fuera coreada con música de alguna canción del rico acervo folklórico patrio, en vez de utilizar una melodía foránea como es «La Raspa»: sugerencia que deberá ser tomada en cuenta en el porvenir.

Firmado:

general FELIPE COLLAZOS,

Jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército.

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Mensaje radial en clave del alférez EP Alberto Santana, jefe del Puesto de Horcones (sobre el río Napo), captado en el Campamento Militar Vargas Guerra de Iquitos y transmitido al destinatario (c. c. a la Comandancia de la V Región, Amazonía).

Ruego comunicar al capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, el siguiente mensaje:

1. En mi nombre y en el de los suboficiales, clases y soldados del Puesto de Horcones, le hago llegar nuestra más sincera felicitación por el nacimiento de su hijita Gladys y nuestros votos por la felicidad y muchos éxitos en la vida de la flamante heredera, siendo la causa de lo tardío de esta congratulación el habernos enterado del venturoso suceso sólo ayer, con motivo de la llegada a Horcones del convoy SVGPFA número 11.

2. Asimismo, en mi nombre y en el de todos los soldados a mi mando le participo nuestra solidaridad más fraternal y nuestra repulsa y decidida condena por las pérfidas insinuaciones y viborescas sugerencias que contra el Servicio de Visitadoras viene haciendo desde hace algún tiempo el programa La Voz del Sinchi, de Radio Amazonas, el mismo que, en prueba de nuestra indignación, ya no se escuchará más en el Puesto de Horcones, radiándose ahora a la tropa por el altavoz la emisión Música y Cantos del Ayer de Radio Nacional.

Muy agradecido,

alférez EP ALBERTO SANTANA,

jefe del Puesto de Horcones (sobre el río Napo)

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Oficio del jefe de la Guarnición de Borja, coronel EP Peter Casahuanqui, al Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Fronteras y Afines.

Borja, 1 de octubre de 1957

El coronel EP Peter Casahuanqui, jefe de la Guarnición de Borja, lamenta tener que comunicar al SVGPFA que, durante la permanencia en esta unidad del convoy número 25, presidido por el sujeto apodado Chupito e integrado por las visitadoras Coca, Peludita, Flor y Maclovia, permanencia que debió prolongarse ocho días debido a la inclemencia del tiempo que impedía despegar al hidroavión Dalila de las aguas del Marañón, se han registrado algunos incidentes que a continuación pormenoriza:

1. A fin de impedir que al terminar las prestaciones (efectuadas con normalidad el día de la llegada del convoy) las visitadoras tuvieran contactos extra reglamentarios con la tropa, se las acuarteló a todas en la sala de suboficiales debidamente acondicionada para ello. Gracias a una oportuna denuncia, esta jefatura fue informada que el piloto de Dalila, alias Loco, preparaba un ilícito negocio, ya que había propuesto a los suboficiales de Borja, prestaciones de las visitadoras mencionadas, a cambio de dinero. Sorprendidos en plena operación en horas de la noche, tres suboficiales de la unidad recibieron castigos de rigor, el sujeto apodado Loco quedo encerrado en el calabozo hasta la partida del convoy y las visitadoras fueron amonestadas.

2. Al tercer día de la estancia del convoy en la Guarnición de Borja, pese a la severa vigilancia tendida en torno al emplazamiento donde se hallaba concentrado, se registró la fuga conjunta de la visitadora Maclovia y del jefe de la guardia encargada de la protección del convoy, sargento primero Teófilo Gualino. Inmediatamente se tomaron las disposiciones necesarias para la persecución y captura de los prófugos, quienes, se descubrió, habían huido apoderándose delictuosamente de un deslizador de la Guarnición. Luego de dos días de intensas búsquedas, los fugitivos fueron hallados en la localidad de Santa María de Nieva, donde habían recibido protección y amparo en un refugio clandestino de los Hermanos del Arca, después de atravesar milagrosamente, teniendo en cuenta el tiempo reinante y lo embravecido del río (por intercesión divina del niño-mártir de Moronacocha, según creencia ingenua de la pareja) los Pongos del Marañón. El refugio de los fanáticos del Arca fue denunciado a la Guardia Civil, la que procedió a efectuar una redada, por desgracia sin éxito, pues los «hermanos» y «hermanas» consiguieron internarse en el monte. Los desertores de Borja, en cambio, sí fueron detenidos, pretendiendo al principio oponer resistencia, pero el grupo de caza, al mando del alférez Camilo Bohórquez Rojas, los redujo fácilmente. Se comprobó entonces, por documentos decomisados a los interfectos, que ese mismo día en la mañana habían contraído matrimonio, ante el Teniente Gobernador de Santa María de Nieva, por lo civil, y ante el capellán de la Misión por lo religioso. El sargento primero Teófilo Gualino ha sido despojado de todos sus grados retrocedido a la condición de soldado raso, castigado con ciento veinte días de calabozo a pan y agua, y consignada su reprobable acción en su foja de servicios con la calificación «falta gravísima». En cuanto a la visitadora Maclovia, es devuelta al centro logístico para que el SVGPFA le imponga la sanción que crea Justa.

Dios guarde a Usted.

Firmado:

coronel EP PETER CASAHUANQUI

jefe de la Guarnición de Borja (sobre el río Marañón)

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Iquitos, 12 de octubre de 1957

Amigo Pantoja:

La paciencia, como todo lo que es humano, tiene su límite. No quiero insinuar que abusa usted de la mía, pero cualquier observador imparcial diría que la pisotea, pues ¿cómo calificar si no el silencio pétreo que han merecido todos los mensajes verbales y amistosos que le he mandado en las últimas semanas con sus empleados Chupito, Chuchupe y Chino Porfirio? La cosa es tristemente simple, tiene que entenderlo y aprender a distinguir de una vez entre sus amigos y quienes no lo son, o, perdóneme señor Pantoja, su floreciente negocio se irá a pique. La ciudad entera me exige que arremeta contra usted y contra lo que todas las personas decentes de Iquitos consideran un escándalo sin precedentes ni atenuantes. Ya sabe que soy hombre de mi tiempo, dispuesto a verlo, hacerlo y conocerlo todo antes de morir y capaz, en aras del progreso, de aceptar que en esta hermosa tierra loretana donde vi la luz, florezca una industria como la suya. Pero incluso yo, con mi mente ancha, no puedo menos que comprender a quienes se asustan, se persignan y ponen el grito en el cielo. Al principio eran sólo cuatro, amigo Pantoja, y ahora ¿veinte, treinta, cincuenta?, y usted lleva y trae a las pecadoras por los aires y por los ríos de la Amazonía. Sepa que al pueblo se le ha metido entre ceja y ceja que su negocio se cierre. Las familias no duermen en paz sabiendo que a poca distancia de sus casas, a la vista de sus menores hijas, hay ese absceso de desenfreno y vicio, y usted seguramente se habrá percatado que el gran acontecimiento de todos los niños de Iquitos es ir al Itaya a ver partir y llegar el barco y el hidroavión con su variopinto cargamento. Ayer mismo me lo comentaba, con lágrimas en los ojos, el director del Colegio San Agustín, ese viejecito tan santo como sabio, el Padre José María.

Acepte la realidad: la vida y la muerte de su millonario negocio están en mis manos. Hasta ahora he resistido las presiones y me he limitado, de cuando en cuando, para aplacar algo la cólera de la ciudadanía, a lanzar discretas advertencias, pero si continúa en su incomprensión y terquedad y si antes de fin de mes no está en mi poder lo que me es debido, no habrá para su empresa, ni para su cerebro y gerente, más que guerra a muerte, sin piedad ni compasión, y ambos sufrirán las fatales consecuencias.

De estas y otras muchas cosas me hubiera gustado platicar amistosamente con usted, señor Pantoja. Pero temo su carácter, sus intemperancias, esos malos modos que tiene, y, además, con una sonrisa en los labios déjeme decirle que dos zambullidas forzadas en las sucias aguas del Itaya son lo máximo que este su servidor puede tomar a broma y perdonar: a la tercera le respondería como hombre, pese a que a mí no me gusta la violencia.

Ayer lo vi, amigo Pantoja, de tardecita, paseándose por la avenida González Vigil, muy cerca del Asilo de Ancianos. Iba a acercarme a saludarlo pero lo noté tan bien acompañado y viviendo un momento tan tierno, que no lo hice, pues sé ser discreto y comprensivo. Me alegró mucho reconocer a la bella damita que usted tenía cogida de la cintura y que le daba esos mordisquitos tan cariñosos en la oreja. Pero si resulta que no es su gentil esposa, dije para mi capote, sino esa joya de mujer importada de Manaos por este industrial emprendedor, la de pasado tan glorioso. Tiene usted un exquisito gusto, señor Pantoja, y entérese que todos los hombres de la ciudad lo envidiamos, porque la Brasileña es lo más tentador y apetecido que haya pisado Iquitos, dichoso usted y también los soldaditos. ¿Se dirigían a ver el crepúsculo en el lindo lago de Morona, a jurarse eterno amor en el barranco donde fue crucificado el niño-mártir, como se ha puesto de moda hacerlo entre los enamorados de esta tierra?

Un cordial apretón de manos de quien ya sabe,

XXX

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SVGPFA

Parte número dieciocho

ASUNTO GENERAL: Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines.

ASUNTO ESPECÍFICO: Incidentes ocurridos al convoy número 25, en Borja, entre el 22 y el 30 de septiembre de 1957.

CARACTERÍSTICAS: secreto.

FECHA Y LUGAR: Iquitos, 6 de octubre de 1957.

El suscrito, capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, respetuosamente se presenta ante el general Felipe Collazos, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército, lo saluda y dice:

1. Que, respecto a los graves acontecimientos registrados en la Guarnición de Borja, a los que se refiere el oficio del coronel EP Peter Casahuanqui que le adjunta, el SVGPFA ha efectuado una minuciosa investigación que ha permitido establecer los hechos siguientes:

  1. Durante los ocho días que permaneció el convoy número 25 en Borja (22 al 30 de septiembre), el tiempo en toda esa región no dejó absolutamente nada que desear, resplandeciendo el sol, no lloviendo ni una sola vez y estando las aguas del río Marañón muy tranquilas, según los partes meteorológicos de la Fuerza Aérea Peruana y de la Armada Peruana que se acompañan.

  2. Las declaraciones de todos los miembros del convoy número 25 coinciden en afirmar de manera categórica que su permanencia en Borja se debió a que la hélice de Dalila fue aviesamente desmontada por manos ignotas, a fin de impedir la partida del avión y retener al convoy en Borja, puesto que al octavo día la hélice reapareció montada en el aparato de la misma manera misteriosa.

  3. Asimismo, todos los miembros del convoy número 25 coinciden en afirmar que durante los ocho días de estacionamiento obligatorio en Borja, las visitadoras Coca, Peludita, Flor y Maclovia (esta última sólo mientras estuvo en la Guarnición, claro está) fueron inducidas a conceder prestaciones diarias y repetidas a todos los oficiales y suboficiales de la unidad, en contra del reglamento del SVGPFA que exceptúa de sus beneficios a los mandos altos e intermedios, y sin que dichas prestaciones fueran económicamente retribuidas.

  4. El piloto de Dalila asegura que la razón de su encierro en el calabozo de Borja fue, exclusivamente, haber intentado impedir que las visitadoras brindaran las prestaciones antirreglamentarias y adhonorem que se les exigían, las que suman, según cálculos aproximados de ellas mismas, la elevada cifra de 247.

  5. El suscrito quiere hacer constar que no comunica los resultados de esta investigación con el ánimo de contradecir el testimonio del coronel EP Meter Casahuanqui, destacado jefe del Ejército a quien estima y respeta, sino como una simple colaboración encaminada a ampliar el informe de dicho jefe y a que resplandezca toda la verdad.

2. De otro lado, tiene el honor de hacerle saber que la investigación llevada a cabo por el SVGPFA sobre la fuga y posterior matrimonio de la visitadora Maclovia con el ex sargento primero Teófilo Gualino, coincide matemáticamente con la versión contenida en el oficio del coronel EP Peter Casahuanqui, alegando sólo la suscrita que el ex sargento Gualino y ella se apoderaron de un deslizador de la Guarnición en calidad de préstamo, por ser el río el único medio de salir de Borja, y que era su firme intención devolverlo en la primera oportunidad. La visitadora Maclovia ha sido expulsada del SVGPFA, sin indemnizaciones y sin carta de recomendación por su irresponsable comportamiento.

3. El suscrito se permite hacer observar a la superioridad que el origen de estos incidentes, como de la mayoría que se han registrado pese a los esfuerzos del SVGPFA y de los oficiales responsables de los centros usuarios, es la dramática falta de efectivos de este Servicio. El equipo de veinte (20) visitadoras (diecinueve en la actualidad, pues la dicha Maclovia no ha sido aún reemplazada), no obstante la dedicación y buena voluntad de todos los colaboradores del SVGPFA, es totalmente insuficiente para cubrir la absorbente demanda de los centros usuarios, a los que no podemos atender como sería nuestro deseo, sino, con perdón de la expresión, a cuentagotas, y este racionamiento motiva ansiedad, sentimientos de frustración y, a veces, actos precipitados y lamentables. Una vez más el suscrito se permite exhortar a la superioridad a que dé un paso vigoroso y audaz, consintiendo en que el SVGPFA aumente su equipo operacional de veinte (20) a treinta (30) visitadoras, lo que significará un progreso importante en pos de la todavía remota cobertura de la llamada por la ciencia «plenitud viril» de nuestros soldados de la Amazonía.

Dios guarde a Usted.

Firmado:

capitán EP (Intendencia) PANTALEÓN PANTOJA

Adjuntos: oficio del coronel EP Peter Casahuanqui, jefe de la Guarnición de Borja (sobre el río Marañón) y dos (2) partes meteorológicos de la FAP y de la AP.

ANOTACIÓN:

Transmítase el anterior informe del capitán Pantoja al general Roger Scavino, comandante en jefe de la V Región, con las siguientes instrucciones:

1. Efectuar una investigación inmediata y detallada sobre lo ocurrido en la Guarnición de Borja, entre el 22 y el 30 de septiembre, con el convoy número 25 del SVGPFA y castigar severamente a quienes resulten responsables, y

2. Acceder a la solicitud del capitán Pantoja y suministrar al SVGPFA los fondos necesarios para que aumente su equipo operacional de veinte a treinta visitadoras.

Firmado:

general FELIPE COLLAZOS,

jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército.

Lima, 10 de octubre de 1957

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Oficio confidencial del contralmirante AP Pedro G. Carrillo, jefe de la Fuerza Fluvial del Amazonas, al general EP Roger Scavino, comandante en jefe de la V Región (Amazonía).

Base de Santa Clotilde, 2 de octubre de 1957

De mi consideración:

Tengo el honor de hacerle saber que hasta mí han llegado, desde las diferentes bases que la Armada tiene dispersas por la Amazonía, manifestaciones de sorpresa y descontento, tanto de la marinería como de la oficialidad, en relación con el Himno del Servicio de Visitadoras. Los hombres que visten el inmaculado uniforme de la Naval lamentan que el autor de la letra de dicho Himno no haya creído necesario mencionar ni una sola vez a la Armada Peruana y a la marinería, como si esta institución no fuera también auspiciadora de dicho Servicio, al que, ¿es preciso recordarlo?, contribuimos con un barco transporte y su respectiva tripulación, y con un porcentaje equitativo de los gastos de mantenimiento, habiendo cotizado hasta ahora con puntualidad sin tacha los honorarios que nos han sido fijados por las prestaciones requeridas.

Convencido de que esta omisión es únicamente atribuible a descuido y azar y que no ha habido en ella ánimo alguno de ofender a la Armada ni fomentar un sentimiento de postergación entre la marinería respecto a sus colegas del Ejército, le hago llegar este oficio, junto con mis saludos y la súplica de remediar, si está en sus manos, la deficiencia que le participo, pues, aunque pequeña y banal, podría ser causa de susceptibilidades y resquemores que no deben enturbiar jamás la relación entre instituciones hermanas.

Dios guarde a Usted.

Firmado:

contralmirante AP PEDRO G. CARRILLO,

jefe de la Fuerza Fluvial del Amazonas

ANOTACIÓN:

Entérese del contenido del precedente oficio al capitán Pantoja, repréndasele por la inexcusable falta de tacto de que ha hecho gala el SVGPFA en el asunto en cuestión y ordénesele dar debidas y prontas satisfacciones al contralmirante Pedro G. Carrillo y a los compañeros de la Armada Nacional.

Firmado:

general ROGER SCAVINO,

Comandante en jefe de la V Región (Amazonía)

Iquitos, 4 de octubre de 1957

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Requena, beintidos Octuvre de mil 957.

Baliente Sinshi:

Requinta en tu emizión asote de la injusticia de «Radio Amasona» que todos aquí oyimos y te aplaudyimos, porque los nabales de la Base de Santa Ysabelita se trayen aquí sus putas desde iquitos, en un señor barco de nombre Eba y se dan sus baños de agua rica ayi entre ellos, y no permyten que nadie se las toque y las despashan sin que nosotros, la juventu progresista de Requena, podamos hacelles nada. ¿Es justo eso, Baliente Sinshi? Ya fuyimos una comisión de homes deste pueblo, llendo a la cabeza el propio alcalde Teófilo Morey, a protestalle al jefe de la Base de Santa Ysabelita, pero este covarde nos negó todo diciendo cómo boy permitir a los jóvenes de Requena que nos casháramos a las Bisitadoras si las Bisitadoras no existían, jurando encima por el niño-mártir este ereje. Como si no tubiéramos ojos ni oyidos, Sinshi, qué te parece la consha. ¿Por qué los nabales sí y nosotros no? ¿Acaso no tenemos pishula? Métele letra a esto en tu emizión, Baliente Sinshi, haslos temblar y dales contra el zuelo.

Tus ollentes

ARTIDORO SOMA

NEPOMUCENO QUILCA

CAIFÁS SANSHO

Con esta cartyta te mandamos de regalo un lorito que es un Piko de Oro como tú, Sinshi.

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SVGPFA

Parte número veintiséis

ASUNTO GENERAL: Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines.

ASUNTO ESPECÍFICO: Explicación de intenciones y trastornos del Himno de las Visitadoras.

CARACTERÍSTICAS: secreto.

FECHA Y LUGAR: Iquitos, 16 de octubre de 1957.

El suscrito, capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, respetuosamente se presenta ante el contralmirante AP Pedro G. Carrillo, jefe de la Fuerza Fluvial del Amazonas, lo saluda y dice:

1. Que deplora profundamente el imperdonable descuido por el cual la letra del Himno de las Visitadoras no hace mención explícita de la gloriosa Armada Nacional y de la esforzada marinería que la integra. Que no como justificación sino como simple cociente informativo quiere hacerle saber que este himno no fue encargado por la jefatura del SVGPFA, sino espontánea creación del personal y de forma y contenido. Que en todo caso, si no en la letra, en el espíritu de dicho Himno, al igual que en la mente y en el corazón de quienes laboramos en el SVGPFA, se hallan siempre presentes las bases de la Armada y su marinería, a quienes todos en este Servicio profesamos el mayor cariño y el más alto respeto.

2. Que se ha procedido a solventar las deficiencias del Himno, enriqueciéndolo con las siguientes modificaciones:

  1. El coro o estribillo, que se canta cinco veces intercalado a las estrofas, se cantará tres veces (la primera, la tercera y la quinta) en su factura original, es decir:

Servir, servir, servir

Al Ejército de la Nación

Servir, servir, servir

Con mucha dedicación

La segunda y la cuarta vez, el coro o estribillo se cantará renovado en su segundo verso de esta manera:

Servir, servir, servir

A la Armada de la Nación

Servir, servir, servir

Con mucha dedicación

  1. Hola

  2. La primera estrofa del Himno queda definitivamente modificada, anulándose el tercer verso que decía «Y a los sargentos y a los cabitos» y reemplazándolo del siguiente modo:

Hacer felices a los soldaditos

— ¡Vuela volando, chuchupitas!—

Y a los valientes marineritos

Es nuestra honrosa obligación

Dios guarde a Usted.

Firmado:

capitán EP (Intendencia) PANTALEÓN PANTOJA

c. c. al general Felipe Collazos, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército y al general Roger Scavino, comandante en jefe de la V Región (Amazonía).

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Parte estadístico

El coronel EP Máximo Davila se complace en enviar al SVGPFA el siguiente informe sintético sobre la visita que su convoy número 32 efectuó a la Guarnición de Barranca (sobre el río Marañón):

Fecha de la visita del convoy número 32: 3 de noviembre de 1957.

Medio de transporte y personal: Barco Eva. Jefe del convoy: Chino Porfirio. Visitadoras: Coca, Pechuga, Lalita, Sandra, Iris, Juana, Loreta, Brasileña, Roberta y Eduviges.

Permanencia en la Guarnición: seis (6) horas, de las 14 a las 20.

Número de usuarios y desarrollo de las prestaciones: Ciento noventidós (192) usuarios, divididos y servidos del siguiente modo: un grupo de diez (10) hombres, consignado a la visitadora Brasileña (pese a ser la más ambicionada por los hombres del regimiento se acató la disposición del SVGPFA de asignar a esta visitadora solo el número reglamentario mínimo de usuarios); un grupo de veintidós (22) hombres, consignado a la visitadora Pechuga (por ser la segunda en popularidad en el regimiento) y ocho grupos de veinte (20) hombres cada uno, consignados a las restantes visitadoras. Esta repartición se efectuó luego de cancelado el imprevisto que se refiere más adelante. Como era preciso que Eva zarpara antes del oscurecer debido a los rápidos nocturnos que en esta época se forman frente a Barranca, se acortó el tiempo máximo de permanencia del usuario en el emplazamiento de veinte a quince minutos, de modo que toda la operación terminara antes de ocultarse el sol, lo que felizmente se obtuvo.

Apreciación: Las prestaciones fueron plenamente gratas a los usuarios, lamentando algunos, sólo, el recorte de tiempo debido a la razón ya expuesta, y siendo la conducta del convoy número 32 del todo correcta, como ha sido hasta ahora la de todos los convoyes del SVGPFA que hemos tenido el agrado de recibir en la Guarnición de Barranca.

Imprevistos: La Asistencia Médica de esta unidad descubrió, viajando en el convoy número 32, tramposamente vestido de mujer, a un polizonte, quien, entregado a la Prevención e interrogado, resultó ser el individuo Adrián Antúnez, (a) Milcaras, el mismo que, se reveló, es protector o macró de la visitadora denominada Pechuga. El polizonte confesó haber sido introducido en el barco Eva por su protegida y haber obtenido bajo amenazas el consentimiento del jefe del convoy y el silencio de las demás visitadoras para llevar a cabo su estrambótico intento. Con el engaño de las ropas de mujer, se mintió a la tripulación que se trataba de una visitadora nueva llamada Adriana, descubriéndose la superchería cuando, al llegar a Barranca, la supuesta Adriana inventó una enfermedad ante su primer cliente, el número Rogelio Simonsa, para no brindar la prestación por el sitio debido, proponiendo en cambio realizarla de manera sodomita o contra-natura. El número Simonsa, entrando en sospechas, denunció lo ocurrido y la falsa Adriana fue examinada a la fuerza por el enfermero de guardia, haciéndose patente su verdadero sexo. El polizonte aseguró al principio haber ideado esta pantomima para controlar más de cerca los ingresos de la visitadora Pechuga (de los cuales recibe el 75%) pues sospechaba que ella le hacía cuentas mañosas a fin de retacearle su participación. Pero luego, ante la incredulidad de los interrogadores, confesó que siendo invertido pasivo desde hace muchos años, su verdadera intención había sido practicar su vicio con la tropa, para demostrarse a sí mismo que podía suplantar con creces a una mujer en funciones de visitadora. Todo lo cual fue corroborado por su propia conviviente Pechuga. No siendo competencia de esta unidad tomar una decisión sobre el particular, el individuo Adrián Antúnez, (a) Milcaras, es devuelto esposado y custodiado en el barco Eva al centro logístico, para que la jefatura del SVGPFA adopte las medidas que más convengan.

Sugerencia: Que se estudie la posibilidad de enviar los convoyes del SVGPFA a los centros usuarios con más frecuencias, por el buen efecto que las prestaciones tienen en la tropa.

Firmado:

coronel EP MÁXIMO DÁVILA,

jefe de la Guarnición de Barranca

(sobre el río Marañón)

Se adjunta: lista de usuarios con nombre, apellido, número de foja de servicios y boleta de descuento, y polizonte Adrián Antúnez, (a) Milcaras.

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Iquitos, 1 de noviembre de 1957

Respetable señora Pantoja:

Muchas veces he llegado hasta su puerta para tocarla, pero arrepentida cada vez me he vuelto a casa de mi prima Rosita, llorando, porque acaso no nos ha amenazado siempre tu esposo diciendo han de ir al infierno antes que acercarse a mi hogar. Pero estoy desesperada y viviendo ya el infierno, señora, compadézcase de mí, hoy que es el día de nuestros muertos queridos. De aquí me voy a rezar a la iglesia de Punchana por todos tus muertos, señora Pantoja, sé buena, yo sé que usted lo es, he visto lo linda que es tu hijita con su carita tan santa como la del niño-mártir de Moronacocha. Le contaré que cuando nació tu hijita todas tuvimos tanta alegría allá en Pantilandia, le hicimos su fiesta a tu esposo y lo emborrachamos para que estuviera más feliz con la bebita, ha de ser como un angelito de alma blanca venido del cielo, nos decíamos entre nosotras. Así ha de ser, yo lo sé, me lo sé, me lo secretea el corazón. Usted me conoce, una vez me vio hace como un año o más, esa «lavandera» que hizo entrar a su casa por equivocación, creyendo que iba a lavarle la ropa. Ésa soy yo, señora. Ayúdame, sea buena con la pobre Maclovia, estoy muriéndome de hambre y el pobre Teófilo allá en Borja, me lo tienen preso en el calabozo, a pan y agua me dice en una carta que me trajo un amigo, el pobrecito, todo su pecado es quererme, haga algo por mí, te lo voy a agradecer hasta mi muerte. ¿Cómo quiere pues que viva, señora, si su marido me botó de Pantilandia? Diciendo que me había portado mal allá en Borja, que yo lo había invencionado para que se escapara conmigo al Teófilo. No fui yo, fue él, me dijo huyámonos a Nieva, que me perdonaba que fuera puta, que me había visto llegar a Borja y el corazón le había hablado diciendo: «Apareció la mujer que andas buscando por la vida».

Tengo un techo gracias al corazón de mi prima Rosita, pero ella también es pobre y no puede mantenerme, señorita, ella te está escribiendo esta carta por mí porque yo no sé. Compadézcase que Dios te lo premiará en el cielo y lo mismo a tu hijita, la he visto en la calle dando sus pasitos y he pensado un niño dios, qué ojitos. Tengo que volver a Pantilandia, háblale a tu marido, que me perdone y me contrate de nuevo. ¿Acaso no le he trabajado siempre bien? ¿Qué disgusto le he dado al señor Pantoja desde que estoy con él? Ninguno, pues sólo éste, unito en un año acaso es tanto. ¿No tengo derecho a querer a un hombre? ¿A él no se le cae la baba cuando la Brasileña le hace sus mañoserías? Cuídate, señora, esa mujer es mala, ha vivido en Manaos y las putas de allá son bandidas, seguro le estará dando cocimiento a tu marido para tenerlo embrujado y aquí, en un puño. Además, ya se han matado por ella dos hombres, un gringuito santo, dicen y el otro un estudiante. ¿Acaso no lo tiene ya al señor Pan Pan que le saca lo que quiere? Cuídese, esa mujer es capaz de quitártelo y sufrirías, señora. Rezaré para que no te pase.

Háblale, ruégale, señora Pantoja. A mi Teófilo me lo van a tener preso todavía muchos meses y yo quiero ir a verlo pues, lo extraño, en las noches lloro dormida pensando en él. Es mi marido ante Dios, señora, nos casó un padre viejecito, allá en Nieva. Y en el Arca de allá clavamos una gallinita en prenda de amor y de fidelidad. Él no era «hermano» pero yo sí, desde que vino a Iquitos el Hermano Francisco, Dios lo bendiga, fui a oírlo y me convertí. Yo lo convertí a Teófilo, y se hizo «hermano» al ver cómo los «hermanos» nos ayudaron allá en Nieva. Los pobres, por darnos de comer y prestarnos una hamaca han tenido que irse al monte, dejando sus casas y sus animalitos y las cositas que tenían. ¿Es justo que se persiga así a la gente buena que cree en Dios y hace el bien?

¿Cómo voy a ir a ver a Teófilo si no tengo plata para el barco? Y dónde voy a trabajar, el Moquitos es muy rencoroso, no quiere recibirme porque lo deje para entrar a Pantilandia. De lavandera otra vez no quiero, es matador el cansancio y se tiene encima a la policía que se tira todo lo que una gana. No hay donde ir, señora. Bésalo y amáñate bien, como las mujeres sabemos, harás que me perdone y yo iré de rodillas a besarte tus pies. Pienso en mi Teófilo allá en Borja y quiero matarme, clavarme una espinita de chambira en el corazón como hacen los chunchos en las tribus y se acabó la pena, pero mi prima Rosita no me deja y además sé que ni Dios nuestro Señor ni el Hermano Francisco, su capataz aquí en la tierra, me lo perdonarían, ellos quieren a todas las criaturas, hasta a una puta la quieren. Apiádese de mí y que me contrate de nuevo, nunca más le daré el menor colerón, te lo juro por tu hijita, voy a rezar por ella hasta ponerme ronca, señora. Me llamo Maclovia, el ya sabe.

Le agradezco tanto, pues, señora Pantoja, que Dios se lo pague, le beso los pies y lo mismo a tu hijita, con toda mi devoción,

MACLOVIA

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Solicitud de baja del Ejército del comandante (CCC) Godofredo Beltrán Calila, jefe del Cuerpo de Capellanes Castrenses de la V Región (Amazonía).

Iquitos, 4 de diciembre de 1957

General de Brigada Roger Scavino

Comandante en jefe de la V Región (Amazonía)

Presente.

Mi general:

Cumplo el penoso deber de solicitar por su intermedio mi baja inmediata del Ejército Peruano, en cuyas filas tengo el honor de servir hace dieciocho años, es decir desde el mismo año en que me ordené sacerdote, y en el que he alcanzado, quiero creer que por mis merecimientos, el grado de comandante. Asimismo, cumplo el tristísimo imperativo moral de devolver al Ejército, a través de Usted, mi superior inmediato, las tres condecoraciones y las cuatro citaciones honrosas con las que, a lo largo de mis años de servicio en el sacrificado y postergado Cuerpo de Capellanes Castrenses (CCC), las Fuerzas Armadas han querido alentar mis esfuerzos y rendir mi gratitud.

Siento la obligación de dejar claramente puntualizado, que la razón de mi apartamiento de esta institución y de estas medallas y diplomas, es la ominosa existencia, como organismo semi-clandestino de nuestro Ejército, del llamado Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, eufemístico nombre que cintura, en realidad, un activo y creciente tráfico de rameras entre Iquitos y los campamentos militares y bases navales de la Amazonía. Ni como sacerdote ni como soldado puedo admitir que el Ejército de Bolognesi y de Alfonso Ugarte, que ha constelado la Historia del Perú de acciones nobles y de héroes insignes, descienda al vergonzoso extremo de prohijar en su seno, subvencionándolo con su propio presupuesto y poniendo a su servicio su logística y su cuerpo de Intendentes, al amor mercenario. Sólo quiero recordar la paradoja contrastante que hay en el hecho de no haber conseguido yo, en dieciocho años de insistentes ruegos y gestiones, que el Ejército crease una sección movilizable de sacerdotes, a fin de llevar periódicamente a los soldados de las apartadas guarniciones donde no hay capellán, que son las más, los sacramentos de la confesión y la comunión, y el de que el mencionado Servicio de Visitadoras disponga en la actualidad, apenas al año y medio de creado, de un hidroavión, un barco, una camioneta y un modernísimo equipo de comunicaciones para repartir por todo lo dilatado de nuestra selva, el pecado, la lascivia y, sin duda, la sífilis.

Quiero hacer observar, por fin, que este singular Servicio aparece y prospera justamente cuando, en la Amazonía, la fe católica, religión oficial del Perú y de sus Fuerzas Armadas, es amenazada por una peste supersticiosa que, con el nombre de Hermandad del Arca asola aldeas y pueblos, gana adeptos día a día entre la gente ignorante e ingenua, y cuyo grotesco culto al niño bestialmente sacrificado en Moronacocha se extiende por doquier, incluidos, como se ha comprobado, los cuarteles de la selva. No necesito recordar a Usted, mi general, que hace apenas dos meses, en el Puesto de San Bartolomé, río Ucayali, un grupo de reclutas fanáticos, secretamente organizados en un arca, intentaron crucificar vivo a un indio piro para conjurar una tormenta, lo que debió ser impedido a balazos por los oficiales de la unidad. Y es en este momento, cuando el Cuerpo de Capellanes Castrenses lucha denodadamente contra este flagelo blasfematorio y homicida en el seno de los regimientos amazónicos, cuando la superioridad cree oportuno autorizar y promover el funcionamiento de un Servicio que embota la moral y relaja las costumbres de la tropa. Que nuestro Ejército fomente la prostitución y asuma él mismo la degradante función de la tercería, es un síntoma de descomposición demasiado grave para permanecer indiferente. Si la disolución ética hace presa de la columna vertebral de nuestro país, que son las Fuerzas Armadas, en cualquier momento la gangrena puede extenderse por todo el organismo sacrosanto de la Patria. Este modesto sacerdote soldado no quiere ser cómplice por comisión ni por omisión de tan terrible proceso.

Lo saluda militarmente,

Comandante (CCC) GODOFREDO BELTRÁN CALILA

jefe del Cuerpo de Capellanes Castrenses

de la V Región (Amazonía)

ANOTACIÓN:

Trasládese la presente solicitud al Ministerio de Guerra y al Estado Mayor del Ejército, con recomendación de que:

1. Sea aceptado el pedido de baja del comandante (CCC) Beltrán Calila, por ser su decisión de carácter irrevocable;

2. Se le amoneste suavemente por los términos algo destemplados en que ha fundado su solicitud, y

3. Se le agradezcan los servicios prestados.

Firmado:

general ROGER SCAVINO

comandante en jefe de la V Región (Amazonía)