IV

Resolución confidencial de afectación del BAP «Pachitea»

El contralmirante Pedro G. Carrillo, jefe de la Fuerza Fluvial del Amazonas.

CONSIDERANDO:

1. Que ha recibido una solicitud del capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA), recientemente creado por el Ejército con miras a solucionar un extendido problema biológico psicológico de los clases y soldados que sirven en regiones remotas, para que la Fuerza Fluvial del Amazonas le preste ayuda y facilidades en la organización del sistema de transporte entre el puesto de mando y centro logístico del Servicio de Visitadoras y sus centros usuarios.

2. Que la solicitud mencionada tiene el visto bueno de la Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército (general Felipe Collazos) y de la Comandancia de la V Región (Amazonía) (general Roger Scavino).

3. Que la Dirección de Administración del Estado Mayor de la Armada ha opinado favorablemente sobre la solicitud, señalando al mismo tiempo la conveniencia de que el SVGPFA pudiera ampliar sus servicios a la base que la Armada tiene en las comarcas apartadas de la Amazonía y donde la marinería se halla aquejada de las mismas necesidades y apetencias de los clases y soldados del Ejército que motivaron la creación del Servicio de Visitadoras.

4. Que, consultado sobre el particular, el capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja ha respondido que el SVGPFA no tenía inconveniente en acceder a dicha sugerencia, precisando para esto que la Fuerza Fluvial del Amazonas efectuara, en las bases de la selva, un test de su concepción, encaminado a detectar el número potencial de usuarios Armada Peruana (AP) del SVGPFA, el mismo que, instrumentalizado por los oficiales responsables con la debida prontitud y esmero, arrojo un número potencial de usuarios de 327, con un promedio ambicionado por usuario de 10 prestaciones mensuales y un tiempo promedio ambicionado de 35 minutos por prestación individual.

RESUELVE:

1. Que se afecte provisionalmente al Servicio de Visitadoras, como medio de transporte por los ríos de la Hoya Amazónica entre su centro logístico y sus centros usuarios, al ex Buque Dispensario Pachitea, con una dotación permanente de cuatro hombres, al mando del suboficial primero Carlos Rodríguez Saravia.

2. Que el BAP Pachitea, antes de abandonar la base de Santa Clotilde, donde descansa desde que fuera retirado, luego de medio siglo ininterrumpido de navegación al servicio de la Armada, historial que estrenó con una destacada participación en el conflicto con Colombia de 1910, sea despojado de banderas, insignias y demás distintivos que lo sindican como barco de la Armada Peruana, pintado del color que el capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja señale, siempre que no sea ni gris acero ni blanco nube, que son los colores de los barcos AP, y sustituido su nombre original Pachitea en la proa y puente de mando por el de Eva, que el Servicio de Visitadoras ha elegido para él.

3. Que, antes de asumir su nuevo destino, el suboficial primero Carlos Rodríguez Saravia y la tripulación su mando sean debidamente aleccionados por sus superiores sobre la delicadeza de la tarea que van a cumplir, la necesidad de que en el desempeño de la misma vistan sólo de civil y oculten su condición de miembros de la Armada, mantengan la máxima reserva sobre lo que vean y oigan en el curso de sus desplazamientos y, en general, eviten la menor confidencia y revelación en torno a la naturaleza del Servicio al que han sido destacados.

4. Que el combustible requerido en sus nuevas funciones por el BAP ex Pachitea sea proporcionalmente sufragado entre la Armada y el Ejército, según la respectiva utilización del Servicio de Visitadoras, lo que se puede determinar por el número de prestaciones brindadas al mes a cada institución, o por el número de desplazamientos a guarniciones militares o bases fluviales del BAP afectado al SVGPFA.

5. Que por ser de carácter confidencial, esta disposición no sea leída en el Orden del Día, ni exhibida en las bases, sino comunicada exclusivamente a los oficiales que deben hacerla cumplir.

Firmado:

contralmirante PEDRO G. CARRILLO,

jefe de la Fuerza Fluvial del Amazonas

Base de Santa Clotilde, 16 de agosto de 1956

c. c. al Estado Mayor de la Armada Peruana, a la administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército y a la Comandancia de la V Región (Amazonía).

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SVGPFA

Parte número tres

ASUNTO GENERAL: Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA).

ASUNTO ESPECÍFICO: Propiedades de la manteca de bufeo, del chuchuhuasi, el cocobolo, la clabohuasca, la huacapuruna, el ipururo y el viborachado, su incidencia sobre el SVGPFA, experiencias realizadas en la persona del suscrito y sugerencias que hace el mismo.

CARACTERÍSTICAS: secreto.

FECHA Y LUGAR: Iquitos, 8 de septiembre de 1956.

El suscrito, capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del SVGPFA, respetuosamente se presenta ante el general Felipe Collazos, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército, lo saluda y dice:

1. Que en toda la Amazonía existe la creencia de que la variedad colorada del bufeo (pez-delfín de los ríos amazónicos) es un animal de una considerable potencia sexual, la misma que lo induce, con ayuda del demonio o espíritus malignos, a raptar cuanta mujer puede a fin de satisfacer sus instintos, adoptando para ello una forma humana tan varonil y apuesta que ningún ente femenino se le resiste. Que debido a dicha creencia se ha generalizado esta otra: que la manteca de bufeo incrementa el ímpetu viril y hace al varón irresistible a la hembra, siendo por eso un producto de enorme demanda en tiendas y mercados. Que el suscrito decidió hacer personalmente una verificación, a fin de determinar en qué forma esta creencia folklórica, superstición o hecho científico, podía incidir en el problema que ha originado y cimenta la existencia del Servicio de Visitadoras, y, poniéndose manos a la obra, solicito a su señora madre y a su esposa, bajo pretexto de receta médica, que durante una semana todas las comidas del hogar fueran elaboradas únicamente a base de manteca de bufeo, con los resultados que expone:

2. Que a partir del segundo día el suscrito experimento un aumento brusco del apetito sexual, acentuándose la anomalía en los días sucesivos al punto de que en los dos últimos de la semana, los malos tocamientos y el acto viril fueron las únicas reflexiones que ocuparon su mente, tanto de día como de noche (sueños, pesadillas), con grave perjuicio de su poder de concentración, sistema nervioso en general y efectividad en el trabajo. Que en consecuencia se vio en el imperativo de solicitar de su esposa y obtener de ella, durante la semana en cuestión, un promedio de dos veces diarias de relaciones íntimas, con el consiguiente fastidio y sorpresa de la misma, puesto que el suscrito acostumbraba tener relaciones de intimidad matrimonial a un ritmo de una vez cada diez días antes de venir a Iquitos, y de una cada tres después de llegar, porque debido indudablemente a factores ya identificados por la superioridad (calor, atmósfera húmeda), el suscrito había registrado un aumento del impulso seminal desde el mismo día que piso suelo amazónico. Que, al mismo tiempo, pudo comprobar que la función afrodisíaca de la manteca de bufeo se registra sólo sobre el varón, aunque no puede descartar que su cónyuge, afectada por el estímulo en cuestión, lo disimulara con mucho carácter por el natural sentimiento de pudor y corrección de toda dama que merece este apelativo, como el suscrito tiene a orgullo decir es el caso de su digna esposa.

3. Que en su afán de no escatimar esfuerzos para el mejor cumplimiento de la misión que la superioridad le ha encomendado y aun a riesgo de su salud física y de la estabilidad familiar, el suscrito decidió igualmente probar en su persona algunas de las recetas que la sabiduría y la lujuria popular loretanas proponen para el retorno o el refuerzo de la virilidad, vulgarmente llamadas, con perdón de la expresión, levantamuertos o, peor todavía, parapingas, y dice sólo algunas, porque en esta región de la Patria la preocupación por todo lo que se refiere al sexo es tan acuciosa y múltiple que hay, literalmente, millares de compuestos de este tipo, lo que hace imposible, aun con la mejor buena voluntad, que un individuo aislado pueda agotar la lista ni siquiera estando dispuesto a inmolar su vida en la experiencia. Que el suscrito tiene el deber de reconocer que se trata de sabiduría popular y no de superstición: ciertas cortezas empleadas para preparar cocimientos que se beben con alcohol, como el chuchuasi, el cocobolo, la clabohuasca y la huacapuruna, producen un escozor viril instantáneo e interminable que nada, salvo el acto mismo de la hombría, puede aplacar. Particularmente efectivo, por la velocidad casi aeronáutica con que opera sobre el centro generador es la mezcla de ipururo con aguardiente, que, apenas ingerida, causó en el suscrito un enfebrecimiento indisimulable, con la vergüenza que cabe imaginar, pues infortunadamente la experiencia no se llevaba a cabo en el propio hogar, sino en el centro nocturno «Las Tinieblas», del balneario de Nanay. Que aún peor y realmente satánico es el bebedizo llamado viborachado, aguardiente en el que se macera una víbora venenosa, de preferencia jergón, de efectos más cataclísmicos que los anteriores, porque, ofrecido esta vez casualmente al autor de este parte en otro sitio nocturno de Iquitos, el club «La Selva», le comunicó un ardor y endurecimiento de tal ferocidad y urgencia que, con pesar que aún no merma, tuvo que recurrir en el incómodo lavabo del local mencionado, al vicio solitario que creía ya extinto desde los días de su infancia, para recobrar la temperancia y la paz.

4. Que, por todo lo expuesto, el suscrito se permite recomendar a la superioridad se impartan instrucciones a todas las guarniciones, puestos de frontera y afines prohibiendo terminantemente el uso de manteca de bufeo colorado en la confección del rancho de clases y soldados, así como su uso individual por parte de la tropa, y que, igualmente, se prohíba de inmediato y bajo castigo de rigor el consumo, solos o mezclados, en sólido o en líquido, del chuchuhuasi, el cocobolo, la clabohuasca, la huacapuruna, el ipururo y el viborachado, so pena de que el Servicio de Visitadoras se vea bombardeado por una demanda todavía mucho mayor de la ya desorbitada a que debe hacer frente.

5. Que suplica se guarde el más estricto secreto respecto de este parte (y si fuera posible se destruya una vez leído) por contener confidencias extremadamente íntimas sobre la vida familiar del suscrito, que éste se ha resignado a hacer pensando en la compleja misión que el Ejército le ha confiado, pero con desasosiego y natural aprensión por la malicia y burlas que seguramente le atraerían de parte de sus compañeros oficiales si se divulgaran.

Dios guarde a Ud.

Firmado:

Capitán EP (Intendencia) PANTALEÓN PANTOJA

c. c. al comandante general de la V Region (Amazonía), general Roger Scavino.

ANOTACION:

  1. Conviértase en disposición reglamentaria la sugerencia del capitán Pantoja, y, por tanto, comuníquese a todos los jefes de cuartel, campamento y puestos de la V Región (Amazonía) que a partir de hoy queda categóricamente prohibido el uso en los ranchos de los ingredientes, bebedizos y especies enumerados en la parte precedente.

  2. Conforme a la solicitud del capitán Pantoja, destrúyase por fuego este parte número 3 del SVGPFA por contener revelaciones indelicadas sobre la vida personal y familiar del mismo.

general FELIPE COLLAZOS,

jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército.

Lima, 18 de septiembre de 1956

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Resolución secreta concerniente al FAP Hidro Catalina N. 37 Requena

El coronel FAP Andrés Sarmiento Segovia, comandante del Grupo Aéreo Número 42 de la Amazonía.

CONSIDERANDO:

1. Que el capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, con autorización y respaldo de las instancias superiores del Ejército, ha solicitado ayuda del Grupo Aéreo Número 42 para el traslado continuo del personal del Servicio de Visitadoras de reciente creación, desde su centro logístico, a orillas del Itaya, hasta sus centros usuarios, muchos de los cuales se hallan tan aislados, sobre todo en período de lluvias, que el único medio funcional de transporte es el aéreo, y desde dichos puntos hasta el centro logístico.

2. Que la Comandancia de Administración y Culto del Estado Mayor de la Fuerza Aéreas Peruana ha consentido en acceder a la solicitud por deferencia hacia el Ejército, pero dejando constancia formal de que tiene reservas ante la índole del Servicio de Visitadoras, pues le parece poco compatible con las tareas naturales y propias de las Fuerzas Armadas y peligroso para su buen nombre y prestigio, siendo ésta una simple conjetura y de ningún modo una tentativa de intromisión en las actividades de la institución hermana.

RESUELVE:

1. Que se destaque al SVGPFA, en calidad de préstamo, para que efectúe los servicios de transporte indicados al FAP Hidro Catalina Número 37 Requena, una vez que la Sección Técnica y Mecánica del Grupo Aéreo Número 42 de la Amazonía lo haya puesto en condiciones de volver a volar.

2. Que, antes de despegar de la Base Aérea de Moronacocha, el FAP Hidro Catalina Número 37 sea debidamente camuflado, de tal manera que no pueda ser reconocido en ningún momento como perteneciente a la Fuerza Aérea Peruana mientras presta servicios al SVGPFA, cambiándosele para ello el color del fuselaje y las alas (de azul a verde con ribetes rojos) y el nombre (de Requena a Dalila, según deseo del capitán Pantoja).

3. Que se destaque, para pilotear el FAP Hidro Catalina Número 37, al suboficial del Grupo Aéreo Número 42 que haya tenido el mayor número de castigos y amonestaciones en su foja de servicios en lo que va corrido del año.

4. Que en vista del estado de deterioro técnico en que se halla el FAP Hidro Catalina Número 37, debido a sus largos años de servicio, sea semanalmente revisado por un mecánico del Grupo Aéreo Número 42 de la Amazonía, quien para ello se trasladará, discretamente y en ropas civiles, al centro logístico del SVGPFA.

5. Rogar encarecidamente al capitán Pantoja que el Servicio de Visitadoras tenga los mayores cuidados y miramientos con el Hidro Catalina Número 37, por tratarse de una verdadera reliquia histórica de la FAP, pues fue en esta noble máquina que el 3 de marzo de 1929, el teniente Luis Pedraza Romero unió por primera vez en vuelo directo las ciudades de Iquitos y Yurimaguas.

6. Que el combustible así como todos los gastos que exija el mantenimiento y uso del FAP Hidro Catalina Número 37 sean de incumbencia exclusiva del propio SVGPFA.

7. Que esta Resolución sea comunicada únicamente a quienes afecta o menciona, y, por ser de máximo secreto, se castigue con 60 días de rigor a quienquiera divulgue o participe su contenido fuera de las mencionadas excepciones.

Firmado:

coronel FAP ANDRÉS SARMIENTO SEGOVIA

Base Aérea de Moronacocha, 7 de agosto de 1956.

c. c. a la Comandancia de Administración y Culto del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Peruana, a la Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército y a la Comandancia de la V Región (Amazonía).

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Disposición interna del Servicio de Sanidad del Campamento Militar Vargas Guerra

El comandante EP (Sanidad) Roberto Quispe Salas, jefe del Servicio de Sanidad del Campamento Militar Vargas Guerra, vistas las instrucciones confidenciales recibidas de la Comandancia General de la V Región (Amazonía), adopta las directivas siguientes:

1. El mayor EP (Sanidad) Antipa Negrón Azpilcueta seleccionará entre el equipo de enfermeros y prácticos sanitarios de la Sección «Enfermedades infectocontagiosas» a la persona que considere más capacitada científica y moralmente para cumplir las funciones que las instrucciones de la Comandancia de la V Región (Amazonía) tipifican para el futuro Asistente Sanitario del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA).

2. El mayor Negrón Azpilcueta impartirá, en el curso de la presente semana, al enfermero o sanitario elegido un entrenamiento teórico práctico acelerado, en previsión de las tareas que deberá desempeñar en el SVGPFA, las que, en lo esencial, consistirán en detectar el domicilio de liendres, chinches, piojos, ladillas y ácaros en general, enfermedades venéreas y afecciones vulvo vaginales infecto contagiosas en las visitadoras integrantes de los convoyes, inmediatamente antes de la partida de éstos hacia los centro usuarios del SVGPFA.

3. El mayor Negrón Azpilcueta suministrará al Asistente Sanitario un botiquín de primeros auxilios, con añadido de sonda, paleta y dedo de látex para exploración vaginal, dos guardapolvos blancos, dos pares de guantes de jebe y un número adecuado de cuadernos, en los que, semanalmente, aquél deberá pasar parte al Servicio de Sanidad del Campamento Militar Vargas Guerra sobre el movimiento cuantitativo y cualitativo del Puesto de Asistencia Sanitaria del SVGPPA.

4. Comunicar esta disposición sólo al interesado y archivarla con la advertencia «Secreta».

Firmado:

comandante EP (Sanidad) ROBERTO QUISPE SALAS

Campamento Militar Vargas Guerra, 1 de septiembre de 1956.

c. c. a la Comandancia General de la V Región (Amazonía) y al capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA).

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Informe del alférez Alberto Santana a la Comandancia General de la V Región (Amazonía) sobre la operación piloto efectuada por el SVGPFA en el Puesto de Horcones a su mando.

Conforme a las instrucciones recibidas, el alférez Alberto Santana tiene el honor de remitir a la Comandancia General de la V Región (Amazonía), la siguiente relación de hechos acaecidos en el Puesto a su mando sobre el río Napo:

Apenas informado por la superioridad de que el Puesto de Horcones había sido elegido sede de la experiencia inaugural del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, se dispuso a prestar todas las facilidades para el éxito de la operación y preguntó por radio al capitán Pantaleón Pantoja qué disposiciones debía tomar en Horcones previas a la experiencia piloto. A lo cual el capitán Pantoja le hizo saber que ninguna porque él personalmente se trasladaría al río Napo para supervigilar los preparativos y el desarrollo de la prueba.

Efectivamente, el día lunes 12 de septiembre, a las 10 y 30 de la mañana, aproximadamente, acuatizó en el río Napo, frente al Puesto, un hidroavión de color verde con el nombre Dalila pintado en letras rojas en el fuselaje, piloteado por un individuo al que apodan Loco, y, como pasajeros, el capitán Pantoja, quien vestía de civil, y una señora llamada Chuchupe, a quien fue preciso descender cargada por hallarse en estado de desmayo. La razón de su desvanecimiento fue haber pasado mucho susto durante el vuelo río Itaya-rio Napo, debido a los sacudimientos impartidos por el viento al avión y a que el piloto, según afirmación de la susodicha, con intención de aumentar su terror para divertirse, había efectuado constantes, arriesgadas e inútiles acrobacias, que sus nervios no pudieron soportar. Una vez que la mencionada señora se hubo repuesto pretendió, con abuso de palabras y gestos soeces, agredir de obra al piloto, siendo preciso que el capitán Pantoja interviniera para poner fin al incidente.

Apaciguados los ánimos, luego de un rápido refrigerio, el capitán Pantoja y su colaboradora procedieron a dejar todo expedito para la realización de la experiencia, la que debía celebrarse al día siguiente, martes 13 de septiembre. Los preparativos fueron de dos órdenes: de participantes y topográficos. En cuanto a los primeros, el capitán Pantoja, ayudado del suscrito, estableció una lista de usuarios, preguntando para ello, uno por uno a los veintidós clases y soldados del Puesto —los suboficiales fueron excluidos— si deseaban beneficiarse del Servicio de Visitadoras, para lo cual se les explicó la índole del mismo. La primera reacción de la tropa fue de incredulidad y desconfianza, creyendo que se trataba de una estratagema, como cuando se piden ¡voluntarios para ir a Iquitos!

Y a los que dan un paso adelante se los manda a limpiar letrinas. Fue preciso que la mencionada Chuchupe hiciera presente y hablara a los hombres en términos maliciosos para que, a las sospechas y dudas, sucediera, primero, una gran hilaridad, y luego una excitación de tal magnitud que fue necesario a los suboficiales y al suscrito actuar con la máxima energía para calmarlos. De los veintidós clases y soldados, veintiuno se inscribieron como candidatos usuarios, siendo la excepción el soldado raso Segundo Pachas, quien indicó que se exceptuaba porque la operación tendría lugar en día martes 13 y que, siendo él supersticioso, estaba seguro que le traería mala suerte participar en ella. Según indicación del enfermero de Horcones se eliminó igualmente de la lista de candidatos usuarios al cabo Urondino Chicote, por estar aquejado de una erupción de sarna, susceptible de propagarse, vía la visitadora respectiva, al resto de la unidad. Con lo cual quedó definitivamente establecida una lista de veinte usuarios, quienes, consultados, admitieron que se les descontara por planilla la tarifa fijada por el SVGPFA como retribución por el servicio que se les ofrecería.

En cuanto a los preparativos topográficos consistieron fundamentalmente en acondicionar cuatro emplazamientos destinados a las visitadoras del primer convoy del SVGPFA y se llevaron a cabo bajo la dirección exclusiva de la apodada Chuchupe. Ésta indicó que, como podía darse caso de lluvia, los locales debían estar techados, y, de preferencia, no ser continuos para evitar interferencia auditiva o emulaciones, lo que por desgracia no se pudo conseguir totalmente. Pasada revista a las instalaciones techadas del Puesto, que, la superioridad lo sabe, son escasas, se eligieron el depósito de víveres, el puesto de radio y la enfermería como las más aparentes. Debido a su amplitud, el depósito de víveres pudo ser dividido en dos compartimentos, utilizando como barrera separatoria las cajas de comestibles. La indicada Chuchupe solicitó luego que en cada emplazamiento se colocara una cama con su respectivo colchón de paja o de jebe, o en su defecto una hamaca, con un hule impermeable destinado a evitar filtraciones y deterioro del material. Se procedió de inmediato a trasladar a dichos emplazamientos cuatro camas (elegidas por sorteo) de la cuadra de la tropa, con sus colchones, pero como no fue posible conseguir los hules demandados, se los reemplazó con las lonas que se utilizan para cubrir la maquinaria y el armamento cuando llueve. Asimismo, una vez forrados los colchones con las lonas, se procedió a instalar mosquiteros para que los insectos, tan abundantes en esta época, no obstaculizaran el acto de la prestación. Habiendo resultado imposible dotar a cada emplazamiento de la bacinica que la señora Chuchupe pedía, por no disponer el Puesto de ni uno solo de dichos artefactos, se les suministró cuatro baldes de pienso. No hubo dificultad en instalar sendos lavadores con sus recipientes de agua respectivos en cada emplazamiento, así como en proveer a cada uno de éstos de una silla, cajón o banco para colocar la ropa, y de dos rollos de papel higiénico, rogando el suscrito a la superioridad se sirva ordenar a Intendencia le reponga cuanto antes estos últimos elementos, por lo justas que son nuestras reservas en dicho artículo, no habiendo en esta zona tan aislada nada con qué sustituirlo, como papel periódico o de envolver y existiendo el antecedente de urticarias y graves irritaciones cutáneas en la tropa por emplear hojas de árboles. Asimismo, la denominada Chuchupe precisó que era indispensable colocar en los emplazamientos cortinas que, sin dejarlos en la total oscuridad, amortiguaran la luz del sol y dieran una cierta penumbra, la que, según su experiencia, es el ambiente más adecuado para la prestación. La imposibilidad de conseguir los visillos floreados que sugería la señora Chuchupe no fue impedimento; el sargento primero Esteban Sandora improvisó ingeniosamente una serie de cortinas con las frazadas y capotes de la tropa que cumplieron bastante bien su cometido, dejando a los emplazamientos en la media luz requerida. Además, por si caía la noche antes de que terminara la operación, la señora Chuchupe hizo que se recubrieran los mecheros de los emplazamientos con trapos de color rojo, porque, aseguró, la atmósfera colorada es la más conveniente para el acto. Finalmente, la denominada señora, insistiendo en que los locales debían tener cierto toque femenino, procedió ella misma a confeccionar unos ramitos con flores, hojas y tallos silvestres, que recogió ayudada por dos números, y que colocó artísticamente en los respaldares de las camas de cada emplazamiento. Con lo cual los preparativos estuvieron ultimados y sólo quedó esperar la llegada del convoy.

Al día siguiente, martes 13 de Septiembre, a las 14 horas 15 minutos de la tarde, acoderó en el embarcadero del Puesto de Horcones el primer convoy del SVGPFA. Apenas fue visible el barco-transporte —recién pintado de verde y con su nombre Eva inscrito en gruesas letras rojas en la proa—, la tropa hizo un alto en sus tareas cotidianas, prorrumpió en exclamaciones de entusiasmo y arrojó las cristinas al aire en señal de bienvenida. Inmediatamente, siguiendo las instrucciones del capitán Pantoja, se instaló un sistema de guardia para impedir que se aproximara al Puesto algún elemento civil durante la experiencia piloto, peligro en realidad improbable teniendo en cuenta que la población más cercana a Horcones es una tribu de indios quechuas a dos días de navegación aguas arriba del Napo. Gracias a la decidida colaboración de los números, el desembarco transcurrió con toda normalidad. El barco transporte Eva venía comandado por Carlos Rodríguez Saravia (suboficial de la Marina camuflado de civil) y una dotación de cuatro hombres, quienes, por orden del capitán Pantoja permanecieron a bordo durante toda la estadía de Eva en Horcones. Presidían el convoy dos colaboradores civiles del capitán Pantoja: Porfirio Wong y un individuo de sobrenombre Chupito. En cuanto a las cuatro visitadoras, cuya aparición en la escalerilla de desembarco fue saludada con salvas de aplausos por la tropa, respondían a los siguientes apelativos (las cuatro rehusaron dar a conocer sus apellidos): LALITA, IRIS, PECHUGA y SANDRA. Las cuatro fueron inmediatamente concentradas por los llamados Chupito y Chuchupe en el depósito de víveres, para descansar y recibir instrucciones, y quedó vigilando la puerta el denominado Porfirio Wong. Teniendo en cuenta el desasosiego que la presencia de las visitadoras había provocado en los hombres del Puesto, resultó muy oportuno mantenerlas acuarteladas hasta la hora fijada para el comienzo de la operación (las cinco de la tarde), pero ello motivó un leve percance en el seno del SVGPFA. Porque, pasado un tiempo de recuperación de las fatigas del viaje, las nombradas visitadoras pretendieron abandonar el local, alegando que deseaban conocer las inmediaciones y pasear por el Puesto. Al no serles permitido por sus responsables, protestaron con gritos y lisuras y trataron incluso de forzar la salida. Para mantenerlas concentradas fue preciso que ingresara al depósito de víveres el propio capitán Pantoja. Como anécdota, se señala que el soldado raso Segundo Pachas solicitó poco después de la llegada del convoy que se le incluyera entre los usuarios, indicando que estaba dispuesto a desafiar la mala suerte, lo que le fue denegado por estar la lista definitivamente confeccionada.

A las 17 horas menos 5 minutos, el capitán Pantoja ordenó que las visitadoras ocuparan sus respectivos emplazamientos, los mismos que habían sido sorteados así: depósito de víveres, LALITA y PECHUGA; puesto de radio, SANDRA; enfermería, IRIS. Como controladores se situaron el propio capitán Pantoja a la puerta del depósito de víveres, el suscrito ante el puesto de radio y el suboficial Marcos Maravilla Ramos ante la enfermería, cada cual con su respectivo cronómetro. A las 17 horas exactas, es decir apenas terminadas las tareas y servicios de la tropa (con excepción de la guardia), se hizo formar a los veinte usuarios y se les pidió indicar a la visitadora de su elección, produciéndose entonces la primera dificultad seria, debido a que dieciocho de los veinte se pronunciaron resueltamente por la denominada PECHUGA y los dos restantes por IRIS, con lo que las otras dos quedaban sin candidatos usuarios. Consultado sobre la decisión a tomarse, el capitán Pantoja sugirió y el suscrito puso en práctica la solución siguiente: los cinco hombres de mejor comportamiento en el mes, según foja de servicios, fueron dirigidos hacia el emplazamiento de la solicitada PECHUGA y los cinco de mayor número de castigos y amonestaciones al de la llamada SANDRA, por ser la de físico más perjudicado entre las cuatro visitadoras (abundantes marcas de viruela). Los otros fueron divididos en dos grupos y dirigidos, mediante sorteo, a los emplazamientos respectivos de IRIS y LALITA. Una vez formados los cuatro grupos de cinco hombres, se les explicó brevemente que no podrían excederse de una permanencia máxima de veinte minutos en el emplazamiento, tiempo tope de una prestación normal según el reglamento del SVGPFA, y se ordenó a quienes esperaban, guardar el mayor silencio y compostura para no perturbar al compañero en acción. La segunda dificultad seria surgió en ese momento, pues todos los hombres pugnaban por ponerse a la cabeza de su grupo respectivo a fin de ser los primeros en obtener la prestación de cada visitadora, llegando a registrarse empujones y altercados verbales. Una vez más hubo que imponer la calma y acudir al sistema del sorteo para disponer el orden de colocación en las filas, todo lo cual significó una demora de unos quince minutos.

A las 17 y 15 se dio la orden de arranque. Conviene adelantar que, en su conjunto, la operación piloto se llevó a cabo con todo éxito, más o menos dentro de los plazos previstos, y con un mínimo de percances.

En cuanto al tiempo de permanencia con la visitadora tolerado a cada usuario, que el capitán Pantoja había temido resultara demasiado corto para una satisfactoria y completa prestación, resultó incluso excesivo.

Por ejemplo, éstos son los tiempos empleados por los cinco usuarios del grupo SANDRA que el suscrito cronometró: el primero, 8 minutos; el segundo, 12; el tercero, 16; el cuarto, 10, y el quinto, quien obtuvo el récord, 3 minutos. Tiempos semejantes registraron también los hombres de los demás grupos. De todos modos, el capitán Pantoja hizo notar que estas marcas eran sólo relativamente válidas como síntoma general, ya que, por el aislamiento de Horcones, 108 usuarios aquí tenían una impaciencia viril acuartelada por plazos tan largos (algunos, seis meses) que tendían a ser anormalmente rápidos en el acto de la prestación.

Teniendo en cuenta que entre prestación y prestación había un compás de espera de unos minutos, a fin de que los denominados Chupito y Chuchupe cambiaran el agua de los recipientes de cada emplazamiento, se puede concluir que la operación duró menos de dos horas desde su principio hasta su fin.

Ciertos incidentes se suscitaron en el curso de la experiencia piloto, pero sin revestir gravedad, siendo algunos, incluso, divertidos y útiles para relajar un poco la tensión nerviosa de los hombres que hacían cola.

Así, por ejemplo, debido a un descuido del radio operador del Puesto, que a diario sintoniza Radio Amazonas de Iquitos para escuchar el programa La Voz del Sinchi, que propalamos por el altavoz, al marcar los relojes las 18 horas, la voz de este locutor irrumpió intempestivamente sobre Horcones, pues la emisora estaba en encendido automático, lo que provocó risotadas y amenidad en los hombres, sobre todo cuando vieron asomar en paños menores a la visitadora SANDRA y al sargento primero Esteban Sandora, quienes, por estar efectuando la prestación en el puesto de radio, se alarmaron sobremanera al estallar el ruido. Otro breve incidente se produjo cuando, aprovechándose de que en el depósito de víveres se hallaban operando en compartimentos vecinos PECHUGA y LALITA, el soldado raso Amelio Sifuentes, de la cola de usuarios de esta última, pretendió maliciosamente introducirse en el emplazamiento de la apodada PECHUGA, la misma que, como la superioridad habrá percibido, fue la que conquistó más simpatías entre los hombres de Horcones. El capitán Pantoja sorprendió la mañosa intentona del número Sifuentes y lo reprendió con severidad. En el mismo depósito de víveres se registró igualmente otro percance, que sólo fue descubierto por el suscrito cuando el convoy del SVGPFA había partido.

Es así que durante el tiempo dedicado a las prestaciones, o antes, mientras las visitadoras se hallaban concentradas allí, alguien aprovechó la contingencia para abrir una lata de comestibles y sustraer siete conservas de atún, cuatro paquetes de galletas de agua y dos gaseosas, sin que hasta el momento haya sido posible identificar al o a los culpables. En resumen, y con la sola excepción de estos incidentes de orden menor, a las siete de la noche la operación había terminado con todo éxito y reinaba en el Puesto un ambiente de gran satisfacción, paz y alegría entre clases y soldados. El suscrito olvidaba señalar que varios usuarios, al terminar la prestación respectiva, inquirieron si era posible volver a hacer cola (la misma o una distinta) para obtener una segunda prestación, lo que fue denegado terminantemente por el capitán Pantoja. Éste explicó que se estudiaría la posibilidad de autorizar que se repita la prestación cuando el SVGFPA haya alcanzado su máximo volumen operacional.

Apenas terminada la experiencia piloto, las cuatro visitadoras y los colaboradores civiles Chupito, Chuchupe y Porfirio Wong embarcaron en Eva para regresar al centro logístico del río Itaya, en tanto que el capitán Pantoja partía en Dalila. Por más que el piloto dio seguridades a la denominada Chuchupe de que conduciría el aparato debidamente y de que no se repetirían los incidentes del día anterior, ésta se negó a volver en avión. Antes de abandonar Horcones, entre los aplausos y gestos reconocidos de clases y soldados, el capitán Pantoja agradeció al suscrito por las facilidades prestadas y por su contribución al éxito de la operación piloto del SVGPFA y le indicó que esta experiencia, muy provechosa para él, le permitiría perfeccionar y programar en todo detalle el sistema de trabajo, control y desplazamientos del Servicio de Visitadoras.

Sólo queda por someter a la consideración de la superioridad, junto con este informe que ojalá le sea útil, la solicitud firmada por los cuatro suboficiales del Puesto de Horcones para que en lo venidero se permita también ser usuarios del SVGPFA a los mandos Intermedios, lo que tiene recomendación favorable del suscrito, debido al buen efecto psicológico y físico que la experiencia está demostrando haber tenido en clases y soldados.

Dios guarde a Usted.

Firmado:

alférez ALBERTO SANTANA,

jefe del Puesto de Horcones, sobre el río Napo

16 de septiembre de 1956

*

ADMINISTRACIÓN, INTENDENCIA

Y SERVICIOS VARIOS DEL EJÉRCITO

DEPARTAMENTO DE CONTABILIDAD Y FINANZAS

Resolución confidencial N. 069

Los oficiales jefes de Intendencia o suboficiales encargados de dicha función en los cuarteles, campamentos y puestos de la V Región Militar (Amazonía), quedan facultados a partir de hoy, 14 de septiembre de 1956, a descontar por planilla de las propinas de los soldados y de los haberes de los clases la remuneración correspondiente a las prestaciones que les brinde el Servicio de Visitadoras (SVGPFA). Dichos descuentos deberán ceñirse estrictamente a las siguientes disposiciones:

1. Las tarifas por prestación, fijadas por el SVGPFA con el visto bueno de la superioridad, serán únicamente de dos tipos, en todos los casos y circunstancias, a saber:

Soldados rasos: veinte (20) soles por prestación.

Clases (de cabo a sargento primero): treinta (30) soles por prestación.

2. El límite máximo de prestaciones mensuales admitidas será de 8 (ocho), no señalándose límite mínimo.

3. La suma descontada será dirigida por el oficial de Intendencia o suboficial encargado, al SVGPFA, organismo que remunerará a las visitadoras mensualmente, de acuerdo al número de prestaciones que hayan servido.

4. Para la verificación y control del sistema, se seguirá el siguiente procedimiento: el oficial de Intendencia o suboficial encargado recibirá con esta resolución un número adecuado de cupones de cartón, de dos tipos, cada uno de ellos en uno de los colores simbólicos del SVGPFA y sin ninguna indicación escrita: de color rojo destinados a los soldados y en consecuencia cada uno valdrá veinte (20) soles y los de color verde para clases y por consiguiente cada uno representará treinta (30) soles. El día primero de cada mes se distribuirán a cada clase y soldado de la unidad el número de cupones equivalentes al máximo de prestaciones a que tiene derecho, es decir ocho (8). Un cupón será entregado por el usuario a la visitadora cada vez que se beneficie de una prestación. El día último del mes el clase o soldado devolverá a Intendencia los cupones no usados, haciéndose entonces el correspondiente descuento en función del número de cupones no devueltos (en los casos de extravío o pérdida del cupón, el perjuicio será para la visitadora y no para el SVGPFA).

5. Siendo imprescindible por razones de decoro y moral conservar el máximo de discreción sobre la naturaleza de esta operación contable, en los libros del cuartel, campamento o puesto los descuentos por prestaciones del SVGPFA figurarán camuflados mediante contraseñas. Para el efecto, el oficial o suboficial de Intendencia podrá usar cualquiera de las siguientes fórmulas:

a. Descuento para gastos de vestuario.

b. Descuento por deterioro del arma.

c. Adelanto por desplazamiento familiar.

d. Descuento por actividades deportivas.

e. Descuento por sobrealimentación.

Esta Resolución N. 069 no será exhibida en las unidades ni comunicada a través de partes o del Orden del Día. El oficial o suboficial de Intendencia participará verbalmente de su contenido a los soldados y clases de su unidad, instruyéndolos al mismo tiempo para que guarden la mayor reserva sobre esta materia, por ser susceptible de echar sombras o atraer críticas malévolas sobre la institución.

Firmado:

coronel EZEQUIEL LÓPEZ LÓPEZ,

jefe del Departamento de Contabilidad y Finanzas

Cúmplase y distribúyase:

general FELIPE COLLAZOS

Lima, 14 de septiembre de 1956

*

Misiva del capitán (CCC) Avencio P. Rojas, capellán de la Unidad de Caballería número 7 Alfonso Ugarte, de Contamana, a la Jefatura del Cuerpo de Capellanes Castrenses (CCC) de la V Región (Amazonía).

Contamana, 23 de Noviembre de 1956

Comandante (CCC)

Godofredo Beltrán Calila

Iquitos, Loreto.

Mi comandante y caro amigo:

Cumplo con el deber de informarle que, por dos veces consecutivas en el espacio del presente mes, mi unidad ha recibido la visita de grupos de prostitutas, oriundas de Iquitos y venidas hasta aquí por barco, que fueron alojadas en el cuartel y quienes pudieron ejercer comercio carnal con la tropa a ojos vistas y con la total anuencia de la oficialidad. Entiendo que las dos veces capitaneaba el equipo de mujerzuelas un individuo contrahecho y enano, a quien, se dice, conocen con el alias de Chupo o Pupo en los medios prostibularios de Iquitos. No puedo darle mayores detalles sobre este acontecimiento, que conozco sólo de oídas, ya que en ambas ocasiones fui previamente alejado de aquí por el mayor Zegarra Avalos. La primera vez, y sin considerar que me hallo aún convaleciendo de la hepatitis que tantos estragos hizo a mi organismo, como usted sabe de sobra, el mayor me envió a dar la extremaunción a un proveedor de la unidad, un pescador supuestamente moribundo, que vive a ocho horas de marcha por una trocha de lodazales pestilentes, y a quien encontré borracho y con apenas una insignificante herida en el brazo causada por la mordedura de un mono shimbillo. La segunda vez el mayor me envió a bendecir una tienda de campaña, refugio de exploradores, a catorce horas aguas arriba del Huallaga, misión absolutamente disparatada, como usted se hará cargo, pues jamás en toda su historia ha acostumbrado el Ejército bendecir semejantes instalaciones de tan precaria existencia. Ambas consignas, es evidente, fueron pretextos para evitar el ser testigo de la conversión en lenocinio de la Unidad número 7 de Caballería, aunque, le aseguro, por doloroso que hubiera sido para mí ese espectáculo no me habría causado las fatigas físicas y la frustración psicológica que significaron ese par de expediciones inútiles.

Una vez más me permito rogarle, mi querido y respetado comandante, se sirva apoyar con el peso de la influencia que le ha ganado merecidamente su alto prestigio, mi solicitud de traslado a una unidad más llevadera y donde pueda ejercer con más beneficio espiritual mi misión de hombre de Dios y pastor de almas. Le repito, a riesgo de cansarlo, que no hay fortaleza moral ni sistema nervioso que aguante las infinitas burlas y el escarnio constante de que soy objeto aquí, tanto por parte de los oficiales como de la tropa.

Todos parecen convencidos de que el capellán es el entretenimiento y hazmerreír de la unidad, y no pasa día sin que me hagan víctima de alguna vileza, a veces tan impía como encontrar un ratón en lugar de hostias en el copón de la Eucaristía en plena celebración de la Misa, o ir despertando la hilaridad general porque me ha sido pegoteado sin que yo lo notara un dibujo obsceno a las espaldas, o invitarme a beber cerveza que luego resulta ser orines, y otras cosas todavía más humillantes, ofensivas y hasta riesgosas para mi salud. Mi sospecha de que el propio mayor Zegarra Avalos instiga y atiza estas perfidias contra mí, ha pasado ya a ser certidumbre.

Pongo en su conocimiento estos hechos, rogándole se sirva indicarme si debería elevar una denuncia a la Comandancia General de la V Región sobre la venida de las rameras, o si convendría que usted mismo tomara en sus manos el asunto, o si en aras de intereses conviene guardar piadoso silencio sobre el particular.

En espera de su esclarecido consejo y haciendo votos por su buena salud y mejor ánimo, lo saluda muy afectuosamente su subordinado y amigo,

capitán (CCC) AVENCIO P. ROJAS,

capellán de la Unidad de Caballería número 7 Alfonso

Ugarte, de Contamana. V Región Militar (Amazonía)

Misiva del comandante (CCC) Godofredo Beltrán Calila, jefe del Cuerpo de Capellanes Castrenses de la V Región (Amazonía) al capitán (CCC) Avencio P. Rojas, capellán de la Unidad de Caballería N. 7 Alfonso Ugarte, de Contamana

Iquitos, 2 de Diciembre de 1956

Capitán (CCC)

Avencio P. Rojas

Contamana, Loreto.

Capitán:

Una vez más debo lamentar que viva en la luna de Paita. Las delegaciones femeninas que visitaron la Unidad de Caballería número 7 Alfonso Ugarte, pertenecen al Servicio de Visitadoras para Guarniciones. Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA), organismo creado y administrado por el Ejército y sobre el cual usted y todos los capellanes a mi mando fueron informados por mí hace varios meses mediante la Circular (CCC) N. 04606. La existencia del SVGPFA no alegra en absoluto al Cuerpo de Capellanes Castrenses, y todavía menos a mí mismo, pero no necesito recordarle que en nuestra institución donde manda capitán no manda marinero y por lo tanto no queda sino cerrar los ojos y rogar a Dios que ilumine a nuestros superiores para que rectifiquen lo que, a la luz de la religión católica y de la ética castrense, sólo puede ser considerado una grave equivocación.

En cuanto a las quejas que ocupan el resto de su carta, debo reconvenirlo severamente. El mayor Zegarra Avalos es su superior y le corresponde a él y no a usted, juzgar sobre la utilidad o inutilidad de las misiones que se le confían. La obligación suya es cumplirlas con la mayor celeridad y eficacia posible. Respecto a las burlas de que es objeto, y que por supuesto deploro, responsabilizo de ellas tanto y quizá más a su falta de carácter que a los malos instintos de los otros. ¿Debo recordarle que a usted compete, antes que a nadie, hacerse tratar con la alta deferencia que exige su doble condición de sacerdote y de soldado? Sólo una vez en mi vida de capellán, hace de esto 15 años, me faltaron el respeto y le aseguro que el atrevido debe estar todavía sobándose la cara. Llevar sotana no es llevar faldas, capitán Rojas, y en el Ejército no toleramos a los capellanes con propensión mujeril. Lamento que por su mal entendida noción de la mansedumbre evangélica, o por simple pusilanimidad, contribuya usted a mantener la abyecta especie de que los religiosos no somos varones enteros y de pelo en pecho, capaces de imitar al Cristo que arremetió a latigazos contra los mercaderes que vejaban el Templo.

¡Más dignidad y más coraje, capitán Rojas!

Su amigo,

comandante (CCC) GODOFREDO BELTRÁN CALILLA,

jefe del CCC de la V Región Militar