14. En el que el joven descubre los secretos del jardín

Los dos hombres caminaron por el jardín en silencio. El millonario se inclinó delante de un rosal cargado de hermosísimas flores, y pareció quedarse absorto en su contemplación. Después se incorporó y dijo:

—Debo de haber olido estas rosas miles de veces y, sin embargo, cada vez es una experiencia diferente. ¿Sabe usted por qué? Porque he aprendido a vivir aquí y ahora. Olvidándome del pasado, sin importarme el futuro. El secreto es extremadamente simple. Todo reside en la concentración mental. Cuanto más se concentra su mente, más vive ésta el presente, más absorta está en lo que hace. La concentración es la clave del éxito en todas las facetas de la vida. Cuanto más aumente su capacidad de concentración, con mayor rapidez y mayor eficacia podrá trabajar. Usted descubrirá los detalles que los demás pasan por alto.

—¿Los ricos y las personas que triunfan han aprendido a prestar atención a los detalles?

—Desde luego que sí. Al aumentar su poder de concentración usted estará en condiciones de hacer observaciones sabias sobre las cosas. Aprenderá a juzgar correctamente a las personas que conoce. Su poder de concentración le permitirá descubrir de una mirada quiénes son en realidad. Y se convertirá usted en una persona realista en el más auténtico sentido de la palabra. O, al menos, en su sentido más profundo. Verá las cosas tal como son. La cortina de pensamientos y ensueños que se encuentran en la mayoría de las personas ya no perturbará su visión de las cosas. Por estar continuamente distraídas, la mayoría de las personas van por la vida como sonámbulas. No ven ni las cosas ni a los otros seres con los que se cruzan. Viven como en un sueño. Nunca están en el presente. Por lo tanto, hablando con propiedad, podríamos decir que nunca están allí. Sus errores y sus fracasos les persiguen. Sus mentes están dominadas por el miedo al futuro.

—Por lo que puedo ver, la concentración es el punto más sencillo de su teoría.

—Tenga cuidado, joven. No todo el mundo que lo intenta, lo consigue. Pero, cuando su mente alcance el nivel apropiado de concentración, su capacidad para resolver problemas será formidable. No se volverá negligente sino realista. En lugar de malgastar su energía nerviosa en comerse las uñas, atormentado por sus preocupaciones, usted se dedicará a resolverlas. No se olvide que estar angustiado y preocupado hasta la desesperación por un problema jamás ha resuelto nada. En cambio, sí que ha provocado más de una úlcera de estómago y un ataque al corazón. La imagen que tiene de usted mismo, cambiará. Cada ser humano es un enigma. Pero el problema no sólo es que todos nosotros somos un enigma para los demás, sino también para nosotros mismos. Y esto se debe a la falta de concentración.

El joven estaba pendiente de cada una de las palabras del anciano. Y como no quería perderse ni una sola, no se atrevió a interrumpirle.

—Gracias a la concentración —prosiguió el millonario—, usted comprenderá por qué ocupa el lugar exacto donde se encuentra en este mundo. Esto le parecerá cada vez más claro y simple. En su mente aparecerá un pensamiento muy tranquilizador y reconfortante, que le hará exclamar como si despertara de un largo y profundo sueño: «¡Ah, éste soy yo! Pero me encuentro aquí en este momento. Por eso estoy haciendo lo que hago. Por eso estoy aquí con tal o cual persona». Experimentará lo que se podría llamar la sensación de su destino. Comprenderá su destino. Y un sentimiento de aceptación se extenderá por su mente. Esto no quiere decir que deba resignarse a lo que le depara el destino. Pero, dado que verá con toda claridad la posición en que se encuentra en dicho momento, usted lo aceptará en cierta medida, reconocerá su propio punto de partida personal y esto le ayudará a guiar su carrera futura y a sujetar con firmeza las riendas de su destino.

El millonario dejó de hablar y se tomó un momento para inclinarse una vez más a oler el perfume de las rosas.

—La rosa ha sido el símbolo de la vida desde el principio de los tiempos. Si usted consigue el control sobre su mente, comprenderá por qué. Las espinas son el camino de las experiencias, las penurias y tribulaciones que cada uno de nosotros debe atravesar para comprender la verdadera belleza de la existencia.

Después de estas palabras, sacó una tijera de podar del bolsillo, cortó una rosa y se la ofreció a su joven acompañante.

—Conserve esta rosa el resto de su vida —le dije Le servirá como talismán y le traerá buena suerte. De hecho, la Dama de la Fortuna existe, pero muy poca gente lo sabe. Crea en ella. Acaríciela con sus pensamientos. Pídale lo que desea. Ella le responderá. Todas las personas de éxito creen en la suerte, pese al hecho de que a muchas se las considera supersticiosas. Pero están en lo cierto. Con esta simple rosa, sepa usted que es un iniciado. Ahora pertenece a la Orden de la Rosa. Cada vez que tenga necesidad, busque esta rosa. Le dará fuerzas. Y cada vez que tenga dudas sobre sí mismo, que la vida le parezca demasiado difícil de soportar, vuelva a esta rosa simbólica y recuerde lo que representa. Cada penuria, cada problema, cada error se transformarán un día en un magnífico pétalo. Como este tallo lleno de espinas, el sufrimiento conduce a la luz y le hará alcanzar la belleza. Cada día, resérvese unos minutos para concentrarse en el corazón de la rosa. Si no tiene ninguna rosa a mano, coja cualquier otra flor, y concéntrese en un punto negro o en un objeto brillante. También puede repetir con calma para sus adentros la fórmula que me transmitió mi mentor: TEN CALMA Y SABE QUE YO SOY DIOS. Contemple la rosa o el punto negro durante períodos de tiempo cada vez más largos. Cuando sea capaz de hacerlo durante veinte minutos, su capacidad de concentración será excelente. Si su corazón se vuelve como esta rosa, su vida se verá transformada.

El joven apenas tuvo tiempo de oler el delicado aroma de la rosa, cuando el anciano añadió:

—Permítame que le repita lo que le he dicho. El secreto reside en la concentración mental. Cuando su mente se haya hecho fuerte y plena de confianza gracias a los ejercicios de concentración, llegará a darse cuenta de que los problemas de la vida no tienen ningún dominio sobre usted. Entonces comprenderá lo que voy a decirle a continuación, y que en estos momentos quizá le parezca una perogrullada, un tanto banal. Las rosas sólo son importantes en la medida que la mente cree que lo son. Un problema sólo es un problema cuando se piensa que lo es. ¿Qué significa esto? —continuó—. Si usted considera que nada es serio, que nada es realmente importante, entonces nada será serio a sus ojos, nada será realmente importante. Los problemas le parecerán grandes e insolubles en proporción directa a la debilidad de su mente. Cuanto más fuerte sea la mente, más insignificante le parecerán los problemas. Este es el secreto de la paz eterna. Así que concéntrese. Esta es una de las grandes claves del éxito. De hecho, todo en la vida es básicamente un largo ejercicio de concentración. El alma es inmortal. Al pasar de una vida a otra, la mente se descubre lentamente a sí misma y se desarrolla. Este aprendizaje es por lo general bastante largo. Y la gente muchas veces sólo consigue éxitos moderados porque únicamente aquellos con alto poder de concentración alcanzan sus metas. Desde luego, no todas las personas de éxito han insistido en la práctica de ejercicios de concentración. Pero durante sus sucesivas vidas en la tierra han conseguido un nivel de concentración que les permite triunfar con más facilidad que los demás. Cuando su mente alcance sus más altos niveles de concentración, usted entrará en ese estado singular en que los sueños y la realidad literalmente coinciden.

El millonario y el joven caminaron de regreso a la casa. El cielo, de repente, se había oscurecido con negros nubarrones, sin embargo, por la mañana el sol había brillado. Se avecinaba una tormenta y la casa estaba tan en penumbra que tuvieron que encender las luces. En apariencia sólo por dar un toque romántico, contra el cual el joven no tuvo nada que objetar, el anciano encendió un candelabro con siete velas. Luego, se colocó junto a la ventana, donde la cortina se movía agitada por el viento. La aparté y contempló el cielo. Entonces, le dirigió al joven las siguientes palabras:

—Recuerde siempre que, a cierta altura, jamás hay nubes. Si las nubes en su vida le tapan la luz, es porque su espíritu no se ha elevado lo suficiente. La mayoría de las personas cometen el error de luchar con los problemas. Es como si constantemente se dedicaran a eliminar las nubes, a disolverlas a través de una especie de proceso mágico. Desde luego, tal vez puedan disolverlas temporalmente, pero las nubes siempre volverán a interponerse entre ellos y el sol, ocultando la luz, por brillante que esta sea. Lo que usted debe hacer es elevarse de una vez por todas por encima de las nubes, que se renuevan incesantemente... Tal vez no haya entendido todo lo que acabo de decirle —concluyó el anciano— pero acéptelo de buena fe.

El millonario y el joven se sentaron a la mesa. Se presentó el mayordomo con vino y pan, y les sirvió.

—He estado pensando en una cosa desde hace un rato —dijo el joven. En realidad, la pregunta le rondaba desde el día anterior—. De verdad creo que todo lo que me ha dicho es correcto. Y pienso que si aplico la fórmula que me ha dado, me convertiré en millonario rápidamente y alcanzaré la tranquilidad de espíritu. El único problema que se me plantea es sobre el campo en que seré capaz de hacer esa fortuna.

El millonario comenzó a sonreír. Esta pregunta tan seria, al parecer, le divertía.

—Debe usted poner su confianza en la vida y en el poder de su mente —respondió—. No se preocupe. Primero marque sus metas, y después pídale a su inconsciente que le guíe hacia el camino que le conducirá hacia la riqueza. Comience por preguntar, después espere. La respuesta no tardará en llegar.

El joven se mostró escéptico, incluso un poco desilusionado con la respuesta del millonario. Era evidente que esperaba escuchar algo un poco más específico.

El millonario, obviamente capaz de leer la mente, le hizo un guiño de simpatía y añadió rápidamente:

—Primero deberá encontrar el trabajo que satisfaga a su corazón. Luego piense en él. Todos los elementos de la ocupación que puedan agradarle están ya dentro de usted. No se da cuenta de ello porque no está a tono con su auténtica naturaleza. Si se concentra con fuerza, lo conseguirá cada vez más, y las respuestas no dejarán de brotar. Y más todavía, usted descubrirá aquello que la mayoría de las personas buscan desesperadamente durante toda su vida y que jamás encuentran, lo que les hace sentir que la vida es absurda. Usted descubrirá el misterioso propósito de su existencia en la tierra. Y no sólo lo comprenderá con la cabeza sino también con el corazón. ¿No ve que tiene todas las de ganar concentrándose en el corazón de la rosa? Allí encontrará todos los fines y motivos de su existencia. Con el tiempo, se dará cuenta de ello.

Hizo una pausa y bebió un pequeño sorbo de vino. No parecía estarlo bebiendo sino paladeándolo. Tenía los ojos cerrados en una especie de reverencia religiosa.

—Pero ¿de dónde sacaré el dinero que necesito para empezar? —le preguntó el joven—. No tengo ni un centavo.

—¿Cuánto necesita?

—No lo sé, al menos 10.000 libras. Es la misma cantidad que usted necesitó para empezar.

—Tendría que ser capaz de encontrarlas. Reflexione un momento. En su opinión, ¿cuáles son sus alternativas?

—En realidad, no veo ninguna. No sé de ningún banco que quiera respaldarme con un crédito. No tengo un aval.

«Es final de mes y me queda muy poco dinero del sueldo y no tengo ninguna propiedad, ni siquiera tengo coche..!

—Pero, al menos, ¿lo ha intentado?

—No... pero estoy seguro de que...

—Nunca jamás vuelva a repetir este error. No sea como la mayoría de la gente, que renuncian antes de haberlo intentado. Este es el mejor camino para no hacer nada en la vida, para no llegar jamás a ninguna parte. No caiga en la misma trampa de aquellos que actúan pero que, interiormente, están convencidos de que no triunfarán. Comienzan como perdedores. Ponga sus pensamientos y acciones en armonía. Esté en armonía consigo mismo.

—Yo estoy dispuesto, pero mi problema sigue sin resolverse. Siempre puedo intentar...

—Debe usted comenzar firmemente convencido de que. la solución está ahí, la solución ideal para su problema. El poder de su mente y la magia de su voluntad objetiva atraerán indefectiblemente la solución hacia usted por caminos que ni siquiera sospecha que existen. Convénzase interiormente de que triunfará y así será. No deje lugar a las dudas. Bórrelas con todas las fuerzas que su mente pueda reunir. Las dudas corresponden a los poderes de la oscuridad, mientras que el optimismo que usted sienta pertenece al reino de la luz y la vida... Estos dos poderes están en constante conflicto. Luche con firmeza contra la duda. Porque la duda también es un pensamiento, y, como todos los pensamientos, tiende a materializarse en su vida. Si está firmemente convencido de que conseguirá el préstamo, así será... ¿está convencido de que puede conseguirlo?

—Sí. Ahora sí. Usted me ha convencido.

—En las presentes circunstancias, ¿qué haría usted para conseguir su meta, o sea, obtener el préstamo?

—No lo sé.

—Si sólo dispusiera de muy poco tiempo, digamos, por ejemplo, una hora, para conseguir las 10.000 libras que necesita para poner en marcha sus negocios, ¿qué haría usted?

—Sigo sin tener ni idea.

—¿Delante de usted está un millonario que le está animando, le ha dado los secretos de su éxito y usted todavía no sabe qué hacer? ¿No se le ocurre nada para conseguir ese dinero?

De pronto, el joven cayó en la cuenta de lo que le estaba diciendo. Tal vez todo lo que necesitaba era pedirle a él el dinero. Después de dudar un rato, se decidió.

—¿Me prestaría usted las 10.000 libras que necesito?

—Bueno, por fin. Dígame, ¿a que es fácil? Todo lo que ha tenido que hacer es preguntar. Pero la gente no se atreve a preguntar. Usted tiene que atreverse a preguntar.

Entonces el anciano sacó las 10.000 libras que llevaba consigo desde que el joven había llegado a la casa y que, aparentemente, utilizaba como dinero de bolsillo; una suma asombrosamente alta para la mayoría de los mortales, pero insignificante para él. En cualquier caso, a él no le hacían falta dado que vivía aislado del mundo exterior.

Después de lanzar una mirada nostálgica al fajo de billetes que tenía en sus manos, una mirada que no podía atribuirse a tener que desprenderse del dinero, el millonario se lo entregó al joven. El lo aceptó, temblando de emoción. Jamás en toda su vida había tenido tanto dinero en las manos.

—Probablemente pensará que este dinero le ha resultado fácil de conseguir —dijo el anciano—. Pero escúcheme bien cuando le digo que no hay ninguna razón para que conseguir el dinero en el futuro le vaya a resultar más difícil. Por desgracia, la creencia común es que cuesta mucho conseguir dinero y que hay que trabajar duro para obtenerlo. De hecho, el único valor del trabajo es que refuerza las fibras de su mente y le fuerza a pensar más. Cuando haya ganado un montón de dinero, y le aseguro que no tardará mucho en conseguirlo si aplica los secretos que le he enseñado, se dará cuenta de que lo que importa es su actitud mental, el poder de sus deseos y el hecho de ser capaz de canalizarlos por medio de un objetivo monetario específico.

La mayoría de la gente fracasa porque no sabe hacerlo. Este es el motivo por el cual se ven obligados a realizar trabajos muy duros o poco atractivos para ganarse la vida. No olvide que las circunstancias exteriores siempre acaban reflejando el estado de su mente y la naturaleza de sus más íntimas convicciones.

Dominado por la alegría que sentía por poseer finalmente 10.000 libras, el joven escuchaba las sabias palabras de consejo del millonario tan sólo a medias.

—Así que, recuerde, joven: cuando necesite dinero, si está convencido de que puede conseguirlo rápida y fácilmente, entonces será así. Y, tan pronto como la duda aparezca en su mente, piense una vez más en las 10.000 libras que acaba de recibir. Todo lo que necesita hacer es pedirlo. Si está convencido de que conseguirá lo que pide en el mismo momento de hacerlo, si usted hace como si ya lo tuviera, entonces lo conseguirá. Recuerde, nuestras convicciones más profundas siempre se hacen realidad.

—¿Y qué pasará si comienzo a dudar?

—Cuando le ocurra, la mejor manera de librarse de ello es aplicar un poco de autosugestión y repetir pensamientos opuestos. Convierta sus palabras en real decreto. Cuando su mente sea lo suficientemente poderosa, cada una de ellas será una especie de orden. Sus palabras y la realidad serán una sola cosa. Y el tiempo necesario para que su orden se cumpla será cada vez más breve y al final, instantáneo. Para entonces, habrá aprendido del todo a ser dueño de sí mismo. Usted debe convertirse de tal manera en el amo de sus pensamientos que pueda evitar tener aquellos que de alguna manera puedan dañar a los demás. Debe adquirir la habilidad de tener sólo pensamientos positivos para el bien de los otros, hasta tal punto que el poder de sus palabras no se vuelva contra usted.

Una vez más, hizo una pequeña pausa.

—Este dinero —prosiguió, señalando el fajo de billetes— ...bueno, no se lo estoy prestando...

Pareció vacilar por un segundo, sin duda porque estaba planeando un efecto más grande, recurso que, de hecho, dio resultado, a juzgar por la reacción que despertó en el joven.

—No se lo estoy prestando... se lo regalo —dijo el millonario—. Con esto, habremos dado la vuelta al círculo. Este dinero es puro y limpio. Me lo dio mi mentor para que pudiera comenzar mis negocios. No lo utilicé para ninguna otra cosa. No haga como el hombre de la Biblia que enterró sus monedas en lugar de hacer que trabajaran para él. Hay mucha gente que actúa de esta manera y con ello cometen el mayor error de todos, ya que permiten que el miedo sea su guía. El miedo es su peor enemigo, el hermano de la duda, y usted debe conquistarlo. Sea valiente y osado. Cualquiera que, con el pretexto de ser racional, entierra el dinero que ha recibido no merece tenerlo. No merece tener más y es poco probable que consiga más. Está desobedeciendo una de las grandes leyes de la vida, la ley de la abundancia. El dinero debe circular libremente para que pueda multiplicarse.

El joven estaba disfrutando tanto de su dinero como de las palabras de su generoso benefactor.

—El dinero que le he dado, sin embargo, es en el fondo un préstamo —añadió el millonario—. Llegará el día en que usted, a su vez, deberá dárselo a algún otro. Dentro de muchos años, encontrará a un joven en la misma situación en que está usted ahora. Le reconocerá por una señal: él llevará una rosa. Usted deberá darle el dinero que yo le he dado hoy. Puede estar seguro de que, para entonces, significará una suma irrisoria para usted: dinero de bolsillo y nada más. Le ruego que haga lo que he hecho yo: darle el equivalente de lo que esta cantidad representa hoy. Entonces él también podrá comenzar con una suma sustancial, ya que si la inflación continúa al mismo ritmo de ahora, dentro de unos años 10.000 libras no valdrán mucho. Cuando acepte el dinero, ese joven también deberá jurar solemnemente impartir las enseñanzas que yo le he transmitido y que usted le traspasará a él. No rompa esta cadena bajo ningún pretexto; de lo contrario, le traería mala suerte... Yo sé que usted es una persona decente y por eso no tengo miedo de entregarle mi secreto.

Lleno de gratitud, el joven le dio las gracias.

—Hay una cosa más, también importante, que debería saber...

En ese preciso instante, se desató la tormenta. El millonario se calló y en su rostro apareció una expresión sombría.

—Todas las señales llegan a su hora —murmuró y después volvió a dirigirse al joven—: Como le he dicho, hay una cosa más que necesita saber: el secreto supremo que le he transmitido es válido para alcanzar todas las metas que se haya fijado. En realidad, la razón por la cual he amasado una fortuna tan colosal no es porque el dinero me interesara mucho. En el fondo, era ,sólo una manera de enseñarles a los hombres de poca fe el poder de la mente.

Una vez más hizo una pausa, pero el joven no se atrevió a formularle ninguna pregunta. Después continuó:

—La posesión más grande que tiene el hombre es la libertad. La riqueza da libertad. Y será bueno para usted que conozca esa libertad. Con ella, verá cuántas ilusiones se desvanecen. También comprenderá que la auténtica libertad se encuentra en el desprendimiento, que es la forma más elevada dé la libertad. Sólo aquel que marcha con las manos vacías será capaz de cuidar de las rosas eternas. Conseguir esta libertad fue la meta secreta de toda mi vida. A pesar de lo que piensan algunos, pues la gente sólo juzga por las apariencias y sólo me ven como un próspero hombre de negocios, no he sido nunca otra cosa que un humilde jardinero. Entonces el joven le preguntó:

—¿Por qué me ha dicho usted todas estas cosas? ¿Por qué me ha dado este dinero? No me debe nada... De hecho, podría haber sido algún otro el que hubiera venido a verle...

—Pero esto es precisamente lo que ha ocurrido. Nadie más ha venido. Sus deseos le han traído hasta mí. Esto es lo que sucede en todas las circunstancias de la vida. ¿No se ha dicho que cuando el discípulo está preparado aparece el maestro? Además, he recibido mucho. Es normal que ahora dé yo.

—Tal vez —dijo el joven, no dispuesto a desdecirse—. Pero ¿por qué yo?

El Millonario Instantáneo sonrió.

—Es testarudo. Me gusta —dijo. Entonces se esfumó la expresión severa y distante de sus ojos y por primera vez observó al joven con una mirada cálida y paternal—. Si quiere conocer la verdadera razón, se la diré. No sé si será capaz de aceptarla ahora. Pero tal vez algún día lo haga... El alma es eterna. Y cada alma viaja de una vida a otra rodeada de sus compañeros. Cada compañero ayuda al otro a realizar su destino» Los encuentros que tenemos durante nuestra vida jamás son una coincidencia. Y es raro encontrar a alguien por primera vez. Usted fue mi padre en una vida anterior. ¿No le parece bien ser mi hijo espiritual en ésta vida?

El joven estaba embargado por la emoción, pero no muy seguro de haber entendido del todo lo que le estaba diciendo. El millonario se acercó a él. El joven jamás había visto tal realeza en su porte. A pesar de su avanzada edad caminaba como un rey, alto y muy erguido. Su cara resplandeciente no reflejaba el paso de los años. Con el índice de su mano derecha, el millonario le tocó suavemente la frente, y le dijo:

—Descubra quién es usted en realidad. La verdad le hará libre para siempre.

Estas fueron las últimas palabras que pronunció el anciano. En el exterior, la tormenta se esfumó tan de prisa como había aparecido y el sol volvió a brillar con toda su fuerza. La luz del candelabro ya no era necesaria. Así que el millonario lo cogió y se lo llevó con él sin decir una palabra. El joven no se atrevió a hablar. Se quedó a solas, con la cabeza hirviendo de pensamientos, mientras sus manos apretaban el dinero que le había dado el anciano.