Capítulo 16
Theron alargó una mano para abrocharle el cinturón de seguridad y Bella abrió los ojos, sorprendida.
—Estamos a punto de aterrizar. Luego iremos en helicóptero a la isla.
—Estoy deseando conocer a Piers... bueno, le vi un par de veces cuando era niña, pero nunca he hablado con él. Aunque hace tanto tiempo que no veo a Chrysander que será como verlo por primera vez.
El viaje por el cielo oscuro fue un poco desconcertante para Bella, pero enseguida vio unas luces en la distancia y, unos minutos después, el helicóptero aterrizaba en una pista de cemento rodeada de jardines.
Cuando estaban llegando a la casa, un hombre salió a recibirlos e incluso a distancia Bella reconoció a Chrysander.
—¡Cuánto has crecido! — exclamó él cuando llegaron a su lado.
—Gracias por hacerme sentir como la chica del aparato en los dientes otra vez — se rió ella.
—No, discúlpame — sonrió Chrysander—. No quería decir eso. Marley está esperando en el salón, ven. Está deseando conocerte.
—Hola, Chrysander, ¿a mí no me dices nada? — bromeó Theron.
—Hola, hermano.
La casa era tan preciosa que Bella estaba deseando verla a la luz del día. Y la playa... podía oler la sal marina e incluso oír las olas a distancia, pero le habría gustado hundir los pies en la arena.
Una mujer de pelo oscuro que tenía un niño en brazos sonrió al verlos entrar en el salón.
—¡Theron! — exclamó.
—¿Cómo está mi cuñada favorita?
—Soy tu única cuñada — se rió ella.
—Marley, te presento a Isabella Caplan, mi prometida.
—Me alegro mucho de conocerte, Isabella.
—Por favor, llámame Bella. Y yo también me alegro mucho de conocerte.
—¿Ha llegado Piers? — preguntó Theron.
—Bajará enseguida, ha subido a cambiarse. Os hemos esperado para cenar.
En ese momento, un hombre alto y moreno entró en la habitación. Era el más alto de los tres, un poco más delgado que Chrysander y con los hombros más anchos que Theron. Mientras sus hermanos tenían los ojos de color marrón claro, los de Piers eran tan oscuros que parecían negros. Y su piel también era más oscura, como si pasara mucho tiempo al aire libre.
—Ah, aquí estáis. Y tú debes de ser la futura novia.
—Una de tantas, por lo visto — contestó ella, bromeando para evitar un momento incómodo.
—Me gusta, Theron. Tiene carácter — se rió Piers.
—Dímelo a mí.
Chrysander se acercó a su mujer y le pasó un brazo por la cintura.
—¿Quieres que me lleve al niño para que podamos cenar tranquilamente?
—Si se duerme... — suspiró Marley—. El pobre ha tenido un cólico y llevamos una semana con él en brazos. Espero que no os moleste por las noches.
—No te preocupes, agape mou. Yo me quedaré con él hasta que se duerma.
A Isabella se le encogió el corazón al ver que se miraban como dos enamorados... como a ella le gustaría que la mirase Theron algún día.
La cena fue muy agradable. Marley le preguntó por sus estudios, por lo que quería hacer... Piers permanecía callado, pero más de una vez lo encontró mirándola fijamente.
Fue un alivio cuando Chrysander se reunió con ellos y empezaron a hablar de negocios. Incluso Piers dejó a un lado su reserva y se metió de lleno en la discusión... momento que Marley aprovechó para llevarse a Bella del comedor.
—¿Quieres dar un paseo por la playa? Es preciosa a la luz de la luna y hace muchos días que no puedo dejar a Dimitri solo.
—Me encantaría — sonrió Isabella—. Estoy deseando ver este sitio a la luz del día.
Marley la guio por un camino de piedra que llevaba directamente a la playa. El sonido del mar se hacía más audible con cada paso y, poco después, sintió que estaba pisando arena. La cuñada de Theron se detuvo para quitarse los zapatos y le pidió que hiciera lo mismo.
—Esto es precioso — murmuró Bella, encantada.
El cielo estaba lleno de estrellas, descuidadamente colocadas en el cielo, como si alguien hubiera estado jugando a los dados con ellas. La luna estaba muy alta, reflejándose en el mar...
—Es mi sitio favorito en el mundo entero — dijo Marley—. Es asombroso, mi paraíso particular.
—Es un sitio maravilloso, sí.
Isabella se acercó a la orilla y esperó que una ola mojase sus pies, encantada al sentir el cosquilleo de la espuma en los dedos.
—Ya te dije que las encontraríamos aquí — oyeron entonces la voz de Chrysander.
Theron se quedó donde estaba, pero su hermano se acercó para tomar a Marley por la cintura.
—Ven, Isabella — la llamó entonces—. Vamos a dejar solos a estos dos tortolitos. Debes de estar cansada después del viaje.
Theron se llevó su mano a los labios y Bella se relajó por primera vez desde que salieron de Nueva York. Todo sería más fácil si actuase como si de verdad quisiera casarse con ella, como si sintiera algo más que deseo. Y tal vez era así. ¿Podría amarla? ¿Sería posible?, se preguntó.
—Parecen muy enamorados — murmuró, señalando a Marley y Chrysander.
—Lo están, aunque tienen una historia muy complicada detrás. Te la contaré algún día, pero ahora mismo lo único que deseo es una cama y una almohada blandita.
—Hay partes de mi anatomía que son más blanditas que una almohada — se rió ella.
—No... yo creo que es mejor que durmamos separados mientras estamos aquí — dijo Theron entonces.
—¿Por qué no vamos a compartir habitación? Estamos prometidos.
—Lo sé, pethi mou — sonrió él, tomándola por la cintura—. Pero debo mostrar respeto delante de mis hermanos. Ya es suficiente con que Chrysander sepa que te quité la virginidad. No quiero llamar más la atención...
—¿Chrysander lo sabe? — exclamó ella.
Theron parpadeó, sorprendido.
—Es mi vergüenza, cariño, no la tuya.
De modo que Chrysander y, por supuesto, Marley sabían que se casaba con ella sólo por un anticuado sentido del deber.
—Muy bien, entonces me iré a mi habitación. No te preocupes, seguro que alguien ha subido allí mis maletas, de modo que será fácil encontrarla.
—Bella...
Ella se volvió para mirarlo, decidida a no mostrar emoción alguna.
—¿Qué?
—No se lo he contado para hacerte daño.
Isabella sonrió, una sonrisa trémula y vacilante.
—Lo sé.
Luego se volvió y entró en la casa sin decir una palabra más.
* * * *
Isabella miraba el lecho de su habitación, con las manos detrás de la cabeza. No podía dormir y el sonido de las olas que entraba por la ventana le hacía compañía.
Pero cuando miró el despertador, se dio cuenta de que llevaba horas en vela y, suspirando, se levantó. Si no hacía ruido podría bajar a la playa a dar un paseo. Eso la tranquilizaría, pensó. Estaba demasiado inquieta para seguir tumbada.
La casa estaba en silencio cuando salió de su habitación. Sin hacer ruido, abrió la puerta que daba al jardín y respiró profundamente el olor del mar. El cielo empezaba a iluminarse hacia el este, el horizonte estaba volviéndose de un tono lavanda, y las olas acariciaban la arena. Bella se sentó sobre un tronco mientras el mundo entero se volvía de color dorado a su alrededor...
No sabía cuánto tiempo había estado allí, pero cuando por fin se levantó para volver a la casa, había amanecido del todo. Antes de entrar, se detuvo un momento para quitarse la arena de los pies y sonrió al oír voces en la terraza. Theron ya se había levantado y, por lo visto, Marley y Chrysander también.
Estaba a punto de reunirse con ellos cuando oyó su nombre. ¿Estarían hablando de la boda?, se preguntó.
Pero se detuvo al oír las palabras de Theron. Sonaba... resignado, triste incluso. Apoyada en la tapia de piedra que separaba el jardín de la tenaza, mientras Theron le contaba su historia a Marley y Chrysander, poco a poco Bella fue doblando las piernas hasta quedar sentada en el suelo.
Las bromas que le había gastado, los flirteos, los descarados comentarios... en boca de Theron todo aquello sonaba más crudo de lo que ella había pretendido. Después lo oyó hablar de lo desconcertado que se había sentido, luchando entre el deseo que sentía por ella y el de casarse con Alannis.
Bella se tapó la cara con las manos. Su único consuelo era que lo contaba como si no hubiera sido a propósito, como si no lo hubiera hecho todo para seducirlo. No, seguía culpándose a sí mismo por eso.
Pero luego dijo algo que la dejó sin aliento:
—Yo quería lo que tenéis Marley y tú. Quería una esposa e hijos... una familia. Lo tenía bien planeado, pero todo se fue por la ventana tan rápido que aún me da vueltas la cabeza.
Con el corazón roto, Bella se levantó y, sin hacer ruido, volvió hacia la casa. Pero iba tan ciega de dolor que estuvo a punto de chocar con Piers.
—Cuando uno escucha detrás de una puerta, no suele escuchar nada bueno.
—No, parece que no — asintió ella.
Los ojos de Piers se suavizaron entonces.
—¿Qué ocurre?
—No le digas nada a Theron. No quiero que se sienta aún peor.
—¿Y tú, Bella? ¿Cómo te sientes tú?
—Parece que yo tengo mucho que solucionar — suspiró ella.
Una vez a solas en habitación se apoyó en la puerta, dejando que una lágrima rodase por su mejilla.
Theron no la quería porque quería a Alannis. Y por su culpa había perdido la oportunidad de formar una familia con ella. Bella se miró a sí misma y no le gustó mucho lo que vio.
Querer a alguien no debería doler tanto, no debería ser tan destructivo. ¿Qué era ella, una niña mimada que siempre quería salirse con la suya? ¿Alguien incapaz de aceptar que no podía tener lo que quería porque era de otra persona?
Y entonces, en ese momento de claridad, de angustia, supo que tenía que dejar ir a Theron. No quería ni pensar siquiera en lo que estaría pasando la pobre Alannis...
¿Qué le habría dicho Theron, que le había sido infiel con ella?
Entonces levantó la cabeza, decidida a encontrar la manera de solucionar aquel desaguisado.
Lo primero: Theron no debía saber que había escuchado la conversación porque se sentiría horriblemente culpable e insistiría en hacer lo que él consideraba su deber.
Pero, esa vez, Bella iba a hacer lo que debía hacer.
Secándose las lágrimas con la mano, buscó su bolso. Sophia le había dado una tarjeta con su dirección y su número de teléfono por si quería ir a visitarlas algún día. Y eso pensaba hacer, de modo que llamó a información para contratar un helicóptero... tarea nada fácil porque no hablaba griego.
Y después tendría que hablar con Theron.
Lo peor era tener que fingir que no había escuchado la conversación. Tener que sonreír y actuar como si no pasara nada... mientras su corazón se estaba rompiendo en mil pedazos.
* * * *
Isabella miró su reloj. Se merecía un Oscar, desde luego. Durante el desayuno, había sonreído y bromeado con todos como si no pasara nada... aunque se estaba rompiendo por dentro.
Pero tenía poco tiempo para hablar con Theron porque el helicóptero iría a buscarla enseguida, pensó, mirando el reloj.
—Theron — le dijo mientras se levantaba de la mesa—. ¿Podría hablar un momento contigo? A solas — añadió, disculpándose con la mirada.
—Claro, pethi mou. ¿Por qué no vamos a dar un paseo por la playa?
Fueron de la mano hasta la playa, pero esa vez el sonido de las olas no conseguía tranquilizarla. La inmensidad del mar, perdiéndose en el horizonte, la asustaba. Bajo la superficie había monstruos que nunca veían la luz...
—¿Qué te ocurre, Bella? Hoy pareces triste.
—Tengo que decirte algo.
—¿Qué?
Isabella tragó saliva.
—La razón por la que planeé un viaje a Londres este verano fue porque pensé que tú estarías allí.
Él la miró, confuso, pero cuando iba a decir algo, Bella lo silenció con un gesto.
—Por favor, deja que termine. Tengo que decirte muchas cosas y no podré terminar si me haces preguntas.
Theron vaciló durante un segundo, pero luego asintió con la cabeza.
—Cuando descubrí que te habías mudado a Nueva York y pensabas vivir allí de forma permanente, cambié de planes y decidí alquilar un apartamento. Sabía que pensabas pedirle a Alannis que se casara contigo, que habías planeado tu vida con otra mujer... — Bella se pasó las manos por los brazos, helada de repente—, pero estaba decidida a seducirte. Te perseguí a todas horas, incluso planeé hacer una entrada espectacular en la fiesta en la que ibas a pedir la mano de Alannis... pero llegué demasiado tarde.
»Esa es la razón por la que Marcus estaba en mi suite esa noche. Él me había seguido hasta el hotel cuando salí corriendo para intentar evitar que pidieses la mano de Alannis. Pensé que te había perdido, pero entonces hicimos el amor... y al día siguiente me dijiste que teníamos que casarnos. Yo sabía que no me querías, pero estaba decidida a tener una oportunidad contigo, así que dije que sí porque, fuera como fuera, tendría lo que más quería: a ti — Bella buscó su mirada, angustiada—. Theron, te he querido desde que era una cría. Pensé que era una obsesión juvenil, que se me pasaría con el tiempo, pero cada vez que te veía esa obsesión aumentaba... hasta que decidí que tenía que intentarlo por lo menos. Pero me había equivocado y lo siento muchísimo. Sé que he destrozado tu relación con Alannis.
Él seguía mirándola en silencio, con las manos en los bolsillos del pantalón.
—No me quieres — dijo Bella entonces, con sorprendente calma.
Y cuando Theron levantó la mirada, las pocas esperanzas que pudiera tener murieron de inmediato. Había muchas emociones en sus ojos: confusión, ira, sorpresa. Pero no amor.
Rápidamente, antes de que él pudiera reaccionar, Bella dio un paso adelante y lo besó en la mejilla.
—Espero que puedas perdonarme algún día — murmuró, quitándose el anillo para ponerlo en su mano. Luego, sin decir una palabra más, se dio la vuelta y corrió hacia la casa.
—¡Bella! ¡Bella, vuelve!
Chrysander, que salía de la casa en ese momento, intentó sujetarla.
—¿Dónde vas, Isabella?
Tragándose un sollozo, ella siguió corriendo hacia el helipuerto.