—CAPÍTULO 15—
UN EJERCICIO DE ESCAPISMO
Houdini es, posiblemente, uno de los magos más famosos de la Historia. Su verdadero nombre era Erich Weiss y nació en Hungría en 1874, aunque su familia emigró a Estados Unidos cuando Houdini tenía cuatro años. Aunque también realizaba trucos de magia convencionales, su verdadera especialidad, y la que le daría fama mundial, era el escapismo. El primero de los trucos de este estilo lo realizó en 1896, al escapar de una camisa de fuerza mientras colgaba boca abajo, atado por los tobillos con una cuerda.
A partir de ahí, efectuó todo tipo de trucos de escapismo, creciendo su fama a medida que lo hacía la dificultad de los desafíos: escapar de una jaula, de un baúl de madera arrojado a un río, de una saca de correos cerrada o incluso de una inmensa bolsa de papel, de la que logró salir sin que el papel sufriera un rasguño.
Pero Houdini era un vulgar aficionado comparado con los supuestos terroristas del 11-M. Como veremos en este capítulo, las personas que (según la versión oficial) idearon, planificaron, prepararon y cometieron la masacre lo hicieron a pesar de que la Policía conocía sus nombres, tenía sus fotografías, conocía sus domicilios, sabía cuáles eran sus vehículos, estaba al tanto de sus tendencias radicales, había intervenido sus teléfonos y les tenía sometidos a un intenso control.
Analizando los hechos anteriores al 11-M que vamos a exponer en estas líneas, la lógica nos dice que esos presuntos terroristas no hubieran debido poder escapar del abrazo mortal de la Policía. Era imposible que pudieran llegar a cometer los atentados. Aunque, por supuesto, los trucos de escapismo son siempre mucho más fáciles si algún ayudante abre disimuladamente los candados antes de que comience el espectáculo.
Los hermanos Almallah
Como decíamos en el artículo anterior, estos dos hermanos de origen sirio son el punto central, el nexo de unión entre los distintos componentes del núcleo duro del 11-M. En palabras de los propios informes policiales, «sin la base doctrinal, el reclutamiento, adoctrinamiento y dirección de los hermanos Almallah, los atentados del 11-M, posiblemente, no se hubieran producido».
Según las investigaciones policiales, en su local de la calle Virgen del Coro se celebraban reuniones de personas vinculadas al entorno radical islámico y a la comunidad siria, en las que se visualizaban vídeos de la Jihad con escenas de combates de milicias musulmanas o de atrocidades cometidas contra musulmanes. Jóvenes sin recursos, llegados principalmente de países del Magreb, eran acogidos en ese local y en los domicilios de Mouhanad Almallah y de El Tunecino, ejerciéndose sobre esos jóvenes una labor de proselitismo y de captación de adeptos, con el fin de reclutar combatientes para posteriormente enviarlos a Chechenia o Afganistán.
Los asistentes a esas reuniones, incluidos los hermanos Almallah, adoptaban numerosas precauciones, además de tener un gran cuidado en lo que a las conexiones telefónicas se refiere. Durante las vigilancias policiales y las investigaciones, pudo detectarse cómo los miembros del comando salían a la calle para llamar desde cabinas (con el fin de no dejar rastro en las facturas telefónicas), utilizaban los sistemas de desvío de llamadas entre unos teléfonos y otros y empleaban un lenguaje deliberadamente críptico en sus conversaciones.
De nuevo según la Policía, Mouhanad Almallah utilizaba como tapadera una supuesta actividad de reparación de electrodomésticos, pero en realidad los dos hermanos se dedicaban a la colecta de las limosnas destinadas a la Jihad, así como a algunas otras actividades ilícitas como el tráfico de coches robados.
Los informes policiales nos cuentan que, tras su llegada a España, los hermanos Almallah comienzan a moverse en el entorno de Abu Dahdah, la persona a la que se considera como contacto de Al Qaeda en España. Los hermanos Almallah comienzan a acudir a sus reuniones, ayudan a captar y enviar muyahidines a los frentes de combate e inician la labor de reclutamiento en el local de Virgen del Coro. De los dos hermanos, es Moutaz el que ejerce el liderazgo ideológico.
Tras la detención de Abu Dahdah por su vinculación con los atentados de Nueva York, Moutaz Almallah se traslada a vivir a Londres, aunque sigue haciendo frecuentes viajes a Madrid, donde su hermano Mouhanad continúa dirigiendo las actividades del comando. En torno a él comienza a formarse el grupo de personas que luego aparecerán implicadas en los atentados del 11-M: El Tunecino, Basel Galyoun, Fouad El Morabit o Mohamed El Egipcio.
Las conclusiones de la Policía, elaboradas meses después de los atentados, afirman que los hermanos Almallah aportaron su ideología, sus contactos y su apoyo logístico en el proceso de radicalización de las personas de su entorno, proceso que culminaría en la masacre de Madrid.
Pero, como todo en el 11-M, la historia real es mucho más tenebrosa que la oficial.
Con la Policía en los talones
La Policía conocía bien a los hermanos Almallah, demasiado bien. Porque lo cierto es que tanto ellos como todos sus conocidos estaban sometidos a una estrecha vigilancia que hubiera debido hacer imposibles los atentados.
Según la declaración ante la propia Policía del Jefe del Grupo de Terrorismo Internacional de la Brigada Provincial de Información de Madrid, el primer dato sobre las posibles actividades radicales de los hermanos Almallah es de 17 de enero de 2003, pudiendo constatarse ya entonces su relación con las tramas periféricas de Al Qaeda a través de Abu Dahdah, y también su relación con el batasuno convertido al Islam Yusuf Galán. A partir de ahí, y durante todo el año 2003 y principios de 2004, la BPI sometería a una estrecha vigilancia tanto a los hermanos Almallah como al círculo de personas relacionadas con ellos.
Como parte de esa vigilancia, se realizan numerosos seguimientos y se redacta una multitud de notas informativas sobre los miembros de ese «comando de Virgen del Coro», sobre sus reuniones, sobre los pisos que habitan o a los que acuden, sobre sus vehículos, sobre su medio de vida… En el curso de esas investigaciones se localizarían numerosos inmuebles que luego aparecerán en el transcurso de las investigaciones del 11-M, incluyendo el local de Virgen del Coro, el piso de Mouhanad Almallah en la calle Químicos y el piso de El Tunecino en la calle Francisco Remiro.
En un informe de 3 de marzo de 2003 se identifica ya a Serhane Farket (El Tunecino) y a diversas personas que residían en su casa de la calle Francisco Remiro y que luego aparecerán como implicados en la trama del 11-M; tal es el caso de Basel Galyoun o Adnan Waki. También se obtienen en esa misma fecha los listados de llamadas telefónicas del local de Virgen del Coro.
El 14 de marzo de 2003 se establece un dispositivo de vigilancia en torno a Mouhanad Almallah. En abril de 2003 constan un total de seis seguimientos a los hermanos Almallah y a los visitantes del local de Virgen del Coro, concretamente los días 11, 23, 24, 25, 28 y 29 de abril. En mayo (los días 6, 7, 8, 12, 19, 26 y 27) se realizan nuevos seguimientos y vigilancias de los pisos de Virgen del Coro y de la calle Químicos, identificándose diversos vehículos y personas.
El sumario del 11-M recoge cómo «durante todo el mes de junio de 2003 se realizan vigilancias y seguimientos más constantes sobre Mouhanad Almallah». Nos constan, a ese respecto, nuevos informes de fechas 5, 23, 25, 26 y 27 de junio.
En julio de 2003 continúa la vigilancia en torno a los pisos de la calle Químicos (domicilio de Mouhanad Almallah) y de Francisco Remiro (domicilio de El Tunecino), así como en torno al local de Virgen del Coro. Los informes tienen fecha de 3, 6, 7, 8, 9, 10, 21, 22 y 30 de julio. Hay que destacar que el día 10 se localiza la inmobiliaria en la que trabajaba El Tunecino (denominada Arconsa), que jugaría posteriormente un papel en el alquiler de la casa de Morata de Tajuña. En las fechas posteriores se investigaría todo el entramado empresarial relacionado con Arconsa, que es propiedad de otros dos hermanos de origen sirio, apellidados Rostom.
Es también en este mes cuando se oficializan estas investigaciones, a través del Juzgado Central de Instrucción número 4, con el fin de proceder a las correspondientes intervenciones telefónicas.
En agosto, se realizan nuevos seguimientos los días 11 y 25. En septiembre, los días 1, 3, 8, 15, 18, 22 y 23. Ya en este mes se conoce que en el piso de El Tunecino había estado residiendo Mustafá Maimouni, cuñado de El Tunecino que en la actualidad está preso en Marruecos por su posible relación con los atentados de Casablanca y que fue el primer inquilino de la casa de Morata.
En octubre de 2003, los informes de seguimientos corresponden a los días 1, 7, 9, 13, 15, 27, 29 y 30, centrándose dichos seguimientos en El Tunecino, los hermanos Almallah y las empresas relacionadas con Arconsa. Como novedad, se identifican dos nuevos coches en las proximidades del domicilio de El Tunecino, que resultan estar vinculados al entorno de Jamal Ahmidan, El Chino.
Los seguimientos constatados en noviembre corresponden a los días 5, 6, 7, 10, 11, 12, 13, 14, 18, 19, 20, 21, 22, 25, 26 y 28 (dieciséis de los treinta días del mes), localizándose a nuevas personas que luego aparecerán vinculadas al 11-M, entre ellas a otro de los presuntos suicidas de Leganés: Anuar Asrih Rifaat.
En diciembre, se somete a vigilancia al comando los días 4, 12, 17 y 19, realizándose asimismo indagaciones acerca de Abdelilah El Fadual (el lugarteniente de El Chino), cuyo coche había sido detectado en octubre.
El escape y el 17 de febrero de 2004
En enero de 2004, la vigilancia continúa sobre El Tunecino, los hermanos Rostom y los hermanos Almallah, teniendo los informes de seguimiento fecha de 7, 13, 14, 20, 22 y 26 de enero. En la primera mitad de febrero, la actividad de seguimiento por parte de la Policía sigue siendo frenética, constando los informes de los días 2, 3, 4, 5, 6, 9, 10, 13 y 16 (nueve de los dieciséis días), localizándose en aquellas fechas, en las proximidades de uno de los inmuebles vigilados, un vehículo propiedad de Hicham Ahmidan (primo de El Chino dedicado también al tráfico de drogas).
Y de repente, el día 17 de febrero de 2004, los seguimientos se interrumpen. A partir de esa fecha ya no consta ningún seguimiento policial, como si alguien hubiera dado la orden de levantar el operativo. El día 17 de febrero, cesan esos constantes seguimientos al comando de Virgen del Coro, a pesar de que se había constatado la conexión de ese comando de Virgen del Coro con las tramas periféricas de Al Qaeda. El día 17 de febrero, se interrumpe la vigilancia de los numerosos pisos, locales y empresas de ese comando, a pesar de que se había constatado la implicación de los miembros del comando con varias personas relacionadas con el terrorismo islámico, como Abu Dahdah, el batasuno Yusuf Galán o Mustafá Maimouni. El día 17 de febrero se rompe el cerco tendido en torno a los presuntos organizadores del 11-M, a muchos de los cuales (incluyendo a tres de los suicidas de Leganés) se había identificado en el curso de las investigaciones: El Tunecino, El Chino, los hermanos Almallah, Basel Galyoun, Adnan Waki, Anuar Asrih Rifaat…
El 17 de febrero de 2004: las vigilancias se interrumpen exactamente 24 días antes de que estallen los trenes de Madrid, matando a 192 personas.
El 17 de febrero de 2004: el operativo de control del comando se levanta sólo 11 días antes de que se realice el transporte de los explosivos desde Asturias.
El 17 de febrero de 2004: el comando de Virgen del Coro se libra del cerco policial exactamente el mismo día en que ETA declara su tregua parcial en Cataluña.
El 17 de febrero de 2004. ¿Quién dio la orden, aquel 17 de febrero, de interrumpir el seguimiento al comando que, según nos dicen, iba a cometer pocos días después la mayor masacre terrorista de la Historia de España?
¿Por qué se dio la orden de abrir el candado, librando a ese comando del mortal abrazo policial?