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Mientras tengamos que «suplicar» al sistema que nos permita controlar nuestra fertilidad, seremos esclavas. Los medios para hacerlo han de estar en nuestras manos.

SONJA JOHNSON,

From Housewife to Heretic

Maternidad, hijos y autoestima

Quisiera hablar un poco sobre los hijos y la maternidad. Sé que he tenido muchos hijos en mis numerosas vidas. En ésta no los tengo. Y lo acepto y me parece perfecto para mí en este momento. El Universo ha llenado mi vida de ricas experiencias y me ha convertido en una segunda madre para muchas personas. Por favor, no te tragues la creencia de que una mujer no puede realizarse si no tiene un hijo. Eso podría valer para muchas mujeres, pero no para todas. La sociedad insiste en que todas las mujeres deben tener hijos, lo cual es una buena forma de mantenerlas en su lugar. Siempre creo que hay un motivo para todo. Si una mujer no tiene hijos, quizá sea porque está destinada a hacer otras cosas en la vida. Si no tienes hijos y los deseas, y sientes tu situación como una pérdida, laméntalo y llóralo. Después continúa con tu vida. No te quedes para siempre en la etapa de las lamentaciones.

Afirma:

Sé que todo lo que ocurre en mi vida es para mi mayor bien. Estoy plenamente realizada.

Hay muchísimos niños abandonados en el mundo. Si de verdad queremos dar rienda suelta a nuestro instinto maternal, el rescate y la adopción es una buena alternativa.

Podemos ser madres de otras mujeres. Podemos proteger a una mujer extraviada y ayudarla a volar. Podemos cuidar animales. Yo tengo cuatro perros y dos conejitos.

Todos los he rescatado de algún refugio y cada uno de ellos ha llegado a mí con su propia historia de maltratos. Pero sé que un año de amor puede hacer maravillas por todo el mundo, incluso por los animales. Podemos trabajar de muchas formas para mejorar el mundo.

Se está desarrollando una enorme industria para «vender» fertilidad, que ya se ha convertido en un negocio que mueve dos mil millones de dólares.

Las clínicas para problemas de fertilidad suelen usar técnicas de promoción agresivas y prácticamente no existen normativas en esta industria. Es evidente que no conviene que la búsqueda del embarazo se convierta en un acto de desesperación mientras la mujer mantiene su vida en suspenso. La fertilización in vitro se ha convertido en una nueva moda social, y no es una moda sana. Si tu cuerpo está destinado a tener un bebé, lo tendrá. Si no te quedas embarazada, habrá una buena razón para ello.

Acéptalo. Puedes hacer otras cosas con tu vida. Hasta podrías encontrar una vocación que te sorprenda.

En mi opinión, hay que mantenerse alejada de los tratamientos para la fertilidad.

Todavía no sabemos lo suficiente sobre ellos. Los médicos están experimentando con los cuerpos de las mujeres y con los fetos. Además, son muy caros y, al parecer, peligrosos. Ahora comienzan a salir a la luz las primeras noticias sobre algunos de los horrores relacionados con estos casos. Una mujer que se hizo cuarenta tratamientos, lo que le supuso desembolsar grandes sumas de dinero, no sólo no quedó embarazada sino que contrajo el sida. Una de las muchas personas donantes estaba infectada. He leído casos de parejas que han hipotecado su casa para poder pagar el tratamiento y no han tenido éxito. Así pues, piénsatelo muy bien antes de comenzar un tratamiento de este tipo. Lee todo lo que puedas encontrar sobre el tema, y no sólo los informes que publican las clínicas especializadas. Infórmate y sé consciente.

El tema del aborto en nuestra sociedad no es fácil, ya que en torno a él se han desatado numerosas actitudes violentas. A diferencia de China, donde a las mujeres se las obliga a abortar para que no aumente la población, aquí hemos convertido el aborto en un problema moral e incluso político. Para los chinos es una necesidad.

Pero lo que realmente quieren decirnos los grupos antiabortistas es que la mujer debe mantenerse en su lugar. Hemos de parir y servir a nuestras familias. Nuestra capacidad reproductora se debate como un asunto político. La decisión de abortar es siempre difícil. Si bien es mejor no tener que hacerlo, yo jamás condenaría a una mujer que se encuentra en una situación desesperada y toma la decisión de tirarlo adelante. He oído hablar de unas curanderas indias del norte de Baja California

(México) que afirman conocer unas hierbas para prevenir el embarazo. Se toman dos veces y evitan el embarazo durante ocho años, sin efectos secundarios. Siempre he sabido que la Naturaleza tiene un remedio para todo, sólo hay que estar dispuesta a aprender sus secretos. Aquellos que somos más «civilizados», más sofisticados y que estamos más alejados de la naturaleza, recurrimos a substancias químicas y a la cirugía en busca de respuestas.

Espero con ansia el momento en que podamos aprender a aceptar o a rechazar mentalmente el embarazo. Sé que esa es una de las cosas que somos capaces de hacer con nuestras mentes. Pero aún no hemos aprendido a hacerlo. Los científicos dicen que sólo usamos un diez por ciento de nuestro cerebro. Sin embargo, estoy segura de que algún día desarrollaremos el otro noventa por ciento y encontraremos capacidades que ni siquiera ahora podemos imaginar. Criar a los hijos en el amor hacia sí mismos

Hay también muchas madres que se esfuerzan para criar a sus hijos solas. Este es un trabajo muy difícil y aplaudo a todas y cada una de las mujeres que pasan por esta experiencia. Esas mujeres sí que saben lo que significa la palabra «cansada». Dado el elevado índice de divorcios, cada mujer recién casada debe preguntarse antes de tener hijos: «¿Estoy dispuesta y me siento capaz de criar a mis hijos sola?». Criar hijos es más trabajo de lo que muchas recién casadas pueden siquiera imaginar. Y criarlos sola es abrumador. La sociedad debe insistir para que se abran guarderías apropiadas que ayuden a las mujeres que trabajan fuera de casa. Y las mujeres por nuestra parte debemos insistir para que se aprueben leyes que protejan a las mujeres y a los niños.

Como madres, no tenemos por qué ser «supermujeres», ni tenemos por qué ser «progenitoras perfectas». Si deseas aprender nuevas habilidades, lee algunos de los fabulosos libros que hay ahora en el mercado sobre ser padres, como por ejemplo el de Wayne Dyer, La felicidad de nuestros hijos. Si eres una madre amorosa tus hijos tienen excelentes posibilidades de crecer para ser el tipo de personas que te gustaría tener como amigas. Serán personas realizadas y prósperas. La realización personal produce paz interior. Creo que lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es aprender a amarnos a nosotras mismas, porque los hijos aprenden con el ejemplo.

Mejorarás la calidad de tu vida y ellos también. La estima que desarrolles por ti misma producirá autoestima en toda tu familia.

Ser madre sola también tiene un aspecto positivo: la oportunidad de criar a tus hijos para que en un futuro sean los hombres que dices desear. Las mujeres se quejan muchísimo del comportamiento y actitudes de los hombres, y sin embargo son ellas quienes crían a los hijos. Si queremos hombres amables, dulces y conectados con su lado femenino, de nosotras depende criarlos así. ¿Qué deseas en un hombre, en un marido? Te recomiendo que lo escribas todo en una hoja y tengas muy claro lo que realmente deseas. Luego enséñale a tu hijo a ser así. Su esposa te lo agradecerá y te querrá por ello, y tú y tu hijo tendréis una buena relación toda la vida. Si estás sola, por favor no hables mal de tu exmarido. Lo único que les enseñas con eso a tus hijos es que el matrimonio es una guerra, y cuando crezcan sus matrimonios serán también un campo de batalla. Una madre tiene más influencia que nadie en sus hijos. ¡Madres, uníos! Cuando las mujeres se unan podremos tener el tipo de hombres que decimos desear, en sólo una generación.

Cómo me gustaría que en las escuelas de enseñanza básica se enseñara la autoestima y la dignidad como una asignatura diaria. Capacitar a los niños pequeños significa tener adultos poderosos. Con frecuencia recibo cartas de algunas mujeres y hombres que trabajan en la enseñanza y en las que me cuentan los resultados tan maravillosos que consiguen cuando enseñan estos métodos. Es fantástico ver lo que pueden hacer con los niños. Generalmente sólo los tienen en un curso, pero aun así, pueden instilar en cada uno de ellos algunas ideas positivas. Cuando nuestras hijas aprendan a capacitarse y hacerse poderosas no se dejarán maltratar ni humillar en ningún aspecto.

Y nuestros hijos no tardarán en aprender a respetar a todas las personas, entre ellas a todas las mujeres de sus vidas. Ningún bebé varón nace siendo un dominante y ninguna niña nace siendo víctima y sin dignidad y autoestima. Los maltratos a los demás y la falta de autoestima son conductas aprendidas. A los niños se les enseña la violencia y a las niñas a aceptar ser las víctimas. Si queremos que los adultos de nuestra sociedad se traten con respeto mutuo, hemos de enseñar a nuestros hijos a ser amables y a respetarse a sí mismos. Sólo de esa manera los dos sexos se honrarán y respetarán entre ellos.

Si eres madre, tienes la oportunidad de servir de ejemplo. Puedes enseñarles a tus hijos a hacer afirmaciones y a ponerse ante el espejo. A los niños les gusta mucho hacerlo. Trabajad juntos delante de un espejo. Podéis haceros afirmaciones mutuamente, y ayudaros a crear experiencias positivas. La familia que hace afirmaciones unida tiene una vida fabulosa. Que tus hijos sepan lo importantes que son sus pensamientos. Los niños aprenderán que en parte son responsables de sus experiencias; son procreadores de sus vidas, lo cual les da el poder de hacer cambios.

Los padres tienen la tendencia a reprimir muchas emociones. En cada matrimonio suele haber problemas no dichos, no comunicados, que no han sido tratados. Los hijos notan y expresan estos problemas. Lo que llamamos los «terribles dos años no es más que el reflejo por parte de los hijos de estos sentimientos reprimidos de sus padres. Durante la adolescencia estos comportamientos problemáticos experimentan una escalada. Los padres tienen la tendencia a culpar a sus hijos en vez de dedicarse a resolver sus propios problemas. Si tu hijo se comporta mal, pregúntate qué problemas emocionales reprimidos de la pareja podría estar reflejando. Cuando hayáis liberado vuestros resentimientos y os hayáis perdonado, veréis cómo vuestros hijos cambian milagrosamente de actitud.

En la vida muchas veces confundimos al mensajero con el mensaje y por lo tanto no captamos la lección. Cuando nuestros hijos u otros niños hacen algo que nos molesta, solemos enfadarnos y echarles la culpa. No entendemos que lo único que están haciendo es representar un papel en nuestra obra, reflejando alguna creencia, comportamiento o problema reprimido dentro de nosotros. Nos están mostrando algo de lo que en ese momento tenemos la posibilidad de liberarnos. La próxima vez que te enfades mucho con alguien, intenta distanciarte de la situación y pregúntate: «

¿Qué puedo aprender de esto? ¿De qué forma este incidente me recuerda algo de mi infancia? ¿Cuál es el comportamiento que espero? ¿Estoy dispuesta a perdonarme o a perdonar a las personas implicadas en ese incidente de mi infancia?».

Nuestros hijos y nuestros amigos suelen enseñarnos cosas de nosotras mismas que no deseamos ver ni tratar. A veces preferimos evitar las lecciones que tenemos que aprender.