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La relación con una misma
En esta parte del libro, en lugar de tratar la manera de ser más feliz en las relaciones actuales o de encontrar la pareja perfecta (temas sobre los que ya se han escrito muchos libros), deseo centrarme en la relación más importante de nuestra vida, la relación que uno tiene consigo mismo.
Algunas mujeres se quedan atascadas en la pregunta «¿Cómo puedo ser feliz sin pareja?». La sola idea las aterroriza. Pero es necesario que reconozcamos nuestros temores, los superemos y los dejemos atrás. Haz una lista de todos tus temores («Lo que temo es...», «Tengo miedo de...»), examínalos atentamente y luego comienza a diluirlos. No es necesario que luches contra ellos; eso les daría demasiado poder.
Medita sobre cada uno de tus temores y luego déjalos caer uno por uno en un riachuelo para que se disuelvan en el agua y desaparezcan arrastrados por la corriente.
Después convierte cada uno de esos temores en una afirmación positiva. Así pues, la frase: «Me da miedo que nadie me vuelva a amar jamás» se puede convertir en «Yo ya soy alguien y me amo de verdad y profundamente». Si no somos capaces de darnos el amor que decimos desear, entonces jamás vamos a encontrarlo fuera de nosotras. No pierdas el tiempo deseando algo que no tienes en ese momento.
Comienza por ser amorosa y tierna contigo misma. Haz que tu cuerpo y tu corazón experimenten cómo es el amor. Trátate como desearías que te tratara tu amante.
Casi toda mujer vive sola en algún momento de su vida: de joven, cuando todavía está soltera, después de haberse divorciado o bien cuando se ha quedado viuda. Creo que todas las mujeres, incluso aquellas que gozan de una maravillosa relación en estos momentos, necesitan hacerse la pregunta «¿Estoy preparada para vivir sola?».
Depender totalmente de que otras personas cuiden de nosotras no es estar conectada con nuestros recursos interiores. Incluso cuando mantenemos una relación necesitamos tener momentos de soledad, tanto para descubrir quiénes somos, como para pensar en los objetivos y cambios que queremos hacer. Nuestro tiempo a solas puede ser tan satisfactorio como el tiempo que pasamos con otras personas, sobre todo si hacemos de nuestros pensamientos nuestros mejores amigos.
Actualmente una mujer soltera tiene todo el mundo por delante. Puede llegar tan alto como sus capacidades y fe en sí misma se lo permitan. Puede viajar, elegir el tipo de trabajos que quiera realizar, ganar dinero, tener muchos amigos y desarrollar mucha autoestima. También puede tener parejas sexuales y relaciones amorosas cuando lo desee. Hoy, incluso, la mujer puede decidir tener un hijo sin necesidad de estar casada y seguir siendo socialmente aceptada, como hacen muchas de nuestras famosas actrices y otras figuras públicas. La mujer de hoy puede crear su estilo de vida.
Es posible que muchas mujeres, de todo el mundo, jamás tengan una relación duradera con un hombre. Pueden quedarse solteras durante toda su vida. En la actualidad, en Estados Unidos hay aproximadamente 122 millones de hombres y 129 millones de mujeres. Esta diferencia es aún mayor en otros países, como por ejemplo en Francia. La soltería está aumentando como nunca antes. Pero no debemos tomar esta realidad estadística como una tragedia sino como una oportunidad para la evolución de las mujeres. Ya sabemos lo que suele ocurrir en la vida; cuando no se hacen los cambios que es necesario hacer, ésta interviene y nos obliga a hacerlos: no dejas el trabajo que detestas y acaban por despedirte. La vida te da la oportunidad que no quisiste tomar por ti misma. Las mujeres no han hecho los cambios de conciencia necesarios para realizarse y recuperar su poder y ahora la vida las está empujando en esa dirección.
Todas tenemos amor en nuestro interior
Es una pena que haya tantas mujeres que todavía continúen llorando y lamentándose por no tener un hombre a su lado. No tenemos por qué sentirnos incompletas por el mero hecho de no estar casada o no tener novio o compañero. Cuando «buscamos amor», lo que estamos diciendo es que no lo tenemos. Pero todas contamos con nuestro amor interior. Nadie nos podrá dar jamás el amor que nosotras mismas podemos darnos. Una vez que nos damos amor, nadie puede quitárnoslo. Es necesario que dejemos de «buscar amor en los lugares equivocados». La adicción a buscar pareja es tan dañina como permanecer en una relación adictiva o disfuncional. Si somos adictas a encontrar pareja, esa adicción sólo refleja nuestros sentimientos de carencia. Eso es tan dañino como cualquier otra adicción. Es otra manera de preguntarnos: «Qué tengo de malo?».
En torno a la «adicción a encontrar pareja» hay mucho miedo y muchos sentimientos de «no valer lo suficiente». Nos urgimos tanto a encontrar pareja que demasiadas mujeres caen en relaciones insatisfactorias, que incluso pueden llegar a ser abusivas.
No tenemos por qué hacernos eso. No es un acto de amor por una misma. No tenemos por qué infligimos dolor y sufrimiento ni tampoco sentirnos terriblemente solas y desgraciadas. Todo eso son elecciones que podemos cambiar por otras «nuevas» que nos apoyen y satisfagan. De acuerdo, hemos sido programadas para aceptar opciones limitadas. Pero eso era antes. No debemos olvidar que este es un nuevo día, y que el poder está siempre en el momento presente. Lo que elegimos creer y aceptar hoy cimentará nuestro futuro. Podemos cambiar nuestros pensamientos y creencias. Podemos empezar ahora mismo, en este momento, a crearnos nuevos horizontes. Empecemos a considerar un regalo nuestro tiempo a solas.
A veces es más conveniente estar sola. Cada vez son más las mujeres que cuando han acabado su relación matrimonial (ya sea por divorcio o por la muerte del cónyuge), y pueden seguir manteniéndose, eligen no volverse a casar; el matrimonio es una costumbre que beneficia principalmente a los hombres. Para ellas casarse es entrar en servidumbre y perder la independencia. A las mujeres se nos ha enseñado a negarnos en aras del matrimonio, mientras los hombres creen que éste existe para apoyarlos.
En lugar de perder su independencia, muchas mujeres eligen ahora continuar solteras.
Ya no les atrae la idea de obedecer a un hombre.
Hay un viejo proverbio que dice: «Las mujeres Sostienen la mitad del cielo». Ya es hora de que lo hagamos realidad. Pero no lo aprenderemos gimiendo, enfadándonos, haciéndonos las víctimas ni cediendo nuestro poder a los hombres o al sistema. Los hombres de nuestras vidas son un claro reflejo de lo que creemos de nosotras mismas. Así, con frecuencia buscamos que otros nos hagan sentir amadas y conectadas, cuando lo único que pueden hacer es reflejar nuestra relación con nosotras mismas. Pero lo que necesitamos de verdad es mejorar la relación que tenemos con nosotras mismas para poder avanzar. Deseo concentrar la mayor parte de mi trabajo en ayudar a las mujeres a «aceptar y utilizar» su poder de las maneras más positivas.
Todas necesitamos tener muy claro que el amor de nuestra vida comienza por nosotras mismas. Solemos buscar al «hombre ideal» que nos solucione todos los problemas, bajo la figura del padre, novio o marido. Pero ha llegado el día en que cada una será su propia «pareja ideal». Si en estos momentos no tengo a mi lado al hombre de mi vida, siempre puedo ser yo misma mi pareja ideal. Puedo tomar las riendas y crearme el tipo de vida que deseo llevar.
Así pues, si ahora mismo no mantienes una relación con nadie, no pienses ni mucho menos que estás condenada a quedarte sola. Considéralo una oportunidad para crearte un vida que ni soñabas fuera posible. Cuando yo era una niña, y más adelante una adolescente, jamás me podría haber imaginado la vida que llevo ahora. Ámate y deja que la Vida te lleve adonde estás destinada a ir. Todas las barreras están levantadas.
Podemos volar tan alto como queramos.