[II[107] LA PRODUCCIÓN CAPITALISTA ES PRODUCCIÓN Y REPRODUCCIÓN DE LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN ESPECÍFICAMENTE CAPITALISTAS]
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El producto de la producción capitalista no es solamente la plusvalía: es el capital.
El capital es, como vimos, D – M – D’, valor que se valoriza a sí mismo, valor que genera valor.
En un comienzo, aun luego de su transformación en los factores del proceso de trabajo —en medios de producción, capital constante— y en capacidad de trabajo —en la que se ha convertido el capital variable— la suma de dinero o de valor adelantada sólo en sí es capital, sólo potencialmente (δυναμει), y lo es solamente, tanto más, antes de su transformación en los factores del proceso real de la producción. Tan sólo dentro del mismo, gracias a la incorporación real del trabajo vivo en las formas objetivas de existencia del capital; tan sólo merced a la [102] absorción real de trabajo adicional, no sólo se transforma este trabajo en capital, sino que la suma de valor adelantada se transforma, de capital posible, de capital por determinación, en capital real y actuante. ¿Qué sucedió durante el proceso total? El obrero vendió la disposición de su capacidad de trabajo, para lograr los medios necesarios de subsistencia, por un valor dado, determinado por el valor de su capacidad de trabajo. ¿Cuál es, pues, en lo que á él concierne, el resultado? Simplement y purement la reproducción de su capacidad de trabajo. ¿Qué cedió a cambio de eso? La actividad conservadora de valor, creadora y acrecentadora de valor: su trabajo. En consecuencia, y dejando de lado el desgaste de su fuerza de trabajo, sale del proceso tal como entró, como mera fuerza de trabajo subjetiva que, para conservarse, tendrá que recorrer nuevamente el mismo proceso.
El capital, por el contrario, no sale del proceso tal como entró. En el transcurso del mismo se ha transformado por primera vez en capital real, en valor que se valoriza a sí mismo. El producto total es ahora la forma bajo la cual existe como capital realizado, y en cuanto tal, en cuanto propiedad del capitalista, en cuanto poder autónomo y creado por el trabajo mismo, se contrapone nuevamente a éste. El proceso de producción, por consiguiente; no fue sólo su proceso de reproducción, sino su proceso de producción como capital. Anteriormente las condiciones de producción se contraponían en cuanto capital [al obrero], en la medida en que éste las hallaba ante sí, preexistiéndolo y convertidas en autónomas. Ahora encuentra ante sí el producto de su propio trabajo, en calidad de condiciones de producción transformadas en capital. Lo que era premisa, es ahora el resultado del proceso productivo.
Que el proceso de producción genera capital, es por tanto sólo otra manera de expresar que ha generado plusvalía.
Pero con esto no hemos terminado con la cuestión. La plusvalía se reconvierte en capital adicional, sirve para la formación[108] de nuevo capital o de capital acrecentado. De esta manera el capital ha generado capital, y no sólo se ha realizado como capital. El proceso de acumulación mismo no es más que [103] un momento inmanente del proceso capitalista de la producción. Implica una nueva creación de asalariados, medios para la realización y el aumento del capital existente, ya sea porque subsume en él partes de la población aún no abarcadas por la producción capitalista, como niños y mujeres, ya porque gracias al crecimiento natural de la población se le somete una masa acrecentada de obreros. Estudiando el asunto de cerca, resulta que el capital regula, conforme a sus necesidades de explotación, esta producción de la fuerza de trabajo misma, la producción de la masa humana que él habrá de explotar. El capital, entonces, no sólo produce capital: produce una masa obrera creciente, la única sustancia merced a la cual puede funcionar como capital adicional. De modo que el trabajo no sólo produce, en antítesis consigo mismo y en una escala siempre más amplia, las condiciones laborales en cuanto capital, sino que el capital produce en una escala cada vez mayor los asalariados productivos que requiere. El trabajo produce sus condiciones de producción en cuanto capital, y el capital al trabajo como trabajo asalariado, como medió de su realización en cuanto capital. La producción capitalista no es sólo reproducción de la relación; en su reproducción en una escala siempre creciente, y en la misma medida en que, con el modo de producción capitalista, se desarrolla la fuerza productiva social del trabajo, crece también frente al obrero la riqueza acumulada, como riqueza que lo domina, como capital, se extiende frente a él el mundo de la riqueza como un mundo ajeno y que lo domina, y en la misma proporción se desenvuelve por oposición su pobreza, indigencia y sujeción subjetivas. Su vaciamiento[109] y esa plétora se corresponden, van a la par. Al mismo tiempo se acrecienta la masa de esos medios de producción vivos del capital: el proletariado laborioso[110] //493//
Por ende, el crecimiento del capital y el aumento del proletariado se presentan como productos concomitantes, aunque polarmente opuestos, del mismo proceso[111].
La relación no sólo se reproduce, no sólo produce en una escala cada vez más masiva, no sólo se procura más obreros y se apodera continuamente también de ramos productivos que [104] antes no dominaba, sino que, como se ha expuesto en el análisis del modo de producción específicamente capitalista, esa relación se reproduce bajo condiciones cada vez más propicias para una de las partes, para los capitalistas, y más desfavorables para la otra, los asalariados.
Teniendo en cuenta la continuidad del proceso productivo, el salario es tan sólo una parte del producto constantemente creado por el obrero, la que se transforma en medios de subsistencia y por tanto en medios para la conservación y aumento de la capacidad de trabajo necesaria al capital para su autovalorización, para su proceso vital. Esta conservación y aumento de la capacidad laboral, como resultados del proceso, no se presentan entonces sino como reproducción y ampliación de las condiciones de reproducción y de acumulación que son suyas pero pertenecen al capital. (Véase el yanqui[112].)
De esta suerte desaparece hasta la apariencia, que la relación presentaba[113] en la superficie, según la cual poseedores de mercancías dotados de prerrogativas iguales se enfrentan en la circulación, en el mercado[114], los cuales como todos los demás poseedores de mercancías sólo se diferencian entre sí por el contenido material de sus mercancías, el valor de uso particular de las mercancías que tienen para venderse entre sí. O bien esta forma originaria de la relación subsiste sólo como apariencia de la relación que le sirve de base, de la relación capitalista
Deben distinguirse aquí dos elementos por los que la reproducción de la relación misma en escala constantemente más amplia, se diferencia, en cuanto resultado del proceso capitalista de producción, de la primera forma tal como por un lado entra en escena históricamente y [tal como] por otro lado se presenta incesantemente, de manera nueva, en la superficie de la sociedad capitalista desarrollada.
1) Primero con respecto al proceso introductorio que se efectúa dentro de la circulación: la compraventa de la capacidad de trabajo.
El proceso capitalista de producción no es sólo la transformación, en capital, del valor o de la mercancía que el capitalista en parte trae al mercado y en parte retiene dentro del [105] proceso laboral; sino que estos productos transformados en capital no son sus productos, sitio los del obrero. El capitalista le vende constantemente una parte de su producto —medios necesarios de subsistencia— a cambio de trabajo, con vistas a la conservación y aumento de la capacidad laboral, del comprador mismo, y le presta continuamente otra parte de su producto, las condiciones objetivas de trabajo, como medios para la auto-valorización del capital, como capital. Mientras que el obrero reproduce así sus productos como capital, el capitalista reproduce al obrero como asalariado, y por ende como vendedor de su trabajo. La relación entre meros vendedores de mercancías implica que estos intercambien sus propios trabajos, encarnados en diversos valores de uso. La compraventa de la capacidad de trabajo cuino resultado incesante del proceso capitalista de producción implica que el obrero debe readquirir constantemente una parte de su propio producto a cambio de su trabajo vivo. Con ello se esfuma la apariencia de la mera relación entre poseedores de mercancías. Esta compraventa continua de capacidad de trabajo y el constante enfrentamiento de la mercancía, producida por el obrero mismo, como comprador de su capacidad de trabajo y como capital constante, se presentan tan sólo como forma mediadora de su sojuzgamiento bajo el capital, del trabajo vivo como simple medio para la conservación y aumento del trabajo objetivado que, vuelto autónomo, se le enfrenta. Esta perpetuación de la relación entre el capital como comprador y el obrero como vendedor de trabajo constituye una forma de la mediación inmanente a este modo de producción; pero es una forma que sólo formalmente se diferencia de otras formas más directas de la subyugación laboral y de la propiedad de ellas por parte de los, poseedores de las condiciones de producción. Encubre, como mera relación monetaria, la transacción real y la dependencia perpetua que esa intermediación de la compraventa renueva incesantemente. No sólo se reproducen de manera constante las condiciones de este comercio, sino que lo que uno, compra y el otro Se ve obligado //494// a vender, es un resultado del proceso. La renovación constante de esta relación de compraventa no hace más que mediar la continuidad de la relación específica de dependencia y le confiere la apariencia falaz de una transacción, de un contrato entre poseedores de mercancías dotados de iguales derechos y que se contraponen de manera igualmente libre Esta relación introductoria ahora se presenta, incluso, como elemento inmanente de ese predominio, generado en la producción capitalista, del trabajo objetivado sobre el vivo. [106]
Yerran, en consecuencia, aquellos que consideran el trabajo asalariado, la venta del trabajo al capital, y con ello la forma del trabajo asalariado, como exteriores a la producción capitalista; se trata de una forma esencial, y producida siempre de nuevo por la misma relación capitalista de producción, de la intermediación de la misma; aquellos que descubren, en esta relación superficial, en esta formalidad esencial o apariencia de la relación capitalista, su esencia misma, y por ende procuran caracterizar la relación —y hacer su apología— subsumiendo a obreros y capitalistas en la relación general entre poseedores de mercancías, suprimiendo su differentia specifica.
2) Para que aparezca la relación capitalista en general, están presupuestos un nivel histórico y una forma de la producción social. Es menester que se hayan desarrollado, en el marco de un modo de producción precedente, medios de circulación y de producción, así como necesidades, que acucien a superar las antiguas relaciones de producción y a transformarlas en la relación capitalista. Sólo necesitan, empero, estar tan desarrolladas como para que se opere la subsunción del trabajo en el capital. Fundándose en esta relación modificada se desarrolla, sin embargo, un modo de producción específicamente transformado que por un lado genera nuevas fuerzas productivas materiales, y por otro no se desarrolla si no es sobre la base de éstas, con lo cual crea de hecho nuevas condiciones reales. Se inicia así una revolución económica total, que por una parte produce por vez primera las condiciones reales para la hegemonía del capital sobre el trabajo, las perfecciona y les da una forma adecuada, y por la otra genera, en las fuerzas productivas del trabajo, en las condiciones de producción y relaciones de circulación desarrolladas por ella en oposición al obrero, [genera, decíamos,] las condiciones reales de un nuevo modo de producción que elimine la forma antagónica del modo capitalista de producción, y echa de esta suerte la base material de un proceso de la vida social conformado de manera nueva y, con ello, de una formación social nueva.
Es ésta una concepción esencialmente diferente de la sostenida por los economistas burgueses, enredados en las ideas capitalistas, quienes ven, sin duda, cómo se produce dentro de la relación capitalista, pero no cómo se produce esta relación misma ni cómo, al mismo tiempo, se producen en ella las condiciones materiales de su disolución, con lo cual se suprime [107] su justificación histórica como forma necesaria del desarrollo económico, de la producción de la riqueza social.
Nosotros hemos visto, por el contrario, no sólo cómo produce el capital, sino cómo es producido él mismo y cómo cuando surge del proceso productivo es esencialmente diferen[te] de cuando entró a éste. Por una parte, el capital le da forma al modo de producción; por la otra, esta forma modificada del modo de producción y cierto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas materiales constituyen la base y la condición —la premisa— de su propio desenvolvimiento. //495//
Resultado del proceso inmediato de producción
No sólo las condiciones objetivas del proceso de producción se presentan como resultado de éste, sino igualmente el carácter específicamente social de las mismas; las relaciones sociales y por ende la posición social de los agentes de la producción entre sí, las relaciones de producción mismas son producidas, son el resultado, incesantemente renovado, del proceso[115]
Transición de [los parágrafos] 1) y 2) de este capítulo al 3), que al principio tratamos como 1)[116]
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Hemos visto que la producción capitalista es producción de plusvalía y, en cuanto tal producción de plusvalía (en la acumulación) al mismo tiempo es producción de capital y producción y reproducción de la entera relación capitalista en una escala cada vez más extendida (ampliada). Pero la plusvalía sólo se produce como parte del valor de la mercancía, tal como efectivamente se representa en un quinto determinado de mercancía o plus-producto (surplusproduce). El capital sólo produce plusvalía y no se reproduce a sí mismo sino como productor de mercancías. En consecuencia es ante todo de la mercancía, como su producto inmediato, de lo que debemos ocuparnos nuevamente. Las mercancías, empero, como hemos visto, consideradas con arreglo a su forma (a su determinación formal económica) son resultados incompletos. Deben experimentar primeramente ciertos cambios de forma —deben reingresar al proceso del intercambio, [108] donde sufren esas metamorfosis— antes de poder funcionar nuevamente como riqueza, sea bajo la forma de dinero, sea como valor de uso. Por lo tanto debernos considerar ahora más pormenorizadamente la mercancía como el resultado más directo del proceso capitalista de producción, y más adelante los demás procesos que la misma debe atravesar. (Las mercancías son entonces los elementos de la producción capitalista y las mercancías son el producto de la misma, son la forma bajo la cual reaparece el capital al término del proceso de producción.)
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Partimos de la mercancía, de esta forma específicamente social del producto, como base y premisa de la producción capitalista. Tomamos en la mano el producto aislado y analizarnos las determinaciones formales que contiene en cuanto mercancía, que le imprimen el sello de mercancía, Con anterioridad a la producción capitalista, una gran parte del producto no se producía como mercancía, no para ser mercancía. Por lo demás, en ese caso una gran parte de los productos que entran en la producción no son mercancías, no ingresan al proceso de producción como mercancías, La transformación de los productos en mercancías sólo se opera en puntos aislados, sólo abarca el excedente de la producción, o sólo a tal o cual esfera de la misma (productos manufacturados), etc., Los productos no entran en su totalidad en el proceso como artículos comerciales, ni salen del mismo en cuanto tales en toda su extensión(25) [118]. Ello no obstante, hay circulación; de mercancías y circulación monetaria, dentro de determinados límites, y por ende determinado grado de desarrollo comercial, premisa, punto de partida de la formación de capital y del modo de producción capitalista, Consideramos que esa premisa es la mercancía, al partir de ella como [109] del elemento más simple de la producción capitalista. Por otra parte, sin embargo, la mercancía es producto, resultado de la producción capitalista. Lo que primeramente se presentaba como elemento de ésta, aparece más tarde como su propio producto. Tan sólo sobre la base de esa producción el ser mercancía se convierte en forma general del producto, y cuanto, más se desarrolla la producción capitalista, tanto más los ingredientes de la producción entran en el proceso de aquella como mercancías[119]