CAPÍTULO II
Noticia aparecida en la primera página del Clarín de Hempstead, correspondiente al 3 de marzo de18… bajo el título: «De nuevo los cuatreros».
«Hemos de comunicar a nuestros lectores otro hecho lamentable. Hace tres días nuestro querido amigo el prestigioso ganadero James Adams, envió hacia el Norte un rebaño formado por mil cabezas de ganado. Al frente de esta expedición iba el capataz William Keats, a quien acompañaban un puñado de cow-boys del equipo de Cinco Robles. Pues bien, a la altura de la Pradera Gris, un poco más allá de los límites de nuestro condado, fueron atacados por una banda de cuatreros, al parecer muy numerosa. Se habla de treinta y cinco hombres. Éstos, para no ser reconocidos o identificados se cubrían la cara con un pañuelo negro, mostrando tiznada la parte del rostro que era visible. El ataque se produjo por sorpresa cuando Keats y sus hombres preparaban el campamento, para pasar la noche, por lo no pudieron repelerlo, sino sólo obedecieron las órdenes que quisieron darles, las cuales se concretaron a emprender el regreso a Hempstead a pie. Una vez fueron desarmados. Los cuatreros, con el ganado y las cabalgaduras robadas, se dirigieron hacia el Oeste, mientras Keats y sus muchachos retrocedían. Al día siguiente, éstos, con los pies llenos de ampollas, pudieron llegar al rancho de Elías Cook, quien les facilitó monturas para que pudiesen volver al rancho Cinco Robles en el menor tiempo posible».
«Este acto delictivo hace el número cuatro de los perpetrados en el término de dos meses y el perjudicado ha sido siempre el señor Adams. La opinión se pregunta, con fundamento, hasta cuándo va a ser consentidos estos actos de bandidaje que, de continuar, tendrán un efecto importante en la economía de nuestra región. El sheriff Hale tiene la palabra».
Noticia aparecida en la primera página del Clarín de Hempstead, correspondiente al 5 de Abril de 18…bajo el título: «Seguimos lo mismo».
«Al parecer, los esfuerzos de Joe Hale, nuestro sheriff, por combatir a los cuatreros, son infructuosos. Y para sentar la anterior conclusión nos atenemos a los resultados. Hasta el momento presente y a pesar de que ha recorrido muchas veces, con numerosas fuerzas reclutadas, la comarca en que se suponía tenían establecido su cuartel general, los cuatreros, no ha podido echar mano a uno solo de éstos. Y lo que es peor, momentos antes de cerrar esta edición hemos recibido noticias —lo que nos ha obligado, dicho sea de paso, a modificar la página ya confeccionada— según las cuales, un nuevo hato de ganado —ochocientas cabezas— pertenecientes, como viene siendo obligado, a nuestro mayor contribuyente, James Adams, ha pasado a poder de los cuatreros por procedimientos muy similares a los que han sido puestos en práctica en anteriores ocasiones. Los cow-boys que cuidaban las reses fueron sorprendidos en el momento que las abrevaban en la cañada de Águila. Éste es el sucinto relato. La falta de tiempo nos impide extendernos en pormenores que en el número de mañana prometemos insertar para conocimiento de nuestros lectores. En el ínterin sirvan estas palabras para llamar la atención de nuestras autoridades sobre una situación crítica…».
Extracto de la sección «Vida Social» del Clarín de Hempstead correspondiente al 9 de abril de 18…
«Esta mañana, en la diligencia de Houston, llegó a nuestra ciudad el conocido hombre de negocios Frank Gilbert. Horas después de su llegada, uno de nuestros redactores visitó a señor Gilbert en su departamento del Hotel de la Estrella Solitaria, ese magnífico hotel, orgullo de Hempstead y su propietario, nuestro particular amigo Sam Wolter. El señor Gilbert, a quien acompañaba en la entrevista su secretario, el señor William Donney, tuvo la gentileza de comunicar a nuestro redactor que su visita a Hempstead obedece al deseo de descansar durante una temporada manteniéndose apartado de sus múltiples negocios».
Noticia aparecida en la primera página del Clarín de Hempstead correspondiente al 18 de abril de 18…bajo el epígrafe: «Al tal señor…».
«Días pasados comunicábamos a nuestros lectores la llegada a nuestra ciudad el eminente financiero Frank Gilbert. Hoy hemos de informar que del maravilloso gesto que ha tenido este prohombre al ofrecerse a nuestro alcalde para la construcción de un hospital público. Repetidas veces nos hemos ocupado en este diario de la necesidad de un establecimiento de esa índole. Era una exigencia consubstancial al Hempstead que todos hemos soñado. ¿Qué papel hacíamos frente a Houston, a Austin y a otras ciudades del Estado, si se carecíamos hasta de un hospital público? El señor Gilbert, con esa certeza de visión que le ha encumbrado al lugar en que por derecho propio se halla, ha notado ese fallo lamentable de nuestra municipalidad y se ha puesto a la disposición de Hempstead para levantar dicho hospital a expensas de su bolsillo. Faltan palabras, amigo lector, conciudadano, para demostrar nuestro agradecimiento a esta personalidad que nos honra con su visita y su generosidad. No obstante, nuestras autoridades queriendo corresponder de algún modo a su nobleza, han dispuesto se celebre esta noche una fiesta en el Club Ganadero. Dado el carácter de este acto, no hay duda de que asistirá a él lo más representativo de nuestra selecta sociedad».
«Como contrapartida a tan fausta noticia hemos de consignar el robo de otras cuatrocientas reses con la marca del Cinco Robles, hecho acaecido hace dos días, cuya noticia se conoció en la ciudad ayer, poco después de la salida de nuestro diario, por lo que no nos adelantaremos en detalles que son de sobra conocidos por todos. ¿Hasta cuándo se va a seguir concediendo libertad de acción a esa pandilla de cuatreros?».