CAPITULO XI
Un par de horas después Marcos abrió los ojos, había estado inconsciente, tenía un fuerte dolor en la nuca y se sentía mareado. En ese momento intento incorporarse, pero no pudo, al parecer tenia los brazos y las piernas atadas. Empezó a mirar a su alrededor y observó que estaba amarrado a las patas de una camilla en la enfermería del hospicio.
-Marcos: ¡No puede ser! Estos es una pesadilla de la cual debo despertar.
Dijo en voz alta.
Con una voz macabra y alterada, alguien dentro de la habitación contesto:
-Interno N°3: Le dije que solo quería un cigarrillo. Eso le pasa por ser tan tacaño y no compartir sus cigarrillos. Nadie aquí quiere compartir sus cigarrillos. ¡Malditos tacaños!
Era el perturbado paciente del hospicio que llevaba un guardapolvo blanco. Lentamente comenzó a acercarse a Marcos por el lado derecho de la camilla, cuando llego a su lado, elevó su brazo y acomodo una fuerte luz que estaba por sobre la camilla. Esta era una de esas fuertes luces que hay en los quirófanos o en los consultorios y se usan para iluminar la zona de trabajo del médico. El hombre dirigió la luz justo hacia el rostro de Marcos.
-Marcos: ¿Quién es usted? ¿Porque me tiene atado aquí?
Pregunto Marcos en un tono de voz alto y con un notable enojo la furia se veía en sus ojos.
-Interno N°3: Mi nombre es Joseph. Pero en estas circunstancias creo que puedes decirme….
…Dr. Joseph…
… o simplemente, Doctor…
…así solían llamarme…
Marcos puso una notable cara de sorpresa y confusión. Si bien ese hombre estaba usando un guardapolvo blanco y estaba en lo que parecía una enfermería o un consultorio médico, la apariencia totalmente descuidada del hombre, el nauseabundo olor que desprendía, eran indicios que mostraban a las claras que no podía ser un doctor de esa institución. Marcos, notablemente enojado inquirió:
-Marcos: ¿Usted está enfermo?
Fijando su mirada sobre Marcos y con un rostro casi sin expresión, en un tono absolutamente tranquilo y sereno el hombre contesto.
-Interno N°3: Según mi evaluación psiquiátrica… ¡Si, lo estoy! Pero eso no cambia nada para usted, hoy tiene la enorme surte de contar con mis servicios, estoy a su entera disposición.
-Marcos: ¡No puede hacerme esto! Libéreme inmediatamente o voy a denunciarlo.
-Interno N°3: ¿Usted sabe que el fumar es perjudicial para su salud?
Contesto el maniático.
Marcos permanecía en silenció. No podía creer lo que le estaba sucediendo. Esta secuestrado por un maniático que lo tenía atado en una camilla. No quiso contestarle, para no seguirle el juego en su locura y permaneció en silencio.
-Interno N°3: Entre los muchos efectos colaterales que tiene el cigarrillo se encuentran: Ulceras, disminución de la visión, disminución de la fertilidad, daños en el pulmón, daños de los vasos sanguíneos y de las vías respiratorios, cáncer, enfisema, envejecimiento celular y finalmente como si fuera poco, daños odontológicos y manchas en los dientes.
-Marcos: ¿Qué? ¿De qué estás hablando? Ya te dije que no tengo cigarrillos, se me han caído en por algún lugar de este gigantesco basurero.
-Interno N°3: Joven, ni bien lo he visto he notado lo amarillento que están sus dientes. Pero no se preocupe, ¡El Dr. Joseph está aquí para solucionarlo! Vamos a colocarle una nueva y blanquísima dentadura.
Al oír eso, Marcos pasó de estar asustado a entrar en pánico completamente, en un primer momento empezó a sentir que se desvanecía paro luego un sudor frío comenzó a recorrer todo su cuerpo y sintió una repentina sensación de náuseas. Esos síntomas no eran otra cosa que el pánico tomando el control de su cuerpo. Lo que había escuchado lo había conmocionado:
-Marcos: ¿Este loco tiene delirios de dentista? ¿Qué diablos quiere hacer con migo?
Pensó para sí mismo.
Un ruido a piezas de metal se escucho en la enfermería, el hombre del delantal estaba acomodando lo que parecía ser instrumental de laboratorio. Acerco una pequeña mesa portátil a la camilla en donde se encontraba Marcos y comenzó a acomodar un montón de instrumentos de metal, varios tipos de pinzas, bisturís, sondas, cánulas, separadores. Mientras el maniático hombre acomodaba el instrumental como preparándose para un intervención quirúrgica, Marcos comenzó a sentir tantas nauseas que tumbándose por su lado izquierdo tubo que vomitar, como estaba atado y sus movimientos eran muy limitados, ensució parte de la camilla y de su propio cuerpo, estaba teniendo espasmos del miedo.
-Interno N°3: ¡Maldito estúpido! ¡Ha ensuciado todo el piso!
Exclamó el trastornado, mientras se paraba y abofeteaba a Marcos en la cara como forma de castigo por haber vomitado.
-Interno N°3: Además, el ácido de tu vómito corroe tus dientes. ¿Sabías? Pero no te preocupes pronto te sacaré esos feos diente amarillentos y chuecos que tienes.