QUERIDO LECTOR

Hace unos años publiqué aquí mismo, en esta colección, «El asesinato del profesor de matemáticas». Fue mi venganza por lo mal que me trataron mis profes de mates en la infancia. Lo cierto es que las matemáticas son hermosas... si te dicen que son un juego maravilloso. Pero nadie te lo dice. Lo descubrí de mayor y por eso creé el personaje de un profe fantástico que quiere que sus alumnos aprueben.

Ahora tienes en las manos «El asesinato de la profesora de lengua». Este caso es distinto. Yo amo la literatura, la palabra escrita, escribir, leer. Tenemos la suerte de estar vivos y de tener libros. ¿Se puede pedir algo más? Yo creo que no. Es cierto que de niño ya escribía como un loco, dejando volar mi imaginación. También tuve, eso sí, una profesora de lengua que me ponía ceros por tener fantasía, pero son cosas que pasan. Hoy el único motivo de que una maestra de lengua se vuelva loca (como sucede en este libro) y amenace con espachurrar a uno de sus alumnos, es que ellos no lean. ¿Es tu caso?

¿Es vuestro caso? Pues cuidado: el día menos pensado la profesora o el profesor de lengua puede que se harten y que hagan como la de esta novela.

Yo os aviso.

De todas formas, si leéis esto y descifráis las pruebas despacio, sin saltároslas, veréis que no es tan fiero el león como lo pintan. Quería demostraros que escribir y leer también es un juego.

De ingenio, claro, y sin mandos ni tres vidas.

Que os vaya muy bien en esta experiencia literaria.