CAPÍTULO VII

Intenta conciliar el sueño y, no puede.

Vuelve a tomar la revista en la mano para leer, convulsionándose en su imaginación entre el recuerdo de la dama de piel blanca y cabellos castaños de Sara y  la dadivosa del pueblo de piernas bien contorneadas. Se levanta y se lava la cara, viniéndole las ganas de porfiar en llamarla y decirle que se atreve ir a buscarla porque todavía el cielo está alumbrado, lleno de estrellas. Prefiere esperar hasta que se disipe el último croar de las ranas en el cercano charco de la casa, de no escuchar el palpitar de las emociones y presentir no imaginar el sentido del viento. Se vuelve a sentar en el borde de la cama y espera ver qué decisión logra tomar. Decide volver a poner la revista en sus manos para fijar la mirada en las siguientes líneas:-De igual manera, las  prostitutas que comparten las aceras con los vecinos y turistas no se sonrojan.  Muchas tienen una actitud en la ciudad que forma parte de una manera de ser. Igual sucede con los nudistas en las playas”.

El artículo da pie para que se haga la pregunta:-¿la abundancia aburre? Le viene a la mente el recuerdo de lo leído de Carlota en Weimar- de Thomas Mann (18):-¿Renunciar? ¿Por qué?, pero, señor, perdóneme, usted puede quejarse. ¿Me he quejado?- pregunto. No tenía la más leve intención. He meditado sobre las contradicciones de la vida. ¿Marcharme? ¡Oh, no!, Weimar tiene los defectos y las sombras de todo lo que es humano y en particular los caprichos de una pequeña ciudad. Puede ser que uno se limite a habladurías de corte, arrogantes por lo alto y obtusas por lo bajo, encontrando mal hablados, borrachos y estúpidos en la clase alta. Es incomprensible que un hombre como yo se sienta obligado a superarse durante su vida a través de estas situaciones”.

Logra pensar que le gustan las mujeres y, él es  insaciable. No se atrevería a casarse para no tener que atar a una mujer aterradora que impacte su vida como en el caso de Sara, que de tener un revólver en la mano, seguro que ya lo hubiese matado. 

Continúa con la lectura de la revista para tratar olvidarla:-“Todo este contenido sirve para analizar al exceso de desnudez de una piel de hoy en día tan contemplada que quizás genere más bien una desapercibida indiferencia en lo que al sexo se refiere en el hombre, olvidando muchas veces la atención oportuna y adecuada de la complicación de una prostatitis como enfermedad, como consecuencia de una vida sexual prostituida que posteriormente no permita gozar del mismo estilo y calidad de vida; así como también el agrandamiento de la próstata con una Hiperplasia Prostática Benigna que termina por  desencadenar a un conjunto de síntomas que afectan al individuo y, que al final, ocasiona el deterioro de la calidad de vida  con la alteración del  descanso nocturno por el número de veces de tener que pararse para orinar, disminuyendo, posiblemente, el rendimiento sexual”. Todo esto, lo asocia con el Miedo a la libertad-de Erich Fromm (19), al relacionarlo a la individualidad y el carácter singular único de la personalidad. Para entender la dinámica del proceso social, tenemos que entender la dinámica de los procesos psicológicos. Hasta el presente, las relaciones sexuales que he tenido han sido con mujeres decentes, de vida familiar sin sospechar ninguna muestra de libertinaje de ellas que me obligue a colocarme un preservativo. Lo único que he logrado obtener es una irritación uretral por el exceso sexual; sin embargo, ya es tiempo que consulte con el médico especialista, no vaya a ser que una infección pueda haber pasado desapercibida y, que llegue a generar posteriormente las consecuencias  lamentables. Con Sara, la última relación que tuve fue de suma exigencia por parte de ella, siendo agotadora, habiendo quedado exhausto.

Deja la revista sobre la mesa de noche, se baña con el agua fría para ver si calma sus angustias y, termina por insistir en llamar por teléfono a Clotilde, a ver si acepta  que venga a la casa a esta hora de la noche con la prudencia de no ser vista por nadie. Al intentar en la llamada y atenderla, le dice: -¡Hola, Alberto!, estaba esperando, ¿dónde estás?

-En la casa, ¿quieres que te busque?

-Vente ya con el perfume que tenías puesto al mediodía, te espero en la puerta. Dicha expresión de Clotilde, inmediatamente la asocia con el Miedo a la libertad- de Erich Fromm:-“Freud asumió algunos y ciertos factores explicativos de la conducta del ser humano a determinados impulsos biológicos, colocando al hombre en una relación puramente mecánica con respecto a la sociedad”. Antes de emprender la búsqueda de Clotilde, recuerda El Manifiesto de Marx (20):-“La burguesía, que en lo sucesivo es incompatible con la sociedad; mientras que el capitalismo es incompatible con la existencia de la especie humana”.

Salir de la casa a esa hora de la noche como aquél que llegó a remar desde La Habana hasta la costa de Florida en el canal de Salsipuedes, que es un estrecho marino situado en aguas del golfo de California, que debido a la geografía forma una especie de remolino que dificulta la navegación, piensa que cuando el viento deje de soplar se encontrará en esos momentos con ella en una tabla para cruzar el estrecho donde los peces de gran tamaño y muy voraces con el dorso gris azulado y una aleta que sobresale, aprovechen en enseñar los filosos dientes.

Rápidamente, Alberto despeja de su mente a las tantas dudas y se enrumba en el carro a recorrer las cuadras solitarias, casi oscuras hasta llegar a la esquina donde Clotilde se encuentra. La ve parada en la puerta con la sonrisa abierta, que al mirarlo, inmediatamente se monta en el vehículo con la mayor rapidez posible. Siguen ellos dos directos a la habitación bajo la escasa luz filtrada de acompañarlos con el palpitar del fuego de las emociones, que al entrar a la casa lo primero que hace Alberto es manifestar sus modales de anfitrión, atendiéndola con el olor percibido por ella de su perfume inseparable. De inmediato atrae la silla y la coloca junto a la mesa. Destapa una botella de la misma bebida que ingería en la reunión junto a los demás amigos en el Bar de Jorge, sin dejar de preguntarse:-¿Qué es lo que obliga a los hombres a adaptarse a casi todas las condiciones vitales que puedan concebirse?,  ¿cuáles son los límites de su adaptabilidad?   Antes de darse una respuesta, prefiere dejarla para después. Colma los dos vasos y brinda por el encuentro al recordar aquellos años cuando él estuvo tratando de rondarla por los lados del pueblo. Una hora de conversación de cosas sucedidas lo pone en el conocimiento de la vida social del pueblo, de los paisanos, de fulanito de tal y del último cura parroquial que no duró más de dos meses en el pueblo. Mientras ella narra los pormenores, él la induce a sentarse en el borde de la cama, conduciéndola de manos agarradas frente a los ojos abiertos de Alberto que no dejan de mirar la falda corta impregnada de colorido por encima de las rodillas y mostrar  las piernas contorneadas ostensibles de la cercanía de las partes íntimas. Se le acerca y le pasa el brazo sobre sus hombros. Se levanta y le pregunta:-¿Quieres que te sirva otro trago para continuar hablando?

Se impone que me lo sirvas- le contesta.

Ante la presencia estimulante de ella, prefiere ser cauteloso con la decencia oportuna, tratando de filosofar un rato; pero antes, reconocerle su hermosura con unas palabras de elogios. Le  extiende un beso en la mejilla y aprovecha hablar de Atenas, preguntándole: ¿Conoces parte de la Grecia clásica? Ella se queda observando el vaso repleto sin contestar, cuando él abre la boca para pronunciar:-“Tuve la oportunidad de visitarla y, ojalá vuelva algún día a ser la capital universal de la filosofía con un Congreso Mundial que para muchos significaría un retorno de esa materia con temas de la democracia, la moral, la religión y…”

-¿Me fuiste a buscar para hablar de algo que no me interesa, o prefieres que me vaya a pie para la casa?

-“Disculpa, es que tengo previsto viajar para ese país, donde tengo planteado tocar el aspecto de los negocios y los derechos humanos y…”

-Lo humano sería hablar de nosotros…y creo que para eso me buscaste, ¿comprendes?

No le contesta. Se levanta de su lado para solicitar una invitación que ha recibido para asistir y escuchar la intervención del filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermes, que disertará sobre la vida y obra de Maimónides. ¿Te interesaría acompañarme?- él le pregunta, mientras se le acerca y le extiende un beso discreto en la mejilla, que aprovecha en extenderlo al cuello y, al finalizar, comienza lentamente a bajarle el sostén y acariciarle los senos, obligante a envolverse en un solo beso que se prolonga al recostarla en la cama y continuar con la noche, dejando que los susurros y los quejidos se desenvuelvan.

Son ya las tres de la mañana y el cielo sin estrellas permite que él la devuelva al sitio del pórtico de su casa en donde la encontró, despidiéndose saturado de abundancia de elogios hacia ella, agregándole al decirle:-¡Quiero volver a estar contigo!

Es el momento propicio para darse la respuesta a la pregunta que antes se hizo al destapar la botella, entendiendo que el primer fenómeno que debemos discutir es el hecho de que existen ciertos sectores de la naturaleza humana que son más flexibles y adaptables que otros. Aquellas tendencias y rasgos del carácter por los cuales los hombres difieren entre sí, muestran un alto grado de elasticidad y maleabilidad con el amor, propensión a destruir, sadismo, tendencia a someterse, apetito de poder, indiferencia, deseo de grandeza, miedo a la sensualidad.

Retorna a la habitación con la luz preñada de los rayos de la luna que deja penetrar el silencio de la noche entre las ramas de los frondosos árboles anhelantes de lluvia que cubre a las solitarias calles. Llega y se incrusta rendido, agotado en la cama hasta más no poder, que al despertar, siendo ya las nueve de la mañana, el sentir de la cabeza que le da vueltas sin saber en qué lugar o sitio se encuentra. Toma el celular entre sus manos y observa que hay llamadas perdidas, notando que un mismo número se repite varias veces sin saber a quién corresponde. Intenta marcarlo, que al escuchar la voz de responder, él mismo dice:-¡Estoy devolviendo la llamada!, ¿quién es?

-Soy Gisela, ¿te acuerdas de mí?

-¡Claro que sí me acuerdo!, ¿cómo me voy a olvidar?, no te he llamado porque el número del teléfono lo tenía en la camisa y cuando llegué a la casa mi mujer me la rompió y la lanzó al basurero…pero, dime, ¿cómo estás tú, qué es de tu vida?, ¿cuándo te veo?

-Te estuve llamando para ver que pasó al final de aquél acontecimiento, ¿te botaron de la casa?

-En honor a la verdad, eso fue lo que pasó… y hoy en día me encuentro solitario, laborando en el interior del país. Estoy desde la distancia para atender a los clientes de la región en concordancia con la oficina que atiende mi socio en la ciudad, ¿cuándo nos vemos?

-Dime una cosa, Alberto, ¿cuándo retornas para conversar sobre el color del vino tinto verano embrujado por el romanticismo musical?

-Para poderte ver, previamente tendría que hacer un curso de  filosofía y después te llamaría para vernos y entregarnos los dos al misterio de la nada, ¿me explico?

La risa la genera en ella, que al calmar, le declara:-¡te espero!

Al finalizar de hablar con Gisela, observa en el celular una llamada perdida que corrobora que es de Carlos- el amigo de la juventud que vivía a distancia de la plaza parroquial y convive actualmente con Aurora y, hace las veces de padre putativo de Pedrito. Cierra el teléfono y enseguida le devuelve la llamada, expresándole:-¡Amigo, tanto tiempo!, ¿cómo estás y qué me dices?

-¡Hola, Alberto!, estoy viviendo todavía en la misma casa de la parroquia con Aurora, junto a Pedrito, ¿cuándo vienes a ver a tu hijo?

-Carlos, no sé cuándo pueda ir porque estoy en el interior del país; de todos modos tengo tu teléfono para llamarte y veré si nos podríamos encontrar en un sitio cercano a mi oficina del centro de la ciudad para hablar de tantas cosas, ¿qué te parece?

-Bien, estaremos en contacto y nos podríamos ver pronto, ¡un gran abrazo y saludos cordiales!- Carlos le contesta.

Dispuesto a comenzar el día y entregarse al trabajo profesional en la casa, previamente revisa los documentos del portafolio. Toma en sus manos los de su interés y se dirige al sitio de trabajo de la oficina del compadre Sixto- empresario ganadero de la región, quien lo espera en la reunión a la hora acordada. Al llegar, después de haber atravesado el pueblo en el recorrido, sin antes no haber pasado por la esquina para tratar de ver a Clotilde, se baja del automóvil y, al entrar a su sitio de trabajo, observa todos los elementos funcionales  de ajuste a su profesión con el mobiliario de la oficina, a la silla ejecutiva, escritorio, central telefónica, computadora; incluso, el lugar y equipo de labores de la secretaria personal de Sixto en el anexo del ambiente, separado por una puerta corrediza. Momentos después ella se le acerca, poniéndosele a la orden para cualquier colaboración que necesite. Calcula que puede laborar en forma cómoda y, a la vez, comunicarse directamente con la señora María- secretaria en la ciudad, y con el socio el Licenciado Gonzalo, respectivamente. Apenas se ha acomodado en la silla ejecutiva para hacer la primera llamada a su oficina de la ciudad, inesperadamente entra la secretaria particular de su compadre Sixto con una bandeja de plata en la mano, trayéndole la taza de café negro humeante. La deja sobre el escritorio con la cortesía de una sonrisa, que al voltearse para alejarse lo primero que él le observa es la cintura y la cadera en conjunción llena de armonía, casi cubierta con el cabello encrespado que cae sobre la espalda, quedando Alberto embelesado. Ingiere el café que penetra en todos sus sentidos, deseando volver a mirarla en conjunción llena de armonía. Recuerda en ese momento a Simón y Soledad-de Aleykar Álvarez (21):-“Sería insuficiente decir que aquella joven brillaba, quizás equipararla al sol en ese momento sería lo justo. El encanto hizo que aquel inmenso salón por un instante enmudeciera en su totalidad y el silencio permitiera uno que otro comentario en voz baja sobre la joven”.

Intenta de nuevo comunicarse con la señora María, resultando imposible por estar ocupado constantemente, a cada rato su teléfono. Aprovecha, mientras tanto, tomar la revista de su interés que tiene en su portafolio y, comienza a leer: “De tal manera, conviene distinguir entre sexo y sexualidad. La gente parece obsesionada por el sexo. Se busca, se contempla, se vende. Hay una gigantesca industria del deseo con la adicción. El sexo da mucho que pensar. No sólo rompe cabezas, sino que rompe corazones. Los discursos sobre el sexo han sido unas veces orgiásticos y otros apocalípticos, pero casi siempre dogmáticos y simplificadores; sin embargo, hasta en el lenguaje se reconoce que se trata de un asunto embrollado. En castellano, cuando decimos de alguien que tiene un lío, damos por descontado que es un lío amoroso. El mayor problema que nos ha legado el siglo XX es el de las relaciones de parejas, apareciendo el orgasmo como la gran metáfora. Un poeta habla de su experiencia creadora y dice que su poesía es como un orgasmo. Un futbolista explica lo que siente al meter un gol y dice que es como un orgasmo…y las feministas protestan contra la glorificación del orgasmo, que consideran machista. Si consideramos sexo, equivalente a relaciones sexuales no es verdad que todo el mundo esté perpetuamente preocupado por acostarse con alguien. En cambio, si en vez del sexo consideramos la sexualidad, es decir, el complejo mundo simbólico, afectivo, psicológico, etc., construido sobre el hecho biológico del sexo, tendríamos razón al darle tanta importancia”.

Termina de leer y coloca la revista en el portafolio, dándole la oportunidad para expresar:-¡Fascinante lo leído!, lo tendré pendiente y no estoy seguro si lo que ellas han sentido han sido puras simulaciones. Pero es cierto, de acuerdo a lo leído en Teoría y Práctica de la ideología- de Ludovico Silva (22), entiendo que:-“Ni Engels ni Mark pudieron llegar a pronunciar una definición o concepto contundente de la ideología, pero no impide sacar una caracterización precisa a partir de las numerosas publicaciones, textos y libros que los dos proyectaron sobre el asunto, idea o doctrina”.

Ahondando un poco más, al revisar el diccionario, encuentro que dice:-“El idealismo es un sistema filosófico que defiende las ideas por encima de cualquier consideración práctica”.

Termina su faena en el sitio de trabajo y, se esmera por partir hacia su casa en horas de la tarde, viéndose acompañado de pensamientos entrecruzados entre Clotilde y la secretaria privada de su compadre Sixto. Es oportuno y el momento de tener en cuenta a Antonio García Ponce con Cuentos de amores que no fueron (23), que trataré de recordar algún pasaje-“Ella tenía el cabello muy oscuro, abundante, bastante liso con el rizado… pero algo sedoso formando un moño que a ratos se agitaba dulcemente cuando movía la cabeza. La nuca, dejada al descubierto llena de sensualidad emergía de sus hombros envuelta en un aire de victoria con su piel blanca suavizada por un fino vello, tal cual el de los muslos de esas mujeres que llevan con propiedad su falda abierta. Era un nuca espléndida de una hembra, y desde ese momento la amé”.