Capítulo 9
ROSE dejó caer los brazos a los lados, sus manos eran libres, pero supo que su cuerpo nunca estaría libre del deseo por Javier. Se
negaba a llamado amor. Cuando por fin Javier se le quitó de encima, ella se quedó mirando a la oscuridad en silencio durante un largo tiempo.
-Estás muy callada, Rosalyn -dijo él. Me has sorprendido que estuvieras tan ansiosa. Si no lo supiera, diría que te habías pasado mucho tiempo sin . tener sexo.
-Eres un gran amante y te lo deben haber dicho cientos de mujeres. Es una pena que no se te dé tan bien cumplir tus promesas.
-Te estás metiendo en un territorio peligroso. No he olvidado ni perdonado la forma en que me dejaste la primera vez.
-Ni yo. Ni tampoco he olvidado la forma en que me has chantajeado para que me casara contigo con la promesa de que el matrimonio sería algo platónico. Eres un canalla mentiroso y te odio.
-Yo nunca te prometí que fuera un matrimonio platónico, tú oíste lo que quisiste oír. Y con respecto al odio, yo lo tuve en su día hacia las falsas promesas de amor. Tu odio te hace derretirte en mis brazos y pedir que te posea. Dime tú cuál de los dos es más mentiroso. ¿Es el odio lo que hace que tus senos se endurezcan cuando los toco? -le preguntó él pasando a la acción.
A pesar de sus- esfuerzos por negado, Rose no pudo evitar la oleada de placer que la traicionó y empezó a acariciado también sin importarle la rendición y lo fácilmente que él la podía excitar.
Hicieron el amor de nuevo en un torbellino de pasión.
-¡Dios, sí! -gimió Javier cuando ella lo rodeó con la mano-. Ah, Rosalyn, lo que me haces...
Luego se soltó y se hundió de nuevo en su sedoso centro, llevándola a nuevas alturas de placer que los dejaron completamente agotados.
Cuando Rose se despertó estaba completamente desorientada. La habitación seguía en la oscuridad y sentía el peso del brazo de un hombre sobre ella. Entonces recordó y se sintió avergonzada por lo fácilmente que había caído de nuevo bajo los encantos de Javier. Logró quitarse de encima el brazo y estaba a punto de levantarse de la cama cuando alguien golpeó la puerta y llamó a Javier
por su nombre. .
La puerta se abrió entonces, se encendió la luz y Paco se dirigió sonriendo hacia la cama con una bandeja con café.
Entonces sucedieron tres cosas a la vez. Rose se tumbó en la cama y agarró la sábana para taparse al darse cuenta de que estaba desnuda. Javier abrió los ojos y se sentó en la cama repentinamente.
-¿Qué pasa? -preguntó en español.
Entonces ella le pudo ver toda la espalda. -¡Oh, cielos!
Tenía una enonne cicatriz que le fluía como un río, le salía de UIl costado y le recorría toda la es
palda.
-¿Qué te sucedió? -le preguntó.
No se necesitaba ser médico para saber que él había resultado seriamente quemado alguna vez. Se había intentado disimularla con cirugía estética, pero la cicatriz era tremendamente evidente.
Javier dijo secamente. -Vete, Paco.
Luego la miró a ella, que no tenía ni idea de lo guapa que estaba allí tumbada en la cama, con los ojos llenos de lástima. Pero él no quería su lástima, era demasiado poCo y demasiado tarde.
-¿Qué esperas de un accidente de coche? ¿Una cicatriz pequeñita y limpia? Eres médico, seguramente podrás reconocer los efectos del aceite ardiendo.
-No lo sabía, lo siento.
Entonces ella se dio cuenta de que algunas cosas cobraban sentido, el que nunca se hubiera bañado con ellos en la piscina, la chaqueta del pijama esa misma noche, la oscuridad de la habitación...
-Pero sí que lo sabías -dijo él saliendo de la cama-o Tienes la cara de un ángel, pero mientes como el diablo.
Rose se quedó horrorizada y confundida por esas palabras .
-No necesito ni quiero tu compasión –continuó él-. Lo único que quiero es tu cuerpo y, como has demostrado espectacularmente esta misma noche, tú quieres el mío, así que no te molestes en negarlo.
Por increíble que pareciera, Rose se dio cuenta de que él era vulnerable en un aspecto. Había mantenido oculto deliberadamente su cuerpo y, recordando como habían hecho el amor, se dio cuenta de que él la había hecho tocarlo solo donde quería, en cualquier parte menos en la espalda.
¿Qué habría sucedido? No, ¿quién habría sido lo suficientemente cruel como para rechazarlo por sus cicatrices? ¿Tal vez su difunta esposa? No lo sabía, pero el corazón le sangró por él. Y deseó estrangular a quien fuera. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que lo amaba, de que probablemente lo había amado siempre.
y seguramente lo amaría desesperadamente el resto de su vida.
-No lo iba a hacer -dijo.
-Aunque seguramente preferirías no tener que mirarme. Pero no importa, ya sabes lo que se dice, que de noche, todos los gatos son pardos.
-Eso es horrible. Yo...
Se mordió los labios cuando casi le confesó lo que sentía por él.
-¿Te hice daño?
-No.
-Muy bien -murmuró él con un cierto orgullo y recorriéndola con la mirada.
Rose hizo lo mismo con él y, curiosamente, casi ni se fijó en la gran cicatriz. Se ruborizó con todo el cuerpo cuando vio el efecto de ese recorrido en él.
-Necesito una ducha -dijo.
Luego corrió hacia el cuarto de baño mientras él se reía a sus espaldas.
Cuando terminó de ducharse, se secó y vistió. Así se sentía más en control de la situación y de sus emociones. Salió del vestidor y vio que Javier se estaba duchando y podía ver su magnífica figura a través del cristal traslúcido de la ducha. Eso la volvió a dejar embelesada. ¡Ya estaba de nuevo! Parpadeó y entró en el dormitorio. Se tomó el café de la bandeja y luego fue a la ventana y abrió las cortinas. Tenía que salir de allí. Pero estaba a medio camino cuando Javier salió del cuarto de baño.
Tenía húmedo el negro cabello y solo llevaba encima una toalla rodeándole las caderas y algo de ropa en las manos.
-Ya está mal que invadas mi dormitorio, pero por lo menos podías usar tu propio cuarto de baño -le
dijo.
-Este es nuestro cuarto de baño.
-Un momento, tú dijiste que es mi habitación. -Esta es la habitación principal, Rosalyn. Luego Javier se quitó la toalla y se puso los calzoncillos.
-Pero la primera noche me dijiste que era una habitación de invitados.
-Lo hice porque me apetecía tenerte aquí desde el día en que llegaste, ya que tenía toda la intención
de casarme contigo. Hace diez años me juré que la venganza sería mía, que te volvería, a tener. Desapareciste de mi vista, pero cuando te volví a ver saliendo de tu Jaguar en casa de Teresa, tu destino es tuvo sellado. Y lo logré, querida; más fácilmente de lo que hubiera esperado.
. Su confesión la dejó boquiabierta. Se había casado con ella por una retorcida venganza de algo que no entendía. ¡Si se tenía que vengar alguien, esa era ella, no él!
-¿Pero por qué? -dijo por fin-o ¿Qué hice yo que te hiciera daño?
-Oh, no me lo hiciste. Por lo que recuerdo, tus últimas palabras fueron; no necesito tu llave. Y me colgaste.
-¿Fue por eso? ¿Porque te dejara? ¿O es que tal vez esperabas más por el precio del vestido? -rugió ella.-. Eres despreciable.
-Tal vez. Pero ahora estás aquí y eres mi esposa. Se ha cumplido la tradición, en todo. La recién casada de la familia ha pasado la noche en la cama del harén. Se considera un símbolo de fertilidad. Aunque en .tu caso es posible que eso no se cumpla. La protección contra. el embarazo debe ser un hábito en ti.
Ella abrió la boca para negarlo, pero la cerró de nuevo. Ese comentario le recordó su propio embarazo y su trágico desenlace, produciéndole un gran dolor.
Javier terminó de vestirse y le dijo: -¿Estás lista ya?
-No. Y con respecto a ti y a tus tradiciones, cier
tamente no le debieron venir muy bien a tu primera esposa, ya que 110 tienes hijos. ¿O debería decir que no tienes hijos legítimos? .
Él dio dos pasos rápidos hacia ella, que se sintió tentada a retroceder al ver la frialdad de su mirada, pero no quiso darle el gusto de hacerlo.
-No conociste a mi difunta y no la volverás a mencionar. ¿Entendido?
Rose estaba empezando a hacerlo. Debía haber amado mucho a esa mujer, pero eso la hizo enfadarse más todavía.
-Oh, de acuerdo, lo entiendo. De la misma manera que tú no me dijiste que estabas comprometido hace diez años, cuando te acostaste conmigo. No has cambiado nada y sigues siendo el mismo manipulador de antes.
Entonces él le agarró fuertemente los hombros.
-Ahí es donde te equivocas, Rosalyn. Ya no me dejo engañar por una cara bonita. Yo no estaba comprometido con ninguna otra mujer cuando te conoCÍ. Eso es algo que te has inventado para salvar tu conciencia culpable por haber huido de mí.
-No insultes a mi inteligencia -protestó ella-o Vi la foto que había sobre la chimenea, y Sebastián...
-No menciones su nombre en mi presencia. No dejaré que insultes su nombre para calmar tu conciencia culpable.
-¿Mi conciencia culpable? -dijo ella apretando los puños. ,
-He sido paciente contigo y no te he exigido que me explicaras tus actos pasados.
Aquello ya fue demasiado para ella.
-¡Tienes una memoria muy conveniente para algunas cosas!
I -No te pases, Rosalyn. Me he estado controlando
y he sido todo un caballero contigo, pero ya no lo 'voy a ser.
...¿ Tú un caballero? No me hagas reír Desde el día en que nos conocimos no has hecho nada más que manipulaf!I1e. .
-Ya basta.
Rose vio algo peligroso en sus ojos y trató de retroceder. Sorprendentemente, él se lo permitió.
-Discutir sobre el pasado es inútil, Rosalyn. Eres mi esposa. Y como tal, te comportarás con decoro. Estoy dispuesto a correr un velo sobre el pasado y ofrecerte una tregua. No te haré preguntas sobre tu pasado o tus amantes. Dominic y el resto, y tú harás
lo mismo conmigo.
¿Cómo era posible que Javier supiera lo de Dominic? Solo se lo había mencionado una vez...
Su astucia era sorprendente, demasiado para ella. No podía perder el tiempo tratando de desafiar esa astucia, así que, ¿por qué no disfrutar de lo que él estuviera dispuesto a darle sin pedir más? Esa noche se había visto perdida en un éxtasis físico que no esperaba poder experimentar nunca más. El hecho de que ella lo amara y él no, no era lo importante.
-Por tu silencio doy por hecho que aceptas, ¿no? Afróntalo, Rosalyn, los dos somos suficientemente maduros como para damos cuenta de la futilidad de semejantes confesiones. Es agua pasada, ¿no estás de acuerdo?
-De acuerdo -respondió ella tranquilamente-o Pero con una condición. Exijo una fidelidad absoluta por tu parte.
No tenía la menor intención de compartido con su amante, ¡pues solo faltaba eso!
-Por s.upuesto que tienes mi palabra, querida.
Pero yo también exijo eso mismo de ti.
Fue a tomada de la mano, pero ella la retiró y le dijo:
-Un momento. ¿No te olvidas de algo? ¿O de alguien? La amante que mencionaste cuando tan elocuentemente me propusiste matrimonio..
Javier hizo una mueca.
-Tengo casi cuarenta años y he estado solo unos
años. Sería un imbécil si negara que he estado manteniendo a una querida en el pasado, pero no ahora. Anoche fue la primera vez en que hacía el amor con una mujer desde hacía seis meses o más.
y antes de que ella se diera cuenta de lo que iba a hacer, la acercó y besó duramente, haciendo inútiles sus esfuerzos por soltarse sujetándola la cintura con la otra mano. Cuando la soltó por fin, los ojos de ella estaban llenos de dolor e ira.
-Esto no va a funcionar, Javier. No voy a vivir con un mentiroso.
-¿Te refieres a mí? Nadie, nadie, ha dudado jamás de mi palabra. ¿Cómo te...?
-Para -exclamó ella levantando una mano-. La cena de la primera noche en Sevilla, una llamada telefónica. ¿Te recuerda algo eso?
Sin decir nada, Javier se dirigió a la puerta. Una vez allí, e detuvo y la miró de nuevo.
-¿Quién te lo dijo? ¿Mi padre? No lo creo.
-Jamie hizo una broma al respecto después de que tu padre se fuera a dormir.
-¡Claro! Pero está claro que no te lo contó todo. No tengo la costumbre de explicarle mis actos a na
die" y, mucho. menos , a una mujer.
-Yo no soy cualquier mujer, soy tu esposa. Él la miró por un largo momento.
-Sí, tjenes razón. Recuerda esa noche, Rosalyn.
Durante la cena me llamaron por teléfono y mi padre se puso furioso antes de que contestara. Estaba furioso porque la chica en cuestión solía llamar a menudo aquí durante los últimos meses y también lo hizo mientras yo estaba en Inglaterra. Como dijo mi padre, a una buena amante se la puede ver de vez en cuando, pero no oída y, ciertamente, no en tu propia casa.
-¡Cielo santo, eso es arcaico! -exclamó ella disgustada.
-Tal vez, pero es cierto. Respondí a la llamada y decidí terminar con eso inmediatamente. Después de todo, te tenía a ti.
-¿ y qué hiciste? ¿Pagarle para que te dejara en paz?
-Algo parecido, basta que te diga que se acabó y que la chica en cuestión se quedó muy satisfecha. En un sentido económico, no sexual, por supuesto. No tienes ninguna razón para dudar de mi palabra o de mi fidelidad. Y ahora decídete, Rosalyn, porque es casi mediodía y me muero de hambre.
Ella miró involuntariamente a la cama y luego de nuevo a su rostro.
-De eso también -añadió él-o Pero ahora tengo hambre de comida.
En ese momento le sonaron las tripas y sonrió.
-Ayer estaba tan nervioso que no comí apenas en todo el día.
Esa confesión 1o hizo parecer mucho más humano y ella sonrió también.
-Vamos a comer, entonces.
-¿Sabes cocinar? -le preguntó él al tiempo que le abría la puerta.
-¿ y si te digo que no? ¿Sería motivo de divorcio?
-No, Rosalyn, no va a haber ningún divorcio -dijo él tomándola por la cintura-o Nunca. Quiero
que seas la madre de mis hijos.
A ella se le aceleró el corazón.
-Piénsatelo -añadió él-o Y, con respecto a 1o de
cocinar, 1o haré yo. Paco va siempre a misa de once los domingos y tiene libre el resto del día.
-y ahora pretendes esc1avizarme en la cocina
-bromeÓ ella.