AGRADECIMIENTOS
Esta novela se ha beneficiado del cuento «La novia perdida», aparecido en el libro María Magdalena y el Santo Grial. La verdad sobre el linaje de Cristo, de Margaret Starbird[117]. Es, pues, a ella a quien debo gran parte de la inspiración necesaria para empezar a escribir este relato. Me dejó profundamente impresionado la lectura sobre cómo continuó el linaje de Cristo con la hija que tuvo junto a la Magdalena, hasta el punto de no poder resistirme a la tentación de tomar prestados algunos de sus pasajes para la «traviesa» lectura de Róbert Descorbeaux en la cripta de Montségur. Todos hemos tenido dentro un pequeño Róbert alguna vez, incluso con motivos menos inocentes y tentadores…
Gracias a Dori Hernández por regalarme su tiempo y dedicarlo a preparar las portadas de esta novela.
Quiero también expresar mi gratitud a todos aquellos que leyeron los primeros manuscritos de In Nomine Dei con el ánimo de apoyarme y colaborar a través de sus correcciones y sugerencias. Susana Ulloa y Juan Bernal, Merche Pintor, Pepe Misiego, Miguel Ruiz-Flores, Francis Molina, Francisco Coria, Guillermo Amer, José L. Parajuá, Antonio Barceló, Antonio Rossiñol, Climent Martínez, Jordi Sánchez, Raquel Bernal, Luis Pau, María José Jaume, Jaime Alberto Nicolau y, especialmente, a Teresa Argilés y mi editor, José Antonio López, por confiar en mi pequeño proyecto desde el principio. Lo dicho, mil gracias. También a mi hermano Xisco y mi «otro hermano» Juanjo Hernández. Gracias por vuestra amistad, entusiasmo y paciencia.
Deseo agradecer muy especialmente a Ignacio Torres todo cuanto ha hecho por mí y mi primera novela: su presentación, sus consejos, su amistad...
Por último, mi amor y agradecimiento a Mónica, mi mujer, por su tiempo que infinidad de veces, demasiadas, he hecho mío.
J. A. R.