Acerca de los sueños
MIL MILLONES DE SUEÑOS
Mientras lees estas palabras, un tercio de la población total del mundo se encuentra dormida. Cuando despierten, colectivamente habrán soñado más de mil millones de sueños. Cada una de esas personas tal vez crea que el sueño que acaba de tener es una ocurrencia azarosa que parece única y de cierta manera extraña. Sin embargo, la gran mayoría de estos soñadores habrán experimentado una serie de temas y patrones que son comunes a todos. Estos patrones son visibles desde hace más de diez mil años y son los que conforman la imperecedera estructura de las historias y las creencias de nuestra vida diurna.
Tengo más de 30 años de experiencia como psicólogo de los sueños y durante este tiempo he analizado más de cien mil sueños. Así, a lo largo de este periodo me he dado cuenta de que existen cerca de cien sueños que se repiten constantemente y a los cuales les llamaremos “patrones oníricos”. Sin importar su país de origen o su cultura, soñadores de todo el mundo han experimentado estos patrones en sus sueños con admirables similitudes. Desde un policía ruso hasta un chef japonés, un ciclista noruego, una enfermera venezolana, una bailarina de la India hasta un obrero petrolero de Angola; todos, alrededor del mundo, han tenido los mismos patrones oníricos mientras sueñan. Así, se trata de una serie de temas que no son un simple capricho del proceso onírico; sino, más bien, un reflejo profundo de lo que subsiste detrás de los sueños que se están soñando.
Aun cuando creamos que se trata de ocurrencias azarosas que no tienen ninguna importancia, es en realidad lo opuesto. Los sueños no nos suceden, nosotros los hacemos. Cuando soñamos, creamos mundos enteros: desde las brillantes estrellas de una galaxia hasta los surcos de las huellas dactilares de la mano de un amante. Nosotros construimos los elementos de nuestros sueños y estos elementos reflejan la esencia de nuestra vida diurna. Detrás del ajetreo del día a día, siempre buscamos entrever el verdadero propósito y sentido de nuestra existencia.
Los patrones oníricos son universales y son un eco de esta búsqueda. Sin embargo, paradójicamente tendemos a creer que los sueños no tienen importancia ni significado, y que carecen de utilidad. Aun cuando parezca que carecen de sentido, la llave para entender el lenguaje de nuestros sueños no está en sólo saber identificar los símbolos que hay en ellos, sino en ser capaces de comprender los patrones oníricos que creamos al momento de soñar. Aislado del resto, un símbolo puede parecer irrelevante, pero unido a al patrón que rige al sueño, adquiere sentido. Cuando damos un paso atrás y somos capaces de mirar los patrones oníricos, empezamos a ver más allá de lo evidente, tanto de nuestros sueños como de nuestra vida diurna.
Los cien sueños descritos en este libro ejemplifican la mayoría de los patrones oníricos que todos hemos experimentado. Además, revelan su significado. Estos patrones serán reconocibles para la mayoría de las personas y contienen una apreciación inmediata del significado y el mensaje de un sueño en particular. Más que identificar los símbolos y tratar de relacionarlos entre sí, se trata de saber identificar un patrón, conocer su significado y aplicarlo a las circunstancias de cada uno. El aspecto psicológico y el contexto cultural también forman parte del patrón onírico; por su parte, las acciones que se sugieren en el libro están ahí para ayudarte a aprovechar al máximo tus sueños.
DESEOS Y ASPIRACIONES
Aun cuando tu vida nocturna y tu vida diurna puedan parecer dos realidades diferentes, tus sueños reflejan patrones fundamentales de tu vida cotidiana. En general, la palabra “sueño” se usa en dos sentidos: tanto para referirse a las aventuras que experimentamos mientras dormimos, como para nuestros deseos y aspiraciones. Incluso cuando parezca que no existe relación entre tus sueños nocturnos y tus deseos y aspiraciones, ambos son motivados por un nivel superior de conciencia que todos poseemos: un elemento de autodescubrimiento inherente al ser humano, al que se llama “conocimiento inconsciente”.
Usualmente, solemos dar la connotación de “inconsciente” a aquello que se olvida; sin embargo, el conocimiento inconsciente es toda la información y experiencias que sin darte cuenta, estás asimilando. Como ser humano racional que eres, tiendes a filtrar toda esta información mientras estás despierto; después es posible encontrarla mientras duermes. Aun cuando el inconsciente es un área de ti mismo de la que comúnmente te percatas, contiene todas tus experiencias pasadas y futuras, por lo cual tiene un inmenso valor para potenciar tu vida y descubrir el verdadero propósito de tu existencia.
Los sueños que creas mientras duermes son historias que expresan lo que hay en tu inconsciente y que reflejan lo que consideras más importante en tu vida diurna. Estas historias son el lenguaje natural de tu inconsciente y contienen una profunda sabiduría y un conocimiento mucho más amplio del que tu ser consciente puede alcanzar. Por todo el mundo, las personas están creando inconscientemente las mismas historias una y otra vez, respondiendo preguntas que ni siquiera son conscientes de haber formulado; preguntas del tipo: ¿Cómo puedo cambiar mi vida? ¿Por qué siempre me enamoro de la persona equivocada? ¿Por qué nadie reconoce de lo que soy capaz?
Constantemente tus sueños dan respuesta a estas preguntas. Sin embargo, aun cuando uno puede quedar fascinado por el sueño y su historia, es importante tener en cuenta que ningún sueño es posible si antes no existe alguien que lo sueñe: un soñador. Mediante tus sueños, expresas tu manera de pensar e iluminas a la persona que realmente eres, a tus verdaderas necesidades y creencias. En lugar de esperar que haya alguien o algo que pueda sanarte, tu inconsciente sabe que tú eres un todo y que posees lo que te hace falta, lo único que necesitas es explorarte con mayor profundidad. Al explorar tus sueños puedes convertirte en tu psicólogo, y guiarte hacia la plenitud por medio del conocimiento de tu inconsciente.
Como tus sueños nocturnos, tu vida cotidiana puede parecer una serie inconexa de azarosos incidentes que llenan las horas y que te impiden alcanzar tus verdaderas aspiraciones. Las presiones y las demandas de la vida pueden hacerte sentir cada vez más alejado de tus mayores deseos, así como producirte una enorme frustración al no ser capaz de satisfacer tus necesidades y de alcanzar tu verdadero potencial. Al estar más atento de tus sueños y de cómo al crearlos expresas tu conocimiento inconsciente, puedes convertir tus sueños en una realidad y experimentarlos en tu vida diurna, en lugar de seguir buscando maneras para alcanzarlos.
BRILLAR Y BUSCAR
En un principio puede parecer que sólo es posible encontrar las historias de tu inconsciente cuando sueñas dormido. Cada noche te sumerges en distintos mundos que creas sin ningún esfuerzo, hasta que el despertador suena y te empuja precipitadamente hacia el mundo de la realidad. Pero tu capacidad para seguir soñando no se detiene cuando suena el despertador, tu inconsciente sigue despierto, aunque no logres percibirlo. En la medida en que estés atento de que tu inconsciente brilla a tu alrededor, serás capaz de alumbrar todo tipo de misterios, incluso cuando lo que descubras sea complejo y confuso.
Puede ser que creas que es más fácil ignorar la expansión de tu inconsciente, descartando su ambigua riqueza y poniendo atención sólo en aquello que definitivamente puedes ver y de lo que eres consciente. De cualquier modo, aunque intentes encerrar a tu inconsciente, éste seguirá encontrando la manera de mostrarte, por lo menos, un destello de la película completa. Es como si por un momento la televisión no respondiera y se quedara pasmada en el mismo canal, transmitiendo tu programa favorito. Es común que estos destellos accidentales puedan parecer llenos de significado y es muy fácil obsesionarse tratando de descifrarlos. La manera más sencilla y natural de hacerlo es buscando comprender las historias que creas mientras sueñas dormido.
Y más que tratar de entender estos destellos usando el lenguaje de los sueños, es común tratar de analizarlos por medio de la razón y la conciencia. Esta racionalización puede estrechar lo que de otro modo podría convertirse en una comprensión más amplia, como si se quisiera comprender al mundo encerrado en casa mirando hacia afuera a través de la mirilla de la puerta, en lugar de abrir y dar un paso hacia adelante. Puede ser que parezca más fácil quedarse adentro, resguardado por la aparente seguridad de la lógica y la objetividad. Sin embargo, esto impide entrar de lleno a la sabiduría contenida en los sueños. De cualquier modo, hay quienes, si deciden dar un paso adelante para acceder al conocimiento de su inconsciente y logran ampliar su comprensión de la realidad, son capaces de hacer descubrimientos muy profundos acerca de sí mismos y del mundo que los rodea.
En 1895, Albert Einstein soñó que descendía por una colina llena de nieve en pleno amanecer. Luego, ese sueño lo inspiró para concebir la Teoría de la Relatividad. Tiempo después él declaró que “el don de soñar ha significado más para mí que toda mi capacidad para absorber conocimientos”. Al usar sus visiones oníricas para expandir su comprensión de la realidad, Einstein se convirtió en un visionario. Así como él, otros visionarios abiertos a las historias de su inconsciente han soñado la gran mayoría de los avances científicos y tecnológicos con que contamos.
Orville y Wilbur Wright acostumbraban soñar con bicicletas voladoras e hicieron realidad sus sueños en el arenoso desierto de Kitty Hawk, lugar donde despegaron con el primer aeroplano. El ganador del premio Nobel, Neils Bohr, desarrolló su modelo del átomo gracias a un sueño vívido en el cual él estaba sentado en el Sol y los demás planetas giraban a su alrededor en distintas órbitas. El químico Frederich Kekulé descubrió la estructura del benceno gracias a un sueño. Después, urgió a sus colegas para que “aprendieran a soñar”.
LA PERSONALIDAD EN LOS SUEÑOS
Conforme expandas el espectro de la luz de tu inconsciente a tu alrededor, comprenderás que no se trata de una búsqueda azarosa, sino que buscas algo realmente importante para ti. A pesar de las distracciones y las ambigüedades, conforme intentas saber quién eres en realidad, estás en la búsqueda de ti mismo, de tu propio reflejo. Tu verdadera identidad raras veces se deja ver; sin embargo, puedes encontrarla instintivamente en las situaciones que demuestran cómo eres. Los mejores espejos para encontrarte a ti mismo son las personas que te rodean. Inconscientemente, al mirar lo que ellas reflejan de ti, puedes echar luz sobre ciertas características de ti mismo.
Aun cuando parezca más lógico que pienses en ti como un individuo, así como apareces descrito en tu pasaporte o en la tarjeta que amarras a tu equipaje en caso de extravío, lo cierto es que cada persona se compone de distintas personalidades. Éstas aparecen en diferentes momentos, según lo que estés haciendo o en donde estés. A veces, estos cambios de personalidad pueden pasar desapercibidos pero conforme transcurren las horas te puedes dar cuenta de cómo en un mismo día fuiste primero el esposo o la esposa, luego el padre o la madre, hasta llegar a transformarte en la personalidad que asumes cada vez que llegas a la oficina. Otras veces, asumes personalidades que te sorprenden pues te son extrañas. Entonces acostumbras decirte a ti mismo cosas como: “No sé en qué estaba pensando para hacer eso”, “simplemente no era yo”.
Puedes intentar hacer caso omiso de tus diferentes personalidades pero éstas surgirán en tus sueños. Los personajes que aparecen en ellos develan aspectos de ti mismo y los construyes a partir de la convivencia con otras personas que poseen esos aspectos. Si llegara a suceder que no conoces a nadie que refleje cierta característica tuya que necesitas expresar, simplemente lo inventas combinando elementos de personas que sí conoces y que inconscientemente has estado observando. Este tipo de personajes inventados te pueden dar pistas para entender una situación que difícilmente puedes comprender conscientemente.
Por otro lado, el comportamiento de estos personajes en los sueños te indica el tipo de relación que estás estableciendo con esa característica tuya que el personaje refleja. Por ejemplo, cuando sueñas con el ser amado estás revelando las características más profundas e inefables de ti mismo. Cuando se está en una relación amorosa muy fuerte es difícil saber distinguir dónde termina uno y dónde empieza el otro. Cuando uno se separa del ser amado por cierto tiempo, empieza a sentir que le hace falta una parte de sí mismo. En los sueños, el personaje del ser amado nos ayuda a comprender qué significa realmente el otro para nosotros, y cómo es que nos enriquece e inspira día con día.
Algunos de los personajes más comunes en los sueños pueden ser figuras públicas o celebridades. Incluso cuando no las conozcas personalmente, es posible que creas conocerlos íntimamente gracias a sus apariciones en los medios. Es usual que las celebridades simbolicen ciertas habilidades o logros, y su aparición en tus sueños puede significar un aspecto único e invaluable de ti mismo que está esperando ser descubierto. Antes de la aparición de la televisión, nuestros antepasados hacían uso de un amplio repertorio de dioses y diosas para expresar dichas habilidades.
LOS ANIMALES EN LOS SUEÑOS
Así como tú eres el creador de todas las personas que habitan en tus sueños, así también eres responsable de todas las criaturas que se involucran en tus aventuras nocturnas. En los sueños, los animales representan tus instintos y tu naturaleza más primitiva. Aun cuando los seres humanos nos consideremos una especie más elevada, lo cierto es que habitamos cuerpos de carne, y tenemos instintos e impulsos animales, que muchas veces parecen inadecuados e incivilizados. A pesar de que nuestra naturaleza instintiva pueda parecer peligrosa e incontrolable, los animales que aparecen en nuestros sueños poseen una sabiduría innata a la cual es casi imposible acceder por medio de la razón y la lógica.
Los animales de nuestros sueños reflejan poderes ocultos. Algunos de los primeros sueños de los que se tiene registro se pueden encontrar en las pinturas rupestres de Chauvet-Pont-d’Arc, en el sur de Francia, que datan de hace 30 mil años. Prácticamente todas las culturas de la historia han desarrollado una serie de creencias alrededor de los poderes que encarnan los animales. Por ejemplo, los egipcios consideraban que los gatos eran divinos y los pueblos americanos hacían uso de animales para representar tótems. En muchas sociedades, los animales que se consideran poseedores de ciertos poderes siguen siendo utilizados por los chamanes como un medio para entrar en contacto con el conocimiento intuitivo, se les considera un canal entre el plano de lo consciente y el de lo inconsciente.
En nuestros sueños, creamos un amplio rango de animales, que pueden ir desde las criaturas más monstruosas hasta una tierna y leal mascota. En su caso, las mascotas representan las partes de tu naturaleza instintiva con las que te sientes a gusto, mientras que los animales salvajes revelan esas partes de ti que no quieres o no puedes ver. Incluso cuando vivimos muy alejados de las tradiciones chamánicas, permanecemos cerca de nuestro espíritu animal al domesticar animales, al darles nombre y tratarlos como si formaran parte de nuestra familia. De niños, dotábamos a nuestras mascotas de cualidades mágicas, y algunos de nuestros más entrañables compañeros eran tótems en la forma de osos de peluche y demás juguetes con los que solíamos acurrucarnos.
La mayor parte de las historias que oíamos entonces, estaban habitadas principalmente por animales. En este sentido, gran parte de los primeros sonidos que aprendemos a emular son sonidos de animales, con los cuales expresamos inconscientemente nuestra parte instintiva y animal. Por medio de maullidos o mugidos identificamos a los personajes de las historias que nos cuentan, en las cuales casi siempre aparecen animales que pueden hablar. Ya adultos, continuamos estableciendo una conexión con nuestra naturaleza animal por medio de nuestros sueños, en los cuales podemos crear animales fantásticos que poseen habla y que muchas veces pueden ser mitad animal y mitad hombre. Muchas veces estas criaturas fantásticas pueden salir de nuestros sueños y aparecer en los mitos y las leyendas en forma de esfinges, hombres lobo o Winnie Pooh.
A pesar de que exista una presión social para dominar nuestros instintos, reprimir nuestra naturaleza animal puede producirnos estrés y generar enfermedades. A veces, los animales que aparecen en nuestros sueños nos muestran partes del cuerpo que necesitan cuidado y atención. Como los chamanes, la medicina hace uso de animales para representar sus poderes curativos. Aun quienes practican la medicina occidental se representan a sí mismos con el símbolo de la serpiente enroscada en la vara de Asclepio. No importa cuánto tratemos de domesticar nuestros instintos, los animales de los sueños seguirán rugiendo y andando en nuestro inconsciente para inspirarnos y empoderarnos.
LAS SITUACIONES DE LOS SUEÑOS
Los personajes y las criaturas de tus sueños generan la mayor parte de la acción que experimentas conforme el sueño se desdobla en una serie de situaciones como si se tratara de una puesta en escena. Una de las frases más usadas al momento de narrar un sueño es “y entonces”, que aparece continuamente hasta que el sueño concluye con el típico “y entonces desperté”. Estos “y entonces” marcan eventos significativos de tus sueños y te ayudan a dar continuidad a la historia que soñaste. La manera en que te relacionas con otros personajes durante estos eventos puede indicar la trama que el inconsciente está haciendo de tu propia historia. Aunque al principio parezca que esta sucesión de situaciones es única, lo cierto es que usualmente se desarrolla a partir de los mismos temas. Esta serie de situaciones que experimentamos en los sueños son universales y le han dado forma a la mayor parte de los mitos y leyendas más significativos de la historia humana. Joseph Campbell, antropólogo estadounidense cuyo trabajo inspiró a George Lucas para crear La guerra de las galaxias, estudió miles de mitos y sueños de un centenar de culturas alrededor del mundo. A partir de ese estudio, logró identificar una misma estructura que se repetía en cada uno de los mitos y sueños analizados. Esta estructura mítica nos impacta profundamente porque tiene el poder de reflejar nuestra historia.
Las tres situaciones fundamentales de las historias de nuestros sueños se desarrollan en una secuencia que empieza con responder a un llamado a la acción (una invitación a hacer algo), seguida de la toma de una decisión trascendental y del establecimiento de un compromiso, y finalmente acompañada por la realización triunfal de un poder que yacía oculto dentro de nosotros mismos. Como todas las grandes historias de la literatura universal, solemos entrar a nuestros sueños un poco antes del llamado a la acción. En una obra de teatro, a esta etapa se le llamaría primer acto, o lo que los guionistas de Hollywood llaman “planteamiento”, salpicado con un poco de “antecedentes”. El llamado a la acción conduce al segundo acto, que usualmente constituye la parte principal de la historia. Conforme nos aventuramos en la trama, nos vemos en la necesidad de tomar una difícil decisión, la cual establece el principio de la segunda mitad del segundo acto.
Comúnmente huímos antes de tomar esta decisión, pero si decidimos seguir adelante para establecer un compromiso con nosotros mismos nos veremos atravesando el segundo acto para enfrentar retos aún más grandes. Conforme estos retos se presenten, estaremos irrumpiendo en el tercer acto, donde finalmente resolveremos el conflicto que en un principio nos llamó a la acción. Al momento en que se cierra el telón (o cuando aparecen los créditos) comprendemos que la historia que acabamos de presenciar nos da un conocimiento más profundo de nuestras capacidades, tanto en el sueño como en la vida diurna.
Esta secuencia de situaciones puede identificarse en prácticamente todas las obras clásicas y en las películas.
LOS LUGARES EN LOS SUEÑOS
Los personajes de tus sueños actúan los hechos de la historia en una infinita cantidad de lugares que tú creas para ellos. Estos paisajes revelan tu mundo interior y reflejan el lugar que crees que estás ocupando en tu vida diurna. A veces, estos lugares te son familiares y usualmente evocan espacios que guardan muchos recuerdos, por ejemplo la casa donde pasaste tu infancia o un salón de clases al que ibas cuando eras niño. Otras veces, estos lugares te son extraños y su razón de ser es motivarte a que explores diferentes posibilidades y cualidades de las que puedes hacer uso en tu vida diurna. Conforme te internas en los lugares que aparecen en tus sueños estás explorando maneras de llegar al sitio en el que quieres estar en tu vida.
Cuando sueñas que estás adentro de una construcción, algo así como una casa o una oficina, entonces estás examinando tu personalidad y el potencial del que te sabes poseedor. Soñar con lugares abiertos significa que estás considerando lo que hay detrás de tus circunstancias inmediatas y de cómo puedes explorar las posibilidades subyacentes. Los contextos urbanos, así como ciudades o pueblos, representan el complejo entramado de conocimientos y experiencias con los que has construido tu vida. Los parajes rurales o silvestres evocan a tu naturaleza más expansiva y oportunista. Viajar a lugares distantes muestra que te enfrentas a circunstancias inusuales.
El lenguaje que utilizamos en la vida cotidiana, es un eco del conocimiento inconsciente que tenemos de nuestra vida interior. Cuando queremos decir que algo requiere un gran esfuerzo decimos que tenemos que “escalar una montaña”, lo cual generalmente produce una situación de reto, o de tensión cuando afirmamos “andar en la cuerda floja”. Cuando nos obsesionamos por los detalles y no somos capaces de ver más allá de nuestra nariz, decimos que “no podemos distinguir entre los árboles y el bosque”. Aunque vivamos a miles de kilómetros del mar, nos escuchamos pronunciar frases como “las aguas están en calma”. Cuando trabajamos en algo en lo que nos sentimos cómodos decimos que nos sentimos “como en casa”.
Conforme pongas atención a tu inconsciente, descubrirás que en algunas ocasiones te encontrarás con lugares de la vida real que son muy semejantes a los lugares de tu mundo interior. Esto puede producir que sientas una conexión muy profunda por ciertos lugares, los cuales se pueden convertir en espacios muy inspiradores para ti. A su vez, ciertos lugares pueden reflejar los mundos interiores de un grupo de personas; con el tiempo, estos sitios se convierten en lugares míticos que adquieren enorme importancia pues reflejan la vida interior de muchos otros. Algunos podrán construir templos o santuarios en estos sitios para celebrar su existencia, mientras que otros preferirán congregarse en estadios o canchas deportivas.
El conocimiento inconsciente de quién eres en realidad está vinculado con la apreciación de dónde te encuentras y la comprensión del lugar al que quieres llegar. Todas las culturas tienen tierras prometidas: Shangri-La, Shambala, Hyperborea, Utopía, etcétera. Cuando ves a una persona sentándose en su escritorio o caminando por la calle, quizá notes en su mirada un cierto destello, como si inconscientemente estuviera vagando libremente en el lugar de sus sueños. Aunque esos destinos no puedan ubicarse en un mapa o no se tengan las coordenadas para ubicarlos por GPS, existen realmente en nuestro inconsciente y son lugares donde podemos llegar a ser nosotros mismos.
OBJETOS EN LOS SUEÑOS
Así como los personajes, las situaciones y los lugares, también creas los objetos que aparecen en tus sueños. Éstos, representan las herramientas y los recursos con los que cuentas en tu vida diaria y, como todo en los sueños, tienen un significado más profundo que el de su utilidad en la rutina diurna. Los objetos que aparecen en tus sueños están dotados de un significado que supera sus características físicas y son instrumentos con propiedades casi mágicas. En sí mismo, el objeto no es mágico, se vuelve mágico en la medida en que logre reflejar el conocimiento de tu inconsciente.
Por cientos de miles de años los seres humanos hemos intentado comprender qué representan estos objetos tanto en nuestros sueños como en nuestra vida diaria y, generalmente, lo hacemos usando la lógica. Sin saber que así se pierde la mayor parte de su significado, el cual es posible apreciar sólo desde una mirada más instintiva. Es imposible describir lo que nos parece irracional por medio del lenguaje de la lógica; por eso todas las culturas y todos los credos han desarrollado símbolos, como una manera objetiva para definir lo que por naturaleza es indefinible. Un símbolo es una representación tangible de un significado intangible que no puede ser completamente expresado por nuestra conciencia.
Los objetos de los sueños adquieren valor simbólico a través del conocimiento inconsciente del significado que tienen. Pueden parecer un concepto abstracto, pero los símbolos están a nuestro alrededor todo el tiempo, desde los logos de las marcas y las corporaciones, los iconos de las computadoras, hasta los colores de los equipos deportivos o la iconografía religiosa. Nuestros ancestros se comunicaban por medio de símbolos aun antes de que desarrollara el habla, incluso antes de que aparecieran las lenguas, los símbolos nos han ayudado a expresar nuestros más profundos sentimientos. Así, los objetos de nuestros sueños nos ayudan a decir eso que no podemos poner en palabras; no se trata de simples sustitutos, sino de un medio para establecer una conexión con lo que nos trasciende.
La palabra “símbolo” proviene del griego “symbolon” que era dado a un objeto, generalmente una moneda o un hueso, que podía partirse a la mitad para repartirlo entre dos personas. Éstas podían cotejar la identidad del otro al unir ambas mitades y formar un todo. Era un método confiable para reconocer a quienes salían del núcleo familiar conocido. Más que un valor material, la posibilidad de relacionar a alguien con algo que está más allá de sí mismo, le da al símbolo su significado y su valor.
En el mundo moderno, los objetos que tienen la capacidad de conectarnos con algo que está más allá de nosotros mismos son a los que les damos un valor simbólico. Estos pueden representar nuestras creencias o nuestra fe. Por ejemplo, los teléfonos celulares son objetos que se integran a nuestros sueños, les otorgamos un enorme valor ya que nos comunican con otras personas. En este sentido, los teléfonos móviles tienen el potencial de brindarnos una comprensión más amplia del ser, lo que los ha vuelto objetos ubicuos y necesarios. De esta manera, los objetos que aparecen en nuestros sueños nos conectan inconscientemente con un plano mucho más trascendente y nuestra naturaleza humana nos exige que exploremos estas conexiones.
EL LENGUAJE DE LOS SUEÑOS
Las imágenes y los símbolos que creamos en nuestros sueños nos transportan a un plano que nos trasciende, y permiten transmitirles nuestros sueños a otras personas. Los antiguos griegos nos heredaron la palabra “metáfora”, que significa “transferir la cualidad de una cosa a otra”. Aristóteles señaló que “los mejores intérpretes de los sueños son quienes tienen la facultad de observar las semejanzas”. De esta manera ubicó el tono metafórico que tienen los sueños y su capacidad para hacer similitudes y transferencias de significados. Artemidoro, filósofo griego autor de la Oneirocritica (La interpretación de los sueños), el primer diccionario moderno, señaló que “la interpretación de los sueños es simplemente la yuxtaposición de similitudes”.
La metáfora es un lenguaje ancestral del reino de nuestro imaginario que, aunque lo hablemos, a veces puede parecernos una lengua extranjera aprendida en la escuela, que ya olvidamos. Sin embargo, es común que en el habla cotidiana nos sorprendamos usando metáforas de manera inconsciente. Aunque parezca que no tiene relevancia usar expresiones como “con el agua en el cuello”, “es pan comido”, “en el mismo barco” o “patadas de ahogado”, estas expresiones figurativas del habla cobran sentido una vez que te fijas en ellas y piensas en su significado.
Las imágenes que aparecen en los sueños no son azarosas y describen los parajes en los que ocurren nuestras aventuras oníricas. Cuando hablamos, hacemos uso de la cualidad sólida de la tierra para decir cosas como “bajar a tierra”, “un sólido esfuerzo” o “bien plantado en la tierra”. Asimismo, el cielo suele simbolizar ideas de claridad, ligereza y amplitud: “Claro como el cielo”, “echar a volar” o “dispararle al cielo”. El agua simboliza emociones y experiencias: “Un mar de lágrimas”, “con el agua en el cuello”, “ahogarse en un vaso de agua”. El fuego y la luz representan la creatividad y la pasión: “Un ardiente deseo”, “se me prendió el foco”.
Incluso cuando hacemos uso del vocabulario cotidiano o de la escritura para describir nuestros sueños, las palabras se transforman en imágenes conforme buscamos expresarnos con mayor profundidad. Generalmente en los sueños aparecen los juegos de palabras cuando nos encontramos ante una imagen significativa que queda acuñada en una frase. Este juego de palabras se conoce como “homofonía”, y explica el uso de dos palabras que, aunque suenan igual, tienen significados distintos. Por ejemplo, muchas celebridades han afirmado soñar que están rodando una película con Faye Dunaway. Este hecho no es un simple capricho, sino una expresión de angustia sobre el futuro de su carrera, cuyo fin temen.[*]
La mayoría de las culturas cuentan con el mito de la existencia de una lengua originaria y única que existió antes de que naciera el resto de las lenguas que se hablan alrededor del mundo. El mito más conocido al respecto es el de la Torre de Babel, cuando todos los seres humanos se podían comunicar en la misma lengua antes de dispersarse a lo largo y ancho de la Tierra, donde finalmente se desarrollaron el resto de las lenguas. Más allá de la veracidad del mito, la imagen metafórica sigue siendo el lenguaje universal de los seres humanos, el cual se vale de símbolos y metáforas. Cada vez que usas una frase metafórica, haces uso del lenguaje de los sueños.
LAS HISTORIAS EN LOS SUEÑOS
Instintivamente, hacemos uso de imágenes metafóricas para crear nuestros sueños. A su vez, conforme tejemos el entramado de un sueño, los símbolos se unen en patrones cada vez más complejos. Estos patrones son elementos primarios de los que hacemos uso para tratar de explicarnos a nosotros mismos y al mundo en el que vivimos, y son lo que comúnmente llamamos historias. Cuando no entendemos algo que nos ocurre en nuestra vida cotidiana, tratamos de encontrar los elementos más significativos de la situación y se los relatamos a otras personas como si les estuviéramos contando una historia. Asimismo, cuando queremos entender la complejidad de una situación solemos preguntar: “¿Qué pasó?”. Por su parte, cuando creemos que los patrones que logramos apreciar no tienen sentido, decimos que las cosas “están muy enredadas”.
Aun cuando los sueños puedan parecer ilusorios y efímeros, gran parte de la mejor literatura que se ha escrito en todos los tiempos son obras que se inspiran en la exploración que han hecho sus autores de los conocimientos que yacen ocultos en su inconsciente. James Joyce, autor irlandés que es considerado uno de los más grandes escritores de la literatura universal, desarrolló un estilo narrativo que paradójicamente se denominó “hilo de la conciencia”, aunque hubiera sido más atinado llamarlo “hilo del inconsciente”. Una de sus obras más importantes, Ulises, es la transcripción de los pensamientos inconscientes de un personaje, agrupados en una estructura mítica basada en el poema épico la Odisea, de Homero. Después, Joyce siguió explorando el recurso narrativo del “hilo del inconsciente” en Finnegan’s Wake, donde las imágenes oníricas y las homofonías están mucho más presentes.
William Shakespeare, otro de los grandes escritores de la literatura universal, solía utilizar sus sueños para obtener material que luego transportaba a sus obras, con el fin de hacerlas mucho más poderosas y elocuentes. Por eso, muchas de sus obras parecen ser la dramatización de un sueño, empezando por los sueños y los vaticinios de sus primeras creaciones, como Enrique VI o Ricardo III, hasta el uso continuo de imágenes oníricas en la escena de la daga de Macbeth o en la escena del beso de Julieta en Romeo y Julieta. Así como Shakespeare utilizó sus sueños para construir las tramas de sus obras, así también los utilizó para hacer los lugares en los que éstas ocurren. Tal es el caso del bosque bohemio en El cuento de invierno, la isla de Próspero en La tempestad o el mundo maravilloso de Sueño de una noche de verano.
William Shakespeare y James Joyce son laureados escritores y se les considera gigantes de la literatura universal pero, así como ellos lo eran en su vida diurna, todos nosotros somos grandes narradores y dramaturgos en nuestros sueños. Los sueños son como poesía que hacemos de manera involuntaria y en los que no nos limitamos a describir espacios sino en los que, además, utilizamos imágenes metafóricas para construirlos. Las historias que creamos en nuestros sueños son un medio con el que podemos conectarnos con una realidad que nos trasciende, de modo que nuestra vida cotidiana y nuestro mundo interior puedan comunicarse. Al relacionar fragmentos de experiencias, creamos patrones cada vez más significativos con los que nuestro inconsciente es capaz de construir las historias más importantes de nuestras vidas.
Así como nuestros patrones oníricos, las historias que nos contamos mientras estamos despiertos siguen casi siempre un número muy reducido de estructuras fundamentales. Los relatos modernos que más nos impactan son comúnmente adaptaciones de viejas historias. Por ejemplo, Tiburón, de Steven Spielberg, está basado en una novela de Peter Bencheley, la cual tiene múltiples semejanzas con Beowulf, poema épico de la literatura anglosajona que data de hace 1200 años y que tiene lugar en el palacio costero de Heorot, el cual se ve asolado por los asaltos nocturnos del monstruo marino Grendel. Así, las historias de nuestros sueños conectan a nuestra vida cotidiana con una realidad que nos trasciende y la cual sienta las bases de todo el arte, la psicología, la espiritualidad y la mitología.
LA MITOLOGÍA Y LOS SUEÑOS
En la actualidad, un mito es considerado como una creencia insustancial y sin relevancia. Es común que, al referirnos a algo que consideramos falso o poco realista digamos que se trata de un mito o de un sueño. Sin embargo, esta concepción nos aleja de experiencias más trascendentes. Los mitos no son relatos sin importancia y más bien se trata de un marco con el que podemos encuadrar y darle sentido y relevancia a nuestras vidas. Aun cuando los mitos puedan parecer extraños o irrelevantes en la actualidad, se trata de historias que fueron creadas a partir de la exploración de nuestra psique.
En este sentido, las historias de los mitos son la base de la psicología moderna y de los estudios del comportamiento. Aunque pueda parecer que en ellos sólo aparecen dioses y diosas, así como criaturas fantásticas y eventos maravillosos, los mitos describen los patrones fundamentales del comportamiento humano. Y aunque en apariencia un mito describe un hecho en particular, en realidad cuenta la historia de una experiencia que nos es común a todos. Estos patrones, que han sido relatados una y otra vez por la mitología, son los mismos patrones que puedes alumbrar y descubrir haciendo uso de los conocimientos del inconsciente. Hacemos uso de estos patrones para entrar en contacto con un plano más trascendente en el cual podamos darle sentido a nuestras vidas.
A pesar de que pueda parecer que la mitología es un conjunto de historias viejas que no tienen ninguna relación con nuestra vida moderna, lo cierto es que es posible seguir encontrando mitos y leyendas en el presente. Desde las telenovelas hasta las películas, la mitología sigue explicando las conductas que asumimos en la vida diaria. Gran parte de los relatos de nuestra cultura, desde la simplicidad de los cuentos de hadas hasta la complejidad de los poemas épicos, son un medio para incorporar los patrones de conducta que se describen en ellos como parte de nuestras historias individuales. De esta manera, cada quien es poseedor de una mitología personal mediante la cual es posible encontrar un instrumento que facilite la comprensión de esos patrones que, aun cuando puedan parecer ilógicos o absurdos, nos animan a dar un paso hacia lo desconocido para rebasar los límites de lo que nos es familiar.
Conforme el pensamiento científico y las instituciones religiosas se han vuelto dogmáticas, hemos también perdido contacto con nuestra mitología propia. Sin embargo, así como los sueños, nuestra mitología personal es una construcción creativa que nos permite trascender los límites de la racionalidad para usar la imaginación en toda su capacidad. Comprender que los mitos no son relatos de hechos verdaderos sino modelos de comportamiento humano, nos permite usarlos para explorar los poderes de nuestra imaginación. Nuestros sueños cumplen con la misma función que cumplen los mitos a nivel colectivo, pero a nivel personal nos ayudan a reconocer la riqueza y la complejidad de lo que nos ocurre día con día.
Tomar conciencia de tu mitología individual te permite ser consciente de los diferentes papeles e identidades que asumes en los dramas de tu vida cotidiana. Tu mitología personal te puede servir de orientación, así como para comprender dónde te encuentras y hacia dónde te diriges en el camino de la vida, como si se tratara de una aventura. Para un ser humano tener una existencia mítica es tan importante como tener una existencia física, ya que tu mitología personal encuadra todo aquello que yace detrás de la cotidianidad. Tus sueños son tu mitología personal y los mitos son los sueños de la humanidad.
LA PSICOLOGÍA Y LOS SUEÑOS
Cuando se explora el mundo de los sueños es común quedarse fascinado por los sueños mismos y olvidarse de la persona que los está creando: el soñador. Para comprender realmente los significados y los mensajes que hay en los sueños, es necesario entender los patrones de comportamiento del soñador. La psicología es el estudio del comportamiento humano y va mucho más allá de la pura conciencia o la manifestación física de lo que implica ser humano. Aunque los estudios psicológicos pueden parecer complejos y, a veces, contradictorios, las bases de la psicología se sustentan en tres preguntas: ¿Quién eres? ¿Qué necesitas? ¿En qué crees?
¿Quién eres? Es el primer aspecto que generalmente se refleja en los personajes que creas en tus sueños. Desde una perspectiva psicológica, la identidad siempre está asociada con la acción, así que, mientras más consciente seas de tus características, más fácil te será lograr tus ambiciones. Así como los personajes que creas, los sueños que tienden a reflejar quién eres son aquéllos en los que debes tomar algún tipo de decisión. Asimismo, en los sueños identitarios suelen aparecer edificios, que son una representación de ti mismo y de los demás, y en casi todos hay barreras u obstáculos, los cuales representan tus límites personales. Saber reconocer tus identidades te permite tomar las decisiones adecuadas y seguir mejores cursos de acción.
¿Qué necesitas? Este punto adquiere nitidez y significado en las historias de tus sueños. Tus necesidades generalmente reflejan las cosas a las que les concedes mayor valor, así que, sea lo que sea aquello que te impulsa en tus sueños, indica cuáles son tus valores. En este sentido, los sueños que más reflejan tus necesidades son aquellos en los que encuentras o pierdes algo de valor. Asimismo, tus necesidades también se revelan en aquellos sueños en los que construyes o te deshaces de alguna cosa, así como en los de corte amoroso, íntimo y en los que predomina el deseo. Los sueños que están llenos de sorpresas o de cortes inesperados pueden ser también muy elocuentes respecto a tus necesidades.
¿En qué crees? Esta pregunta tiene que ver con el punto de vista desde el cual miras una situación particular. Mientras buscas inconscientemente tus diversas identidades y gravitas alrededor de tus necesidades, te sorprendes a ti mismo en un viaje donde experimentas con una serie de perspectivas y puntos de vista diferentes. Los sueños que tienen que ver con tus creencias son aquéllos en los que intentas comunicarte de alguna manera, aun cuando seas incapaz de lograrlo. También son aquéllos en los que buscas algo y terminas encontrando algo diferente. Los sueños en los que hay un viaje en el que exploras distintas posibilidades, indican cuáles son tus creencias, así como cualquier sueño que tenga un sentido misterioso o trascendente.
Así pues, en El Top 100 de los sueños podrás encontrar los patrones básicos de la psicología humana, patrones que emergen una y otra vez en los sueños que creamos. Reconocer estos temas básicos te ayudará a descubrir con mayor facilidad quién eres, qué necesitas y cuáles son tus creencias. En la medida en que seas más consciente de quién eres en realidad, cuáles son tus verdaderas necesidades y qué es en lo que realmente crees, te será más fácil tomar decisiones, adquirir valor y expresar quién eres. Así, tus sueños no son una serie de teorías psicológicas abstractas, sino historias vibrantes que adquieren sentido cuando decides entrar en ellas para averiguar su verdadero significado.