Para todos los soñadores

Desde que era niño me sentí fascinado por los sueños. Uno de mis primeros recuerdos es haber soñado con un tren de vapor atravesando a toda velocidad el campo escocés. El sueño me desconcertó y, habiéndome despertado por la conmoción, mi padre se acercó a mí para consolarme y ayudarme a dormir. Al día siguiente me llevó a un puente que pasaba por encima de una vía férrea. Ahí nos quedamos un momento, él me tomaba de la mano mientras yo me sentía maravillado al ver mi sueño hecho realidad, cuando los trenes pasaban ruidosamente debajo de nosotros. Mi padre era un minero, no un psicólogo, pero tenía instinto para entender ciertos patrones ocultos y para escarbar en las posibilidades que yacen escondidas en la realidad.

El apoyo y la guía de mis padres, me encaminaron por la ruta de exploración de mis sueños y los significados detrás de ellos. Mientras más los estudiaba, más intrigado me sentía por los sueños de otros. Más que analizarlos como un forense, me sentía fascinado por la manera en que las personas actuaban dentro de ellos. Así, desde aquellas primeras exploraciones, he tenido la gran fortuna de trabajar con cientos de personas, a quienes quiero agradecer con todo mi corazón por haber compartido sus sueños conmigo.

En particular, quiero agradecer a todos aquellos soñadores que me ayudaron a entender muchos de mis sueños.

A Rhona, Colin, Mathew, Daniel y Thomas, por el amor y el apoyo que me dieron mientras soñaba con este libro. Muchas gracias por ayudarme a que este sueño se volviera realidad.

A Neal Slessor, por su coraje y su persistencia en comprender sus sueños y por ser un verdadero amigo que siempre ha estado ahí para mí, sin importar dónde se encuentre.

A Aileen Gibb, por su constante apoyo e inspiración, así como por el fabuloso trabajo que ha hecho al lograr que mucha gente se relacione entre sí a través de la inspiración que les produce pensar en su futuro.

A Keith Massie, por compartir su viaje como líder visionario y por saber cómo lograr hacerse de una pinza para que los sueños se transformen en los tornillos y las tuercas de la realidad.

A Noel Tyl, por ser un psicólogo tan talentoso y por ser un dotado intérprete que me enseñó que, para develar un misterio, primero debemos explorar los enigmas de nuestra historia.

A Mike Powell, por abrirme un espacio en la radio gracias a su empatía, y por permitir acercarme a una audiencia conformada por soñadores.

A Chris Evans, por su apertura y generosidad al invitarme a su programa de televisión; a Helen Thomas y Suzie Dietrich, por organizar mi participación en dicho programa y crear nuevas conexiones entre soñadores.

Finalmente, a Steve Wright, por ser un anfitrión tan entusiasta y por ampliar el espacio para que millones de soñadores podamos entrar en contacto todos los días. También quiero agradecer a Louise Hulland de la BBC, por haberme presentado a Steve.