Capítulo 1

Traducido por Kati, Rev. Beleth "Los vampiros caucásicos nunca deberían vestir de blanco," Dijo el presentador.

"Hemos estado filmando en secreto a Devon Dawn, quien es vampira desde hace solamente una década, mientras se vestía para una noche en la ciudad. ¡Miren ese conjunto! ¡Es del todo incorrecto para ella!"

"¿En qué estaría pensando ella?" dijo una ácida voz femenina. "¡Está estancada en los noventa! Mira que blusa, si es que se puede llamar así a eso. ¿Su piel pide a gritos un contraste de color, y ¿Qué es lo que se está poniendo? ¡Marfil! Hace que su piel parezca un bolso de Hefty."

Me detuve brevemente mientras me ataba los zapatos para ver qué pasaba después mientras los dos estilistas vampiros criticaban bruscamente a la desgraciada víctima oh, disculpad, vampiro afortunado que estaba a punto de conseguir un cambio total no solicitado. Ella tendría el placer adicional de darse cuenta de que sus amigos la habían entregado a la policía de la moda.

"No creo que esto vaya a terminar bien," dijo Octavia Fant. Aunque mi compañera de vivienda Amelia Broadway había metido de alguna manera a Octavia en mi casa basada en una invitación ocasional que yo había insinuado en un momento de debilidad el arreglo estaba funcionando bien.

"Devon Dawn, soy Bev Leveto del programa "El vampiro mejor vestido", y soy Todd Seabrook. ¡Su amiga Tessa nos llamó para decirnos que usted necesitaba ayuda con su estilo! La hemos grabado en secreto las últimas dos noches, y…¡ AAACCCKK!"

Una mano blanca apareció en la garganta de Todd, luego desapareció, dejando una gran marca rojiza. La cámara se movió, fascinada, de cómo Todd se caía al suelo, antes de levantarse para seguir la pelea entre Devon Dawn y Bev.

"Dios." dijo Amelia. "Parece que Bev va a ganar."

"Mejor sentido estratégico," dije. "¿Os habéis dado cuenta de que dejó que Todd pasara primero a través de la puerta?"

"La tengo fichada" dijo Bev triunfalmente en pantalla. "Devon Dawn, mientras Todd recupera su aliento, vamos a adentrarnos en tu armario. Una chica que va a vivir toda la eternidad no puede permitirse ser una hortera. Los vampiros no pueden quedarse estancados en su pasado. ¡Tenemos ser pioneros del estilo!"

Devon Dawn lloriqueó, "¡Pero me gusta mi ropa! ¡Es parte de quién soy! Usted me ha roto el brazo."

"Se curará. Escucha, no quieres ser conocida como la pequeña vampiro que no pudo hacerlo, ¿Verdad? No quieres tener tu cabeza atrapada en el pasado!"

"Bueno, supongo que no…"

"¡Bien! Haré que disminuya. Y puedo decir por la tos que Todd se siente mejor."

Apagué la televisión y até mi otro zapato, sacudiendo mi cabeza ante la nueva adicción americana de ver reality shows de vampiros. Saqué mi abrigo rojo del armario. Su visión me recordó que yo misma tenía algunos problemas totalmente reales con un vampiro; en los dos meses y medio que habían pasado desde la toma de poder del reino vampiro de Luisiana por los vampiros de Nevada, Eric Northman había estado completamente ocupado con la consolidación de su posición en el nuevo régimen y evaluando lo que había quedado del viejo.

No habíamos tenido una pequeña charla todavía sobre los recuperados recuerdos de Eric de nuestro intenso tiempo juntos cuando había perdido temporalmente la memoria debido a un conjuro.

"¿Qué vais a hacer esta noche mientras estoy en el trabajo?" Pregunté a Amelia y a Octavia, puesto que no necesitaba más conversaciones imaginarias. Me puse el abrigo. Luisiana del norte no tiene las horribles temperaturas del verdadero norte, pero había unos 4 grados esta noche y haría más frío cuando saliese del trabajo.

"Mi sobrina y sus hijos me van a llevar a cenar." dijo Octavia.

Amelia y yo intercambiamos unas miradas de sorpresa mientras la cabeza de la mujer mayor estaba inclinada sobre la blusa que estaba arreglando. Era la primera vez que Octavia veía a su sobrina desde que se había mudado de la casa de su sobrina a la mía. "Creo que Tray y yo iremos a un bar esta noche." dijo Amelia precipitadamente, para cubrir la pequeña pausa.

"Así que te veré en el Merlotte's." He sido camarera allí durante años.

Octavia dijo "Oh, tengo mal el color del hilo." y subió las escaleras a su habitación.

"¿Supongo que ya no estás viéndote con Pam, no?" le pregunté a Amelia. "Tú y Tray estáis empezando una relación." Metí mejor mi camiseta blanca dentro de mis pantalones. Eche un vistazo al espejo que había sobre un mueble. Mi cabello estaba recogido en su usual cola de caballo para trabajar. Avisté un largo pelo rubio suelto sobre el rojo del abrigo y lo quité.

"Pam fue solamente una canita al aire, y estoy segura de que ella sentía lo mismo por mí. Realmente me gusta Tray." Decía Amelia. "No parece que le importe el dinero de Papá, y no está preocupado de que yo sea una bruja. Y él puede estremecer mi mundo en el dormitorio. Nos las arreglamos muy bien." Amelia me sonrío como cuando un gato que se ha comido un canario. Ella puede parecer una mama del fútbol bien bronceada corto pelo centelleante, hermosa sonrisa blanca, ojos claros pero ella estaba muy interesada en sexo y (en mi opinión) era muy abierta sexualmente.

"Es un buen tipo." dije. "¿Ya lo has visto en forma de lobo?"

"No, pero lo estoy deseando."

Sentí algo en la transparente cabeza de Amelia que me sobresaltó. "¿Es pronto? ¿La revelación?"

"¿Podrías no hacer eso?" A Amelia normalmente no le molestaba mi habilidad de leer mentes, pero hoy sí. "Tengo que mantener los secretos de otra gente, ¡ya sabes!"

"Lo siento." dije, y lo sentía, pero al mismo tiempo estaba ligeramente apenada.

Pensareis que yo podía relajarme en mi propia casa y aflojar las apretadas ataduras que trataba de mantener en mi habilidad. Después de todo, tenía que luchar cada día en el trabajo.

Amelia dijo instantáneamente "Yo también lo siento. Escucha, tengo que ir a prepararme. Te veo luego." Subió ligeramente las escaleras hacia el segundo piso, el cual había estado largamente en desuso hasta que ella había venido a vivir conmigo desde Nueva Orleans unos meses antes. Ella no había sufrido el Katrina, a diferencia de la pobre Octavia.

"Adiós, Octavia, ¡pásatelo bien!" Grité escaleras arriba, y salí por la puerta de atrás hacia mi coche.

Mientras conducía mi coche por el largo camino de entrada que llevaba a través de los bosques hacia Hummingbird Road, me pregunté sobre las oportunidades de que Amelia y Tray Dawson estuvieran juntos. Tray, un hombre lobo, era un mecánico de motos y un mozo de carga. Amelia era una Bruja de altura y su padre era inmensamente rico, incluso después del Katrina. El huracán no había afectado a la mayoría de los materiales de su almacén de contratación y le había dado suficiente trabajo para varias décadas.

Según el cerebro de Amelia, esta noche era la noche no la noche en la que Tray le pediría a Amelia que se casase con él, no, sino la noche en que Tray saliese a la luz. La doble naturaleza de Tray era un añadido para mi compañera de habitación, la cual estaba atraída por lo exótico.

Entré por la entrada de empleados y fui directa a la oficina de Sam. "Hola, jefe,"

Dije, cuando lo vi tras su mesa. Sam odiaba trabajar en los libros, pero eso era lo que estaba haciendo. Quizás se estaba proveyendo de una necesaria distracción.. Sam parecía preocupado. Su pelo estaba incluso más enredado de lo normal, sus curvas color fresa sobresaliendo en un halo alrededor de su angosta cara.

"Prepárate. Esta noche es la noche," dijo.

Estaba orgullosa de que me lo hubiese contado, y él se había hecho eco de mis pensamientos de manera muy cercana, No pude evitar sonreír. "Estoy lista. Estaré aquí mismo." Tire mi bolso en el profundo cajón en su mesa y fui a atarme el delantal.

Estaba relevando a Holly, pero después de haber charlado con ella sobre los clientes de nuestras mesas le dije, "Deberías quedarte por aquí esta noche."

Ella me miró repentinamente. Holly había estado recientemente dejándose crecer el pelo, Así que las negras puntas muertas parecían como si hubiesen sido metidas en alquitrán. Su color natural, ahora asomando en las raíces, se convertía en un agradable marrón claro. Se lo había teñido durante tanto tiempo que yo lo había olvidado completamente. "¿Será esto lo suficientemente bueno para mí como para mantener a Hoyt esperando?" preguntó. "Él y Cody se llevan como el perro y el gato, pero yo soy la mama de Cody." Hoyt, el mejor amigo de mi hermano Jason, había sido absorbido por Holly. Ahora él era su seguidor.

"Deberías quedarte un rato." Le di una significativa elevación de mis cejas.

Holly dijo, "¿Los lobos?" yo asentí, y su cara relució con una sonrisa. "¡Oh, chico!

Arlene va a tener un ataque."

Arlene, nuestra compañera y antigua amiga, había sido sensibilizada políticamente unos meses antes por una serie de amigos. Ahora estaba en algún lugar a la derecha de Atila el Uno, especialmente en cuestión de vampiros. Ella se había unido a la Hermandad del Sol, una iglesia en todo excepto en el nombre. Ahora estaba parada ante una de sus mesas, teniendo una seria conversación con su hombre Whit Spradlin, un oficial de FotS de algún tipo que tenía un trabajo de día en una de las casas de depósito de Shreveport. Tenía un considerable calva y una pequeña panza, pero eso no tenía ninguna importancia para mí. Su política si la tenía. Venía un amigo con él, por supuesto. La gente del FotS parecía ir en manadas-justo como otro grupo minoritario que estaba a punto de conocer.

Mi hermano, Jason, estaba también en una mesa, con Mel Hart. Mel trabajaba en el desguace de coches de Bon Temps, y tenía más o menos la edad de Jason, quizá treinta y uno. Delgado y de cuerpo duro, Mel tenía un largo pelo castaño claro bigote y barba y una cara encantadora. Había estado viendo a Jason con Mel mucho últimamente.

Jason había tenido que llenar el vacío que Hoyt había dejado, asumí. Jason no era feliz sin un compañero. Esta noche los dos tenían citas. Mel estaba divorciado, pero Jason estaba todavía nominalmente casado, así que no podía salir con otra mujer en público.

Nadie aquí podía culparlo. La mujer de Jason, Crystal había sido pillada engañándolo con un tipo local.

Yo había oído que Crystal había abortado y se había ido a la pequeña comunidad de Hotshots para estar con sus parientes. (Ella podía encontrar una habitación en cualquier casa de Hotshots y estar con parientes. Es esa clase de sitios.) Mel Hart había nacido en Hotshots también, pero era un miembro extraño de la tribu que había elegido vivir en otro sitio.

Para mi sorpresa Bill, mi exnovio, estaba sentado con otro vampiro llamado Clancy.

Clancy no era mi tipo preferido a pesar de su status de noviviente. Los dos tenían botellas de TrueBlood en la mesa delante de ellos. Nunca pensé que Clancy se dejaría caer por Merlotte's para tomar una copa antes, y ciertamente nunca con Bill.

"Hey, chicos, ¿Necesitáis otra copa?"Pregunté sonriendo por todo lo que merecía la pena. Me siento un poco nerviosa alrededor de Bill.

"Por favor." Dijo Bill educadamente, y Clancy empujo su botella vacía hacia mí.

Fui a la parte trasera del bar a sacar dos TrueBloods más de la nevera, las destapé y las calenté en el microondas. (15 segundos es mejor). Agité las botellas ligeramente y puse las bebidas calientes en la bandeja con algunas servilletas limpias. La mano fría de Bill tocó la mía mientras colocaba la bebida enfrente de él.

El dijo "Si necesitas alguna ayuda en tu casa, por favor, llámame".

Sabía que él lo decía de modo amable, de no haber sido por el énfasis de mi actual estado de sinhombre. La casa de Bill estaba justo cruzando el cementerio frente a la mía, y por el modo en que deambulaba alrededor por la noche, me figuré que él estaba bien avisado que yo no era una compañía entretenida.

"Gracias, Bill." Dije, y me obligué a sonreírle. Clancy simplemente hizo una mueca despectiva.

Tray y Amelia entraron, y después de dejar a Amelia en una mesa, Tray se acercó al bar, saludando a todo el mundo a lo largo del camino. Sam salió de su oficina para unirse al fornido hombre, quien era por lo menos 5 pulgadas más alto que mi jefe y casi el doble de ancho. Se sonrieron el uno al otro. Bill y Clancy se pusieron alerta.

Las televisiones puestas a intervalos por toda de la habitación dejaron la retransmisión de los eventos deportivos que estaban mostrando. Una serie de pitidos alertaron a la clientela del bar del hecho de que algo estaba pasando en sus pantallas.

Gradualmente el bar se fue silenciando a unas pocas aisladas conversaciones.

"NOTICIA ESPECIAL" Parpadeaba en la pantalla, superpuesta al presentador con el pelo recortado y engominado, y una cara severamente seria. En tono solemne dijo "Soy Matthew Harrow. Esta noche les traemos una noticia especial. Como en todos los estudios a lo largo del país, aquí, en Shreveport tenemos un visitante en el estudio."

La cámara se alejó para ampliar la escena, y una hermosa mujer entró en el plano.

Su cara era ligeramente familiar. Ella dio un pequeño saludo a cámara. Llevaba puesto un tipo de poncho, una extraña elección para una aparición televisiva.

"Esta es Patricia Crimmins, quien se ha mudado a Shreveport hace unas semanas.

Patty, ¿Puedo llamarte Patty?".

"En realidad, es Patricia" la dijo la morena. Ella era uno de los miembros de la manada que habían sido absorbidos por la de Alcide. Yo la recordaba. Era tan bonita como la imagen, y la parte de ella no aplastada por el poncho parecía en forma y tonificada. Ella sonreía hacia Matthew Harrow. "Estoy aquí esta noche como la representante de una gente que ha estado viviendo entre ustedes por muchos años.

Desde que los vampiros han salido a la luz de una manera tan exitosa, hemos decidido que ha llegado nuestro momento para hablarles de nosotros mismos. Después de todo, los vampiros están muertos. Ni siquiera son humanos. Pero nosotros somos gente normal, como todos ustedes, con una diferencia." Sam subió el volumen. La gente del bar comenzó a girarse en sus asientos para ver que estaba sucediendo.

La sonrisa que el presentador tenía era tan rígida como una sonrisa podía ser, y estaba visiblemente nervioso. "Qué interesante, Patricia! Qué… ¿Qué es lo que eres?"

"¡Gracias por preguntar, Matthew! Soy una mujer lobo." Patricia tenía sus manos sujetas al rededor de su rodilla. Sus piernas estaban cruzadas. Parecía lo suficientemente alegre como para vender coches usados. Alcide había hecho una buena elección. Además, si alguien la mataba en seguida, bueno… era la chica nueva.

Por el momento el Merlotte's estaba tan en silencio como si la palabra fuese de mesa en mesa. Bill y Clancy se habían levantado para pararse al lado de la barra. Me di cuenta de que ellos estaban allí para mantener la paz por si fueran necesarios. Sam debe de haberlos llamado para que viniesen. Tray comenzó a desabrocharse la camisa.

Sam llevaba una camiseta de manga larga, y se la estaba quitando por la cabeza.

"¿Estás diciendo que te transformas en un lobo con la luna llena?" Tembló Matthew Harrow, tratando duramente de mantener su sonrisa nivelada y su cara simplemente interesada. No había tenido mucho éxito.

"Y en otras ocasiones" explicó Patricia. "durante la luna llena muchos de nosotros tenemos que cambiar, pero si somos nacidos de pura sangre, podemos cambiar en otros momentos también. Hay muchas clases de metamórficos, pero yo me convierto en lobo. Somos los más numerosos de de todos los doble natura. Ahora voy a enseñarles a todos lo increíble que es este proceso. No se asusten. Estaré bien." Se quitó los zapatos, pero no el poncho. De pronto comprendí que se lo había puesto para no tener que desnudarse ante la cámara. Patricia se arrodilló en el suelo, sonrió a la cámara una última vez, y comenzó a contorsionarse. El aire a su alrededor se estremecía con su propia magia y todos en Merlotte's dijeron "Oooooh" al unísono, Justo después de que Patricia hubiese hecho al cambio en la pantalla de la televisión, Sam y Tray lo hicieron también, en ese momento y allí mismo. Llevaban puestas cosas que no les importaba hacer trizas. Todo el mundo en Merlotte's se había debatido entre ver a la guapa chica convertirse en una criatura con blancos y largos dientes, y el espectáculo de dos personas que ellos conocían haciendo lo mismo. Hubo exclamaciones a lo largo de todo el bar, muchas de ellas no repetibles en la sociedad educada. La cita de Jason, Michele Schubert, se puso de pie para tener una mejor vista.

Yo estaba tan orgullosa de Sam. Esto requería mucho valor, ya que él tenía un trabajo que dependía de alguna manera de su habilidad para agradar.

En otro minuto todo había acabado, un extraño y puro cambiaformas, cambió a su forma más familiar, esa de un collie. El fue a sentarse en frente de mí y me dio un feliz "yip".

Me incliné para acariciar su cabeza. Su lengua colgaba, y él me sonreía. La manifestación animal de Tray fue mucho más dramática. Enormes lobos no suelen ser vistos en la norteña Luisiana rural, afrontémoslo, son espeluznantes. La gente se movía difícilmente y quizás se hubiesen levantado para huir del edificio si Amelia no se hubiera agachado al lado de Tray y le hubiese puesto su brazo alrededor del cuello.

"El sabe lo que estáis diciendo." Le dijo ella a la gente de la mesa más cercana esperanzadoramente. Amelia tenía una gran sonrisa, grande y genuina. "Hey Tray, cógeles este posavasos." Le pasó uno de los posavasos del bar, y Tray Dawson, uno de los luchadores más implacables tanto dentro como fuera de su forma de lobo, trotó por encima para dejar el posavasos en el regazo de la cliente femenina. Ella pestañeó, titubeó, y finalmente se calló del lado de la risa.

Sam lamía mi mano.

"Oh, Señor Jesús," Exclamó Arlene en voz alta. Whit Spradlin y su amigo estaban de pie. Pero a pesar de que algunos otros clientes parecían nerviosos, ninguno de ellos tuvieron una reacción tan violenta.

Bill y Clancy miraban con sus caras inexpresivas. Ellos obviamente estaban preparados para manejar el problema, pero todos parecían llevar bien la Gran Revelación. La noche de la Gran Revelación de los vampiros no había sido tan melosa, porque había sido el primero de una serie de shocks que la establecida sociedad sentiría en años venideros. Gradualmente los vampiros habían llegado a ser una reconocida parte de América, a pesar de que su ciudadanía todavía tenía ciertas limitaciones.

Sam y Tray vagaron por entre los asiduos, dejándose a sí mismos ser acariciados como si fuesen mansos animales habituales. Mientras hacían esto, el presentador en la televisión estaba visiblemente temblando mientras se enfrentaba a la preciosa loba blanca en que Patricia se había convertido.

"Mira, esta tan asustado que tiembla." dijo D'Eriq, el revisor del bus y ayudante de cocina. Se rió por todo lo alto. Los borrachos en Merlotte's se relajan lo bastante para sentirse superiores, después de todo, ellos habían manejado esto con aplomo.

El nuevo colega de Jason, Mel, dijo "No hay nadie que pueda estar asustado de una chica tan bonita, incluso si ella muda algo" y las risas y la tranquilidad en el bar se expandieron. Estaba aliviada, a pesar de que pensé que era un poco irónico que la gente en el bar no se hubiera reído tanto si Jason y Mel hubiesen cambiado. Ellos eran hombres pantera, a pesar de que Jason no podía cambiar completamente.

Pero tras las risas, sentí que todo iba a estar bien. Bill y Clancy, tras un cuidadoso vistazo al rededor, volvieron hacia su mesa.

Whit y Arlene, rodeados por ciudadanos cogiendo un gran trozo de conocimiento en su zancada, parecían asombrados. Yo podía escuchar a Arlene confusa sobre cómo reaccionar. Después de todo, Sam ha sido nuestro jefe durante muchos buenos años. A menos que quisiera perder su trabajo, no podría largarse. Pero podía también leer su miedo y la montaña de ira que llevaba justo detrás. Whit tenía una reacción, siempre a cualquier cosa que él no entendiese. Él lo odiaba, y el odio era contagioso. Se parecía a sus compañeros de copas, y se intercambiaron miradas oscuras.

Unos pensamientos estaban revolviendo en la mente de Arlene como las bollas de lotería en el bombo. Era difícil decir cuál de ellos saldría a la superficie primero.

"Jesús, ¡devuélvele la muerte!" dijo Arlene, explotando. La bola del odio había llegado a lo más alto.

Alguna gente dijo, "Oh, ¡Arlene!"… Pero todos estaban escuchando.

"Esto va en contra de Dios y de la Naturaleza" dijo Arlene en voz alta y enfadada. Su rojo pelo teñido se agitó con su vehemencia. "¿Todos vosotros queréis a vuestros niños cerca de esta clase de cosa?"

"Nuestros niños han estado siempre cerca de esta clase de cosas." dijo Holly, igualmente alto. "Simplemente no lo sabíamos. Y nunca les ha pasado nada." Ella también se puso de pie.

"Dios nos llevará si no los matamos." dijo Arlene, señalando a Tray dramáticamente.

Por ahora, su cara estaba casi tan colorada como su pelo. Whit la estaba mirando de forma aprobadora. "¡Vosotros no lo entendéis! ¡Todos iremos al infierno si no les arrebatamos el mundo a ellos! ¡Mirad a quien tienen allí para tener a los humanos a línea!" Su dedo oscilaba al rededor para indicar a Bill y Clancy, a pesar de que desde que ellos se habían vuelto a sus sillas ella había perdido algunos puntos.

Coloqué mi bandeja en la barra y me alejé un paso, cerrando mis manos en puños "Todos nos las arreglamos aquí en Bon Temps." dije, manteniendo mi voz calmada y nivelada, "Tu pareces ser la única ofendida, Arlene."

Ella miro al rededor del bar, intentando coger las miradas de algunos clientes.

Conocía a cada uno de ellos. Arlene estaba genuinamente en shock para darse cuenta de que no había más gente reaccionando como ella. Sam vino y se sentó en frente de ella. Alzó la mirada a su cara con sus hermosos ojos caninos.

Di otro paso acercándome a Whit, solo por si a caso. Whit estaba decidiendo que hacer, considerando saltar sobre Sam. ¿Pero quién se le uniría para pegarle a un collie?

Incluso Whit podía ver lo absurdo, y eso hizo que odiara a Sam mucho más.

"¿Cómo has podido?" Arlen le gritó a Sam. "¡Me has estado mintiendo todos estos años! Pensé que eras humano, ¡no un maldito supe!"

"El es humano." dije "Simplemente tiene otra faceta, eso es todo."

"Y tú." dijo, escupiendo fuera las palabras "tú eres la más rara, la más inhumana de todos ellos".

"Hey, hey." dijo Jason. Brincó sobre sus pies, y tras un momento de vacilación Mel se le unió. Su cita lo miró alarmada, a pesar que la novia de Jason simplemente sonreía. "Deja a mi hermana en paz. Ella hizo de canguro para tus niños, y limpió tu caravana y aguantó tu mierda durante años. ¿Qué clase de amiga eres?"

Jason no me miró, estaba helada de estupefacción. Este no era un gesto muy típico de Jason. ¿Podría haber madurado un poquito?

"Del tipo que no quiere salir por ahí con criaturas antinaturales como tu hermana" dijo Arlene. Se desató el delantal, y dijo "¡Me largo de este lugar!" al collie salió pisando fuerte hacia la oficina de Sam a recuperar su bolso. Quizás un cuarto de la gente del bar miraban alarmados y tristes. La mitad de ellos estaban fascinados con el drama. Eso deja un cuarto en el cerco. Sam gemía como un perro triste, y puso su nariz entre sus patas. Tras esto echó una gran sonrisa, la disconformidad del momento había pasado. Miré a Whit y a su amigo irse con cuidado, y me relajé cuando se habían ido.

Solo por si acaso el pudiese atraer un rifle de su camión, eche una mirada hacia Bill, el cual se deslizó hacia fuera de la puerta detrás de él. En un momento, el estaba de vuelta, asintiendo con la cabeza hacia mí para indicar que los tipos de FotS se habían largado.

Una vez que la puerta de atrás se cerró al salir Arlene, el resto de la noche fue bastante bien. Sam y Tray se retiraron a la oficina de Sam para transformarse de nuevo y vestirse. Sam volvió a su sitio detrás de la barra después como si nada hubiese pasado, y Tray fue a sentarse en la mesa con Amelia, quien lo besó. Por un momento la gente trato de evitarlos y hubo un montón de miradas furtivas. Pero después de una hora, la atmósfera del Merlotte's parecía estar a punto de volver a la normalidad. Me lancé a servir las mesas de Arlene, y me aseguré de ser especialmente agradable con la gente que todavía estaba indecisa con los eventos de la noche.

La gente parecía beber enérgicamente esa noche. Quizá tenían recelos sobre la otra personalidad de Sam, pero no tenían ningún problema en añadirlos a sus cosas buenas. Bill alcanzó mis ojos y movió su mano en señal de despedida. El y Clancy se deslizaron fuera del bar.

Jason trato de captar mi atención una o dos veces, y su colega Mel mandaba grandes sonrisas en mi dirección. Mel era más delgado y más alto que mi hermano, pero los dos tenían esa clara pinta entusiasta de hombres sin cabeza que solo operan por sus instintos. En su favor, Mel no parecía estar del todo de acuerdo con todo lo que decía Jason De la forma que Hoyt siempre lo hacía. Mel parecía sr un buen tipo, al menos en nuestros breves encuentros. El hecho de que él fuera uno de los pocos hombres pantera que no vivía en Hotshots también era un punto a su favor y eso podría incluso haber sido el porqué él y Jason eran tan grandes colegas. Ellos eran como los otros hombres pantera, pero por separado, también.

Si yo le hubiese hablado a Jason de nuevo, tendría una pregunta para él.

En esta tarde tan importante para todos los lobos y metamórficos, ¿cómo podía él desaprovechado la ocasión de ser el foco de atención? Jason estaba harto de su estado alterado como hombre pantera. Había sido mordido, no nacido. Así es como él había contraído el virus (o lo que sea que fuera aquello) habiendo sido mordido por otro hombre pantera, en lugar de haber nacido con la habilidad de cambiar como Mel lo había hecho. La forma en la que Jason cambiaba era como de hombre, con pelo por todo, cara de pantera y garras, realmente aterrador, me había dicho. Pero él no era un hermoso animal, y aquello aquejaba a mi hermano. Mel era pura raza, y podía ser maravilloso y aterrador cuando se transformaba.

Quizá a los hombres pantera se les había pedido que quedasen por detrás, porque las panteras eran simplemente muy aterradoras. Si algo tan letal y tan grande como una patera hubiera aparecido en el bar, la reacción de los clientes casi con toda certeza hubiese sido mucho más histérica. A pesar de que la mente de los doblenatura es muy difícil de leer, podía sentir la decepción que los dos panteras estaban soportando. Estaba segura de que la decisión había sido tomada por Calvin Norris, como líder de las panteras. Buen movimiento, Calvin pensé.

Después de haber ayudado a cerrar el bar, le di un abrazo a Sam cuando me pare en su oficina para coger mi bolso. Parecía cansado pero feliz.

"¿Te sientes tan bien como aparentas?" pregunté "Si. Mi verdadera naturaleza está ahora al descubierto. Es liberador. Mi madre juró que ella se lo diría a mi padrastro esta noche. Estoy esperando noticias suyas."

En el momento justo, el teléfono sonó. Sam lo cogió, todavía sonriendo. "¿Mamá?" dijo. Entonces su cara cambió como si una mano hubiese borrado su previa expresión.

"¿Don? ¿Qué has hecho?"

Me hundí en la silla al lado de la mesa y esperé. Tray había venido a tener una última charla con Sam, y Amelia estaba con él. Los dos permanecían rígidamente en el quicio de la puerta, ansiosos por oír que había pasado.

"oh, dios mío", dijo Sam. "Iré tan pronto como pueda. Me pondré de camino esta noche." Colgó el teléfono con cuidado. "Don disparó a mamá", dijo. "Cuando ella cambió, él le disparó." Nunca había visto a Sam parecer tan disgustado.

"¿Está muerta?" pregunté temiendo la respuesta.

"No", dijo. "No, pero ella está en el hospital con la clavícula destrozada y una herida de un disparo en la parte alta del hombro izquierdo. Casi la mata. Si ella hubiese saltado…"

"Lo siento tanto." dijo Amelia.

"¿Qué puedo hacer para ayudar?" pregunté.

"Mantén el bar abierto mientras no estoy." dijo, sacudiéndose el shock. "Llama a Terry. Terry y Tray pueden arreglar entre ellos el horario de atender la barra. Tray, sabes que te pagaré cuando regrese. Sookie, el horario de las camareras esta en el muro detrás de la barra. Encuentra a alguien para cubrir los turnos de Arlene, por favor."

"Seguro, Sam" dije. "¿Necesitas alguna ayuda con el equipaje? ¿Puedo llenarte el tanque de tu camión o algo?"

"No, estoy bien. Tienes la llave de mi Camión así que puedes regar mis plantas? No creo que esté fuera más que un par de días, pro nunca se sabe."

"Por supuesto, Sam. No te preocupes. Mantennos informados."

Nosotros ya estábamos aclarados así que Sam pudo volver a su caravana a hacer el equipaje. Estaba en la parcela justo detrás del bar, así que al menos podía tener todo listo en un apuro.

Mientras conducía hacia casa, traté de imaginar como el Padrastro de Sam pudo llegar a hacer algo así. Habría estado tan horrorizado ante el descubrimiento de la segunda vida de su segunda mujer que había perdido la cabeza? Habría ella cambiado fuera de su vista y volvió a donde estaba él y lo asustó? Simplemente no me podía creer que se pudiese disparar a alguien a quien amas, alguien con quien vives, solo porque se guarden más cosas para ellos mismos de lo que creías. Quizá Don había visto su otra cara como una traición? O quizá estaba el punto que ella se lo había ocultado: podía de alguna manera entender su reacción, si se miraba de ese modo.

Todo el mundo tenía secretos, y yo estaba en posición de saber la mayoría de ellos.

Ser una telépata no es divertido. Escuchas el mal gusto, la tristeza, el asco, la pena… las cosas que todos queremos mantener escondidas de nuestros compañeros humanos, para que los demás tengan la imagen de nosotros intacta.

Los secretos que se por lo menos me los guardo para mí.

En el que estaba pensado de esta noche fue el inusual herencia genética que mi hermano y yo compartíamos, que había venido de mi padre. Mi padre nunca había sabido que su madre, Adele, había tenido una cosa enorme como secreto, una revelada a mí el pasado Octubre. Los dos hijos de mi abuela mi padre y su hermana Linda no habían sido el producto de su largo matrimonio con mi abuelo.

Los dos habían sido concebidos a través de su relación amorosa con un mediohada, mediohumano llamado Fintan. De acuerdo con el padre de Fintan, Niall, la parte de hada de la herencia genética de mi padre había sido la responsable del encaprichamiento de mi madre con él, un encaprichamiento que había excluido a sus hijos de todo de no ser por el borde de su atención y cariño. Este legado genético no parecía cambiar nada para la hermana de mi padre, Linda; ciertamente lo la había ayudado a eludir la bala del cáncer que había acabado con su vida, o a mantener a su marido en su sitio, mucho menos encaprichado. Como sea, el nieto de Linda, Hunter, era un telépata como yo.

Yo todavía luchaba con partes de la historia. Yo creía que la historia que Niall me había relatado era cierta; pero no comprendía el deseo de niños de mi abuela fuera lo suficientemente fuerte como para engañar a mi abuelo. Aquello simplemente no encajaba con su carácter, y yo no podía comprender por qué no lo había podido leer en su mente durante todos los años que habíamos vivido juntas. Ella debía haber pensado sobre las circunstancias de la concepción de sus hijos de vez en cuando. No había modo alguno de que pudiese empaquetar aquellos acontecimientos para siempre en algún desván de su mente.

Pero mi abuela llevaba muerta un año ya, y yo nunca habría sido capaz de preguntarle sobre ello. Su marido había fallecido años antes. Niall me había dicho que mi abuelo biológico, Fintan, también estaba muerto. Se me había pasado por la mente ir a través de las cosas de mi abuela en busca de alguna pista de sus pensamientos, de su reacción de este extraordinario pasaje en su vida, y entonces yo pensaría… ¿Por qué molestar?

Yo tenía que luchar con las consecuencias aquí y ahora.

El rastro de sangre de hada que poseía me hacía más atractiva a los sobrenaturales, por lo menos a algunos vampiros. No todos podían detectar el rastro de hada en mis genes, pero tenían tendencia al menos a estar interesados en mí, aunque ocasionalmente eso tenía resultados negativos. O quizás esta cosa de la sangre de hada era basura, y los vampiros estaban interesados en cualquier mujer joven bastante atractiva que los tratase con respeto y tolerancia.

Como la relación entre la telepatía y la sangre de hada, ¿quién sabía? No era como si tuviese un montón de gente a la que preguntar o alguna literatura que revisar, o pudiese preguntar en un laboratorio para poder examinarlo. Quizás el pequeño Hunter y yo habíamos desarrollado esa condición por una coincidencia si, cierto. Quizás el rasgo era genético, pero separado de los genes de hada.

Quizá solo había tenido suerte.

Capítulo 2 Fui a Merlotte's pronto por la mañana para mí, eso quiere decir las ocho y media para revisar la situación del bar, y me quedé para cubrir el puesto de Arlene. Tenía que hacer un doble turno. Por suerte, la gente que vino a comer era poca. No sabía si era resultado del anuncio de Sam o solo el curso normal de las cosas. Al menos fui capaz de hacer varias llamadas mientras Terry Bellefleur (quien se las apañaba para llegar a fin de mes con varios trabajos a tiempo parcial) se ocupaba del bar. Terry estaba de buen humor, o lo que era buen humor para él; era un veterano de Vietnam que lo había pasado mal en la guerra. Tenía buen corazón, y siempre había salido airoso.

Realmente estaba fascinado por la revelación de los Were; desde la guerra, Terry se había llevado mejor con los animales que con las personas.

"Apuesto que es por eso que siempre me ha gustado Sam." Dijo Terry, y le sonreí.

"A mí también me gusta trabajar para él." Dije.

Mientras Terry seguía sirviendo las cervezas y vigilaba a Jane Bodehouse, uno de nuestros alcohólicos, empecé a hacer llamadas para encontrar una nueva camarera.

Amelia me había dicho que me ayudaría un poco pero solo por las noches, porque ahora tenía un trabajo temporal cubriendo la baja de maternidad de una empleada de una agencia de seguros.

Primero llamé a Charlsie Tooten. Charlsie, aunque fue amable, me dijo que tenía que ocuparse de su nieto mientras su hija trabajaba, así que estaba demasiado cansada para ayudar después. Llame a otra antigua empleada de Merlotte's, pero había empezado a trabajar en otro bar. Holly había dicho que podía hacer dobles turnos una vez pero que no quería hacerlo muy seguido debido a su pequeño. Danielle, la otra trabajadora a tiempo completo, había dicho lo mismo. (En el caso de Danielle tenía una doble excusa porque tenía dos hijos.) Así que, finalmente, suspiré sonoramente para dejarle claro a la oficina de Sam lo desesperada que estaba, llamé a mi persona menos favorita Tanya Grissom, were zorro y saboteadora. Me llevó un buen rato encontrarla, pero llamando a un par de personas de Hotshot, fui capaz de encontrarla en la casa de Calvin. Tanya llevaba saliendo con él un tiempo. Me gustaba ese chico, pero cuando pensé en esas pequeñas casas a la orilla de la carretera, me estremecí.

"Tanya, ¿Cómo te va? Soy Sookie Stackhouse."

"De verdad. Hmmm. Hola."

No la culpaba por ser cautelosa.

"Una de las camareras de Sam se ha ido ¿Te acuerdas de Arlene? Se asustó por el asunto de los Were y se marchó. Me preguntaba si podrías ocuparte de sus turnos, solo por un tiempo."

"¿Ahora eres la compañera de Sam?"

No iba a ponerme las cosas fáciles. "No, solo le ayudo a buscar. Le llamaron por una emergencia familiar."

"Probablemente yo estaba en la última posición en tu lista."

Mi breve silencio habló por él mismo.

"Supongo que podremos trabajar juntas." Dije, porque tenía que decir algo.

"Tengo un trabajo ahora, pero puedo ayudar un par de tardes hasta que encuentres a alguien permanente." Dijo Tanya. Era complicado descifrar nada de su tono de voz.

"Gracias." Eso me dejaba con dos trabajadoras temporales, Amelia y Tanya, y podía hacer algunas horas que ellas no. No sería muy complicado. "¿puedes venir mañana por la tarde? Sobre las cinco, cinco y media, una de nosotras podrá enseñarte todo, y trabajarás hasta que cierre el bar."

Hubo un corto silencio. "Allí estaré." Dijo Tanya. "Tengo unos pantalones negros. ¿Tienes una camiseta que me pueda poner?"

"Sí. ¿Talla M?"

"Eso servirá."

Colgó.

Bueno, no podía esperar que se alegrara de escucharme o que estuviera dispuesta a ayudarme ya que nunca habíamos hecho buenas migas, De hecho, aunque esperaba que no lo recordara, había hecho que Amelia y su mentor Octavia la embrujaran.

Todavía me estremecía al pensar en cómo había alterado la vida de Tanya, pero no pensaba que tuviera mucha elección. A veces tienes que olvidarte de las cosas y avanzar. Sam llamó mientras Terry y yo cerrábamos el bar. Estaba muy cansada. Me molestaba la cabeza y me dolían los pies.

"¿Cómo van las cosas?" Sam preguntó. Su voz se notaba cansada.

"Nos las apañamos." Dije, tratando de sonar alegre y despreocupada. "¿Cómo va tu madre?"

"Todavía está viva." Dijo. "Habla y respira por ella misma. El médico dice que se recuperará. Mi padrastro está bajo arresto."

"Que complicado." Dije, preocupada por el bien de Sam.

"Mi madre dice que debía habérmelo contado antes." Me contó. "Pero tenía miedo."

"Bueno… ¿hacía bien en tenerlo, verdad? Por lo que parece."

Gruñó. "Piensa que si tiene una larga conversación con él, le deja ver cómo ella cambia después de haber visto el cambio en la televisión, hubiera estado bien."

Había estado tan ocupada con el bar que no había tenido la oportunidad de asimilar las noticias y las reacciones del mundo sobre esta segunda revelación. Me preguntaba cómo iban las cosas en Montana, Indiana, Florida. Me preguntaba si alguna famosa actriz de Hollywood había admitido ser una mujer lobo. ¿Qué pasaba si Ryan Seacrest fuera peludo con cada luna llena? ¿O Jennifer Love Hewitt o Russel Crow? (Cosa que pensaba que era más que probable.) Eso haría que el público lo aceptara mejor.

"¿has visto a tu padrastro o has hablado con él?"

"No, todavía no. No puedo ocuparme. Mi hermano ha venido. Dijo que Don empezó a llorar. Fue malo."

"¿Tu hermana está?"

"Bueno, está de camino. Tuvo muchos problemas para que se ocuparan de los niños." Sonaba algo dubitativo.

"¿Sabía lo de tu madre, no?" Traté de mantener alejada la incredulidad de mi voz.

"No." Dijo. "Muchas veces, los padres no se lo dicen a los hijos que no están afectados. Mis familiares no sabían tampoco lo mío, igual que no sabían lo de mamá."

"Lo siento." Dije, lo que podría significar muchas cosas.

"Ojalá estuvieras aquí."

"Ojalá pudiera ser de más ayuda." Dije. "Si piensas en algo más que pueda hacer, no dudes en llamarme a cualquier hora."

"Mantienes el negocio en marcha. Eso cuenta mucho." Dijo. "Será mejor que vaya a dormir un poco."

"Vale, Sam. Hablamos mañana, ¿Vale?"

"Claro." Dijo. Sonaba cansado y triste y fue difícil no llorar.

Me sentí aliviada de haber mantenido alejados mis sentimientos al llamar a Tanay, después de esa conversación. Había sido lo correcto. La madre Sam siendo disparada por lo que era bueno, eso me hacía ponerle perspectiva a mi odio por Tanya Grissom.

Me caí redonda en la cama, y no creo que siquiera me moviera.

Estaba segura que el caliente brillo generado por la llamada Sam me acompañaría todo el día siguiente, pero la mañana empezó mal.

Sam siempre pedía suministros y hacía el inventario, naturalmente. También, de forma natural, se había olvidado de decirme que iban a llegar cajas de cerveza. Me llamó el conductor del camión, Duff, y tuve que saltar de la cama para ir a Merlotte's.

Cuando salía por la puerta, vi que la luz de mi contestador parpadeaba, la noche anterior estaba demasiado cansada para mirarlo. Pero no tenía tiempo para ocuparme de mensajes ahora mismo. Me alegré de ver que Duff me había llamado cuando no pudo localizar a Sam.

Abrí la puerta trasera de Merlotte's, y Duff metió las cajas y las puso donde debían estar. Ligeramente nerviosa, firmé por Sam. Cuando todo estuvo hecho y el camión se lajeaba del aparcamiento, Sarah Jen, la cartera, se acercó con el correo del bar y las cartas personales de Sam. Cogí ambas. Sarah Jen tenía ganas de hablar. Había escuchado (ya) que la madre de Sam estaba en el hospital, pero no quise contarle más sobre las circunstancias. Ese era asunto de Sam. Sarah Jen también quería contarme como no estaba sorprendida de que Sam fuera un Were, porque siempre había pensado que había algo extraño en él.

"Es un buen tipo." Sarah Jen admitió. "No digo que no lo sea. Pero… había algo extraño. No me sorprendió lo más mínimo."

"¿De verdad? Él decía buenas cosas de ti." Dije dulcemente. Podía ver el placer llenando la cara de Sarah Jen tan claramente como si me hubiera hecho un dibujo.

"Siempre ha sido muy amable." Dijo, de pronto viendo a Sam como si fuera el hombre más perceptivo.

"Bueno, será mejor que me marche. Tengo que terminar de repartir. Si hablas con Sam, dile que pienso en su madre."

Después de llevar las cartas de Sam a su mesa, Amelia llamó desde la agencia de seguros para decirme que Octavia la había llamado para preguntar si podríamos llevarla al WalMart. Octavia, quién había perdido casi todas sus cosas en el Katrina, estaba encerrada en una casa sin coche.

"Tendrás que llevarla en tu hora de comer." Dije, tratando de no sonar brusca con Amelia. "Tengo el día completo. Y aquí vienen más problemas.2 Dije mientras un coche aparcaba junto al mío en el parking para empleados. "Aquí viene el tipo diurno de Eric, Bobby Burnham."

"Oh, quería decírtelo. Octavia dijo que Eric te había llamado dos veces a casa. Así que finalmente le dijo a Bobby donde ibas a estar esta mañana." Dijo Amelia. "Pensó que era importante. Qué suerte tienes. Vale, me ocuparé de Octavia. De alguna manera."

"Bien." Dije, tratando de no sonar tan brusca como me sentía. "Hablaremos luego."

Bobby Burnham se bajó de su Impala y fue hacia mí. Su jefe, Eric, estaba atado a mí de una forma complicada, nuestra relación se basaba no solo en nuestro pasado común pero también en que habíamos intercambiado sangre varias veces.

Esa no había sido una decisión tomada por mí.

Bobby Burnham era un imbécil. ¿Quizás Eric lo había conseguido en las rebajas?

"Señorita Stackhouse." Dijo, siendo muy cortés. "Mi maestro me pide que le diga de venir a Fangtasia esta noche para hablar con el teniente del nuevo rey."

Esa no era la citación que espera ni el tipo de conversación que habría previsto con el sheriff vampiro del Área cinco. Dado el hecho de que teníamos asuntos personales de los que hablar, imaginaba que Eric me llamaría cuando las cosas se hubieran tranquilizado con el nuevo mandato, y haríamos algún tipo de encuentro o cita para hablar de nuestros asuntos. No me gustó ser convocada por un lacayo.

"¿Alguna vez has oído hablar del teléfono?" Dije.

"Te dejó mensajes la otra noche. Me dijo que viniera a hablar hoy contigo. Solo sigo órdenes."

"Eric te dijo que condujeras hasta aquí para pedirme que fuera esta noche a su bar."

Incluso para mis propios oídos, sonaba increíble.

"Sí. Dijo. `Síguela, dale el mensaje en persona y sé amable.' Y aquí estoy. Siendo amable.

Me estaba diciendo la verdad y eso le estaba matando. Eso fue casi suficiente para hacerme sonreír.

A Bobby realmente yo no le gustaba. Imaginaba que era porque no comprendía por qué Eric se rebajaba para hacerme caso. No le gustaba mi actitud despreocupada hacia Eric, y no podía comprender por qué Pam, la mano vampira derecha de Eric, estaba orgullosa de mi, siendo que no quería saber nada de Bobby.

No había nada que pudiera hacer para cambiar eso, incluso si su antipatía me había preocupado… pero no lo hacía. Pero Eric me preocupaba mucho. Tenía que hablar con él, y quizás tendría que asumir las cosas. La última vez que le había visto fue a finales de Octubre, y ahora era mitades de Enero. "Iré allí cuando termine aquí. Estoy temporalmente a cargo." Dije, sonando ni alegre ni con gracia.

"¿A qué hora? Quiere que estés allí a las siente. Victor estará allí."

Victor Madder era el representante del nuevo rey, Felipe de Castro. Había sido una toma de poder sangrienta, y Eric era el único sheriff del viejo mandato que todavía seguía. Agradar al nuevo rey era importante para Eric, obviamente. No estaba segura de cómo eso me afectaba a mí. Pero estaba a buenas con Felipe de Castro por un feliz accidente y quería mantenerlo así.

"Quizás pueda llegar a las siete." Dije después de pensarlo. Traté de no pensar mucho en lo que me iba a gustar posar mi mirada sobre Eric. Al menos diez veces en las últimas semanas, me había tenido que contener de coger el coche para ir a verle.

Pero había conseguido exitosamente resistir a los impulsos, porque sabía que estaba peleando para mantener su posición de poder bajo el nuevo reinado. "Tengo que entrenar a la chica nueva… Sí, las siete podría ser."

"Estará muy aliviado." Bobby dijo, adoptando un aire despectivo.

Aguántate, imbécil. Pensé. Y posiblemente mi forma de mirarle transmitía también ese pensamiento porque Bobby dijo "De verdad, lo estará." Con el tono de voz más sincero que pudo conseguir.

"Vale, mensaje entregado." Dije. "Tengo que regresar al trabajo."

"¿Dónde está tu jefe?"

"Tuvo un problema de familia en Texas."

"Oh, pensé que lo habían cogido en la perrera."

Que simpático. "Adiós, Bobby." Dije, le di la espalda y me fui hacia la puerta trasera.

"Toma." Dijo, y me giré molesta, irritada. "Eric dijo que necesitarías esto." Me dio un paquete envuelto en terciopelo negro. Los vampiros no podían darte nada en una bolsa del Walmart o con papel de envolver, oh, no. Terciopelo negro. El paquete estaba cerrado con una cuerda dorada, como la que se usa para sujetar las cortinas.

Simplemente sujetarlo me daba mala espina. "¿Y Qué es esto?"

"No lo sé. Mi tarea no era abrirlo."

Odio la palabra tarea, con regalo seguido de cerca. "¿Qué debo hacer con esto?"

Dije.

"Eric, dijo ¡Dile que me lo de delante de Victor esta noche.'"

Eric no hacía las cosas al azar. "Está bien." Dije reluctante. "Considérame avisada."

Conseguí terminar bien el turno. Todo el mundo estaba dispuesto a ayudar, y eso fue agradable. El cocinero había estado trabajando duro todo el día; este era quizás el decimoquinto cocinero que teníamos desde que empecé a trabajar en Merlotte's.

Habíamos tenido toda clase de variantes de humanos: negros, blancos, hombres, mujeres, viejos, jóvenes, muertos (sí, un cocinero vampiro), licántropos (un hombre lobo) y probablemente me había olvidado de uno o dos. Este cocinero, Antoine Lebrun, era muy amable. Había venido después del Katrina. Había acogido a muchos refugiados, que se habían mudado desde la costa del Golfo.

Antoine rondaba los cincuenta, su rizado pelo tenía algunos mechones grisáceos.

Había trabajado en el Superdome, me contó el día que le despidieron, y ambos nos encogimos de hombros. Antoine se llevaba muy bien con D'Eriq, el chico que trabajaba como su asistente.

Cuando fui a la cocina para asegurarme de que tenían todo lo necesario, Antoine me dijo que estaba orgulloso de trabajar para un cambiaformas, y D'Eriq quería superar su reacción ante el cambio de Sam y de Tray. Después de dejar el trabajo.

D'Eriq había recibido una llamada de su primo de Monroe, y ahora D'Eriq quería contarnos como la mujer de su primo era un hombre lobo.

La reacción de D'Eriq esperaba que fuera la típica. Dos noches antes, mucha gente había descubierto que alguien que conocía personalmente era un Were de algún tipo.

Por suerte, si el Were no había mostrado signos de locura ni de violencia, esa gente estaba dispuesta a aceptar que el cambiar de forma no era amenazador ni cambiaba mucho su mundo. Incluso era excitante.

No había tenido tiempo de mirar la reacción del mundo, pero al menos en cuanto a lo local, la revelación parecía marchar bien. No sentí que nadie quisiera lanzar una bomba ni prenderle fuego a Merlotte's debido a Sam y pensé que la reparación de la motocicleta de Tray se haría bien. Tanya llegó veinte minutos antes, cosa que me hizo apreciarla un poco más, y le dediqué una genuina sonrisa. Después repasamos lo básico como las horas, pagas y las normas de Sam, dije "¿Te gusta vivir en Hotshot?"

"Sí." Dijo, sonaba algo sorprendida. "Las familias de Hotshot, realmente se llevan bien. Si algo va mal, se reúnen y lo discuten. A los que no les gusta esa vida, se van, como Mel Hart." Casi todo el mundo en Hotshot era un Hart o un Norris.

"Últimamente se ha ocupado de mi hermano." Dije, porque tenía algo de curiosidad por los nuevos amigos de Jason.

" Sí, eso he escuchado. Todo el mundo se alegra de que haya encontrado a alguien con quien estar después de pasar tanto tiempo solo."

"¿Porqué no encajaba allí?"

Tanya dijo "Creo que a Mel no le gusta compartir, es lo que tienes que hacer si vives en una pequeña comunidad. Es real… `Lo que es mío, es mío.'" Se encogió de hombros.

"Al menos, eso es lo que dicen."

"Jason también es así." Dije. No podía leer la mente de Tanya claramente debido a su naturaleza, pero podía ver su humor, y comprendí que las otras panteras estaban preocupadas por Mel Hart.

Se preocupaban de que saliera adelante en Bon Temps, supuse. Hotshot era su pequeño universo.

Me sentía más ligera cuando terminé de enseñarle todo a Tanya (quién tenía experiencia) y colgué mi delantal. Cogí mi bolso y el paquete de Bobby Burham y salí por la puerta de empleados para conducir hasta Shreveport.

Empecé a escuchar las noticias mientras conducía, pero estaba cansada de la sombría realidad. En vez de eso, escuché un CD de Mariah Carey, y me sentí mejor. No se cantar bien, pero adoro descifrar la letra de una canción mientras conduzco. La tensión de mi día empezó a desaparecer, siendo remplazada por el optimismo.

Sam regresaría, su madre se recuperaba, y su marido se había disculpado y había jurado amarla para siempre. El mundo haría ohhh y ahhh por los Were y por los otros cambiaformas un tiempo, y luego todo volvería a ser normal.

No es siempre una mala idea, ¿Pensar cosas así?

Capítulo 3 Cuanto más me acerco al bar de vampiros, más se acelera mi pulso; esta era la desventaja del vínculo de sangre que tenía con Eric. Sabía que iba a verle a él, y que estaba alegre por ello. Me deberá haber preocupado, debería haber sentido aprensión por lo que quería, debería haber hecho un millón de preguntas sobre el paquete de terciopelo, pero solo conduje con una sonrisa en mi cara.

Aunque no podía evitar lo que sentía, podía controlar mis acciones. Perversamente, ya que nadie me había dicho de entrar por la puerta de los empleados, entré por la puerta principal. Era una noche ocupada en Fangtasia, y había mucha gente esperando a ambos lados de las puertas. Pam era la recepcionista. Me sonrió ampliamente, mostrando un pequeño colmillo. (la gente se asombró.= Conocía a Pam de hace mucho ya, y era lo más cercano a un amigo que tenía entre los vampiros. Esta noche la rubia vampira llevaba el obligado vestido negro y se había puesto un velo negro a conjunto. Sus uñas estaban pintadas de rojo escarlata.

"Amiga mía." Dijo Pam. Y se alejó del podio para abrazarme. Me sorprendió pero me alegró y le devolví el abrazo. Se había puesto perfume, una pizca, para encubrir el ligero olor seco de vampiro. "¿Lo tienes?" Me susurró al oído.

"Oh, ¿El paquete? Está en mi bolso." Levanté mi bolso marrón de las asas.

Pam me dedicó una mirada que no pude interpretar a través del velo. Parecía una expresión que mezclaba exasperación y afecto. "¿Ni siquiera has mirado dentro?"

"No he tenido tiempo." Dije. No es que no hubiera sentido curiosidad, simplemente no había tenido la ocasión de pensar en ello. "Sam ha dejado el bar porque su padrastro disparó a su madre, y he tenido que ocuparme de él."

Pam me dedicó una larga mirada evaluándome. "Ve a la oficina de Eric y dale el paquete." Dijo.

"Déjalo envuelto. No importa quién esté ahí. Y no lo lleves como si fuera una herramienta de jardín."

Le devolví la mirada. "¿Qué estoy haciendo, Pam?" Pregunté, subiéndome en el tren de la cautela demasiado tarde.

"Estás protegiendo tu propia piel." Dijo Pam. "Nunca lo dudes. Ahora vete."

Me dio una palmada en la espalda y se giró para responder la pregunta de un turista sobre la frecuencia con la que tenían que limpiarse los dientes los vampiros.

"¿Le gustaría acercarse para ver los míos?" Pam preguntó en un tono seductor, y la mujer retrocedió asustada. Esa era la razón por la que los humanos iban a los bares de vampiros, y a los clubs de comedia de vampiros, y a los casinos vampiros… para juguetear con el peligro.

Ahora y siempre, juguetear se terminaba convirtiendo en algo real.

Me hice camino entre las tablas y la pista de baile hacia la parte trasera del bar.

Felicia, la camarera, pareció descontenta al verme. Encontró algo para hacer para alejarse de mí. Tenía una desagradable historia con los camareros de Fangtasia.

Había varios vampiros sentadnos en el bar, entre los curiosos turistas, los que querían parecerse a los vampiros y se vestían como tal, y los humanos que tenían negocios con los vampiros. En la tienda de regalos, uno de los vampiros refugiados del Katrina vendía camisetas de Fangtasia a un par de chicas sonrientes.

Tiny Thalia, más pálida que el algodón y con un perfil antiguo, estaba sentada sola en una pequeña mesa. Thalia era perseguida por fans que le habían creado una página web, aunque no le hubiera importado si todos ellos hubieran prendido fuego. Un hombre borracho de las Fuerzas Aéreas de Barksdale estaba de rodillas ante ella mientras le miraba, y mientras Thalia posaba sus oscuros ojos en él, su ensayado discurso murió en la garganta del tipo. Girándose algo pálido, el joven tipo se alejó de los vampiros, y aunque su amigo le animó a regresar a la mesa, sabía que no se volvería a acercar a ella.

Después de esa visión de la vida del bar, me alegré de llamar a la puerta de Eric.

Escuché su voz dentro, diciéndome que entrara. Entré y cerré la puerta detrás de mí.

"Hola, Eric." Dije y casi me quedé muda ante la ola de alegría que me recorría cada vez que le veía.

Su largo pelo rubio estaba sujeto con una trenza, y llevaba sus vaqueros favoritos y una camiseta. La camiseta hoy era verde claro, le hacía parecer más blanco que nunca.

La ola de alegría no estaba necesariamente relacionada con la hermosura de Eric o del hecho de que hubiéramos juntado nuestras pelvis. El vínculo de sangre era el responsable. Quizás. Tenía que pelearme con ese sentimiento. Seguro.

Victor Madden, representante del nuevo rey, Felipe de Castro, estaba de pie con su cabeza recubierta de pelo negro inclinada.

Victor, pequeño y compacto, siempre era amable y siempre iba bien vestido. Esta noche estaba especialmente resplandeciente con un traje color oliva y una corbata marrón a rayas. Le sonreí y estaba a punto de decirle lo que me alegraba verle cuando noté que Eric me estaba mirando expectante. Oh, cierto.

Me aparté el abrigo y saqué el paquete de terciopelo de mi bolso. Dejé el bolso y el abrigo en una silla vacía, y me fui andando hacia Eric con el paquete extendido con ambas manos. Esto era lo más que podía hacer, sin arrodillarme e inclinarme, cosa que haría cuando el infierno se congelara.

Dejé el paquete delaten de él, incliné la cabeza y esperé que hubiera sido ceremonia suficiente y me senté en la otra silla para invitados.

"¿Qué te ha traído nuestra mediohada amiga, Eric?" Preguntó Victor con la alegre voz que tenía casi siempre. Quizás estaba realmente feliz, o quizás su madre le había enseñado (hace unos siglos) que se cazan más moscas con piel que con vinagre.

Con algo de teatralidad, Eric desató el cordón dorado y silenciosamente desdobló el terciopelo. Brillante como una joya sobre el negro material estaba el cuchillo ceremonial que había visto la última vez en Rodas. Eric lo había usado para oficiar la boda de dos reyes vampiros, y lo había usado para cortarse a sí mismo más tarde cuando había bebido mi sangre y me había dado la suya cambio: el intercambio final, el que (desde mi punto de vista) había causado todos los problemas. Ahora Eric levantaba la brillante hoja hacia sus labios y la besó.

Después de que Victor reconociera el cuchillo, no hubo rastro de sonrisa en su cara.

Él y Eric se miraron uno al otro en silencio.

"Muy interesante." Dijo Victor finalmente.

De nuevo, tuve la impresión de ahogarme cuando ni siquiera sabía dónde estaba la piscina. Empecé a hablar, pero podía sentir como Eric me presionaba, diciéndome que me callara. En asuntos de vampiros, era sabio seguir el consejo de Eric.

"Entonces quitaré la petición del tigre de la mesa." Dijo Victor. "Mi maestro estaba descontento por que el tigre quisiera marcharse. Y por supuesto, informaré a mi maestro sobre tu petición. Reconoceremos tu unión formal con esta."

Por la inclinación de la cabeza de Victor en mi dirección, sabía que yo era "esta." Y solo conocía un hombre weretigre. "¿De qué estáis hablando?" Pregunté de pronto.

"Quinn pidió verte en privado." Dijo Victor. "Pero no puede regresar al dominio de Eric sin su permiso. Es uno de los términos de nuestra negociación de cuando… cuando Eric se convirtió en nuestro asociado."

Era una bonita forma de decirlo. Cuando matamos a los demás vampiros de Lusiana excepto a Eric y a sus seguidores. Cuando salvaste a nuestro rey de la muerte.

Deseé tener un momento para pensar, alejada de esta habitación donde los dos vampiros me miraban.

"¿Esta nueva norma se aplica solo a Quinn o a todos los Were que quieran venir a Luisiana? ¿Cómo podéis ser jefes de los Were? ¿Y cuándo empezó esta nueva norma?"

Le dije a Eric, tratando de obtener algo de tiempo para pensar. Quería que Victor explicara la última parte de su pequeño discurso, también, eso de la unión formal, pero decidí hacer las preguntas de una en una.

"Hace dos semanas." Dijo Eric, respondiendo primero la última pregunta. Su cara estaba tranquila; su voz serena. "Y la nueva norma solo se aplica a los Were que están asociados con nosotros en los negocios." Quinn trabajaba para el E[E)E, yo sospechaba que pertenecía parcialmente a los vampiros, ya que el trabajo de Quinn no era precisamente ocuparse de las bodas y bar mitzvahs de los humanos. Quinn se ocupaba de lo sobrenatural. "El tigre tiene ha sido rechazado por tu parte. Lo he escuchado de tus labios. ¿Porqué debería regresar?" Eric se encogió de hombros.

Al menos no trató de suavizarlo diciendo "Pensé que quizás te molestara" o "Lo hice por tu bien." No importaba lo vinculados que estuviéramos y estaba realmente tratando de evitar sonreírle por ello sentí el pelo de mi nuca erizarse por como Eric manejaba mi vida.

"Ahora que tú y Eric estáis unidos oficialmente" Dijo Victor con una sedosa voz, "no querrás ver a Quinn, y se lo diré."

"¿Qué estamos qué?" Miré a Eric, me estaba mirando con una expresión que solo podría describir como sosa.

"El cuchillo." Dijo Victor, sonando todavía más alegre. "Tiene gran significado. Es un cuchillo ceremonial que se ha usado durante siglos para ceremonias importantes y sacrificios. No es el único, por supuesto, pero es muy raro. Ahora solo se usa para las bodas. No estoy seguro de cómo Eric lo tiene, pero al habérselo dado tú, y al haberlo aceptado, solo puede decir que tú y Eric estáis destinados."

"retrocedamos y respiremos." Dije, aunque sabía que era la única persona de la habitación que respiraba. Levanté mis manos cono si estuvieran avanzando hacia mí y quisiera detenerles. "¿Eric?" Traté de poner todo lo que sentía en mi voz, pero una palabra no lleva tantas implicaciones.

"Es para protegerte, querida." Dijo. Estaba tratando de estar calmado, para que algo de su calma me llegara a través del vínculo y disminuyera mi agitación.

Pero unos pocos galones de serenidad no iban a tranquilizarme. "Esto es demasiado." Dije con una voz ahogada. "Esto es imposible. ¿Cómo has podido hacerlo sin hablar conmigo? ¿Pensabas que te dejaría hacer esto sin antes hablarlo? Hace meses que no nos vemos."

"He estado algo ocupado. Esperaba que tu sentido de autopreservación te hiciera entrar en razón." Dijo Eric, honestamente, sin tacto alguno. "¿Puedes dudar de yo quiero lo que sea lo mejor para ti?"

"No dudo que quieras lo que crees que es mejor para mí." Dije. "Y no dudo que eso concuerda con lo que crees que es bueno para ti."

Victor se rió. "Te conoce bien, Eric." Dijo, y ambos le miramos. "Ups." Dijo, y pretendió cerrarse una cremallera imaginaria en la boca.

"Eric, me voy a casa. Hablaremos pronto, pero no sé cuándo. Me ocupo del bar de Sam mientras él no está. Tiene problemas de familia."

"Pero Clancy dijo que el anuncio se tomó bien en Bon Temps."

"Sí, así fue, pero la familia de Sam vive en Texas, y no fue tan bien."

Eric pareció disgustado. "Hice lo mejor que pude para ayudar. Envié a mi gente para tratar de apaciguar a la gente. Fui a ver a Alcide yo mismo al casino Shamrock.

"¿Y fue bien?" Pregunté, temporalmente desviándome del tema.

"Sí, solo reaccionaron mal unos pocos borrachos. Se lo tomaron bastante bien. Una mujer incluso se le insinuó a Alcide en su forma de lobo."

"Ewww." Dije, y me levanté, cogiendo mi bolso. Me había distraído suficiente tiempo.

Eric se levantó y rodeó la mesa con un movimiento que fue impresionante. De pronto estaba justo delante de mí, y sus brazos me rodearon, y me sujetó contra él.

Me llevó todo lo que tengo mantenerme rígida, para evitar relajarme en su abrazo. Es complicado explicar cómo me hacía sentir el vínculo. No importaba lo furiosa que estuviera con Eric, era más feliz cuando estaba con él. No es que deseara estar con él cuando estábamos separados; era solo que lo podía sentir. Todo el tiempo. Me preguntaba si a él le pasaba lo mismo.

"¿Mañana por la noche?" Me dijo, soltándome.

"SI puedo salir. Tenemos mucho de lo que hablar." Le dediqué a Victor un ligero asentimiento de cabeza, y me marché. Miré hacia atrás para ver el cuchillo brillando sobre el negro terciopelo sobre la mesa de Eric.

Sabía cómo Eric había conseguido el cuchillo. Se lo había quedado en vez de dárselo a Quinn, que era quién se ocupaba del ritual entre dos vampiros, una ceremonia que había visto en Rodas. Eric, quien era algún tipo de cura vampiro, había oficiado la ceremonia, y después, obviamente se había quedado con el cuchillo por si le era útil.

Como lo había sacado de la caja fuerte del hotel, no lo sabía. Quizás había vuelto por la noche, después de la explosión. Quizás había enviado a Pam.

Pero lo tenía, y ahora lo había usado para reclamarme.

Y gracias a mi propio afecto… o calor… o encaprichamiento del vampiro, había hecho exactamente lo que me había pedido sin preguntarle a mi sentido común.

No sabía con quién estaba más furiosa sin conmigo o con Eric.

Capítulo 4 Pasé una terrible noche. Pensé en Eric y sentí caliente ola de alegría, y después en como quería darle un puñetazo. Pensé en Bill, el primer hombre con el que había salido, el primer hombre con quien me había acostado; cuando recordé su fría voz y su cuerpo, su calma contenida, y la comparé con Eric, no podía creer que hubiera caído dos hombres tan diferentes, especialmente después de mi breve episodio con Quinn.

Quinn había sido cálido en todos los sentidos, e impulsivo, y amable conmigo, pero tan aterrado de su pasado, no lo había querido compartir conmigo cosa que, desde mi punto de vista, había arruinado nuestra relación. Había salido con Alcide Herveaux, líder de la manada, también, pero no llegó muy lejos.

Sookie Stackhouse, acaparadora de hombres. ¿No odiáis las noches así?, cuando solo puedes pensar en todos los errores que has cometido, en el dolor que te han provocado, de cada cosa mala de la que has tenido que ocuparte. No hay nada bueno en ello, no tiene sentido, y es necesario dormir.

Pero esa noche, los hombres were rondaban mi mente, y no de una buena forma.

Cuando agoté el tema de los hombres, empecé a preocuparme de las responsabilidades del bar. Finalmente conseguí dormir tres horas después de admitir que no había forma en que yo pudiera destrozar el negocio de Sam en unos pocos días.

Sam llamó a la mañana siguiente, cuando todavía estaba en casa, para decirme que su madre estaba mejor y que se iba a recuperar del todo. Su hermano y su hermana Wereahora estaban ocupándose de decírselo a la familia de una forma mucho más tranquila. Don, por supuesto, todavía estaba en la prisión.

"Si sigue mejorando, quizás pueda regresar en un par de días." Dijo. "O incluso antes. Por supuesto, los médicos siguen diciendo que no se creen lo rápido que se recupera." Suspiró. "Al menos no tenemos que esconder eso ahora."

"¿Cómo lleva tu madre la parte emocional?" Pregunté.

"Todavía dice que deberían soltarle. Y desde que habló con nosotros tres, admite que quizás ella y Don se divorcien." Dijo. "No le gusta mucho la idea, pero no sé si puedes reconciliarte completamente con alguien que te ha disparado."

Aunque había respondido al teléfono en la cama y estaba cómoda, me fue imposible volver a dormirme después de colgar. Odiaba escuchar el dolor de Sam en su voz. Sam tenía suficiente de lo que ocuparse como para contarle mis problemas, así que ni siquiera consideré sacar a relucir el tema del cuchillo. Me hubiera aliviado contarle a Sam mis problemas.

Estaba levantada y vestida a las ocho, muy pronto para mí. Aunque estaba moviéndome y pensando, me sentía tan arrugada y machacada como mis sábanas.

Deseé que alguien pudiera estirarme y ordenarme, igual que hice yo con ellas. Amelia estaba en casa (miré si su coche estaba aparcado cuando preparé el café) y vi que Octavia estaba encerrada en el baño de abajo, preparándose para un nuevo día. Todas las mañanas eran iguales en casa.

La costumbre fue rota por el timbre de la puerta principal. Normalmente lo noto por los crujidos de la tierra del camino, pero con mi cansancio mental no lo había notado.

Miré por la mirilla y había un hombre y una mujer, ambos vestidos con trajes de negocios. No parecían testigos de Jehovah ni invasores de casas. Busqué mentalmente y no encontré ni hostilidad ni rabia, solo curiosidad.

Abrí la puerta. Sonreí alegremente. "¿En qué puedo ayudarles?" El frío aire rozó mis pies descalzos.

La mujer, que rondaba los cuarenta, me devolvió la sonrisa. Su melena marrón tenía algún rastro de gris, y le llegaba hasta la barbilla. Lo tenía peinado cuidadosamente.

Llevaba una camisa negra bajo la chaqueta, y sus zapatos también eran negros. Llevaba un bolso negro, no parecía exactamente un bolso, sino una funda de ordenador portátil.

Levantó su mano para saludarme, y cuando la toqué, supe más. Fue complicado apartar la sorpresa de mi cara. "Soy del FBI de Nueva Orleans." Dijo, cosa que es como una bomba para empezar una conversación. "Soy la agente Sara Weiss. Este es el agente especial Tom Lattesta de la oficina de Rodas."

"¿Y han venido para…?" Mantuve mi cara en blanco.

"¿Podemos entrar? Tom ha venido desde Rodas para hablar con usted, y estamos dejando escapar el aire caliente."

"Claro." Dije, aunque no estaba muy segura. Traté de saber más sobre sus intenciones, pero no fue fácil. Solo podía ver que no estaban aquí para arrestarme ni nada así.

"¿Es un buen momento?" Preguntó la Agente Weiss. Implicaba que no le importaba regresar más tarde, aunque sabía que no era verdad.

"Tan bueno como cualquiera." Dije. Mi abuela me hubiera dedicado una severa mirada por mi comentario, pero bueno, también es verdad que nunca había visto al FBI. No era exactamente una visita social.

"Tengo que irme a trabajar pronto." Añadí, para crear una vía de escape.

"Son malas noticias, lo de la madre de su jefe." Dijo Lattesta. "¿El anuncio fue bien en el bar?" Por su acento, pude notar que había nacido al norte de la línea que separa Mason de Dixon, y por su conocimiento dl paradero de Sam, había hecho su trabajo, investigar el lugar donde trabajaba.

El sentimiento de asco que tenía en el estómago se acentuó. Tuve tantas ganas de que Eric estuviera aquí que me mareé un poco, y entonces miré por la ventana para ver el sol y solo sentí rabia de mi propia lástima. Esto es lo que pasa, me dije a mí misma.

"Tener Werealrededor hace el mundo más interesante, ¿No creen?" Dije. Una sonrisa apareció en mi cara, la sonrisa que decía que estaba tensa. "Cogeré sus abrigos. Por favor, siéntense." Señalé el sillón, y se sentaron. "¿Puedo traerles café o té?" Dije, agradeciéndole a la abuela haberme educado para eso.

"Oh." Dijo Weiss. "Algo de té helado estaría bien. Creo que hace frío fuera, pero lo bebo todo el año. Soy una mujer del sur."

Quizás demasiado, pensé. No pensaba que Weiss y yo fuéramos a ser muy amigas y no pensaba intercambiar recetas de cocina con ella. "¿Usted?" Miré a Lattesta.

"Claro, seguro." Dijo.

"¿Dulce o amargo?" Lattesta pensó que sería divertido tomar el dulce, y Weiss aceptó el dulce para mostrar unión. "Dejen que les diga a mis compañeras de piso que tenemos visita." Dije, y hablé hacia las escaleras. "¡Amelia! ¡El FBI está aquí!"

"Bajaré en un minuto." Respondió, no sonaba para nada sorprendida. Sabía que había estado escuchando cada palabra en el borde de las escaleras.

Y ahí salió Octavia con sus pantalones verdes favoritos y su camiseta de manga larga, pareciendo lo más digna y dulce que una vieja mujer con el pelo blanco puede verse. Rudy Dee no tiene nada que envidiarle a Octavia.

"Hola." Dijo, inclinándose. Aunque parecía la abuela favorita de todo el mundo, Octavia era una poderosa bruja que podía hacer conjuros casi con precisión de cirujana. Había practicado toda su vida y tenía gran habilidad. "Sookie no nos dijo que esperara compañía, sino hubiéramos limpiado la casa."

Octavia se inclinó un poco más. Levantó una mano para señalar el inmaculado salón. Nunca se llevaría en el Sur, pero estaba limpio, como la pátina.

"A mí me parece bien." Dijo Weiss respetuosamente. "Ojalá mi casa se viera así de limpia." Estaba diciendo la verdad. Weiss vivía con dos adolescentes, un marido y tres perros. Sentí mucha lástima y quizás algo de envidia de su parte.

"Sookie, traeré el té a los invitados mientras habláis." Dijo Octavia con su dulce voz.

"Solo sentaos y esperad." Los agentes se instalaron en el sillón y miraban la habitación con interés cuando se giró para coger los manteles y dos tazas de té, el hielo crujía agradablemente.

Me levanté de la silla que estaba delante del sillón para poner los posavasos ante ellos y Octavia puso las tazas encima. Lattesta dio un largo trago. La comisura de los labios de Octavia se levantó ligeramente cuando puso cara de sorpresa e hizo lo mejor que pudo para contener su emoción.

"¿Qué es lo que querían preguntarme?" Momento de ir al grano. Les sonreí alegremente, con mis manos sobre mi regazo, mis pies paralelos y mis rodillas juntas.

Lattesta llevaba un maletín, y lo puso sobre la mesa de café y lo abrió. Sacó una foto y me la entregó. Se había tomado en mitad de la tarde en Rodas unos meses antes. La foto era muy clara, aunque el aire estaba lleno de una nube de polvo creada por el derrumbe de la Pirámide de Gizeh.

Mantuve la mirada fija en la imagen, seguí sonriendo, pero no pude evitar que se me cayera el corazón a los pies.

En la foto, Barry el recepcionista y yo estábamos de pie entre los escombros de la Pirámide, el hotel vampiro que un grupo de la Hermandad del Sol había hecho explotar en Octubre. Yo era más visible que mi compañero, porque Barry estaba de perfil. Yo estaba mirando a la cámara, sin saber que estaba allí, con mis ojos puestos en Barry.

Ambos estábamos cubiertos de polvo, sangre y ceniza.

"Esa es usted. Srta. Stackhouse." Dijo Lattesta.

"Sí, así es." Era inútil negar que la mujer de la foto era yo, pero hubiera querido poder hacerlo. Mirar la foto me hacía sentir mal y me obligaba a recordar demasiado claramente aquel día.

"¿Así que estaba hospedada en el Pirámide la noche de la explosión?"

"Sí, así es."

"Estaba allí empleada por SophieAnne Leclerq, una mujer de negocios vampira. La llamada Reina de Luisiana."

Empecé de decirle que no había nada de "llamada" en ello, pero la discreción cubrió esas palabras. "Fui con ella." Dije en su lugar.

"¿Y SophieAnne Leclerq sufrió varias heridas graves en la explosión?"

"Supongo que sí."

"¿No la vio después de la explosión?"

"No."

"¿Quién es este hombre que está con usted en la imagen?"

Lattesta no había identificado a Barry. Tuve que mantener mis hombros rígidos para que no notaran mi alivio. Me encogió de hombros. "Se me acercó después de la explosión." Dije. "Estábamos mejor que los demás, así que me ayudó a buscar supervivientes." La verdad, pero no toda la verdad. Conocía a Barry meses antes de haberle visto en la Pirámide. Había estado allí con el rey de Texas. Me pregunté cuando sabía el FBI sobre la jerarquía de los vampiros. + "¿Cómo buscasteis supervivientes?" Preguntó Lattesta.

Era una pregunta complicada. En aquel momento, Barry era el único telépata que conocía. Habíamos notado que al juntar las manos nuestro poder para sentir aumentaba y habíamos buscado pensamientos. Respiré profundamente. "Soy buena encontrando cosas." Dije. "Parecía importante ayudar. Había tanta gente herida."

"El bombero a cargo dijo que parecían ustedes tener cierta habilidad psíquica." Dijo Lattesta. Weiss miró hacia su té para cubrir su expresión.

"No soy psíquica." Dije, y Weiss inmediatamente se sintió decepcionada. Sentía que podía estar ante la presencia de un fraude, pero esperaba que yo dijera que lo era de verdad.

"El jefe Tocheck dijo que le explicasteis donde encontrar los supervinientes. Dijo que llevasteis a las unidades de rescate hacia los vivos."

Amelia bajó por las escaleras en ese momento, se veía muy respetable con su jersey rojo y sus pantalones de diseño. Nuestras miradas se encontraron, esperando que viera que estaba silenciosamente pidiendo ayuda. No había sido capaz de negarme en una situación en la que podía salvar vidas. Cuando me di cuenta de que podía encontrar a la gente estar con Barry resultaba de buena ayuda no pude evitar hacerlo. Aunque tuve miedo de quedar expuesta ante el mundo.

Es complicado explicar lo que veo. Supongo que es como mirar con luz infrarroja o algo así. Veo el calor del cerebro; puedo contar la gente viva de un edificio, si tengo tiempo. Los cerebros de vampiros son un agujero, una mancha negativa; normalmente también puedo contarlos. La gente muerta no emite señales. Ese día cuando Barry y yo juntamos nuestras manos, nuestras habilidades se amplificaron. Pudimos encontrar a los vivos y escuchar los últimos pensamientos de los que morían. No le deseo eso a nadie. Y no quería sentirlo de nuevo, nunca.

"Solo tuvimos suerte." Dije. Eso no les convencería mucho.

Amelia entró con las manos extendidas. "Soy Amelia Broadway." Dijo, como si esperara que supieran quién era ella.

Lo sabían.

"¿Eres la hija de Copley, verdad?" Weiss preguntó. "Le conocí hace un par de semanas en un programa de la comunidad."

"Está muy involucrado en temas de la ciudad." Dijo Amelia con una sonrisa adorable. "Está metido en muchos asuntos, supongo. Papá está muy orgulloso de nuestra Sook." No muy sutil, pero esperaba que efectivo. Dejad a mi compañera en paz. Mi padre es poderoso.

Weiss asintió complacido. "¿Cómo ha terminado aquí en Bon Temps, Srta.

Broadway?" Preguntó ella. "Debe de ser muy tranquilo, después de Nueva Orleans." ¿Qué hace una zorra como tú en un lugar como este? Por cierto, tu padre no está aquí para salvarte.

"MI casa fue dañada durante el Katrina." Dijo Amelie. Lo dejó ahí. No les quería decir que llegó a Bon Temps antes de que pasara el Katrina.

"¿Y usted, Sra. Fant?" Preguntó Lattesta. "¿También es una refugiada?" No había dejado de pensar en el tema de mis habilidades, pero estaba dispuesto a ser sociable.

"Sí." Dijo Octavia. "Estaba viviendo con mi nieta en malas circunstancias, y Sookie se ofreció amablemente a dejarme una habitación."

"¿Cómo se conocieron?" Preguntó Weiss, como si esperaba escuchar una apasionante historia.

"por Amelia." Dijo, sonriéndole felizmente.

"¿Y Amelia y usted se conocieron…?"

"En Nueva Orleans." Dijo Amelia, cortando firmemente la pregunta.

"¿Quiere más té helado?" Le preguntó Octavia a Lattesta.

"No, gracias." Dijo, casi encogiéndose de hombros. Era el turno de Octavia de hacer el té, y lo hacía con mucho azúcar. "Srta. Stackhouse, ¿NO sabe como contactar con este hombre?" Señaló la imagen.

Me encogí de hombros. "Ambos buscamos cuerpos." Dije. "Fue un día terrible. No recuerdo ni cuál era su nombre."

"Eso parece extraño." Dijo Lattesta, y pensé, oh, mierda. "Ya que alguien que responde a su descripción y un hombre que responde a la de él compartieron una habitación en un motel la misma noche de la explosión."

"Bueno, no tienes que saber el nombre de alguien para compartir una habitación con el." Dijo Amelia razonablemente.

Me encogí de hombros y traté de parecer avergonzada, cosa que no fue muy complicada. Era mejor que pensaran que era una chica fácil en vez de ser digna de su atención. "Compartimos un momento horrible. Después, nos sentimos muy cercanos.

Así es como reaccionamos." A decir verdad, Barry se había desmayado y se había dormido casi al instante. Eso era lo último que había pasado por nuestras mentes.

Los dos agentes me miraron dudosos. Weiss estaba pensando que estaba mintiendo seguro, y Lattesta lo sospechaba. Pero conocía a Barry demasiado bien.

El teléfono sonó, y Amelia se fue a la cocina rápidamente para responder. Regresó viéndose verde.

"Sookie, era Antoine con su teléfono móvil. Te necesitan en el bar." Dijo. Y entonces se giró hacia los agentes del FBI. "Probablemente deberían ir con ella."

"¿porqué?" preguntó Weiss. "¿Qué sucede?" ya estaba de pie. Lattesta estaba metiendo la foto en su maletín.

"Un cuerpo." Dijo Amelia. "Una mujer ha sido crucificada detrás del bar."

Capítulo 5 Los agentes me siguieron a Merlotte's. Había cinco o seis coches aparcados donde se terminaba el aparcamiento, bloqueando el acceso también a la parte trasera. Pero salí del coche y me hice camino entre ellos, y los agentes del FBI me pisaban los talones.

Casi no me lo había creído, pero era verdad. Había una cruz erguida en el parking de empleados, hacia los arboles, donde la tierra hacía de tumba. Un cuerpo estaba clavado en ella. Mis ojos lo miraron, el cuerpo distorsionado, la sangre seca, me hizo reaccionar.

"Oh, no." Dije, mis rodillas se doblaron.

Antoine, el cocinero, D'Eriq, el pinche, estaban de pronto a mi lado, levantándole.

La cara de D'Eriq estaba marcada por las lágrimas. Había estado en Iraq y en Nueva Orleans durante el Katrina. Había visto cosas mucho peores.

"Lo siento mucho, Sookie." Dijo.

Andy Bellefleur estaba ahí, y el Sheriff Dearborn. Fueron hacia mí, parecían más grandes bajos su abrigos. Sus caras mostraban su sorpresa.

"Siento lo de tu cuñada." Dijo Bud Dearborn, pero casi no pude prestar atención a sus palabras.

"Estaba embarazada." Dije. "Estaba embarazada." Eso era todo lo que podía pensar.

No me sorprendía que alguien quisiera matar a Crystal, pero realmente me aterraba por el bebé.

Respiré profundamente y conseguí mirar de nuevo. Las manos del cuerpo de Crystal eran garras de pantera. La parte baja de sus piernas también había cambiado. El efecto era todavía más chocante y grotesco que la crucifixión de una humana normal, si era posible, era más lastimosa.

Los pensamientos recorrieron mi mente sin sentido lógico. Pensé en quién tenía que saber que Crystal había muerto. Calvin, no era solo el jefe de su manada, pero también era su tío.

Su marido, mi hermano. ¿Por qué habían dejado ahí a Crystal? ¿Quién podría haber hecho eso?

"¿Has llamado a Jason?" Dije entre mis labios adormecidos. Traté de echarle la culpa al frío, pero sabía que era el shock. "A estas horas ya estará en el trabajo."

Bud Dearborn dijo "Le hemos llamado."

"Por favor, no le hagáis mirarla." Dije. Había mucha sangre que caía por la cruz hacia el suelo. Me dieron arcadas, conseguí controlarlas.

"Sé que le engaño, y que su ruptura fue muy sonada." Bud estaba tratando de mostrar empatía, pero le costaba gran esfuerzo. Se veía la rabia en sus ojos.

"Puedes preguntarle a Dove Beck." Dije, a la defensiva.

Alcee Beck era el detective del departamento de policía de Bon Temps, y Crystal había decidido engañar a mi hermano con el sobrino de Alcee.

"Sí, Cristal y Jason estaban separados pero él nunca le haría algo así a su bebé."

Sabía que Jason no le haría nada tan horrible a Crystal sin importar cuánto le provocara, pero también sabía que nadie me iba a creer.

Lattesta fue andando hacia nosotros, el agente Weiss la seguía de cerca. Parecía algo blanco, pero su voz era calmada. "Por el cuerpo, creo que esta mujer era… una werepantera."

Asentí. "Sí, señora, lo era." Todavía trataba de ganar el control sobre mi estómago.

"Entonces es un crimen de odio." Dijo Lattesta. Su cara estaba tensa, y sus pensamientos ordenados. Estaba haciendo una lista mental de llamadas que tenía que hacer, y trataba de pensar en quién podría hacerse cargo del caso. Si el asesinato era por odio, tenía motivos para involucrarse en la investigación.

"¿Y quiénes son ustedes?" Preguntó Bud Dearborn. Tenía la mano sobre su cinturón y estaba mirando a Weiss y Lattesta como si fueran hombres de negocios pre enterrados.

Mientras los que hacían cumplir la ley se presentaban y decían cosas profundas sobre la escena del crimen, Antoine dijo "Lo siento, Sookie. Tuvimos que llamarles.

Pero llamamos después a tu casa."

"Por supuesto que teníais que llamarles." Dije. "Solo deseo que Sam estuviera aquí." Oh, dios. Saqué mi teléfono del bolsillo y marqué su número.

"Sam." Dije cuando respondió. "¿Puedes hablar?"

"Sí." Dijo, sonaba cauteloso. Notaba que pasaba algo malo.

"¿Dónde estás?"

"En mi coche."

"Tengo malas noticias."

"¿Qué ha pasado? ¿Se ha quemado el bar?"

"No, pero Crystal ha sido asesinada en el aparcamiento. Al lado de tu caravana."

"oh, mierda. ¿Dónde está Jason?"

"Está de camino, por lo que sé."

"Lo siento, Sookie." Sonaba cansado. "Esto va a ser malo."

"El FBI está aquí. Piensan que puede ser un crimen de odio." Me salté la explicación de porqué el FBI había venido a Bon Temps.

"Bueno, a mucha gente no le gustaba Crystal." Dijo Sam cuidadosamente, con sorpresa en su voz.

"Ha sido crucificada."

"Maldición." Una larga pausa. "Sook, si mi madre sigue estable y no pasa nada legal con mi padre, iré esta tarde o mañana por la mañana."

"Bien." No pude poner alivio suficiente con una sola palabra. Y no tenía sentido pretender que todo estaba bajo control.

"Lo siento, querida." Dijo de nuevo. "Siento que tengas que ocuparte de eso, siento que Jason sea sospechoso. Lo siento todo. También lo siento por Crystal."

"Me alegrará verte." Dije, y mi voz temblaba por las lágrimas incipientes.

"Allí estaré." Y Colgó.

Lattesta dijo "Srta. Stackhouse, ¿Estos son otros empleados del bar?" Le presenté a Antoine y a D'Eriq. La expresión de Antoine no cambió, pero la de D'Eriq se veía completamente impresionada por haber conocido a un agente del FBI.

"Ambos conocían a Crystal Norris, ¿Verdad?" Dijo Lattesta secamente. Antoine dijo "Solo de vista. Venía algunas veces al bar." D'Eriq asintió.

"Crystal Norris Stackhouse." Dije. "Es mi cuñada. El Sheriff ya ha llamado a mi hermano. Pero tendréis que llamar a su tío, Calvin Norris. Trabaja en Norcross."

"¿Es su familiar más cercano? ¿Además de su marido?"

"Tiene una hermana. Pero Calvin es el líder de la…" Me detuve, sin saber si Calvin había asimilado la revelación. "La crió." Dije. Se acercaba bastante.

Lattesta y Weiss hablaron con Bud Dearborn. Estaban conversando probablemente sobre Calvin y la pequeña comunidad que había al final de la carretera. Hotshot era un conjunto de pequeñas casas que contenían muchos secretos. Crystal quería escapar de Hotshots, pero también se sentía más segura allí.

Mis ojos se posaron sobre la torturada figura. Crystal estaba vestida, pero sus ropas se habían rasgado en donde sus brazos se convertían en miembros de pantera, y había sangre por todas partes. Sus manos y pies, con clavos, estaban ensangrentadas. Las cuerdas la sujetaban a la cruz, evitaban que se cayera.

Había visto cosas horribles, pero esta quizás era la peor. "Pobre Crystal." Dije, y noté que caían lágrimas por mi mejilla.

"No te gustaba." Dijo Andy Bellefleur. Me pregunté cuanto tiempo llevaba ahí, mirando lo que una vez había estado vivo, respirando, una mujer saludable. Las mejillas de Andy estaban rojas, y su nariz también. Andy estaba resfriado. Se sonó la nariz y utilizó un pañuelo de papel.

D'Eriq y Antoine hablaban con Alcee Beck. Alcee era el otro policía detective de Bon Temps y eso no prometía mucho. No sentía mucho la muerte de Crystal.

Andy me miró de nuevo después de meter el pañuelo en su bolsillo. Miré su cara desgastada.

Sabía que lo haría lo mejor posible para encontrar al culpable. Confiaba en Andy. El bueno de Andy, cuando era joven, nunca le había visto alegre. Era serio y siempre tenía sospechas. No sabía si había elegido su trabajo o si lo había cogido solo porque le pegaba, o si su carácter se había visto alterado por su ocupación.

"Escuché que rompió con Jason." Dijo.

"Sí. Ella le engañó." Esto era conocimiento de todos. No iba a fingir otra cosa.

"¿Estando embarazada y todo?" Andy sacudió la cabeza.

"Sí." Estiré mis manos. Así es como era ella.

"Qué enferma." Dijo Andy.

"Sí. Lo es. Engañarle llevando dentro el hijo de su marido… es especialmente desagradable." Era un pensamiento que nunca había dicho antes en voz alta.

"Entonces. ¿Quién era el otro hombre?" Andy preguntó casualmente. "¿O hombres?"

"Tu eres el único tipo de Bon Temps que no sabe que estaba liada con Dove Beck."

Dije.

Esta vez se enteró. Andy miró hacia Alcee Beck y después a mí otra vez. "Ahora lo sé." Dijo. "¿Quién podía odiarla tanto, Sookie?"

"Si estás pensando en Jason, piensa otra vez. Nunca haría algo así a su hijo."

"Si ella era tan liberal, quizás no era su bebé." Dijo Andy. "Quizás lo averiguó."

"Era suyo." Dije lo más segura que pude. "Pero aunque no lo fuera, si un test de sangre dice que no lo era, no mataría al bebé de nadie. De todas formas, no Vivian juntos. Ella se mudó con su hermana. ¿Por qué molestarse?"

"¿Porqué estaba el FBI en tu casa?"

Vale, así que las preguntas iban a ir solo en una dirección. "Tenían preguntas sobre la explosión de Rodas." Dije. "Me enteré de lo de Crystal cuando estaban allí. Vinieron bajo la curiosidad profesional, supongo. Lattesta, el hombre, cree que pueda ser un crimen de odio, pero lo sea o no cree que deberían investigarlo, no lo sé todavía." Se fue a hablar con Weiss. Lattesta estaba mirando al cuerpo, sacudiendo la cabeza, como si hubiera visto de todo en la vida.

No sabía qué hacer yo misma. Estaba a cargo del bar, y la escena del crimen estaba dentro de la propiedad, así que tenía que quedarme.

Alcee Beck dijo "Que todo el mundo que no sea de la policía se marche de la zona.

Todos los policías que no sean esenciales, que se vayan al aparcamiento delantero." Su mirada se posó sobre mí y señaló con su dedo hacia el frente. Así que me fui hacia mi coche. Aunque hacía frio, tuvimos suerte de que hubiera sol y que el viento no estuviera soplando. Me incliné sobre el coche y esperé.

El tiempo pasó. Miré como varios policías iban y venían. Cuando Holly apareció para su turno, le expliqué lo que había pasado y la envié a casa, diciéndole que la llamaría cuando me dieran permiso para reabrir. No podía pensar en nada que hacer. Antoine y D'Eriq se habían marchado hacia tiempo, después de haber apuntado sus números en mi teléfono móvil.

El camión de Jason aparcó junto a mi coche, y salió para ponerse delante de mí. No habíamos hablado durante semanas, pero no era el momento de hablar de nuestras diferencias. "¿Es verdad?" preguntó mi hermano.

"Lo siento. Es verdad."

"¿El bebé también?"

"Sí."

"Alcee vino a mi lugar de trabajo." Dijo ausente. "Vino preguntando hacía cuando tiempo la había visto. No he hablado con ella en cuatro o cinco semanas, excepto para enviarle dinero para las visitas del médico y para sus vitaminas. La vi un día en el Diary Queen."

"¿Con quién estaba?"

"Con su hermana." Respiró larga y profundamente. Crees… ¿Qué fue malo?"

No tenía sentido ocultarlo. "Sí." Dije.

"Entonces siento que pasara todo esto." Dijo. No estaba acostumbrado a expresar sus emociones, y se sentía raro, una combinación de pena y lástima y sufriendo.

Parecía cinco años más viejo. "Me hizo tanto daño y estaba tan enfadado con ella, pero no quería que sufriera ni que tuviera miedo. Dios sabe que no hubiera sido un buen padre, pero quería intentarlo."

Estaba de acuerdo con cada cosa que había dicho.

"¿Tuviste compañía la otra noche?" Dije finalmente.

"Sí, me llevé a Michele Schubert a casa desde Bayou." Dijo. El Bayou era un bar de Clarice, estaba a pocos kilómetros de allí.

"¿Se quedó toda la noche?"

"Le preparé huevos revueltos esta mañana."

"Bien." Por una vez la promiscuidad de mi hermano era útil Michele era una divorciada sin hijos y también muy directa. Si alguien le podía decir a la policía todos los detalles de lo que habían hecho y donde habían estado, Michele era la adecuada.

"La policía ya ha hablado con ella." Me dijo Jason.

"Qué rápido."

"Bud estuvo en el Bayou la otra noche."

Así que el Sheriff les había visto marcharse y había apuntado con quién se había ido.

Bud no había mantenido tanto tiempo su trabajo de sheriff por nada. "Bueno, eso está bien." Dije, no podía pensar en nada más para decir.

"¿Crees que la mataron por ser una werepantera?" Jason preguntó dubitativo.

"Quizás. Estaba cambiando parcialmente cuando la mataron."

"Pobre Crystal." Dijo. "No le hubiera gustado que nadie la viera así." Y para mi sorpresa, lágrimas corrieron por su cara.

No tenía la más mínima idea de cómo reaccionar. Todo lo que pude hacer fue sacar un pañuelo de papel del coche y dárselo. No había visto llorar a Jason en años. ¿había llorado cuando murió la abuela?

Quizás realmente había amado a Crystal. Quizás no había sido solo su orgullo lo que le había hecho dejarla. Lo había preparado todo de forma que su tío Calvin y yo la pilláramos con las manos en la masa. Me había sentido tan disgustada y furiosa de haber sido obligada a verlo y con las consecuencias que había evitado a Jason durante semanas. La muerte de Crystal había dejado a un lado la rabia, al menos por el momento.

"Ahora está lejos de eso." Dije.

El camión de Calvin aparcó al otro lado de mi coche. Más rápido de lo que podía ver, apareció a mi lado, mientras Tanya Grissom salía por el otro lado. Había un extraño en los ojos de Calvin. Normalmente tenían un color amarillento, esos ojos ahora eran casi dorados, y los iris eran tan grandes que casi no se veía blanco. Sus pupilas se habían alargado. Ni siquiera llevaba una chaqueta. Me hacía sentir frio mirarle en más de una manera.

Levanté las manos. "Lo siento mucho, Calvin." Dije. "Necesitas saber que Jason no hizo esto." Miré hacia arriba, no demasiado lejos, para mirarle a los ojos. Calvin estaba más gris que cuando le había conocido por primera vez hace varios años, y algo más fornido. Todavía se veía fuerte y pesado.

"Necesito olerla." Dijo, ignorando ms palabras. "Tienen que dejarme olerla. Lo sabré."

"Venga; iremos a decirles eso." Dije, porque no solo era una buena idea, sino que quería mantenerle alejado de Jason. Al menos Jason era suficientemente inteligente como para alejarse. Cogí a Calvin del brazo y empezamos a rodear el edificio, para detenernos ante las cintas de la policía.

Bud Dearborn se acercó al otro lado de la cinta cuando nos vio. "Calvin, sé que estarás deshecho, pero siento mucho lo de su sobrina." Empezó a decir, con un gesto rápido de uñas Calvin rasgó la cinta y empezó a andar hacia la cruz.

Antes de que diera tres pasos los agentes del FBI se interpusieron en su camino. De pronto estaban en el suelo. Hubo muchos gritos, y entonces Calvin fue sujetado por Bud, Andy y Alcee, con Lattesta y Weiss tratando de indignarse desde sus posiciones.

"Calvin." Dijo Bud. Bud no era un hombre joven, y estaba claro que sujetar a Calvin le consumía todas sus fuerzas. "tienes que alejarte, Calvin. Cualquier prueba que cojamos se verá comprometida si no te alejas del cuerpo. Me impresionó la compostura de Bud. Esperaba que golpearan a Calvin con un bate o una linterna. En vez de eso, parecía tratar de contenerse y ser lo más amable posible. Por primera vez, comprendí que yo no era la única que conocía el secreto de la comunidad de Hotshot.

La mano de Bud le golpeó amistosamente en hombro como gesto de consolación. Bud evitó tocarle las garras. La agente especial Lattesta las vio, y dejó escapar un gruñido, haciendo un incoherente sonido de aviso.

"Bud." Dijo Calvin, su voz pareció más un gruñido. "SI no puedo acercarme ahora, tendré que olerla cuando la bajéis. Estoy tratando de captar el olor de la persona que hizo esto."

"Veré lo que se puede hacer." Dijo Bud tranquilamente. "Por ahora, amigo, tenemos que sacarte de aquí para coger todas las pruebas posibles. Tienes que alejarte de ella, ¿Vale?"

Bud nunca se había preocupado por mí, ni yo por él, pero en ese momento pensé bien sobre él.

Después de un largo momento, Calvin asintió. Parte de la tensión se fue. Todo el mundo estaba conteniendo el aliento y aflojaron el agarre.

Bud fijo, "Te quedaras delante, te llamaremos. Tienes mi palabra."

"Está bien." Dijo Calvin. Los agentes de la ley le soltaron. Calvin me dejó rodearle con mi brazo.

Juntos, no giramos de nuevo hacia el aparcamiento. Tanya le estaba esperando, cada línea de su cuerpo estaba tensa. Tenía las mismas expectaciones que yo: que Calvin fuera golpeado.

"Jason no hizo esto." Dije de nuevo.

"No me importa tu hermano." Dijo, girando esos extraños ojos hacia mí. "No me importa. No creo que la matara."

Estaba claro que pensaba que mi ansiedad por Jason estaba bloqueándome el verdadero problema, la muerte de su sobrina. Estaba claro que no apreciaba eso. Tenía que respetar sus sentimientos, así que me quedé callada.

Tanya le cogió las manos, con garras y todo. "¿Te dejarán acercarte?" Preguntó. Sus ojos no apartaron la mirada de la cara de Calvin. Como si yo no estuviera allí.

"Cuando bajen el cuerpo." Dijo.

Estaría bien si Calvin pudiera identificar al culpable. Gracias a Dios que los Werehabían salido a la luz.

Pero… quizás por eso habían matado a Crystal.

"¿Crees que serás capaz de captar algún olor?" Dijo Tanya. Su voz estaba serena, tranquila. Estaba más seria delo que la había visto nunca. Puso sus brazos alrededor de Calvin, y aunque no era un hombre alto, solo le llegaba hasta el esternón. Miró hacia arriba.

"Podré oler a todas las personas que la hayan tocado aquí. Puedo tratar de eliminarlos todos. Ojalá hubiera llegado antes." Sujetó a Tanya como si necesitara apoyarse sobre alguien.

Jason estaba a unos metros, esperando a que Calvin le viera. Su espalda estaba tensa, su cara congelada.

Hubo un horrible silencio cuando Calvin miró por encima del hombro de Tanay y notó la presencia de Jason.

No sé cómo reaccionó Tanya, pero cada músculo de mi cuerpo se tensó.

Lentamente Calvin extendió una mano hacia Jason. Aunque era de nuevo una mano humana, estaba obviamente maltrecha. La piel estaba cicatrizando y uno de los dedos estaba ligeramente curvado.

Yo había hecho eso. Yo había estado con Jason en la boda, y Calvin había hecho lo mismo por Crystal. Después de que Jason nos hiciera ver la infidelidad de Crystal, tuvimos que estar con ellos cuando se pronunció la pena: la mutilación de una mano o garra. Tuve que aplastar la mano de mi amigo con un ladrillo. Nunca había vuelto a sentir lo mismo por Jason desde entonces.

Jason se inclinó y lamió el dorso de su mano, enfatizando su obediencia. Lo hizo de forma extraña, porque el ritual todavía le era nuevo. Contuve mi aliento. Los ojos de Jason se posaron en la cara de Calvin. Cuando Calvin asistió, todos nos relajamos.

Calvin aceptó la sumisión de Jason.

"Estarás en la matanza del asesino." Dijo Calvin, como si Jason le hubiera preguntado algo.

"Gracias." Dijo Jason. Y entonces retrocedió. Se detuvo cuando se había alejado un par de metros. "Me gustaría enterrarla." Dijo.

"Todos la enterraremos." Dijo Calvin. "cuando nos la devuelvan." No había una concesión particular en su voz.

Jason dudó un momento y luego asintió.

Calvin y Tanya regresaron al camión de Calvin. Se sentaron dentro. Claramente planeaban esperar ahí hasta que bajar el cuerpo de la cruz. Jason dijo "Voy a ir a casa.

No puedo quedarme aquí." Casi parecía mareado.

"Vale." Dije.

"¿Piensas… piensas quedarte?"

"Sí, estoy a cargo del bar mientras Sam no está."

"Confía mucho en ti." Dijo Jason.

Asentí. Debería sentirme honorada. Me sentía así.

"¿Es cierto que su padrastro le disparó a su madre? Es lo que escuché en el Bayou la otra noche."

"Sí."Dije "Él no sabía que la madre de Sam era, ya sabes, un cambiaformas."

Jason sacudió la cabeza. "Esto de salir a la luz." Dijo. "No sé si ha sido una buena idea después de todo. Han disparado a la madre de Sam. Crystal está muerta. Alguien que sabía eso la ha puesto aquí, Sookie. Quizás vengan después a por mí. O a por Calvin. O Tray Drawson. O Alcide. Quizás traten de matarnos a todos."

Empecé a decir que eso no podía ser, que la gente que conocía no se pondría en contra de sus vecinos o amigos por haber nacido así. Pero finalmente, n lo dije, porque me pregunté si sería verdad.

"Quizás lo hagan." Dije, sintiendo un cubito de hielo en mi espalda. Respiré profundamente. "Pero como no fueron a por los vampiros mayoritariamente pienso que serán capaces de aceptar todo tipo de were. Al menos, eso espero."

Mel, que llevaba la misma ropa diaria del taller, salió de su coche y se acercó. Noté que trataba de no mirar a Calvin, aunque Jason todavía estaba de pie al lado del camión de la pantera. "Entonces es cierto." Dijo Mel.

Jason dijo "Está muerta, Mel."

Mel golpeó a Jason en el hombro de la extraña forma en que se consuelan los hombres unos a otros.

"Venga, Jason. No necesitas estar aquí. Vamos a tu casa. Beberemos algo, amigo."

Jason asintió, confuso. "Vale, vámonos." Después de que Jason se fuera a casa con Mel detrás, me metí en mi propio coche y miré el periódico de los pasados días que tenía en el asiento trasero. Normalmente los cojo en la carretera cuando salgo del trabajo, los pongo detrás y trato de leer al menos la primera página en un lapso de tiempo razonable. Con Sam dejándome a cargo y mi trabajo, no había tenido tiempo de mirar las noticias desde que se hizo pública la existencia de los were.

Ordené los periódicos por fecha y empecé a leer.

La reacción del público era variada, desde el miedo hasta la calma. Mucha gente decía que sospechaba que en el mundo había más cosas que humanos y vampiros. Los vampiros se ocultaban casi todos. En mi experiencia, los dos grupos más grandes de seres sobrenaturales tenían una muy mala relación. Los cambiaformas y Were se burlaban de los vampiros, y los vampiros se lo devolvían. Pero parecía que los seres sobrenaturales habían acordado formar un frente unido, al menos por un tiempo.

Las reacciones del gobierno también eran variadas. Creo que la policía de los Estados Unidos había entrenado a algunos porque les era ventajoso. Había una gran tendencia aceptar los Were como si fueran totalmente humanos, mantener sus derechos de Americanos como antes de saber que eran doblenatura. Los vampiros no podían alegarse de ello, ya que no habían obtenido todavía sus plenos derechos y privilegios bajo la ley. Las bodas y herencias todavía estaban prohibidos en algunos estados, y en otros todavía no tenían permitidos ser dueños de negocios. En algunos casinos se les negaba jugar y entrar, cosa que todavía no comprendía del todo, ya que sí podían ser policías y bomberos, pero tampoco eran aceptados los médicos vampiros que trataban heridas. Los vampiros tampoco podían participar en competiciones deportivas. Eso lo entendía; eran demasiado fuertes. Pero había deportistas que tenían ancestros mediowere, porque los deportes son naturales para ellos. En el ejército, estaba lleno de hombres y mujeres cuyos abuelos habían aullado a la luna. Había incluso algunos Were de pura sangre que servían, aunque era una ocupación muy complicada para gente que tenía que ocultarse tres días al mes.

Las páginas de deportes mostraban imágenes de algunos Were que eran famosos.

Un corredor de los Patrios de Nueva Inglaterra, un jugador de los Cardinals, un corredor de maratón… todos había confesado ser Were de un tipo o de otro. Un nadador olímpico que había descubierto que su padre era un werefoca, y la tenista número uno del Reino Unido que había confesado que su madre era una were leopardo. Los deportes nunca se habían visto tan afectados desde el último escándalo de drogas. ¿La herencia de esos atletas les daba ventaja frente a los demás? ¿Deberían quitarles los trofeos que habían ganado? ¿Les deberían dejar participar?

Otro día, quizás me gustaría debatirlo con alguien, pero ahora mismo no me importaba.

Empecé a hacerme una idea general. El descubrimiento de los doblenatura era una revelación muy diferente que la de los vampiros. Los vampiros estaban completamente fuera del mundo de los humanos, excepto en leyendas y fantasías.

Habían vivido separados. Desde que podían vivir a base de sangre sintética japonesa, su presencia no era amenazadora. Pero los Were llevaban viviendo entre nosotros todo el tiempo, integrados en nuestra sociedad y manteniendo en secreto sus vidas y alianzas. Algunas veces incluso sus hijos (los que no eran primogénitos y por lo tanto no were) no sabían que sus padres sí lo eran, especialmente si no eran lobos.

"Me siento traicionada." Decía una mujer. "Mi abuelo se convierte en lince todos los meses. Corre y mata cosas. Mi maquilladora, que conozco desde hace quince años, es una coyote. ¡Y yo no lo sabía! Siento que he sido traicionada."

Mucha gente pensaba que era fascinante. "Nuestro director es un werelobo."

Decía un niño de Springfield, Missouri. "¿A qué es alucinante?"

El hecho de la mera existencia de los Were asustaba a mucha gente. "Tengo miedo de dispararle a mi vecino por accidente si le veo trotando por la carretera." Decía un granjero en Kansas. "¿Y si viene a por mis gallinas?"

Muchas iglesias predicaban sobre los were. "No sabemos qué pensar." Decía un cura del Vaticano. "Están vivos, están entre nosotros. Deben de tener alma. Incluso algunos curas son were." Lo más fundamentalistas estaban igual. "Nos preocupaban Adam y Steve." Decía un baptista. "¿Deberíamos habernos preocupado más por Rover y Fluffy?"

Mientras yo había vivido en la inopia, el infierno se había desatado. De pronto era más sencillo comprender por qué mi cuñada werepantera había terminado en una cruz ante un bar regentado por un were.

Capítulo 6 Cuando quitaron los clavos de sus manos y pies, el cuerpo de Crystal volvió a ser completamente humano. Miré detrás de la cinta que rodeaba la escena del crimen.

Este proceso llamó la atención de todo el mundo. Incluso Alcee Beck se estremeció.

Llevaba esperando horas para entonces, había leído todos los periódicos dos veces, había encontrado una novela en la guantera y llevaba ya leído como un tercio de ella, había tenido una breve conversación con Tanya sobre la madre de Sam. Después de habernos puesto al día, habíamos hablado de Calvin. Averigüé que ahora vivían juntos.

Ella había conseguido un trabajo a tiempo parcial en la oficina de Norcross, haciendo algo de papeleo. Le gustaban las horas de día. "Y no tengo que estar todo el día de pie." Dijo.

"Suena bien." Dije educadamente, aunque odiaba ese tipo de trabajos. ¿Trabajar todos los días con la misma gente? Llegaría a conocerlos a todos demasiado bien. No sería capaz de permanecer alejada de sus pensamientos, y llegaría un punto en el que me alejaría porque sabía demasiado. En el bar, siempre venía gente diferente para distraerme.

"¿Cómo te fue la Gran Revelación?" Pregunté.

"Lo dije en Norcross al día siguiente." Dijo. "Cuando supieron que era un werezorro les pareció gracioso." Parecía disgustada. "¿Porqué los grandes animales se quedan con toda la prensa? Respetan a Calvin. Y a mí me hacen bromas de colas peludas."

"No es justo." Dije, tratando de no sonreír.

"Calvin está completamente loco por lo de Crystal." Dijo Tanya de pronto. "Era su sobrina favorita. Se sintió fatal por ella cuando notamos que era una mala cambia formas. Y sobre los bebés." Crystal, el producto de varios cruces de la misma sangre, tenía problemas serios para convertirse en pantera y para volver a ser humana otra vez. También había tenido muchos abortos.

El único motivo por el que le habían dejado casarse con Jason era porque era obvio que nunca sería capaz de tener un hijo pura sangre.

"Quizás perdió el bebé antes del asesinato, o abortó mientras tanto." Dije. "Quizás el quien hizo esto no lo sabía."

"Le gustaba alardear, pero no tanto." Dijo Tanya asintiendo con la cabeza. "Era muy rara con su comida, porque quería mantener su figura." Sacudió la cabeza amargamente. "Pero de verdad, Sookie, ¿realmente importa si el asesino lo sabía o no? El final viene a ser el mismo. El bebé está muerto, y Crystal también, murió aterrada y sola."

Tanya tenía toda la razón.

"¿Crees que Calvin podrá rastrear el olor de quien lo hizo?" Pregunté.

Tanya pareció incómoda. "Hay muchos olores." Dijo. "No sé cómo podrá distinguirlos. Y mira, todos la están tocando. Algunos llevan guantes, pero también huelen, sabes. Ves, Mitch Norris está ayudando a bajarla, y es uno de los nuestros. ¿Cómo lo distinguirá Calvin?"

"Además, quizás sea uno de ellos." Dije, asintiendo hacia el grupo que se había reunido alrededor de la mujer muerta.

Tanya me miró detenidamente.

"¿Quieres decir que quizás la ley esté involucrada?" Dijo. "¿Sabes algo?"

"No." Dije, arrepentida de haber abierto la boca. "Es solo que… no sabemos anda.

Supongo que estaba pensando en Dove Beck."

"¿Es con quien estaba en la cama ese día?"

Asentí. "Ese tipo grande, ahí… ¿El del traje negro? Ese es el primo de Alcee."

"¿Crees que puede tener algo que ver?"

"No creo." Dije. "Solo estaba… especulando."

"Seguro que Calvin también habrá pensado en eso." Dijo ella. "Calvin es muy agudo."

Asentí. No había nada llamativo acerca de Calvin, y no había ido a la universidad (yo tampoco), pero no había nada malo en su cabeza.

Bud le hizo una señal a Calvin y este salió del camión y se acercó hasta el cuerpo, que había sido colocado en una bolsa para cadáveres. Calvin se acercó al cuerpo, con las manos sobre la espalda para no tocarla.

Todos miramos, algunos con disgusto, otros con interés o indiferencia, hasta que terminó.

Se enderezó, se giró y se fue de nuevo hacia su camión. Tanya salió de mi coche para encontrarse con él. Puso sus brazos a su alrededor y le miró. Sacudió su cabeza.

Bajé la ventanilla para poder escucharles. "No pude sacar mucho en claro." Dijo.

"Demasiados olores. Olía a pantera muerta."

"Vámonos a casa, Calvin." Dijo Tanya.

"Vale." Ambos levantaron una mano para decirme que se iban y entonces me encontré sola en el aparcamiento, esperando. Bud me pidió que abriera la puerta de empleados. Le di las llaves. Volvió después de unos minutos para decirme que la puerta estaba cerrada y que no había señales de que alguien hubiera tratado de entrar al bar desde que cerré ayer. Me devolvió las llaves.

"¿Entonces podemos abrir?" pregunté. Unos pocos coches de policía se habían marchado, el cuerpo también, y me parecía que todo el proceso estaba terminando.

Estaba deseando esperar si podía entrar al edificio pronto.

Pero después de que Bud me dijera que pasarían dos o tres horas más, decidí irme a casa. Hablé con todos los empleados que pude localizar, y cualquier cliente vería que había cinta policial rodeando el bar y que estaba cerrado. Estaba perdiendo el tiempo.

Mis agentes del FBI, que habían pasado horas pegados al teléfono, parecían ahora más preocupados por el crimen que por mí, cosa que era genial. Quizás se olvidaran de mi del todo.

Como nadie parecía querer vigilarme o preocuparse de lo que yo hacía, arranqué el coche y me marché. No tuve ganas de dar vueltas. Fui directamente a casa.

Amelia se había marchado hace rato a trabajar a la agencia de seguros, pero Octavia estaba en casa. Había puesto la tabla de planchar en su habitación. Estaba planchando unos vaqueros que había acortado y tenía una montaña de camisas listas para planchar. Supongo que no había ningún conjuro para quitar las arrugas. Me ofrecí a llevarla al centro, pero dijo que el viaje del día anterior con Amelia le había servido para arreglar todos sus asuntos.

Me invitó a sentarme en una silla de madera junto a su cama mientras trabajaba.

"Se pasa más rápido si tienes alguien con quien hablar." Dijo, y sonaba tan sola que me sentí culpable.

Le conté como me había ido la mañana, sobre las circunstancias de la muerte de Crystal. Octavia había visto cosas malas en su época, así que no se asustó. Respondió adecuadamente y mostró su sorpresa, pero realmente no había llegado a conocer a Crystal. Podía notar que tenía algo en la mente.

Octavia dejó la plancha y se movió para hacerme frente. "Sookie." Dijo. "Tengo que conseguir un trabajo. Sé que soy una carga para Amelia y para ti. Antes solía coger el coche de mi nieta durante el día cuando ella trabajaba por las noches, pero desde que me he mudado aquí, os he tenido que pedir que me llevéis. Sé que es molesto. He limpiado la casa de mi nieta y he ayudado a cocinar y a cuidar a los niños, pero tú y Amelia sois tan limpiadoras que casi no puedo ayudar."

"Me alegro de que estés aquí, Octavia." Dije, no era totalmente sincera. "Me has ayudado de muchas formas. ¿Recuerdas cuando me quitaste a Tanya de encima? Y ahora parece estar enamorada de Calvin. Así que ya no me molestará más. Sé que te sentirías mejor si pudieras trabajar, pero ya te saldrá algo. Mientras tanto, aquí estás bien. Ya pensaremos en algo."

"Llamé a mi hermano de Nueva Orleans." Dijo ante mi asombro. No sabía que tenía un hermano vivo. "Dice que mi compañía de seguros ha decidido pagarme. No es mucho, pero servirá para comprar un coche de segunda mano. Pero no tengo nada a lo que regresar. No voy a reconstruirlo todo, y no hay demasiados sitios que me pueda permitir."

"Lo siento." Dije. "Ojala pudiera hacer algo, Octavia. Mejorar las cosas."

"ya me has ayudado mucho." Dijo. "Te estoy muy agradecida."

"Oh, por favor." Dije, sintiéndome miserable. "No me las des a mí. Dale las gracias a Amelia."

"Todo lo que sé es hacer magia." Dijo Octavia. "Me alegró poder ayudarte con Tanya. ¿Parece recordar algo?"

"No." Dije. "No creo que recuerde nada sobre Calvin trayéndola aquí o sobre el conjuro. Nunca seré su mejor amiga, pero al menos no trata de estropearme la vida."

Tanya había sido enviada por una mujer llamada Sandra Pelt para sabotearme. Ya que Calvin parecía haberse encariñado de Tanya, Amelia y Octavia habían hecho algo de magia para eliminar la influencia de Sandra. Tanya todavía parecía áspera, pero así es como era ella, supuse.

"¿Crees que deberíamos hacer una reconstrucción para ver si podemos averiguar quién fue el asesino de Crystal?" Dijo Octavia.

Lo pensé detenidamente. Traté de imaginarme una reconstrucción ectoplásmica en el aparcamiento de Merlotte's. Teníamos que encontrar al menos una bruja más, pensé, porque era una gran zona, y no estaba segura de que Octavia y Amelia pudieran hacerlo ellas solas. Aunque probablemente pensarían que si podían.

"Temo que nos verían." Dije finalmente. "Y eso sería malo para ti y para Amelia.

Además, no sabemos donde tuvo lugar el verdadero crimen. Y hace falta tener eso, ¿Verdad? ¿el lugar de la muerte?"

Octavia dijo "Sí. Si no murió en el aparcamiento, no serviría de mucho." No pensaba que pudiera aguantar otra reconstrucción ectoplásmica, de todas maneras. Había visto dos. Ver como los muertos blanquecinos pero con forma reconocible rehacían los últimos minutos de sus vidas era terriblemente espantoso y una experiencia deprimente.

Octavia siguió planchando, y me fui a la cocina para calentar algo de sopa. Tenía que comer algo, y abrir una lata era el máximo esfuerzo que podía hacer.

Las horas que pasaron fueron horribles. No escuché nada de Sam. La policía no me dijo nada de si podía abrir Merlotte's. Los agentes del FBI no regresaron para hacerme más preguntas. Finalmente decidí conducir hasta Shreveport. Amelia había vuelto de trabajar, y ella y Octavia estaban haciendo la cena cuando salí de casa. Era una escena hogareña; estaba demasiado cansada para unirme a ellas.

Por segunda vez en muchos días, fui a Fangtasia. No me dejé pensar. Escuché música góspel de camino y los rezos me ayudaron a sentirme mejor sobre los eventos del día de hoy.

Cuando llegué, era noche cerrada, aunque era demasiado pronto para que el bar estuviera lleno. Eric estaba sentado en la de las mesas de la sala principal, dándome la espalda. Estaba bebiendo TrueBlood y hablando con Clancy, que estaba por debajo de Pam, pensaba. Clancy me miraba, e hizo un gesto al verme andar hacia la mesa. Clancy no era muy fan mío. Como era un vampiro, no podía saber porqué, simplemente pensé que no le gustaba.

Eric se giró para ver cómo me acercaba, y levantó una ceja. Le dijo algo a Clancy, quién se levantó y se fue a la oficina. Eric esperó a que me sentara en su mesa. "Hola, Sookie." Dijo. "¿Has venido para decirme lo enfadada que estás por nuestro acuerdo? ¿O estás lista para tener esa larga charla que tanto hemos pospuesto?"

"No." Dije. Nos sentamos un buen rato en silencio. Me sentía cansada pero extrañamente tranquila. Debería hacérselo pasar mal a Eric por su acuerdo, por la petición de Quinn y por el cuchillo. Debería estar haciéndole miles de preguntas… pero no podía juntar el valor necesario.

Solo quería estar sentada a su lado.

Había música sonando: alguien había encendido la radio vampira, KDED. The Animals cantaban "The Night." Cuando terminó su bebida solo quedó un residuo rojo en los lados de la botella. Eric puso su fría mano sobre la mía. "¿Qué te ha pasado hoy?" preguntó, con la voz tranquila.

Empecé a contárselo, empezando por la visita del FBI. No me interrumpió para hacer preguntas. Incluso cuando terminé mi historia con la retirada del cuerpo de Crystal, no habló durante un rato. "Incluso para ser tú, es un día complicado, Sookie."

Dijo finalmente. "Y en cuanto a Crystal, no creo que la haya conocido, pero parece no tener valor alguno."

Eric no era conocido por ser amable. Aunque me gustaba eso, también me alegraba de que no fuera contagioso. "No sé si era de valor." Dije. "Aunque tengo que admitirlo, si tuviera que escoger a una persona para ir a una isla desierta, ella no hubiera estado en mi lista."

La boca de Eric esbozó una sonrisa.

"Pero." Añadí "Estaba embarazada, esa es la cosa, y el bebé era de mi hermano."

"las mujeres embarazadas valían el doble cuando las mataban en mi época." Dijo Eric.

Nunca había dicho mucha información sobre su vida antes de haber sido convertido. "¿Qué quieres decir con valía?"

"en la guerra, o con los extranjeros, podíamos matar a quien quisiéramos." Dijo.

"Pero en las peleas entre los nuestros, teníamos que pagar con plata cuando matábamos a uno de los nuestros." Parecía estar tratando de recordar algo. "Si la persona muerta era una mujer con niños, el precio era el doble."

"¿Qué edad tenías cuando te casaste? ¿Tuviste hijos?" Sabía que Eric había estado casado, pero no sabía nada más de su vida.

"Los niños eran hombres a los doce años." Dijo. "Me casé a los dieciséis. El nombre de mi mujer era Aude. Aude tenía… Tuvimos… seis hijos."

Contuve el aliento. Podía notar que estaba pensando en el largo lapso de tiempo que había pasado entre su presente un bar en Shreveport, Luisiana y su pasado una mujer muerta hace más de cien años.

"¿Sobrevivieron?" Pregunté silenciosamente.

"Tres sí." Dijo, y sonrió. "Dos chicos y una chica. Dos murieron al nacer. Y con el sexto niño, Aude murió también."

"¿De qué?"

Se encogió de hombros. "Ella y el bebé tuvieron fiebre. Supongo que fue algún tipo de infección. Entonces, la gente enfermaba, casi todos morían. Aude y el bebé murieron a escasas horas uno de otro. Los enterré en una preciosa tumba." Dijo orgulloso. "Mi esposa tenía un broche en el vestido, y puse el bebé sobre su pecho."

Nunca había sonado menos moderno que ahora. "¿Qué edad tenias entonces?"

Lo pensó. "Estaba en la veintena." Dijo. "Quizás veintitrés. Aude era más mayor.

Había sido la mujer de mi hermano mayor y cuando murió en la guerra, tuve que casarme con ella para que nuestras familias siguieran unidas. Pero siempre me había gustado ella, y estaba dispuesta. No era una chica tonta; había perdido dos hijos de mi hermano, y se alegró de tener más vivos."

"¿Qué les pasó a tus hijos?"

"¿Cuándo me convertí en vampiro?"

Asentí. "No podían ser muy mayores."

"No, eran pequeños. Sucedió poco después de la muerte de Aude." Dijo. "La extrañaba, sabes, y necesitaba alguien para cuidar los niños. Por entonces no habían niñeras." Se rió. "Tuve que asaltar una casa. Tenía que asegurarme de que los esclavos hacían lo que debían en el campo. Así que necesitaba otra esposa. Una noche fui a visitar a la familia de una joven esperando que se casara conmigo. Vivía a un par de kilómetros. Tenía muchas posesiones y mi padre era importante, y era un hermoso hombre y un buen cazador, así que era buen partido. Sus hermanos y su padre se alegraron de conocerme y ella parecía… agradable. Traté de conocerla un poco.

Pasamos una buena tarde. tenía esperanzas. Pero bebí mucho, y en el camino a casa…"

Eric se detuvo y vi como su pecho se movía. Recordando sus últimos momentos como humano, había respirado profundamente. "Era luna llena. Vi un hombre herido tumbado en la calle. Normalmente hubiera buscado al agresor, pero estaba borracho.

Me incliné para ayudarle; puedes imaginarte lo que pasó después."

"No estaba herido de verdad."

"No. Pero yo sí, poco después. Él tenía mucha hambre. Su nombre era Appius Livius Ocella." Eric sonrió, pero sin mucho humor. "Me enseñó muchas cosas, y lo primero fue a no llamarle Appius. Dijo que no le conocía lo suficiente."

"¿Lo segundo?"

"Como podía conocerle."

"Oh." Creí entender a lo que se refería.

Eric se encogió de hombros. "No fue tan malo… una vez dejamos la zona que yo conocía. Con el tiempo, pasé a ver a mis hijos y mi casa. Nunca había estado alejado de mi gente. Mi padre y mi madre todavía estaban vivos. Sabía que mis hermanos y hermanas cuidarían de mis hijos y había dejado suficiente para que no fueran una carga. Me preocupaba, por supuesto, pero no tenía solución. Tenía que estar lejos. En aquellos días, en las pequeñas ciudades, cualquier extranjero llamaba la atención, y si me acercaba demasiado de donde vivía antes, me reconocerían y me darían caza.

Sabrían lo que era, o al menos que era…diferente."

"¿A dónde fuisteis?"

"Fuimos a las ciudades más grandes que encontramos, antes había pocas. Viajamos todo el tiempo, cerca de las carreteras para poder cazar viajantes."

Me estremecí. Era doloroso imaginar a Eric, tan exuberante y elegante, moviéndose por el bosque en busca de sangre fácil. Era horrible pensar en las pobres personas que emboscaban.

"No fue tanta gente." Dijo. "La gente notaba que sus vecinos desaparecían.

Teníamos que seguir moviéndonos. Los jóvenes vampiros están hambrientos; al principio, incluso mate sin querer."

Respiré profundamente. Eso era lo que los vampiros hacían; cuando eran jóvenes, mataban. No había sustitutos para la sangre humana entonces. Era matar o morir.

"¿Era bueno contigo? ¿Appius Livius Ocella?" ¿Como de malo podría ser estar siempre con el tipo que te había matado?

"Me enseñó todo lo que se. Había estado en la legión, y era un luchador, como yo, y teníamos eso en común. Pero cuando eres un nuevo vampiro, cualquier cosa sexual parecía excitante, así que incluso lo llegué a disfrutar… con el tiempo."

"Tuviste que ceder." Dije.

"Oh, él era mucho más fuerte… aunque yo era más grande que él más alto, brazos más largos. El era vampiro desde hacía siglos, había perdido la cuenta. Y por supuesto, era mi creador. Tenía que obedecerle." Eric se encogió de hombros.

"¿Es algo místico o es una regla creada?" pregunté, la curiosidad sacaba lo mejor de mí.

"Es ambas cosas." Dijo Eric. "Es un impulso. Es imposible resistirse, incluso cuando quieres… incluso cuando quieres huir." Su blanca cara estaba cerca.

No podía imaginarme a Eric haciendo algo que no quisiera, ser servil o sumiso. Por supuesto, ahora tenía aun jefe; no era autónomo. Pero no tenía que inclinarse y rogar, y tomaba casi todas sus decisiones.

"No me lo puedo imaginar." Dije.

"No me gustaría que lo hicieras." Su boca hizo una mueca, una amarga expresión.

Justo cuando empezaba a captar la ironía de eso, ya que quizás se había casado conmigo al estilo vampiro sin preguntarme, Eric cambió de tema, cerrando la puerta de su pasado. "El mundo ha cambiado mucho desde que era humano. Los últimos cientos de años han sido muy excitantes. Y ahora que los Were han salido a la luz, y los doblenatura. ¿Quién sabe? Quizás las brujas y hadas lo hagan también." Me sonrió, aunque era una sonrisa rígida.

Su idea me hizo imaginarme viendo a mi bisabuelo Niall algún día. Hacía pocos meses que sabía de su existencia, y no habíamos pasado mucho tiempo juntos, pero saber que tenía un ancestro con vida era importante para mí. Éramos muy pocos. "Eso sería genial." Dije deseosa.

"Mi amor, eso nunca pasará." Dijo Eric. "Las hadas son las criaturas más secretas de todos los sobrenaturales. No quedan muchos en el país. De hecho, no hay muchos en todo el mundo. El numero de hembras, y la fertilidad de los machos, baja cada año. Tu bisabuelo es uno de los pocos supervivientes de sangre real. Nunca se rebajaría a tratar con humanos."

"Habla conmigo." Dije, porque no estaba segura de que quería decir con tratar.

"Compartes su sangre." Eric hizo un gesto con la mano. "SI no fuera así, nunca le hubieras visto."

Bueno, no, Niall no iba a pasarse por Merlotte's para tonar algo y darle la mano a todo el mundo. Miré a Eric descontenta. "Ojalá pudiera ayudar a Jason." Dije. "Nunca había pensado que diría eso. A Niall no parece gustarle mucho Jason, pero Jason va a tener muchos problemas con la muerte de Crystal."

"Sookie, si me estás pidiendo mi opinión, te diré que no sé porque mataron a Crystal." Y realmente no le importaba. Al menos con Eric, sabías dónde estabas.

De fondo el DJ dijo "Ahora, Thom Yorke con `And it rained all night'". Mientras Eric y yo habíamos estado hablando, los sonidos del bar se habían silenciado. Ahora regresaron de golpe.

"La policía y los werepanteras, encontrarán al que lo hizo." Dijo él. "Me preocupan más los agentes del FBI. ¿Qué querían? ¿Querían llevarte con ellos? ¿Pueden hacer esto en este país?"

"Querían identificar a Barry. Después averiguarían lo que Barry y yo podemos hacer, y como lo hacemos. Quizás querían que trabajáramos para ellos, y la muerte de Crystal interrumpió nuestra conversación antes de que pudieran decir nada."

"Y tú no quieres trabajar para ellos." Los brillantes ojos azules de Eric estaban fijos sobre mí. "No quieres irte."

Saqué mi mano de debajo de la suya. Miré como mis manos se juntaban. "No quiero que la gente muera porque no pude ayudar." Dije. Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas. "Pero soy suficientemente egoísta que no quiero ir a donde quieran mandarme, tratando de buscar gente muriendo. No podría soportar ver ese horror todos los días. No quiero irme de casa. He tratado de imaginar cómo sería, lo que me harían hacer. Y me da miedo."

"Quieres ser dueña de tu propia vida." Dijo Eric.

"Lo más que pueda."

"Justo cuando pensaba que eras muy simple, dices algo complejo." Dijo Eric.

"¿Te estás quejando?" Traté de sonreír, fallé.

"No."

"Una gran chica de mandíbula ancha vino pidiéndole un autógrafo a Eric en un libro.

"¿Por favor, podrías firmarme esto?" Dijo ella. Eric le dedicó una sonrisa y escribió algo en una página en blanco. "Gracias." Dijo casi sin aliento, y se marcho a su mesa. Sus amigas, suficientemente mayores como para estar en el bar, animaban su valentía y se inclinó hacia delante, diciéndoles como había ido su encuentro con el vampiro. Cuando terminó, una de las camareras humana se acercó a su mesa y tomó su pedido de bebidas. Estaban bien entrenadas.

"¿En qué estaba pensando ella?" Eric me preguntó.

"Oh, estaba muy nerviosa y pensaba que eras adorable, pero…" Traté de ponerlo en palabras.

"No hermoso de la forma en que fuera real para ella, porque nunca pensaría poder estar contigo. Es muy… no tiene un buen autoestima."

Tuve uno de esos pensamientos. Eric andaría hacia ella, se inclinaría, le besaría la mejilla, ignorando a sus amigas más hermosas. Ese gesto haría que todos los hombres del bar se fijaran en ella y se preguntaran qué tenía ella que no podían ver. De pronto la chica corriente sería abrumada por la atención de todos los hombres. Sus amigas la respetarían porque Eric lo había hecho. Su vida cambiaría.

Pero nada de eso sucedió, por supuesto. Eric se olvidó de la chica tan pronto como dejé de hablar. No pensaba que funcionara como en mi fantasía, aunque se acercase a ella. Sentí una ola de decepción como cuando los cuentos de hadas no suceden de verdad. Me pregunté si las hadas les contaban a sus hijoshada cuentos de humanos.

Apostaba a que no.

Sentí un momento de desconexión, como si estuviera de pie mirando mi propia vida de lejos. Los vampiros me debían dinero y favores por mis servicios. Los Were me habían declarado amiga de la manada para ayudarme durante la recién concluida guerra. Estaba unida a Eric, lo que parecía querer decir que estábamos comprometidos o incluso casados. Mi hermano era un werepantera. Mi bisabuelo era un hada. Me llevó un momento tirar de mí misma de nuevo para volver a mi propia piel. Mi vida era demasiado rara. Tenía la sensación de estar de nuevo fuera de control, como si estuviera girando demasiado rápido para poder detenerme.

"No hables con el FBI a solas", dijo Eric. "Llámame si es por la noche. Llama a Bobby Burnham si vienen de día."

"¡Pero él me odia!" Dije, volviendo de nuevo a la realidad y, por lo tanto, no era demasiado prudente todavía. "¿Por qué le iba a llamar?"

"¿Qué?"

"Bobby me odia", le dije. "Le gustaría que los federales me metieran en algún búnker subterráneo en Nevada para el resto de mi vida."

Eric me miró con el rostro congelado. "¿Él dijo eso?"

"No tuvo que hacerlo. Puedo notar cuando alguien piensa que soy tonta."

"Voy a tener que hablar con Bobby".

"Eric, no va contra la ley que a alguien no le caiga bien." le dije, recordando lo peligroso que podría ser quejarse a un vampiro.

Se rió. "Tal vez haré que vaya en contra de la ley", dijo bromeando, su acento más fuerte que de costumbre.

"Si no puedes contactar con Bobby y estoy absolutamente seguro de que te ayudará, debes llamar al Sr. Cataliades, aunque él está en Nueva Orleans."

"¿Le va bien?" Yo no había visto o escuchado nada sobre el abogado medio demonio desde el colapso del hotel vampiro en Rodas.

Eric asintió. "No podría estar mejor. Ahora representa los intereses de Felipe de Castro en Luisiana. Te ayudaría si se lo pidieras. Le gustas mucho."

Almacené esa información para reflexionar más tarde. "¿Su sobrina sobrevivió?" Le pregunté. "¿Diantha?"

"Sí," dijo Eric. "Fue sepultada durante de doce horas, y el equipo de rescate sabía que ella estaba allí. Pero había vigas sobre el lugar donde estaba atrapado, y llevó mucho tiempo para quitarlas. Al final cavaron para sacarla."

Me alegré de escuchar que Diantha estaba viva. "¿Y el abogado, Johan Glassport?", Pregunté. "Tenía algunos hematomas me dijo el Sr. Cataliades."

"Se recuperó completamente. Recogió sus honorarios y luego desapareció en las profundidades de Méjico."

"La ganancia de Méjico es la pérdida de México." le dije. Se encogió de hombros.

"Creo que se necesita un abogado para obtener tu dinero cuando el arrendatario está muerto. Yo nunca conseguí el mío. Tal vez AnneSophie pensó que Glassport había hecho algo más por ella, o tuvo ganas de preguntar a pesar de haber perdido sus piernas. "

"No sabía que no os pagaron." Eric parecía disgustado de nuevo. "Voy a hablar con Víctor. Si Glassport cobró por sus servicios a Sophie, tú también deberías. Sophie dejó una importante herencia, y no tenía hijos. El rey Víctor te debe dinero. Él te escuchará."

"Eso sería genial," Dijo. Quizás soné demasiado aliviado.

Eric me miró bruscamente. "Sabes" dijo, "que si necesitas dinero, sólo tienes que pedírmelo. No voy a dejar que estés sin lo que necesitas, y te conozco lo suficiente como para asegurarme de que no pedirías dinero para algo frívolo."

Casi no sonó como si fuera algo admirable. "Agradezco el ofrecimiento." Dije, y pude escuchar mi voz tensarse. "Sólo quiero lo que me debe."

Hubo un largo silencio entre nosotros, aunque el bar estaba en su habitual nivel de ruido alrededor de la mesa de Eric.

"Dime la verdad", dice Eric. "¿Es posible que hayas venido aquí simplemente para pasar tiempo conmigo? Todavía no me has dicho lo molesta que estás conmigo por haberte engañado con el cuchillo. Al parecer, no vas a hacerlo, al menos no esta noche. Todavía no te he hablado de mis recuerdos del tiempo que pasamos juntos cuando me escondía en tu casa. ¿Sabes por qué terminé tan cerca de su casa, corriendo por la carretera bajo el frío?"

Su pregunta fue tan inesperada que me quedé en silencio. No estaba segura de si quería saber la respuesta. Pero finalmente me dijo: "No, no lo sé."

"La maldición que estaba dentro de la bruja, la que se activó cuando Clancy la mató… era que yo podría estar cerca de lo que más deseara sin darme cuenta de ello.

Una terrible maldición y que Hallow debió hacer con gran sutileza. Lo encontramos en su libro de hechizos."

No tenía nada que decir. Pero, sin embargo, pensaría en ello.

Era la primera vez que había ido a Fangtasia simplemente para hablar, sin haber sido llamada por algún motivo de vampiros. ¿Era el vínculo de sangre o algo mucho más natural? "Creo… Que solo quería algo de compañía." Dije. "No tuve ninguna revelación."

Él sonrió. "Esto es bueno."

No sabía si lo era o no.

"Sabes que no estamos realmente casados, ¿verdad?" Le dije. Tenía que decir algo, por mucho que quisiera olvidar lo ocurrido. "Sé que los vampiros y los seres humanos pueden casarse ahora, pero eso no era una ceremonia que yo acepte, ni el estado de Luisiana."

"Sé que si no lo hubiera hecho, ahora estarías sentada en una pequeña habitación de Nevada, escuchando a Felipe de Castro, mientras hacía negocio con seres humanos."

Odio cuando mis sospechas son correctas. "Pero le salvamos." Dije, tratando de no gimotear. "Yo le salvé la vida, y él me había prometido su amistad. Lo que significa que me daba su protección, eso pensaba."

"Él quiere protegerte mientras estás a su lado, ahora que sabe lo que puedes hacer.

Él quiere tener influencia sobre mí, y así sería si te tuviera."

"Algo de gratitud. Debó dejar que Sigebert le matara." Cerré mis ojos. "Maldita sea, no consigo salir adelante".

"Él no puede tenerte ahora." dijo Eric. "Estamos casados."

"Pero, Eric… " Se me ocurrieron tantas pegas en este acuerdo no pude empezar siquiera a decirlas.

Me había prometido a mí misma que no discutiría sobre esto esta noche, pero el tema parecía un gorila de seiscientos kilos. Simplemente no podía ser ignorado. "¿Qué pasa si me encuentro con otra persona? ¿Qué pasaría si…? Oye, ¿cuáles son las reglas de estar oficialmente casados? Sólo dímelo."

"Estas demasiado molesta y cansada esta noche para tener una conversación racional." dijo Eric.

Él apartó de nuevo su pelo sobre sus hombros, y una mujer de una mesa cercana dijo: "Oooooooooh."

"Comprende que él no puede tocarte ahora, nadie puede a no ser que me lo pidan primero. Bajo pena de muerte. Y aquí es donde mi crueldad nos servirá a los dos."

Respiré profundamente. "Muy bien. Tienes razón. Pero este no es el final de la conversación. Quiero saber todo acerca de nuestra nueva situación, y quiero saber si puedo cancelarlo si no puedo soportarlo."

Sus ojos azules parecían un claro cielo de otoño y cándidos. "Lo sabrás todo cuando quieras." dijo.

"Oye, ¿el nuevo rey sabe algo acerca de mi bisabuelo?"

La cara de Eric se convirtió en piedra. "No puedo predecir la reacción de Felipe si se entera, mi amor. Bill y yo somos los únicos que lo sabemos por ahora. Tiene que seguir así."

Se acercó para coger de nuevo mi mano. Podía sentir cada músculo, cada hueso a través de su fría piel. Era como la mano de una estatua, una hermosa estatua. Una vez más, me sentí extrañamente tranquila durante unos minutos.

"Tengo que irme, Eric." Dije. Lo sentía, pero no sentía irme. Él se inclinó sobre mí y me besó suavemente en los labios. Cuando empujé mi silla hacia atrás, se levantó y me acompañó hasta la puerta. Sentí como las fans de los vampiros me miraban envidiosas hasta que salí den Fangtasia. Pam estaba en su puesto, y nos miró con una fría sonrisa.

Para que no pareciéramos una pareja, terminé diciendo: "Eric, cuando vuelva a ser yo misma, te voy a clavar un clavo en el culo por haberme obligado a vincularme a ti."

"Cariño, puedes clavar un clavo en mi culo cuando quieras." dijo encantadoramente y se giró para a volver a su mesa.

Pam puso sus ojos en blanco. "Vosotros dos." dijo.

"Oye, esto no es cosa mía." le dije, cosa que no era del todo cierta. Pero fue una buena salida, y aproveché para irme del bar.

Capítulo 7 A la mañana siguiente Andy Bellefleur me llamó para darme luz verde para reabrir.

Para cuando quitaron la cinta de escena del crimen, Sam había regresado a Bon Temps. Me alegré tanto de ver a mi jefe que mis ojos se llenaron de lágrimas.

Ocuparse del Merlotte's era mucho más complicado de lo que pensaba. Había que tomar decisiones todos los días y un montón de gente que había que contentar: los clientes, los trabajadores, los distribuidores, los hombres de reparto. El tipo que hacía las cuentas había llamado haciendo una pregunta que no pude responder. La fecha límite para pagar las facturas era en tres días y no podía hacer cheques. Había mucho dinero que tenía que ser depositado en el banco. Era casi el momento de pagarles a los empleados.

Aunque pensaba tirarle encima todos los problemas a Sam en cuanto entrara por la puerta trasera del bar, respiré profundamente y le pregunté por su madre.

Después de darme un medio abrazo, Sam se tiró sobre la silla que había tras su escritorio. Se giró para mirarme. Puso sus pies sobre el borde de la mesa aliviado. "está hablando, y recuperándose." Dijo. "Por primera vez, no tenemos que inventarnos una historia de porque se está curando tan rápido. La llevamos a casa esta mañana, y ya está haciendo cosas en casa. Mi hermano y mi hermana le han hecho un millón de preguntas ahora que se han acostumbrado. Parecen tener envidia de que yo sea el único que lo ha heredado."

Estuve tentada de preguntar cómo estaba la situación legal de su padre, pero Sam parecía tener muchas ganas de volver a su rutina diaria. Esperé un momento para ver si sacaba el tema. No lo hizo. En vez de eso, preguntó por las cuentas, y suspiró al ver que le había hecho una lista de las cosas que tenía que revisar. La había dejado sobre la mesa con mi mejor letra.

Lo primero era el hecho de que había contratado a Tanya y a Amelia para venir a hacer turnos para cubrir a Arlene.

Sam parecía triste. "Arlene ha trabajado para mí desde que compré el bar." Dijo.

"Va a ser extraño, que ella no esté aquí. Había sido una patada en el culo los últimos meses, pero suponía que se recuperaría pronto. ¿Crees que lo reconsiderará?"

"Quizás, ahora que has vuelto." Dije, aunque tenía mis dudas. "Pero se ha vuelto muy intolerante. No creo que pueda trabajar para un cambiaformas. Lo siento, Sam."

Sacudió la cabeza. Su humor negro no era una gran sorpresa, considerando la situación de su madre y la nomuyalegre reacción de la población de América ante el lado extraño del mundo.

Me sorprendía que, hace un tiempo, yo tampoco lo conocía. No había notado que algunas personas que conocía eran Were simplemente porque no creía que algo así existiera. Puedes malinterpretar cualquier mente si no comprendes qué es. Siempre me había preguntado porque algunas personas eran tan difíciles de leer, porque sus cerebros enviaban una señal diferente. No se me había ocurrido que fuera porque esos cerebros eran de personas que literalmente se convertían en animales.

"¿Crees que la falta de trabajo es porque soy un cambiaformas o por el asesinato?"

Preguntó Sam. Entonces sacudió la cabeza y dijo "Lo siento, Sook. No pensaba en que Crystal era tu cuñada."

"Ni siquiera me gustaba, como sabes." Dije, lo más claramente que pude. "pero creo que lo que le han hecho es horrible, no importa lo mala que fuera ella."

Sam asintió. Nunca había visto su cara tan gris y seria. Sam era una criatura luminosa.

"Oh." Dije. Levantándome, y entonces me detuve, cambié mi peso de pie. Respiré profundamente. "Por cierto, Eric y yo estamos casados." Si esperaba poder salir rápidamente, estaba muy pero que muy equivocada. Sam se incorporó y me cogió de los hombros.

"¿Pero qué has hecho?" Preguntó. Su voz era mortalmente seria.

"No he hecho nada." Dije, asombrada por su reacción. "Fue cosa de Eric." Le conté a Sam lo del cuchillo.

"¿No sabías que ese cuchillo tenía ese significado?"

"No sabía que era un cuchillo." Dije, empezando a sentirme molesta pero todavía manteniendo un tono de voz razonable. "Bobby no me lo dijo. Supongo que él tampoco lo sabía, así que no lo pude ver en su cerebro."

"¿Dónde estaba tu sentido común? Sookie, fue algo muy estúpido."

Esa no era exactamente la reacción que esperaba de un hombre que me preocupaba, un hombre por cuyo bien había estado trabajando tanto. Junté todo mi orgullo a mi alrededor como si fuera un abrigo. "Entonces deja que esta estúpida se marche a casa, para que no tengas que aguantar más mis estupideces." Dije, mi voz estaba nivelada. "Supongo que me iré a casa ahora que estás de vuelta y así no tendré que pasar aquí cada minuto de mi día para asegurarme de que todo va bien."

"Lo siento." Dijo, pero era demasiado tarde. Estaba subida en mi caballo furioso, y estaba galopando fuera de Merlotte's.

Estaba saliendo por la puerta antes de que nuestro bebedor más adicto contara hasta cinco, y entonces me metí en el coche para irme a casa. Estaba enfadada, y triste, y sospechaba que Sam tenía razón. Por eso te enfadas tanto, ¿Verdad? Cuando sabes que has hecho algo estúpido. La explicación de Eric no había borrado todas mis dudas.

Tenía pensado trabajar esta tarde, así que tenía hasta entonces para recomponerme. No era cuestión de no aparecer. Estuviéramos peleados o no, tenía que trabajar.

No estaba lista para ir a casa, donde tendría que pensar en mis confusos sentimientos.

En vez de irme a casa, fui a ver a Tara. No la había visto mucho desde que se había escapado con JB del Rone. Pero mi brújula interna me llevaba hacia ella. Para mi alivio, Tara estaba sola en la tienda. McKenna, su ayudante, no era una empleada a tiempo completo. Tara salió de la parte trasera cuando sonó el timbre de la puerta. Pareció sorprendida de verme al principio, pero luego sonrió. Nuestra amistad había tenido sus altibajos, pero parecía que ahora estábamos bien. Genial.

"¿Qué pasa?" Preguntó Tara. Parecía atractiva con su camiseta. Tara es más alta que yo, y muy hermosa, y una gran mujer de negocios.

"He hecho algo estúpido, y no sé como sentirme." Dije.

"Cuéntamelo." Me dijo, y nos fuimos a sentar a la mesa donde guardaba los catálogos. Me entregó un paquete de pañuelos. Tara sabe cuando voy a llorar.

Así que le conté la historia larga, empezando con el incidente de Rodas donde había intercambiado sangre con Eric demasiadas veces. Le conté el extraño vínculo que teníamos desde entonces.

"Deja que lo diga claramente." Dijo ella. "¿Se ofreció a tomar tu sangre para que otro vampiro no te mordiera?"

Asentí, entrecerrando los ojos.

"Wow, que gran sacrificio." Tara había tenido malas experiencias con vampiros. No me sorprendió su reacción sarcástica.

"Créeme, Eric era mucho menos malvado." Le dije.

De pronto, me di cuenta de que ahora sería libre si Andre hubiera tomado mi sangre esa noche. Andre había muerto en el bombardeo. Consideré eso un momento y luego seguí a lo mío. Eso no había pasado y yo no era libre, pero las cadenas que llevaba eran muy lindas.

"¿Entonces qué sientes por Eric?" Preguntó Tara.

"No lo sé." Dije. "Hay cosas que me gustan de él, y cosas que me aterran. Y realmente… ya sabes… le deseo. Pero hace cosas por lo que él dice que es mi bien. Y creo que le importo. Pero principalmente le importa él mismo." Respiré profundamente. "Lo siento, estoy diciendo tonterías."

"Por eso me casé con JB." Dijo. "Para no tener que preocuparme por cosas como esta." Asintió, confirmando su buena decisión.

"Bueno, es tuyo, yo no puedo hacer eso." Dije. Traté de sonreír. Casarse con alguien tan simple como JB sonaba relajante. ¿Pero una boda debía ser como ver la vida pasar? Al menos estar con Eric nunca es aburrido, pensé. Dulce como era, JB tenía una gran capacidad de mantener conversaciones.

Además, Tara iba a tener que ocuparse de él. Tara no era tonta, y nunca había sido cegada por el amor. Por otras cosas quizás, pero no por el amor. Sabía que Tara comprendía claramente las normas de su boda con JB, y no parecía importarle. Para ella, ser la que mandaba era reconfortante. Me gustaba estar a cargo de mi propia vida no quería que nadie fuera mi dueño pero mi concepto de boda era más democrático.

"Entonces, deja que lo resuma." Dijo Tara imitando a un profesor de la escuela. "Tú y Eric hicisteis cosas sucias en el pasado."

Asentí. Chico, sí lo habíamos hecho.

"Ahora la organización vampira entera te debe un favor por lo que hiciste. No quiero saber lo que fue, y no quiero saber cómo lo hiciste."

Asentí de nuevo.

"También, Eric más o menos es tu dueño debido a ese vinculo de sangre. Cosa que seguramente no planeo de antemano, supongamos."

"Sí."

"¿Y ahora ha conseguido que seas su prometida? ¿Su mujer? Pero tú no sabías lo que hacías."

"Exacto."

"Y Sam te llamó estúpida porque obedeciste a Eric."

Me encogí de hombros. "Sí, eso hizo."

Tara tuvo que ayudar a una cliente, pero solo unos minutos. (Riki Cunningham quería pagar un vestido para un baile de promoción de su hija.) Cuando Tara volvió a su sitio, estaba lista para darme su opinión. "Sookie, al menos a Eric le importas algo, y nunca te ha hecho daño. Podrías haber sido más lista. No sé si lo hiciste por el vínculo o porque te gusta tanto que ya no le haces preguntas. Solo tú lo sabes. Pero podría haber sido peor. Ningún humano necesita saber todo eso del cuchillo. Y Eric no puede estar a tu alrededor durante el día, así que estarás libre para pensar. También, tiene que ocuparse de su negocio, así que no te seguirá a todas partes. Y los nuevos vampiros tienen que dejarte tranquila para que Eric sea feliz. No es tan malo, ¿Verdad?" Me sonrió, después de un segundo, le devolví la sonrisa.

Empecé a animarme. "Gracias, Tara." Dije. "¿Crees que a Sam se le pasará el enfado?"

"No esperaría que se disculpe por haberte llamado estúpida." Me avisó Tara. "A, es verdad; B, es un hombre. Tiene ese cromosoma. Pero os lleváis bien, y te debe una por haber cuidado del bar. Así que se le pasará."

Tiré el pañuelo usado a la papelera que había junto a la mesa. Sonreí, aunque probablemente no me esforcé mucho.

"Mientras tanto." Dijo Tara. "Tengo noticias para ti." Respiró profundamente.

"¿Qué es?" Pregunté, asombrada de que volviéramos a ser mejores amigas.

"Voy a tener un hijo." Dijo Tara, y su cara puso una mueca.

Ahoh. Tema peligroso. "No pareces muy feliz." Dije cuidadosamente.

"No había pensado tener hijos." Dijo. "Cosa que le parecía bien a JB."

"¿Entonces…?"

"Bueno, el control de natalidad no siempre funciona." Dijo Tara, mirando sus manos, que estaban sobre una revista de novias. "Y no puedo hacer que se ocupen de esto. Es nuestro. Por eso."

"Quizás… ¿Quizás te alegre más tarde?"

Trató de sonreír. "JB está muy feliz. Es complicado para él guardar un secreto. Pero quería esperar tres meses para decirlo. Eres la primera a la que se lo he dicho."

"Lo juro." Dije, poniendo mi mano sobre su hombro. "Serás una buena madre."

"¿De verdad lo piensas?" Parecía, y se sentía, aterrada. Los padres de Tara habían eran del tipo al que dispararías sin dudar. El odio de Tara por la violencia había evitado eso, pero no creo que nadie se hubiera sorprendido si los viejos Thorntons hubieran desaparecido una noche. Alguno incluso hubiera aplaudido."

"Si, de verdad lo creo." Lo decía en serio. Podía escuchar su cabeza directamente, la determinación de Tara de no ser como su padre y de ser lo mejor madre posible para su hijo. En el caso de Tara, eso quería decir estar sobria, ser amable, hablar claramente y hacer cumplidos.

"Iré a todas los eventos escolares y a las entrevistas con los profesores." Dijo ella, con una voz que casi asustaba por su intensidad. "Prepararé pasteles. Mi hijo tendrá ropa nueva. Sus zapatos le valdrán. Le daré abrazos y mimos. Empezaremos una cuenta para la universidad el año que viene. Le diré que la quiero cada maldito día."

Si ese no era un buen plan para ser madre, no podía imaginar cómo podría ser mejor.

Nos abrazamos mutuamente cuando me levanté para irme. Así es como debería ser, pensé.

Me fui a casa, me hice la comida, y me puse la ropa de trabajar.

Cuando el teléfono sonó, esperaba que fuera Sam para disculparse, pero la voz al otro lado era la de un hombre viejo y desconocido.

"¿Hola? ¿Está Octavia fan ahí, por favor?"

"No, señor, ha salido. ¿Quiere dejar un mensaje?"

"Por favor."

"Claro." Había cogido el teléfono en la cocina, así que había un lapicero a mano.

"Por favor dígale que Louis Chambers ha llamado. Este es mi número." Me lo dictó con cuidado, y lo repetí para asegurarme de que estaba bien. "dígale que me llame, por favor. Me alegrará recibir su llamada."

"Me aseguraré de que le llegue el mensaje."

"Muchas gracias."

Hmmmm. No podía leer los pensamientos por teléfono, cosa que normalmente era un alivio. Pero me hubiera gustado saber algo más del Sr. Chambers.

Cuando Amelia vino a casa poco después de las cinco, Octavia estaba en el coche.

Supuse que Octavia había dado vueltas por Bon Temps respondiendo ofertas de trabajo mientras Amelia estaba en la agencia de seguros. Era el turno de Amelia de cocinar, y aunque tenía que irme a Merlotte's en unos minutos, me gustaba verla en acción, creando salsa para la pasta. Le di a Octavia el mensaje mientras Amelia cortaba cebolla.

Octavia emitió una especie de tosido y se quedó tan rígida que Amelia dejó de cortar y se acercó conmigo hacia la vieja mujer para mirar el papel y para que nos contara lo que pasaba. Eso no sucedió.

Después de un momento, me di cuenta de que Octavia estaba llorando, y me apresuré hacia mi habitación para coger un pañuelo. Se lo di a Octavia con tacto, como si no hubiera notado nada y como si tuviera un pañuelo en mi mano de casualidad.

Amelia cuidadosamente miró hacia la mesa y volvió a cortar cebolla mientras yo miraba el reloj y empezaba a buscar las llaves de mi coche. Tardando demasiado tiempo.

"¿Sonaba bien?" Preguntó Octavia, con voz ahogada.

"Sí." Dije. Era poco lo que podía sacar de una voz por teléfono. "Parecía ansioso de hablar contigo."

"Oh, tendré que llamarle." Dijo, y su voz pareció salvaje.

"Claro." Dije. "Solo marca el número. No te preocupes por la cuenta ni nada; ya lo podrá en la factura." Miré a Amelia, levantando una ceja. Sacudió la cabeza. Tampoco sabía lo que estaba pasando.

Octavia marcó el número con sus temblorosos dedos. Se puso el teléfono sobre la oreja después del primer pitido. Pude notar cuando respondió Louis Chambers. Sus ojos se cerraron y su mano sujetó el teléfono tan fuerte que se le quedó blanca.

"Oh, Louis." Dijo, su voz llena de alivio y asombro. "Oh, gracias a Dios. ¿Estás bien?"

Amelia y yo salimos de la cocina en ese momento. Amelia me acompañó al coche.

"¿Habías oído hablar de ese Louis?" Pregunté.

"Nunca habló de su vida privada cuando trabajaba conmigo. Pero las otras brujas me dijeron que Octavia tenía novio formal. No le ha mencionado desde que está aquí.

Parece que no había sabido nada de él desde el Katrina."

"Quizás pensara que no había sobrevivido." Dije, y nos miramos ampliamente.

"Eso es mucho." Dijo Amelia. "Bueno. Quizás perdamos a Octavia." Trató de ocultar su alivio, pero por supuesto, pude notarlo. Por muy orgullosa que estuviera Amelia de su mentora, vivir con Octavia era como vivir con un profesor de instituto.

"Tengo que irme." Dije. "Mantenme informada. Envíame un mensaje si pasa algo."

Enviar mensajes era una de las habilidades de Amelia.

A pesar del frío aire, Amelia se sentó en una de las sillas que había en el porche que habíamos sacado del almacén para disfrutar de la primavera. "En cuanto sepa algo."

Dijo. "Esperaré aquí unos pocos minutos y luego iré a verla"

Me metí en el coche esperando que el tiempo mejorara pronto. Bajo la creciente oscuridad, conduje hacia Merlotte's. Vi un coyote de camino. Normalmente eran demasiado inteligentes para ser vistos, pero este estaba trotando por la carretera como si tuviera una cita en la ciudad. Quizás era un coyote de verdad, o quizás era una persona con otra forma. Cuando pensé en la cantidad de ardillas y mapaches que había aplastadas en la carretera me pregunté cuantos Were habían muerto en su forma de animal de una manera tan descuidada. Quizás alguno de los cuerpos que recogía la policía eran personas matadas accidentalmente en su otra forma. Recuerdo como desaparecieron los trozos de animal del cuerpo de Crystal cuando la bajaron de la cruz, después de que quitaran los clavos. Estaba dispuesta a jurar que los clavos eran de plata. Había tantas cosas que no sabía.

Cuando llegué a la puerta trasera del Merlotte's, planeando reconciliarme con Sam, vi que mi jefe estaba discutiendo con Bobby Burnham. Ya era casi de noche, y Bobby tenía que estar descansando. En vez de eso, estaba delante de la oficina de Sam.

Estaba rojo y su cara tensa.

"¿Qué sucede?" Dije. "Bobby, ¿Tienes que hablar conmigo?"

"Sí. Este tipo no me quiere decir cuando ibas a venir." Dijo Bobby.

"Este tipo es mi jefe, y no está obligado a decirte nada." Dije. "Aquí estoy. ¿Qué quieres decirme?"

"Eric te envía esta carta, y me ordenó que estuviera a tu disposición por si me necesitabas. Podría lavar tu coche si eso es lo que quieres que haga." La cara de Bobby enrojeció según decía esto.

Si Eric pensaba que Bobby sería más amable después de humillarlo públicamente, estaba loco. Ahora Bobby me odiaría cientos de años, si vivía tanto tiempo. Cogí la carta que me extendió Bobby y dije "Gracias Bobby. Regresa a Shreveport."

Antes de que la última silaba saliera por mi boca, Bobby estaba saliendo por la puerta. Examiné el sobre blanco y luego lo metí en mi bolso. Levanté la vista para fijarme en Sam.

"Como si necesitaras otro enemigo." Dijo él, y se metió en su oficina.

Como si necesitara un amigo comportándose como un imbécil, pensé. Todavía faltaba tiempo para que pudiéramos reírnos de esto. Seguí a Sam para dejar mi bolso en el cajón vacío que había para empleados. No nos dijimos ni una palabra. Fui al almacén a ponerme el delantal. Antoine se estaba cambiando el suyo por uno limpio.

"D'Eriq llevaba un bote entero de jalapeños y nos chocamos, y se salió el jugo." Dijo.

"No puedo soportar el olor."

"Whoo." Dije, olisqueando un poco. "No te culpo."

"¿La madre de Sam va bien?"

"Sí, ha salido del hospital." Dije.

"Buenas noticias."

Mientras lo ataba en mi cintura, pensé que Antoine estaba a punto de decir algo, pero debió de cambiar de idea. Cruzó el pasillo hacia la puerta de la cocina, y D'Eriq abrió para dejarle entrar. La gente se había metido por error muchas veces en la cocina, y la puerta ahora se mantenía siempre cerrada. Había otra puerta en la cocina que daba a la parte trasera, y al contenedor que había fuera.

Pasé de largo la oficina de Sam sin mirar dentro. No quería hablarme, bien, yo tampoco hablaría con él. Me di cuenta de que estaba siendo infantil.

Los agentes del FBI todavía estaban en Bon Temps, cosa que no debería haberme sorprendido. Esta noche, vinieron al bar. Weiss y Lattesta estaban sentados cada uno en un extremo de la mesa, con una cerveza y un cesto con cacahuetes entre ellos, y hablaban intensamente. En una mesa cercana a ellos, viéndose hermoso e inalcanzable, estaba mi bisabuelo Niall Brigant.

Este día iba a ganar el premio al más raro. Lancé un juramento al aire y me fui hacia la mesa de mi bisabuelo. Se levantó cuando me acerqué. Su claro pelo estaba atado a la altura de su nuca. Llevaba un traje negó y una camisa blanca, como siempre. Pero esta noche, en vez de la corbata negra que solía llevar, llevaba puesta la que le había regalado por navidad. Era roja, dorada y con rayas negras, y se veía espectacular. Todo en él brillaba y resplandecía. La camisa no era simplemente blanca era del color de la nieve; y su chaqueta no era negra era como la tinta. Sus zapatos no tenían ni una mancha de polvo, y los mechones de su cara hacían que sus verdosos ojos fueran todavía más brillantes y perfectos. Su edad hacía que se viera incluso mejor. Casi dolía mirarle. Niall me abrazó y besó mi mejilla.

"Sangre de mi sangre." Dijo, y sonreí. Era tan teatral. Y se había molestado mucho para parecer un humano. Le había visto en su forma real, y había sido casi cegador. Ya que nadie más pareció notar su presencia en el bar, supuse que no le veían de la misma forma que yo.

"Nial." Dije. "Me alegro de verte." Siempre me alegraba y me sentía halagada cuando me venía a ver. Ser la nieta de Niall era como ser una estrella de rock; vivía una vida que yo no podía ni imaginar, iba a lugares extraordinarios y tenía un poder con el que no podía ni soñar. Pero de vez en cuando pasaba algo de tiempo conmigo, y ese tiempo siempre parecía ser Navidad.

Dijo suavemente "Esta gente que está a mi lado no paran de hablar de ti."

"¿Sabes qué es el FBI?" Los conocimientos de Niall eran increíbles, como era tan viejo y había dejado de contar su edad, a veces fallaba las fechas por más de cien años, pero no sabía si conocía información concreta sobre la actualidad.

"Sí." Dijo. "FBI. Una agencia gubernamental que recopila datos sobre los que rompen las leyes y sobre los terroristas dentro de los Estados Unidos."

Asentí.

"Pero eres una buena persona. No eres una asesina ni una terrorista." Dijo Niall, aunque no sonaba como si creyera que mi inocencia pudiera protegerme.

"Gracias." Dijo. "Pero no creo que vayan a arrestarme. Sospecho que quieren saber cómo funciona mi mente, y si deciden que no estoy loca, quizás quieran que trabaje para ellos. Por eso han venido a Bon Temps… pero se distrajeron." Y eso me llevó a un tema doloroso. "¿Sabes lo que le ha pasado a Crystal?"

Pero otro cliente me llamó, y tardé un rato en volver junto a Niall, quién esperó pacientemente. De alguna forma hacía que su silla pareciera un trono. Retomamos la conversación donde la habíamos dejado.

"Sí, se lo que le ha pasado." SU cara no pareció cambiar, pero sentí un aire frío proveniente de él. Si hubiera tenido algo que ver con la muerte de Crystal, estaría muerta de miedo ahora mismo.

"¿Cómo es que te importa?" pregunté. Nunca le había prestado la más mínima atención a Jason; de hecho, Niall parecía odiar a mi hermano.

Niall dijo "Siempre me interesa saber porque alguien conectado a mi ha muerto."

Niall sonaba totalmente impersonal cuando hablaba de la muerte de Crystal, pero si estaba interesado, quizás pudiera ayudar. Se podría pensar que quería ayudar a Jason, ya que Jason era su nieto, igual que yo, pero Niall nunca había mostrado interés por querer conocerle, y mucho menos estar con él.

Antoine tocó el timbre de la cocina para hacerme saber que uno de mis pedidos ya estaba listo, así que tuve que ir a servirles a Sid Matt Lancaster y a Bud Dearborn su chili con queso y patatas. Supuse que sus arterias no podrían empeorar mucho más, y Bud nunca había sido de los de tomar comida saludable.

Cuando regresé junto a Niall, dije "¿Sabes quién lo hizo? Los werepanteras están buscando también." Puse una servilleta más en la mesa para parecer ocupada.

Niall no despreciaba a las panteras. De hecho, aunque las hadas se consideraban a sí mismas seres superiores, Niall (por lo menos) respetaba a los cambiaformas, al contrario que los vampiros, quien les veían como ciudadanos de segunda. "Buscaré un poco. Estaba preocupado, por eso no he venido a verte. Hay problemas." Vi que la expresión de Niall era más seria que de costumbre.

Oh, maldición. Más problemas.

"Pero no debes preocuparte." Añadió. "Me ocuparé de ello." ¿Había mencionado que Niall era muy orgulloso? Pero no podía evitar preocuparme. En un minuto tendría que irme para servir otra bebida, y quería asegurarme de comprenderle. Niall no venía muy a menudo, y cuando lo hacía, no perdía el tiempo. Quizás no tuviera otra oportunidad de hablar con él. "¿Qué sucede, Niall?" Pregunté directamente.

"Quiero que tengas cuidado. Si ves otras hadas que no seamos yo, Claude o Claudine, llámame."

"¿Porqué me iba a preocupar de otras hadas?" caí en la cuenta. "¿Por qué otras hadas querrían hacerme daño?"

"Porque eres mi nieta." Se levantó, sabía que no me iba a explicar nada más.

Niall me abrazó de nuevo, me besó de nuevo (las hadas son muy expresivas) y se marchó del bar, con el bastón en la mano. Nunca le había visto usarlo para andar, pero siempre lo llevaba con él. Mientras le miraba irse, me pregunté si tenía un cuchillo oculto dentro. O quizás era una varita mágica extralarga. O quizás ambas cosas. Ojala pudiera estar con él más tiempo, o al menos saber algo más concreto del peligro.

"Srta. Stackhouse." Dijo una voz educada de hombre. "¿Podría traernos otra cerveza y más cacahuetes?"

Me giré hacia el agente especial Lattesta. "Claro, seguro." Dije, sonriendo automáticamente.

"Ese era un hombre muy bello." Dijo Sara Weiss. Sara estaba empezando a mostrar los efectos de las dos cervezas que se había tomado. "Se veía distinto. ¿Es Europeo?"

"Sí parece extranjero." Dije, y me llevé el cesto vacío y les traje uno nuevo, sonriendo todo el tiempo. Entonces Catfish, el jefe de mi hermano, tiró un ron con cocacola sobre la mesa, y tuve que pedirle a D'Eriq que trajera un paño para limpiar la mesa y el suelo.

Después de eso, dos idiotas que iban conmigo a clase empezaron a pelearse por quién tenía el mejor perro de caza. Sam tuvo que separarlos. Entraron más pronto en razón al saber lo que era Sam, cosa que era un extra.

Muchas de las conversaciones del bar estaban relacionadas con la muerte de Crystal, naturalmente. El hecho de que era una werepantera se había introducido en la conciencia de la ciudad. La mitad de los patrones de los bares pensaban que había sido asesinada por alguien que odiaba la nueva revelación. La otra mitad no estaba segura de que la hubieran matado por ser una pantera. Esa mitad pensaba que su promiscuidad era motivo suficiente. Muchos de ellos asumieron que Jason era el culpable. Algunos conocían a Crystal por su reputación, y sentían que las acciones de Jason eran justificables. Casi toda esa gente pensaba en Crystal más que nada por la inocencia o culpabilidad de Jason. Me parecía muy triste que la gente solo la fuera a recordar por la forma en que había muerto.

Debería hablar con Jason o llamarle, pero no podía encontrar el valor. Las acciones de Jason de los últimos meses habían matado algo dentro de mí. Aunque Jason era mi hermano, y le quería, y al fin mostraba señales de crecer un poco, ya no sentía que tuviera que ayudarle ni apoyarle en los juicios que había tenido y tendría que pasar.

Aunque sabía que no era una pensadora muy profunda, algunas veces me preguntaba porque las crisis de mi vida siempre se resumían en lo mismo: ser una mala cristiana o morir.

Siempre había escogido vivir. ¿Lo estaba mirando desde el buen ángulo? ¿Había otro punto de vista diferente al mío? No sabía a quién preguntarle. Traté de imaginarme un cura delante y preguntarle "¿Sería mejor apuñalar a alguien para seguir con vida o dejar que me mate? ¿Sería mejor romper la promesa que le hice a Dios o negarme a destrozar la mano de un amigo con un ladrillo? Esas eran las decisiones que había tenido que tomar. Quizás le debía a Dios una buena. No lo sabía, y no podía pensar en la Respuesta Definitiva. ¿Se reiría la gente a la que servía si supieran lo que estaba pensando? ¿La ansiedad de mi alma les haría gracia? Muchos de ellos probablemente dirían que todas las situaciones las recoge la Biblia, y que si leyera más el libro, encontraría allí las respuestas.

De momento eso no me había funcionado, pero no iba a abandonar. Dejé de pensar en círculos interminables y escuché a la gente que había a mi alrededor para descansar un poco el cerebro.

Sara Weiss pensaba que yo parecía una mujer sencilla, y decidió que tenía suerte de tener un don, como ella creía. Creía en todo lo que Lattesta le había dicho que había pasado en la Pirámide, porque bajo su caparazón creía en esas cosas místicas. Lattesta, también, pensaba que casi era posible que yo fuera psíquica; había escuchado testimonios de primera mano en Rodas con gran interés, y ahora que me había conocido, empezaba a pensar que quizás fuera cierto. Quería saber lo que podía hacer por mi país y por su carrera. Se preguntaba si le ascenderían si conseguía que yo confiara en ellos y ayudara al FBI. Si pudiera conseguir a mi cómplice también su ascenso estaría garantizado. Le llevarían al cuartel de Washington del FBI.

Consideré pedirme a Amelia que lanzara un conjuro sobre los agentes del FBI, pero eso parecía hacer trampas. No eran seres sobrenaturales. Solo estaban haciendo lo que les habían dicho de hacer. Eso no me daba un mal presentimiento; de hecho, Lattesta pensaba que me estaba haciendo un favor, porque así podría trabajar para el