MAURIZIO

y a estas horas ha tardado tiempo. Lo primero fue llamar a los artificieros. No encontraron nada sospechoso en el sobre. Cuando descubrí de qué se trataba, la llamé a usted y a Dante, Paola no pudo evitar un estremecimiento, mezcla de ira y pero el superintendente no aparece por ninguna parte. Y Cirin horror. Intentó contener las lágrimas, forzándose a sí misma a no se pone al teléfono.

dejarlas dentro. No iba a llorar delante de Boi. Tal vez delante

—Estarán durmiendo. Es de madrugada, por Dios. de Fowler, pero no de Boi. De Boi, nunca.

Se encontraban en la sala de dactiloscopia, un recinto estre—¿Padre Fowler?

cho repleto de lámparas y bombillas. El olor del polvo para

—Marcos, capítulo 9, versículo 48: «Donde el gusano no muehuellas estaba por todas partes. Había técnicos a los que les enre y el fuego no se apaga». cantaba el aroma —incluso uno juraba que se lo esnifaba antes

—El infierno.

de estar con su novia porque era afrodisíaco, según él—, pero a

—Exacto.

Paola le desagradaba. El olor le daba ganas de estornudar, y las

—Maldito hijo de puta.

manchas se pegaban a la ropa oscura y tardaban varios lavados

—No hay ninguna alusión a su persecución de hace unas en salir.

horas. Es muy posible que la nota fuera redactada antes. El dis—Y bien, ¿sabemos seguro que este mensaje lo mandó Kaco fue grabado ayer por la mañana, según la fecha que consta roski?

en los archivos del interior.

juan gómez-jurado

espía de dios

—¿Sabemos el modelo de la cámara o el ordenador con el

—No soy una muñeca para que me trates como se te antoque fue grabado?

je. Me rechazaste porque era peligrosa para tu carrera. Prefe—Con el programa que utilizó, dichos datos no quedan reriste regresar a la cómoda infelicidad de tu mujer. Ahora yo gistrados en el disco. Sólo la hora, el programa y la versión del prefiero mi propia infelicidad.

sistema operativo. Ni un número de serie, ni un código, nada

—¿Por qué ahora, Paola? ¿Por qué ahora, después de todo que pueda servir para identificar el equipo emisor. este tiempo?

—¿Huellas?

—Porque antes no he tenido fuerzas. Pero ahora las tengo.

—Dos parciales. Las dos son de Karoski. Pero no me hubieÉl se pasó la mano por los cabellos. Comenzaba a entender. ra hecho falta saberlo. Con ver el contenido hubiera sido sufi—Nunca podrás tenerle a él, Paola. Aunque es lo que él ciente.

querría.

—Pues ¿a qué espera? Ponga el DVD, Boi.

—Tal vez tengas razón. Pero es mi decisión. Tú ya tomaste

—Padre Fowler, ¿nos disculpa un momento?

la tuya hace tiempo. Preferiría ceder a las obscenas miradas de El sacerdote percibió enseguida la situación. Miró a Paola a Dante.

los ojos. Ella le hizo un leve gesto, diciéndole que todo estaría Boi hizo una mueca de asco ante la comparación. Paola se bien.

regocijó al verlo, porque había oído chillar de rabia al ego del

—Cómo no. ¿Café para tres, dottora Dicanti?

director. Había sido un poco dura con él, pero su jefe se lo me—El mío con dos terrones, por favor. recía por haberla tratado como a una mierda todos estos meses. Boi esperó a que Fowler saliera de la sala antes de coger a

—Como usted quiera, dottora Dicanti. Yo seré otra vez el Paola de la mano. A Paola le desagradó el tacto, demasiado carjefe irónico, y usted, la guapa novelista. 224

noso y húmedo. Había suspirado por volver a sentir aquellas

—Créeme, Carlo. Así es mejor.

225

manos sobre su cuerpo muchas veces, había odiado a su dueño Boi sonrió, triste y despechado.

por su desprecio e indiferencia, pero en aquel momento no

—De acuerdo, entonces. Veamos el disco.

quedaban ni las brasas de aquel fuego. Se había extinguido en Como si dispusiera de un sexto sentido (y para ese enun océano verde, minutos atrás. Solamente restaba su orgullo, tonces Paola ya estaba segura de que lo tenía), llegó el padre del que la inspectora andaba bien sobrada. Y desde luego que Fowler con una bandeja de algo que podría pasar por café sóno iba a ceder a su chantaje emocional. Sacudió el brazo, y el lo si el consumidor jamás en su vida había probado esa infudirector retiró la mano. sión.

—Paola, sólo quiero advertirte. Lo que vas a ver te resulta—Aquí tienen. Veneno de máquina con cafeína. ¿Debo surá muy duro. poner que ya podemos reanudar la reunión?

La criminóloga le dedicó una sonrisa dura y sin humor y se

—Claro, padre —respondió Boi. Fowler les estudió disimucruzó de brazos. Quería guardar las manos lo más lejos posible ladamente. Boi parecía más triste, pero también detectó en su de su contacto. Por si acaso.

voz ¿alivio? Y a Paola la vio más fuerte. Menos insegura.

—¿De repente me tuteas otra vez? Estoy muy acostumbraEl director se colocó unos guantes de látex y extrajo el disda a ver cadáveres, Carlo. co de la bolsa. Los del laboratorio le habían llevado una mesita

—No los de tus amigos.

con ruedas desde la sala de descanso. La mesita tenía un televiLa sonrisa tembló en el rostro de Paola como un trapo al sor de 27 pulgadas y un DVD de los baratos. Boi prefería ver viento, pero su ánimo no vaciló ni un segundo. allí la grabación, ya que en la sala de juntas las paredes eran de

—Ponga el vídeo, director Boi.

cristal, y habría sido como mostrárselo a todo el que cruzara

—¿Así quieres que sea? Podría ser muy distinto. por el pasillo. Para entonces los rumores sobre el caso que es-juan gómez-jurado espía de dios

taban llevando Boi y Dicanti circulaban por todo el edificio, peEsta vez Paola tuvo que apartar la vista. La cámara mostró

ro ninguno se acercaba a la verdad. Ni de lejos. cómo el cuchillo vaciaba las cuencas de los ojos de Robayra. El disco comenzó a reproducirse. La película se inició direcUna solitaria gota de sangre salpicó el visor. Era el espectáculo tamente, sin pantallas de títulos ni nada parecido. El estilo era más horrendo que la criminóloga había contemplado jamás, y chapucero, la cámara se movía histéricamente y la iluminación sintió que se le revolvía el estómago. La imagen cambió una era lamentable. Boi había ajustado el brillo de la televisión cavez más y mostró lo que ella estaba temiendo ver. si al máximo.

Éste es el subinspector Pontiero, un seguidor del pesca-

Buenas noches, almas del mundo.

dor. Le pusieron en mi búsqueda, pero nada puede contra la Paola dio un respingo al escuchar la voz de Karoski, la voz fuerza del Padre de la Oscuridad. Ahora el subinspector san- que la había atormentado con aquella llamada tras la muerte grará despacio.

de Pontiero. En la pantalla, no obstante, aún no se veía nada. Pontiero miraba de frente a la cámara, y su cara no era su

Ésta es una grabación de cómo voy a eliminar de la faz cara. Tenía los dientes apretados, pero la fuerza de sus ojos no se de la tierra a los hombres más santos de la Iglesia, cumplien- había extinguido. El cuchillo le cortó la garganta muy despacio, do la labor de las tinieblas. Mi nombre es Viktor Karoski, sa- y Paola volvió a apartar la mirada.

cerdote renegado del culto romano. Durante años abusé de los

Éste es el cardenal Cardoso, amigo de los desheredados niños, protegido por la estulticia y connivencia de mis anti- de la tierra, los piojos y las pulgas. Su amor era para mi Due- guos jefes. Por esos méritos he sido escogido por Lucifer en ño tan repugnante como las entrañas podridas de una oveja. persona para la tarea, en estos momentos en los que nuestro También ha muerto.

enemigo el Carpintero elige a su franquiciado en esta bola de Un momento, allí había una discrepancia. En vez de imáge226

barro.

nes, estaban viendo unas fotografías del cardenal Cardoso en 227

La pantalla pasó del negro absoluto a una penumbra. En la su lecho de dolor. Había en total tres fotos, de colores verdosos imagen aparecía un hombre ensangrentado, con la cabeza caíy desvaídos. La sangre era de un antinatural color oscuro. Las da, atado a lo que parecían las columnas de la cripta de Santa tres fotos duraban en pantalla unos quince segundos, cinco seMaria in Traspontina. Dicanti apenas pudo reconocerlo como gundos por cada una de ellas.

el cardenal Portini, la primera víctima. Aquel cuyo cadáver ni

Ahora voy a matar a otro hombre santo, el más santo de siguiera habían visto porque la Vigilanza lo había incinerado. todos ellos. Habrá quien intente impedírmelo, pero su final se- Portini gemía ligeramente, y todo lo que se veía de Karoski era rá el mismo que el de estos que habéis visto morir ante vues- la punta de un cuchillo que rozaba la carne del brazo izquierdo tros ojos. La Iglesia, cobarde, os lo ha ocultado. Ya no podrá se- del cardenal.

guir haciéndolo. Buenas noches, almas del mundo.

Éste es el cardenal Portini, demasiado cansado para chi- llar. Portini hizo mucho bien al mundo, y mi Amo abomina de su carne fétida. Ahora veréis cómo acabo con su miserable El DVD se paró con un zumbido, y Boi apagó la televisión. existencia.

Paola estaba blanca. Fowler apretaba los dientes muy fuerte, El cuchillo se apoyó en la garganta y la cortó, en un solo tafurioso. Los tres permanecieron unos minutos en silencio. Era jo. La cámara volvió a quedarse negra, para luego enseñar a una necesario recobrar la cordura tras ver aquella sanguinaria brunueva víctima atada al mismo lugar. Era Robayra, y estaba muy talidad. Paola, que había sido la más afectada por la grabación, asustado.

fue, sin embargo, la primera en hablar.

Éste es el cardenal Robayra, lleno de miedo. Tenía una

—Las fotografías. ¿Por qué fotografías? ¿Por qué no vídeo?

gran luz en su interior. Es hora de devolver su luz a su Creador.

—Porque no podía —dijo Fowler—. Porque en la Domus juan gómez-jurado

Sancta Marthae no funcionaban las cámaras, ni en general «nada más complicado que una bombilla». Eso dijo Dante.

—Y Karoski lo sabía.

—¿Qué me dicen del jueguecito de la posesión diabólica?

La criminóloga sintió que de nuevo algo no encajaba. Aquel vídeo la lanzaba en direcciones totalmente diferentes. Necesitaba una buena noche de sueño, descanso y un sitio tranquilo Piso de la familia Bastina

en el que sentarse a pensar. Las palabras de Karoski, las pistas Via Palestro, 31

dejadas en los cadáveres, todo el conjunto tenía un hilo conductor. Si lo encontraba, podría tirar del ovillo. Pero hasta en Sábado, 9 de abril de 2005. 02:12

tonces carecían de tiempo.

«Y, por supuesto, se va al carajo mi noche de sueño.»

—Los devaneos histriónicos de Karoski con el demonio no son lo que más me preocupa —apuntó Boi, anticipándose a los

—¿ G iuseppe Bastina?

pensamientos de Paola—. Lo más grave es que nos está retan—Sí, soy yo —dijo el mensajero. Ofrecía una curiosa esdo a detenerle antes de que acabe con otro de los cardenales. Y

tampa, en calzoncillos y con un niño de apenas nueve o diez el tiempo corre.

meses en brazos. A esa hora de la madrugada no era extraño

—Pero ¿qué podemos hacer? —preguntó Fowler—. En el que hubieran despertado al crío con el timbre. funeral de Juan Pablo II no dio señales de vida. Ahora los car—Soy la ispettora Paola Dicanti y éste es el padre Fowler. 228

denales están más protegidos que nunca; la Domus Sancta MarNo se preocupe, que usted no tiene ningún problema ni le ha 229

thae está cerrada a cal y canto, al igual que el Vaticano. ocurrido nada a nadie de los suyos. Sólo queremos hacerle Dicanti se mordió el labio. Estaba cansada de jugar según las unas preguntas muy urgentes.

reglas de aquel psicópata. Pero ahora Karoski había cometido Estaban en el rellano de una casa modesta pero muy bien un nuevo error: había dejado un rastro que ellos podrían seguir. cuidada. En la puerta, un felpudo con la imagen de una rana

—¿Quién ha traído esto, director?

sonriente daba la bienvenida a los visitantes. Paola supuso que

—Ya he encargado a dos chicos que sigan el rastro. Llegó

aquello tampoco les incumbía a ellos, y acertó. Bastina estaba por mensajería. La agencia fue Tevere Express, una empresa lobastante molesto con su presencia. cal que reparte en el Vaticano. No hemos conseguido hablar con

—¿No puede esperar a mañana? El crío tiene que zampar, el jefe de ruta, pero las cámaras del exterior del edificio han capya sabe, tiene un horario. tado la matrícula de la moto del mensajero. La placa está regisPaola y Fowler negaron con la cabeza. trada a nombre de Giuseppe Bastina, de cuarenta y tres años.

—Sólo será un momento, señor. Verá, usted ha hecho una Vive por la zona de Castro Pretorio, en la Via Palestro. entrega esta tarde. Un sobre en Via Lamarmora. ¿Lo recuerda?

—¿No tiene teléfono?

—Claro que lo recuerdo, oiga. ¿Qué se piensa? Tengo una

—El teléfono no figura en la relación de Tráfico y no hay memoria excelente —dijo el hombre, dándose unos golpecitos teléfonos a su nombre en Información Telefónica. en la sien con el índice de la mano derecha. La izquierda seguía

—Quizá figure a nombre de su mujer —apuntó Fowler. ocupada por el niño, aunque por suerte éste no lloraba.

—Quizá. Pero por ahora es nuestra mejor pista, así que se

—¿Podría decirnos dónde recogió el sobre? Es muy imporimpone dar un paseo. ¿Viene usted, padre?

tante, se trata de una investigación de asesinato.

—Después de usted, dottora.

—Llamaron a la agencia, como siempre. Me pidieron que juan gómez-jurado

espía de dios

acudiera a la oficina de Correos del Vaticano, que sobre la me—Está bien, vale. No se ponga así, o asustará al crío. ¿Es sa del bedel encontraría unos sobres.

que no tiene corazón?

Paola se sorprendió.

Paola estaba cansada y muy irritable. Lamentaba hablarle

—¿Más de un sobre?

así al hombre en su propia casa, pero no encontraba más que

—Sí, eran doce sobres. El cliente pidió que entregáramos obstáculos en aquella investigación.

primero diez sobres en la sala de prensa del Vaticano. Después

—Lo siento, señor Bastina. Por favor, ayúdenos. Es un asunotro en las oficinas del Corpo di Vigilanza, y por último otro a to de vida o muerte, créame.

ustedes.

El mensajero relajó el tono. Con la mano libre se rascó la

—¿Nadie le hizo entrega de los sobres? ¿Simplemente los barba incipiente y meció al niño con cuidado para que dejara de recogió? —preguntó Fowler, con gesto de fastidio. llorar. El bebé poco a poco se relajó, y el padre también.

—Sí, a esa hora en la oficina de Correos no hay nadie, pero

—Le di los sobres a la encargada de la sala de prensa, ¿de dejan la puerta exterior abierta hasta las nueve. Por si alguien acuerdo? Las puertas de la sala ya se habían cerrado, y para enquiere echar algo a los buzones internacionales. tregarlos en mano hubiera tenido que esperar una hora. Y las

—¿Y cómo se efectuó el pago?

entregas especiales hay que efectuarlas en la hora siguiente a

—Dejaron un sobre más pequeño, encima de los demás. En la recogida, o no se cobran. Tengo problemas en el trabajo últiese sobre había trescientos setenta euros, trescientos sesenta mamente, ¿saben ustedes? Si alguien se entera de que he hepara pagar el servicio urgente y diez de propina. cho esto, podría perder el trabajo.

Paola alzó los ojos al cielo, desesperada. Karoski lo tenía to—Por nosotros nadie lo sabrá, señor Bastina. Créame. do pensado. Otro puñetero callejón sin salida. Bastina la miró y asintió.

230

—¿No vio usted a nadie?

—La creo, ispettora.

231

—A nadie.

—¿Sabe el nombre de la encargada?

—¿Y qué hizo entonces?

—No, no lo sé. Tenía una tarjeta con el escudo del Vaticano

—¿Qué cree que hice? Dar toda la vuelta hasta la sala de y una banda azul en la parte superior. Ahí ponía: «prensa». prensa y después volver a entregar el sobre en la Vigilanza. Fowler se alejó unos metros por el pasillo junto con Paola y

—¿A quién iban dirigidos los sobres de la sala de prensa?

volvió a susurrarle al oído, de aquella manera tan particular que

—Iban a nombre de varios periodistas. Todos extranjeros. a ella le encantaba. Procuró concentrarse en sus palabras, y no

—Y los repartió entre ellos.

en las sensaciones que le producía su proximidad. No fue fácil.

—Oiga, ¿a qué vienen tantas preguntas? Yo soy un traba— Dottora, esa tarjeta que describe este hombre no es de perjador serio. Espero que todo esto no sea porque hoy cometí un sonal del Vaticano. Es una acreditación de prensa. Los discos no desliz. De verdad que necesito el trabajo, por favor. Mi hijo tiellegaron nunca a sus destinatarios. ¿Sabe por qué?

ne que comer, y mi mujer tiene un bollo en el horno. Quiero Paola intentó pensar como un periodista durante un segundecir que está embarazada —aclaró ante las miradas de incomdo; imaginarse que recibía un sobre mientras estaba en una saprensión de sus visitantes. la de prensa, rodeado de todos los medios rivales.

—Escuche, esto no tiene nada que ver con usted, pero tam—No llegaron a sus destinatarios, porque si los hubieran repoco es ninguna broma. Díganos lo que ocurrió y punto. O si cibido, su contenido estaría en todas las televisiones del mundo no, le prometo que hasta el último policía de tráfico se sabrá de ahora mismo. Si todos los sobres hubieran llegado a la vez, no se memoria su matrícula, señor Bastina.

habrían marchado a casa a comprobar la información. ProbableBastina se asustó mucho, y el crío se echó a llorar ante el mente habrían acorralado al portavoz del Vaticano allí mismo. tono de Paola

—Exacto. Karoski ha intentado emitir su propia nota de juan gómez-jurado

espía de dios

prensa, pero le ha salido el tiro por la culata, gracias a las prisas

—Respóndanos y nos iremos —dijo Fowler, intentando calde este buen hombre y a la más que presumible falta de honmar la situación. radez de la persona que recogió los sobres. O mucho me equi—Era un compañero suyo. Me mostró la placa del Corpo di voco, o abrió uno de los sobres y se los llevó todos. ¿Para qué

Vigilanza. Al menos eso ponía en la identificación. Era un compartir esa buena suerte que le había caído del cielo?

hombre bajo, ancho de hombros. Con una cazadora de cuero.

—Ahora mismo, en algún lugar de Roma, esa mujer está

Se fue hace una hora de aquí. Ahora lárguense y no vuelvan. redactando la noticia del siglo.

Paola y Fowler se miraron, con los rostros crispados. Am—Y es muy importante que sepamos quién es ella. Lo anbos salieron corriendo hacia el ascensor. Mantuvieron un preotes posible. cupado diálogo mientras alcanzaban la calle.

Paola comprendió lo que significaba la urgencia en las pala—¿Piensa usted lo mismo que yo, dottora?

bras del sacerdote. Ambos volvieron junto a Bastina.

—Exactamente lo mismo. Dante desapareció sobre las ocho

—Por favor, señor Bastina, descríbanos usted a la persona de la tarde, dando una excusa.

que recogió el sobre.

—Después de recibir una llamada.

—Bueno, era muy guapa. Pelo castaño claro que le llegaba

—Porque en la Vigilanza habrían abierto ya el paquete. Y

a los hombros, unos veinticinco años o así…, ojos azules, chase habrían asombrado de su contenido. ¿Cómo no hemos relaqueta de color claro y pantalones beis. cionado antes los dos hechos? Joder, en el Vaticano se anotan

—Vaya, sí que tiene usted buena memoria.

las matrículas de los vehículos que entran. Es una medida bá—¿Para las niñas bonitas? —Sonrió entre picarón y ofensica. Y si Tevere Express trabaja habitualmente con ellos, era dido, como si cuestionaran su valía—. Soy de Marsella, ispet- evidente que tendrían más que localizado a todos sus emplea232

tora. En fin, menos mal que mi mujer está en la cama, porque dos, incluyendo a Bastina.

233

si me oyera hablar así… Le queda menos de un mes para que

—Siguieron la pista a los paquetes.

nazca el niño, y el médico le ha mandado reposo absoluto.

—Si los periodistas hubieran abierto los sobres todos a la vez,

—¿Recuerda algo más que pudiera servir para identificar a en la sala de prensa, alguno habría usado su portátil. Y la notila chica?

cia habría explotado. No habría forma humana de pararla. Diez

—Bueno, era española, eso seguro. El marido de mi hermafamosos periodistas…

na es español, y suena igualito intentando imitar el acento ita—Pero de este modo sólo hay un periodista que lo sepa. liano. Usted ya se hace una idea.

—Exacto.

Paola se hacía una idea, de eso y de que era hora de mar—Uno es un número muy manejable. charse.

A la mente de Paola vinieron muchas historias. De esas que

—Lamentamos haberle molestado.

los policías y otros agentes de la ley de Roma susurran sólo al

—No se preocupen. Lo único que me gustaría es no tener oído de sus compañeros, por lo general frente a la tercera copa. que responder a las mismas preguntas dos veces. Leyendas negras sobre desapariciones y accidentes. Paola se dio la vuelta, súbitamente alarmada. Elevó la voz

—¿Cree que es posible que ellos…?

hasta convertirla casi en un grito.

—No lo sé. Es posible. Dependerá de la flexibilidad de la pe—¿Ya le han preguntado esto antes? ¿Quién? ¿Cómo era?

riodista.

El niño volvió a llorar. El padre le mecía e intentaba tran—Padre, ¿me va a venir usted también con eufemismos?

quilizarle, sin demasiado éxito.

Lo que está usted diciendo, y bien claro, es que podrían extor—¡Váyanse ustedes de una vez, mire cómo han hecho llosionarla para que entregue el disco. rar a mi ragazzo!

Fowler no dijo nada. Era uno de sus silencios elocuentes. juan gómez-jurado

—Pues por el bien de ella misma, será mejor que la encontremos cuanto antes. Suba al coche, padre. Tenemos que ir a la UACV lo antes posible. Empezar a buscar en los hoteles, en las compañías aéreas…

—No, dottora. Tenemos que ir a otro sitio. —Y le dio una dirección.

—Eso está en la otra punta de la ciudad. ¿Qué hay ahí?

En cierto lugar de Roma

—Un amigo. Podrá ayudarnos.

Sábado, 9 de abril de 2005. 02:48

P aola condujo hasta la dirección que le había dado Fowler sin tenerlas todas consigo. Era un bloque de apartamentos. Tuvieron que esperar en el portal con el dedo pegado al portero automático durante un buen rato. Mientras esperaban, Paola le preguntó a Fowler

—Ese amigo… ¿cómo le conoció?

—Podríamos decir que él fue mi última misión antes de 234

dejar mi antiguo empleo. Él tenía catorce años y era bastante 235

rebelde. Desde entonces he sido… ¿cómo decirlo?… una especie de consejero espiritual para él. Nunca hemos perdido el contacto.

—Y ahora, ¿pertenece a su empresa, padre Fowler?

Dottora, si usted no me hace preguntas comprometidas, yo no tendré que darle mentiras plausibles.

Cinco minutos después, el amigo del sacerdote se decidió a abrirles. Resultó ser otro sacerdote. Muy joven. Les hizo pasar a un pequeño estudio, amueblado con muebles baratos, pero muy limpio. Había dos ventanas, ambas con las persianas bajadas por completo. En un extremo de la estancia había una mesa de unos dos metros de ancho, cubierta por cinco monitores de ordenador, de los de pantalla plana. Bajo la mesa bullían un centenar de luces, como un descontrolado bosque de árboles de Navidad. En el otro extremo había una cama deshecha, de la que era evidente que su ocupante había saltado hacía breves instantes.

—Albert, te presento a la dottora Paola Dicanti. Colaboro con ella.

juan gómez-jurado

espía de dios

—Padre Albert.

nosotros nunca hemos sido hombres de normas. —Fowler mi—Ah, por favor, sólo Albert. —El joven cura sonrió de forró a Paola, pidiéndole que le echara una mano. ma agradable, aunque su sonrisa era casi un bostezo—. La—¿Puede usted ayudarnos, Albert? ¿Realmente consiguió

mento el desorden. Demonios, Anthony, ¿qué te trae por aquí

entrar antes?

a estas horas? No tengo ganas de jugar al ajedrez ahora. Y de

—Sí, dottora Dicanti. He estado allí antes. Una vez, y no paso, podrías avisar de que habías venido a Roma. Supe que llegué muy lejos. Y le puedo jurar que no he estado más acojovolvías a la acción la semana pasada. Me hubiera gustado entenado en mi vida. Disculpe mi lenguaje. rarme por ti.

—Tranquilo. Ya había escuchado esa palabra antes. ¿Qué

—Albert se ordenó sacerdote el año pasado. Es un joven sucedió?

impulsivo, pero también un genio de los ordenadores. Y ahora

—Me detectaron. En el momento preciso en que eso ocurrió, nos va a hacer un favor, dottora.

se activó un programa que puso a dos perros guardianes tras

—¿En qué lío te has metido ahora, viejo loco?

mis talones.

—Albert, por favor. Respeta a la dottora aquí presente —di—¿Qué significa eso? Recuerde que habla con una ignojo Fowler, fingiéndose ofendido—. Queremos que nos consigas rante en la materia.

una lista.

Albert se animó. Le encantaba hablar de su trabajo.

—¿Cuál?

—Que había dos servidores ocultos, esperando sólo a que

—La lista de acreditaciones de prensa del Vaticano. alguien cruzara sus defensas. En el momento que lo conseguí, Albert se quedó muy serio.

activaron todos sus recursos para localizarme. Uno de los ser—Eso que me pides no es fácil. vidores intentaba localizar mi dirección desesperadamente. El 236

—Albert, por el amor de Dios. Tú entras y sales de los orotro comenzó a ponerme chinchetas. 237

denadores del Pentágono como otros entran en su cuarto de

—¿Qué son chinchetas?

baño.

—Imagine usted que sigue un camino que atraviesa un arro—Rumores sin fundamento —dijo Albert, aunque su sonyo. El camino está formado por piedras planas que sobresalen risa dijera otra cosa—. Pero aunque fuera cierto, una cosa no por encima de la corriente. Lo que hacía el ordenador era retitiene nada que ver con la otra. El sistema informático del Vatirar la piedra que yo tenía que saltar y sustituirla por informacano es como la tierra de Mordor. Es inexpugnable. ción perniciosa. Un troyano multiforme.

—Vamos, Frodo26. Estoy convencido de que ya has estado El joven se sentó frente al ordenador y les trajo una silla y allí antes.

una banqueta. Era evidente que no recibía muchas visitas.

—Chisssst, no digas nunca en voz alta mi nombre de pira—¿Un virus?

ta informático, loco.

—Uno muy poderoso. Si hubiera dado un solo paso más,

—Lo siento, Albert.

sus líneas de código hubieran arrasado mi disco duro y me haEl joven se puso muy serio. Se rascó la mejilla, donde aún bría puesto totalmente en sus manos. Es la única vez en mi vihabía restos de la pubertad, en forma de huidizas marcas rojas. da que he usado el botón de pánico —dijo el sacerdote, señaVolvió su atención a Fowler. lando un botón rojo, de apariencia inofensiva, que estaba a un

—¿Realmente es imprescindible? Sabes que no estoy autolado del monitor central. Del botón salía un cable que se perdía rizado a hacer esto, Anthony. Contraviene a todas las normas. en la maraña de debajo.

Paola no quiso preguntar de quién tendría que venir la au—¿Qué es?

torización para algo así.

—Es un botón que corta la corriente en todo el piso. La res—La vida de una persona podría estar en peligro, Albert. Y

tablece al cabo de diez minutos.

juan gómez-jurado

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Paola le preguntó por qué cortar la corriente en todo el pi—¿Cómo sabe que uno de esos ordenadores no se apagará

so y no limitarse a desenchufar el ordenador de la pared. Pero accidentalmente, interrumpiendo todo el proceso?

el chico ya no le escuchaba, tenía la vista fija en la pantalla,

—Empleo un historial de conexiones —dijo Albert, con voz mientras sus dedos volaban sobre el teclado. Fue Fowler quien distante, sin dejar de teclear—. Normalmente utilizo ordenale respondió. dores que están encendidos constantemente. Hoy en día, con

—La información se transmite en milisegundos. El tiempo los programas de intercambio de archivos, mucha gente deja el que Albert tardaría en agacharse y tirar del cable podría ser ordenador encendido las veinticuatro horas, descargando múcrucial, ¿comprende?

sica o pornografía. Ésos son los sistemas ideales para utilizarPaola comprendía a medias, pero le interesaba todo bastanlos como puentes. Uno de mis favoritos es el ordenador de…

te poco. En aquel momento lo más importante era localizar a la

—Y citó un personaje muy conocido de la política europea—. periodista española rubia, y si de ese modo la encontraban, El tío tiene afición por las fotos de jovencitas con caballos. De pues tanto mejor. Era evidente que ambos sacerdotes se habían vez en cuando le sustituyo esas fotos por imágenes de golfisvisto antes en situaciones similares. tas. El Señor prohíbe esas perversiones.

—¿Qué va a hacer ahora?

—¿No tienes miedo de sustituir una perversión por otra,

—Levantará una pantalla. No sé muy bien cómo lo hace, Albert?

pero conecta su ordenador a través de cientos de ordenadores, El joven se echó a reír ante la ironía del sacerdote, pero no en una secuencia que finaliza en la red del Vaticano. Cuanto quitó los ojos de comandos e instrucciones que sus dedos mamás complejo y largo es el camuflaje, más tardan en localizarterializaban en el monitor. Finalmente levantó una mano. le, pero hay un margen de seguridad que no se debe traspasar

—Ya casi estamos. Pero os aviso, no podremos copiar nada. 238

jamás. Cada ordenador conoce sólo el nombre del ordenador Estoy empleando un sistema en el que uno de sus ordenadores 239

anterior que le ha pedido la conexión, y sólo durante la coneestá haciendo el trabajo por mí, pero borra la información coxión. Así, si la conexión se interrumpe antes de que le alcanpiada en este ordenador en el momento en que superan un decen, no tendrán nada. terminado número de kilobytes. Así que mejor que tengáis El rítmico tableteo del teclado se prolongó durante casi un buena memoria. Desde el momento en el que nos descubran, cuarto de hora. Cada cierto tiempo se iluminaba un punto de tenemos sesenta segundos.

color rojo sobre un mapamundi que figuraba en una de las panFowler y Paola asintieron. Fue el primero quien asumió el tallas. Había cientos de ellos, cubriendo prácticamente la mayor papel de dirigir a Albert en su búsqueda.

parte de Europa, el norte de África, América del Norte, Japón…

—Ya está. Estamos dentro.

Paola observó que había mayor densidad de puntos en los países

—Dirígete al Departamento de Prensa, Albert.

económicamente más ricos, y apenas uno o dos en el cuerno de

—Ya está.

África y una decena en Suramérica.

—Busca acreditaciones.

—Cada uno de esos puntos que ve usted en este monitor corresponden a un ordenador de los que Albert va a utilizar para alcanzar el sistema del Vaticano, empleando una seA menos de cuatro kilómetros de distancia, en los sótacuencia. Puede ser el ordenador de un chaval de un instituto, nos de las oficinas del Vaticano arrancó uno de los ordenadode un banco o de un despacho de abogados. Puede estar en res de seguridad, llamado Archangele (Arcángel). Una de sus Beijing, en Austria o en Manhattan. Cuanto más lejos geosubrutinas había detectado la presencia de un agente extergráficamente están unos de otros, más eficaz resulta la seno en el sistema. Inmediatamente se activó el programa de locuencia. calización. El primer ordenador activó a su vez a otro, llamado juan gómez-jurado

espía de dios

Sancte Michael (san Miguel).* Eran dos supercomputadoras nombres que aparecían en la pantalla. Aún no habían acabado Cray, capaces de realizar un billón de operaciones por seguncuando Albert apretó el botón, y la pantalla y toda la casa se do y que costaban cada una más de doscientos mil euros. volvieron negras como el carbón.

Ambas empezaron a emplear hasta el último de sus ciclos de

—Albert —dijo Fowler en la más completa oscuridad. cálculo en rastrear al intruso.

—¿Sí, Anthony?

—¿No tendrás por casualidad unas velas?

—Deberías saber que yo no utilizo sistemas analógicos, Una ventana de alerta se disparó en la pantalla principal. Anthony.

Albert apretó los labios.

—Mierda, aquí vienen. Tenemos menos de un minuto. No hay nada con acreditaciones.

Paola se puso muy tensa, mientras vio que los puntos rojos en el mapamundi empezaban a decrecer. Al principio había varios cientos, pero desaparecían a una velocidad alarmante.

—Pases de prensa.

—Nada, joder. Cuarenta segundos.

—¿Medios de comunicación? —apuntó Paola.

—Ahora. Aquí hay una carpeta. Treinta segundos. En la pantalla apareció un listado. Era una base de datos. 240

241

—Mierda, tiene más de tres mil entradas.

—Ordena por nacionalidad y busca España.

—Ya está. Veinte segundos.

—Joder, viene sin fotos. ¿Cuántos nombres hay?

—Más de cincuenta. Quince segundos.

Apenas quedaban treinta puntos rojos sobre el mapamundi. Todos se inclinaron hacia delante en la silla.

—Elimina a los hombres y ordena a las mujeres por edades.

—Ya está. Diez segundos.

—Las más jóvenes primero.

Paola apretó las manos con fuerza. Albert distrajo una mano del teclado y colocó el índice sobre el botón de pánico. Grandes gotas de sudor caían por su frente mientras escribía con la otra mano.

—¡Aquí! ¡Aquí está, por fin! ¡Cinco segundos, Anthony!

Fowler y Dicanti leyeron y memorizaron a toda prisa los

* Según la doctrina católica, el arcángel san Miguel es el capitán de las huestes celestiales, el ángel que expulsó a Satanás del cielo y el defensor de la Iglesia.

espía de dios

llón terrible y que alguien debía de haberla oído. Seguramente ya estarían al caer un par de guardias suizos para detenerla por asalto postal, o como demonios se llamara el abrir un sobre que evidentemente no iba destinado a ti, porque ninguno de aquellos sobres lo iba.

«Bueno, verá, señor agente, creí que podría ser una bomba Hotel Raphael

y actué lo más valientemente que pude. Tranquilo, esperaré aquí

Largo Febo, 2

mientras van a por mi medalla…»

Aquello no sería muy creíble. Decididamente, nada creíble. Sábado, 9 de abril de 2005. 03:17

Pero la española no necesitó una versión que contar a sus captores porque no apareció ninguno. Por lo tanto, Andrea recogió

sus cosas tranquilamente, salió con toda parsimonia del Vaticano dedicando una coqueta sonrisa a los guardias suizos del ar A ndrea Otero estaba muy,muy asustada. co de las Campanas, que es por donde entran los periodistas, y

«¿Asustada? No, señor, estoy acojonada.»

cruzó la plaza de San Pedro, libre de gente tras muchos días. Lo primero que había hecho cuando llegó al vestíbulo del Dejó de sentir clavadas las miradas de los guardias suizos cuanhotel había sido comprar tres paquetes de tabaco. La nicotina do se bajó del taxi cerca de su hotel. Y dejó de creer que la sedel primer paquete había sido una bendición. Ahora que ya haguían una media hora después. bía empezado el segundo, los contornos de la realidad empezaPero no, ni la habían seguido ni era sospechosa de nada. En 242

ban a estabilizarse. Sentía un mareo ligeramente reconfortanla Piazza Navona había tirado a una papelera los nueve sobres 243

te, como un leve arrullo.

que no había abierto aún. No quería que la pillasen con todo Estaba sentada en el suelo de la habitación, con la espalda aquello encima. Y había subido derechita a su habitación, no apoyada contra la pared, abrazándose las piernas con una mano sin antes hacer una parada en Estación Nicotina. y fumando compulsivamente con la otra. En el otro extremo de Cuando se sintió lo bastante segura, aproximadamente la la habitación estaba el ordenador portátil, completamente apatercera vez que inspeccionó el jarrón de flores secas de la habigado. tación sin encontrar micrófonos ocultos, volvió a colocar el disConsiderando las circunstancias, había actuado correctaco en el portátil y comenzó a ver la película de nuevo. mente. Después de ver los primeros cuarenta segundos de la La primera vez consiguió llegar hasta el minuto uno. La sepelícula de Víctor Karoski —si es que ése era su verdadero nomgunda vez, casi la vio entera. A la tercera vez la vio completa, bre—, había sentido la necesidad de vomitar. Andrea nunca hapero tuvo que correr al baño para vomitar el vaso de agua que bía sido de las que se reprimen, así que había buscado la papehabía tomado al llegar y la bilis que le pudiera quedar dentro. lera más cercana (a toda velocidad y con una mano en la boca, La cuarta vez consiguió serenarse lo suficiente como para coneso sí) y había arrojado los tallarines de la comida, el cruasán vencerse de que aquello era muy real, no una cinta del tipo del desayuno y algo que no recordaba haber comido, pero que El proyecto de la bruja de Blair. Pero, como ya hemos dicho, debía de ser la cena del día anterior. Se preguntó si sería un saAndrea era una periodista muy inteligente, lo que normalmencrilegio vomitar en una papelera del Vaticano, y llegó a la conte era a la vez su gran ventaja y su mayor problema. Su gran inclusión de que no. tuición ya le había dicho que aquello era auténtico desde el priCuando el mundo volvió a dejar de dar vueltas, regresó a la mer visionado. Tal vez otro periodista hubiera desdeñado puerta de la sala de prensa pensando que había armado un fodemasiado rápido el DVD, pensando que era falso. Pero Andrea juan gómez-jurado

espía de dios

llevaba unos días buscando al cardenal Robayra y con sospechas de que lo publicaran. Y al carajo la gran exclusiva (y su trabade que faltaba algún cardenal más. Escuchar el nombre de Rojo, dicho sea de paso). bayra en la grabación despejó sus dudas como un pedo de borra«Como dice mi hermano Miguel Ángel, o follamos todos, o cho despejaría el té de las cinco en Buckingham Palace. Brutal, la puta al río.»

sucia y eficazmente.

No es que fuera un símil muy apropiado para una señorita Vio la grabación una quinta vez, para acostumbrarse a las como Andrea Otero, pero quién narices decía que ella era una imágenes. Y una sexta para tomar algunas notas, apenas unos señorita. No era propio de señoritas el robar la correspondengarabatos inconexos en un bloc de notas. Después apagó el orcia como ella había hecho, pero maldita sea si le importaba aldenador, se sentó lo más lejos posible de él —en un lugar que go. Ya se veía escribiendo el best seller Yo descubrí al asesino de resultó ser entre la mesa de escritorio y el aire acondiciona cardenales. Cientos de miles de libros con su nombre en portado— y se abandonó al tabaquismo. da, entrevistas en todo el mundo, conferencias. Definitivamen«Definitivamente, mal momento para dejar de fumar.»

te, el robo descarado merecía la pena.

Aquellas imágenes eran una pesadilla. En un primer mo«Aunque claro, en ocasiones hay que tener cuidado de a mento el asco que la envolvía, lo sucia que le habían hecho senquién robas.»

tir, era tan profundo que no pudo reaccionar durante un par de Porque aquella nota no la había mandado un gabinete de horas. Cuando el pasmo dejó sitio a su cerebro, comenzó a anaprensa. Aquel mensaje lo había enviado un asesino despiadado lizar realmente lo que tenía entre manos. Sacó su cuaderno y que probablemente contaría con que a aquellas horas su menescribió tres puntos que servirían de claves de un reportaje: saje estaría emitiéndose por todo el mundo.

Consideró sus opciones. Era sábado. Seguramente quien 244

1.º Un asesino satánico está acabando con cardenales de la hubiera mandado ese disco no descubriría que no había llega245

Iglesia católica.

do a su destino hasta por la mañana. Si la agencia de mensaje2.º La Iglesia católica, probablemente en colaboración con la ría trabajaba en sábado, que lo dudaba, podrían estar tras su Polizia italiana, nos lo está ocultando. pista en pocas horas, tal vez hacia las diez o las once. Pero du3.º Casualmente el cónclave, donde esos cardenales iban a daba de que el mensajero hubiera leído su nombre en la tarjetener una importancia capital, era dentro de nueve días. ta. Parecía de los que se preocupan más por lo que había alrededor de la acreditación que de lo que había escrito encima. En Tachó el nueve y lo sustituyó por un ocho. Ya era sábado. el mejor de los casos, si la agencia no abría hasta el lunes, disTenía que escribir un gran reportaje. Un reportaje compondría de dos días. En el peor de los casos, tendría unas pocas pleto, de tres páginas, con sumarios, entresacados, apoyos y tihoras. tular en portada. No podía enviar previamente ninguna imaClaro que Andrea había aprendido que lo más sano era acgen al periódico porque le quitarían el descubrimiento a toda tuar siempre en función del peor de los escenarios posibles. Así

velocidad. Seguramente el director sacaría de la cama del hosque redactaría el reportaje inmediatamente. En cuanto el arpital a Paloma para que el artículo tuviera el peso debido. Tal tículo estuviera saliendo por las impresoras del redactor jefe y vez a ella le dejaran firmar uno de los apoyos. Pero si enviadel director en Madrid, debería teñirse el pelo, calarse las gafas ba el reportaje completo al periódico, maquetado y listo para de sol y salir zumbando del hotel.

enviar a máquinas, entonces ni el mismo director tendría naSe levantó, armándose de valor. Encendió el portátil e inició

rices de quitar su firma. No, porque en ese caso Andrea se liel programa de maquetación del periódico. Escribiría directamitaría a enviar un fax al diario La Nación y otro al diario mente sobre la maqueta. Se le daba mucho mejor cuando veía Alfabeto con el texto completo y las fotos del artículo antes cómo se representarían sus palabras sobre el texto. juan gómez-jurado

Tardó tres cuartos de hora en preparar la maqueta con las tres páginas. Casi estaba terminando cuando sonó su móvil.

«¿Quién coño llamará a este número a las tres de la mañana?»

Aquel número sólo lo tenían en el periódico. No se lo había dado a nadie más, ni siquiera a su familia. Así que debía de ser alguien de la redacción, por una urgencia. Se levantó y rebuscó

Hotel Raphael

en el bolso hasta dar con él. Miró en la pantalla esperando ver Largo Febo, 2

la kilométrica exhibición de números que aparecían en el visor cada vez que llamaban desde España, pero en lugar de eso vio Sábado, 9 de abril de 2005. 07:58

que el lugar donde debería figurar la identidad del llamante estaba en blanco. Ni siquiera aparecía «Número desconocido». Descolgó.

—¿Diga?

A ndrea miró hacia la puerta como si no hubiera visto una en Lo único que escuchó fue el tono de comunicando. su vida. Extrajo el disco del ordenador, lo metió en su funda de

«Se habrán equivocado de número.»

plástico y lo arrojó dentro de la papelera del cuarto de baño. Pero algo en su interior le decía que aquella llamada era Volvió a la habitación con el corazón en un puño, deseando que importante y que sería mejor que se diese prisa. Volvió al tefuera quien fuese se hubiese marchado. Los golpes en la puerclado, escribiendo más rápido que nunca. Se le coló algún error ta se repitieron, educados pero muy firmes. No podía ser el 246

tipográfico —nunca una falta de ortografía, pues ella no comeservicio de limpieza. Apenas eran las ocho de la mañana. 247

tía ninguna desde los ocho años—, pero ni siquiera volvió atrás

—¿Quién es?

para corregirlo. Ya lo harían en el periódico. De repente tenía

—¿Señorita Otero? Desayuno de bienvenida del hotel. una tremenda prisa por terminar.

Andrea abrió la puerta, extrañada.

Le llevó cuatro horas el completar el resto del reportaje; horas

—Yo no he pedido ningún…

de búsqueda de datos biográficos y fotografías de los cardenales Se interrumpió de golpe, porque aquél no era ninguno de muertos, noticias, semblanzas y muerte. El artículo contenía valos elegantes botones y camareros del hotel. Era un individuo rias capturas de pantalla del propio vídeo de Karoski. Alguna de bajito pero ancho y fornido, que vestía cazadora de cuero y esas imágenes era tan fuerte que le hizo sonrojarse. Qué demopantalones negros. Iba sin afeitar y sonreía abiertamente. nios. Que las censurasen en la redacción si se atrevían.

—¿Señorita Otero? Soy Fabio Dante, superintendente del Se encontraba escribiendo las últimas líneas cuando llama Corpo di Vigilanza del Vaticano. Me gustaría hacerle unas preron a la puerta. guntas.

En la mano izquierda sostenía una credencial con su foto bien visible. Andrea la estudió detenidamente. Parecía auténtica.

—Verá, superintendente, en estos momentos estoy muy cansada y necesito dormir. Venga en otro momento. Cerró la puerta con desgana, pero el otro interpuso el pie con la habilidad de un vendedor de enciclopedias con familia numerosa. Andrea se vio forzada a seguir en la puerta, mirándole.

—¿No me ha entendido? Necesito dormir.

juan gómez-jurado

espía de dios

—Parece que es usted quien no me ha entendido. Necesito

—Ha sido una noche dura. Fume, si es que encuentra un hablar con usted urgentemente, porque estoy investigando un cenicero vacío…

robo.

Dante encendió un cigarro y exhaló el humo.

«Mierda, ¿cómo han podido encontrarme tan rápido?»

—Como le decía, señorita Otero, los sobres no contenían Andrea no movió un músculo de su cara, pero por dentro sellos. Se trataba de una información extremadamente confisu sistema nervioso pasó del estado de «alarma» al estado de dencial que no debería llegar a manos equivocadas.

«crisis total». Tenía que capear aquel temporal como fuera, así

—¿Por ejemplo?

que se clavó las uñas en las palmas, encogió los dedos de los

—No comprendo. ¿Por ejemplo qué?

pies y le indicó al superintendente que pasara.

—Qué manos serían las equivocadas, superintendente.

—No dispongo de mucho tiempo. Tengo que enviar un ar—Aquellas cuya dueña no supiera lo que le conviene. tículo a mi periódico.

Dante miró alrededor y, efectivamente, no vio ningún ceni—Un poco pronto para enviar el artículo, ¿verdad? Las mácero. Zanjó la cuestión arrojando la ceniza al suelo. Andrea quinas no comenzarán a imprimir hasta dentro de muchas horas. aprovechó la ocasión para tragar saliva: si aquello no era una

—Bueno, me gusta hacer las cosas con antelación. amenaza, ella era monja de clausura.

—¿Se trata de alguna noticia especial, quizá? —dijo Dante,

—¿Y qué clase de información es ésa?

dando un paso hacia el portátil de Andrea. Ésta se puso delan—Del tipo confidencial. te de él, bloqueándole el paso.

—¿Valiosa?

—Ah, no. Nada especial. Las habituales conjeturas sobre

—Podría serlo. Espero que cuando encuentre a la persona quién será el nuevo Sumo Pontífice.

que cogió los sobres, sea de las que saben negociar. 248

—Por supuesto. Una cuestión esta de suma importancia,

—¿Está usted dispuesto a ofrecer mucho dinero?

249

¿verdad?

—No. Estoy dispuesto a ofrecerle conservar los dientes.

—De suma importancia, en efecto. Pero no da para mucho en A Andrea no le dio pavor la oferta de Dante, sino el tono. cuanto a noticias. Ya sabe, el habitual reportaje de interés humaEnunció aquellas palabras con una sonrisa y el mismo tono con no aquí y allá. No hay muchas noticias últimamente, ¿sabe?

el que pediría un descafeinado. Y aquello era realmente peli—Y así nos gusta que sea, señorita Otero. groso. De repente, se lamentó de haberle dejado entrar. Se ju—Exceptuando, claro, ese robo del que me hablaba. ¿Qué es gó una última carta.

lo que les han robado?

—Bueno, superintendente, ha sido un rato de lo más inte—Nada del otro mundo. Unos sobres. resante, pero ahora he de pedirle que se vaya. Mi compañero

—¿Qué contenían? Seguramente algo muy valioso. ¿La fotógrafo está a punto de volver, y es un poco celoso…

nómina de los cardenales?

Dante se echó a reír.Andrea no se reía en absoluto. El otro ha—¿Qué le hace pensar que el contenido era de valor?

bía sacado una pistola y le estaba apuntando entre ambos pechos.

—Tiene que serlo, o no habrían enviado a su mejor sabue—Basta de tonterías, preciosa. No hay ningún compañero. so tras la pista. ¿Tal vez alguna colección de sellos de correos Deme los discos, o veremos en vivo el color de sus pulmones. del Vaticano? He oído que los filatélicos matan por ellos. Andrea frunció el ceño en dirección al arma

—En realidad, no eran sellos. ¿Le importa que fume?

—No va a dispararme. Estamos en un hotel. Habría policía

—Debería pasarse a las pastillas de menta.

aquí en menos de medio minuto, y no encontraría jamás lo que El subinspector olfateó el ambiente.

busca, sea lo que sea.

—Bueno, por lo que huelo, usted no sigue sus propios conEl superintendente dudó unos instantes. sejos.

—¿Sabe qué? Tiene razón. No le voy a disparar. juan gómez-jurado

espía de dios

Y le propinó un puñetazo terrible con la mano izquierda. obtener provecho personal de la situación y no lo ha conseguiAndrea vio luces de colores y un muro sólido frente a ella, hasdo. Eso es un hecho. Ahora sea lista y dejaremos las cosas cota que se dio cuenta de que el golpe la había tumbado y el mumo están. No tendrá su exclusiva, pero salvará la cara. ¿Qué

ro era el suelo de la habitación.

me dice?

—No tardaré mucho, señorita. Lo justo para llevarme lo

—Los discos… —Y musitó unas palabras ininteligibles. que necesito.

Dante se agachó hasta que su nariz tocó la de la periodista. Dante se acercó al ordenador. Tocó las teclas hasta que de—¿Cómo dices, encanto?

sapareció el salvapantallas y se vio sustituido por el reportaje

—Digo que te den por el culo, cabrón —dijo Andrea. en el que Andrea estaba trabajando.

Y le golpeó en el oído con el cenicero. Hubo una explosión

—¡Premio!

de ceniza cuando el durísimo cristal impactó contra el superinLa periodista se incorporó a medias, palpándose la ceja iztendente, que se llevó la mano a la cabeza dando un grito. Anquierda. Aquel cabrón se la había partido. Chorreaba sangre, y drea se levantó, tambaleándose, e intentó darle una segunda no podía ver nada por ese ojo.

vez, pero el otro fue más rápido. Le sujetó el brazo cuando el

—No lo entiendo. ¿Cómo me ha encontrado?

cenicero estaba a pocos centímetros de su cara.

—Señorita, usted misma nos dio autorización para ello dán—Vaya, vaya. Así que la putita tiene garras. donos su número de móvil y firmando el impreso de aceptaDante le apretó la muñeca y le retorció el brazo hasta que ción. —Mientras hablaba, el superintendente sacó del bolsillo soltó el cenicero. Después le dio un puñetazo en la boca del esde la cazadora dos objetos: un destornillador y un cilindro de tómago. Andrea cayó de nuevo al suelo, sin aire, sintiendo cometal brillante, no muy grande. Apagó el portátil, le dio la mo si una bola de acero le oprimiera el pecho. El superinten250

vuelta y empleó el destornillador para dejar al descubierto el dente se palpaba la oreja, de la que caía un hilillo de sangre. Se 251

disco duro. Pasó el cilindro varias veces por el mismo, y Andrea miró al espejo. Tenía el ojo izquierdo medio cerrado, lleno de comprendió lo que era: un imán potente. A tomar por saco el ceniza, y colillas en el pelo. Volvió junto a la joven y echó un reportaje y toda la información del disco duro—. Si hubiera pie hacia atrás con intención de patearle el tórax. Si le hubiera leído atentamente la letra pequeña del impreso que firmó, hudado, el golpe le habría roto varias costillas. Pero Andrea fue biera visto que en uno de ellos nos autoriza a localizar su móvil más lista. Cuando el otro estaba echando el pie hacia atrás, le por satélite «en caso de que esté en peligro su seguridad». Una dio una patada en el tobillo de la pierna con la que se apoyaba. cláusula que se ideó por si se nos colaba un terrorista entre la Dante cayó, desmadejado sobre la moqueta, dándole tiempo a prensa, pero que ha resultado de lo más útil en su caso. Alégrela periodista a correr hasta el baño. Cerró la puerta de golpe. se de que la haya encontrado yo, y no Karoski. Dante se levantó, cojeando.

—Ah, sí. Estoy dando saltos de alegría.

—Abre, zorra.

Andrea había conseguido ponerse de rodillas. Con la mano

—Que te jodan, hijo de puta —dijo Andrea, más para sí misderecha palpó hasta encontrar el cenicero de cristal de Murano ma que para su agresor. Se dio cuenta de que estaba llorando. que había planeado llevarse como souvenir de la habitación. Pensó en rezar, pero se acordó de para quién trabajaba Dante y Estaba en el suelo junto a la pared, donde ella había estado fudecidió que tal vez no sería buena idea. Intentó apoyarse en la mando como una posesa. Dante se acercó a ella y se sentó en la puerta, pero no le sirvió de mucho. La puerta se abrió del todo, cama.

empujando a Andrea contra la pared. El superintendente entró

—He de reconocer que debemos darle las gracias. Si no fuehecho una furia, con la cara roja e hinchada de rabia. Ella inra por el vil latrocinio que cometió, a estas horas los desmanes tentó defenderse, pero él la agarró por el pelo, propinándole un de ese psicópata serían portada en todo el mundo. Usted quiso brutal tirón, que le arrancó un buen mechón de pelo. Por des-juan gómez-jurado espía de dios

gracia, la sujetaba con una fuerza increíble, y ella poco pudo pasar a palabras mayores. Tu oportunidad de salir de esto reshacer más que arañarle las manos y la cara, intentando librarpirando ha pasado. se de la cruel presa. Consiguió hacer dos surcos de sangre en la Colocó una pierna a cada lado del cuerpo de la periodista. cara de Dante, quien se enfureció aún más.

Sacó la pistola y le apuntó a la cabeza. Andrea volvió a mirarle

—¿Dónde están?

a los ojos, aunque estaba muy asustada. Aquel cabrón era capaz

—Que te…

de todo.

—¡¿DÓNDE…

—No vas a disparar. Harías mucho ruido —dijo con mucha

—… jodan.

menos convicción que antes.

—… ESTÁN?!

—¿Sabes qué, putita? Una vez más, tienes razón. Le sostuvo fuerte la cabeza contra el espejo del baño antes Y sacó de un bolsillo un silenciador, que comenzó a enrosde estamparle la frente contra él. Una telaraña se extendió por car en el cañón del arma. Andrea volvió a encontrarse frente a todo el espejo, y en su centro quedó un redondel de sangre que la promesa de la muerte, esta vez menos ruidosa. se iba escurriendo poco a poco hacia la pila del lavabo.

—Tírala, Fabio.

Dante la obligó a mirar su propio reflejo en el destrozado Dante se dio la vuelta, con el asombro pintado en el rostro. espejo.

En la puerta de la habitación estaban Dicanti y Fowler. La ins—¿Quieres que siga?

pectora sostenía una pistola, y el sacerdote, la llave electrónica De repente, Andrea sintió que ya tenía suficiente. con la que habían entrado. La placa de Dicanti y el alzacuello de

—En la papelera del baño —murmuró.

Fowler fueron cruciales a la hora de conseguirla. Habían tardado

—Muy bien. Agáchate y cógelo con la mano izquierda. Y

en llegar porque antes de ir allí habían comprobado otro nombre 252

basta ya de truquitos, o te cortaré los pezones y te los haré

de los cuatro que habían conseguido en casa de Albert. Los orde253

tragar.

naron por edades, empezando por la más joven de las periodistas Andrea siguió las instrucciones y le entregó el disco a Danespañolas, que resultó ser auxiliar en un equipo de televisión y te. Éste lo comprobó. Parecía idéntico al que habían recibido en tener el pelo castaño, como les contó el locuaz recepcionista de la Vigilanza.

su hotel. Igual de locuaz se mostró el del hotel de Andrea.

—Muy bien. ¿Y los otros nueve?

Dante miraba estúpidamente el arma de Dicanti, con el La periodista tragó saliva.

cuerpo vuelto hacia ellos mientras su pistola seguía encaño—Los tiré. nando a Andrea.

—Y una mierda.

—Vamos, ispettora, usted no lo haría. Andrea sintió que volaba de vuelta a la habitación, y en

—Está usted agrediendo a una ciudadana comunitaria en realidad lo hizo durante casi metro y medio, arrojada por Dansuelo italiano, Dante. Yo soy una agente de la ley. No puede dete. Aterrizó sobre la moqueta con las manos y la cara. cirme lo que puedo y lo que no puedo hacer. Suelte el arma, o

—No los tengo, joder. ¡No los tengo! ¡Mira en las putas pame veré obligada a disparar. peleras de la Piazza Navona, coño!

—Dicanti, no lo entiende. Esta mujer es una delincuente. El superintendente se acercó, sonriendo. Ella siguió en el Ha robado información confidencial que pertenece al Vaticano. suelo respirando muy deprisa, agitada.

No se aviene a razones y podría echarlo todo a perder. No es

—¿No lo comprendes, verdad, zorra? Todo lo que tenías nada personal.

que hacer era darme los putos discos y te hubieras vuelto a tu

—Ya me ha dicho esa frase antes. Y ya he notado que usted casa con un moratón en la cara. Pero no, te crees más lista que se encarga personalmente de un montón de asuntos nada perel hijo de la señora Dante, y eso no puede ser. Así que vamos a sonales.

juan gómez-jurado

espía de dios

Dante se enfureció visiblemente, pero prefirió cambiar de lluvia de escayola. Fowler, sin soltar la muñeca del superintentáctica. dente, hizo presión con ambos pulgares en el punto en que la

—De acuerdo. Permítanme que la acompañe al Vaticano mano se une al brazo. Dante soltó la pistola, pero consiguió ensimplemente para averiguar qué ha hecho con los sobres que cajar un rodillazo en la cara de la inspectora, que rodó a un larobó. Responderé personalmente de su seguridad. do sin sentido.

A Andrea le dio un vuelco el corazón cuando escuchó aqueFowler y Dante se incorporaron. Fowler sostenía el arma llas palabras. No quería pasar ni un minuto más con aquel baspor el cañón, con la mano izquierda. Con la derecha hizo pretardo. Comenzó a girar las piernas muy despacio, para colocar sión en el mecanismo que soltaba el cargador, que cayó pesadael cuerpo en determinada posición. mente al suelo. Con la otra mano hizo caer la bala de la recá—No —dijo Paola. mara. Dos movimientos rápidos más, y tenía el percutor sobre La voz del superintendente se endureció. Se dirigió a Fowler. la palma. Lo arrojó al otro lado de la habitación y tiró la pistola

—Anthony. No puedes permitírselo. No podemos permial suelo, a los pies de Dante. tirle que saque todo a la luz. Por la cruz y la espada.

—Ahora ya no sirve de mucho.

El sacerdote le miró, muy serio.

Dante sonrió, metiendo la cabeza entre los hombros.

—Ésos no son ya mis símbolos, Dante. Y menos si se esgri—Tampoco tú sirves de mucho, viejo. men para derramar sangre inocente.

—Demuéstralo.

—Pero ella no es inocente. ¡Robó los sobres!

El superintendente arremetió contra el sacerdote. Fowler se Aún no había acabado de hablar Dante, cuando Andrea alhizo a un lado, lanzando el brazo. No acertó en la cara de Dancanzó la posición que estaba buscando desde hacía rato. Calcute por poco, golpeando en el hombro. Dante amagó un golpe 254

ló un momento y lanzó el pie hacia arriba. No lo hizo con tocon la izquierda, y Fowler esquivó hacia el otro lado, sólo para 255

das sus fuerzas —y no por falta de ganas—, sino dándole encontrarse el puño de Dante justo entre las costillas. Cayó al prioridad a la puntería. Quería acertar de pleno en las pelotas suelo, apretando los dientes, sin aire.

de aquel cabrón. Y fue justo donde golpeó.

—Estás oxidado, anciano.

Sucedieron tres cosas a la vez.

Dante recogió la pistola y el cargador. No tenía tiempo paDante soltó el disco que aún sostenía y se agarró los tesra buscar y montar el percutor, pero no podía dejar el arma detículos con la mano izquierda, mientras con la derecha amartitrás. Con las prisas, no fue consciente de que Dicanti también llaba el arma y comenzaba a apretar el gatillo. El superintentenía un arma que habría podido usar, pero afortunadamente dente boqueaba como una trucha fuera del agua, porque estaba quedó debajo del cuerpo de la inspectora cuando ésta rodó inrespirando dolor. consciente.

Dicanti salvó la distancia que le separaba de Dante en tres El superintendente miró alrededor, miró en el baño, en el zancadas y se lanzó de cabeza contra su estómago. armario. Andrea Otero no estaba, y el disco que había dejado Fowler reaccionó medio segundo después de Dicanti —no caer durante la refriega tampoco. Una gota de sangre en la vensabemos si porque estaba perdiendo reflejos por la edad, o portana le hizo asomarse, y por un instante creyó que la periodisque estaba evaluando la situación— y corrió hacia la pistola que, ta tenía el poder de caminar por el aire como Cristo sobre las a pesar de la patada, seguía apuntando a Andrea. Consiguió

aguas. O mejor dicho, de gatear.

agarrar a Dante por la muñeca derecha casi en el mismo moEnseguida se dio cuenta de que la habitación en la que se mento en que el hombro de Dicanti impactaba en el pecho de encontraban quedaba a la altura del tejado del edificio vecino, Dante. El arma se disparó hacia el techo.

que protegía el bello claustro del convento de Santa María de Cayeron los tres en un confuso revoltijo, cubiertos por una la Paz, construido por Bramante.

juan gómez-jurado

espía de dios

Andrea no tenía ni idea de quién había construido el clausy unas agallas que hubieran avergonzado a un sargento de la tro (ni tampoco que, irónicamente, Bramante había sido el priLegión. mer arquitecto de San Pedro del Vaticano). Pero gateó igual—¡Y una mierda! Lárgate, o lo tiro. mente sobre aquellas tejas de color tostado que brillaban al sol Dante se quedó parado, a mitad de camino. Andrea tenía el de la mañana, intentando no llamar la atención de los turistas brazo extendido, la muñeca ligeramente flexionada. Con un más madrugadores que recorrían el claustro. Quería llegar al simple gesto, el disco volaría como un frisbi. Podría partirse al otro extremo del tejado, donde una ventana abierta prometía la tocar el suelo. O quizás el disco planearía con la ligera brisa de salvación. Ya estaba a medio camino. El claustro tenía dos nivela mañana y podría cogerlo al vuelo alguno de los mirones, que les altos, por lo que el tejado se inclinaba peligrosamente sobre se evaporaría antes de que él pudiera llegar hasta el claustro las piedras del patio a casi nueve metros de altura. del convento. Y entonces, adiós.

Ignorando la tortura que aún le lastraba los genitales, DanDemasiado riesgo. te se aupó a la ventana y salió en pos de la periodista. Ésta volAquello era quedar en tablas. ¿Qué hacer en ese caso? Disvió la cabeza y le vio poner los pies sobre las tejas. Intentó

traer al enemigo hasta inclinar la balanza a tu favor. avanzar más deprisa, pero la voz de Dante la detuvo.

—Señorita —dijo alzando mucho la voz—, no salte. No sé

—Quieta.

qué la ha empujado a esta situación, pero la vida es muy herAndrea se dio la vuelta. Dante la estaba apuntando con un mosa. Si lo piensa, verá que tiene muchas razones para vivir. arma inutilizada, pero eso ella no lo sabía. Se preguntó si aquel Sí, eso tenía sentido. Acercarse lo suficiente como para ayutío estaría tan loco como para disparar su arma a plena luz del dar a la loca con la cara cubierta de sangre que había salido al día, en presencia de testigos. Porque los turistas les habían vistejado amenazando suicidarse, intentar sujetarla sin que nadie 256

to y contemplaban extasiados la escena que tenía lugar sobre observe cómo le arrebato el disco, y después en el forcejeo no 257

sus cabezas. Poco a poco aumentaba el número de espectadores. ser capaz de salvarla. Una tragedia. De Dicanti y Fowler ya se Una lástima que Dicanti estuviera sin sentido en el suelo de la encargarían desde arriba. Ellos sabían presionar. habitación, porque se estaba perdiendo un ejemplo de libro de

—¡No salte! Piense en su familia.

lo que en psiquiatría forense se conoce como bystander ef-

—Pero ¿qué dices, imbécil? —se asombró Andrea—. ¡No fect,* una teoría (más que probada) que asegura que a medida pienso saltar!

que aumenta el número de viandantes que ven a una persona Desde abajo, los mirones utilizaban el dedo para señalar, en en apuros, descienden las probabilidades de que alguien ayude vez de para pulsar las teclas del teléfono y llamar a la Polizia. a la víctima (y aumentan las de que señalen con el dedo y aviAlguno ya había comenzado a gritar: « Non saltare, non salta- sen a sus conocidos para que lo vean).

re». A ninguno le pareció extraño que el rescatador tuviese una Ajeno a las miradas, Dante caminaba agachado, lentamente pistola en la mano (o tal vez no distinguían lo que llevaba el inhacia la periodista. Según se acercaba vio con satisfacción que trépido rescatador en la mano derecha). Dante se regocijó para llevaba uno de los discos en la mano. Debía de decir la verdad: sus adentros. Cada vez estaba más cerca de la joven reportera. había sido tan idiota de tirar el resto de los sobres. Por lo tanto,

—¡No tema! ¡Soy policía!

aquel disco cobraba una importancia mucho mayor. Andrea comprendió demasiado tarde lo que pretendía el

—Dame el disco y me marcharé. Lo juro. No quiero hacerotro. Ya estaba a menos de dos metros. te daño —mintió Dante.

—No te acerques, cabrón. ¡Lo tiraré!

Andrea estaba muerta de miedo, pero hizo gala de un valor Desde abajo, los espectadores creyeron escuchar que la que se iba a arrojar era ella, pues apenas se fijaron en el disco que lle* Efecto viandante. vaba en la mano. Hubo más gritos de « no, no», y alguno de los juan gómez-jurado

turistas incluso declaró a Andrea su amor eterno si bajaba del tejado sana y salva.

Mientras, los dedos extendidos del superintendente casi rozaban los pies descalzos de la periodista, que estaba vuelta hacia él. Ésta retrocedió un poco y resbaló unos centímetros. La multitud (pues ya casi había cincuenta personas en el claustro, e incluso algunos clientes asomados a las ventanas del hotel) Hotel Raphael

contuvo el aliento. Pero enseguida alguien gritó: Largo Febo, 2

—¡Mira, un cura!

Dante se volvió. Fowler estaba de pie sobre el tejado, y te Sábado, 9 de abril de 2005. 09:14

nía una teja en cada mano.

—¡Aquí no, Anthony! —gritó el superintendente. Fowler no pareció escucharle. Le lanzó una de las tejas, con endiablada puntería. Dante tuvo suerte de protegerse la cara P aola volvió al mundo de los vivos encontrándose de maravicon el brazo. De no haberlo hecho así, tal vez el crujido que se lla: las atentas manos del padre Fowler le colocaban una toalla oyó cuando la teja golpeó con fuerza en su antebrazo hubiera mojada sobre la frente. Enseguida dejó de encontrarse tan bien, sido el de su cráneo rompiéndose, en vez del antebrazo. Se desy comenzó a lamentar que su cuerpo no terminara en los homplomó sobre el tejado y rodó hasta el borde. Pudo agarrarse bros, porque la cabeza le dolía enormemente. Se recuperó justo de puro milagro a un saliente, golpeándose las piernas con una de a tiempo de atender a los dos agentes de la policía que se habían 258

las preciosas columnas, talladas por un sabio escultor bajo la supersonado por fin en la habitación del hotel, y decirles que se 259

pervisión de Bramante, quinientos años atrás. Irónicamente, largaran con viento fresco, que ella lo tenía todo controlado. Dilos espectadores que no auxiliaron a la víctima sí lo hicieron canti les juró y perjuró que allí no había ninguna suicida, y que con Dante, y entre tres personas consiguieron descolgar a aquel todo se trataba de un error. Los agentes miraron en derredor un títere roto hasta el suelo. Éste se lo agradeció perdiendo el copoco mosqueados por el desorden del lugar, pero obedecieron. nocimiento.

Entretanto, en el baño, Fowler intentaba recomponer la frenEn el tejado, Fowler se dirigió a Andrea: te de Andrea, maltrecha tras su encuentro con el espejo. En el

—Señorita Otero, haga el favor de volver a la habitación momento en que Dicanti se deshizo de los guardias y se asomó

antes de que se haga daño.

al excusado, el sacerdote le decía a la periodista que aquello iba a necesitar puntos.

—Por lo menos cuatro en la frente y dos en la ceja. Pero ahora no puede perder tiempo yendo a un hospital. Le diré lo que haremos: usted va a subir ahora mismo a un taxi rumbo a Bolonia. Tardará unas cuatro horas. Allí la estará esperando un médico amigo mío, que le dará unos puntos. Él la llevará al aeropuerto y usted tomará el avión con destino a Madrid, vía Milán. Allí estará segura. Y procure no volver por Italia en un par de años.

—¿No sería mejor coger el avión en Nápoles? —intervino Dicanti.

Fowler la miró muy serio.

juan gómez-jurado

espía de dios

Dottora, si alguna vez necesita huir de… de esas perso—No se atreverán a hacerme nada cuando publique el renas, por favor, no huya hacia Nápoles. Tienen demasiados conportaje. tactos allí.

—Tal vez sí y tal vez no. Pero yo tampoco quiero que pu—Yo diría que tienen contactos en todas partes. blique el reportaje, señorita. No es conveniente.

—Lamentablemente, está usted en lo cierto. Y me temo que Andrea le dedicó una mirada de incomprensión. las consecuencias de habernos cruzado en el camino de la Vigi-

—¿Cómo dice?

lanza no serán agradables ni para usted ni para mí.

—Simplificando: deme el disco —dijo Fowler.

—Acudiremos a Boi. Él se pondrá de nuestra parte. Andrea se levantó, tambaleándose. Estaba indignada, y sosFowler guardó silencio un momento. tenía muy fuerte el disco contra su pecho.

—Tal vez. Sin embargo, la prioridad ahora mismo es sacar

—No sabía que fuera usted uno de esos fanáticos, dispuestos de Roma a la señorita Otero.

a matar por preservar sus secretos. Me marcho ahora mismo. A Andrea, de cuya cara no huía una mueca de dolor (porque Fowler la empujó hasta volverla a sentar en el inodoro. la herida de la frente escocía mucho, aunque sangraba bastante

—Personalmente, creo que la frase más esclarecedora del menos gracias a Fowler), no le hacía gracia en absoluto aquella Evangelio es: «La verdad os hará libres»,* y si por mí fuera, poconversación a la que asistía en silencio. Diez minutos atrás, cuandría ir usted corriendo y contar que un sacerdote con un histodo vio desaparecer a Dante por el borde del tejado, había sentido rial de pederastia se ha vuelto loco y anda por ahí acuchillando una oleada de alivio. Corrió hacia Fowler y le echó los brazos al cardenales. Tal vez así la Iglesia entendería de una vez por tocuello, corriendo el riesgo de que ambos rodaran también tejado das que los sacerdotes son, siempre y ante todo, hombres. Pero abajo. Fowler le explicó, someramente, que había un sector muy esto va más allá de usted y de mí. No quiero que esto se sepa 260

concreto del organigrama vaticano que no quería que ese asunporque Karoski quiere que se sepa. Cuando pase un tiempo y 261

to saliera a la luz, y que por eso había visto amenazada su vida. vea que su método no ha dado resultado, hará otro movimienEl cura no hizo ningún comentario acerca de lo deplorable de su to. Entonces tal vez le cojamos y salvemos vidas. robo de los sobres, lo cual había sido todo un detalle. Pero ahora Andrea se derrumbó en ese momento. Fue una mezcla de estaba imponiendo su criterio, lo que no gustaba a la periodista. cansancio, dolor, agotamiento y un sentimiento imposible de exAgradecía el oportuno salvamento del sacerdote y la criminólopresar con una sola palabra. Ese sentimiento a medio camino ga, pero no estaba dispuesta a ceder al chantaje. entre la fragilidad y la autocompasión que tiene lugar cuando

—Yo no pienso ir a ninguna parte, señores. Soy una periouno se da cuenta de que es muy pequeño en comparación con dista acreditada, y mi periódico confía en mí para llevarles las el universo. Le entregó el disco a Fowler, escondió la cabeza ennoticias del cónclave. Y quiero que sepan que he descubierto tre sus manos y lloró.

una conspiración al más alto nivel para ocultar la muerte de

—Perderé mi trabajo.

unos cardenales y un miembro de la policía italiana a manos El sacerdote se apiadó de ella.

de un psicópata. El Globo va a publicar unas impresionantes

—No, no lo hará. Me encargaré de ello personalmente. portadas con esta información, y todas van a llevar mi nombre. El sacerdote escuchó con paciencia y contestó con firmeza.

—Señorita Otero, admiro su valor. Tiene usted más coraje Tres horas después, el embajador de Estados Unidos en Itaque muchos soldados que he conocido. Pero en este juego nelia se ponía en contacto telefónico con el director de El Globo. cesitaría usted mucho más que valentía.

Le pidió disculpas por haber atropellado con su coche oficial a La periodista se sujetó la venda que le cubría la frente con una mano y apretó los dientes.

* Juan 8, 32.

juan gómez-jurado

la enviada especial del diario en Roma. Según su versión, el hecho había tenido lugar el día anterior, cuando el vehículo circulaba a toda velocidad camino del aeropuerto. Por suerte, el conductor frenó a tiempo de evitar una catástrofe y, salvo una herida en la cabeza de escasa intensidad, no había habido consecuencias. Al parecer, la periodista había insistido una y otra vez en que debía continuar su trabajo, pero los médicos de la Sede central de la UACV

embajada que la habían examinado recomendaron que la peVia Lamarmora, 3

riodista tuviera un par de semanas de descanso, por lo que se habían brindado a enviarla a Madrid a cuenta de la embajada. Sábado, 9 de abril de 2005. 13:25

Por supuesto, y ante el gran perjuicio profesional que le habían causado, estaban dispuestos a compensarla. Otra de las personas que iba en el interior del coche se había interesado por ella y quería concederle una entrevista. Se pondrían en contacto P aola entró sin llamar en el despacho de Boi,pero no le gusnuevamente en dos semanas para concretar los detalles. tó nada lo que vio allí. O mejor dicho, a quien vio allí. Cirin esAl colgar, el director de El Globo estaba perplejo. No comtaba sentado frente al director, y escogió aquel momento para prendía cómo aquella chica rebelde y problemática había logralevantarse y marcharse, sin dirigir la mirada a la criminóloga. do para el periódico probablemente la entrevista más difícil de Ésta intentó detenerle en la puerta.

conseguir del planeta. Lo atribuyó a un tremendo golpe de suer—Oiga, Cirin…

262

te. Sintió una punzada de envidia y deseó hallarse en su piel. El inspector general no le hizo ningún caso y desapareció. 263

Siempre había querido visitar el Despacho Oval.

—Dicanti, siéntese —dijo Boi, desde el otro lado de la mesa del despacho.

—Pero director, quiero denunciar el comportamiento criminal de uno de los subordinados de este hombre…

—Basta ya, ispettora. Ya he sido informado convenientemente por el inspector general de los sucesos del hotel Raphael. Paola estaba asombrada. En cuanto Fowler y ella consiguieron que la periodista española subiera al taxi con destino a Bolonia, se dirigieron inmediatamente a la sede de la UACV para exponer el caso ante Boi. La situación era complicada, sin duda, pero Paola confiaba en que su jefe apoyaría el rescate de la periodista. Decidió entrar sola a hablar con él, aunque desde luego lo último que hubiera esperado es que su jefe no quisiese ni siquiera escuchar su versión.

—Le habrá contado que Dante agredió a una periodista indefensa.

—Me ha contado que hubo un desencuentro, que ha sido solucionado a satisfacción de todos. Al parecer, el inspector Dante juan gómez-jurado

espía de dios

intentaba tranquilizar a una potencial testigo que estaba un poEl director Boi enrojeció hasta las orejas, pero consiguió reco nerviosa y ustedes dos le agredieron. Ahora mismo, Dante se primir el estallido de furia que le temblaba en los labios. En luencuentra en el hospital. gar de dejarse llevar por la rabia, convirtió el exabrupto en una

—¡Pero eso es absurdo! Lo que en realidad pasó…

fría y medida bofetada verbal.

—También me ha informado de que nos retira su confian—Al menos he llegado a algún sitio, ispettora. Deposite su za en este caso —dijo Boi, levantando mucho la voz—. Está

placa y su arma sobre mi mesa, por favor. Queda suspendida de muy decepcionado con su actitud, en todo momento poco conempleo y sueldo durante un mes, hasta que tenga tiempo de reciliadora y agresiva hacia el superintendente Dante y hacia la visar atentamente su caso. Váyase a casa.

soberanía de nuestro país vecino, algo que he podido constatar Paola abrió la boca para responder, pero no encontró nada por mí mismo, dicho sea de paso. Usted volverá a sus tareas haque replicar. En las películas el bueno siempre encontraba una bituales, y Fowler volverá a Washington. A partir de ahora, sefrase demoledora que anticipaba su triunfal regreso, siempre rá sólo el Corpo di Vigilanza quien protegerá a los cardenales. que un jefe despótico le despojaba de sus símbolos de autoriPor nuestra parte, entregaremos inmediatamente al Vaticano dad. Pero en la vida real, ella se había quedado sin palabras. tanto el DVD que nos envió Karoski como el que se recuperó

Arrojó la placa y la pistola sobre la mesa y salió del despacho, de la periodista española y nos olvidaremos de su existencia. sin mirar atrás.

—¿Y qué hay de Pontiero? Aún recuerdo la cara que pusisEn el pasillo, Fowler la aguardaba, escoltado por dos agente en su autopsia. ¿También era fingida? ¿Quién hará justicia tes de policía. Paola intuyó que el sacerdote ya habría recibido por su muerte?

la fatídica llamada.

—Eso ya no es de nuestra incumbencia.

—Así que esto es el fin —dijo la criminóloga. 264

La criminóloga estaba tan decepcionada, tan asqueada, que El sacerdote sonrió.

265

sentía malestar físico. No era capaz de reconocer a la persona

—Ha sido un placer conocerla, dottora. Por desgracia, estos que tenía enfrente, no conseguía recordar ya ni una sola de las caballeros van a acompañarme al hotel para recoger mis cosas briznas de la atracción que había sentido por él. Se preguntó

y luego al aeropuerto.

con tristeza si tal vez aquello pudiera ser, en parte, la causa de La criminóloga le agarró del brazo, con los dedos crispados que le hubiera retirado su apoyo tan deprisa. Tal vez fuera la sobre la manga.

amarga conclusión del enfrentamiento de la noche pasada.

—Padre, ¿no puede llamar a alguien? ¿Retrasarlo, de algu—¿Es por mí, Carlo?

na manera?

—¿Perdón?

—Me temo que no —dijo meneando la cabeza—. Espero

—¿Es por lo de anoche? No te creía capaz de esto. que algún día pueda invitarme a una buena taza de café.

Ispettora, por favor, no se crea tan importante. En este Sin más, se soltó y se alejó pasillo adelante, seguido por los asunto mi único interés es colaborar eficientemente con las guardias.

necesidades del Vaticano, algo que por lo visto no ha sido usted Paola esperó a estar en casa para llorar.

capaz de cumplir.

En sus treinta y cuatro años de vida, Paola jamás había visto una discordancia tan grande entre las palabras de una persona y lo que su rostro reflejaba. No se pudo contener.

—Eres un cerdo inútil, Carlo. En serio. No me extraña que todo el mundo se ría de ti a tus espaldas. ¿Cómo has podido acabar así?

espía de dios

#3.643:

He luchado mucho tiempo para torcer mi naturaleza, para intentar ser algo que no soy. Pero gracias a usted he asumido quién soy. ¿No es eso lo que quería?

Dr. Conroy:

No es posible. No puedo haberme equivocado tanto contigo.

#3.643:

Doctor, no se ha equivocado, me ha hecho ver la Instituto Saint Matthew

luz. Me ha hecho entender que para abrir las puerSilver Spring, Maryland tas adecuadas se necesitan las manos adecuadas. Dr. Conroy:

¿Eso eres tú? ¿La mano?

Diciembre de 1999

#3.643:

( Risas) No, doctor. Yo soy la llave.

TRANSCRIPCIÓN DE LA ENTREVISTA NÚMERO 115 ENTRE

EL PACIENTE NÚMERO 3.643 Y EL DOCTOR CANICE CONROY

[…]

Dr. Conroy:

Veo que estás leyendo algo… Acertijos y curiosi- 266

dades. ¿Hay alguna buena?

267

#3.643:

Son muy fáciles.

Dr. Conroy:

Venga, proponme una.

#3.643:

Son muy fáciles, de verdad. No creo que le gustasen. Dr. Conroy:

Me gustan las adivinanzas.

#3.643:

De acuerdo. Si un hombre hace un agujero en una hora y dos hombres hacen dos agujeros en dos horas, ¿cuánto tardará un hombre en hacer medio agujero?

Dr. Conroy:

Es fácil…, media hora.

#3.643:

( Risas)

Dr. Conroy:

¿Qué te hace tanta gracia? Es media hora. Una hora, un agujero. Media hora, medio agujero.

#3.643:

Doctor, los medios agujeros no existen… Un agujero siempre es un agujero. ( Risas) Dr. Conroy:

¿Intentas decirme algo con eso, Viktor?

#3.643:

Por supuesto, doctor, por supuesto.

Dr. Conroy:

Tú no eres un agujero, Viktor. No estás irremediablemente condenado a ser lo que eres.

#3.643:

Sí lo estoy, doctor Conroy. Y a usted debo darle las gracias por mostrarme el camino correcto. Dr. Conroy:

¿El camino?

espía de dios

—¿Cómo ha entrado aquí? ¿Y cómo ha conseguido escapar de los policías? Le hacía a usted camino de Washington…

—Con calma, una pregunta por vez —dijo Fowler riendo—. En cuanto a cómo he conseguido escapar de dos funcionarios gordos y mal entrenados, le ruego por favor que no insulte a mi inteligencia. Sobre cómo he entrado aquí, la respuesta es fáApartamento de la familia Dicanti cil: con una ganzúa.

Via Della Croce, 12

—Ya veo. Entrenamiento básico de la CIA, ¿verdad?

—Más o menos. Lamento la intromisión, pero llamé varias Sábado, 9 de abril de 2005. 23:46

veces y nadie me abrió. Creí que podría usted estar en peligro. Cuando la vi dormir tan apaciblemente, decidí cumplir mi promesa de invitarla a un café. Paola se puso en pie, aceptando la taza de manos del sacer P aola lloró durante un buen rato,con la puerta cerrada y las dote. Le dio un sorbo largo y tranquilizador. La habitación esheridas del corazón muy abiertas. Por suerte, su madre no estaba iluminada sólo por la luz de las farolas de la calle, que fataba, había ido a pasar el fin de semana a Ostia, a casa de unas bricaba largas sombras en el alto techo. Fowler contempló el amigas. Para la criminóloga fue todo un alivio: aquél era un cuarto bajo aquel tenue resplandor. Sobre una pared colgaban momento realmente malo, y no podría escondérselo a la señolos diplomas de la escuela, de la universidad, de la Academia del ra Dicanti. En cierto sentido, el ver su preocupación y cómo se FBI. También las medallas de natación, e incluso algunos dibu268

hubiera desvivido por alegrarle la cara hubiera sido aún peor. jos al óleo que ya debían de tener al menos trece años. Sintió de 269

Necesitaba estar sola para hundirse sin molestias en el fracaso nuevo la vulnerabilidad de aquella mujer inteligente y fuerte, y la desesperación.

pero que seguía lastrada por su pasado. Una parte de ella nunca Se arrojó en la cama completamente vestida. Por la ventana había abandonado su primera juventud. Intentó adivinar qué

entraban en la habitación el bullicio de las calles vecinas y los tílado de la pared sería más visible desde la cama y entonces cremidos rayos de la tarde de abril. Con ese arrullo, y después de yó comprender. En el punto que trazó mentalmente su línea dar mil vueltas a la conversación de Boi y a los sucesos de los úlimaginaria desde la almohada al muro, se veía un cuadro de timos días, consiguió dormir. Casi nueve horas después de haPaola junto a su padre en una habitación del hospital. ber caído rendida, un olor maravilloso a café recién hecho se co—Este café es muy bueno. Mi madre lo hace fatal. ló en su sueño, obligando a emerger a su consciencia.

—Cuestión de regular el fuego, dottora.

—Mamá, has vuelto demasiado pronto…

—¿Por qué ha vuelto, padre?

—Efectivamente, he vuelto pronto, pero se equivoca usted

—Por varios motivos. Porque no quería dejarla a usted en de persona —dijo una voz dura, educada y con un italiano cala estacada. Para evitar que ese loco se salga con la suya. Y pordencioso y vacilante: la voz del padre Fowler. que sospecho que aquí hay mucho más de lo que se esconde Paola abrió mucho los ojos y, sin darse cuenta de lo que haa simple vista. Siento que nos han utilizado a todos, a usted y a cía, le echó ambos brazos al cuello.

mí. Además, supongo que usted tendrá un motivo muy perso—Cuidado, cuidado, que derrama usted el café…

nal para seguir adelante.

La criminóloga se soltó a regañadientes. Fowler estaba sentaPaola frunció el ceño. do en el borde de su cama y la miraba divertido. En la mano lle—Tiene usted razón. Pontiero era un amigo y un compañevaba una taza que había tomado de la propia cocina de la casa. ro. Ahora mismo lo que más me preocupa es hacer justicia con juan gómez-jurado

espía de dios

su asesino. Pero dudo que podamos hacer nada ahora, padre. de la Domus Sancta Marthae y que había silenciado hasta meSin mi placa y sin sus apoyos, sólo somos dos nubecillas de aire. jor ocasión. Ahora, y más tras la larga lista de acontecimientos Al menor soplo de viento nos dispersaremos. Y además, es poque sucedieron a la muerte de Cardoso, estaba más convencisible que a usted le estén buscando. da que nunca de que aquella intuición había sido acertada. En—Es posible que me estén buscando, en efecto. A los dos pocendió el ordenador sobre su escritorio. Seleccionó entre sus licías les di esquinazo en Fiumicino.* Pero dudo que Boi llegue documentos una ficha de perfil en blanco y comenzó a relleal extremo de lanzar una orden de busca y captura contra mí. narla compulsivamente, consultando de tanto en tanto las hoCon el follón que hay en la ciudad, no le serviría de nada… ni jas del dossier.

sería muy justificable. Lo más probable es que lo deje correr.

—Prepare otra cafetera, padre. Tengo que confirmar una

—¿Y sus jefes, padre?

teoría.

—Oficialmente, estoy en Langley. Extraoficialmente, no han puesto reparos en que me quede por aquí un poco más.

—Por fin una buena noticia.

—Lo que tenemos más complicado es entrar en el Vaticano, porque Cirin estará avisado.

—Pues no veo cómo podremos proteger a los cardenales si ellos están dentro, y nosotros, fuera.

—Creo que deberíamos empezar desde el principio, dotto- ra. Revisar todo este maldito embrollo desde el inicio, porque 270

271

es evidente que algo se nos ha pasado por alto.

—Pero ¿cómo? No tengo el material apropiado, todo el expediente de Karoski está en la UACV. Fowler le dedicó una media sonrisa pícara.

—Bueno, a veces Dios nos concede pequeños milagros. Hizo un gesto en dirección al escritorio de Paola, en un extremo de la habitación. Paola encendió el flexo sobre la mesa, que iluminó el grueso legajo de tapas marrones que componía el dossier de Karoski.

—Le propongo un trato, dottora. Usted se dedica a lo que mejor sabe hacer: un perfil psicológico del asesino. Uno definitivo, con todos los datos de los que disponemos ahora. Yo, mientras, le voy sirviendo café.

Paola apuró de un trago el resto de la taza. Intentó escrutar el rostro del sacerdote, pero su rostro quedaba fuera del cono de luz que iluminaba el expediente de Karoski. Y de nuevo Paola sintió la premonición que le había invadido en el pasillo

* Uno de los dos aeropuertos de Roma, situado a 32 kilómetros de la ciudad.

espía de dios

de la realidad, así como un serio trastorno de sexualidad no integrada. Comienzan a aparecer los primeros rasgos de ira y personalidad antisocial, con un fuerte sistema de respuesta nerviosa. Agrede a un compañero de instituto, por lo que es internado en un reformatorio. A la salida del mismo, su expediente queda limpio y toma la determinación de ingresar en un seminario con diecinueve años. No se le realiza ningún control psiquiátrico previo y consigue su propósito. PERFIL PSICOLÓGICO DE ASESINO MÚLTIPLE

Historial en la edad adulta: Los indicios de un trastorno de sexualidad no integrada se confirman en el sujeto a los diecinueve años, poco después del fallecimiento de su madre, con tocamientos a un menor, Paciente: KAROSKI, Viktor.

que poco a poco se van haciendo más frecuentes y graves. Por parte Perfil realizado por la doctora Paola Dicanti. de sus superiores eclesiásticos no hay una respuesta punitiva a sus Situación del paciente: In absentia.

agresiones sexuales, que toman un cariz más delicado cuando el suFecha de redacción: 10 de abril de 2005. jeto es responsable de sus propias parroquias. Según su expediente, Edad: 44 años.

hay documentadas al menos 89 agresiones a menores, de las cuales Altura: 178 cms.

37 fueron actos completos de sodomía, y el resto, tocamientos o Peso: 85 kilos.

coacción a las víctimas para que le masturbaran o practicaran felaDescripción: Pelo castaño, ojos grises, complexión fuerte, inteligente ción. Su historial de entrevistas permite deducir que, por extraño (IQ de 125).

que parezca, era un sacerdote plenamente convencido de su ministe272

rio sacerdotal. En otros casos de pederastia entre sacerdotes ha sido 273

Antecedentes familiares: Viktor Karoski nace en una familia emiposible señalar su pulsión sexual como el motivo de ingresar en el grante de clase media bajo una madre dominante y con profundos sacerdocio, como un zorro entrando en un gallinero. Pero en el caso problemas de conexión con la realidad debido a la influencia de la rede Karoski los motivos para pronunciar sus votos eran bien diferenligión. La familia emigra desde Polonia, y desde el principio es obvio tes. Su madre le empujó en esa dirección, incluso llegando a la coacel desarraigo en todos sus miembros. El padre presenta un cuadro tíción. Tras un incidente con un feligrés al que agredió, el escándalo pico de ineficacia laboral, alcoholismo y malos tratos, al que se añaKaroski no puede ocultarse por más tiempo y el sujeto llega finalde el agravante de abusos sexuales repetidos y periódicos (entendimente al Instituto Saint Matthew, un lugar de rehabilitación para dos como castigo) cuando el sujeto llega a la adolescencia. La madre sacerdotes católicos con problemas. Allí descubrimos a un Karoski fue consciente en todo momento de la situación de abusos e incesto muy identificado con la Biblia, especialmente con el Antiguo Testacometida por su cónyuge, aunque al parecer fingía no darse cuenta. mento. Se produce un episodio de agresión espontánea contra un Un hermano mayor escapa del hogar paterno, condicionado por los empleado del Instituto a los pocos días de su ingreso. Del caso deduabusos sexuales. Un hermano menor muere en abandono, tras una cimos la fuerte disonancia cognitiva que hay entre la pulsión sexual larga convalecencia ocasionada por la meningitis. El sujeto es encedel sujeto y sus convicciones religiosas. Cuando ambas entran en corrado en un armario, incomunicado, durante largos periodos de tiemlisión, se producen crisis de violencia, como el episodio de la agresión po, tras el «descubrimiento» por parte de la madre de los abusos del al técnico.

padre del sujeto. Cuando es liberado, el padre ha abandonado el hogar familiar, y es la madre quien impone su personalidad, en este caso Historial reciente: El sujeto manifiesta un cuadro de ira, reflejada en recalcando sobre el sujeto la figura católica del miedo al infierno, al su agresión desplazada. Ha cometido varios crímenes, en los que preque conducen sin duda los excesos sexuales (siempre según la madre senta elevados niveles de sadismo sexual, incluyendo rituales simdel sujeto). Para ello le viste con sus ropas e incluso llega a amenabólicos y necrofilia insercional. zarle con la castración. Se produce en el sujeto una distorsión grave juan gómez-jurado

Perfil de características notables, manifestadas en sus acciones:

• Personalidad agradable, inteligencia media-alta

• Mentiras frecuentes

• Ausencia total de remordimientos o sentimientos hacia sus víctimas

• Egocentrismo absoluto

• Desapego personal y afectivo

• Sexualidad impersonal e impulsiva, encaminada a la satisfacción Apartamento de la familia Dicanti

de necesidades ególatras

Via Della Croce, 12

• Personalidad antisocial

• Niveles de obediencia altos

Domingo, 10 de abril de 2005. 01:45

¡¡INCOHERENCIA!!

• Pensamiento irracional integrado en sus acciones

• Neurosis múltiples

• Comportamiento criminal entendido como medio, no como fin F owler terminó de leer el informe que le tendía Dicanti.Es• Tendencias suicidas taba muy sorprendido.

Mission oriented

Dottora, espero que no le importe, pero este perfil está

incompleto. Ha escrito tan sólo un resumen de lo que ya sabíamos. Sinceramente, esto no nos aporta mucho. La criminóloga se puso de pie.

274

—Todo lo contrario, padre. Karoski presenta un cuadro clí275

nico muy complejo, del que dedujimos que el aumento de su agresividad convirtió a un depredador sexual castrado clínicamente en un asesino múltiple.

—Ésa es la base de nuestra teoría, en efecto.

—Pues no vale una mierda. Observe las características de perfil, al final del informe. Las ocho primeras definirían a un asesino en serie.

Fowler las consultó y asintió.

—Hay dos tipos de asesinos en serie: desorganizados y organizados. No es una clasificación perfecta, pero sí bastante coherente. Los primeros corresponden a los criminales que cometen actos espontáneos e impulsivos, con grandes riesgos de dejar evidencias tras ellos. A menudo conocen a sus víctimas, que suelen estar en su entorno geográfico. Sus armas son de conveniencia: una silla, un cinturón…, cualquier cosa que encuentren a mano. El sadismo sexual aparece post mórtem. El sacerdote se frotó los ojos. Estaba muy cansado, pues apenas había dormido unas horas.

—Discúlpeme, dottora. Continúe, por favor. juan gómez-jurado

espía de dios

—El otro tipo, el organizado, es un asesino con movilidad el enfrentamiento con su pasado. ¿Está familiarizado con el alta, que captura a sus víctimas antes de usar la fuerza. La víctérmino disonancia cognitiva?

tima es un extraño que responde a un criterio específico. Las

—Es el estado de la mente en que los actos y las creencias armas y las ligaduras empleadas responden a un plan preconíntimas del sujeto presentan fuertes discrepancias. Karoski sucebido, y nunca se dejan detrás. El cadáver se abandona en un fría de disonancia cognitiva aguda: él creía ser un sacerdote sitio neutral, siempre con una preparación. Bien, ¿a cuál de amejemplar, mientras que sus ochenta y nueve víctimas asegurabos grupos cree que corresponde Karoski?

ban que era un pederasta.

—Evidentemente al segundo.

—Perfecto. Entonces, según usted, el sujeto, católico con—Eso es lo que cualquier observador podría deducir. Pero vencido, neurótico, impermeable a toda intrusión del exterior, nosotros podemos ir más allá. Tenemos su expediente. Sabe¿se convierte en pocos meses en un asesino múltiple, sin rastro mos quién es, de dónde viene, cómo piensa. Olvide todo lo que de neurosis, frío y calculador, tras escuchar unas cintas en las ha sucedido en estos últimos días. Céntrese en el Karoski que enque comprende cómo fue maltratado de niño?

tró en el Instituto. ¿Cómo era?

—Visto desde esa perspectiva…, parece algo complicado —di—Una persona impulsiva, que en determinadas situaciones jo Fowler, cohibido.

estallaba como una carga de dinamita.

—Es imposible, padre. Ese acto irresponsable cometido por

—¿Y tras cinco años de terapia?

el doctor Conroy sin duda le causó daño, pero no pudo provo—Era una persona diferente. car en él un cambio tan desmesurado. El sacerdote fanático que

—¿Diría que ese cambio se produjo gradualmente, o que se tapa los oídos, enfurecido cuando usted le lee en voz alta la fue repentino?

lista de sus víctimas, no puede convertirse en un asesino orga276

—Fue bastante brusco. Yo señalaría el cambio en el monizado apenas unos meses después. Y recordemos que sus dos 277

mento en que el doctor Conroy le hizo escuchar las grabacioprimeros crímenes rituales se producen en el propio Instituto: nes de sus terapias de regresión.

la mutilación de un sacerdote y el asesinato de otro. Paola respiró hondo antes de continuar.

—Pero dottora…, los asesinatos de los cardenales son obra

—Padre Fowler, no se ofenda, pero después de leer las decede Karoski. Él mismo lo ha confesado, sus huellas están en tres de nas de entrevistas entre Karoski, Conroy y usted, creo que eslos escenarios. tá en un error. Y ese error nos ha hecho mirar en la dirección

—Por supuesto, padre Fowler. No discuto que Karoski haya errónea.

cometido esos asesinatos. Es más que evidente. Lo que intento Fowler se encogió de hombros.

decirle es que el motivo de que los haya cometido no es el que

Dottora, no puedo ofenderme por eso. Como ya sabe, creíamos. La característica más importante de su perfil, el hecho aunque tenga el título de psicología, sólo estaba en el Instituto que le llevó al sacerdocio a pesar de su alma torturada, es lo que de rebote, pues mi auténtica profesión es otra muy distinta. le ha condicionado para cometer estos actos tan terribles. Usted es la experta criminóloga, y es una suerte poder contar Fowler comprendió. Conmocionado, tuvo que sentarse en con su opinión. Pero no comprendo adónde quiere ir a parar. la cama de Paola para no caer al suelo.

—Observe de nuevo el informe —dijo Paola, señalándo—La obediencia. lo—. Bajo el título «Incoherencia» he anotado cinco caracterís—Exacto, padre. Karoski no es un asesino en serie. Es un siticas que hacen imposible considerar a nuestro sujeto como un cario.

asesino en serie organizado. Con un libro de criminología en las manos, cualquier experto le diría que Karoski es un organizado anómalo, evolucionado a raíz de un trauma, en este caso espía de dios

día, y por fin recibiría el premio. El premio que deseaba más que nada en el mundo. Él se lo daría porque nadie más podía dárselo. Nadie más podía darle aquello.

Viktor.

Él reclamaba su presencia. Cruzó la habitación con paso presuroso y se arrodilló junto a la puerta, escuchando la voz Instituto Saint Matthew

que le hablaba del futuro. De una misión, lejos de allí. En el Silver Spring, Maryland

corazón de la cristiandad.

Agosto de 1999

En la celda de aislamiento no se oía ningún ruido.Por eso el susurro que le llamaba, apremiante, exigente, invadió los oídos de Karoski como una marea.

Viktor.

Karoski bajó de la cama con paso apresurado, como un ni- ño. Allí estaba él, de nuevo. Había venido una vez más para 278

279

ayudarle, para guiarle, para iluminarle. Para darle un sentido y un propósito a su fuerza, a su necesidad. Ya estaba bien de soportar la injerencia cruel del doctor Conroy, que le exami- naba como estudiaría una mariposa clavada en un alfiler ba- jo su microscopio. Estaba al otro lado de la puerta de acero, pe- ro casi podía sentirle allí en la habitación, a su lado. A él podía respetarle, podía seguirle. Él podría comprenderle, orientarle. Habían hablado durante horas de lo que debía hacer. De cómo debía hacerlo. De cómo debía comportarse, de cómo debía res- ponder al repetitivo y molesto interés de Conroy. Por las no- ches ensayaba su papel y esperaba su llegada. Sólo venía una vez cada semana, pero le esperaba con impaciencia, contando hacia atrás las horas, los minutos. Mientras ensayaba mental- mente, había afilado el cuchillo muy despacio, procurando no hacer ruido. Él se lo ordenó. Podría haberle dado un cuchillo afilado, incluso una pistola. Pero quería templar su valor y su fuerza. Y había hecho lo que le había pedido. Le había dado las pruebas de su devoción, de su lealtad. Primero había mutilado al sacerdote sodomita. Semanas después había matado al sa- cerdote pederasta. Debía segar la mala hierba como él le pe- espía de dios

—Ya lo comprendo. Nos obligan a mirar lo que quieren que veamos. Pero ¿quién podría querer algo así?

—La pregunta básica para averiguar quién ha cometido un crimen es: ¿a quién beneficia? Un asesino en serie borra de un plumazo la necesidad de la pregunta porque él se beneficia a sí mismo. Su motivo es el cuerpo. Pero en este caso su motiApartamento de la familia Dicanti vo es una misión. Si quería descargar su odio y su frustración Via Della Croce, 12

contra los cardenales, suponiendo que los tuviera, podría haberlo hecho en otro momento en que éstos estuvieran mucho Domingo, 10 de abril de 2005. 02:14

más a la vista. Mucho menos protegidos. ¿Por qué ahora? ¿Qué

hay ahora de diferente?

—Porque alguien quiere influir en el cónclave.

—Ahora pregúntese, padre, quién querría influir en el cón E l silencio siguió a las palabras de Dicanti como una sombra clave. Pero para eso es esencial saber a quién han matado. oscura. Fowler se llevó las manos a la cara, entre el asombro y

—Esos cardenales eran figuras preeminentes de la Iglesia. la desesperación.

Personas de calidad.

—¿Cómo he podido estar tan ciego? Mata porque se le ha

—Pero con un nexo común entre ellos. Y nuestra tarea es ordenado. Dios mío… Pero ¿y los mensajes, y el ritual?

encontrarlo.

—Si lo piensa detenidamente, no tiene ningún sentido, paEl sacerdote se levantó y dio varias vueltas a la habitación, 280

dre. El « Ego te absolvo», escrito primero en el suelo y luego en con las manos a la espalda.

281

el pecho de las víctimas. Las manos lavadas, la lengua corta— Dottora, se me ocurre quién estaría dispuesto a elimida… Todo ello era el equivalente siciliano de meter una monenar a los cardenales, y aún más por este método. Hay una pisda en la boca de la víctima. ta que no hemos seguido convenientemente. A Karoski le

—Es el ritual de la mafia para indicar que el muerto ha harealizaron una reconstrucción facial completa, tal y como publado demasiado, ¿verdad?

dimos comprobar gracias al modelo de Angelo Biffi. Esa ope—Exacto. Al principio pensé que Karoski juzgaba a los carración es muy cara y requiere de una convalecencia comdenales culpables de algo, tal vez un crimen contra él mismo o pleja. Bien realizada, y con las debidas garantías de discreción contra su propia dignidad de sacerdotes. Pero las pistas dejadas y anonimato, puede costar más de cien mil dólares, unos en las bolas de papel no tenían ningún sentido. Ahora creo que ochenta mil de sus euros. Ésa no es una cantidad de la que un eso fueron añadidos personales, sus propios retoques a un essacerdote pobre como Karoski pudiera disponer fácilmente. quema dictado por alguien más.

Tampoco tuvo que serle fácil entrar en Italia, o la cobertura

—Pero ¿qué sentido tendría el matarles de esa forma, dot- desde su llegada. Durante todo este tiempo han sido pregun tora? ¿Por qué no eliminarles sin más?

tas que he relegado a un segundo plano, pero de repente se vuel—Las mutilaciones no son más que un absurdo maquillaje ven cruciales.

al único hecho fundamental: alguien quería verles muertos.

—Y refuerzan la teoría de que en realidad una mano negra Observe el flexo, padre.

está detrás de los asesinatos de los cardenales. Paola señaló la lámpara sobre la mesa, que iluminaba el

—En efecto.

dossier de Karoski. Con la habitación a oscuras, todo lo que no

—Padre, yo no tengo el conocimiento que usted posee acercayera dentro del foco de luz quedaba a oscuras. ca de la Iglesia católica y el funcionamiento de la curia. ¿Cuál juan gómez-jurado

espía de dios

cree usted que es el común denominador que une a los tres aún tiene enemigos; gente que cree que quien no sea católico purpurados muertos?

irá al infierno, que las mujeres no tienen derecho al voto, e El sacerdote meditó unos momentos.

ideas aún peores. Desde el clero se espera que este cónclave nos

—Podría haber un nexo de unión. Uno que hubiera sido dé un papa fuerte e idealista, un papa que se atreva a acercar la mucho más evidente si simplemente hubieran desaparecido o Iglesia al mundo. Sin duda, el hombre idóneo para la tarea huhubieran sido ejecutados. Todos ellos eran de ideología liberal. biera sido el cardenal Portini, un liberal convencido. Pero él jaEran parte de… ¿cómo decirlo? El ala izquierda del Espíritu más hubiera captado los votos del sector ultraconservador. Santo. Si me hubiera pedido los nombres de los cinco cardenaOtro cantar hubiera sido Robayra, un hombre del pueblo, pero les más partidarios del Concilio Vaticano II, estos tres hubieran con una gran inteligencia. Cardoso estaba cortado por un pafigurado en ella. trón semejante. Ambos eran defensores de los pobres.

—Explíquese, padre, por favor.

—Y ahora están muertos.

—Verá, con la llegada al papado de Juan XXIII, en 1958, se El semblante de Fowler se ensombreció.

vio clara la necesidad de un cambio de rumbo en la Iglesia.

Dottora, lo que voy a narrarle ahora es un secreto absoJuan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, un llamamiento a luto. Estoy arriesgando mi vida y la suya y, créame, estoy asustodos los obispos del mundo para que acudieran a Roma a debatado. Esta línea de razonamiento apunta en una dirección en la tir con el Papa el estado de la Iglesia en el mundo. Dos mil obisque no me gustaría mirar, y mucho menos caminar. —Hizo una pos respondieron a la llamada. Juan XXIII murió antes de que breve pausa para tomar aliento—. ¿Sabe usted lo que es la Sanconcluyera el Concilio, pero Pablo VI, su sucesor, finalizó su tata Alianza?

rea. Por desgracia, las reformas aperturistas que contemplaba el De nuevo, como en casa de Bastina, volvieron a la cabeza de la 282

Concilio no llegaron tan lejos como pretendía Juan XXIII. criminóloga las historias sobre espías y asesinatos. Siempre las 283

—¿A qué se refiere?

había considerado cuentos de borracho, pero a aquella hora y

—Se hicieron grandes cambios dentro de la Iglesia. Fue procon aquel extraño compañero, la posibilidad de que fueran reabablemente uno de los mayores hitos del siglo veinte. Usted ya les adquiría una dimensión diferente.

no lo recuerda porque es muy joven, pero hasta finales de los

—Dicen que es el servicio secreto del Vaticano. Una red de sesenta una mujer no podía fumar ni llevar pantalones porque espías y agentes secretos que no vacilan en matar cuando llega era pecado. Y eso son sólo ejemplos anecdóticos. Baste decir que la ocasión. Son cuentos de viejas para asustar a los polis novael cambio fue grande, aunque no lo suficiente. Juan XXIII pretos. Casi nadie se lo cree. tendía que la Iglesia abriera de par en par las puertas al aire vi— Dottora Dicanti, puede usted creer en las historias sobre vificante del Espíritu Santo. Y sólo se entreabrieron un poco. la Santa Alianza, porque existe. Existe desde hace cuatrocienPablo VI se reveló como un papa bastante conservador. Juan Patos años, y es la mano izquierda del Vaticano para aquellos blo I, su sucesor, apenas permaneció en el cargo un mes. Y Juan asuntos que ni el mismo Papa debe conocer.

Pablo II fue un papa apostólico, fuerte y mediático, que hizo un

—Me resulta muy difícil de creer.

gran bien a la humanidad, cierto; pero en su política de actuali—El lema de la Santa Alianza, dottora, es «La cruz y la eszación de la Iglesia, fue un conservador extremo. pada».

—¿Así que la gran reforma de la Iglesia aún está por realiPaola recordó a Dante en el hotel Raphael, apuntando con zarse?

un arma a la periodista. Aquéllas habían sido exactamente sus

—Hay mucho trabajo que hacer aún, en efecto. Cuando se palabras cuando le había pedido ayuda a Fowler, y entonces publicaron los resultados del Vaticano II, los sectores católicos comprendió lo que quería decir el sacerdote.

más conservadores casi se levantaron en armas. Y el Concilio

—Oh, Dios mío. Entonces usted…

juan gómez-jurado

espía de dios

—Lo fui, hace mucho tiempo. Servía a dos banderas, la de glo diecinueve. Algunos eran meros informadores, fantasmas, mi país y la de mi religión. Después tuve que dejar uno de los durmientes… Otros, apenas medio centenar, eran la elite: la dos trabajos.

Mano de San Miguel. El grupo de agentes especiales que, re—¿Qué sucedió?

partidos por el mundo, podía ejecutar una orden precisa y rá—No puedo contárselo, dottora. No me pida que lo haga. pidamente. Inyectar dinero en un grupo revolucionario a conPaola no quiso insistir en el tema. Aquello formaba parte veniencia, traficar con influencias, conseguir datos cruciales del lado oscuro del sacerdote, del dolor frío que le apretaba el capaces de cambiar el curso de las guerras. Silenciar, engañar y, alma con grapas de hielo. Sospechaba que había allí mucho en último caso, matar. Todos los miembros de la Mano de San más de lo que él le estaba contando.

Miguel estaban entrenados en armamento y tácticas. Antigua—Ahora comprendo la animadversión de Dante hacia usmente, en control de poblaciones, códigos, disfraces y lucha cuerted. Tiene que ver con ese pasado, ¿verdad, padre?

po a cuerpo. Una Mano era capaz de partir una uva en dos con Fowler permaneció mudo. Paola debía tomar una decisión un cuchillo lanzado desde quince pasos de distancia y hablar rápida porque ya no quedaba tiempo ni podía permitirse repaperfectamente cuatro idiomas. Podían decapitar a una vaca, ros. Dejó hablar a su corazón, que sabía enamorado del sacerarrojar su cadáver corrupto a un pozo de agua limpia y cargar dote; de todas y cada una de sus partes, de la seca calidez de sus la culpa a un grupo rival con una maestría absoluta. Se les enmanos y de las dolencias de su alma. Deseó poder absorberlas, trenaba durante años en un monasterio de una isla del Medilibrarle de ellas, de todas ellas, devolverle la risa franca de un terráneo, cuyo nombre no revelaré. Con la llegada del siglo niño. Sabía de lo imposible de su deseo: en aquel hombre había veinte, el entrenamiento evolucionó, pero la Mano de San Miocéanos de amargura, que arrancaban de mucho tiempo atrás. guel fue cortada casi de cuajo en la segunda guerra mundial. 284

No era sólo el muro infranqueable que para él significaba el saFue una época teñida de sangre, en la que muchos cayeron. Al285

cerdocio. Quien quisiera llegar a él tendría que vadear los océagunos defendieron causas muy nobles, y otros, por desgracia, nos, y lo más probable es que se ahogara en ellos. En aquel mootras no tan buenas. mento comprendió que nunca estaría a su lado, pero también Fowler hizo una pausa para beber un sorbo de café. Las supo que aquel hombre se dejaría matar antes que permitir sombras de la habitación se habían vuelto más oscuras y teneque ella sufriera daño. brosas, y Paola sintió miedo físico. Se sentó al revés en la silla

—Está bien, padre, confiaré en usted. Continúe, por favor y se abrazó al respaldo, mientras el sacerdote continuaba.

—dijo con un suspiro.

—En 1958, Juan XXIII, el mismo Papa del Vaticano II, deciFowler volvió a sentarse y desgranó una estremecedora dió que la hora de la Santa Alianza había pasado. Que sus serhistoria. vicios no eran necesarios. Y, en plena Guerra Fría, desmanteló

—Existen desde 1566. En aquellos oscuros tiempos, Pío V

las redes de conexión con los informantes y prohibió tajanteestaba preocupado por el ascenso de los anglicanos y los heremente a los miembros de la Santa Alianza que llevaran a cabo jes. Como cabeza de la Inquisición, era un hombre duro, taxaninguna acción sin su aprobación previa. Y durante cuatro tivo y pragmático. Entonces el sentido del Estado Vaticano en años, así fue. Sólo quedaban doce Manos, de los cincuenta y sí mismo era mucho más territorial que ahora, aunque ahora dos que eran en 1939, y algunos eran muy mayores. Se les orgoce de aún más poder. La Santa Alianza se creó reclutando denó volver a Roma. El lugar secreto donde se entrenaban ara sacerdotes jóvenes y uomos di fiducia, laicos de confianza dió misteriosamente en 1960. Y la Cabeza de San Miguel, el líde probada fe católica. Su misión era defender al Vaticano coder de la Santa Alianza, murió en un accidente de coche. mo país y a la Iglesia en el sentido espiritual, y su número fue

—¿Quién era?

creciendo con el paso del tiempo. Llegaron a ser miles en el si—No puedo decírselo, pero no porque no quiera, sino por-juan gómez-jurado espía de dios

que no lo sé. La identidad de la Cabeza es siempre un misterio. tólico norteamericano, caía abatido a tiros. Cuando Pablo VI lo Puede ser cualquiera: un obispo, un cardenal, un uomo di fidu- supo, reclamó que se levantase de nuevo la Santa Alianza. Las cia o un simple sacerdote. Tiene que ser varón, mayor de cuaredes de espías, aunque mermadas por el paso del tiempo, se renta y cinco años. Eso es todo. Desde 1566 hasta el día de hoy recuperaron. Lo complejo era volver a constituir la Mano de sólo ha trascendido el nombre de una Cabeza: el cura Sogredo, San Miguel. De las doce Manos que habían sido llamadas a Roun italiano de origen español que luchó con denuedo contra ma en 1958, siete eran recuperables para el servicio en 1963. A Napoleón. Y esto, sólo en círculos muy reducidos. una de ellas se le encargó reconstruir la base para formar de

—No es de extrañar que el Vaticano no reconozca la exisnuevo a los agentes de campo. La tarea le llevó casi quince tencia de un servicio de espionaje si emplean esos métodos. años, pero logró formar un grupo de treinta agentes. Algunos

—Ése fue uno de los motivos que impulsaron a Juan XXIII habían sido escogidos desde cero, y a otros se les encontró en a acabar con la Santa Alianza. Dijo que matar no es justo, ni siotros servicios secretos. quiera en nombre de Dios, y estoy de acuerdo con él. Sé que al—Como usted: un agente doble. gunas de las actuaciones de la Mano de San Miguel se lo pusie—En realidad, mi caso se denomina agente potencial. Es ron muy duro a los nazis. Un puñado de ellos salvó cientos de aquel que trabaja normalmente para dos organizaciones aliamiles de vidas. Pero hubo un grupo, muy reducido, que vio indas, pero en la que la principal desconoce que la secundaria terrumpido su contacto con el Vaticano y cometió errores atroañade o modifica directrices a su tarea en cada misión. Yo acepces. No hablaré de eso aquí, y menos en esta hora oscura. té emplear mis conocimientos para salvar vidas, no para acabar Fowler agitó una mano, como queriendo disipar los fantascon otras. Casi todas las misiones que me encomendaron fuemas. En alguien como él, cuya economía de movimientos era ron de recuperación: para salvar a sacerdotes comprometidos 286

casi sobrenatural, un gesto así sólo podía indicar un tremendo en lugares complicados.

287

nerviosismo. Paola se dio cuenta de que estaba deseando acabar

—Casi todas.

la historia.

Fowler inclinó el rostro.

—No tiene por qué decir nada, padre. Sólo lo que conside—Tuvimos una misión compleja en la que las cosas se torre necesario que yo sepa. cieron. Aquel día dejé de ser una Mano. No me pusieron las coÉl se lo agradeció con una sonrisa y continuó. sas fáciles, pero aquí estoy. Creí que sería psicólogo el resto de

—Pero aquello, como supongo que se imaginará, no fue el mi vida, y mire adónde me ha traído uno de mis pacientes. fin de la Santa Alianza. La llegada de Pablo VI al trono de Pe—Dante es una de las Manos, ¿verdad, padre?

dro en 1963 se vio rodeada de la situación internacional más

—Años después de mi marcha, hubo una crisis. Ahora aterradora de todos los tiempos. Apenas un año antes, el munvuelven a ser pocos, por lo que he oído. Todos están ocupados do había estado a escasos centímetros de una guerra atómica.*

lejos, en misiones de las que no se les podrá extraer con faciliApenas unos meses después, Kennedy, el primer presidente cadad. El único que había disponible era él, y es un hombre con muy pocos escrúpulos. En realidad, idóneo para el trabajo, si mis sospechas son ciertas.

* El padre Fowler tiene que referirse, sin duda, a la crisis de los misiles.

—Entonces, ¿Cirin es la Cabeza?

En 1962, el primer ministro soviético, Jruschev, envió a Cuba varios barcos Fowler miró al frente, impasible. Al cabo de un minuto cargados con cabezas nucleares, que una vez instalados en el país caribeño Paola decidió que no le iba a contestar, así que lo intentó con podrían alcanzar objetivos en Estados Unidos. Kennedy impuso un bloqueo otra pregunta.

a la isla y prometió hundir los cargueros si no volvían a la URSS. A media milla de los destructores norteamericanos, Jruschev mandó regresar a sus

—Padre, dígame por qué la Santa Alianza querría hacer un barcos. Durante cinco días el mundo había contenido el aliento. montaje como éste.

juan gómez-jurado

—El mundo está cambiando, dottora. Las ideas democráticas se hacen hueco en muchos corazones, incluso en las de los correosos miembros de la curia. La Santa Alianza necesita de un papa que la apoye firmemente, o desaparecerá. Pero la Santa Alianza es una idea preconciliar. Lo que los tres cardenales tenían en común es que eran liberales convencidos; todo lo liberal que puede ser un cardenal, al fin y al cabo. Cualquiera de ellos hubiera podido desmontar de nuevo el servicio secreto, Apartamento de la familia Dicanti

tal vez para siempre.

Via Della Croce, 12

—Eliminándoles desaparece la amenaza.

—Y de paso se incrementa la necesidad de la seguridad. Si Domingo, 10 de abril de 2005. 08:41

los cardenales desapareciesen sin más, habría muchas preguntas. Tampoco podrían hacer que parecieran accidentes: el papado es paranoico por naturaleza. Pero si usted está en lo cierto…

—Un disfraz para el asesinato. Dios, estoy asqueada. Me E sta vez fue Fowler quien despertó con el olor del café recién alegro de haberme alejado de la Iglesia.

hecho.

Fowler se acercó a ella y se acuclilló junto a la silla, tomán—Aquí tiene, padre. dola por ambas manos.

Él la miró, extrañado de que volviera a tratarle de usted.

Dottora, no se equivoque. Detrás de esta Iglesia, hecha Ella le respondió con una mirada firme, y él comprendió. La es288

de sangre y barro que ve ante usted, hay otra Iglesia, infinita e peranza había cedido ante la luz de la mañana, que ya llena289

invisible, cuyos estandartes se alzan fuertes hacia el cielo. Esa ba la habitación. No dijo nada, porque ella nada esperaba, ni él Iglesia vive en las almas de los millones de fieles que aman a nada podía ofrecer salvo dolor. Se sintió, sin embargo, reconCristo y su mensaje. Resurgirá de sus cenizas, llenará el munfortado por la certeza de que ambos habían aprendido de la exdo, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella. periencia, habían obtenido fuerza en las debilidades del otro. Paola le miró de frente.

Sería fácil pensar que la determinación de Fowler en su voca—¿De verdad cree eso, padre?

ción flaqueó aquella mañana. Sería fácil, pero sería erróneo. Al

—Lo creo, Paola.

contrario, él le agradeció que acallara sus demonios, al menos Ambos se pusieron de pie. Él la besó, tierno y firme, y ella por un tiempo.

le aceptó como era, con todas sus cicatrices. La angustia de ella se Ella se alegró de que él comprendiera. Se sentó al borde de diluyó en el dolor de él, y durante unas horas descubrieron la cama, y sonrió. Y no fue una sonrisa triste, porque ella había juntos la felicidad.

derribado una barrera de desesperación aquella noche. Aquella mañana fresca no traía certidumbre, pero al menos disipaba la confusión. Sería fácil pensar que ella le alejaba para no sentir de nuevo dolor. Sería fácil, pero sería erróneo. Al contrario, ella le entendía y sabía que aquel hombre se debía a su promesa y a su propia cruzada.

Dottora, he de decirle algo, y no será fácil de asumir.

—Usted dirá, padre —dijo ella.

—Si alguna vez deja su carrera de psiquiatra criminóloga, juan gómez-jurado

espía de dios

por favor, no monte una cafetería —dijo él, haciendo una mueasesinato. El asunto aún no ha trascendido, así que igualmente ca hacia el café de ella.

los cardenales se rebelarían si Cirin intentase impedirles rezar Ambos rieron, y por un momento todo fue perfecto. el novenario. No, las misas tendrán lugar, pase lo que pase. Maldita sea, si incluso podría haber muerto ya otro cardenal y nosotros no lo sabríamos.

Media hora después, ambos duchados y frescos, debatían los

—Joder, necesito un cigarrillo.

pormenores del caso. El sacerdote, de pie junto a la ventana de Paola buscó por la mesa el paquete de Pontiero, se palpó el la habitación de Paola. La criminóloga, sentada en el escritorio. traje. Llevó la mano al bolsillo interior de la chaqueta y encon—¿Sabe, padre? A la luz del día, la teoría de que Karoski tró un cartoncito pequeño y duro.

pueda ser un asesino dirigido por la Santa Alianza se vuelve

«¿Qué es esto?»

irreal.

Era una estampa de la Virgen del Carmen. La que le había

—Es posible. Sin embargo, a la luz del día, sus mutilaciones dado el hermano Francesco Toma al despedirse de ella en Sansiguen siendo muy reales. Y si tenemos razón, los únicos capata Maria in Traspontina. El falso carmelita, el asesino Karoski. ces de detenerle seremos usted y yo.

Llevaba el mismo traje negro que se había puesto aquella maSólo con aquellas palabras, la mañana perdió brillo. Paola ñana de martes, y la estampa aún seguía allí. sintió tensarse su alma como una cuerda. Ahora era más cons—¿Cómo he podido olvidarme de esto? Es una prueba. ciente que nunca de que atrapar al monstruo era su responsaFowler se acercó, intrigado. bilidad. Por Pontiero, por Fowler y por ella misma. Y cuando lo

—Una estampa de la Virgen del Carmen. Lleva algo escrito tuviera en las manos, quería preguntarle si alguien sostenía su por detrás.

290

correa. De ser así, no pensaba contenerse.

El sacerdote leyó en voz alta, en inglés:

291

—La Vigilanza está comprometida, eso lo comprendo. Pero

¿y la guardia suiza?

If your very own brother, or your son or daughter, or the wi-

—Hermosos uniformes, pero muy poca utilidad real. Pro fe you love, or your closest friend secretly entices you, do not bablemente ni siquiera sabrán que han muerto ya tres carde yield to him or listen to him. Show him no pity. Do not spare nales. Yo no contaría con ellos: son simples gendarmes. him or shield him. You must certainly put him to death. Then all Paola se rascó la nuca, preocupada.

Israel will hear and be afraid, and no one among you will do such an evil thing again.

—¿Qué haremos ahora, padre?

—No lo sé. No tenemos una pista de dónde puede atacar Karoski, y desde ayer matar se le ha puesto más fácil. Paola tradujo, lívida de furia y rabia:

—¿A qué se refiere?

—«Si tu hermano, hijo de tu padre o hijo de tu madre, tu

—Los cardenales han comenzado con las misas de novenhijo o tu hija, la esposa que reposa en tu seno o el amigo que es diales. Es un novenario por el alma del difunto Papa. tu otro yo, trata de seducirte en secreto, no le perdonarás ni le

—No me estará diciendo…

encubrirás, sino que le matarás; y todo Israel, cuando lo sepa,

—Exactamente. Las misas serán por toda Roma. San Juan tendrá miedo y dejará de cometer este mal en medio de ti.»

de Letrán, Santa María la Mayor, San Pedro, San Pablo Extra—Creo que es del Deuteronomio. Capítulo 13, versículos 7

muros… Los cardenales dicen misa de dos en dos, en las cinal 12. cuenta iglesias más importantes de Roma. Es la tradición, y no

—¡Mierda! —escupió la criminóloga—. ¡Estuvo en mi bolcreo que la cambien por nada del mundo. Si la Santa Alianza sillo todo el tiempo! Joder, debía haberme dado cuenta de que está comprometida en esto, sería una ocasión idónea para un estaba escrita en inglés.

juan gómez-jurado

espía de dios

—No se torture, dottora. Un fraile le dio una estampa.

—No lo sé, pero creo que hay algo más. Algo que no se ve Considerando su falta de fe, no es de extrañar que no le dedia simple vista. Y creo que tengo por aquí una herramienta escara ni un segundo vistazo. pecial para estos casos.

—Tal vez, pero después supimos quién era ese fraile. Debí

La criminóloga trasteó en un armario cercano. Al final, del acordarme de que me había dado algo. Estaba más preocupada fondo extrajo una caja cubierta de polvo. La depositó con cuiintentando recordar lo poco que vi de su cara en aquella oscudado encima del escritorio. ridad. Si hasta…

—No utilizaba esto desde mis tiempos en el Instituto. Fue

«Intentó predicarte la palabra, ¿recuerdas?»

un regalo de mi padre.

Paola se detuvo. El sacerdote se volvió, con la estampa en la Abrió la caja despacio, con gesto reverente. Aún permanemano. cía fija en su memoria la advertencia sobre aquel artilugio, so—Mire, dottora, es una estampa normal. Sobre la parte de bre lo caro que era y lo mucho que debía cuidarlo. Lo sacó y lo atrás pegó un papel adhesivo imprimible…

depositó sobre la mesa. Era un microscopio corriente. Paola ha«Santa María del Carmen.»

bía trabajado en la universidad con equipos mil veces más ca—… con mucha habilidad para poder colocar este texto. El ros, pero no había tratado ninguno con el respeto con el que Deuteronomio es…

había tratado éste. Le alegró conservar aquel sentimiento: era

«Llévela siempre con usted.»

un hermoso vínculo con su padre, una rareza en ella, que cons—… una fuente de lo más inusual en una estampa, ¿sabe?

tantemente lamentaba el día en que le perdió. Se preguntó, fuCreo que…

gazmente, si no debería atesorar los recuerdos brillantes en vez

«Le indicará el camino en estos tiempos oscuros.»

de aferrarse a la idea de que se lo habían arrebatado demasiado 292

—… si tiro un poco de la esquina, podré despegarlo…

pronto.

293

Paola le agarró del brazo; la voz se convirtió en un agudo

—Acérqueme la estampa, padre —dijo sentándose frente al chillido:

microscopio.

—¡NO LA TOQUE!

El papel de estraza y el plástico habían protegido el aparato Fowler parpadeó, sobresaltado. No movió un músculo. La del polvo. Colocó la estampa bajo la lente y enfocó. Con la macriminóloga le quitó la estampa de la mano. no izquierda deslizó el cartón coloreado, estudiando despacio la

—Siento haberle gritado, padre —le dijo Dicanti, intentanimagen de la Virgen. No encontró nada. Le dio la vuelta a la esdo calmarse—. Acabo de recordar que Karoski me dijo que la tampa para poder estudiar el reverso.

estampa me mostraría el camino en estos tiempos oscuros. Y

—Un momento… Aquí hay algo.

creo que hay un mensaje en ella, concebido para burlarse de Paola le cedió el visor al sacerdote. Ampliadas quince veces, nosotros.

las letras de la estampa eran grandes barras negras. Sobre una

—Quizás. O podría ser sólo una maniobra más para despisde ellas, sin embargo, había un minúsculo círculo blanquecino. tarnos.

—Parece una perforación.

—La única certeza en este caso es que estamos muy lejos de La inspectora volvió a adueñarse del microscopio. contar con todas las piezas del puzle. Espero que podamos en—Juraría que ha sido realizada con un alfiler. Desde luego, contrar algo aquí.

se ha hecho adrede. Es demasiado perfecta.

Le dio la vuelta a la estampa, la miró al trasluz, olió el cartón.

—¿En qué letra aparece la primera marca?

Nada.

—En la F de If.

—El pasaje de la Biblia podría ser el mensaje. Pero ¿qué

Dottora, por favor, compruebe si hay más perforaciones quiere decir?

en otras letras.

juan gómez-jurado

Paola barrió la primera línea del texto.

—Aquí hay otra.

—Siga, siga.

Al cabo de ocho minutos, la criminóloga consiguió localizar un total de once letras perforadas.

IF youR very own brother, or your son or dAughter, or the (TELETIPO DE REUTERS, 10 DE ABRIL DE 2005. 08:12 GMT) wife you love, or your closest frieNd secretly entiCes you, do not yield to hIm or listen to him. Show him no pity. Do not spare him or shield him. You muSt certainly put Him to death. Then

All Israel Will hear and be afraid, and no one among you will do