50 INT. CAVERNA BAJO EL ÁRBOL - DÍA
Una caverna húmeda y oscura. Aquí las raíces lo abrazan todo.
Ofelia cae un par de metros y aterriza en un charco de lodo. Mira a su alrededor y se topa cara a cara con un repulsivo y enorme SAPO albino.
Es del tamaño de un cerdo grande, sus ojos dorados parpadean mientras el buche se infla y desinfla rítmicamente.
Con su larga lengua atrapa un par y se los come. Las cáscaras crujen entre las mandíbulas del sapo.
Ofelia esboza una mueca de repulsión y, tratando de reponerse, comienza a hablar. Una cochinilla escarlata le camina por la mejilla.
OFELIA
S-soy— Soy la princesa Mo—
¡¡¡¡FWAPPPPP!!!! El sapo expulsa su blanda y rosácea lengua. Esta se aplasta y adhiere contra la cara de Ofelia, retrayéndose luego y dejándola cubierta de espesas babas translúcidas.
Por el suelo ruedan tres de las piedras de ámbar. Ofelia escupe con repugnancia.
OFELIA
Soy— la princesa Moanna— Y— y— no
te tengo miedo—
El sapo se hincha como un globo y vibra violentamente mientras ruge.
Ofelia retrocede un par de pasos, asustada.
El sapo vuelve a su actitud de reposo.
Ofelia trata de rodear al sapo, buscando un ángulo seguro para saltar sobre él mientras recoge las tres piedras de ámbar.
Pero el repugnante animal se mueve al mismo tiempo que ella, manteniendo contacto visual todo el tiempo.
Ofelia empuña las piedras de ámbar. Un par de ellas caen al lodo. Ella se inclina a recogerlas y, disimuladamente, coge una cochinilla gorda y jugosa. El bicho se encoge formando una pelotita. Se lo guarda en la misma mano que las piedras de ámbar.
El sapo ruge de nuevo, expulsa la lengua, y le atrapa la mano a Ofelia. Ella lo permite. Cuando la lengua se retrae, en su mano, cubierta de babas, ya no está el insecto—
Ni las piedras de ámbar.
El animal ruge violentamente y encara a Ofelia, que descubre, a unos metros una de las piedras de ámbar, en el lodo—
La recoge y lucha violentamente con el sapo, hasta que este abre la boca. Ella le introduce el brazo hasta el codo y le cierra el hocico, obligándolo a tragar.
El sapo lucha por soltarse. Lo logra. Ofelia cae al lodo.
El sapo da un par de pasos hacia ella, pero es presa de grandes arcadas, súbitamente expulsa una enorme burbuja de gelatina nacarada, bañada en sangre y líquidos.
Es tal el esfuerzo y tan brutal la deyección, que la piel del sapo queda vacía en el suelo, como el zurrón de una serpiente que ha mudado de piel.
Ofelia levanta la piel vacía y luego mira la burbuja— en el centro de esta:
Una llave dorada.
Ofelia mete las manos en la burbuja, tratando de cogerla.
CORTA A:
51 EXT. CLARO EN MEDIO DEL BOSQUE - DÍA
Vidal y sus hombres cruzan el bosque y llegan a un claro en medio del bosque. El Capitán, Serrano y algunos de sus hombres desmontan mientras los otros continúan monte arriba.
Vidal descubre, los restos de una fogata. Remueve los restos y encuentra algunos rescoldos. Se quita un guante y juega con una roca, aún caliente.
VIDAL
Hará menos de media hora— Han
salido escopeteados.
Encuentra restos de comida y bebida.
VIDAL
Una docena, como mucho…
Garcés encuentra un billete de lotería, medio chamuscado.
GARCÉS
Manda cojones— Encima se olvidan la
lotería.
Escondidos en un montón de tierra, Vidal encuentra los restos del pequeño paquete que el doctor le entregara a Mercedes.
Lo abre: contiene ampollas de medicina vacías. Sonríe.
De pie Vidal busca con la mirada a su alrededor: no hay nadie a la vista.
SERRANO
Capitán, que?—
VIDAL
(interrumpe)
Están aquí. Esos hijos de puta
están aquí— Nos están viendo.
Mira a su alrededor— Nada…
Levanta, como un trofeo, la caja vacía y el billete de lotería.
VIDAL
¡Eh! Os habéis olvidado esto—
Silencio. Los arboles crujen suavemente, algún pájaro canta. Se escucha ruido lejano de tormenta.
VIDAL
Y el billete de lotería—
(pausa)
¿Porque no bajáis por él? Tendría
huevos que os tocara—
Vidal le entrega a Garcés el billete de lotería y la caja y monta en su caballo. Sus hombres le imitan y se alejan.
Empieza a llover. Observándolo todo, escondidos— invisibles— entre los árboles aparecen seis o siete GUERRILLEROS.
Entre ellos, PEDRO, un joven alto y recio.
Con un rápido movimiento desaparecen entre la maleza.
CORTA A:
52 EXT. ÁRBOL VIEJO - ATARDECER
El cielo se a cubierto de nubes de tormenta. Llueve a cántaros.
Ofelia emerge de debajo de las raíces con la llave dorada en la mano. Está sucia, exhausta y sudorosa.
Se acerca a buscar su vestido impecable, pero no está.
Después de buscar durante unos segundos encuentra la diadema. Cubierta de lodo.
Unos metros más allá— el vestido— fundido con el fango del suelo.
CORTA A:
53 EXT. MOLINO - ANOCHECER
Llueve. Llegan un par de los automóviles BENTLEY. De ellos descienden el SACERDOTE del pueblo, el CAPITÁN DE LA GUARDIA CIVIL y dos de sus subalternos, el ALCALDE, su ESPOSA, el DOCTOR y, de su brazo, su ESPOSA, entre otros HUÉSPEDES.
Los soldados resguardan a los huéspedes de la lluvia con múltiples paraguas.
Vidal los recibe a todos con su uniforme de gala.
54 INT. COMEDOR - NOCHE
Carmen, angustiada, inspecciona el comedor que luce fastuoso, listo para el banquete. Mercedes la empuja en su silla de ruedas. Conchita y Paz terminan de colocar algunos cubiertos.
CARMEN
(a Mercedes)
Revisasteis el jardín— ¿el granero?
MERCEDES
Sí, señora—
Las voces de los huéspedes que se acercan.
CARMEN
Quita el lugar de la niña. Rápido.
Mercedes hace una seña a las chicas, que rápidamente retiran uno de los servicios de la mesa. Vidal entra—
VIDAL
Pasen, por aquí, por favor— Y
permítanme presentarles a mi
esposa: Carmen.
Carmen sonríe débilmente.
CARMEN
Encantada—
55-56 OMITIDAS
57 INT. COMEDOR - NOCHE
La lluvia mancha los cristales del comedor. La cartilla de racionamiento con los sellos de la falange. La examina el ALCALDE.
VIDAL
Una cartilla de racionamiento por familia—
ALCALDE
¿Una?—
VIDAL
Nada más.
El comedor luce sus mejores galas. Sentados junto a Vidal están: El Doctor, el ALCALDE y sus ESPOSAS, Garcés, Carmen los otros invitados.
ALCALDE
Capitán— No sé si será suficiente.
Todos comen abundantemente y son servidos con gran cuidado por Mercedes y sus asistentas.
SACERDOTE
(comiendo)
Mmj-sí son cuidadosos, sí—
VIDAL
Lo que no podemos permitir es que
sigan enviando comida a los del
monte
Se sirve una enorme porción de carne y verduras.
VIDAL
Están perdiendo terreno—
(pausa)
Van a cuestas al menos con un
herido. Quizás de gravedad…
DOCTOR
Con perdón, Capitán, pero— ¿Cómo
está tan seguro?
Vidal pone sobre la mesa el paquete de medicinas y jeringas. El Doctor mira a Mercedes, que está lívida.
VIDAL
Hoy casi les cogemos.
SACERDOTE A esta gente, Dios ya les ha
salvado el alma. Lo que al cuerpo
le suceda, bien poco le importa—
El Doctor examina una de las ampollas. En ella hay un número de serie grabado. Lo reconoce. Mercedes y él se miran brevemente.
CAPITÁN GUARDIA CIVIL
O acabamos con ellos o se cargan el país—
ALCALDE
Nosotros le asistiremos en todo lo
que necesite, Capitán. Sabemos que
no está usted aquí por gusto.
VIDAL
En eso se equivoca.
(pausa)
Yo estoy aquí porque quiero que mi
hijo nazca en una España limpia y
nueva.
(pausa)
Porque esta gente parte de una idea
equivocada: que todos somos iguales—
Pero hay una gran diferencia… la
guerra se acabó. Y ganamos nosotros.
(pausa)
Y si para que nos enteremos todos
hay que matar a esos hijos de
puta, pues los matamos y ya está…
Vidal alza su copa. Todos le imitan. Incluso, contra su voluntad, el doctor.
VIDAL
Por gusto.
Mercedes tiembla de ira, pero se contiene y sale de ahí— Vidal observa esto.
57A INT. COCINA - NOCHE
La cocina está en plena actividad preparando los platillos. A través de los cristales podemos ver la intensa lluvia.
La puerta al comedor se abre y Mercedes entra, pálida y temblorosa. Se apoya en una mesa y trata de calmarse.
CONCHITA
Pero ¿qué te pasa, mujer? Estás
pálida…
MERCEDES
No es nada— un mareo— ya se me
pasará. Voy a por más leña—
Sale—
57B EXT. MOLINO - MONTANA DE LEÑA - NOCHE AMERICANA
Llueve aún, Mercedes sale de la casa con una linterna encendida, se dirige a una pila de leños.
Mira con tristeza hacia el monte. Utilizando su mano, bloquea la luz una, dos, tres veces—
57C EXT. BOSQUE CERCANO AL MOLINO - NOCHE AMERICANA
Desde el bosque, en medio de la lluvia, alguien mira hacia el molino con binoculares.
Es Pedro, el joven guerrillero. A su alrededor hay otros más. Vigilantes. Preparados.
57D EXT. MOLINO - MONTANA DE LEÑA - NOCHE AMERICANA
Mercedes apaga la linterna y recoge algunos leños. De pronto—
De pronto Mercedes descubre a Ofelia, caminando hacia ella con el vestido enlodado.
MERCEDES
Madre mia. ¿Dónde te habías metido?
(no hay respuesta)
Mira como te has puesto hija estás chipiada—
57E INT. COMEDOR - NOCHE
La cena continúa.
ESPOSA DEL DOCTOR
(a Carmen)
¿No come usted?
CARMEN
No tengo mucho apetito—
ESPOSA DEL DOCTOR
Bendito sea Dios. Yo en cambio—
Se sirve del plato de Carmen.
ESPOSA DEL ALCALDE
¿Cómo se conocieron usted y el Capitán?
CARMEN
(asiente)
El padre de Ofelia le confeccionaba
los uniformes.
ESPOSA DEL ALCALDE
Ah, vaya—
Ahora los hombres han callado y escuchan la conversación. En especial Vidal, que parece nervioso de que Carmen hable sus intimidades en público.
CARMEN
Cuando él murió yo entré a trabajar
en una tienda de géneros y hace
poco más de un año, el Capitán y
yo… nos volvimos a encontrar.
Vidal está furioso con ella pero se contiene.
ESPOSA DEL ALCALDE
Que curioso, ¿verdad? Digo yo,
volverse a encontrar después de
tanto tiempo—
ESPOSA DEL DOCTOR
Curioso. Curiosísimo—
VIDAL
Perdonen a mi mujer— No ha visto
mucho mundo ¿Saben?— Cree que a
todos nos interesan esas tonterías.
Mercedes se acerca discreta y le murmura algo al oído a Carmen.
CARMEN
Si me disculpan un momento—
Mercedes empuja la silla de ruedas. Todos los hombres se ponen de pie. Vidal parece muy incómodo.
CAPITÁN GUARDIA CIVIL
¿Le he dicho ya que yo conocí a su
padre, Capitán?—
Vidal no puede reprimir una mueca, brevísima, de incomodidad.
VIDAL
No. No tenía ni idea.
CAPITÁN GUARDIA CIVIL
En Marruecos— Dejó en mí una
vivísima impresión.
VIDAL
Un gran Militar.
ALCALDE
¿Conocerá alguna anécdota?
CAPITÁN GUARDIA CIVIL
Ninguna en lo personal, pero dejó
detrás una curiosa leyenda: Los
hombres de la tropa decían— que
cuando murió, en el campo de
batalla— estrelló su reloj contra
el suelo—
Vidal parece incómodo. El Doctor le mira.
VIDAL
—para que constara la hora exacta
de su muerte. Para que su hijo
supiera como muere un valiente.
Vidal se cubre el bolsillo donde lleva el reloj y luego—
VIDAL
Son habladurías—
(niega con la cabeza)
Nunca tuvo un reloj.
CORTA A:
58 INT. BAÑO HABITACIÓN NORTE - NOCHE
Ofelia está flotando en la tina de agua caliente. Carmen habla con ella desde el marco de la puerta. En sus manos: vestido destrozado.
CARMEN
Lo que has hecho— Me duele. Me
duele más de lo que te puedes
llegar a imaginar. Cuando salgas
del baño te irás a la cama sin
cenar, ¿me has oído?
Ofelia asiente en silencio, visiblemente apesadumbrada.
CARMEN
A veces pienso que nunca aprenderás
a comportarte…
(pausa)
Me has decepcionado, Ofelia— y
también a tu padre—
OFELIA
¿Al Capitán?
CARMEN
Mucho. Me imagino que a él le
dolerá aún más que a mí.
Se marcha. Ofelia se queda ahí, flotando en el agua. Sonriendo.
De pronto escucha un zumbido. En la orilla de la tina se posa EL INSECTO VERDE. Ofelia se incorpora en el agua.
CORTA A:
59-62 OMITIDAS
62A EXT. POZO - NOCHE
Ofelia entra al pozo, guiada por el insecto.
Este se posa sobre unas vasijas de arcilla cerca del enorme monolito que ocupa el centro del pozo.
OFELIA
Hola— He traído la—
Descubre que en las vasijas hay huesos roídos, trozos de cráneo y parte de una quijada de cabra con dientes y carne momificada. Algunas moscas vuelan alrededor de los restos.
Una de las vasijas contiene sangre.
La niña observa el monolito: en él están grabadas las figuras del fauno abrazando a una niña que a su vez sostiene a un bebé.
FAUNO
Ese soy yo— y la niña sois vos…
De pronto el Fauno aparece detrás de ella.
OFELIA
¿Y el bebé?
VOZ FAUNO
¿Habéis conseguido la llave…?
La niña se la muestra. Él no revela emoción alguna aun cuando diga:
FAUNO
Me alegro…
Muerde un trozo de carne cruda. El insecto revolotea a su alrededor, transformándose en hada. El fauno le da un trocito de carne.
FAUNO
Ella ha creído en vuecencia desde
el principio… Le alegra mucho
vuestro éxito.
Ofelia asiente. El hada se le posa en el hombro y come su carne.
FAUNO
Conservad la llave— La necesitaréis.
Muy pronto—
Con un gesto mágico, le entrega un trozo de tiza.
FAUNO
Y también— Un poco de tiza.
Le acaricia la cara con sus manos sucias.
FAUNO
Faltan solo dos pruebas más… Y la
luna ya pronto estará llena…
(sonríe)
Tened paciencia… Pronto
pasearemos por los jardines de
esmeralda… por los siete patios
concéntricos de vuestro palacio.
OFELIA
¿Cómo se que lo que dices es verdad?
El fauno se acerca poco a poco a Ofelia. Su cara entra en la luz. Sus perversos ojillos son revelados por primera vez.
FAUNO
¿Porque habría de mentiros un pobre
fauno como yo?
Sonríe, y su sonrisa —afilada y brutal— es horrible. Sobre su cabeza, una nube oculta la luna. Ofelia retrocede. Por primera vez siente verdadero miedo de aquella criatura. Retrocede—
El fauno saca una larga flauta hecha con un fémur humano y empieza a tocar una extraña melodía. Ofelia sube las escaleras.
62B EXT. JARDINES - NOCHE AMERICANA
Ofelia se acerca al molino, evitando ser vista por los guardias.
De pronto escucha un ruido. Se esconde tras unos arbustos y ve como una figura sale del bosque: es Mercedes.
Cruza el jardín rápidamente, pero se detiene. Mira a su alrededor, especialmente al arbusto donde se oculta Ofelia.
Finalmente va hacia el edificio. Ofelia suspira. Se escucha una canción—
63-65 OMITIDAS
ENCADENA CON:
66 INT. DESPACHO VIDAL - BAÑO - AMANECER
Vidal, sin camisa, se afeita a navaja mientras escucha un disco.
67 EXT. MOLINO - AMANECER
La GENTE se pone en fila para recoger sus raciones.
Los Guardias Civiles se aseguran de que lo hagan ordenadamente.
SERRANO
Vamos, vamos, la cartilla en la
mano. A la vista.
Uno de los guardias anota en un libro las cantidades que se van entregando.
Vidal supervisa el reparto de grano, aceite y tabaco. Un guardia civil reparte bolsas con pan en las que va impresa propaganda.
CAPITÁN GUARDIA CIVIL
Este es el pan de cada día en la
España de Franco: El que guardamos
en nuestros graneros… Los rojos
mienten— Mienten al decir que en
España hay hambre…
Mercedes, Conchita y Paz salen del granero y acarrean sendos cubos de leche.
Mercedes se entrevista con un ANCIANO del pueblo que les entrega un pequeño paquete de cartas.
Mercedes las esconde y mira luego hacia la montaña.
68 OMITIDA
CORTA A:
69 INT. HABITACIÓN NORTE - AMANECER
Ofelia se despierta. Sigilosamente se desliza fuera de la cama. Su madre sigue dormida. Cuando Ofelia se ha alejado, su madre se queja suavemente.
70 INT. BAÑO - HABITACIÓN NORTE - AMANECER
Ofelia abre el libro. Impaciente, lo hojea—
NADA.
Busca y rebusca. Las páginas se funden calladamente.
NADA.
Ofelia mira una columna de sol dorado que entra por el ventanuco del baño. Extiende su mano, juega con ella.
Mira de nuevo la página del libro. En ella empieza a aparecer una pequeña mancha escarlata. Sangre.
Se expande rápidamente. Hasta cubrir toda la página.
Ofelia, asustada, suelta el libro. La sangre se extiende a la página vecina y la devora totalmente.
Retrocede. Abre la puerta.
VOZ CARMEN
(muy débil)
Ofelia…
71 INT. HABITACIÓN NORTE - AMANECER
Ofelia se vuelve para encontrarse con su madre. De la cama escurren torrentes de sangre hasta el suelo. Carmen extiende hacia la niña una mano ensangrentada.
CARMEN
(apenas un susurro)
Ofelia…
Se levanta de la cama: toda la parte inferior del cuerpo la tiene ensangrentada.
72 EXT. MOLINO - AMANECER
Conchita sale del edificio corriendo y se acerca a Vidal, quien continúa supervisando la entrega de víveres.
CÁMARA se aleja de la escena y observa como Vidal corre de regreso al molino.
CAPITÁN GUARDIA CIVIL
… Porque en la España Nacional,
Una, Grande y Libre no hay un hogar
sin lumbre ni una familia sin
pan…
El día acaba de comenzar. El cielo se ennegrece con nubes de lluvia.
CORTE A:
73 INT. VESTÍBULO - DÍA
Vidal espera impaciente. El Doctor sale de la habitación norte y con una seña le indica que lo acompañe.
VOZ DOCTOR
Su mujer necesita reposo absoluto.
Deberá permanecer sedada la mayor
parte del tiempo.
73A EXT. BALCÓN MOLINO / FACHADA - DÍA
DOCTOR
La niña deberá dormir en otra
habitación— Yo me quedaré aquí
hasta el alumbramiento…
Afuera está lloviendo a cántaros. Vidal está devastado.
VIDAL
Cúrela— No me importa lo que cueste—
No me importa lo que necesite.
Cúrela…
Por un momento, Vidal parece humano.
74-77 OMITIDA
78 INT. ÁTICO MOLINO - ATARDECER
Ofelia examina un sucio ático: Techos oscuros, bajos y torcidos. Hay goteras por todos lados.
Paz y Conchita preparan una cama con un enorme edredón y varios almohadones de pluma.
Mercedes cierra un tragaluz por el que está chorreando el agua de lluvia. Paz y Conchita salen.
MERCEDES
¿Quieres que te suba algo de cenar?
Ofelia niega con la cabeza.
MERCEDES
Luego tendrás hambre.
Ofelia niega con la cabeza. Mercedes le acaricia el pelo. Ofelia llora en silencio.
MERCEDES
No te preocupes. Tu madre se pondrá
buena muy pronto.
(pausa)
Tener un hijo es complicado.
OFELIA
Pues entonces yo no voy a tener ninguno—
Se abraza a Mercedes.
OFELIA
Tú les ayudas a los del monte, ¿verdad?
Mercedes no contesta.
OFELIA
Te vi salir del bosque, ayer por la noche…
MERCEDES
¿Se lo has dicho a alguien?
OFELIA
No se lo diré a nadie. Nunca. No
quiero que te pase nada malo.
MERCEDES
Ni yo a ti.
OFELIA
¿Sabes alguna nana?
MERCEDES
Solo una— pero no recuerdo la letra…
OFELIA
No importa, quiero escucharla.
Mercedes le tararea una nana dulcísima en aquel ático desolado, oscuro y lleno de goteras. La voz de Mercedes continúa brevemente sobre la siguiente escena—
FUNDE A:
79-81 OMITIDAS
82 INT. COCINA - NOCHE
Lluvia en las ventanas. Mercedes está sola en la cocina. En sus brazos lleva una bolsa de lona. En el fogón arde un fuego débil.
Se arrodilla en el suelo y remueve una baldosa: Ahí ha guardado algunos embutidos, una botella de aguardiente y algunos papeles. Empieza a echar todo a la bolsa. Una figura entra a la cocina, sobresaltándola.
DOCTOR
Soy yo— tranquila—
Mercedes exhala, aliviada.
83 EXT. PUENTE AMARILLO - NOCHE AMERICANA
Mercedes cruza el río, debajo de un puente, acompañada por el Doctor. Van descalzos y llevan los zapatos en la mano.
Mercedes lleva la bolsa de lona, repleta de provisiones.
84 EXT. LECHO DEL RIO - NOCHE AMERICANA
DOCTOR
Esto es una locura. Si ese hombre
nos descubre— cuando nos descubra
nos va a matar. A todos. ¿Se da
cuenta de eso?
MERCEDES
¿Tanto miedo tiene, doctor?
DOCTOR
No. No es miedo— Al menos no por mí—
La mira. Pero cuando ella le devuelve la mirada, él baja la vista.
De pronto— Un ruido. Luego silencio.
Algunas figuras se mueven entre los árboles y la lluvia.
Mercedes camina un par de pasos. Una de las figuras avanza directo a ella: es PEDRO, el joven Guerrillero. La abraza.
MERCEDES
Pedro, Pedro, hermano—
Lo besa en las mejillas. El Doctor mira con asombro como salen de entre las sombras, una veintena de hombres armados.
CORTA A:
84A INT. ÁTICO MOLINO - NOCHE
El techo gotea incesantemente. Hay bandejas, vasos y platos diversos por todo el piso, recogiendo el agua: PLIC-PLOC-PLIC-PLOC.
Ofelia esta dormida. Una sombra la cubre. La niña despierta sobresaltada: ahí está el fauno, al pie de su cama.
FAUNO
Habéis evitado la prueba…
Su aspecto es más lozano, más juvenil— pero a la vez más perverso.
OFELIA
No— no— mi madre ha enfermado.
Tengo que cuidar de ella—
FAUNO
No es excusa para la negligencia— Mirad—
El fauno rebusca en una harapienta bolsa, extrae una retorcida raíz de mandrágora.
FAUNO
Esta es una mandrágora… Una
planta que soñaba con nacer, con
ser humana… Colocadla debajo de
la cama de vuestra madre, en un
cuenco con leche fresca. Cada
mañana, dadle de beber dos gotas de
sangre— Vuestra madre y vuestro
hermano estarán bien…
Ofelia recibe la raíz, no sin repulsión.
FAUNO
Ahora— Llevad a cabo la prueba. La
luna llena está cercana
Ofelia asiente.
FAUNO
Dejaros guiar por ellas. Iréis a un
lugar muy peligroso.
(pausa)
Tened cuidado: Lo que ahí habita,
no es humano—
Camina hasta Ofelia, le entrega el macuto de madera y un pequeño RELOJ DE ARENA de madera tallada.
FAUNO
Veréis un lujoso banquete. No
comáis ni bebáis nada de él
mientras estáis allí.
(pausa)
(mismo)
FAUNO
(continuo)
Absolutamente nada— Os va la vida
en ello…
Saca una flauta transversal, tallada en un fémur humano. Empieza a tocarla. La música continúa—
CORTE A:
86 EXT. GRUTA - NOCHE AMERICANA
Empapado, el grupo se acerca a una gruta, semioculta entre dos enormes peñascos.
85A INT. ENTRADA GRUTA - NOCHE AMERICANA
Entran en ella.
86 INT. GRUTA - NOCHE
Iluminados por docenas de lámparas de aceite se refugian los Guerrilleros.
Dos docenas a lo más.
Mercedes abre la bolsa de lona y reparte cartas, comida, tabaco y periódicos.
MERCEDES
Os he traído algo para leer y un
poco de aguardiente, tabaco,
queso… Un par de cartas para
Trigo y para «Piloto»— Polvo para
los piojos y chorizos para el
«Tarta»—
Los hombres se reparten el diario entre ellos. Una página cada uno.
PEDRO
¿De dónde has sacado tanta comida?
MERCEDES
Pues de aquí— De allá—
Pedro la besa y saca una navaja para cortar un trozo de chorizo. Come con fruición.
El Doctor se acerca a un grupo de heridos (media docena al menos): uno de ellos, «FRANCÉS». Está muy enfermo y débil. Tiene la pierna herida y vendada.
DOCTOR
Vamos a ver como sigue eso,
«Francés»—
FRANCÉS
¿Pues como va a seguir, Doctor?
Jodido.
87 INT. GRUTA - MAS TARDE
EL TARTA (leyendo el diario)
T-t-ropas norteamericanas,
británicas y c-canadienses han
desembarcado en una pequeña playa
al no-norte de Francia.
Le arrebata el diario TRIGO, un guerrillero fornido—
TRIGO
Trae acá, Tartaja—
(lee)
Más de ciento cincuenta mil soldados—
(silba)
—bajo el mando del General Dwight
D. Eisenhower— que dijo: «no
aceptaremos nada que no sea la
plena victoria» sobre Alemania.
Todos alrededor de Trigo, se agrupan para oír las noticias. En sus rostros asoma la esperanza.
PEDRO
Los aliados liberarán España, ya lo
verás. El enano de mierda colaboró
con Hitler, eso no se lo van a
perdonar— Ya lo verás—
FRANCÉS
Estáis todos tocaos del ala. No les
importamos. A ver si te enteras de
una puta vez, Pedro: estamos solos—
El Francés lía un pitillo. Lo enciende.
TARTA
Me c-cago e-e-en—
(todos le miran)
Me cago en la puta. El Bilbao g-g—
ganó al Valencia—
87A INT. GRUTA - NOCHE
El Doctor corta los vendajes de la pierna de «Francés». La pierna está en un estado lamentable.
FRANCÉS
¿Es grave, doctor?—
DOCTOR
Mira, «Francés» Yo— La pierna está
invadida de gangrena. No hay manera
de salvarla.
Se hace un silencio densísimo—
FRANCÉS
(estoico)
Eh, tú, Tarta, pásame el aguardiente—
Los hombres se lo pasan. «Francés» bebe media botella de un golpe.
FRANCÉS
Haga lo que tenga que hacer, doctor—
El doctor dispone sus instrumentos de trabajo. Entre ellos una sierra de acero inoxidable.
«Francés» bebe el resto de la botella y se coge con fuerza de los brazos de Trigo y del Tarta.
El Doctor le ajusta un TORNIQUETE MEDICO a la pierna.
DOCTOR
(a Mercedes y Pedro, en voz baja)
Que no se mueva. Trataré de hacerlo
en tan pocos cortes como sea
posible—
Mercedes y Pedro ponen su peso sobre la pierna mala.
El Doctor apoya la sierra—
FRANCÉS
Un momento, doctor— un momento.
Respira hondo y aprieta los dientes. Asiente débilmente. El doctor corta.
88 INT. ÁTICO MOLINO - AMANECER
Ofelia saca su libro de debajo de la cama. Lo abre. En él hay una ilustración: Ofelia en una habitación donde hay una fastuosa mesa repleta de comida y tres nichos. También hay una pálida figura humana al otro lado de la mesa…
VOZ FAUNO
Con la tiza, trazaréis el contorno
de una puerta en cualquier parte de
vuestra habitación…
Ofelia obedece. Traza el contorno de una puerta en la pared luego la empuja: SE ABRE.
Detrás hay un larguísimo pasillo tallado en roca.
VOZ FAUNO
Una vez abierta la puerta, iniciad
el reloj de arena y daros prisa.
Ofelia lo hace y luego entra en el pasillo. Lleva el macuto colgado al cuello.
89 INT. LARGO PASILLO HACIA EL SALÓN DE BANQUETE - AMANECER
La puerta que se ha abierto está ubicada en la parte alta del pasillo.
Ofelia utiliza una vieja silla como escalera y desciende hasta el suelo del pasillo.
Conforme avanza por él, su habitación en el ático va quedando atrás.
Adelante se percibe una fuente de luz cálida. Ofelia va hacia ella.
89A INT. ÁTICO / INTERCORTE A RELOJ DE ARENA.
La arena cae rápidamente—
90 INT. SALÓN DE BANQUETES DEL HOMBRE PÁLIDO
Ofelia entra a un salón de complejas arquerías y techos muy bajos. Cada columna de la arquería representa a un árbol con las ramas extendidas. En el piso hay un elaborado patrón de mosaico y el techo exhibe un fresco con las fases de la luna.
En el centro de la habitación hay una enorme mesa de madera tallada sobre la que hay exhibidas infinidad de viandas: Pasteles, pescados, licores, frutas exóticas, etc.
La luz proviene del fuego en una enorme chimenea.
A los lados de las múltiples columnas hay iguales montículos de zapatitos infantiles raídos.
Al final de la mesa está sentado un HOMBRE PÁLIDO y extraño, con facciones ambiguas y borrosas. Está rígido como una estatua y tiene la cabeza y brazos torcidos, como una momia. No tiene ojos.
Delante de él hay un plato dorado, exquisito en el que hay dos ojos de vidrio.
Encuentra los tres nichos indicados. Cada uno tiene una superficie dorada, pulida y perfecta en la que es visible una cerradura.
Ofelia saca la llave dorada. Trata de decidir cual de las puertas abrir. El calor que la enorme chimenea produce, la hace sudar copiosamente.
EL macuto empieza a vibrar furiosamente.
DENTRO: Las hadas luchan por salir.
Ofelia lo abre. Las hadas salen volando.
Se pasean por encima de las tres puertas, como moscas sobre tarros de miel. Abren y cierran sus alas repetidas veces, vibrando, comunicándose, olisqueando la superficie de metal.
90A INT. ÁTICO / INTERCORTE A RELOJ DE ARENA.
Queda menos de la mitad de la arena—
90B INT. SALÓN DE BANQUETES DEL HOMBRE PÁLIDO - NOCHE
El hada verde se detiene en la puerta de en medio y vuela anunciando su decisión.
Ofelia va hasta la puerta y coloca la llave. Pero—
OFELIA
No. Es este—
—cambia de opinión y va a la puerta de al lado.
Coloca la llave y le da la vuelta. Se oye un sonoro «clack»—
Ofelia mira a su alrededor— nada ha pasado. Todo está en aparente calma. El hombre pálido está inmóvil.
Ofelia abre la puerta y mete la mano al interior del nicho. Busca extraer lo que hay en él.
Su mano se acerca a un bulto de unos dieciséis centímetros, envuelto en tela parda, vieja y sucia.
Retrocede con su botín y golpea la orilla de la mesa— volcando un plato lleno de uvas rojas.
Las recoge y coloca sobre la mesa.
Dos de ellas han quedado en el suelo.
A Ofelia le gruñe el estómago de hambre.
A escondidas, bajo la mesa, se come la primera uva.
Sin que ella lo vea, el hombre pálido yergue la cabeza— mueve los brazos— se coloca los ojos de vidrio en las palmas de las manos— y sonríe: Sus dientes y encías quedan expuestas.
Ofelia se come la segunda uva. Sin que ella lo vea—
El hombre pálido camina hacia ella, moviéndose de manera desarticulada y espástica.
Se encorva como un animal a punto de atrapar a su presa.
Ofelia se vuelve justo a tiempo. El hombre pálido ruge. Las hadas vuelan hacia él. Le atacan.
El engendro manotea el aire, furiosamente y finalmente devora a dos de las pequeñas criaturas.
Ofelia echa a correr. El hada verde le sigue.
El hombre pálido, desgarra a las hadas mientras gimen.
92 OMITIDA
93 INT. LARGO PASILLO HACIA EL SALÓN DE BANQUETE
Ofelia corre por el pasillo.
En el reloj de arena caen los últimos granos.
La puerta, en la pared, se cierra lentamente.
En el reloj cae el último grano de arena.
La puerta se cierra por completo.
Desesperada, Ofelia golpea la pared donde en algún momento estuvo la puerta. El HADA VERDE trepa al macuto. Ofelia lo cierra y sube a la endeble silla.
94 INT. ÁTICO MOLINO 94
Los golpes y esfuerzos de Ofelia son apenas audibles en el ático vacío.
95 INT. LARGO PASILLO HACIA EL SALÓN DE BANQUETE
Ofelia mira como la silueta del hombre pálido aparece al final del pasillo.
Desesperada busca en sus bolsillos y encuentra el trozo de tiza. Sube más alto, usando como escalera, el respaldo de la silla.
Trata de dibujar en la pared rocosa, pero la tiza se rompe.
El hombre pálido sonríe, y su boca se expande de manera monstruosa, proyectando encías y dientes varios centímetros fuera del cráneo.
Su cuerpo se dobla de forma brutal e imposible, quebrando sus piernas y torciendo su cintura hasta quedar a cuatro patas.
Corre por el pasillo, sus dientes y encías se alargan y preparan—
Ofelia traza una puerta en la parte superior del túnel— empuja y abre—
96 INT. ÁTICO MOLINO - AMANECER
Una puerta en el piso del ático
97 INT. LARGO PASILLO HACIA EL SALÓN DE BANQUETE
Ofelia trepa por la nueva salida.
La silla cae. Ella apenas logra sostenerse. Sus piernecillas cuelgan durante un momento.
El ente pálido se acerca a ella cada vez más rápidamente. Ofelia trepa fuera del pasillo.
Las mandíbulas del Hombre Pálido chasquean en el aire—
98 INT. ÁTICO MOLINO - AMANECER
Ofelia trepa al ático. Cierra la puerta tras de sí, ve una palangana con agua y la vuelca sobre las marcas de tiza en el piso.
Estas se disuelven al tiempo que algo golpea violentamente desde abajo, quebrando el piso, pero no logrando penetrar al ático.
Las quebraduras desaparecen… Todo queda en paz.
Ofelia cae al suelo, agotada.
CORTA A:
99 EXT. GRUTA - AMANECER
Mercedes, el doctor y Pedro descienden. Algunos guerrilleros vigilan su avance.
PEDRO
Ya pronto tendremos gente de Jaca.
Unos cincuenta hombres— Entonces
nos veremos las caras con Vidal—
99A EXT. ARROYO EN MEDIO DEL BOSQUE - DÍA
DOCTOR
¿Y— qué va a pasar? Lo matáis a él
y vendrá otro igual— y otro— y otro
más—
El Doctor lava su instrumental en el río.
DOCTOR
Lo tenéis jodido. Vidal tiene todo
el tiempo del mundo— tiene armas,
un techo… Necesitáis medicinas—
comida—
Mercedes se aleja un momento.
DOCTOR
Tú debes cuidar de Mercedes. Si de
verdad te importa, cruza la
frontera con ella— Esto está
perdido—
(pausa)
Los hombres como Vidal siempre
ganan, Pedro— Siempre.
PEDRO
Yo aquí me quedo, Doctor. No hay
más…
(pausa)
Si yo falto— usted verá por ella.
(pausa)
Yo sé cuanto le importa.
El doctor parece sorprendido de lo que ha dicho Pedro. Mercedes vuelve—
PEDRO
Ya casi amanece… Tenéis que iros—
Mercedes le entrega una llave.
MERCEDES
No pueden bajar ahora.
(a Pedro)
Eso es lo que él está esperando—
PEDRO
Déjamelo a mi—
Abraza a su hermana—
MERCEDES
Soy una cobarde.
PEDRO
No lo eres.
MERCEDES
Sí— una cobarde— una mierda.
(pausa)
Todo el día metida ahí, al lado de
ese hijo de puta. Lavando su ropa,
haciéndole la cama, dándole de
comer.
(pausa)
Y si el doctor tiene razón— ¿y no
podemos ganar?
PEDRO
Por lo menos se lo pondremos
difícil a ese hijo de puta.
Se escucha una alegre canción.