1 OSCURIDAD:
Una dulce canción de cuna, tarareada por una voz femenina.
SOBREIMPRESIÓN: ESPAÑA, 1944.
Y luego: QUINTO AÑO DE PAZ.
Una respiración infantil. Difícil, llena de dolor.
ABRE DE NEGRO:
2 EXT. LABERINTO - NOCHE
En PRIMER PLANO, el rostro de OFELIA: 10 años, ojos enormes y húmedos, pelo negro como el ala de un cuervo.
Yace en el suelo musgoso. De su nariz mana un grueso hilo de sangre.
Pero— la sangre fluye hacia atrás, hacia la nariz.
Gota a gota, la sangre desaparece y su piel absorbe la mancha, quedando impoluta.
VOZ NARRADOR
Cuentan que hace mucho, mucho
tiempo, en el mundo subterráneo,
donde no existe la mentira ni el
dolor…
Cerca de ella, tirado en el suelo, está un libro de cuentos de hadas. El aire mueve sus hojas. Cada vez más rápidamente.
Nos damos cuenta que las hojas del libro se mueven también hacia atrás hasta que sus tapas se cierran.
Las pupilas de Ofelia se dilatan.
CÁMARA entra en una de ellas.
3 LA OSCURIDAD DE NUEVO:
La imagen de un espejo negro, flotando en la nada absoluta.
En su superficie se reflejan texturas y formas indefinidas.
Su superficie explota, como un estanque de negro líquido.
Se traga la cámara, que vaga por la penumbra durante unos instantes. A lo lejos: el sonido de un viento lejano y subterráneo.
VOZ NARRADOR (continúa)
… vivía una princesa que soñaba
con el mundo de los humanos.
Se adivina apenas la silueta de un castillo— Aquí, ¿un torreón?, Allí, ¿una estatua?, ¿una almena?, ¿ventanas iluminadas? Algunas hojas secas cruzan el cuadro.
VOZ NARRADOR
Soñaba con el cielo azul, la brisa
suave y el brillante sol…
Finalmente se definen las paredes húmedas de un POZO ARTESANO.
VOZ NARRADOR
Un día, burlando toda vigilancia,
la princesa escapó.
Una figura femenina en silueta, cruza delante de CÁMARA actuando como cortinilla.
VOZ NARRADOR
Una vez en el exterior, la luz del sol
la cegó…
Una escalera circular lleva directamente hacia afuera.
Hacia la luz del día, donde la imagen—
FUNDE A BLANCO:
4 EXT. CIUDAD BOMBARDEADA - AMANECE
VOZ NARRADOR
Y borró de su memoria cualquier
indicio del pasado.
CÁMARA recorre diferentes viñetas de destrucción: Edificios bombardeados. Catedrales románicas en ruinas.
VOZ NARRADOR
La princesa olvidó quién era— de
donde venía… Su cuerpo sufrió
frío, enfermedad y dolor.
(pausa)
Y al correr de los años… murió.
Carteles Falangistas, pegados en paredes derruidas, declaran el triunfo de Franco. Entre las ruinas hay trazos borrosos de una guerra lejana: zapatos, gafas rotas…
Muy pronto adivinamos entre las musgosas texturas una tapicería de ropas húmedas y huesos amarillentos; huesos y ropas, ropas y huesos…
VOZ NARRADOR
Sin embargo, su padre, el Rey,
sabía que el alma de la princesa
regresaría…
Por entre los edificios en ruinas aparece 2 grandes automóviles negros: BENTLEYS y un camión MILITAR.
Sus brillantes carrocerías atraviesan frente a CÁMARA; llevan todos las insignias y banderas fascistas.
VOZ NARRADOR
… quizá en otro cuerpo, en otro
tiempo y en otro lugar.
Se dirigen hacia la montaña.
13 INT. AUTO - DÍA
VOZ NARRADOR
(leyendo en voz alta)
Y él la esperarla hasta su último
aliento. Hasta que el mundo dejara
de girar.
En el interior del auto viaja Ofelia, que lee un libro de cuentos de hadas ilustrado.
CÁMARA nos muestra una de las acuarelas que adornan las páginas: en ellas, una niña danza con gnomos y hadas.
A su lado, un pequeño atadillo de libros similares.
Ofelia va vestida con ropa sencilla, limpia pero gastada.
CARMEN
No entiendo para que has traído
tantos libros, Ofelia. Vamos al campo, al
aire libre—
Ofelia vuelve su mirada hacia el interior del auto, donde reposa su madre, CARMEN, de unos veintiocho, pelo negro, tez pálida y vestida de blanco y con chal y abanico. Su enorme vientre revela su avanzado embarazo.
CARMEN
(lee la portada del libro)
«Cuentos de hadas» Ya eres mayor
para llenarte la cabeza con tantas
zarandajas.
Carmen sonríe débilmente. Es claro que no se encuentra bien. Su pálida tez está húmeda de sudor.
Se lleva la mano al vientre.
CARMEN
Dios mío— Diles que paren el coche—
por favor—
Ofelia golpea la ventanilla del conductor con urgencia.
13A EXT. CAMINO EN MEDIO DEL BOSQUE - DÍA
La caravana de autos se ha detenido. Mientras Carmen se indispone.
Ofelia se acerca tímidamente.
CARMEN
Dame un momento, Ofelia—
Carmen le indica a señas que la deje a solas. Ofelia vaga por el bosque cercano. CRACK!! Pisa algo accidentalmente:
Una FRAGMENTO DE PIEDRA TALLADA. Mira a su alrededor y, junto al camino, descubre—
—un antiguo monolito con LETRAS CÉLTICAS talladas en la piedra. Está coronado por una grotesca cara de FAUNO con la BOCA ABIERTA. La niña coloca la pieza rota que encontró—
De pronto se escucha movimiento adentro del monolito.
Ofelia mira con curiosidad al interior.
De pronto, de dentro de la escultura, surge un enorme INSECTO PALO, que trepa la roca y vuela hasta un árbol cercano desde donde observa con curiosidad a la niña—
Ofelia consulta una ilustración en su libro de cuentos: un hada alada. Luego observa al insecto y sonríe.
El insecto abre y cierra sus alas un par de veces.
CARMEN
Ofelia, sube al coche—
El insecto escapa, volando por el aire.
CARMEN
Sube al coche— estoy cansada.
A ellas se acerca solicito el SARGENTO SERRANO, hombre corpulento con uniforme militar.
Suben al auto.
13B INT. AUTO - DÍA
CARMEN
¿Falta mucho para llegar?
SERRANO
Nada— el molino está muy cerca,
Señora— El Capitán Vidal ya estará
esperándonos.
El Sargento cierra la puerta.
CARMEN
Cuando veas al Capitán, quiero que
le saludes y-
Ofelia se sienta al lado de su madre.
CARMEN
—quiero que le llames «Padre», ¿me
has oído? «Padre…»
Ofelia mira hacia afuera de la ventanilla.
CARMEN
Ese hombre ha sido muy bueno con
nosotras, hija. No sabes cuanto.
(pausa)
Es una palabra, Ofelia. No es más
que una palabra.
La caravana inicia su marcha.
13C INT. CAMINO A TRAVÉS DEL BOSQUE - DÍA
El insecto las observa desde el tronco de un árbol. Especialmente a-
—Ofelia en la ventana.
Una vez que los autos han pasado, el INSECTO mueve las mandíbulas y levanta el vuelo.
CÁMARA lo sigue conforme se eleva al cielo.
15 OMITIDA
16 EXT. MOLINO - DÍA
PRIMER PLANO: La carátula de un reloj de bolsillo. El cristal está roto: partido en dos, pero el reloj es finísimo. Porcelana, plata y oro. De un extremo de su cadena cuelga una BALA.
El reloj está en manos del Capitán Vidal: pelo engominado, abrigo negro, gafas de sol, guantes de cuero y uniforme impecable.
Detrás de él esperan todos los sirvientes del molino. En silencio.
De pie, al lado de Vidal está GARCÉS (un oficial de rostro pétreo y bigotillo fascista), empuja una silla de ruedas hacia atrás y hacia adelante, haciéndola chirriar un poco. Vidal le detiene con un gesto.
VIDAL
Pare ya, joder—
GARCÉS
Perdóneme Capitán.
CÁMARA describe con mayor detalle el molino: lo conforman un par de edificios de piedra oscura y corroída conectados por un pequeño puente. Una enorme rueda de madera pende sobre el lecho seco de un rio.
Las vigas y columnas de madera (inclusive las de los techos interiores) han sido esculpidas con motivos CÉLTICOS.
Todas las paredes han sido reforzadas con cientos de sacos de arena y pontones de madera, como a la espera de un ataque.
Frente al edificio principal se ha levantado un grupo de tres grandes tiendas de campaña. Unos cuarenta Soldados y Oficiales circulan entre ellas. Hay caballos, carros cocina y, aparcados muy cerca, hay 3 CAMIONES MILITARES para transportar personal.
Alguien grita «Capitán, ya están aquí»—
Los Bentleys se aproximan. De ellos descienden todos los adultos.
VIDAL
Quince minutos tarde—
Algunos sirvientes se apresuran a ayudar a CARMEN a sentarse en una silla de ruedas. Dirigiéndolos está MERCEDES; mujer joven, recia, de campo, evidentemente a cargo de los demás miembros del servicio.
Vidal sonríe y se acerca a Carmen, que desciende del auto.
VIDAL
Carmen—
Vidal se quita uno de los guantes de cuero y posa su mano desnuda sobre el vientre de Carmen
Ofelia mira con disgusto como Vidal le acaricia el vientre a su madre.
VIDAL
Bienvenidos.
Carmen mira con desagrado la silla de ruedas.
CARMEN
No, no— no me hace ninguna falta—
Por favor: puedo hacerlo sola—
VIDAL
Prefiero que no hagas esfuerzos.
Anda— hazlo por mí.
Los sirvientes ayudan a Carmen a sentarse en la silla de ruedas. Ella cede con resignación y es conducida adentro.
Vidal ve ahora a Ofelia. Le tiembla la sonrisa en los labios.
VIDAL
Ofelia—
Ofelia le extiende la mano izquierda. Se saludan.
VIDAL
Es la otra mano— Ofelia…
(a Mercedes)
Que el doctor Ferreiro vea a mi
mujer inmediatamente.
MERCEDES
Sí, señor.
—se aleja, seguido de cerca por Serrano y Garcés.
Súbitamente, Ofelia descubre al enorme y verde INSECTO PALO. Se ha posado encima de una montaña de sacos de arena.
El insecto extiende sus alas como un abanico. Dos veces. Ofelia se acerca a él e intenta atraparlo.
Pero el insecto remonta el vuelo y escapa. La niña va detrás de él.
Mercedes la mira alejarse.
Ofelia pisa un enorme charco de agua. El cielo, reflejado en la superficie, se agita.
16A EXT. JARDINES - MAS LEJOS - DÍA
Ofelia sigue al insecto hasta el borde de un bosquecillo.
Sigue al insecto con la mirada y descubre —a unos 100 metros de distancia—
16B EXT. LABERINTO - DÍA
—las ruinas de un LABERINTO.
CÁMARA se eleva, mostrándonoslo: Es de forma circular; muy deteriorado por el tiempo. Algunos de sus pasajes se encuentran parcialmente derruidos.
Ofelia mira al laberinto.
MERCEDES
(acercándose)
Mejor que ni te acerques—
Te puedes perder: Es un laberinto.
Ofelia la mira sin comprender.
MERCEDES
Nada. Un montón de piedras muy
viejas que han estado siempre ahí.
Antes incluso que el molino…
Nadie recuerda quién lo construyó—
Garcés grita desde el molino:
GARCÉS
¡Mercedes!
(Mercedes reacciona)
¡La llama el Capitán!
Mercedes le hace una pequeña caricia de despedida a Ofelia.
MERCEDES
Tu padre me necesita.
Mercedes se dirige al molino. Ofelia camina rápidamente, hasta alcanzarla.
OFELIA
(murmura con urgencia)
No es mi padre.
Mercedes no comprende.
OFELIA
El Capitán no es mi padre— Mi padre
era un sastre. Se perdió al empezar
la guerra.
Mercedes no puede evitar sonreír ante la súbita vehemencia de la niña.
OFELIA
El capitán no es mi padre.
MERCEDES
Me queda claro— ¿Vamos?
Caminan juntas.
OFELIA
¿Has visto a mi madre?
(Mercedes asiente)
¿A qué es guapa?
(Mercedes asiente)
Está enferma de niño.
El insecto las observa entrar al molino. Está posado sobre una gangrenada cabeza de piedra que corona el pórtico del laberinto.
La cabeza de un fauno.
17 Y 18 OMITIDAS
19 INT. COMEDOR MOLINO - NOCHE
VIDAL
La guerrilla se ha echado al monte—
Usando una LENTE DE MESA Vidal revisa una zona especifica en un mapa.
VIDAL
Y ahí es más difícil cazarles. Esos
jodidos conocen el terreno mejor
que nadie.
Vidal, está de pie alrededor de una enorme mesa de comedor. Cerca están también Garcés y Serrano. El lugar está iluminado por lámparas de aceite y el fuego que arde en la enorme chimenea.
VIDAL
(mira por la lente)
Quiero tres nuevos puestos de
vigilancia: aquí— aquí— y aquí—
Mercedes entra con una bandeja con olivas, embutidos y una botella de aguardiente.
VIDAL
Vamos a bloquear el acceso al monte.
Mercedes mira disimuladamente los planos—
VIDAL
Comida y medicinas— Todo se
racionará desde nuestra bodega. Hay
que hacerlos bajar de ahí…
(pausa)
Hay que hacerlos venir a nosotros.
Súbitamente, Vidal la coge del brazo.
VIDAL
Dígale al doctor Ferreiro que baje
a verme a mi despacho cuando haya
examinado a mi mujer…
Mercedes sale. Vidal coge una rebanada de lomo.
VIDAL
Van a pasar hambre esos cabrones.
CORTE A:
20 INT. HABITACIÓN NORTE - NOCHE
El DOCTOR FERREIRO, un hombre de mirada dulce y edad indeterminada le pone algunas gotas de medicamento a un vaso de agua. Carmen está recostada en una enorme cama labrada. Sobre su regazo están extendidos algunos naipes.
DOCTOR
Con esto dormirá toda la noche. No
más de cuatro gotas cada noche
antes de acostarse.
Le da el agua. Carmen bebe débilmente.
DOCTOR
No dude en llamarme si me necesita—
de día o de noche, Señora—
Le sonríe a Ofelia, que observa atenta cerca de ahí.
DOCTOR
Usted o su enfermera—
Carmen sonríe débilmente, recoge los naipes. Mercedes entra en la habitación. El Doctor y ella salen de la habitación.
CARMEN
(a Ofelia)
Ven acá—
21 INT. VESTÍBULO / ESCALERAS MOLINO - NOCHE
El Doctor entrecierra la puerta. Avanzan en silencio por el pasillo y miran hacia el vestíbulo: VACÍO, excepto por un trio de soldados que van hacia la salida.
El Doctor le entrega a Mercedes un pequeño PAQUETE envuelto en papel oscuro y con un lazo atado alrededor.
DOCTOR
No he podido conseguir más.
Mercedes asiente, dolida.
MERCEDES
Tiene usted que subir a verlo. La
herida no mejora.
(pausa)
La pierna se le esta poniendo muy
mal.
Le toma las manos. El Doctor se muestra profundamente afectado por el contacto pero lo disimula como puede.
DOCTOR
Haré lo que pueda.
MERCEDES
(asiente)
Vidal le espera en su despacho.
El Doctor la mira fijamente, como deseando decirle algo más. Pero no lo hace, baja las escaleras en silencio.
Mercedes mira hacia la habitación Norte y ve como apagan la luz.
Se queda de pie en el pasillo a oscuras.
22 INT. HABITACIÓN NORTE - NOCHE
Ofelia sube a la cama de su madre. Esta la acaricia tiernamente.
CARMEN
Virgen Santísima, tienes los pies
helados—
Ofelia abraza fuertemente a Carmen.
El viento sopla fuertemente y la madera del molino cruje suavemente. La tormenta suena cercana. En la oscuridad, Ofelia abraza fuertemente a su madre.
CARMEN
¿Tienes miedo?
OFELIA
Un poco—
Otro ruido, esta vez un chirrido agudo, casi como un grito humano.
OFELIA
¿Qué es ese ruido?
CARMEN
No es nada, hija. Es el viento…
La noche de aquí es muy diferente a
la de la ciudad. Allá hay tranvías
los coches— Aquí las casas son
viejas. Gruñen— se quejan…
(otro crujido)
¿A que parece que hablan?
OFELIA
¿Porqué tenías que casarte?
CARMEN
Estuvimos solas mucho tiempo—
OFELIA
Yo estoy contigo. No estabas sola.
Nunca has estado sola—
CARMEN
Algún día entenderás que para mí
tampoco ha sido fácil.
Los ojos de Carmen se humedecen. Ofelia la mira con absoluto embeleso. Carmen hace un gesto de dolor.
CARMEN
Tu hermano está un poco inquieto.
Anda— cuéntale uno de tus cuentos—
seguro que se calma al oír tu voz—
Ofelia sonríe y acerca su cara al vientre de su madre…
OFELIA
Hace muchos, muchos años… en un
país muy lejano y triste…
Carmen cierra los ojos y escucha la voz de su hija—
OFELIA
Existió una enorme montaña de
piedra negra y áspera…
23 INTERIOR DEL VIENTRE
El bebé abre los ojos y mira hacia—
—el líquido amniótico que refulge en la penumbra cómo un ámbar llameante.
OFELIA
Al caer la tarde, en la cima de esa
montaña florecía todas las noches
una rosa mágica…
—el color ámbar se funde con—
24 EXT. VIÑETA MONTAÑA MÁGICA - ATARDECER
—un cielo escarlata—
—y recortada contra él: una ROSA AZUL. Su espinoso tallo cubre y rodea la escarpada punta de una negra montaña de granito.
VOZ OFELIA
… Que otorgaba la inmortalidad…
Las espinas crecen alrededor de la roca como serpientes que la sofocan.
VOZ OFELIA
Pero nadie se atrevía a acercarse a
ella pues sus numerosas espinas
estaban envenenadas—
De pronto, el insecto palo irrumpe en la imagen y vuela muy alto, cruzando el cielo fulgurante y posándose en—
TRANSICIÓN
25 EXT. JARDINES - NOCHE
—la ventana de la habitación norte. Estamos de regreso en el mundo real.
Desde la ventana el insecto observa—
25A INT. HABITACIÓN NORTE - NOCHE
como Ofelia abraza a su madre en el interior de la habitación.
VOZ OFELIA
Y todos los días la rosa se
marchitaba sin poder otorgar sus
dones a persona alguna…
Claquea sus mandíbulas con excitación. Se escucha una canción.
CORTA A:
26 INT. DESPACHO VIDAL - NOCHE
La improvisada oficina está en una de las áreas de molienda. Al fondo se pueden ver las enormes ruedas de piedra y el destartalado sistema de esclusas que controlaban el flujo del rio.
VOZ OFELIA
Porque en los hombres pesa a veces
más el miedo al dolor que la
promesa de la inmortalidad…
Utilizando una lente de joyero. Vidal aceita y ensambla su reloj de bolsillo mientras escucha un cuplé en un fonógrafo.
Las piezas de un delicado engranaje, brillan como estrellas metálicas sobre un pequeño retazo de terciopelo negro.
El Doctor llama a la puerta. Vidal le indica que pase, y se sirve un aguardiente.
VIDAL
¿Cómo la encuentra?
DOCTOR
Muy débil— Agotada—
VIDAL
Entiendo— Descansará lo que haga falta.
Señala a un pequeño camastro.
VIDAL
(guiña un ojo)
Yo dormiré aquí abajo…
Echa a andar la maquinaria. El engranaje cobra vida y empieza a girar rítmicamente como el sonido de un corazón.
Cierra el reloj, lo gira: vemos la carátula estrellada. La acaricia.
VIDAL
¿Y mi hijo?—
DOCTOR
¿Perdón?
Vidal se señala el vientre.
Garcés entra al despacho.
GARCÉS
Capitán— Le necesitan en la Tienda
de mando—
Vidal le indica silencio, se vuelve hacia el Doctor.
VIDAL
Mi hijo— ¿Cómo está?
DOCTOR
Por el momento no hay motivo de
alarma.
VIDAL
Muy bien—
DOCTOR
Capitán—
(pausa)
Su mujer— no debió haber viajado en
un estado tan avanzado de embarazo.
VIDAL
¿Esa es su opinión?
Empieza a abotonarse la chaqueta del uniforme.
DOCTOR
Mi opinión profesional, si señor.
VIDAL
Le daré entonces la mia, Doctor:
Un hijo debe nacer dondequiera que
esté su padre. Eso es todo—
Se coloca la gorra militar y se dirige hacia la puerta.
DOCTOR
Otra cosa, Capitán—
Vidal no se vuelve.
DOCTOR
¿Quién le ha dicho a usted que la
criatura es un varón?
Vidal lo mira largamente y-
VIDAL
No me joda.
Sale de ahí con Garcés.
27 EXT. MOLINO - NOCHE
El molino está a oscuras. Algunos guardias recorren el perímetro pausadamente.
Los árboles se mecen con el viento.
La torre del vigía cruje suavemente cuando la mueve el viento…
Vidal cruza el campamento y se dirige a una tienda militar enorme, iluminada por dentro.
A lo lejos, alrededor de una fogata, un grupo de soldados canta una copla acompañados por una armónica.
GARCÉS
A las veinte horas se detectó
actividad en la zona Noreste—
Disparos.
28 INT. TIENDA DE CAMPAÑA - NOCHE
Vidal y Garcés entran a la tienda de campaña.
GARCÉS
El Sargento Bayona peinó el área y
capturó a este individuo. El otro
es su hijo que ha venido del
pueblo.
Dentro de la tienda, vigilados por Serrano, Bayona y dos oficiales más, están un PADRE (mayor de 50, muy delgado) y su HIJO (unos 22, delgado).
HIJO
Capitán, mi padre es un hombre honrado—
Vidal le indica silencio con un gesto.
VIDAL
Eso lo decidiré yo. Tú descúbrete
cuando estés delante mio—
El Joven se descubre.
SARGENTO BAYONA
Al detenido se le encontró esta arma—
Bayona le entrega a Vidal una escopeta muy vieja y frágil. Vidal la examina, olfatea el cañón—
SARGENTO BAYONA
Ha sido disparada—
JOVEN
Mi padre estaba cazando conejos,
Capitán—
Vidal le vuelve a indicar que se calle.
SERRANO
Y propaganda Roja, Capitán—
Le entrega unos pequeños y manoseados panfletos: CALENDARIO LUNAR 1944, ALMANAQUE DE AGRICULTURA. En la contraportada de este se lee:
JOVEN
No es propaganda, Capitán—
SERRANO
Te ha dicho que te calles, coño.
VIDAL
(leyendo)
«Ni Dios, ni patria, ni amo—» Así,
con dos cojones.
Le sonríe a Serrano.
PADRE
(voz temblorosa)
Es un almanaque viejo, mi Capitán—
Somos agricultores—
Vidal va a una mesilla cercana, se sirve un trago de aguardiente.
IDAL
Siga—
PADRE
(voz temblorosa)
Yo subí al monte, Capitán, a cazar
conejos— para mis hijas, que me se
han puesto enfermas…
Vidal bebe su trago. Se sirve otro.
VIDAL
(sonríe)
Ya se lo preguntaré otra vez más tarde—
HIJO.
Capitán, Mi padre ya se lo dijo—
cazaba conejos para—
Vidal le aplasta la nariz de un golpe. El joven cae de rodillas. El Padre lo observa todo, horrorizado.
VIDAL
¡Que te calles, joder!
Vidal coge al chico y, usando el culo de la botella, le machaca la nariz —golpea una y otra vez— hasta dejarla prácticamente plana, sin perfil.
Vidal suelta al Joven, que cae al suelo escupiendo sangre.
PADRE
Me lo has matado— Me lo has matado—
(llorando)
¡Hijo de puta! ¡Asesinooo!
Se abalanza contra Vidal, que se vuelve hacia él y le pega un tiro en la cara. El Padre cae al suelo, muerto.
Vidal coge el macuto de cuero y rebusca en el interior. Hay un par de conejos muertos.
Todos se miran en silencio.
Vidal se acerca al hijo, que se queja débilmente en el suelo. Le apunta con la pistola y dispara—
VIDAL
A ver si aprendéis a registrar a
esta gentuza antes de venir a
molestarme.
28A INT. HABITACIÓN NORTE - NOCHE
Algunos carbones aún arden en la chimenea arrojando un débil resplandor dorado. Los ruidos nocturnos mantienen despierta a Ofelia. Las maderas crujen suavemente.
OFELIA
(susurra)
No gruñas, vieja protestona—
Oye un ruido más fuerte que los demás. Un crujido seco y firme seguido por el suave ulular del viento.
Escucha algo moverse…
Intenta despertar a Carmen.
OFELIA
Madre— Madre— despierte—
Es inútil. Un ruidillo rápido y escurridizo. Algo pequeño y rápido se mueve sobre el suelo…
OFELIA
Madre— Por favor, Madre— Hay algo
en la habitación—
Imposible. Ofelia se levanta y se pone los zapatos lentamente—
Algo se mueve en las vigas del techo. Ofelia mira hacia arriba— buscando.
Nada. De pronto algo rápido y tan grande como una mano humana—
—corre muy cerca de sus pies y se escurre debajo de la cama… Afuera, el viento mece los árboles.
Algo araña la madera de la cama y tira del edredón.
Finalmente, el insecto trepa a la cama. Ofelia está asombrada. El insecto palo de color verde se acerca a ella.
OFELIA
Hola— ¿me has seguido hasta aquí?
¿Eres un hada?
Toma uno de sus libros de cuentos y lo abre en una ilustración: Es la de una hermosa hada.
El insecto estudia la ilustración y se yergue, endeble sobre sus patas traseras. Abre y cierra sus alas y gira entonces sobre sí mismo transformándose en un HADA VERDE con forma humanoide y raídas alas membranosas.
A señas le indica que la siga.
OFELIA
¿Quieres que vaya contigo?
El hada verde asiente y vuela hasta el pie de la cama, señalando a la ventana.
OFELIA
¿Afuera? ¿A dónde?
CORTA A:
29 EXT. LABERINTO - NOCHE
El hada verde vuela velozmente, Ofelia la sigue de cerca, súbitamente, ¡¡se detiene!!
Se acercan a las ruinas del laberinto, iluminadas por la luz de la luna.
30 EXT. PASAJES LABERINTO - NOCHE
Ofelia recorre los estrechos y misteriosos corredores. Las ramas secas de los árboles, encapsulan largas secciones de los pasajes.
Árboles y enredaderas, medio fundidas con la roca, sobresalen de nichos resquebrajados.
Frecuentemente los pasajes están interrumpidos por árboles que han crecido a través de ellos.
Ofelia busca —y encuentra— al hada.
Ha llegado a-
31 INT. ROTONDA EN EL CENTRO DEL LABERINTO - NOCHE
Ahí, mira como el hada entra a un viejo pozo de piedra, excavado, a ras del suelo, justo a mitad de la rotonda central.
Ofelia se asoma al interior del pozo. El suelo está tapizado de musgo y agua.
Una nube oculta la luna.
Ofelia da un par de pasos hacia el interior, descendiendo por la escalera de caracol.
31A INT. POZO - NOCHE
OFELIA
Hola—
El pozo devuelve su voz, multiplicada.
OFELIA
¡Eco!
Una vez más el eco le responde.
OFELIA
¡Eco!
De pronto, del interior del pozo se escucha un brusco movimiento—
FAUNO
Sois vos— Sois vos— Habéis
regresado—
La voz es sibilante y fría. La nube descubre la luna.
OFELIA
¿Hola?—
La niña ve la silueta de un hombre delgado y extraño.
OFELIA
¿Hola?—
Su cabeza permanece en la oscuridad, pero son visibles cuatro enormes cuernos…
Ofelia retrocede, asustada.
FAUNO
No os asustéis, os lo ruego—
Alrededor de él vuelan 2 HADAS más, una AZUL y otra ROJA.
El hada vuela hacia sus compañeras. Juntas dan vueltas alrededor de la cabeza de Ofelia, formando una corona.
OFELIA
Mi nombre es— Ofelia— ¿Quién eres
tú?—
De pie, en la penumbra está la figura de un fauno, torcido y siniestro.
FAUNO
Yo— yo he tenido tantos nombres…
Nombres viejos que solo pueden
pronunciar el viento y los árboles—
Yo soy el monte, el bosque y la
tierra…
(pausa)
Soy un fauno— Vuestro más humilde
de vuestros súbditos… majestad.
Hace una reverencia. Gran parte de su cuerpo está cubierta de musgo y raíces. Las burdas pezuñas y el extraño ángulo de sus patas hacen que su reverencia sea torpe, casi graciosa.
OFELIA
N-no— no, yo no— mi padre era
sastre—
FAUNO
Vos sois la princesa Moanna, hija
del rey de Bethmoora, el reino
subterráneo—
(pausa)
No sois hija de hombre. La luna os
engendró. En vuestro hombro derecho
hallaréis una marca que lo
confirma…
Ofelia se toca instintivamente el hombro, con expresión de extrañeza.
FAUNO
Por todo el mundo vuestro verdadero
padre hizo abrir portales que
permitieran vuestro regreso—
(pausa)
todos han caído en el olvido, que
todo lo devora…
(mismo)
FAUNO (continuo)
(señala el pozo a su alrededor)
Este es el último de ellos…
Ofelia ha llegado al fondo del pozo seco. El fauno retrocede un par de pasos.
FAUNO
Pero debemos asegurarnos de que
vuestra esencia no se ha perdido…
que no os habéis vuelto una
mortal…
Le entrega un libro (el mismo que viéramos en el prólogo) y-
FAUNO
Habréis de pasar tres pruebas antes
de la luna llena…
—deposita en el suelo una pequeña BOLSA DE CUERO.
Ofelia abre el libro.
FAUNO
Ese es el libro de las encrucijadas—
El Fauno abre el macuto para que las hadas entren y retrocede un par de pasos hacia las sombras.
FAUNO
Cuando estéis sola, abridlo. Él os
mostrará vuestro futuro. Os
mostrará que hacer.
No importa cuantas hojas pase— todas se funden mágicamente entre sí. Así, el libro tiene miles de páginas y a la vez solo un par. Todas en blanco. Al principio las páginas siguen en blanco, pero poco a poco revela una hermosa imagen: Ofelia y el fauno, hablando.
Ofelia levanta la vista: el Fauno ha desaparecido. Está sola en el pozo.
ENCADENA CON:
Empieza a escucharse una canción.
CORTA A:
31-37 OMITIDAS
38 INT. COMEDOR - DÍA
Vidal desayuna solo en la enorme mesa del comedor. Escucha un noticiero en una radio de mesa. Bebe una taza de café mientras pule sus botas utilizando cera caliente.
VIDAL
(a Mercedes)
Prepare estos animales para la cena
de hoy.
Mercedes le toca la piel de las orejas a los conejos.
MERCEDES
Son demasiado jóvenes, señor. Mire
la piel de las orejas—
VIDAL
Bueno— a ver si dan para un caldo.
MERCEDES
Sí señor.
VIDAL
Ah, Y este café— está muy quemado.
Pruébelo—
(ella lo hace)
Deben de vigilarlo más
cuidadosamente cuando esté al
fuego.
La toma del brazo. Esta vez, hay en ese contacto algo molesto, demasiado cercano.
VIDAL
Esta noche quiero que se encargue
usted misma—
MERCEDES
Como usted mande, señor—
39 INT. COCINA - ATARDECER
La cocina es enorme. Tiene un fogón abierto de por lo menos 2 metros de alto por cinco de ancho. Dos viejas y gordas cocineras, JACINTA y PAZ preparan algunos vegetales, patatas y carne seca.
MERCEDES
No le ha gustado el café—
JACINTA
Madre mia— Es un señorito— un
señorito—
Vapores, humos e ir y venir: una chica joven: Conchita, y Mercedes, toman sendos cubos de agua hirviendo.
MERCEDES
Vamos a necesitar algo de ternasco
y una gallina más.
PAZ
A ver de donde lo sacamos, hija.
MERCEDES
Pues vienen la esposa del doctor y
la del Alcalde así que—
JACINTA
Madre— Esas comen más que un
gorrino—
PAZ
Y no les para la boca—
Se ríen.
39A INT. BAÑO, HABITACIÓN NORTE - DÍA
Conchita y Mercedes preparan el baño. Vacían los cubos de agua hirviendo en una tina de porcelana.
39B INT. HABITACIÓN NORTE - DÍA
Carmen abre un baúl de viaje y le muestra a Ofelia; un vestido de seda verde y hermoso.
CARMEN
Tu padre da una cena hoy.
(pausa)
Y yo te he traído algo muy
especial. Mira—
Ofelia mira la ropa como un artefacto extraño y lejano. Mercedes entra a la habitación con la bandeja del desayuno.
CARMEN
Lo que yo hubiera dado de niña por
tener un vestido así…
Carmen, mucho más entusiasmada que la niña saca un par de zapatos nuevos, de charol.
CARMEN
Y mira, mira los zapatos. Del mismo
color.
Carmen acaricia a Ofelia—
CARMEN
(a Ofelia)
Vete a bañar, anda—
39C INT. BAÑO - HABITACIÓN NORTE - DÍA
En ropa interior, Ofelia saca el libro del fauno de detrás de un par de viejos radiadores. Se sienta a la orilla de la tina y lo abre.
El libro revela una sola imagen: Ofelia y las tres piedras de ámbar. A su lado, debajo de un árbol enorme: un sapo albino.
39D INT. HABITACIÓN NORTE - DÍA
Mercedes desempaca la ropa de Carmen. Conchita se detiene a observar un vestido que asoma de uno de los baúles de viaje. Lo admira y toca la suave tela.
CARMEN
Si quiere verlo bien, sáquelo del
baúl, Mercedes—
MERCEDES
No hace falta, señora—
Le indica a Conchita que se marche.
CARMEN
(señala al vestido)
Creo que a usted le quedaría muy
bien. Ande—
MERCEDES
Es muy bonito pero no puedo, señora—
gracias.
CARMEN
Quédeselo— Es de seda. Muy fresco.
Lo hice yo misma hace algunos años.
Mira hacia la ventana, hacia la luz del día y suspira suavemente.
CARMEN
Me recuerda tiempos mejores…
Suspira. Mercedes asiente, como compartiendo esa vaga nostalgia. Toma los cubos vacíos y sale—
MERCEDES
Aquí— un vestido así— no hay donde
llevarlo, señora…
39E INT. BAÑO - HABITACIÓN NORTE - DÍA
El vapor ha empañado un espejo. Ofelia lo limpia con la mano. Se descubre el hombro derecho—
39F INT. HABITACIÓN NORTE - DÍA
Carmen mira orgullosa el vestido verde.
CARMEN
Quiero que estés preciosa cuando te
vea el Capitán.
39G INT. BAÑO - HABITACIÓN NORTE - DÍA
VOZ CARMEN
Parecerás una princesa—
En su hombro derecho, Ofelia descubre, tal y como dijo el fauno, una marca en forma de luna creciente.
OFELIA
(para sí)
… una princesa…
39H INT. COCINA - DÍA
Mercedes pone un poco de café a tostar. Jacinta limpia la mesa de trabajo utilizando agua hirviendo.
MERCEDES
(a Conchita)
Hay que limpiar judías y preparar
la olla grande—
(a Jacinta)
Esa mesa bien limpia ¿eh? Jacinta.
El barullo se desvanece de pronto. Todos miran hacia la puerta de la cocina, donde, entre plumas de gallina que flotan como confetti, aparece Ofelia, vestida totalmente en seda verde.
JACINTA
Estás preciosa, niña. Preciosa.
CONCHITA
¡Menudo vestido!
MERCEDES
Anda— Anda— a trabajar, que estáis
todas perdiendo el tiempo.
Todas vuelven a sus actividades. Mercedes coge un plato con un poco de miel en colmena.
MERCEDES
(a Ofelia)
¿Quieres un poco de leche— con
miel?
Ofelia asiente enérgicamente.
40 EXT. CORRAL CERCANO AL PALOMAR - MÁS TARDE
Mercedes pone un cubo debajo de una enorme vaca lechera, atada a un poste de madera.
MERCEDES
Mira, esta es Anita. Vamos a
saludarla primero.
(pausa)
Anita, esta es Ofelia—
Ofelia le toca el hocico.
OFELIA
Tiene el hocico mojado—
Mercedes mientras se calienta las manos para ordeñar a Anita.
MERCEDES
(calentándose las manos)
Hazte a un lado, hija, no te vaya a
salpicar… Con lo guapísima que
estás—
Mercedes procede a la ordeña.
OFELIA
Mercedes… ¿tú crees en las hadas?
MERCEDES
Ya no… pero cuando era muy niña,
sí. Vivíamos en una cabaña muy
cerca de aquí. Entonces yo creía en
muchas cosas en las que ahora no
creo.
Mercedes coge el cubo y llena dos cuencos de madera.
OFELIA
(baja la voz)
Pues anoche— me visitó un hada.
MERCEDES
Vaya—
OFELIA
Bueno, no era solo una— había otras—
y un fauno—
MERCEDES
¿Un fauno?—
Saca un pequeño y afilado cuchillo de entre el dobladillo su mandil. Corta un trocito de colmena.
OFELIA
Eso dijo— Es muy viejo, muy alto…
y huele a tierra.
MERCEDES
Pues mi abuela decía que con los
faunos hay que andarse con
cuidado…
Mercedes le sirve un poco de miel. Sonríe.
OFELIA
¿Porqué?—
De pronto, Vidal se acerca. Cerca de él: Serrano y Garcés
VIDAL
Mercedes, venga conmigo.
Mercedes se levanta y Ofelia hace lo posible por que el Capitán vea su vestido. Pero él, inmutable—
VIDAL
(un pequeño gesto)
Ofelia—
Se marcha. Ofelia parece decepcionada.
MERCEDES
Mi abuela decía que a los faunos
les gusta engatusar a la gente—
(le acaricia el pelo)
Pero tú eres muy lista—
Se aleja.
Ofelia bebe su leche, muerde la colmena.
CORTA A:
41 EXT. BODEGA MOLINO - DÍA
Vidal y Mercedes caminan hacia la bodega aledaña al molino.
De varios CAMIONES CIVILES se están descargando sacos de provisiones. Lo supervisa el CAPITÁN DE LA GUARDIA CIVIL.
42 INT. BODEGA - CONTINUO
La bodega es enorme y la están llenando de grano, vasijas de vino, aceite, costales de sal y azúcar, etc.
CAPITÁN GUARDIA CIVIL
Está todo aquí: Harina, sal,
aceite, tabaco, medicinas…
Serrano le entrega unas hojas con el emblema de la falange impreso en su encabezamiento.
SERRANO
¿Están bien?
VIDAL
Muy bien.
Vidal coge un par de olivas de un barril enorme.
VIDAL
—Ufff— qué olivas— Qué olivas—
Mercedes está aturdida por la cantidad de comida y provisiones. Vidal examina el candado de la puerta.
VIDAL
Mercedes, la llave.
MERCEDES
Si, señor—
Mercedes le entrega una llave de su enorme llavero. Vidal cierra el candado. Lo prueba. Está fuerte.
VIDAL
(a Mercedes)
¿Es la única copia?
MERCEDES
La única, señor. ¿Quiere que ordene
una copia?
VIDAL
A partir de hoy, la llevo yo.
GARCÉS
Capitán—
Garcés se acerca a él, le entrega unos binoculares. Vidal mira algo a través de ellos. Mercedes parece angustiada— una tenue, vaga linea vertical en el horizonte. Una pluma de humo apenas discernible.
GARCÉS
Quizá no sea nada, Capitán—
VIDAL
(niega)
Son ellos—
43 EXT. BOSQUE CERCANO AL MOLINO - DÍA
Media docena de JINETES cruzan el bosque a caballo. Son: Garcés, Serrano, Vidal y cuatro de su hombres.
Galopan velozmente montaña arriba.
44 EXT. BOSQUE PROFUNDO
Los jinetes cabalgan a través del bosque.
VOZ FAUNO
Al principio de los tiempos, cuando
el bosque era joven… vivían en
armonía los animales, los hombres y
las criaturas mágicas…
CORTA A:
45 INT. COLINA CERCANA AL MOLINO - DÍA
Ofelia sube una colina—
VOZ FAUNO
Dormían juntos bajo la sombra de un
enorme árbol que crece en la colina
cerca del molino…
46 EXT. ÁRBOL VIEJO— DÍA
Ofelia se encuentra frente a un enorme árbol que se ha torcido hasta romperse.
VOZ FAUNO
Pero ahora el árbol se muere… Sus
ramas están secas, su tronco viejo
y torcido.
(pausa)
(mismo)
VOZ FAUNO (continuo)
Debajo de sus raíces ha anidado un
enorme sapo albino que no la deja
sanar.
Ofelia entra en él—
46AB EXT. CENTRO ÁRBOL VIEJO - DÍA
Ofelia abre la bolsa de cuero. Dentro hay tres piedras de ámbar muy grandes.
VOZ FAUNO
Habrás de meter las tres piedras de
ámbar mágicas a su boca. Solo así
el árbol volverá a florecer.
Las raíces del árbol están parcialmente levantadas. El árbol esta rodeado de un enorme charco de fango. Ofelia decide quitarse el vestido de seda.
Lo coloca —incluida la diadema— cuidadosamente en las ramas del árbol, quedándose con un sencillo fondo de algodón verde y zapatos. Entra por un huequecillo—
46A INT. GALERÍA BAJO EL ÁRBOL - DÍA
Ofelia llega hasta una galería hecha de raíces, se introduce por un túnel pequeño y oscuro.
47 INT. GALERÍAS BAJO RAÍCES DEL ÁRBOL - DÍA
Ofelia repta lenta y dificultosamente.
Las galerías debajo de las raíces son estrechísimas y asfixiantes.
En el lodo anidan algunas cochinillas enormes y de color escarlata.
Ofelia sigue avanzando.
48 EXT. ÁRBOL VIEJO - DÍA
El viento mueve el vestido un poco. Y luego algo más— La diadema vuela por el aire. El cielo se ha tornado gris. Un trueno resuena en la distancia.
49 INT. GALERÍAS BAJO RAÍCES DEL ÁRBOL - DÍA
Ofelia sigue avanzando poco a poco por las galerías debajo de las raíces. El agua se filtra por todas partes.
Los bichos le trepan por los brazos.
Escucha un movimiento súbito y húmedo a pocos metros.
Saca las tres piedras de ámbar —que apenas le caben en ambas manos— y se dirige hacia allí.
Desciende por una resbaladiza pendiente y llega a-