Agradecimientos
Gracias a mi editora, Deb Werksman, por haber sabido ver rápidamente lo que era necesario pulir para que el resultado final fuera más brillante, y al resto del equipo de Sourcebooks, Inc. por su capacidad de convertir en oro todo lo que tocan: Cat, Susie, Skye, mi sagaz correctora, los departamentos de arte, marketing y maquetación, Danielle y los otros, héroes no reconocidos del libro que tienes en tus manos. Me gustaría dar las gracias muy especialmente a la autora Robin Kaye, quien, a pesar de su apretadísima agenda en la que se incluyen tres adolescentes (no hace falta decir más), leyó el manuscrito cuando me entró un horrible ataque de pánico e impidió que hiciera una estupidez monumental al final, cuando mis fuerzas flaquearon (otra vez).
Y gracias a mis lectores. El placer que obtenéis cuando leéis mis libros no es nada en comparación con lo mucho que significa para mí que disfrutéis con ellos.