PRIMER DIÁLOGO

G-A 19

Interlocutores: SMITH, TEOFILO (filósofo), PRUDENCIO (pedante), FRULLA[1]

G-A 20SMI. ¿Hablaban bien latín?

A 83TEO. Si.

SMI. ¿Gente de bien?

TEO. Si.

SMI. ¿De buena reputación?

G-A21TEO. Sí.

SMI. ¿Doctos?

TEO. Bastante

SMI. ¿Bien educados, corteses, civilizados?

TEO. Regular tan sólo.

SMI. ¿Doctores?

TEO. ¡Sí señor, sí padre, sí señora, claro que sí! Creo que de Oxford.

SMI. ¿Gente calificada?

TEO. ¡Por supuesto! Hombres selectos, de larga toga, con hábitos de terciopelo. Uno de ellos llevaba al cuello dos cadenas de oro luciente y el otro, ¡por Dios!, con aquella preciosa mano en la que había doce anillos en dos dedos, parecía un riquísimo joyero que se te llevaba detrás los ojos y el corazón cada vez que se la admiraba complacido[2].

SMI ¿Mostraban saber griego?

A 84TEO. y asaz de cerveza también.

PRU. Suprime ese asaz, pues es una expresión obsoleta y anticuada.

FRU. Callad, maestro, que no habla con vos.

SMI. ¿Cómo eran?

G-A 22TEO. Uno parecía el condestable de la giganta y del orco; el otro, el almotalafe de la diosa de la reputación.

SMI. ¿Eran dos, pues?

TEO. Sí, por ser éste un número misterioso.

PRU. Ut essent duo testes.

FRU. ¿Qué queréis decir con ese testes?

A 85PRU. Testigos examinadores de la suficiencia del Nolano. At me hercle/, Teófilo, ¿por qué habéis dicho que el número dos es misterioso?

TEO. Porque, como dice Pitágoras[3], dos son las primeras coordinaciones: finito e infinito, curvo y recto, derecho e izquierdo, y así sucesivamente. Dos son las especies de números: par e impar, de las cuales la una es macho, y la otra, hembra. Dos son los amores: superior y divino uno, inferior y vulgar el otro. Dos son los actos de la vida: conocimiento y afección, cuyos objetos a su vez son dos: la verdad y el bien. Dos son las especies del movimiento: rectilíneo, mediante el cual los cuerpos tienden a la conservación, y circular, mediante el cual se conservan. Dos son los principios esenciales de las cosas: la materia y la forma. Dos son las diferencias específicas de la sustancia: lo raro y lo denso, lo simple y lo mixto. Dos los primeros contrarios y activos principios: el calor y el frío; dos, los primeros padres de las cosas naturales: el sol y la tierra.

FRU. Puesto que estamos hablando de estos dos sujetos voy a hacer otra escala del número dos: las bestias entraron en el arca de dos en dos y salieron también de dos en dos. Dos son los corifeos de los signos celestes: Aries y Taurus. Dos son las G-A 23 especies del Nolite//fieri[4]: el caballo y el mulo. Dos son los animales a imagen y semejanza del hombre: el A 86 mono en la tierra y el búho en/el cielo. Dos son las falsas reliquias de Florencia honradas en este país: los dientes de Sassetto y la barba de Pietruccia[5]. Dos son los animales de los que dijo el profeta que tenían más entendimiento que el pueblo de Israel: el buey, porque conoce a su dueño, y el asno, porque sabe encontrar el pesebre de su amo[6]. Dos fueron las misteriosas cabalgaduras de nuestro redentor: el asno y el pollino con los cuales se significa el antiguo creyente hebreo y el nuevo creyente gentil. Dos son los nombres derivados de ellos que han formado los apellidos del secretario A 87 de Augusto: Asinio y Polión. Dos son/los géneros de los asnos: doméstico y salvaje; dos sus colores más habituales: gris y pardo. Dos son las pirámides en las que deben ser escritos y consagrados para toda la eternidad los G-A 24nombres de estos dos y otros doctores del mismo jaez//: la oreja derecha del caballo de Sileno y la izquierda del antagonista del dios de los huertos[7].

PRU. Optimae indolis ingenium, enumeratio minime contemnenda.

FRU. Me enorgullece, señor Prudencia mío, que aprobéis mi discurso vos, que sois más prudente que la misma prudencia, puesto que sois la prudencia masculini generis.

PRU. Neque id sine lepore et gratia. Mas ¡ea!, isthaec mittamus encomia. Sedeamus quia, ut ait Peripateticorum princeps, sedendo et quiescendo sapimus. Y así alargaremos hasta el atardecer nuestro tetrálogo acerca del resultado del coloquio del Nolano con el doctor Torcuato y el doctor Nundinio.

FRU. Me gustaría saber qué queréis decir con eso de tretálago[8].

A 88PRU. He dicho «tetrálogo», id est quatuorum sermo, de la misma manera que diálogo quiere decir duorum sermo, trílogo trium sermo, y así sucesivamente con pentálogo, heptálogo, etc., a los cuales algunos denominan de forma abusiva diálogos, como si dijera diversorum logi; pero no es verosímil que los griegos, inventores de este nombre, hayan entendido esa primera sílaba «di» pro capite illius latinae dictionis «diversum».

G-A 25SMI. Por favor, maestro, dejemos estos purismos gramaticales y pasemos a nuestro asunto.

PRU. O saeclum!, me parece que valoráis en poco las buenas letras. ¿Cómo podremos componer un buen tetrálogo si no sabemos lo que la misma palabra tetrálogo significa? Y quod peius est, ¿pensaremos acaso que se trata de un diálogo? ¿Non ne a difinitione et a nominis explicatione exordiendum, como nos enseña nuestro Arpinate?[9].

TEO. Vos, señor Prudencia, sois demasiado prudente. Dejemos, por favor, estas consideraciones gramaticales y haceos cuenta de que este razonamiento nuestro es un· diálogo, dado que aunque seamos cuatro personas seremos dos las encargadas de proponer y responder, de razonar y de escuchar. Entonces, para empezar y narrar el asunto desde el principio, venid a inspirarme, Musas. Y no os llamo a vosotras, que habláis con verso soberbio y engreído desde el Helicón, pues temo que acaso os quejéis de mí al final, una vez que (tras haber hecho tan largo y fastidioso viaje, surcado tan peligrosos mares, probado tan salvajes costumbres) tuvierais que regresar sin demora a vuestra patria descalzas y desnudas, porque aquí no hay nada que sacar. Dejo a un lado que no/sólo A 89 sois extranjeras, sino además de aquella raza de la que dijo un poeta:

No hubo jamás griego limpio de maldad[10].

G-A 26 Además, que no puedo enamorarme de aquello que no veo. Otras, otras, son las que me tienen encadenada el alma. A vosotras, pues, os llamo: graciosas, gentiles, blandas, mórbidas, jóvenes, bellas, delicadas, cabellos rubios, blancas mejillas, carrillos bermejos, labios jugosos, ojos divinos, pechos A 90 de esmalte y corazones de diamante/, por quienes tantos pensamientos fabrico en la mente, tantos deseos acojo en el espíritu, tantas pasiones concibo en la vida, tantas lágrimas vierto por mis ojos, tantos suspiros salen de mi pecho y de mi corazón tantas llamas. A vosotras Musas de Inglaterra, os llamo: inspiradme, sopladme, escaldadme, encendedme, destiladme y disolvedme en licor, resolvedme en jugo, y hacedme comparecer no con un pequeño, delicado, angosto, corto y sucinto epigrama, sino con una copiosa y ancha vena de prosa larga, fluida, grande y sólida, de forma que no como de un estrecho cálamo, sino como de un ancho canal mande mis ríos. Y tú, Mnemosine mía, escondida bajo treinta sellos y encerrada en la oscura cárcel de las sombras de las ideas: susúrrame un poco al oído[11].

Hace unos días vinieron hasta el Nolano dos personas[12] de parte de un escudero real[13], haciéndole saber lo ardientemente que dicho señor deseaba hablar con él, a fin de conocer a su Copérnico y otras G-A 27 para/dojas de su nueva filosofía. El Nolano respondió que él no veía por los ojos de Copérnico ni por los de Ptolomeo, sino por los suyos propios en lo que hacía referencia al juicio y determinación, si bien en lo relativo a las observaciones estima que debe mucho a ellos y a otros diligentes matemáticos que con la sucesión de los tiempos, sumando luz sobre luz, nos han dado principios suficientes para llegar a una conclusión tal que no podía haber nacido sino tras muchas edades en absoluto ociosas. Añadió el Nolano que ellos eran sin duda como aquellos intérpretes que traducen las palabras de un idioma a otro sin ser ellos mismos quienes profundizan en el sentido, sino otros. Son A 91 semejantes a esos/aldeanos que narran los particulares y la forma de una batalla a un capitán ausente; no son ellos quienes entienden el asunto, las razones y el arte con que se ha obtenido la victoria, sino el que posee la experiencia y mejor juicio en el arte militar. De la misma forma a la tebana Manto, que veía, pero no entendía, Tiresias (ciego, pero intérprete divino) decía:

Visu carentem magna pars veri latet,

sed quo vocat me patria, quo Phoebus sequar.

Tu lucis inopem gnata genitorem regens,

Manifiesta sacri signa faticidi refer[14].

Así también, ¿qué podríamos concluir nosotros, si tantas y tan diferentes observaciones acerca de los movimientos A 92 aparentes de los cuerpos superiores, o circunstantes/, no nos hubieran sido procuradas y puestas ante los ojos de la razón? Sin duda alguna, nada. No obstante, tras haber dado las gracias a los dioses distribuidores de los dones procedentes de G-A 28 la primera//e infinita luz omnipotente, y tras haber loado el esfuerzo de esos generosos espíritus, reconocemos sincerísimamente que debemos abrir los ojos a lo que han observado y visto, y no dar el consentimiento a lo que han pensado, entendido y afirmado.

SMI. Por favor, hacedme saber qué opinión tenéis de Copérnico.

TEO. Era de ingenio grave, elaborado, diligente y maduro[15]; no inferior a ningún astrónomo anterior a él excepto en lo que hace a la sucesión en el tiempo, y en cuanto a la capacidad natural de juicio, muy superior a Ptolomeo, Hiparco, Eudoxo y a todos aquellos que caminaron después tras las huellas de éstos, superioridad que le viene de haberse liberado de algunos presupuestos falsos de la común y vulgar filosofía, por no decir ceguera. Sin embargo, no se ha alejado mucho de ella, porque al ser más estudioso de la matemática que de la naturaleza[16], no ha podido profundizar y penetrar hasta el punto de poder arrancar completamente las raíces de principios vanos e inapropiados y con ello A 93 anular totalmente todas las dificultades contrarias/, liberándose a sí mismo y a los demás de tantas vanas inquisiciones, y situando la contemplación en las cosas constantes y ciertas. Pero a pesar de todo ello, ¿quién podrá alabar en su justa medida la excelencia de este germano que —indiferente ante la estúpida multitud— se ha mantenido tan firme ante el torrente de la fe contraria, y aunque prácticamente desprovisto de razones vivas, recogiendo de las manos de la Antigüedad aquellos fragmentos despreciados y herrumbrosos que ha podido, los ha limpiado, agrupado y conjuntado//de tal manera G-A 29 que, con su discurso más matemático que natural, la causa que antes era ridiculizada, despreciada y vilipendiada, nos la ha devuelto honorable, apreciada, más verosímil que la contraria y sin duda alguna más cómoda y expedita para la teoría y la razón calculatoria? Así este alemán, aunque no haya tenido los recursos suficientes mediante los cuales, además de resistir pudiese holgadamente vencer, reducir y suprimir la falsedad, sin embargo, se ha mantenido firme al establecer en su ánimo y confesar sincerísimamente que en última instancia se debe concluir necesariamente que es este globo quien se mueve con respecto al universo antes de que sea posible que la totalidad de tantos cuerpos innumerables, muchos de los cuales conocemos como más espléndidos y más grandes, deba reconocer (a despecho de la naturaleza y de las razones que con movimientos evidentísimos gritan lo contrario) a este globo nuestro por centro y base de sus giros e influjos. ¿Quién, pues, será tan villano y descortés ante el esfuerzo de este hombre que —dejando a un lado lo que ha hecho, dispuesto por los dioses como una aurora que debía preceder la salida de este sol de la antigua y verdadera A 94 filosofía/, durante tantos siglos sepultada en las tenebrosas cavernas de la ciega, maligna, proterva y envidiosa ignorancia— quiera, tomando en cuenta lo que no ha podido hacer, ponerlo en el saco de la gregaria multitud que discurre, se guía (se precipita más bien) por el sentido del oído de una fe innoble y animal, en lugar de contarlo entre aquellos que gracias a su feliz ingenio han podido orientarse y elevarse con la fidelísima guía del ojo de la divina inteligencia?[17].

Y ahora ¿qué diré yo del Nolano? ¿Acaso por estar tanG-A 30//cerca de mí como yo de mí mismo, no será conveniente que lo alabe? No será, sin duda, razonable quien me censure si lo hago, pues no es tan sólo algo lícito en ocasiones, sino también necesario, como bien dijo el terso y culto Tansillo:

Aunque a un hombre que honra y honor desea

hablar mucho de sí no es conveniente,

porque la lengua, allí donde el corazón teme y ama,

no es en su hablar digna de fe,

el ser ante otro pregón de su fama

sin embargo parece en ocasiones conveniente,

cuando viene a hablar por una de dos razones:

para evitar censura o ayudar a otro[18].

No obstante, si hay alguien tan severo que en modo alguno se avenga a tolerar la propia alabanza o casi propia, sepa A 95 que frecuentemente/ésta no se puede separar de sus efectos presentes y ya originados. ¿Quién reprenderá a Apeles si presentando el cuadro dice a quien lo quiera saber que es obra suya? ¿Quién censurará a Fidias si a quien pregunta por el autor de esta magnífica escultura responde que ha sido él? Pues bien, para que entendáis el asunto presente y su importancia, os propongo a modo de conclusión algo que se os demostrará muy pronto, fácilmente y con meridiana claridad: que si se alaba al antiguo Tifis por haber inventado la primera nave y cruzado el mar con los argonautas:

Audax ninium, qui freta primus,

Rate tam fragili perfida rupit:

Terrasque suas post terga videns,

Animam levibus credidit auris[19];

G-A 31 si en nuestra época es ensalzado Colón por ser aquél de quien con tanta anterioridad se había pronosticado,

Venient annis

Secula seris, quibus Oceanus

Vincula rerum laxet, et ingens

Pateat tellus, Tiphysque novos

Detegat orbes, nec sit terris

Ultima Thule[20];

¿qué deberá hacerse con quien ha encontrado el modo de subir al cielo, rebasar la circunferencia de las estrellas, dejar A 96 a sus/espaldas la convexa superficie del firmamento? Los Tifis han encontrado la manera de perturbar la paz ajena, de violar los genios patrios de las regiones, de confundir lo que la providente naturaleza había separado, de duplicar mediante el comercio los defectos y añadir a los de una los vicios de otra nación, de propagar con violencia nuevas locuras y enraizar insanias inauditas allí donde no había, concluyendo al final que es más sabio quien es más fuerte, de mostrar nuevos afanes, instrumentos y arte de tiranizar y asesinar los unos a los otros. Gracias a tales gestas llegará un día en que, habiendo aquéllos aprendido a costa propia, sabrán y podrán (como consecuencia de la alternancia vicisitudinal de las cosas)[21] devolvernos semejantes y aun peores frutos de tan perniciosas invenciones.

Candida nostri secula patres

Videre procul fraude remota:

A 32, A 97 Sua quisque piger litora tangens,//

Patrioque senex fractus in arvo

Parvo di ves: nisi quas tulerat

Natale solum non norat opes.

Rene dissepti faedera mundi

Traxit in unum Thessala pinus,

lussitque pati verbera pontum,

Partemque metus fieri nostri

Mare sepositum[22].

El Nolano, para causar efectos completamente contrarios, ha liberado el ánimo humano y el conocimiento que estaba encerrado en la estrechísima cárcel del aire turbulento, donde apenas, como por ciertos agujeros, podía mirar las lejanísimas estrellas y le habían sido cortadas las alas a fin de que no volara a abrir el velo de estas nubes y ver lo que verdaderamente se encontraba allá arriba, liberándose de las quimeras introducidas por aquellos que (salidos del fango y cavernas de la Tierra, pero presentándose como Mercurios y Apolos bajados del cielo) con multiforme impostura han llenado el mundo entero de infinitas locuras, bestialidades y vicios como si fueran otras tantas virtudes, divinidades y disciplinas, aniquilando aquella luz que hacía divinos y heroicos los ánimos de nuestros padres, aprobando y confirmando las tinieblas caliginosas de sofistas y asnos[23]. Por eso, la razón humana, desde hace ya tanto tiempo oprimida, en ocasiones —lamentando en algún intervalo de lucidez su A 98 condición tan baja—/se dirige a la divina y próvida mente que siempre en el oído interno le susurra y se queja con acentos como éstos:

¿Quién subirá por mí, señora, al cielo

a devolverme mi perdido ingenio?[24]//

G-A 33Pues bien, he aquí a aquel que ha surcado el aire, penetrado el cielo, recorrido las estrellas, atravesado los márgenes del mundo, disipado las imaginarias murallas de las primeras, octavas, novenas, décimas y otras esferas que hubieran podido añadirse por relación de vanos matemáticos y por la ciega visión de los filósofos vulgares. Así, a la vista de todos los sentidos y de la razón, abiertos con la llave de una diligentísima investigación aquellos claustros de la verdad que nosotros podemos abrir, desnudada la velada y encubierta naturaleza, ha dado ojos a los topos, iluminado a los ciegos que no podían fijar los ojos y mirar su imagen en tantos espejos que por todas partes se les enfrentan; ha soltado la lengua a los mudos que no sabían y no se atrevían a explicar sus intrincados sentimientos; ha restablecido a los A 99 cojos/incapaces de hacer con el espíritu ese progreso que no puede hacer el compuesto innoble y disoluble, haciéndolos no menos presentes que si fueran mismísimos habitantes del Sol, de la Luna y de los otros llamados astros[25]. Demuestra hasta qué punto aquellos cuerpos que vemos a lo lejos son semejantes o desemejantes, mayores o peores que aquel que está a nuestro lado y al que estamos unidos, abriéndonos los ojos para ver a este numen, a esta madre nuestra que en su dorso nos alimenta y nos nutre, tras habemos producido de su seno en el que de nuevo nos recoge siempre, enseñándonos a dejar de pensar que sea un cuerpo sin alma y sin vida, la hez incluso de las sustancias corporales. De esta manera sabemos que si estuviéramos en la Luna o en otras estrellas no estaríamos en un lugar muy diferente a éste y acaso en uno peor, de la misma manera que puede haber otros cuerpos tan buenos o incluso mejores//por sí mismos y G-A 34 por la mayor felicidad de sus propios animales. Así conocemos tantas estrellas, tantos astros, tantos númenes, como son todos esos centenares de miles que asisten al servicio y contemplación del primero, universal, infinito y eterno eficiente. Ya no está encarcelada nunca más nuestra razón con los cepos de los fantásticos ocho, nueve y diez móviles y motores. Sabemos que no hay más que un cielo, una inmensa región etérea en la que estas magníficas luminarias conservan A 100 las propias distancias por comodidad en la participación/de la vida perpetua. Estos cuerpos flameantes son esos embajadores que anuncian la excelencia de la gloria y majestad divinas. Así nos vemos llevados a descubrir el infinito efecto de la infinita causa, el verdadero y vivo vestigio del infinito vigor, y sabemos que no hay que buscar la divinidad lejos de nosotros, puesto que la tenemos alIado, incluso dentro, más de lo que nosotros estamos dentro de nosotros mismos[26]. De la misma manera los habitantes de los otros mundos no la deben buscar entre nosotros cuando la tienen a su lado y dentro de sí, dado que la Luna no es más cielo para nosotros que nosotros para la Luna. Por todo ello se puede dar sin duda mejor uso a lo que Tansillo dijo con intención jocosa:

Si no tomáis el bien que os está cerca,

¿cómo cogeréis el que os está lejano? /

A 101 Despreciar lo vuestro me parece error expreso

así como desear lo que está en las manos de otro.

Vosotros sois el que se abandonó a sí mismo

deseando su apariencia en vano;

vosotros sois el galgo que se lanza al río

G-A 35 por desear la sombra de lo que lleva su boca.//

Dejad las sombras y abrazad lo verdadero,

no cambiéis el presente por el futuro.

Yo de tener días mejores no desespero,

mas por vivir más alegre y más seguro

gozo el presente y del futuro espero:

así doble dulzura me procuro[27].

De esta forma uno solo, aunque solo, puede y podrá vencer, y al final habrá vencido y triunfará contra la ignorancia general. Y no cabe duda alguna de ello, si el asunto debe decidirse no con la multitud de ciegos y sordos testimonios, de injurias y de palabras vanas, sino con la autoridad de un sentido regulado, el cual será quien deberá pronunciar la conclusión. Porque en realidad todos los ciegos no valen por uno que ve y todos los necios no pueden suplir a un sabio.//

G-A 36 PRU.

Rebus, et in sen su, si non est quod fuit ante,

Fac vivas contentus eo quod tempora praebent,/

A 102Iudicium populi nunquam contempseris unus,

Ne nulli placeas dum vis contemnere multos[28].

TEO. Esto está prudentísimamente dicho a propósito de la convivencia, del gobierno público y del trato civil, mas no a propósito del conocimiento de la verdad y del criterio de la contemplación[29], a cuyo respecto el mismo sabio dijo:

Disce, sed a doctis, indoctos ipse doceta[30].

Lo que tú dices a propósito del saber es también útil a muchos y por eso es un consejo destinado a la multitud, porque este peso no es para las espaldas de cualquiera, sino para aquellos que pueden llevarlo, como el Nolano, o cuanto menos moverlo hacia su término sin incurrir en dificultades enojosas; yeso es lo que ha podido hacer Copérnico.

Además, los que se encuentran en posesión de esta verdad no deben comunicarla a todo tipo de personas, a no ser que quieran G-A 37 (como se dice) lavar la cabeza al asno o comprobar lo que saben hacer los cerdos con las perlas, recogiendo de su estudio//y fatiga aquellos frutos que suele producir la A 103 temeraria y necia ignorancia, junto con la presunción y descortesía que es su perpetua y fiel compañera. Podemos, por· tanto, ser maestros de aquellos ignorantes e iluminadores de aquellos ciegos que reciben dicho nombre no por incapacidad emanada de impotencia natural o por carencia de ingenio y aplicación, sino tan sólo por no advertir y no tomar en consideración, lo cual sucede únicamente por privación del acto y no también de la potencia. De estos últimos hay algunos tan malvados y desalmados que por una cierta indolencia y envidia se encolerizan y ensoberbecen contra aquel que creen que pretende enseñarles (a ellos, que son estimados y —lo que es peor— se estiman a sí mismos doctos y doctores) y se atreve a mostrar saber lo que ellos no saben. Entonces los veréis sofocarse y rabiar.

FRU. Es lo que ocurrió a aquellos dos bárbaros doctores de que hablaremos, uno de los cuales, al no saber ya qué responder y qué argumentar, se puso en pie con intención de poner fin a la discusión con una sarta de adagios de Erasmo, o bien con los puños, y gritó: Quid? non ne Antiryram navigas? tu ille philosophorum protoplastes, qui nec Ptolomeo, nec tot, tantorumque, philosophorum, et astronomorum maiestati quippiam A 104 concedis? Tu ne nodum in sarpo quaeritas?[31] y otros propósitos dignos de serle G-A 38 marcados a la espalda con esas varas dobles llamadas bastones, con las cuales los peones suelen tomar la medida para hacer a los asnos las albardas.

TEO. Dejemos estas cuestiones por ahora. Hay quienes, debido a alguna crédula locura, temen gastarse si ven y quieren perseverar obstinadamente en las tinieblas de aquello que en una ocasión malaprendieron. Distintos, en cambio, son aquellos afortunados y bien nacidos ingenios con respecto a los cuales ningún estudio honroso es pérdida de tiempo, no juzgan temerariamente, tienen su entendimiento libre, clara la visión, y el cielo los hace si no inventores, cuanto menos dignos examinadores, escrutadores, jueces y testigos de la verdad. El Nolano ha ganado, gana y ganará su asentimiento y su amor. Ellos son los ingenios nobilisimos capaces de escucharle y discutir con él; porque en verdad, de todos aquellos que pueden hacerle frente con dignidad en estas cuestiones no hay ninguno que, si no se contenta con asentirle en la totalidad por no ser capaz de G-A 39 tanto//, no suscriba cuanto menos la mayoría de los puntos, los más importantes y los principales, confesando además que aquello que no puede tener por más verdadero es, sin duda, más verosímil[32].

PRU. Me parece muy bien, pero yo no pienso alejarme de la opinión de los antiguos, pues, como dice el sabio, en la Antigüedad está la sabiduría.

TEO. Y añade: en los muchos años la prudencia. Si entendéis correctamente lo que decís, veréis que de vuestro principio se infiere lo contrario de lo que pensáis; esto es, nosotros somos más viejos y tenemos más años que nuestros— A 105/predecesores[33] en lo que afecta a ciertas cuestiones como la que ahora nos ocupa. No pudo ser tan maduro el juicio de Eudoxo, que vivió poco después del renacimiento de la astronomía, que acaso incluso renació con él, como el de Calipo, que vivió treinta años después de la muerte de Alejandro Magno y que, sumando años y años, pudo también añadir a las suyas las observaciones anteriores. G-A 40 Por la misma razón//, Hiparco debía saber más que Calipo, pues vio la mutación ocurrida hasta ciento noventa y seis años después de la muerte de Alejandro. Es lógico que Menelao, geómetra romano, entendiera más que Hiparco al haber visto la diferencia de movimiento cuatrocientos sesenta y dos años después de la muerte de Alejandro. Todavía más debía haber visto Mohamed Aracense al cabo de mil doscientos dos años. G-A 41 Todavía más ha visto Copérnico, casi en nuestros días//, mil ochocientos cuarenta y nueve años después de A 106 dicha muerte. Pero que algunos de los más recientes no hayan sido por eso más avisados que los anteriores, y que la mayoría de los que viven en nuestros días no tengan, sin embargo, más juicio, se debe a que los primeros no vivieron y estos últimos no viven los años ajenos y (lo que es peor) tanto unos como otros vivieron muertos sus propias vidas.

PRU. Decid lo que queráis; podéis hacer lo que os dé la gana, que yo soy amigo de la Antigüedad, y por lo que respecta a vuestras opiniones o paradojas, no creo que tantos y tan grandes sabios hayan sido ignorantes, como pensáis vos y otros amigos de las novedades.

TEO. Bien, maestro Prudencio; si esta opinión vulgar y vuestra es verdadera precisamente por ser antigua, no cabe duda de que era falsa cuando resultaba nueva. Antes de que existiera esta filosofía concorde con vuestro cerebro hubo la de los caldeos, egipcios, magos, órficos, pitagóricos y otros que vivieron en los primeros tiempos[34], conforme, por el contrario, con nosotros y contra la cual se rebelaron estos insensatos y vanos lógicos y matemáticos, no tanto enemigos de la Antigüedad como ajenos a la verdad. Dejemos, por tanto, de lado el argumento de la Antigüedad y de la novedad, dado que no hay nada nuevo que no pueda ser viejo y no hay nada viejo que no haya sido nuevo, como bien advirtió vuestro Aristóteles.

FRU. Si no hablo reventaré y estallaré con toda seguridad. Habéis dicho «vuestro Aristóteles» dirigiéndoos al maestro//Prudencio. G-A 42 ¿Sabéis de qué forma creo que Aristóteles es suyo, id est, que él es peripatético? (hagamos, por favor, este poquito de digresión a modo de paréntesis): de la misma manera que dos ciegos mendigos ante la puerta del arzobispo de Nápoles y de los cuales el uno se proclamaba güelfo y A 107 el otro gibelino; en esto/comenzaron a golpearse tan fuertemente el uno al otro con aquellos bastones que llevaban, que si no los hubieran separado no sé cómo hubiera terminado el asunto. Se les acercó entonces un hombre de bien y les dijo: «Venid aquí, tú y tú, ciego bellaco, ¿qué es un güelfo?, ¿qué es un gibelino?, ¿qué quiere decir ser güelfo y ser gibelino?». Y en verdad que el uno no supo en absoluto qué responder ni qué decir, en tanto que el otro salió diciendo: «El señor Pietro Costanzo, que es mi patrón, y al cual quiero mucho, es gibelino». G-A 43 De la misma manera//hay muchos peripatéticos que se encolerizan, se enardecen y se enfurecen por Aristóteles, quieren defender la doctrina de Aristóteles, son enemigos de los enemigos de Aristóteles, quieren vivir y morir por Aristóteles, y, sin embargo, ni siquiera saben lo que significan los títulos de los libros de Aristóteles. Si queréis A 108 que/os enseñe a uno de ellos, aquí tenéis aquel a quien habéis dicho «vuestro Aristóteles» y que de vez en cuando te saca a relucir un Aristoteles noster Peripateticorum princeps, un Plato noster y ultra.

PRU. Me importa poco vuestra consideración; en nada estimo vuestra estima.

TEO. Por favor, no interrumpáis más nuestra conversación.

SMI. Proseguid, Teófilo.

TEO. Advirtió, decía, vuestro Aristóteles que al igual que se produce la alternancia vicisitudinal[35] de las demás cosas, lo mismo ocurre con las opiniones y otras cuestiones. Por eso evaluar las filosofías por su antigüedad es como pretender decidir si fue antes el día que la noche o viceversa. Aquello, pues, sobre lo que debemos fijar el ojo de nuestra consideración es si nosotros estamos en el día y la luz de la verdad brilla sobre nuestro horizonte, o bien sobre el de nuestros antípodas adversarios; si estamos nosotros en las tinieblas o ellos, y en conclusión, si nosotros, que damos comienzo a la renovación de la antigua filosofía, estamos en la mañana para dar fin a la noche o bien en el ocaso para poner fin al día. Y no se trata ciertamente de algo difícil de decidir, incluso juzgando a primera vista a partir de los frutos de una y otra especie de contemplación[36].

G-A 44 Veamos, pues, la diferencia entre unos y otros. Los primeros, temperados en su modo de vida, en la medicina expertos, en la contemplación juiciosos, en la adivinación excelentes, en la magia milagrosos, en las supersticiones prudentes, en las leyes observantes, en la moralidad irreprensibies, en la teología divinos; en todas sus acciones, heroicos. Nos dan cumplido ejemplo de todo ello sus largas vidas, sus cuerpos menos enfermos, sus altísimas invenciones, sus profecías cumplidas, las sustancias transformadas por obra suya, la convivencia pacífica en sus pueblos, sus sacramentos A 109 inviolables, sus justísimas actuaciones/, su familiaridad con inteligencias buenas y protectoras, los vestigios que todavía duran de sus maravillosas proezas. En cuanto a los otros, sus contrarios, dejo el examen a quien tenga juicio.

SMI. ¿y qué diréis si la mayoría en nuestra época piensa todo lo contrario, especialmente en lo que hace referencia al conocimiento?

TEO. No me sorprende porque (como suele ocurrir) quienes menos entienden creen saber más y los totalmente locos creen saberlo todo.

SMI Decidme cómo se podrá corregirlos.

FRU. Arrancándoles la cabeza y plantándoles una nueva.

TEO. Arrancándoles con algún tipo de argumentación esa estimación que tienen de saber, despojándoles (en la medida de lo posible) mediante sutiles persuasiones, de esa necia opinión, a fin de que se vuelvan auditores, oyentes, siempre que el que enseiía haya advertido previamente que se trata de ingenios capaces y aptos[37]. Siguiendo la costumbre de la escuela pitagórica y nuestra, quiero que dichos sujetos no puedan G-A 45 interrogar o//disputar antes de haber escuchado todo el curso de la filosofía, porque entonces, si la doctrina es perfecta en sí y ha sido perfectamente entendida por ellos, les limpia de todas las dudas y elimina todas las contradicciones. Además, si ocurre que se encuentra un ingenio más fino, entonces éste podrá ver lo que se puede añadir, quitar, corregir y cambiar. Podrá también entonces comparar estos principios y estas conclusiones con aquellos otros principios y conclusiones contrarios, y de esta manera asentir o disentir, preguntar y responder según razón, ya que de lo contrario no es posible, en un arte o ciencia determinada, saber dudar y preguntar adecuadamente y según el orden conveniente, si no ha escuchado con anterioridad. Jamás podrá ser buen investigador y juez de un caso quien no se haya informado previamente del asunto. Por eso, allí donde el A 110 conocimiento procede por sus/grados, avanzando desde los principios y fundamentos establecidos y confirmados hasta el edificio entero y la totalidad de aquellas cosas que mediante dicho conocimiento se pueden descubrir, es necesario que el que escucha sea taciturno y crea —antes de haber escuchado y oído todo— que con el progreso del conocimiento cesarán todas las dificultades. Otro procedimiento utilizan los efécticos y pirrónicos, los cuales sostienen que no se puede saber nada y van preguntando y buscando siempre para no encontrar jamás cosa alguna[38]. No menos desafortunados son aquellos ingenios que pretenden disputar hasta de las cosas más claras, causando la mayor pérdida de tiempo que se pueda imaginar. Y también quienes, por parecer doctos y por otras razones G-A 46 indignas, ni quieren//enseñar ni aprender, sino tan sólo discutir y enfrentarse a la verdad.

SMI. Se me ocurre una duda acerca de lo que habéis dicho y es que resulta incontable la multitud de los que presumen de saber y se creen dignos de ser escuchados constantemente, pues vos mismo podéis ver que las universidades y academias están llenas en todas partes de estos Aristarcos que no cederían ni una coma a Júpiter altitonante, bajo cuya guía los estudiantes no habrán ganado a fin de cuentas otra cosa que el ser elevados de no saber (que es una privación de la verdad) a pensarse y creerse sabios, que es una locura y hábito de falsedad. Mira, pues, lo que han ganado estos auditores: sacados de la ignorancia de simple negación se han visto llevados a la ignorancia de mala disposición, como ellos dicen. Entonces, ¿quién me asegurará que —gastando yo tanto tiempo y energía, tantas ocasiones de un mejor estudio y ocupación— no me va a ocurrir a mí lo que suele A 111 ocurrir a la mayoría/: que, en lugar de haber adquirido la doctrina, me haya infectado la mente de locuras perniciosas? ¿Cómo podré yo, que no sé nada, conocer la diferencia de dignidad e indignidad, de pobreza y riqueza, entre aquellos que se estiman y son estimados sabios? Me doy perfecta cuenta de que todos nacemos ignorantes, creemos con facilidad ser ignorantes, crecemos y nos educamos en la disciplina y costumbre de nuestra casa, oímos censurar las leyes, los ritos, la fe y las costumbres de nuestros adversarios y de los que son diferentes de nosotros, al igual que ellos con respecto a nosotros y a nuestras cosas. En nosotros se implantan por la fuerza de un cierto alimento natural, las raíces del celo de lo nuestro, al igual que en ellos las del celo de lo suyo. Por eso ha llegado fácilmente a ser costumbre que los nuestros piensen haber hecho un sacrificio a los dioses cuando G-A 47 hayan oprimido, matado, reducido y asesinado//a los enemigos de nuestra fe, de la misma forma que todos los demás cuando hayan hecho lo propio con nosotros. Ellos dan gracias a Dios por tener esa luz por la que se prometen eterna vida con no menos fervor y convicción de certeza con que nosotros le agradecemos el no estar en la ceguera y tinieblas en que ellos se encuentran. A estas convicciones de la religión y la fe se añaden las convicciones procedentes de las ciencias. Yo (bien sea por elección de mis tutores, padres y pedagogos, bien sea por mi propio capricho y fantasía o llevado por la fama de un doctor) creeré con gran satisfacción de mi ánimo haber ganado bajo la arrogante y feliz ignorancia de un caballo no menos de lo conseguido por cualquier otro, bajo alguien menos ignorante e incluso docto. ¿No sabes que la costumbre de creer y el estar alimentado desde la infancia por ciertas convicciones tiene una fuerza enorme para impedirnos comprender incluso las cosas más manifiestas? Es lo mismo que suele ocurrir a quienes están acostumbrados a tomar veneno: al final su complexión no sólo ya no siente daño, sino que incluso se ha convertido el veneno en un alimento natural, de forma que el mismísimo antídoto les resulta mortífero. Dime, pues, con qué arte te A 112 vas a conciliar/tú estos oídos en vez de cualquier otro, dado que en su ánimo hay quizá menos inclinación a prestar fe a tus afirmaciones que a las contrarias de otros mil oponentes tuyos.

TEO. Es un don de los dioses si te guían y otorgan la suerte de hacerte encontrar un hombre que no tanto estime ser un verdadero guía como realmente lo sea y que además iluminen el interior de tu espíritu para que elijas al mejor//.G-A 48

SMI. Pero generalmente seguimos la opinión de la mayoría a fin de que si nos equivocamos no lo hagamos sin compañía y sin el aplauso general.

TEO. Actitud totalmente indigna en un hombre. Por eso los hombres sabios y divinos son tan pocos. Además, la voluntad de los dioses es precisamente esa, puesto que no es estimado ni precioso aquello que es sencillamente común y general.

SMI. Acepto que la verdad sea conocida por pocos y que las cosas de valor sean posesión de poquísimos, mas lo que me confunde es que muchas cosas son escasas, se dan entre pocos y quizá en uno solo y sin embargo no deben ser estimadas, no valen nada y pueden ser las mayores locuras y vicios.

TEO. Es cierto, pero a fin de cuentas es más seguro buscar la verdad y lo conveniente fuera de la multitud, porque ésta jamás aportó nada digno y valioso. Además las cosas de perfección y valor siempre se encontraron entre pocos y si fueran ellas las únicas cosas raras, además de encontrarse entre los sujetos raros, todo el mundo podría cuanto menos conocerlas, aunque no supiera encontrarlas, y de esa manera no serían preciosas por vía de conocimiento, sino tan sólo por su posesión./A 113

SMI. Dejemos, pues, estas consideraciones y pasemos a escuchar y estudiar un poco los pensamientos del Nolano. G-A 49 Ya//es bastante, quizá, que hasta ahora se haya conciliado tanta fe como para que se le juzgue digno de ser escuchado.

TEO. Con eso le basta. Ahora veréis hasta qué punto su filosofía es capaz de mantenerse firme, de defenderse, descubrir la vanidad y hacer manifiestas las falacias de los sofistas y la ceguera del vulgo y de la filosofía vulgar.

SMI. Con este fin, por ser ahora ya de noche, nos encontraremos aquí mañana a la misma hora y tomaremos en consideración los combates y la doctrina del Nolano.

PRU. Sat prata biberunt: nam iam nox humida caelo praecipitat[39].