Advertencia del traductor
Como bien explica el editor en la «Advertencia a la edición francesa de 2966», este manuscrito fue encontrado entre sus papeles, después de la muerte de Georges Bataille. Aunque se diga que gran parte del texto estaba listo para imprenta, me atrevo a afirmar que, sin duda, de haber sabido el autor que su libro sería publicado un día, lo habría corregido, o mejor dicho, pulido. Son constantes las irregularidades en la construcción de frases, las contradicciones, los cambios inexplicables de tiempos verbales, las repeticiones (algunas, no obstante, intencionadas), los «vacíos» entre secuencias y hasta entre conceptos, que no deberían escapar al conocedor de la obra de Bataille. He sido, sin embargo, lo más fiel posible al original, pues lejos de mí la intención de rectificar o reescribir un texto de un autor de la talla de Georges Bataille.
Debo únicamente prevenir al lector contra lo que podría ser interpretado como «fallos o limitaciones del traductor» en aquellos casos en los que estas deficiencias (por otra parte, fácilmente comprensibles dadas las circunstancias) le sorprendieran.
Advierto igualmente al lector de que quizás también se sorprenda del uso —en escasas ocasiones— de palabras llamadas crudas en un contexto que aparentemente no las admite. Pero es muy propio de Bataille el empleo, comedido y brusco a la vez, de esas pal-abras que asumen así toda la violencia que el autor no sólo desea comunicar, sino también que él mismo vive al escribirlas.
P. B.