EL DICTAMEN

I

DICTAMEN DE LA COMISIÓNDE DOCTORES DIRIGIDA AL DECANO DE LA UNIVERSIDAD DE PADUA

Habida cuenta hemos de los informes, testimonios y alegatos presentados a esta comisión que promovisteis respecto del regente de la Cátedra de Anatomía, autor de De re anatomica, el Chirollogi Mateo Renaldo Colón, de la Universidad que presidís.

Esta comisión, a fuer de verdad, no acierta a comprender la animadversión para con vuestro catedrático ni las contradicciones en las que vagáis en las coléricas reflexiones por las que discurrís, si cólera y reflexión pudieran ir juntas. Y quizá esto último sea el motivo de la ceguera que os impide ver las cosas como son.

Señor decano, respecto de las apreciaciones y de los denuestos que ejercitáis contra De re anatomica, particularmente sobre el capítulo XVII, no podemos más que contar con la versión que vos nos dais, pues, como decís, “la obra se encuentra bajo mi más celoso poder”.

Empero, nuestra razón no puede abarcar la dimensión del silogismo que exponéis. Primero calificáis de absurdo el descubrimiento de vuestro anatomista; en segundo lugar lo acusáis de plagio y usurpación, pues el órgano en cuestión, según decís, ha sido ya descrito en la Antigüedad por Rufo de Efeso y por Julio Pólux, por los anatomistas árabes Abul Kasis y Avicena, por Hipócrates y hasta por Fallopio. Poneos de acuerdo: o hacemos caso a la primera premisa y afirmamos que no existe tal órgano o atendemos a la segunda y declaramos que es tan conocido como los pulmones.

Por nuestra parte, no tenemos conocimiento de ninguna descripción anterior de tal órgano. No podemos afirmar ni su existencia ni su inexistencia.

Aun si fuese cierta, creemos que vuestro afán (venerable desde luego) por defender los Sagrados Principios y el temor de que tal descubrimiento anime a la herejía y aumente en número a los infieles es honroso aunque equivocado. La Verdad, señor decano, está en las Escrituras y en ninguna otra parte fuera de ellas. La ciencia no revela la Verdad. Es apenas una tibia llama que alumbra la letra de Dios. La ciencia está por debajo de Dios y para hacer comprensible la Verdad. A nosotros los fieles nos basta creer por la fe, pero es imposible que los infieles lleguen a persuadirse de la Verdad si por Razón no se les convence.

Y lo que no veis, señor decano, es que, de ser cierto el descubrimiento de vuestro anatomista, tendríamos frente a nuestros ojos, finalmente, la prueba anatómica de la creación de la mujer, que nos refieren las Sagradas Escrituras. Si prestáis atención a los versículos del Génesis, comprobaréis lo que os decimos.

Finalmente y por todo lo antedicho, declaramos al acusado, Mateo Renaldo Colón, inocente de todos los cargos imputados. Sin embargo, este Tribunal prohibe la publicación de De re anatomica, según lo dispuesto en los Indices Librorum Prohibitorum.