5
La ambición mató al ratón
Al llegar a su casa, el coronel ordenó al teniente que se fuera rápido en el otro vehículo y que volviera a la casa de La Julia y lo esperara allí con la unidad que los iba a asistir.
-Tengan cuatro ojos. Y no se duerman, que nadie sabe que estarán tramando esos delincuentes- le ordenó.
Cuando el carro del teniente se perdió de su vista, el coronel sacó las dos fundas, se aseguró de que cogía la más liviana, y dejó la más pesada en el escondite de su yipeta.
Entró en su casa, fue directo a su cuarto, abrió por un instante la funda para asegurarse nuevamente lo que contenía su interior y la guardó en su caja fuerte personal.
Luego fue directo a su yipeta y cuando la encendió llamó al jefe de la DNCD.
-General, ¿cómo está? Tengo que reunirme con usted de emergencia. Tengo evidencias muy fuertes.
-Perfecto coronel. Qué eficiente eres tú. Yo estoy en mi oficina. Venga a mi despacho que aquí lo espero.
-Estaré allá en 10 minutos.
El teniente colgó y se dirigió a toda velocidad a la sede principal de la DNCD.
Cuando llegó a la estación, cogió la funda del baúl, fue directamente a la oficina del general y entró sin tocar la puerta.
-Dígame qué tiene, coronel.
-General, encontré lo que no se pudieron llevar. Sin pérdida de tiempo el coronel abrió la funda llena de paquetes de billetes de cien dólares, bien amarrados, posiblemente cada paquete de cien mil dólares, puesto que había cerca de treinta de ellos, y vació la funda a todo lo largo del escritorio del general, quien se paró de su silla de la impresión y se maravilló enormemente.
-Aquí debe de haber más de dos millones de dólares- calculó el coronel.
-Perfecto. Buen trabajo coronel. Esto le gustará al presidente- afirmó el general.
De inmediato el general telefoneó al Procurador General de la República para informarle sobre los pormenores del hallazgo, y le recomendó que viniera personalmente a constatar la evidencia.
-Sin duda que se trató de un gran tumbe- dijo el general. ¿Y qué habría pasado que dejaron el dinero?- le preguntó.
-De eso quería hablarle, general- adelantó el coronel.
El general se sentó nuevamente en la silla de su despacho y el coronel lo secundó sentándose en la que estaba frente al escritorio del general, y comenzó a explicar:
-Yo manejo dos teorías, general. La primera, que es la más probable, es que tuvieron que cargar con tanta droga o tanto dinero que no les dio tiempo de cargar con esa otra parte del dinero que estaba bien escondido y que los iba a demorar un poco en su escape. La segunda, que para mí es la menos probable, es que en medio de la excitación del tiroteo se le olvidaron cargar con ese fondo que tenían escondido-.
El coronel se detuvo por un par de segundos para hilvanar las ideas, y luego prosiguió: -En todo caso, a juzgar por el dinero incautado, en mi opinión existe un ochenta por ciento de probabilidades de que intentarán recuperarlo- analizó el coronel.
-Usted cree coronel-, asintió el general, con la boca abierta por el análisis tan breve, conciso y brillante, expuesto por el coronel.
-Creo que si general. Por tanto, pido su autorización para preparar una operación de contraofensiva con esos capos, utilizando por lo menos 10 hombres de la Unidad de Reacción Táctica (URT) de la DNCD.
El general miró al coronel a los ojos, sorprendido. -Qué cojones tiene usted coronel- le dijo con un tono de voz lleno de ingenuidad e ironía.
-Queda autorizado para realizar la operación, coronel. Lo único que le pido es que la planee bien para que resulte perfecta, no vaya y sea que la cura resulte más mala que la enfermedad. No quiero que ningún oficial resulte muerto o herido. No quiero perder ninguno de mis hombres. No quiero más escándalos con estos casos- ordenó.
-Perfecto general. Haremos todo lo posible porque así sea- dijo el coronel.
-Otra cosa, general. Tenemos que esperar por lo menos dos días para hacer pública la información de la incautación de los bienes. Mejor aún, con nuestro departamento de prensa debemos trata de difundir la información de que además de los muertos y las revólveres no se ha podido incautar más nada. Sobre todo enfatizando que la DNCD no ha encontrado ni drogas, ni dinero, para ver si podemos engañarlos- recomendó el coronel.
-Tremenda idea coronel. Desinformar a la población. Ahora mimo me comunico con el encargado de prensa, nos encargaremos de que el último reporte del caso haga énfasis en ese particular.
El coronel hizo el saludo reglamentario, y se alejó del lugar chocando sus botas gruesas sobre el piso.