DECLARACIÓN del DETENIDO Fuerteventura Rodríguez Pérez, natural de Guanabacoa, La Habana, Cuba, de edad de 45 años, y de raza negra:

Yo no estoy borracho. Si uds. quieren creer que yo estoy borracho, pues estoy borracho. Ahora, que lo esté de verdad, eso es otra cosa. Yo digo lo que hay. Como tampoco es verdad que me aproveché de esa pobre mujer. Que siempre le pagué, aun cuando ella me decía que no. Que en eso yo soy american: el bisne (?) es bisne (?), como dicen ellos. ¿Que qué quiere decir eso? Pues que los negocios son negocios. ¿Qué pasa? ¿No aprenden ustedes inglés aquí en Canarias? Pues en Cuba sí, que el que no sabe inglés allí está muerto. Se lo dejaba debajo de la almohada, el guano. Porque desde que se enteró que mis viejos conocieron a Mencey, allá por los treinta, cuando era guapo de Machado, ya no me quiso cobrar. Pero eso de que yo vine aquí en busca de Mencey, caballero, ¡le zumba la malanga! Y todo porque uno es negro. Que yo no me mamo el dedo. ¿Qué pasa? ¿Que no se puede ser negro y turista, sin que crean que uno es maquinista? Maquinista, m a q u i n i s t a: eme, a cu… Chico, no te pongas bravo. ¿Cómo que qué es eso? Maquinista: el que maquina, el que se mueve, tú. Oquei, oquei, no está bravo. ¿Está bien? No está bravo. Y si quieres, yo no digo nada más. Que fueron ustedes, no yo, los que pidieron este té con limón. ¿Que siga? ¿Adónde? ¿Qué he hecho yo? ¿Brujo? ¿Yo? Oiga, caballero, esto es un relajo. Vamos a ver: y si lo fuera, ¿qué? Enséñeme usted dónde se dice que en las Islas Canarias, España, no se puede ser brujo. Y si existe esa ley, me sacan de aquí a todos los curas, pero que volando, tú, volando. Pues sí, lo conocieron los viejos, ¿y qué? En un club de isleños que hay en la Habana, que la vieja era de Fuerteventura. Y tiene que estar dando vueltas en la tumba ahora mismo, ella que me decía siempre que tenía que ir a Canarias, conocer a mi gente, mi islita. Parece que la vieja no se acordaba bien de esto. Parece mentira, caballero. Los chistecitos que tuve que aguantar yo, de que si era un niche, y como si fuera poco, comegofio encima. Y yo que nunca renegué de la sangre que me toca por parte de la vieja, que los mismos negros me llamaban el pájaro niche, por lo de canario. Parece mentira, llegar aquí y encontrarme con esto. Porque esto es un relajo, tú, un relajo del carajo, si quieren que se los diga del todo. Apunta, apunta ahí: Fuerteventura Rodríguez Pérez dice que esto es un relajo del carajo, ¿está bien? Y ¿qué me van a hacer? ¿Me van a dar pan? ¿Qué? No, no, no: si yo estoy tranquilo. Estoy más tranquilo que usted, cabo. ¿Teniente? Lo que sea, yo no entiendo de eso. Que en Cuba no arrestan a la gente por ser negra. ¿Que no es por eso? Y ¿por qué entonces? A ver, dígame. Pues vuelva a decírmelo, que no entiendo. ¿Que yo dije que Mencey estaba aquí? ¿Que iba con el nombre de Juan García? ¿Yo? Si cuando yo lo conocí a él todavía tenía pantalones cortos, cabo. Si entra por esa puerta ahora, lo reconocería como a mi tatarabuela, tú. Fue ella, coño, fue ella la que me dijo que se llamaba Juan García, ese que anda corriendo por ahí. Ella, no yo, ¡coño! Ella. Yo lo que le dije, cuando ella me lo dijo, lo único que le dije es que se daban casos de espíritus… ¿Qué pasa? No me mire así, que no estoy loco, aunque debiera estarlo con lo que me está pasando aquí. Espíritus, sí, almas, ¿no es usted católico? ¿No dicen los curas que las almas existen? De modo que las almas pueden ir al infierno, pero los espíritus no pueden volar por los aires. ¡Qué sabrosura, caballero! ¿Tengo yo la culpa de que los espíritus vuelen de un cuerpo a otro? Por negro, y por nada más. Menos mal que no viene por aquí Batista, que le echarían mano también. Hombre, que han dado la solución para Cuba: mandar de vacaciones aquí al presidente. Sí, señor, nos resolverían la jodienda, cómo no. Es más, me llama ahora mismito al embajador de Cuba, pero volando. ¿Que no hay embajador aquí? Pues el que venga detrás. Que yo soy un ciudadano de la República de Cuba, ¿sabe? Y desde 1898 somos libres e independientes, ¿sabe? Por si no lo sabía, que los gallegos ya no mandan allá, y yo soy legítimo, ¿me entiende? Y hasta que no venga por aquí alguien de la embajada… ¿Consulado? Es lo mismo: que sea cubano, y que venga del carajo, pero hasta que no entre por esa puerta, a mí no me arrancan una palabra más. Ni una, tú.

Final de la DECLARACIÓN del DETENIDO

Fuerteventura Rodríguez Pérez.