Capítulo 11
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Dejar que hable el cuerpo
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En este capítulo
• Utiliza la reacción de espejo
• Conoce las reglas del lenguaje corporal
• Evita errores de manual
• Ponte manos a la obra
• Detecta la mentira
• Di “no” sin palabras
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No basta con que dirijas las señales correctas a alguien que te atrae (como se detalla en el capítulo 10), sino que, además, debes tener bien claro qué señales y pistas buscas en la otra persona; también tienes que saber combinarlas para producir un embriagador cóctel de seducción. Este capítulo te enseñará todo lo que debes saber.
Las relaciones deben basarse en la confianza, por lo que te resultará muy útil reconocer a las personas que dicen mentiras. No pasa nada si se trata de mentiras piadosas, por ejemplo, cuando le dices a alguien que le queda muy bien lo que lleva puesto o cuando te quitas un par de años para parecer más joven, pero si una persona te oculta que está casada y que tiene media docena de hijos, cuanto antes descubras que miente, mejor.
Recuerda que la mayoría de los consejos que ofrezco pretenden ayudarte a hacer nuevas amistades y a ganarte a tus compañeros de trabajo, así como a conseguir citas, por lo que debes ponerlos en práctica si quieres tener éxito dentro de la oficina y fuera de ella. Y cuanto más practiques, ¡más mejorarás!
Ocupa el espacio con seguridad
Cuando les pregunto a las mujeres qué es lo que más les atrae en un hombre, suelen responder que la altura. Sin embargo, no es su estatura lo que las seduce, sino su presencia. Por muy alto que sea un hombre, no será en absoluto atractivo si camina torpemente y con los hombros caídos. En cambio, si un hombre de estatura media tiene buen porte, saca pecho y echa atrás los hombros, resultará mucho más seductor. Lo que los diferencia es su presencia.
Las personas con buena presencia llenan el espacio que ocupan, parecen más seguras y, como resultado, son mucho más atractivas. Sólo te considerarán como un objetivo posible si destacas entre la multitud, por lo que debes ser espacialmente dominante, es decir, llenar el espacio que te rodea. Al ocupar el espacio sobresaldrás entre la competencia, tanto si estás ligando como trabajando.
Para conseguir una buena pose y dominio
espacial:
• Yérguete con los pies separados con la anchura de la cadera.
• Mantén los brazos separados del cuerpo.
• Sostén la cabeza bien alta, con los ojos mirando al frente y los hombros echados hacia atrás.
Si tuvieses que elegir con cuál de los dos hombres que aparecen en la figura 11-1 quieres ligar, basándote únicamente en su pose, lo más probable es que eligieras al de la derecha, ya quemuestra mayor equilibrio y presencia. El hombre de la izquierda parece falto de equilibrio, tiene la cabeza gacha y ha cruzado los brazos para ocupar el menor espacio posible, lo que indica que procura pasar desapercibido.
Figura 11-1: Falta de dominio espacial (izquierda); buen dominio espacial (derecha)
Figura 11-2: Actitud recatada
Ten en cuenta que dominarás demasiado el
espacio si separas mucho las piernas y colocas los brazos detrás de
la cabeza. Esta postura puede interpretarse como intimidante o
arrogante.
Figura 11-3: Invitación a acceder al espacio íntimo
Recuerda que, si bien dominar tu espacio es fundamental para que se fijen en ti, tu principal objetivo es intentar un acercamiento para llevar el coqueteo al plano sentimental. Si quieres invitar sutilmente a la otra persona a que se acerque a ti, elimina las barreras de tu espacio, como las copas, y deja el camino libre. Fíjate en la manera en que la mujer de la figura 11-2 pasa de una actitud recatada a inclinarse hacia delante y abrir un camino hacia ella con el brazo (figura 11-3).
Para obtener más información sobre cómo invitar a los demás a tu espacio, lee el capítulo 10.
Refleja los gestos de los demás
Una forma de conectar con una persona, conseguir que te acepte y facilitar la comunicación consiste en reflejar sus gestos mediante una conducta de espejo. Este comportamiento se remonta al de nuestros antepasados prehistóricos, que lo utilizaban para integrarse en grupos grandes. En la actualidad, buscamos en los demás una reacción de espejo, es decir, analizamos su lenguaje corporal para comprobar si se mueven o gesticulan como nosotros con el fin de decidir rápidamente si sus sentimientos son positivos o negativos.
La inclinación natural a reflejar el
comportamiento de los demás se debe a que este tipo de vinculación
afectiva comienza en el vientre materno, cuando las funciones
corporales del bebé reflejan las de la madre.
Enseguida descubrirás que reflejar
conscientemente movimientos más amplios es de gran ayuda para
facilitar la comunicación, pero no caigas en la trampa de copiar
todos los gestos de otra persona. Este comportamiento de imitación
puede echar por tierra tus intentos de comunicarte, porque si la
otra persona lo detecta, se sentirá manipulada.
La reacción de espejo es la forma no verbal del cuerpo de decir “Hola, fíjate en mí, soy igual que tú. ¡Tenemos muchas cosas en común!”. Sin embargo, no sólo se trata de copiar los movimientos de las extremidades, la pose y las posturas (como cruzar o descruzar brazos y piernas), sino que también se basa en reflejar movimientos más sutiles, como los gestos de la cara, la posición de las manos o la inclinación de la cabeza.
La conducta de espejo también refleja microgestos, como:
• La velocidad de la respiración.
• La frecuencia del parpadeo.
• El ensanchamiento de las fosas nasales.
• El levantamiento de cejas.
• La dilatación de las pupilas.
Es muy difícil imitar conscientemente estos microgestos, y lo que es más, la dilatación de las pupilas es imposible de reflejar, por lo que una reacción de espejo de este nivel demuestra que existe una auténtica comunicación.
Adopta una postura corporal
Dado que la mejor manera de halagar a una persona es imitarla, ¿por qué no adoptas la postura que tiene su cuerpo?
En la figura 11-4 puedes ver que está produciéndose una reacción de espejo casi perfecta. Las dos personas inclinan el cuerpo hacia delante, están sentadas con el mismo ángulo con respecto a la otra, orientan las piernas hacia su acompañante e incluso han extendido un brazo para tocarse. Es evidente que la comunicación entre esta pareja fluye a la perfección. Si consigues reflejar el lenguaje corporal de una forma tan natural como ésta, tendrás éxito al coquetear.
Cruza la pierna y fíjate si la otra persona
hace lo mismo. Espera unos minutos y prueba otro movimiento. Si no
refleja tu gesto, intenta reflejar el suyo y después mueve otra
parte del cuerpo.
Si la otra persona no tiene una reacción de
espejo y cambia su postura con tanta rapidez que te resulta
imposible reflejarla sin dejar de parecer natural, quiere decir que
estás yendo demasiado rápido. Ralentiza tu ritmo e intenta no
acelerar tanto la comunicación, ya que todavía no está preparada
para llegar a ese nivel de conexión.
Figura 11-4: Reflejo de la postura del cuerpo
Avanza con las extremidades
Puedes utilizar la estrategia de la reacción de espejo como una oportunidad para aumentar la comunicación con el lenguaje corporal. Cuando reflejas el movimiento de una extremidad del cuerpo no sólo consigues introducirte en el espacio de la otra persona, sino que le ofreces la posibilidad de que te toque deliberadamente o de que te roce sin querer. Esta táctica es ideal si no tienes el valor suficiente para iniciar el contacto físico. En la figura 11-5 puedes ver que ella ha cruzado las piernas para orientarlas hacia él, lo que refleja la postura de su acompañante, que ha orientado sus extremidades hacia ella. Como resultado, la pierna de ella se ha introducido en el espacio de él, por lo que si quiere moverse, tendrá que rozarla. Como puedes ver, no imita la posición exacta de su acompañante, sino que refleja su postura con cambios sutiles.
Otra forma de conseguir que la persona que te
atrae te toque de forma accidental o deliberada consiste en
reflejar la posición de las manos sobre el respaldo del asiento que
compartís, o la posición de una pierna cruzada interponiéndola en
su camino.
Figura 11-5: Avances con una pierna
Refleja el contacto físico
Una excelente manera de comunicarle a una persona que te ha gustado que te tocara consiste en copiar su acción y tocarla. De este modo, la relación se consolidará y la atracción aumentará.
Utiliza las yemas de los dedos para rozar a
la otra persona, en lugar de agarrarla o apretarla.
Los lugares más seguros para tocar a los demás son:
• El dorso de la mano.
• El antebrazo.
• La parte superior del brazo.
• Los hombros.
Puedes reflejar y recalcar el contacto físico colocando la mano sobre la otra persona (si te ha tocado por delante), como muestra la figura 11-6.
Figura 11-6: Contacto físico reflejado
Amor a ojos vistas
Eduardo y Lorena acababan de conocerse en un curso que estaban haciendo, pero ya se llevaban de maravilla. A Lorena le gustaba Eduardo, aunque no sabía si sólo le interesaba como amiga o si quería algo más. Un día, mientras estaban cenando, Eduardo le dedicó una serie de parpadeos, algo que hasta entonces nunca había hecho. Además le sonrió y levantó los hombros mientras cerraba con fuerza los ojos, como si estuviera dándole un abrazo imaginario. A Lorena le encantó su gesto y se lo copió. A medida que progresaba el juego de pestañeos, detectó que Eduardo también torcía la boca como ella. En ese momento se dio cuenta de que la repetición mutua de sus gestos era algo más que pura casualidad.
Lorena y Eduardo están juntos desde entonces, y se pestañean como señal secreta cuando están rodeados de mucha gente o cuando alguno de los dos necesita apoyo.
Cuando establezcas contacto visual durante una conversación, podrás fijarte en cómo parpadea la otra persona. Para comprobar que la comunicación fluye adecuadamente, parpadea con más lentitud de lo habitual y estudia la reacción del otro.
Refleja los microgestos
La información sobre los microgestos que presento a continuación puede ayudarte a comprender la influencia de tus señales de seducción sobre la otra persona.
Pupilas dilatadas
Es imposible controlar la dilatación de las pupilas, por lo que este indicio te confirmará que atraes a una persona.
Ten en cuenta que la iluminación de la sala
influye en la dilatación de las pupilas; si hay mucha luz, se
contraerán para proteger el ojo, mientras que si está muy oscuro,
se dilatarán para permitir una buena visión. Por esta razón, aunque
unas pupilas dilatadas pueden indicar que alguien se siente atraído
por ti, debes asegurarte de que la iluminación no influye.
Parpadeo rápido
Es evidente que las pupilas dilatadas no son la única manera que tienen los ojos de demostrar interés. Si una persona te mira y le gusta lo que ve, parpadeará con más rapidez, de ahí la expresión “hacer ojitos”. El cerebro asocia el parpadeo rápido con el hecho de encontrar a alguien sexualmente atractivo, por lo que cuanto más parpadees, más atracción sentirás por una persona.
Aunque una persona suele parpadear más rápido si siente interés por ti, no debes pensar que no le gustas si lo hace de forma lenta. En caso de sentirse embelesada o fascinada, podría parpadear muy poco para no perderse una palabra de lo que dices.
Parpadea más a menudo para aumentar la
frecuencia del parpadeo de la persona con la que hablas. De este
modo, si le gustas, parpadeará más rápidamente para sincronizarse
contigo y vuestra atracción mutua aumentará debido a la mayor
comunicación.
También puedes probar a guiñarle
discretamente un ojo a alguien mientras le diriges una sonrisa
sexy. Este gesto os ayudará a estrechar la relación porque
significa que os encontráis más unidos entre vosotros que con las
personas que os rodean.
En el capítulo 10 hay más información sobre el contacto visual.
Cejas levantadas
La gente levanta las cejas inconscientemente más de lo que cree. No obstante, si intentas hacerlo a propósito, acabarás generando una terrible mueca con las cejas, muy por encima de la altura que alcanzarían de forma natural, y transmitirás una expresión de sorpresa.
Es habitual levantar las cejas para expresar:
• Reconocimiento. Suele ser durante una fracción de segundo, subiendo y bajando las cejas de inmediato.
• Sorpresa. Es un gesto más exagerado que el del reconocimiento. Las cejas se elevan, creando una arruga en la frente, y permanecen en alto durante más tiempo que cuando se expresa reconocimiento, en función de lo sorprendido que uno se sienta.
• Duda. Piensa en el típico gesto de Roger Moore levantando una sola ceja, o las dos en caso de que no puedas moverlas individualmente. Este gesto suele ir acompañado de una inclinación de la cabeza hacia delante, y transmite que una persona se siente insegura, está indecisa o pone en duda lo que se acaba de decir.
Respiración
La parte del cuerpo desde la que se respira determina la velocidad de respiración. Por ejemplo, muchas personas respiran desde el abdomen o desde el diafragma, lo que conlleva inspiraciones largas y profundas que son más fáciles de controlar; puedes detectarlas de inmediato, ya que el abdomen se mueve hacia dentro y hacia fuera al respirar. En cambio, si se hace desde el pecho, verás que el torso sube y baja.
Cuando una persona está relajada, su respiración se vuelve lenta y profunda. Si está nerviosa o excitada, respira a mayor velocidad y lo hace desde el pecho. Cuando algo te apasiona puedes marearte literalmente, ya que al respirar con más rapidez aspiras mucho aire y puedes sufrir una ligera hiperventilación.
Presta atención a la parte del cuerpo que dirige la respiración de la otra persona y a la velocidad con que lo hace. Una buena manera de facilitar la comunicación es sincronizarse con su velocidad de respiración. Las personas que respiran a la misma velocidad suelen estar en sintonía. Por ejemplo, al hacer el amor, la velocidad de respiración suele coincidir al segundo. También las personas que están sentadas juntas viendo una película respiran sincronizadas, sobre todo si es especialmente dramática o sobrecogedora.
Ensanchamiento de las fosas nasales
Las fosas nasales suelen ensancharse cuando una persona siente miedo (como forma primitiva de aguzar los sentidos para protegerse de atacantes cercanos o peligros inminentes) o como señal de excitación sexual. Este gesto también hunde sus raíces en la época en la que nos guiábamos por las reacciones químicas para encontrar a la pareja ideal. Cuando lo detectes en alguien, es que, literalmente, está olfateándote.
Interpreta el lenguaje corporal
El lenguaje corporal habla más alto y claro que las palabras, ya que a través de él transmites tus pensamientos, estado de ánimo y actitud. También puedes descubrir los pensamientos conscientes e inconscientes de la persona con la que coqueteas basándote simplemente en lo que hace o deja de hacer.
La regla de los cuatro cambios
En cuanto ven que alguien cruza los brazos, muchas personas piensan que es porque no gustan o que están a la defensiva. Cometen así un error clásico, ya que un gesto aislado no encierra en sí mismo un estado de ánimo o una intención. Es posible que esa persona sienta frío, intente disimular un michelín o incluso se esfuerce por ocultar una mancha en la ropa. Del mismo modo que jamás podrías determinar el significado exacto de un término fuera de contexto (por ejemplo, es imposible saber si la palabra “banco” se refiere a un asiento o a un establecimiento financiero hasta que la oyes en una frase o ves una imagen), tampoco se puede saber lo que quiere decir un gesto aislado. Así como te fijas en cada palabra de una frase para extrapolar el significado de las demás palabras, un gesto aislado se inserta siempre dentro de un grupo de gestos, que debe estar integrado, como mínimo, por tres gestos, aunque lo ideal es que sean cuatro para poder interpretar correctamente su significado.
Jamás interpretes de forma aislada un
movimiento o gesto del lenguaje corporal, ya que es probable que te
equivoques. Utiliza la “regla de los cuatro cambios” para
aprehender el sentido de los gestos de seducción, esto es,
identifica cuatro cambios en el lenguaje corporal antes de llegar a
una conclusión sobre su significado.
Indicios que revelan sus sentimientos hacia ti
“¿Cómo puedo saber si le gusto?” es una pregunta típica en el juego de la seducción. La respuesta es sencilla: busca cambios cada vez más positivos en su lenguaje corporal.
Además de descubrir si le gustas a alguien, es importante que seas capaz de detectar si el coqueteo se está enfriando. El interés de la otra persona puede decaer por muchas razones, por lo que debes remontarte al momento en que su lenguaje corporal empezó a cambiar para deducir si es por algo que dijiste o por circunstancias ajenas a tu control.
La tabla 11-1 recoge los indicios que demuestran que le gustas a una persona y los que demuestran que no le gustas. Debes detectar como mínimo tres gestos positivos (los de la columna “¡Le gusto!”) para suponer que le interesas, pero si quieres despejar todas las dudas, el número mágico es cuatro. Lo mismo se aplica a la columna “No le gusto”. Lógicamente, cuanto más os gustéis, más indicios positivos encontrarás.
Frío, frío…
Natalia y Andrés se conocieron de casualidad en un bar e hicieron buenas migas. Por las señales positivas de ella, Andrés intuía que ella estaba interesada, pero de repente se dio cuenta de que empezaban a disminuir y que la conversación iba a menos. Intentó recordar el momento en que detectó por primera vez un cambio en su lenguaje corporal y descubrió que fue cuando le comentó que ese fin de semana iba a visitar a su abuelo. Sin embargo, no sabía si le había molestado al decir algo o si simplemente ya no estaba interesada en él. “Te noto diferente desde que mencioné a mi abuelo, ¿va todo bien?”, le preguntó. Natalia le dijo que su abuelo había fallecido recientemente y que su comentario la había entristecido. Como Andrés la vio tan afectada, decidió llamar a un taxi para que la llevara a casa, pero le pidió su número de teléfono para seguir en contacto con ella. Al día siguiente la llamó, y a Natalia, le gustó tanto como que el día anterior se hubiera dado cuenta del mal rato que estaba pasando. Andrés podía haber malinterpretado la situación y deducido que no le gustaba a Natalia, pero investigando un poco llegó a la raíz del problema y pudo retomar su intento de seducción.
No pienses que si las cosas se enfrían siempre es culpa tuya, ya que puede deberse a numerosas razones.
Tabla 11-1: Pistas que indican si le gustas o no |
|
¡Le gusto! |
No le gusto |
Mantiene más contacto visual. |
Mantiene menos contacto visual. |
Te sonríe cada vez más. |
No te sonríe o te sonríe poco. |
Se acerca más a ti. |
Se aleja más de ti. |
Te toca deliberadamente. |
No te toca cuando tú le tocas. |
Avanza con las extremidades. |
Cruza las extremidades para ocupar menos espacio que antes. |
Refleja tu lenguaje corporal. |
Refleja poco o nada tu lenguaje corporal. |
Refleja tu lenguaje facial. |
Refleja poco o nada tu lenguaje facial. |
Presume. |
No presume o presume poco. |
Orienta sus pies hacia ti. |
Orienta sus pies en la dirección opuesta a ti. |
Juega con objetos, como la copa. |
Parece indiferente, inmóvil e impasible. |
Evita errores en el lenguaje corporal
Está muy bien que utilices el lenguaje corporal correcto, pero también es muy importante que evites o corrijas el lenguaje corporal que podría echar por tierra tus intentos de seducción. A continuación verás el significado y las consecuencias de algunos de estos errores.
Rehuir el contacto visual
Uno de los elementos más importantes del lenguaje corporal es el contacto visual. Si lo rehúyes, podrías transmitir:
• Falta de confianza, si miras hacia abajo.
• Falta de interés en la otra persona, si te fijas en otra cosa (por ejemplo, si te miras las uñas, si te entretienes leyendo un texto, etcétera).
• Arrogancia o desprecio, si miras hacia arriba.
En la figura 11-7 se ve a una mujer que está hablando. Según las reglas del lenguaje corporal aplicables a una conversación, la persona que escucha debe mantener más contacto visual que la persona que habla, pero en este caso el hombre hace justo lo contrario, ya que dirige los ojos hacia arriba, lo que demuestra arrogancia y falta de interés por ella. Este intento de seducción está condenado al fracaso.
Si no tienes la costumbre de mantener contacto visual, practica mirando el puente de la nariz de la otra persona o a la parte superior de su cabeza, bajando los ojos de vez en cuando para encontrarte con los suyos y después subiéndolos de nuevo. De este modo, te acostumbrarás a mirar en la dirección correcta hasta que sientas la seguridad suficiente para mantener un contacto visual en toda regla, lo que además transmitirá una sensación de confianza absoluta.
Figura 11-7: Falta de contacto visual
¡Sonríe a la cámara!
En una ocasión, tuve que grabar a un grupo de delegados que presentaban una conferencia en una sesión sobre lenguaje corporal. Me fijé en particular en uno de ellos, porque no establecía contacto visual con sus compañeros y se pasaba la mitad del tiempo mirando al suelo. Parecía como si no tuviera confianza en sí mismo y no encajara con los demás. Entonces me fijé en que movía la mano de forma extraña, como si quisiera rascarse la nariz. Al final, acabó bajando la cabeza todavía más y se puso a hurgarse la nariz a conciencia. No era un comportamiento muy profesional para una presentación, ¡y mucho menos si te graban! Al día siguiente, cuando vimos el vídeo, se sintió muy avergonzado. Le pregunté por qué se hurgó la nariz durante la presentación y respondió que pensaba que nadie lo veía; además, como siempre miraba al suelo, suponía que todo el mundo lo hacía. Al final resultó ser una persona mucho más segura de sí misma de lo que aparentaba y un miembro muy apreciado en su equipo. Bastó con enseñarle hacia dónde debía dirigir los ojos para que pareciese mucho más seguro e interesante.
A menos que observes el terreno de juego, te perderás todo lo que está pasando. Dirige tu mirada al frente para estar al tanto de lo que sucede y evitar innecesarias meteduras de pata al relacionarte con los demás.
Quizá te resulte muy cómodo mirar al suelo,
pero esta conducta puede poner muy nerviosa a la gente. Además, las
personas con el hábito de mirar al suelo suelen tener los hombros
caídos y una mala postura. Para lograr buen porte y una mirada
segura, mantén la cabeza bien alta, echa los hombros atrás y mete
la tripa.
Enroscarse como una serpiente pitón
Las personas que se enroscan como una serpiente pitón intentan ocupar el menor espacio posible. Por ello, no dejan de tocarse para tranquilizarse y pasar desapercibidas. Lamentablemente, lo único que consiguen es destacar por razones equivocadas.
Figura 11-8: La actitud de la serpiente pitón
La postura del hombre de la figura 11-8 es muy negativa e influye considerablemente en su actitud, ya que lo pone a la defensiva y lo hace reacio a los acercamientos. Con esta postura cerrada, está levantando una barrera entre sí mismo y el resto del mundo.
Para no adoptar la actitud de la serpiente
pitón, echa los hombros hacia atrás y yérguete con los pies
separados con la anchura de la cadera. Intenta sujetar algo en la
mano, como un bolígrafo, una copa o un papel para no cruzar los
brazos sobre el pecho.
Ladearse
Si alguien se inclina hacia atrás o hacia un lado cuando habla con una persona no está acortando las distancias, sino aumentándolas. De este modo, la comunicación será menos fluida y el proceso de seducción, más lento. La figura 11-9 muestra al hombre separado de la mujer porque ella se ha ladeado.
Cuando una persona te gusta (y tú le gustas a
ella) pero te ladeas porque sientes vergüenza, podríais entrar en
un bucle muy perjudicial para el juego de la seducción si reflejáis
inconscientemente vuestro lenguaje corporal negativo.
Inclínate siempre ligeramente hacia la otra persona y sostenle la mirada cuando habléis para no emitir señales negativas.
Perder la compostura
El lenguaje corporal de Saddam Hussein cuando lo entrevistaban justo antes de la invasión de Iraq decía mucho sobre sí mismo y su actitud ante las amenazas de Occidente. Se le podía ver repanchingado en una gran silla, gesticulando con total tranquilidad mientras hablaba y con las piernas bien separadas. “Me trae sin cuidado”, transmitía su postura, “estoy tan desconcertado que ni me preocupo en parecer agresivo”.
Figura 11-9: La mujer está ladeándose
Tanto si estás de pie como si te sientas, este lenguaje corporal negativo se traduce en una imagen dejada y falta de interés. Si ni siquiera te esfuerzas por mantener la compostura, ¿cómo piensas seducir a una persona? Cualquiera que tenga algún interés en ligar te ignorará en busca de algo mejor.
El hombre de la figura 11-10 no muestra ningún interés ni tampoco se esmera en ponerse recto. Le costará mucho trabajo hacer un esfuerzo en cualquier terreno, y es probable que no se esmere en el juego de la seducción. Incluso consigue que su traje parezca arrugado al meter las manos en los bolsillos.
Figura 11-10: Hombre que ha perdido la compostura
Procura estar de pie o sentarte como si
midieras cinco centímetros más. Pide a tus amigos y compañeros de
trabajo que te avisen si has encorvado la espalda, así podrás
corregirte y tener una buena postura en todo momento.
Toquetear objetos
El hecho de que una persona juguetee con un objeto, lo haga girar o lo toquetee puede demostrar una serie de sentimientos. Por ejemplo, los niños que se muerden las uñas y se retuercen o juguetean con el pelo podrían estar nerviosos o tener una baja autoestima. Un niño que se siente inquieto o agobiado podría tranquilizarse retorciéndose el pelo y convertir este gesto en una costumbre en su edad adulta para calmarse en momentos de tensión.
Si toqueteas un objeto, puedes transmitir una sensación de nerviosismo o desconfianza, algo poco recomendable al intentar ligar con alguien, o incluso de ansiedad o inquietud. Lo más habitual es toquetear objetos como:
• Botones, cremalleras, los puños o el cuello de la camisa y demás elementos de la ropa.
• Collares.
• Bolígrafos.
• Copas y vasos.
• Cigarrillos.
• Teléfonos móviles.
Pregúntale a un amigo si cree que tienes esta
costumbre y qué objetos sueles toquetear. Corrige este hábito con
maniobras de distracción; por ejemplo, si accionas sin parar los
bolígrafos automáticos, lleva siempre encima un lápiz, o utiliza
broches si no puedes dejar de tirar de los collares que te
pones.
Acuerda con un amigo una señal para
advertirte de que estás toqueteando un objeto. Cuando la detectes,
reposa las manos sobre el regazo (si te has sentado) y respira
profundamente tres veces. De este modo te tranquilizarás,
ralentizarás tu respiración y controlarás los nervios y la
ansiedad.
Este hábito puede tener significados
diferentes según la situación. Por ejemplo, el hecho de juguetear
con el pelo puede deberse a tu interés y tu deseo (véase al
respecto el capítulo 10),pero en otras ocasiones demuestra
ansiedad, inseguridad o timidez. Presta mucha atención para que el
gesto de tocarte el pelo (o jugar con el pie de la copa) no alcance
un ritmo frenético cuando sientas nerviosismo o excitación, pues
podrías estropear la perspectiva de pasar una velada
inolvidable.
Utiliza las manos
Existen más conexiones entre las manos y el cerebro que entre cualquier otra parte del cuerpo. Además de ser una herramienta fundamental, los gestos realizados con las manos, y en especial aquellos que se hacen con la palma extendida, han transmitido, a lo largo de la historia, honradez y sinceridad, así como lealtad y sumisión. Todavía en la actualidad, muchas promesas se realizan con la palma de la mano sobre el corazón, e incluso en los tribunales se presta juramento con la mano extendida. Las manos son la mejor herramienta de la que dispones para demostrar a la persona con la que coqueteas tu honradez y tu sinceridad, algo fundamental para establecer unas bases sólidas en las relaciones laborales y sociales.
Pulgares hacia arriba
Las personas autoritarias o dominantes suelen dejar a la vista los pulgares. Según la quiromancia, los pulgares denotan firmeza de carácter y superioridad. Los hombres suelen cruzar los brazos sobre el pecho manteniendo todos los dedos ocultos excepto los pulgares, que quedan visibles y apuntan hacia arriba, lo que indica seguridad. Las mujeres que confían en sí mismas dejan los pulgares a la vista cuando meten las manos en los bolsillos y alejan los brazos del cuerpo, con lo que parecen más altas y ocupan más espacio, como puedes ver en la imagen 11-11.
Figura 11-11: Mujer segura de sí misma que muestra los pulgares
También se demuestra confianza en uno mismo al realizar el gesto del “campanario”, es decir, cuando se juntan las manos pero sólo se tocan las yemas de los dedos.
En tus manos
Las manos revelan muchas cosas sobre tu estado de ánimo; además, son fáciles de ver, ya que siempre se encuentran ante ti. Mantente alerta para detectar en tus manos o en las de los demás el significado de los siguientes gestos habituales. .
Mostrar u ocultar las palmas
Cuando dices la verdad, lo más normal es que dejes a la vista las palmas de las manos. Este gesto natural permite que la otra persona intuya tu honradez. Las palmas son las cuerdas vocales del lenguaje corporal, por lo que el hecho de ocultarlas equivale a cerrar la boca.
Procura no girar las manos de forma que
dirijas el dorso hacia la persona con la que coqueteas, ya que al
mostrar las palmas y las muñecas no sólo aumentas tu atracción,
sino que sugieres franqueza y honradez.
Gestos autoeróticos
Si haces gestos autoeróticos, como introducirte un dedo en la boca, puedes parecer muy sexy (observa la figura 11-12). Lo que no resulta nada atractivo es que te muerdas las uñas, y cuanto más nerviosismo sientas, más ganas tendrás de hacerlo; según los psicólogos, este comportamiento demuestra un intento de regresar a la seguridad de la lactancia materna.
Figura 11-12: Gestos autoeróticos
Entrelazar las manos
Cuando realizas este gesto cruzas los dedos delante del cuerpo. Suele significar comedimiento, pero si aprietas las manos con tanta fuerza que los dedos se vuelven blancos, estarás demostrando nerviosismo o ansiedad. Cuanto más arriba entrelaces las manos ante tu cuerpo o el de la otra persona, mayor ansiedad demostrarás.
Si la persona con la que coqueteas entrelaza
las manos, dale algo para que sujete, como una bebida para que se
relaje.
La mano en la barbilla o en la mejilla
A menudo, cuando alguien valora lo que acabas de decir, apoya la mano cerrada sobre la barbilla o la mejilla con el dedo índice apuntando hacia arriba. Este gesto es una señal positiva, ya que significa que está considerando seriamente lo que has dicho.
Figura 11-13: Gesto de valoración negativo
Cuando una persona apoya por completo la
barbilla sobre la mano, ha pasado de la valoración al aburrimiento,
como muestra la figura 11-13.
Acariciarse la barbilla
Este gesto, como puede verse en la figura 11-14, muestra que la persona piensa en la conversación que mantenéis y está a punto de tomar una decisión. En relación con la seducción, es posible que esté decidiendo si le gustas o si es cierto lo que dices.
El gesto de acariciarse la barbilla puede hacer que alguien parezca más reflexivo y absorto en lo que dice la otra persona.
Interponer o levantar barreras
Las manos pueden ser muy útiles no sólo para invitar a alguien a tu espacio, sino para mantenerlo alejado. Por ejemplo, si apoyas la mano cerrada sobre la mesa frente a ti, demuestras tus reservas y defiendes tu pequeño territorio. Este gesto no resulta muy acogedor para la otra persona y es una clara señal de que deseas conservar las distancias.
Figura 11-14: Mujer acariciándose la barbilla
Si mantienes las palmas de las manos a la vista en todo momento, evitarás levantar barreras. Consulta el apartado “Mostrar u ocultar las palmas” para obtener más información.
Si te enfrentas a una persona que ha
levantado una barrera con las manos, utiliza una maniobra de
distracción como darle algo para que sujete o proponerle que
cambiéis de sitio, para obligarle así a modificar su postura.
Detecta las mentiras
Sería mucho más fácil reconocer a los mentirosos si les creciera la nariz como a Pinocho. Sin embargo, gracias a las pequeñas pistas que nos dan, no hace falta que esperes a que esto suceda para descubrir cuándo te están contando una trola.
Tu moral puede acabar por los suelos si descubres que tus relaciones se basan en falsedades, en función de su envergadura y del número de mentiras que te cuenten. Por esta razón, te conviene conocer el comportamiento de las personas que mienten y las pistas que te permiten descubrirlas para no caer inconscientemente en su red de engaños.
Es imposible no decir una sola mentira en
toda la vida. Si fuéramos sinceros en todo momento, no tardaríamos
en perder a casi todos nuestros amigos. Las mentiras piadosas son
esos pequeños engaños que facilitan nuestra interacción social y
nos ayudan a mantener relaciones amigables. A veces, es mucho mejor
decir una mentira piadosa que una aplastante verdad. En cambio,
debes evitar el trato con personas que mienten con malicia, ya que
intentarán engañarte deliberadamente para su propio provecho.
Aquí tienes información interesante sobre las
mentiras y las personas que mienten:
• Numerosos estudios demuestran que los mentirosos sociales son mucho más apreciados que los que siempre dicen la verdad, incluso a pesar de que se sabe que dicen mentiras.
No rechaces la idea de coquetear con una
persona que te halaga aunque no sea del todo sincera, siempre y
cuando no mienta descaradamente.
• A las mujeres se les da mucho mejor detectar una mentira. Se cree que se debe a su papel tradicional como cuidadoras, frente al de los hombres como cazadores-recolectores, que las ha llevado a desarrollar habilidades de interpretación no verbal al hacerse cargo de niños que todavía no han aprendido a hablar. Esto significa que las mujeres tienen una inclinación natural a detectar las incongruencias entre lo que dice una persona y su forma de comportarse, lo que pone en evidencia la mentira.
• Es aconsejable evitar a las personas que mienten habitual o compulsivamente o que dicen mentiras muy elaboradas, ya que esto significa que les resulta difícil asumir la verdad o que no saben enfrentarse a los conflictos.
Seguro que miente
Una vez realicé un juego con un grupo que consistía en identificar qué persona mentía entre todos los que contaban una historia. La conclusión fue unánime: “Es él. Se atascaba todo el tiempo y no dejaba de moverse al contar la historia. Parecía muy incómodo, seguro que mentía”. Todos estaban de acuerdo excepto uno de ellos, que afirmaba categóricamente que se equivocaban. Cuando le pidieron que justificara su decisión, respondió: “Soy su jefe y siempre se comporta así”.
Si una persona suele ser inquieta y nerviosa, es probable que sienta ansiedad o desasosiego. Busca un comportamiento que se salga de lo normal antes de juzgar a una persona.
Reconoce a los mentirosos por el lenguaje corporal
Es más fácil detectar en el lenguaje corporal que en las palabras las pistas que ponen en evidencia una mentira. La persona que miente puede practicar las palabras que va a decir y controlar a la perfección este aspecto. En cambio, tiene mucho menos control sobre los gestos, ya que se producen automáticamente y suelen ser inconscientes.
Al mentir, el cuerpo emite de modo inconsciente cierto nerviosismo, que se manifiesta como un gesto incongruente con lo que se acaba de decir. Los mentirosos consumados prefieren mentir por omisión, y han perfeccionado tanto el proceso y afinado tanto sus gestos que es muy difícil detectarlos.
Debes ser consciente de los gestos comunes que revelan un engaño. Para recordarlos, piensa en los tres monos sabios que no oyen, no ven y no hablan.
Al igual que cuando se interpreta cualquier
otro gesto, deben considerarse en su contexto para que cobren
sentido. Es de gran ayuda conocer a la persona, ya que así puedes
comparar sus expresiones y gestos con su comportamiento habitual.
Busca al menos tres cambios antes de llegar a una conclusión. El
hecho de que se toque la nariz podría indicar que se ha resfriado,
y no que miente. Analiza sus gestos en el contexto de las
conversaciones que habéis tenido recientemente. ¿Son muy
diferentes? Partiendo de los gestos que observas, ¿han cambiado la
pauta y el ritmo de la conversación o el tono de voz? En caso de
que no sea así, lo más probable es que sólo se esté rascando.
No oír
Si alguien se agarra la oreja o tira de ella al responder a algo que has dicho puede indicar que, aunque coincide contigo, está ocultando sus verdaderos sentimientos. Este gesto revela ansiedad.
No ver
Cuando alguien se frota los ojos, el cerebro está intentando ignorar el engaño al que somete a la otra persona. Diversos estudios demuestran que los hombres utilizan este gesto más a menudo que las mujeres, quienes prefieren tocarse ligeramente los ojos o mirar hacia otro lado. Aunque los hombres suelen frotarse los ojos enérgicamente, también pueden desviar la mirada cuando mienten.
La alternativa de los mentirosos para evitar este gesto al mentir es mirar directamente a los ojos a la persona a la que se engaña. En este caso, comprobarás que mantienen mayor contacto visual de lo habitual, que su mirada es menos agradable y quizá que se lanzan a hablar. Quienes mienten no pueden controlar este pequeño movimiento.
No hablar
En este gesto, la mano tapa la boca como si el cerebro le hubiera ordenado inconscientemente impedir que la mentira saliese de los labios. Es irrelevante que la persona utilice algunos dedos o toda la mano, ya que el significado es el mismo: está intentando ocultar la mentira.
Si alguien se tapa la boca mientras hablas, podría significar que cree que estás ocultando algo.
Tocarse y rascarse
Tirar del cuello de la camisa, frotarse el cuello, rascarse o tocarse la nariz son otros indicadores que sugieren que se avecina una mentira. Cuando mientes, la tensión arterial aumenta y los tejidos se dilatan, lo que hace que te pique la nariz o que el cuello de la camisa te apriete.
Encuentra pistas reveladoras en la conversación
Por mucho que un mentiroso ensaye las palabras que va a decir para engañarte, es posible descubrir su juego a través de unas pequeñas pistas de su lenguaje.
Cuando intente engañarte, su forma de hablar y su tono de voz podrían cambiar. Es probable que hable con un tono más agudo de lo habitual y que acabe las frases con una inflexión ascendente, como si pusiera en duda lo que está diciendo.
¿Qué no te han comprado por tu cumpleaños?
De pequeña, mi hija Lucy era toda una experta en contar mentiras. Tenía una carita tan angelical que nadie se daba cuenta de que mentía, pero afortunadamente fui tan lista como ella para descubrirla. Un día, mi padre le compró un regalo de cumpleaños y lo escondió en la habitación de invitados. Le dije a Lucy que no entrara pero, tratándose de ella, no pudo resistirse a la tentación y se llevó a su hermano como cómplice en la travesura. Sin embargo, a mi hijo Calum se le da muy mal mentir, tanto que parece tener escrito en la cara “Descúbreme, por favor, no puedo vivir con estos remordimientos”. Cuando los sometí a un interrogatorio, supe de inmediato dónde habían estado; Calum permaneció en silencio y fue Lucy la que, de forma muy convincente, habló por los dos y negó la fechoría. Además, se defendió diciendo que no sabía qué le había comprado el abuelo por su cumpleaños. Al final, para que demostrara que no había estado en la habitación, le pedí que adivinara lo que el abuelo no le había comprado. “No creo que me haya comprado un juego de hockey de mesa”, respondió con voz aguda y entonación interrogativa. En realidad, ése era el regalo.
Es fácil inventar una historia antes de decir una mentira, pero si va acompañada de una entonación interrogativa, por muy ligera que sea, acabarán descubriéndola.
Cuando una persona dice una mentira, tiende a cometer errores en el discurso y a titubear. También es probable que farfulle para llenar los vacíos de la conversación.
Las palabras que utiliza una persona al mentir pueden llevarte a deducir que no está siendo sincera contigo. Si habla sobre absolutos pero utiliza expresiones como “pensé”, “probablemente” o “quizá”, podría estar mintiéndote. Por ejemplo, si alguien te da plantón y te dice: “Me entretuvieron y ‘pensé’ que ‘seguramente’ ya llegaba tarde; además ‘creía’ que me había olvidado el móvil en casa y por eso no podía llamarte”, es probable que mienta. Si dijera la verdad, se habría expresado de forma muy diferente: “Me entretuvieron y se me hizo tarde; además, me olvidé el móvil en casa y por eso no pude llamarte, lo siento”.
Diversos estudios demuestran que las mujeres
mienten mejor que los hombres y que prefieren historias más
complejas. Los hombres, en cambio, recurren a mentiras más
sencillas. Un dato curioso es que las personas atractivas resultan
más creíbles que las que no lo son.
Líbrate de los mentirosos
Hay quienes prefieren seguir coqueteando con una persona que miente porque:
• Les parece más fácil creer que dice la verdad, en lugar de enfrentarse al hecho de que les está engañando.
• No les gustan los conflictos y optan por ignorar la situación, con la esperanza de que modifique su comportamiento por voluntad propia.
Sea cual sea la razón, están condenados al
fracaso, ya que si una persona acostumbrada a mentir se da cuenta
de que siempre consigue engañar, dirá mentiras cada vez más grandes
y elaboradas.
Si crees que alguien te ha mentido sólo sobre una cosa y que todavía no ha tejido una maraña de mentiras, podría tener un motivo para engañarte. Intenta descubrirlo para decidir si te interesa seguir adelante; en caso contrario, aléjate de esa persona.
Si crees que alguien te ha mentido varias veces, puedes hacerle frente y pedirle que demuestre lo que te ha dicho o plantearle una serie de preguntas abiertas hasta que se equivoque y se descubra. Hagas lo que hagas, estás demostrando que esa persona es una mentirosa. Si no puede ser sincera contigo en la fase inicial de la relación, lo mejor que puedes hacer es olvidarla.
Rechaza a una persona con delicadeza
En ocasiones, por el motivo que sea, decides que una persona no es para ti. Tanto si no le has dado ninguna esperanza como si se trata de un amigo, una amiga o un ligue, te verás en una situación muy delicada para detener sus intentos de seducirte. Afortunadamente, puedes rechazarla con delicadeza y sin necesidad de palabras si emites las señales correctas con tu lenguaje corporal.
No esperes a llegar al límite para rechazar
las atenciones indeseadas; cuanto antes lo hagas, mejor.
Demuestra sutilmente que no te interesa
Puedes utilizar una serie de gestos sin una sola palabra para hacer ver a la otra persona que no te interesa. Los gestos con las manos, que ya hemos mencionado, son una magnífica manera de transmitir tu mensaje.
Si te acaricias la barbilla y luego te apoyas en el respaldo del asiento, o bien si apoyas la cabeza en la mano y empiezas a sonreír menos, a establecer menos contacto visual y a dar respuestas más cortas, le indicarás claramente a la otra persona que ya no te interesa. Como es muy difícil mantener la comunicación sin el lenguaje corporal básico, acabará desistiendo. En caso de que ni siquiera así capte el mensaje, puedes usar los consejos del capítulo 18 para deshacerte de admiradores o admiradoras demasiado insistentes.
Utiliza barreras para frenar las insinuaciones
Si no tienes la absoluta certeza de que alguien te guste y crees que va demasiado rápido, ponle algunas barreras para pararle los pies. Utiliza las siguientes tácticas:
• Extiende el brazo con la mano cerrada sobre la mesa, como se indica en el apartado “Interponer o levantar barreras”, para crear más espacio y defenderte.
• Utiliza cualquier objeto, desde la carta del restaurante hasta tu bolso, para levantar una barrera física que os separe. En cuanto se dé cuenta de que la relación se está enfriando, dará marcha atrás. La figura 11-15 muestra a una mujer que utiliza su bolso como barrera. Fíjate también en otros indicios que revelan su falta de interés: se ha alejado de su acompañante y ha orientado las piernas en la dirección hacia la que le gustaría dirigirse. En cuanto diga un par de frases más, el hombre se dará cuenta, muy a su pesar, de que no está interesada.
Si quieres alejarte de alguien, orienta los
pies en la dirección hacia la que te gustaría dirigirte. De este
modo, te convences de que quieres marcharte y, a la vez, le dejas
claro a la otra persona que te vas.
Figura 11-15: El recurso de la barrera