Mi corazón al desnudo

I

Sobre la evaporación y la centralización del Yo. Todo consiste en eso.

Sobre un cierto goce sensual en la sociedad de los extravagantes. (Pienso empezar Mi corazón al desnudo en cualquier parte, sin importarme cómo, y continuarlo día a día siguiendo la inspiración del momento y la circunstancia, con tal de que la inspiración esté viva).

II

El primero que llegue, con tal que sepa divertir, tiene derecho a hablar de sí mismo.

III

Comprendo que se deserte de una causa para saber lo que se experimenta sirviendo a otra.

Quizás fuera dulce ser víctima y verdugo alternativamente

IV

Tonterías de Girardin:

«Nuestra costumbre es coger al toro por los cuernos. Así, pues, tomemos el discurso por el final».

(17 de noviembre 1863).

Según esto, Girardin cree que los cuernos de los toros están colocados sobre la grupa. Confunde los cuernos con el rabo.

«Que antes de imitar a los Ptolomeos del periodismo francés, los periodistas belgas se tomen el trabajo de reflexionar sobre la cuestión que yo estudio, en todos sus aspectos, desde hace treinta años, como lo demostrará el volumen que aparecerá próximamente con este título: Cuestiones de prensa; que no se apresuren en tratar de soberanamente ridícula una opinión que es tan verdad como que la tierra gira y el sol no».

Emile de Girardin.

V

La mujer es lo contrario del Dandy. Debe producirle horror.

La mujer tiene tambre, y quiere comer; sed, y quiere beber. Está en celo y quiere ser satisfecha.

¡Qué gran mérito!

La mujer es natural, es decir, abominable.

Además, es siempre vulgar. Es decir, lo contrario del Dandy.

VI

Respecto a la Legión de Honor. — El que pide la Legión de Honor parece decir: Si no se me condecora por haber cumplido con mi deber, no lo volveré a cumplir.

Si un hombre tiene mérito, ¿por qué condecorarlo? Si no lo tiene, se le puede condecorar, ya que esto le dará lustre.

Consentir en ser condecorado, es reconocer al Estado o al príncipe el derecho de juzgaros, de haceros ilustre, etc.

Por otra parte, si no es el orgullo, es la humildad cristiana quien prohíbe pedir la condecoración.

Cálculo en favor de Dios. — Nada existe sin un fin.

Por lo tanto, mi existencia tiene un fin.

¿Qué fin? Lo ignoro.

No soy yo quien lo ha marcado. Ha sido alguien más sabio que yo.

Hay, pues, que rogar a ese alguien que me ilumine. Es el partido más inteligente.

El Dandy debe aspirar a ser sublime sin interrupción. Debe vivir y dormir ante un espejo.

VII

Análisis de las contra-religiones: ejemplo, la prostitución sagrada.

¿Qué es la prostitución sagrada?

Excitación nerviosa.

Mística del paganismo. El misticismo, punto de enlace entre el paganismo y el cristianismo.

El paganismo y el cristianismo se demuestran recíprocamente.

La Revolución y el culto de la Razón demuestran la idea del sacrificio.

La superstición es el depósito de todas las verdades.

VIII

En todo cambio hay algo infame y agradable a la vez, algo que participa de la infidelidad y de la mudanza. Esto basta para explicar la Revolución Francesa.

IX

Mi embriaguez en 1848[11].

¿De qué clase era esta embriaguez? Gusto de la venganza. Placer natural de la demolición. Embriaguez literaria; recuerdo de lecturas.

El 15 de mayo. Siempre el gusto de la destrucción. Gusto legítimo, si todo lo que es natural es legítimo.

Los horrores de Junio. Locura del pueblo y locura de la burguesía. Amor natural del crimen.

Mi furia contra el golpe de Estado, ¡Cuántos tiros tengo sufridos! ¡Todavía un Bonaparte! ¡qué vergüenza!

Y, sin embargo, todo se ha pacificado. El Presidente ¿no tiene un derecho que invocar?

Lo que es el Emperador Napoleón III. Lo que vale. Encontrar la explicación de su naturaleza y su providencialidad.

X

Ser un nombre útil, me ha parecido siempre algo horroroso.

1848 sólo fue divertido porque cada uno fabricaba utopías como castillos en el aire.

1848 sólo fue hermoso por su exceso de ridículo.

Robespierre es sólo estimable porque hizo algunas bellas frases.

XI

La Revolución, por el sacrificio, confirma la Superstición.

XII

Política. — No tengo convicciones, tal como lo entienden las gentes de mi siglo, porque carezco de ambición.

En mí no hay base para una convicción.

Hay una especie de cobardía, o más bien una cierta molicie en las gentes honradas.

Únicamente los bandidos están convencidos —¿de qué?—. De que les hace falta el éxito. También ellos lo consiguen.

¿Por qué triunfaría yo, si ni siquiera tengo ganas de ensayarlo?

Se pueden fundar imperios gloriosos sobre el crimen y nobles religiones sobre la impostura.

Sin embargo, tengo algunas convicciones, en un sentido más elevado y que no puede ser comprendido por la gente de mi tiempo.

XIII

Sentimiento de soledad, desde mi infancia. A pesar de la familia, y en medio de mis camaradas, sobre todo —sentimiento de un destino eternamente solitario.

Sin embargo, gusto muy vivo por la vida y por el placer.

XIV

Casi toda nuestra vida está empleada en curiosidades tontas. Como desquite, hay cosas que debieran excitar, hasta el más alto grado, la curiosidad de los hombres, pero, si los juzgamos por su vida diaria, vemos que no les inspiran nada.

¿Dónde están nuestros amigos muertos?

¿Por qué estamos aquí?

¿Venimos de alguna parte?

¿Qué es la libertad?

¿Puede concordar con la ley providencial?

El número de las almas ¿es finito o infinito? ¿Y el número de las tierras habitables?

Etc., etc.

XV

Las naciones no tienen grandes hombres más que a pesar suyo. Por lo tanto, el gran hombre es el vencedor de toda su nación.

Las modernas religiones ridículas:

Moliere,

Beranger,

Garibaldi.

XVI

La creencia en el progreso es una doctrina de perezosos, una doctrina de belgas. Es aquel individuo que cuenta con el vecino para hacer su trabajo.

No puede haber progreso (verdadero, es decir, moral) más que en el individuo y por el individuo mismo.

Pero el mundo está hecho de gentes que sólo pueden pensar en común, en bandada. Así, las Sociedades belgas.

También hay gentes que no pueden divertirse más que en rebaño. El verdadero héroe se divierte solo.

XVII

Eterna superioridad del dandy.

¿Qué es el Dandy?

XVIII

Mis opiniones sobre el teatro. Lo que siempre encontré más hermoso en un teatro, durante mi infancia e incluso ahora, es la araña —un bello objeto luminoso, cristalino, complicado y simétrico.

Sin embargo, no niego en absoluto el valor de la literatura dramática. Solamente quisiera que los comediantes estuviesen subidos sobre chapines muy altos, llevasen máscaras más expresivas que el rostro humano y hablasen por medio de bocinas; en fin, que los papeles de mujeres fuesen representados por hombres.

Después de todo, la araña me ha parecido siempre el actor principal, visto a través del extremo grande o chico de los gemelos.

XIX

Hay que trabajar, si no por gusto, al menos por desesperación, ya que está comprobado que trabajar es menos fastidioso que divertirse.

XX

En todo hombre hay, en cualquier momento, dos postulados simultáneos: uno hacia Dios y otro hacia Satanás.

La invocación a Dios, o espiritualidad, es un deseo de ascender de grado; la de Satanás, o animalidad, es la alegría del descenso. En esta última hay que colocar los amores por las mujeres y las conversaciones íntimas con los animales, perros, gatos, etc. Las alegrías que proceden de estos dos amores se adaptan a la naturaleza de los mismos.

XXI

Borrachera de humanidad. Gran cuadro posible:

En el sentido de la caridad.

En el sentido del libertinaje.

En el sentido literario, o del Comediante.

XXII

La cuestión (tortura), como arte de descubrir la verdad, es una estupidez de bárbaros, por ser la aplicación de un medio material a un fin espiritual. La pena de muerte es el resultado de una idea mística, totalmente incomprendida hoy. La pena de muerte no tiene por fin salvar la sociedad, al menos, materialmente. Tiene por fin salvar (espiritualmente) a la sociedad y al culpable. Para que el sacrificio sea perfecto, es necesario que haya asentimiento y alegría por parte de la víctima. Dar cloroformo a un condenado a muerte sería una impiedad, porque le privaría de la conciencia de su grandeza, suprimiéndole las probabilidades de ganar el Paraíso.

Dandys.

El anverso de Claude Gueux. Teoría del sacrificio. Legitimación de la pena de muerte. El sacrificio no es completo más que por la sponte sua de la víctima[12].

Un condenado a muerte que al ser fallado por el verdugo fuese libertado por el pueblo, retornaría al verdugo. Nueva justificación de la pena de muerte.

En cuanto a la tortura, ha nacido de aquella parte infame del corazón del nombre sediento de voluptuosidades. Crueldad y voluptuosidad, sensaciones idénticas, como el extremo caliente y el extremo frío.

XXIII

Lo que pienso del voto y el derecho de elección. De los derechos del hombre.

Lo que hay de vil en una función cualquiera.

Un Dandy no hace nada. ¿Os imagináis un dandy Rabiando al pueblo, excepto para abofetearlo?

No hay más gobierno razonable y asegurado que el aristocrático. Monarquía o república, basadas en la democracia, son igualmente absurdas y débiles.

Náusea inmensa de carteles.

Únicamente existen tres seres respetables: el sacerdote, el guerrero y el poeta. Saber, matar y crear.

Los otros son tallables y curvables, hechos para la cuadra, es decir, para ejercer lo que se llaman las profesiones.

XXIV

Observemos que los abolidores de la pena de muerte deben estar más o menos interesados en abolirla.

A veces, son los guillotinadores. Esto puede resumirse así: «Quiero poder cortar tu cabeza, pero tú no tocarás la mía».

Los abolidores de almas (materialistas) son necesariamente los abolidores de infierno: están, a buen seguro, interesados.

Al menos, son gentes que tienen miedo de revivir — perezosos.

XXV

Aunque princesa, la señora de Metternich ha olvidado contestarme a propósito de lo que dije de ella y de Wagner.

Costumbres del siglo XIX.

XXVI

Historia de mi traducción de Edgar Poe[13].

Historia de Las Flores del Mal. Humillación por el equívoco y mi proceso.

Historia de mis relaciones con todos los hombres célebres de mi tiempo. Bonitos retratos de algunos imbéciles:

Clément de Ris.

Castagnary.

Retratos de magistrados, funcionarios, directores de periódicos, etc.

Retrato del artista, en general.

Del redactor en jefe y sus peones. Inmensa inclinación de todo el pueblo francés por esto y por la dictadura. Es el ¡Si yo fuera rey!

Retratos y anécdotas.

François Buloz, — Houssaye, — el famoso Rouy, — de Calonne, — Charpentier, que corrige sus autores en virtud de la igualdad concedida a todos los hombres por los inmortales principios de 1789. — Chevalier, verdadero redactor en jefe según el Imperio[14].

XXVII

Sobre Jorge Sand. —La mujer Sand es el Prud-homme de la inmoralidad. Siempre ha sido moralista.

Aunque practicaba antes la contra-moral.

Tampoco ha sido nunca artista. Tiene el famoso estilo fácil, caro a los burgueses.

Es bestia, es pesada, es charlatana. En ideas morales, tiene la misma profundidad de juicio y la misma delicadeza de sentimiento que las porteras y las prostitutas.

Lo que dice de su madre,

Lo que dice de la poesía.

Su amor por los obreros.

El que algunos hombres hayan podido enamoriscarse de semejante letrina, es una prueba palpable de la bajeza de los hombres de este siglo. Ver el prefacio de La señorita La Quintinie, donde pretende que los verdaderos cristianos no creen en el Infierno.

La Sand está por el Dios de las buenas gentes, el Dios de las porteras y los criados ladrones.

Tiene sus buenas razones para querer suprimir el Infierno.

XXVIII

El Diablo y Jorge Sand. — No hay que creer que el diablo tiente sólo a los hombres de genio. Sin duda, desprecia a los imbéciles, pero no desdeña su concurso. Al contrario, funda en ellos sus grandes esperanzas.

Ved a Jorge Sand. Es, sobre todo, y más que nada, una gran idiota; pero está poseída. El diablo es quien la ha persuadido de que se fíe de su buen corazón y su sentido común, a fin de que a su vez persuada a las demás idiotas para que se fíen de su buen corazón y sentido común.

No puedo pensar en esta estúpida criatura sin cierto estremecimiento de horror. Si la encontrara, me sería imposible evitar el arrojarle una pila de agua bendita a la cabeza.

XXIX

Jorge Sand es una de esas viejas ingenuas que no se quieren nunca retirar de la escena. He leído últimamente un prefacio (el prefacio de La señorita La Quintinie) en el que pretende que un verdadero cristiano no puede creer en el Infierno. Tiene sus buenas razones para quererlo suprimir.

XXX

Me aburro en Francia, más que nada porque todo el mundo se parece a Voltaire.

Emerson ha olvidado a Voltaire en sus representantes de la Humanidad. Hubiera podido hacer un bonito capítulo titulado: Voltaire, o el antipoeta, el rey de los papanatas, el príncipe de los superficiales, el antiartista, el predicador de porteras, el Perogrullo de los redactores de El Siglo.

XXXI

En Las orejas del Conde de Chesterfield, Voltaire se burla de este alma inmortal que ha vivido, durante nueve meses, entre excrementos y orines. Voltaire, como todos los perezosos, odia el misterio. Al menos, hubiera podido adivinar en esta localización una picardía o una sátira de la Providencia contra el amor y, en la forma de la generación, un signo del pecado original. De hecho, no podemos hacer el amor más que con los órganos excrementicios.

No pudiendo suprimir el amor, la Iglesia ha querido, al menos, desinfectarlo, creando el matrimonio.

XXXII

Retrato de la Canalla literaria.

Doctor Estaminetus Crapulosus Pedantissimus. Su retrato hecho a la manera de Praxíteles.

Su pipa.

Sus opiniones.

Su hegelianismo.

Su grasa.

Sus ideas en arte.

Su hiel.

Su envidia.

Un bonito cuadro de la juventud moderna.

XXXIII

Elien.

XXXIV

La Teología.

¿Qué es la caída?

Si es la unidad vuelta dualidad, quien ha caído es Dios. En otros términos: ¿no sería la creación la caída de Dios? Dandysmo. — ¿Qué es el hombre superior?

No es el especialista.

Es el hombre de ocio y de educación general.

Ser rico y amar el trabajo.

XXXV

¿Por qué al hombre de espíritu le gusta la prostitución más que las mujeres de mundo, a pesar de ser éstas igualmente idiotas? — Adivinanza.

XXXVI

Hay ciertas mujeres que se parecen a la cinta de la Legión de Honor. No se las quiere porque se ensuciaron contra ciertos hombres.

Por la misma razón que yo no me pondría los calzoncillos de un sarnoso. Lo que el amor tiene de aburrido es ser un crimen, para el cual se necesita un cómplice.

XXXVII

Estudio de la gran enfermedad del horror a la casa. Razones de la enfermedad. Crecimiento progresivo de la enfermedad.

Indignación causada por la fatuidad universal de todas las cosas, de todos los seres, en ambos sexos, en todas las edades.

El hombre ama tanto al hombre, que cuando huye la ciudad, lo hace para buscar la muchedumbre, es decir, para rehacer la ciudad en el campo.

XXXVIII

Discurso de Durandeau sobre los japoneses. (Ante todo, yo soy francés). Los japoneses son monos, fue Darjon quien me lo dijo.

Discursos del médico, el amigo de Mathieu, sobre el arte de no hacer niños, sobre Moisés y sobre la inmortalidad del alma.

El arte es un agente civilizador. (Castagnary).

XXXIX

Fisonomía de un sabio y de su familia en un quinto piso, bebiendo café. El señor Nacquar padre y el señor Nacquar hijo.

Cómo el Nacquar hijo llegó a ser consejero de la Corte de Apelación.

XL

Sobre el amor y la predilección de los franceses por las metáforas militares. Aquí toda metáfora lleva bigotes.

Literatura militante.

Seguir en la brecha.

Enarbolar la bandera.

Levantar la bandera alta y firme.

Lanzarse al fragor de la batalla.

Uno de los veteranos. — Toda esta gloriosa fraseología se aplica generalmente a pedantes y holgazanes de café.

XLI

Metáfora francesa.

Soldado de la prensa judicial (Berlín).

XLII

Para añadir a las metáforas militares:

Los poetas de combate.

Los literatacos de vanguardia.

Estas costumbres de las metáforas militares denuncian a espíritus no militantes, pero sí hechos para la disciplina, es decir, para el conformismo, espíritus domésticos natos, espíritus belgas, que no pueden pensar más que en sociedad.

XLIII

El gusto del placer nos ata al presente. El cuidado de nuestra salud nos suspende al porvenir.

El que se ata al placer, es decir, al presente, me hace el efecto de un hombre rodando por una pendiente y que queriéndose agarrar a los arbustos los descuajara, arrastrándolos en su caída.

Ante todo, ser un gran hombre y un sabio para consigo mismo.

XLIV

Del odio del pueblo contra la Belleza. Ejemplos: Juana[15] y la señora Müller.

XLV

Política. — En resumen, ante la historia y ante el pueblo francés, la gran gloria de Napoleón III hubiera sido probar que el primero que llega puede, apoderándose del telégrafo y de la Imprenta nacional, gobernar una gran nación.

Son unos imbéciles cuantos creen que semejantes cosas pueden realizarse sin permiso del pueblo, — ¡y también los que creen que la gloria no puede estar más que apoyada sobre la virtud!

Los dictadores son los criados del pueblo, —nada más; un cochino papel, por otra parte; y su gloria, el resultado de la adaptación de un espíritu con la idiotez nacional.

XLVI

¿Qué es el amor?

La necesidad de salir de sí mismo.

El hombre es un animal adorador.

Adorar es sacrificarse y prostituirse.

Todo amor es también prostitución.

XLVII

El ser más prostituido es el ser por excelencia, Dios, puesto que es el amigo supremo de cada individuo, puesto que es el depósito común, inagotable del amor.

ORACIÓN

No me castigues en mi madre y no castigues a mi madre por culpa mía. — Te encomiendo las almas de mi padre y de Marieta[16]. — Concédeme la fuerza de cumplir mi deber todos los días, convirtiéndome así en un héroe y un santo.

XLVIII

Un capítulo sobre la indestructible, eterna, universal e ingeniosa ferocidad humana.

Sobre el amor de la sangre.

Sobre la borrachera de la sangre.

Sobre la borrachera de las multitudes.

Sobre la borrachera del ajusticiado (Damiens).

XLIX

Nada más grande entre los hombres que el poeta, el sacerdote y el soldado.

El hombre que canta, el hombre que sacrifica y se sacrifica.

Lo demás está hecho para el látigo.

Desconfiemos del pueblo, del sentido común, del corazón, de la inspiración y de la evidencia.

L

Siempre me ha asombrado que dejasen entrar a las mujeres en las iglesias. ¿Qué conversación pueden tener con Dios?

La Venus eterna (capricho, histeria, fantasía) es una de las formas seductoras del diablo.

El día en que el joven escritor corrige su primera prueba, se siente orgulloso como el estudiante que acaba de ganar su primera sífilis.

No olvidar un gran capítulo sobre el arte de la adivinación por el agua, las cartas, la lectura de la mano, etc.

LI

La mujer no sabe separar el alma del cuerpo. Es simplista, como los animales. — Un satírico diría que es así porque no tiene más que el cuerpo. Un capítulo sobre la Toilette.

Moralidad de la toilette, las delicias de la toilette.

LII

Sobre la pedantería

de los profesores,

de los jueces,

de los sacerdotes

y de los ministros.

Los bonitos grandes hombres del día.

Renan.

Feydeau[17].

Octavio Feuillet.

Scholl.

Los directores de periódicos, Francois Buloz, Houssaye, Rouy, Girardin, Texier, de Calonne, Solar, Turgan, Dalloz[18].

Lista de canallas, Solar a la cabeza.

LIII

Ser un gran hombre, y un santo para sí mismo, he aquí la única cosa importante.

LIV

Nadar es la más asombrosa expresión de vitalidad. Adrien me decía que su hermano Félix tenía todas las vísceras dobles. He tenido envidia de él al verle triunfar en todo lo que no era abstracto.

Veuillot[19] es tan grosero y tan enemigo de las artes, que se diría que toda la democracia del mundo se ha refugiado en su seno.

Desarrollo del retrato. Supremacía de la idea pura tanto en el cristiano como en el comunista «babuvista».

Fanatismo de la humanidad. No aspirar ni siquiera a comprender la religión.

LV

Música.

De la esclavitud.

De las mujeres de mundo.

De las prostitutas.

De los magistrados.

De los sacramentos.

El literato es el enemigo del mundo.

De los burócratas.

LVI

En el amor, como en casi todos los asuntos humanos, la entente cordial es el resultado de un equívoco. Este equívoco es el placer. El hombre grita: ¡Oh, ángel mío! La mujer zurea: ¡Mamá! ¡Mamá! Y este par de imbéciles están persuadidos que piensan acordes. El abismo infranqueable que los incomunica queda infranqueado.

LVII

¿Por qué el espectáculo del mar es tan infinita y eternamente agradable? Porque el mar ofrece a la vez la idea de la inmensidad y el movimiento. Seis o siete leguas representan para el hombre el radio del infinito.

He aquí un infinito diminuto. ¿Qué importa si basta para sugerir la idea del infinito total? Doce o catorce leguas de líquido en movimiento bastan para dar la más alta idea de belleza que puede ofrecérsele al hombre en su habitáculo transitorio.

LVIII

Nada más interesante sobre la tierra que las religiones.

¿Qué es la religión universal (Chateaubriand, de Maistre, los Alejandrinos, Capé)?

Hay una religión universal hecha para los alquimistas del pensamiento, una religión que se desprende del hombre, considerada como recuerdo divino.

LIX

Saint-Marc Girardin ha dicho una frase que quedará: «¡Seamos mediocres!».

Comparemos esta frase con esta otra de Robespierre: «Los que no creen en la inmortalidad de su ser, se hacen justicia».

La frase de Saint-Marc Girardin encierra un odio inmenso contra lo sublime.

Quien ha visto a Saint-Marc Girardin andar por la calle, ha pensado inmediatamente en una oca fatua, pagada de sí misma, pero asustada y corriendo por un camino ante una diligencia.

LX

Teoría de la verdadera civilización. No está en el gas, ni en el vapor, ni en las mesas giratorias. Está en la disminución de las huellas del pecado original.

Pueblos nómadas, pastores, cazadores, agrícolas e incluso antropófagos, pueden ser todos superiores a nuestras razas de Occidente, por la energía y por la dignidad personal.

Es posible que estas razas sean destruidas. Teocracia y comunismo.

LXI

En parte, he crecido gracias al ocio.

En detrimento mío, porque el ocio, sin fortuna, aumenta las deudas, las vejaciones producidas por las deudas.

Pero, en provecho mío, he crecido en cuanto a la sensibilidad, a la meditación, a la facultad del dandysmo y del diletantismo.

Los otros literatos son, en su mayoría, jornaleros demasiado ignorantes.

LXII

La hija de los editores.

La hija de los redactores en jefe.

La hija espantapájaro, monstruo, asesino del arte.

La hija, según es en realidad.

Una tontuela y una desvergonzada; la mayor imbecilidad unida a la depravación más grande.

Hay en la hija toda la abyección del pillo y del colegial.

LXIII

Aviso a los no-comunistas:

Todo es común, incluso Dios.

LXIV

El francés es un animal de corral, tan bien domesticado que no se atreve a saltar la empalizada. Ver sus gustos en arte y en literatura.

Es un animal de raza latina. No le disgusta la basura en su casa, siendo escatófago en literatura. Se enloquece por los excrementos. Los literatacos de tugurios llaman a esto la sal gala.

Hermoso ejemplo de bajeza francesa, de la nación que se cree independiente antes que las demás.

»El siguiente extracto del bello libro del señor de Vaulabelle[20] bastará para dar una idea de la impresión que causó la fuga de Lavalette en la parte menos ilustrada del partido realista:

«El entusiasmo realista, en este momento de la segunda Restauración, rayaba, por decirlo así, en la locura. La joven Josefina de Lavalette se educaba en uno de los principales conventos de París (en la Abbaye-au-Bois); no había salido del convento más que para ir a abrazar a su padre. Cuando, al regresar después de la fuga, se conoció la causa de su salida, se levantó un inmenso clamor contra la niña. Las religiosas y las educandas la rehuían, declarando gran número de padres que retirarían a sus hijas si continuaba en el convento. No querían, dijeron, dejarlas en contacto con una muchacha que había tenido semejante conducta y dado tal ejemplo. Cuando la señora de Lavalette recobró la libertad, seis semanas más tarde, la obligaron a llevarse su hija».

LXV

Príncipes y generaciones. — Se comete la misma injusticia al atribuir a los príncipes reinantes los méritos y vicios del pueblo que gobiernan.

Estos méritos y vicios, como la estadística y la lógica podrían demostrarlo, pueden ser casi siempre atribuidos a la atmósfera del gobierno precedente.

Luis XIV hereda los hombres de Luis XIII: gloria. Napoleón I hereda los hombres de la República: gloria. Luis-Felipe hereda los hombres de Carlos X: gloria. Napoleón III hereda los hombres de Luis-Felipe: deshonor.

Siempre el gobierno anterior es el responsable de las costumbres del siguiente, en la medida que un gobierno pueda serlo de alguna cosa.

Los cortes bruscos que las circunstancias hacen en los reinos, impiden que esta ley sea absolutamente exacta, en lo que al tiempo se refiere. No se puede marcar con exactitud dónde termina una influencia, pero esta subsistirá en toda la generación que la sufrió en su juventud.

LXVI

Sobre el odio de la juventud contra los que hacen citas. El «citador» es para ella un enemigo.

«Yo pondría hasta la ortografía en manos del verdugo».

Théophile Gautier.

Hermoso cuadro por hacer: la canalla literaria.

No olvidar un retrato de Forgues, el pirata, el corsario de las letras[21]. Gusto inconmovible de la prostitución en el corazón del nombre, de donde nace su horror a la soledad. — Quiere ser dos. El hombre de genio quiere ser uno, por lo tanto, solitario.

La gloria es seguir siendo uno y prostituirse de una manera original.

Es a este horror de la soledad, a la necesidad de olvidar su yo en la carne externa, a lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar. Dos bellas religiones, inmortales sobre los muros, eternas obsesiones del Pueblo: una p… (el falo antiguo) y «¡Viva Barbès!» o «¡Abajo Felipe!» o «¡Viva la República!».

LXVII

Estudiar en todos sus aspectos, en las obras de la naturaleza y en las del hombre, la universal y eterna ley de la gradación, de los poco a poco, del paso a paso, con las fuerzas progresivas crecientes, igual que los intereses compuestos, en materia de finanzas.

Lo mismo sucede con la habilidad artística y literaria; lo mismo sucede con el tesoro variable de la voluntad.

LXVIII

La avalancha de literatillos que se ve en los entierros, distribuyendo apretones de manos, para ser vistos y no olvidados por los periodistas. Sobre el entierro de los hombres célebres.

LXIX

Moliere. — Mi opinión sobre Tartufo es que no es una comedia, sino un panfleto. Un ateo, si es sencillamente un nombre bien educado, pensará, a propósito de esta pieza, que jamás deben entregarse a la canalla ciertas cuestiones demasiado graves.

LXX

Glorificar el culto de las imágenes (mi grande, mi única, mi primitiva pasión).

Glorificar el vagabundaje y lo que pudiéramos llamar el bohemianismo. Culto de la sensación multiplicada, expresándose por medio de la música. Referirse a Liszt.

Sobre la necesidad de pegar a las mujeres.

Se puede castigar a lo que se ama. Eso sucede con los niños. Pero esto encierra el dolor de despreciar lo que amamos.

Sobre la cornudez y los cornudos.

El dolor del cornudo.

Este nace de su orgullo, de un razonamiento falso sobre el honor y la felicidad y de un amor inocentemente separado de Dios para ser atribuido a sus criaturas.

LXXI

Análisis de la imbecilidad insolente. Clément de Ris y Paul Perignon[22].

LXXII

Cuanto más el hombre cultiva las artes, menos jode.

Entre el espíritu y la bestia se produce un divorcio cada vez más sensible.

Sólo la bestia jode bien y la fornicación es lirismo del pueblo.

Joder es aspirar a entrar en otro, y el artista jamás sale de sí.

He olvidado el nombre de esta puta… ¡Bah! Ya lo encontraré el Día del Juicio.

La música da la idea del espacio.

Todas las artes la dan, más o menos, puesto que son número y el número es una traducción del espacio.

Querer ser todos los días el más grande de los hombres.

LXXIII

De niño, quería ser unas veces Papa, pero papa militar; otras, comediante.

Goces que me producían estas dos alucinaciones.

LXXIV

De niño, sentía en mi corazón dos sentimientos contradictorios: el horror de la vida y el éxtasis de la vida.

LXXV

Las naciones no tienen grandes nombres más que a pesar suyo.

Un capítulo, a propósito del comediante y mis sueños de infancia, sobre lo que en el alma humana constituye la vocación del comediante, la gloria del comediante, el arte del comediante y su situación en el mundo.

La teoría de Legouvé. ¿Es Legouvé un farsante frío, un Swift, que ha ensayado si Francia podría tragarse un nuevo absurdo?

Su elección. Buena, en el sentido de que Samson no es un cómico.

Sobre la verdadera grandeza de los parias.

Puede que hasta la virtud perjudique al talento de los parias.

LXXVI

El comercio es satánico por su esencia. El comercio es el préstamo con rédito, el préstamo que dice: Devuélveme más de lo que te he dado.

El espíritu de todo comerciante esté completamente viciado.

El comercio es natural, luego es infame.

El menos infame de todos los comerciantes es el que dice: «Seamos virtuosos para ganar mucho más dinero que los tontos, que son viciosos». Para el comerciante, la misma honestidad es una especulación de lucro. El comercio es satánico por ser una forma del egoísmo. La más vil y más baja.

LXXVII

Cuando Jesucristo dice:

«¡Bienaventurados los hambrientos, porque ellos serán hartos!», Jesucristo hace un cálculo de probabilidades.

LXXVIII

El mundo no marcha más que por el equívoco.

En el equívoco universal es donde todo el mundo concuerda.

Porque si, por desgracia, la gente se comprendiera, jamás podría ponerse de acuerdo.

El hombre de espíritu, ese que nunca se pondrá de acuerdo con nadie, debe dedicarse a amar la conversación de los imbéciles y la lectura de los malos libros. De ellos sacará goces amargos que compensarán largamente su fatiga.

LXXIX

Un funcionario cualquiera, un ministro, un director de teatro o de periódico pueden ser, a veces, seres estimables; pero no son nunca divinos. Son personas sin personalidad, seres sin originalidad, nacidos para la función, es decir, para la domesticidad pública.

LXXX

Dios y su profundidad. — Se puede ser inteligente y buscar en Dios el cómplice y el amigo que faltan siempre. Dios es el eterno confidente en esta tragedia donde cada uno es el héroe. Puede que haya usureros y asesinos que digan a Dios: «¡Señor, haz que mi próxima operación tenga éxito!». Pero la oración de estas malas gentes no disminuye el honor y el placer de la mía.

LXXXI

Toda idea está dotada, por sí misma, de una vida inmortal, como una persona.

Toda forma creada, incluso por el hombre, es inmortal. Porque la forma es independiente de la materia y no son las moléculas quienes constituyen la forma.

Anécdotas referentes a Emile Douay y a Constantin Guys, destruyendo o más bien creyendo destruir sus obras.

LXXXII

Es imposible recorrer cualquier gaceta, de cualquier día, mes o año, sin encontrar en cada línea los signos más espantosos de la perversidad humana, al par que las más sorprendentes vanaglorias de probidad, bondad, cordialidad y las afirmaciones más desfachatadas sobre el progreso y la civilización.

Todo periódico, de la primera línea a la última, no es más que una trama de horrores. Guerras, crímenes, impudicias, torturas, crímenes de príncipes, crímenes de naciones, crímenes de particulares, una borrachera de atrocidad universal.

Y es de este aperitivo repugnante con lo que el hombre civilizado acompaña su comida de cada mañana. Todo, en este mundo, suda el crimen: el diario, la muralla y el rostro del hombre.

No comprendo cómo una mano pura pueda tocar un diario sin una convulsión de asco.

LXXXIII

La fuerza del amuleto demostrada por la filosofía.

Los suelos agrietados, los talismanes, los recuerdos de cada uno. Tratado de dinámica moral. Sobre la virtud de los sacramentos. Desde mi infancia, tendencia al misticismo.

Mis conversaciones con Dios.

LXXXIV

De la Obsesión, de la Posesión, de la Oración y de la Fe.

Dinámica moral de Jesús.

Renan encuentra ridículo que Jesús crea en la toda poderosa fuerza, incluso material, de la Oración y de la Fe.

Los sacramentos son los medios de esta dinámica.

Sobre la infamia de la imprenta, gran obstáculo para el desarrollo de lo Bello.

Los judíos Bibliotecarios y testigos de la Redención.

LXXXV

Todos los imbéciles de la Burguesía que pronuncian sin cesar las palabras: inmoral, inmoralidad, moralidad en el arte y otras estupideces por el estilo, me hacen pensar en Luisa Villedieu, puta de a cinco francos, quien acompañándome una vez al Louvre, adonde nunca había ido, sonrojándose, tapándose la cara y tirándome de la manga a cada momento, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales, cómo se podían exhibir públicamente semejantes indecencias.

Las hojas de parra del señor Nieuwerkerke[23].

LXXXVI

Para que la ley del progreso existiese, haría falta que cada uno quisiera crearla; es decir, que cuando todos los individuos se aplicasen a progresar, entonces la humanidad estaría en vías de progreso.

Esta hipótesis puede servir para explicar la identidad entre dos ideas contradictorias: libertad y fatalidad. No solamente, en el caso del progreso, habrá identidad entre la libertad y la fatalidad, sino que esta identidad ha existido siempre. Esta identidad es la historia, la historia de las naciones y de los individuos.

LXXXVII

Soneto para citar en Mi corazón, al desnudo. Citar igualmente la pieza sobre Roland.

Yo soñaba esta noche que Filis regresaba,

bella como era bella al resplandor del día,

queriendo que su espectro aún hiciese el amor

y que, como Ixión, yo abrazase una nube.

En mi lecho su sombra se deslizó desnuda,

y me dijo: «Querido Damón, ya estoy de vuelta.

Sólo hice embellecer en ese triste sitio

donde desde mi marcha la suerte me retuvo.

Vengo a besar de nuevo el más hermoso amante;

vengo para morir de nuevo en tus abrazos».

Luego, cuando este ídolo extenuó mi llama,

me dijo: «¡adiós! Me voy al reino de los muertos.

Como de haber jodido mi cuerpo te alabaste,

alábate también de haber jodido mi alma».

Parnaso satírico.

Creo que este soneto es de Maynard. Malassis pretende que es de Théophile[24].

LXXXVIII

Higiene. Proyectos. — Cuanto más se quiere, mejor se quiere.

Cuánto más se trabaja, mejor se trabaja y se quiere trabajar más.

Cuánto más se produce, se vuelve uno más fecundo.

Después de una orgía, siempre nos sentimos más solos, más abandonados.

Tanto en lo moral como en lo físico, he tenido de continuo la sensación del abismo, no solamente del abismo del sueño, sino del abismo de la acción, del ensueño, del recuerdo, del deseo, de la pena, del remordimiento, de lo hermoso, del número, etc.

He cultivado mi histeria con alegría y terror. Ahora, siempre tengo vértigo, y hoy, 23 de enero de 1862, he sufrido una clara advertencia: la de sentir pasar sobre mí el viento del ala de la imbecilidad.

LXXXIX

Higiene. Moral. — ¡A Honfleur!, lo más pronto posible, antes de caer más bajo.

¡Cuántos presentimientos y señales enviados ya por Dios advirtiéndome que es tiempo de obrar, de considerar el minuto presente como el más importante de los minutos y hacer mi perpetua voluptuosidad de mi tormento diario, es decir, del Trabajo!

XC

Higiene. Conducta. Moral. — A cada minuto nos aplastan la idea y la sensación del tiempo. Y no hay más que dos medios para escapar de esta pesadilla, para olvidarla: el placer y el trabajo. El placer nos gasta. El trabajo nos fortifica. Escojamos.

Cuanto más nos sirvamos de uno de estos medios, más repugnancia nos inspirará el otro.

No se puede olvidar el tiempo más que sirviéndose de él.

Todo se hace poco a poco.

De Maistre y Edgar Poe me han enseñado a razonar.

No hay trabajo más largo que aquel que uno no se atreve a empezar. Se vuelve pesadilla.

XCI

Higiene. — Dejando para luego lo que se ha de hacer, se corre el peligro de no poder hacerlo nunca. No convirtiéndose inmediatamente, se corre el riesgo de condenarse.

Para curarse de todo, de la miseria, de la enfermedad y la melancolía no hace falta más que el Gusto del trabajo.

XCII

Notas preciosas. — Hacer todos los días lo que quieren el deber y la prudencia.

Si trabajaras todos los días, la vida te sería más soportable. Trabaja seis horas sin descanso.

Para encontrar temas. (*****)

(Lista de mis gustos).

Sé siempre poeta, hasta en prosa.

Gran estilo (nada más bello que el lugar común).

Primeramente, empieza, y después sírvete de la lógica y el análisis. Cualquier hipótesis necesita su conclusión.

Encontrar el frenesí diario.

XCIII

Higiene. Conducta. Moral. — Dos partes. Deudas (Ancelle[25]).

Amigos (mi madre, amigos, yo).

Así, 1000 francos deben estar divididos en dos partes de 500 francos cada una, y la segunda dividida en tres.

En Honfleur[26] — Revisar y clasificar todas mis cartas (dos días) y todas mis deudas (dos días). (Cuatro categorías, cartas, grandes y pequeñas deudas, amigos). Clasificación de notas (dos días).

XCIV

Higiene. Moral. Conducta, ¡Demasiado tarde quizás! — Mi madre y Juana — ¡Mi salud, por caridad, por deber! — Enfermedades de Juana. Achaques, soledad de mi madre.

—Cumplir con su deber todos los días y confiarse a Dios para el siguiente.

—La única manera de ganar dinero consiste en trabajar desinteresadamente.

—Una sabiduría abreviada. Aseo, oración, trabajo.

—Sin la caridad, no soy más que un címbalo resonante.

—Mis humillaciones fueron dones de Dios.

—¿Ha terminado mi fase egoísta?

—La facultad de responder a la necesidad de cada, minuto, la exactitud, en una palabra, debe encontrar infaliblemente su recompensa.

La desgracia constante produce en el alma el mismo efecto que la vejez en el cuerpo: no se puede uno mover más, se acuesta…

Por otra parte, la extremada juventud extrae de sí razones dilatorias. Cuando se dispone de mucho tiempo que gastar, pensamos que podemos esperar, durante años, jugando delante de los acontecimientos.

Chateaubriand.

XCV

Higiene. Conducta. Moral. — Juana, 300; mi madre, 200; yo, 300, — 800 francos por mes. Trabajar en ayunas desde las seis de la mañana hasta el mediodía. Trabajar a ciegas, sin fin, como un loco. Veremos el resultado. Supongo que yo uno mi destino a un trabajo ininterrumpido de varias horas.

Todo es reparable. Aún estamos a tiempo. ¡Quién sabe si hasta placeres nuevos!…

Gloria, pago de mis deudas. — Fortuna de Juana y de mi madre.

No he conocido todavía el placer de un plan realizado.

Poderío de la idea fija, poderío de la esperanza.

La costumbre de cumplir con el deber, ahuyenta el miedo.

Hay que querer soñar y saber soñar. Evocación de la inspiración. Arte mágica. Ponerse a escribir inmediatamente. Razono demasiado.

Trabajo inmediato, incluso malo, vale más que el ensueño.

Una serie de pequeños actos de voluntad, dan un gran resultado.

Todo retroceso de la voluntad es una partícula de sustancia perdida, ¡Qué pródiga es la duda! ¡Y que juzguen de la inmensidad del esfuerzo final para reparar tantas pérdidas!

El hombre que sabe hacer su oración por la noche, es un capitán que pone centinelas. Puede dormir.

Sueños y advertencias sobre la muerte.

Hasta ahora no he disfrutado de mis recuerdos más que solo; hay que gozarlos a dos. Hacer de los goces del corazón una pasión.

Porque comprendo una existencia gloriosa, me creo capaz de realizarla. ¡Oh, Juan Jacobo!

El trabajo engendra forzosamente las buenas costumbres, sobriedad y castidad, por lo tanto, la salud, la riqueza, el genio sucesivo y progresivo y la caridad. Age quod agis.

Pescado, baños fríos, duchas, liquen, pastillas, en ciertas ocasiones. Supresión de todo excitante.

Liquen de Islandia… 125 gramos

Azúcar blanca… 250 gramos

Remojar el liquen durante doce o quince horas en una abundante cantidad de agua fría; luego, tirar el agua. Hacer hervir el liquen en dos litros de agua sobre un fuego suave y sostenido, hasta que estos dos litros se reduzcan a uno, Espumar una sola vez. Añadir, entonces, los 250 gramos de azúcar, y dejarlo reposar hasta que tome consistencia de jarabe. Dejarlo enfriar. Tomar tres cucharadas grandes de sopa por día: a la mañana, al mediodía y a la noche. No se tema aumentar las dosis si las crisis fueran demasiado frecuentes.

XCVI

Higiene. Conducta. Método. — Me juro a mí mismo tomar de aquí en adelante por reglas eternas de mi vida, las siguientes:

Rezar todas las mañanas a Dios, depósito de toda fuerza y toda justicia; a mi padre, a Marieta y a Poe, como intercesores; rogarles me comuniquen la fuerza necesaria para cumplir todos mis deberes y concedan a mi madre una vida lo suficientemente larga para que disfrute de mi transformación; trabajar todo el día, o al menos hasta donde mis fuerzas me lo permitan; confiarme a Dios, es decir, a la Justicia misma, para el éxito de mis proyectos; hacer todas las noches una nueva oración pidiendo a Dios la vida y la fuerza para mi madre y para mí; hacer, con todo lo que gane, cuatro partes: una para la vida diaria, otra para mis acreedores, otra para mis amigos y otra para mi madre; obedecer a los principios de la más estricta sobriedad, siendo el primero la supresión de todos los excitantes, sean los que sean.