[552]Aquí tenemos que suponer que el texto iba acompañado por una figura, concretamente un círculo. El punto A sería el centro del círculo, los puntos B,C y D estarían situados en la circunferencia. La recta DAB sería un diámetro y la recta AC un radio. Hay que imaginar el segmento AB "girando" hasta que su extremo alcance el punto C. Por supuesto -aclara Aristóteles- esta figura no es sino una idealización geométrica de una articulación real. Podemos pensar, por ejemplo, que A representa el codo, D el hombro, B la posición de la mano cuando el brazo está extendido y C la posición de la mano con el brazo flexionado. El peor defecto de la abstracción geométrica como representación de la articulación es que, como toda entidad matemática y a diferencia de las entidades físicas, carece de movimiento. De hecho, las dos posiciones que ocupa sucesivamente el brazo tienen que ser representadas por líneas diferentes, cada una de ellas estática. Aristóteles tiene, pues, conciencia clara de la diferencia entre la realidad física y su idealización matemática y, por tanto, de las utilidades y limitaciones de ésta. Los entes matemáticos carecen de la distinción entre acto y potencia, presente en los físicos. Esta distinción permite que el mismo brazo sea en cierto modo uno y doble, cosa que no puede ser ninguna línea geométrica. Tanto es así que el segmento AB es distinto del segmento AC y sólo como licencia expositiva podemos decir que AB "gira" hasta AC; mientras que el brazo, recto o doblado, es evidentemente el mismo. Su antebrazo sí gira en sentido propio. Por tanto, mediante recursos matemáticos sólo se puede simular -ficcionar, digamos- el movimiento, que sólo es real si es físico. El pensamiento de Aristóteles en este terreno puede ser sumamente sugerente para entender las actuales simulaciones artificiales de la vida y de la inteligencia.
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