Notas

[1] Véase, p. ej., «Ay de Vosotros, abogados», de Fred Rodell Ed, y mi nota crítica en Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, N.º II, 1966. <<

[2] Véase Capanna «El sentido de la ciencia-ficción», Cap. I, esp. p. 12, Ed. Columba, 1966. <<

[3] Capanna, op. cit., pág. 259. <<

[4] Op. cit., pág. 259. <<

[5] Véase Marcuse H. «Eros y Civilización». <<

[6] Capanna, op. cit., pág. 231. <<

[7] Véase R. K. Merton, Social Theory and Social Structure, pág. 179 y sigts., Alf. Ross, «Sobre el Derecho y la Justicia», pág. 47, véase también Capanna, op. cit., pág. 231 y sigts. <<

[8] Recientemente he tenido oportunidad de leer una de ellas que, aunque su «mensaje» enfoque hacia algo diferente, es un buen ejemplo de lo que venimos diciendo. Me refiero a «Multivac», de Isaac Asimov (publ. en «Los mejores cuentos de ciencia ficción», Ed. Bruguera), que plantea la interesante y no tan remota idea de la posibilidad de prevención de delitos mediante el análisis de los elementos psicológicos y sociológicos por una supercomputadora. <<

[9] Op. cit., pág. 260. <<

[10] Entre los que no me cuento por lo que lanzo la idea, para que otros la recojan y la hagan fructificar. <<

[11] Quiero señalar que puede tener alguna importancia y ventaja para el desarrollo del pensamiento utópico por parte de los juristas que ambos campos se manejan con proposiciones de estructura muy similar, los llamados «condicionales contrafácticos», proposiciones del tipo: «Si X entonces Y “en las cuales X” no es un hecho real, sino uno posible, véase sobre el tema Nelson Goodman: «Los condicionales contrafácticos». Cuadernos de Epistemología UNBA, 1959. <<

[12] No se entienda esta «pretensión de realismo» en sentido literal: un tebeo de Supermán —obviamente evasivo— no pretende convencer de que Supermán existe, pero sí de que el orden establecido es válido y debe ser mantenido por la violencia, de que los esquemas simplistas y maniqueos que presenta reflejan la realidad. Además, fomenta en el lector un alienante culto a la fuerza, la belleza, el prestigio, etc., haciéndose cómplice de la más reaccionaria y deshumanizada escala de valores. En esto consiste la «pretensión de realismo» y el «tomar por realidad algo que no lo es» propios de la evasión. <<

[13] Se nos podrá objetar que las diferenciaciones que establecemos a continuación constituyen, en realidad, una definición restrictiva y opinable de la SF. Esto es, en cierto modo, verdad. Pero creemos que se trata de una definición esclarecedora, nada arbitraria ni apriorística, que arroja alguna luz sobre la esencia de la SF. Lo que hacemos a continuación es extraer —a posteriori— los elementos más específicos de la amplia y heterogénea producción que se incluye bajo el epígrafe SF, en un intento de ofrecer una caracterización —más estructural que temática— de lo que podríamos llamar «SF en sentido estricto». En adelante, cuando aludamos a la SF nos referiremos a esta «SF estricta» que intentamos definir, o, más exactamente, decantar. <<

[14] En este sentido, cabe hablar de cierta «estructura teoremática» de la SF. <<

[15] Las fronteras entre SF y otras formas de fantasía no son en absoluto nítidas, y las diferenciaciones que establecemos suponen forzosamente una simplificación. Pero lo que pretendemos es aclarar conceptos, no establecer clasificaciones rígidas. <<

[16] El hecho de que la SF ofrezca a menudo visiones verosímiles del futuro no significa que sea una literatura «augural». Como veremos más adelante, cuando la SF «anticipa» lo hace como medio y no como fin. <<

[17] Aquí habría que hablar de la deshonestidad de muchas editoriales, que contribuyen a difundir una imagen equívoca y peyorativa de la SF. <<

[18] Este peligro es inherente a toda especulación, y se deriva de la dificultad de plantear las situaciones adecuadamente —«imparcialmente»— y de desarrollar los procesos lógicos con rigor y objetividad. <<