Capítulo 8: El poder de la ira
Capítulo 8
El poder de la ira
Yo detestaba la mezcla de razas que se exhibía en la capital, odiaba aquella abigarrada colección de checos, polacos, húngaros, rutenos, servíos, croatas, etc., y, por encima de todo a los judíos, ese fangoso producto presente en todas partes: judíos y siempre judíos.
Adolf Hitler, Mi lucha
1 de mayo. Día del Trabajo. El partido político Democracia Nacional había convocado una manifestación-fiesta-mitin en Alcalá de Henares y yo, naturalmente, estaría en primera fila. Sentía curiosidad por comprobar si DN, que como todos los partidos políticos de extrema derecha en España había intentado desmarcarse de los skinheads neonazis, pondría algún reparo a mi presencia en la manifestación. Me calcé las botas, me ajusté la bomber, y le colgué mis parches y pins con esvásticas, cruces gamadas y célticas antes de salir hacia Alcalá.
No sólo nadie me puso ninguna pega sino que, cuando llegué a la plaza de Cervantes, donde habíamos sido convocados, me encontré con una enorme cantidad de cabezas rapadas y neonazis, algunos de los cuales eran ya viejos conocidos. Allí estaban miembros del Centro de Estudios Indoeuropeos, a los que había conocido poco antes en la reunión del Café Garibaldi, que charlaban animadamente con alguna de las skingirls que había conocido en La Bodega, y en las gradas del Bernabéu… También me encontré a Nando, de Hammerskin, con Javito y otros componentes de Ultrassur, Incluso a un grupo de corpulentos cabezas rapadas que había llegado desde Málaga y al que después volvería a encontrarme en el Bernabéu, antes de una de las violentas «cacerías» urbanas, que los neonazis organizan para apalear a quienes no piensan como ellos… Y fue allí, en aquel acto exclusivamente político, donde pude desechar las últimas dudas que aún me quedaban en cuanto a la estrecha relación existente entre nazis, skinheads, ultras y partidos políticos de extrema derecha.
Mi cámara oculta registró las consignas coreadas por todos los manifestantes, mientras recorríamos las calles de Alcalá de Henares desde la Plaza de Cervantes hasta el Huerto de los Leones. Allí Delio, militante zaragozano de DN, abrió el turno de exposiciones. Le siguieron Rafael Ripio, delegado de DN en Alcalá de Henares, y Manolo Canduela, viejo conocido de la extrema derecha patria.
«Las ETT, negocio del PP», «Ni socialistas ni populares dan soluciones», «Trabajo seguro, nación con futuro», «Los españoles queremos trabajar, estamos en contra de la precariedad», «Ni un paso atrás, Democracia Nacional»… Las arengas de los cabecillas eran coreadas por todos los presentes, mientras banderas españolas y pancartas hondeaban por las calles de Alcalá.
Los conferenciantes pretendían presentar una apariencia respetable y dialogante. Aspiran a obtener el poder en democracia, aun no creyendo en ella. Y saben que los votos de los skinheads serán tan válidos en las urnas como los de cualquier otro ciudadano español. Por eso los necesitan. Porque cada vez menos españoles, salvo los neonazis, otorgan sus votos a los partidos de extrema derecha… Ahí están las estadísticas electorales, desde 1976 hasta ahora, para demostrarlo.
Pero al margen de su carcasa democrática y su disfraz tolerante, las personas que forman los puestos dirigentes de esos partidos están esculpidos con la misma madera que cualquiera de mis camaradas skinheads. Su agresividad, su forma de entender la autoridad y la propiedad, su aceptación de la violencia como una forma de lenguaje, son los mismos. He compartido demasiadas cosas con ellos, y me refiero incluso a delegados provinciales incluidos en las listas electorales de esos partidos, y ya no me cabe ninguna duda. Su espíritu nacionalista, sus creencias racistas, sus postulados políticos, etc. son los mismos. Sin embargo, ellos no se afeitan la cabeza, no se tatuan cruces célticas ni calzan botas militares. No sería correcto si lo que intentan es presentar un programa electoral en busca de los votos del pueblo. Aunque muchos sí lucieron cráneos afeitados y cazadoras bomber en su juventud.
En el año 2002, en el que la inmigración se convirtió en uno de los temas más importantes en el ámbito político, partidos como DN o el MSR han conseguido acceder a los grandes medios de comunicación de masas, algo que jamás había ocurrido antes.
En la página web de DN todavía puede verse el vídeo del programa de Ana Rosa Quintana, en Antena3, en el que Manuel Canduela, miembro de la Mesa Nacional del partido, con el que había compartido manifestación y mitin en Alcalá de Henares, defendió encendidamente sus postulados sobre la inmigración. El entusiasmo con que la comunidad neonazi recibió aquella intervención televisiva, comentada hasta la saciedad en revistas, listas de correo y páginas web ultras, sólo es comparable al júbilo con que se recibieron las primeras apariciones del MSR en debates televisivos de Canal 9, TV Almería, etc.
Mi contacto en Málaga era Teodosio, un joven camisa nueva de Patria Libre, escuadra de Falange Española de las juntas Ofensivas Nacional-sindicalistas, «esto es la graduación que distingue a la élite más comprometida con la causa, dispuestos a sufrir prisión o muerte por España».
Teodosio era un apasionado del Oi! y del RAC y articulista en revistas ultraderechistas como Ideograma o Tiempos para la Revolución, donde lleva una columna de crítica musical. Además era miembro de una sección malagueña de las Brigadas Blanquiazules del Español.
Teodosio era también un admirador radical de Léon Degrelle, el general de las SS que vivió en Málaga hasta su fallecimiento, y me resultó también un pasaporte excelente para acceder a Eduardo A., alias El Duro, líder de Nación Joven, abogado de Pedro Varela (propietario de la librería Europa) y uno de los líderes de AUN junto con Ricardo Sáez de Ynestrillas. Eduardo había participado en varios debates del programa de Tele5 Crónicas Marcianas, invitado por Javier Sardá, y allí demostró su temple y lo consecuente de sus ideas. Sin embargo, en uno de los vídeos que llegaron a mi poder aparecía un Eduardo que tenía poco que ver con el moderado y dialogante abogado que participaba en la mesa de Crónicas marcianas.
El vídeo al que me refiero era entregado a los mandos regionales de AUN como «material de campaña» y así llegó hasta mi poder tras afiliarme al partido en Madrid. Su función era ser proyectado ante los camaradas de AUN, o los aspirantes a serlo, para transmitir el mensaje nacionalista de esta formación política. En esos documentos videográficos, para mi sorprendentes, no sólo se incluye el congreso nacional de AUN, que sirvió como inicio de la campaña electoral de 1996. No sólo se recogen conferencias y discursos de Ricardo y Martín Sáez de Ynestrillas, Francisco Méndez, José Ruiz, etc. En esos discursos, grabados por miembros de AUN con una videocámara doméstica, lo más interesante no son los postulados de los oradores desde la tribuna, sino los comentarios espontáneos —y brutales— que se cuelan por el micrófono de la cámara, y que sin duda están pronunciados por violentos neofascistas afiliados a la Alianza de Ynestrillas[10].
En esta cinta, destinada, repito, a ser visionada sólo por los camaradas de confianza, también se incluyen imágenes del secretario general de AUN en su despacho, en su vida familiar y doméstica; sus campañas contra ETA en Euskadi, o momentos más íntimos de las campañas, como las cenas de hermandad, en las que reconocí los rostros de algunos neonazis con los que yo mismo he convivido muy estrechamente durante esta investigación.
Pero lo más extraordinario de ese sin par documento son las imágenes de los campamentos paramilitares que AUN, Nación Joven y otros grupos neofascistas organizan en la Sierra de Guadarrama. Lecciones de artes marciales, rápel, supervivencia, etc. Marchas de jóvenes ataviados con las camisas negras y uniformes militares, juramentos solemnes ante la bandera, formaciones marciales… Esas imágenes profanan la intimidad más secreta de uno de los partidos políticos que, en su propio inicio de campaña, pretendía desmarcarse de los neonazis y de los cabezas rapadas. Sin embargo, en este vídeo, una y otra vez asoman las bombers, las cabezas rapadas y hasta las camisetas con cruces célticas de algunos de los más fervorosos seguidores de Ynestrillas, procedentes de grupos skinheads como Ultrassur…
Y por si todo esto no fuese bastante, algunas de las declaraciones recogidas en el vídeo de Eduardo, El Duro, que fue el único líder joven que pudo subir a la tribuna de oradores un 20-N y hablar a toda la extrema derecha española, desvelan hasta qué punto este tipo de mentalidades asume la violencia como un lenguaje político válido. Transcribo letra a letra las palabras de El Duro recogidas en la cinta de vídeo:
—Nosotros seríamos partidiarísimos del uso de la violencia si Vascongadas o Cataluña, en un momento determinado, se les ocurriera declararse independientes. Yo creo que, en esa circunstancia, difícil sería que no hiciésemos el uso de la violencia. Incluso de un modo parecido al que ETA usa en España nosotros posiblemente llegáramos a usarlo contra, pues no sé qué decirte, contra los políticos vascos y catalanes que hubiesen sido responsables de la independencia…
Supongo que cualquiera podría interpretar estas declaraciones del abogado de Pedro Varela como una advertencia de muerte. ¿Si algún político vasco o catalán propicia la independencia de Cataluña o Euskadi, se arriesga a ser víctima de un tiro en la nuca o un coche bomba…?
Y continúa afirmando el jefe de Nación Joven:
—Yo no voy a negar que evidentemente nosotros nos hemos visto envueltos a veces en acciones violentas. Pero la mayoría de las veces no ha sido porque nosotros las hayamos buscado, sino porque nos las hemos encontrado. Y lo que sí sucede es que normalmente, cuando nos las encontramos, normalmente ganamos…
Y si «en la mayoría de las veces» esas acciones violentas no fueron buscadas por los seguidores de Ynestrillas… ¿significa que en una minoría sí fueron ellos los causantes de esa violencia? ¿Y a qué porcentaje de actos violentos buscados por ellos se refiere? ¿Cuál es el porcentaje de violencia que puede justificarse en nombre de una causa? ¿Cuántas palizas pueden considerarse lícitas, en nombre de la ideología nacionalista?
En cuanto a su relación con el neonazismo, el vídeo en cuestión también incluye algunas afirmaciones que hablan por sí mismas:
—El tema del Holocausto está abultadísimo, abultadísimo en todos los sentidos. Estoy convencido de que aquello que se llamó La Solución Final, jamás existió. Estoy convencido de que el régimen de Hitler fue muy bueno para los alemanes, como pueblo, hasta antes de empezar la guerra. Y no sé, no sé, si la guerra empezó por culpa de Hitler o empezó por culpa de otras naciones europeas…
Después de conseguir este vídeo, entendí mejor los comentarios que en infinidad de ocasiones surgían en nuestras conversaciones, cuando los cabezas rapadas nos reuníamos en torno a unas cervezas y debatíamos sobre la situación política de España. Una y otra vez escuché las mismas alabanzas a Ynestrillas y a Eduardo. Para muchos, muchísimos skinheads españoles, ellos son el modelo a seguir. Admiran su valor, admiran que hayan conseguido llegar hasta el liderazgo de sendas formaciones políticas, y sin duda un amplio porcentaje de los votos, por otro lado escasos, obtenidos por AUN y por DN o MSR posteriormente, son los votos de mis camaradas los skinheads.
En el caso de Ynestrillas, y eso fue lo que le destruyó como mito, lo que los cabezas rapadas no le perdonan es su debilidad con las drogas.
Nazis éticos y nazis estéticos
Es cierto que algunos skinheads utilizan la estética como mero elemento transgresor y provocador. Les gusta —nos gustaba— sentir el temor que inspira un grupo de cabezas rapadas. Yo conozco esa sensación y sé que puede resultar embriagadora.
También sentí la fuerza del clan. El poder de la manada. Durante mi vida como neonazi me sentía parte de algo importante. Incluso siendo consciente de que tan sólo era un periodista infiltrado que realizaba una investigación. Pero aun así, la amistad de mis camaradas era sincera. Sabía que, mientras estuviese con ellos, estaría a salvo. Nadie osaría provocarme. No estaría solo.
Incluso, y aunque pueda parecer aberrante, en algún momento me sentía tan profundamente atrapado por Tiger88 que resultaba difícil definir la frontera entre el personaje y la persona que lo interpretaba. Y llegué a intuir, aunque fuese en la distancia, las sensaciones que puede percibir cualquier skinhead convencido de que la revolución nacionalsocialista es una causa trascendente real. Casi llegué a creer, como ellos creen, que éramos una suerte de nuevos templarios, cruzados de una lucha mística, guerreros del asfalto, soldados políticos en una guerra entre la luz del Führer y las tinieblas del sistema democrático y sionista. Desde esa perspectiva los skinheads no éramos sólo una tribu urbana más. Nuestra estética no es una cuestión de moda, sino el uniforme de nuestro ejército. Un uniforme que todo cabeza rapada luce con orgullo y dignidad. Gritando al mundo con su inconfundible aspecto: soy nazi y me siento orgulloso de ello.
¿Y quiénes inculcan estas ideas en las mentes de los cabezas rapadas? ¿Qué hábiles pensadores pueden dictar las directrices que forman este ideario? ¿Qué fuentes sacian la sed de argumentos que secan las gargantas de los violentos? ¿Dónde encuentran los skinheads la justificación para su forma de vida? ¿Quiénes educan a los más jóvenes componentes del movimiento neonazi? Y lo que es más importante, ¿con qué objetivos?
Durante toda mi investigación un nombre se repetía una y otra vez. El de uno de los fundadores de CEDADE hace más de treinta años: don Ramón B. F. Su nombre aparece en todos los libros que han estudiado el fenómeno del neonazismo en España durante los años setenta, ochenta y noventa. Se le ha considerado uno de los pilares del nazismo español, durante los inicios de CEDADE, allá por los sesenta. Sin embargo, para casi todos los investigadores Ramón B. F. era una figura histórica, desligada completamente de resurgir que sufre la España del siglo XXI. Falso.
Me costó mucho tiempo y esfuerzo seguir la pista de Ramón B. hasta Barcelona. Y mucho más aún, conseguir entrevistarlo y que respondiese a mis preguntas. Pero éste era uno de los objetivos más ambiciosos de mi investigación. De esta forma nadie podía decir que mi información estaba viciada por la influencia sionista, la prensa del sistema o los intereses capitalistas, justificaciones habituales de los neonazis para negar toda evidencia incómoda sobre las intimidades de su movimiento. Una vez más yo no añadiré opiniones ni conjeturas personales. Me limitaré a transcribir fielmente las palabras de los propios neonazis. Que ellos carguen con la responsabilidad de sus actos y de sus afirmaciones.
En el número 15 de su publicación interna, los skinheads de Salamanca, antes Imperio Blanco, agradecen expresamente a Ramón B. su «apoyo a los skins que tenemos una ética diferente a los otros» (pág. 23). Fue una de las primeras referencias que encontré al nombre de Ramón B. en publicaciones restringidas al movimiento de los cabezas rapadas. Era una buena pista y comencé a interesarme por aquel personaje histórico en los círculos skinheads españoles, siguiendo el hilo de la madeja hasta dos pisos en la Calle Maestre Nicolau, de Barcelona, y cierto bajo en Santa María.
Ramón B. es un hombre muy inteligente. Sabe que los nazis no obtendrán el poder en España, al menos a corto o medio plazo. Pero tampoco lo pretende. Él aboga por la calidad, no por la cantidad. Hace trabajo de fondo. A los 16 años conoció a los que serían sus camaradas en la organización del movimiento neonazi español y a Jorge Mompin, su «mentor». A los 17 participó activamente en la fundación de CEDADE asumiendo muy pronto el cargo de secretario general, donde pasó 12 años. En el 84 dejó CEDADE y comenzó a editar libros y revistas en su editoriales Bausp y Wottan. Llegó a publicar unos 200 libros y 130 números de las dos publicaciones más respetadas e influyentes en todos los colectivos neonazis de habla hispana, incluyendo los grupos skinheads: Mundo NS y Bajo la Tiranía.
A principios de los años noventa, cuando se aceptaron sus propuestas, volvió a CEDADE, pero las deudas eran demasiadas y muchos abandonaron el ya en declive Círculo de Amigos de Europa, para crear el partido político Democracia Nacional. Desde entonces su objetivo fue crear una nueva asociación que tomase el relevo del viejo CEDADE. Y esa nueva organización, impulsada desde las sombras por el fundador de CEDADE, consiguió ingresar en el Registro de Asociaciones por R. M. I. el 17 de junio de 1998, con número 163 841 y CIF n.º 96/964 747. Me refiero, naturalmente, al Círculo de Estudios Indoeuropeos.
«Debo reconocer una gran virtud en el mundo skin: el valor. Son los únicos capaces de estar en lucha de calle hoy en día», declaraba Ramón B. en una entrevista que concedía a la publicación oficial de Blood & Honour, n.º 3, pág. 15. Más aún, en Mundo NS, n.º 74, pág. 14, Ramón B. se refiere incluso a las publicaciones de BBAA, conocidos por su irracional violencia callejera, como «revistas muy útiles para enganchar a los jóvenes militantes, pero creemos que deben ir uniéndose a grupos legales para poder trabajar de forma más seria». Y a pesar de su repetido y enérgico rechazo público hacia los skinheads (sospecho que siempre se ha referido más a los ultras del fútbol que al movimiento skin NS), comentarios como éstos le han valido el respeto de todos los cabezas rapadas, que siguen sus escritos con la misma devoción que los de Miguel Serrano. «Mi propuesta ha sido siempre mantener el ideal NS y abandonar toda relación skin en lo político. Ser NS del todo, no sólo en ideas». ¿Abandonar toda relación skin en lo político? ¿Pero mantener a los skins en otras labores?
En relación a los cabezas rapadas españoles, Ramón B. afirmaba: «Skin Burgos, ahora Alea jacta Est, es un ejemplo de una actitud absolutamente correcta y positiva. La revista Edelweiss en el mismo sentido, son una excepción de la regla de grupos skin muy poco preparados». Luego evidentemente existen grupos de cabezas rapadas que don Ramón B. considera «correctos y positivos» para la causa nacionalsocialista «ética y seria» que él intenta representar. Tomemos nota.
Ramón B. aconseja —desde las páginas de Defensores de España, órgano informativo de Nuevo Rumbo joven, n.º 13, págs. 22 a 25—, a los jóvenes neonazis, con muy buen criterio, que primero se formen como personas antes que como NS. Que lean a Homero, Calderón, Shakespeare, Unamuno, que escuchen a Wagner o a Mozart, que vayan al teatro de Visen o a exposiciones de pintura o escultura, antes de conocer a Hitler. Y que afronten dos momentos importantes, tener una novia y obtener el primer trabajo. Sabe que esos son los momentos críticos en los que la gran mayoría de los skinheads, y neonazis en general, comienzan a madurar y abandonan la sed de emociones. Y en este sentido tengo que reconocer que he visto cómo algunos neonazis del CEI, aún con la bomber calada, el pelo al uno, acudían al teatro, a exposiciones culturales o a la ópera, intentando formarse con los nazis «serios y éticos» que don Ramón quiere ver en su nuevo CEDADE.
El fundador del CEI conoció personalmente a algunos de los oficiales del III Reich y pilares del neonazismo más importantes en la historia de España, como Degrelle, Shorzeny, Barbie, Rudel, la familia Hess o Winfred Wagner, y esa relación personal con algunos de los grandes mitos del neofascismo, como la hija de Rudolf Hess, es lo que ha contribuido a mitificar a Ramón B. entre los skinheads españoles. Por eso me parecía tan importante llegar hasta él y conseguir una entrevista en la que respondiese, con sus propias palabras, a mis preguntas.
Debo decir que Ramón B. sabía que yo era un cabeza rapada. Que estaba relacionado con grupos altamente violentos, como Ultrassur o Hammerskin, que no son —aparentemente— santos de su devoción. Y aun así, tras complejas gestiones, no sólo me concedió la entrevista, sino que llegó a facilitarme muchísimo material y documentación… e incluso dinero en efectivo. Y quiero subrayar este punto.
Contacté con Ramón B. en la recta final de esta investigación. Antes ya me había entrevistado personalmente con otros veteranos componentes de CEDADE en Barcelona y Madrid, como Isidro Juan P., Ernesto M., etc. Para cuando llegué hasta don Ramón llevaba casi un año sumergido en este mundo, que no es el mío, y con mis fuerzas y capacidad de concentración al límite. Aun así conseguí superar los filtros para llegar hasta uno de los máximos ideólogos del neonazismo europeo, quien, además de una entrevista, documentación y material, contribuyó con mi supuesta y ficticia «labor de divulgación del mensaje revolucionario nacionalsocialista», con pequeñas ayudas de dinero en efectivo. ¿Puede colaborar económicamente Ramón B. con otros grupos skinheads? ¿En el caso de que mi relación con él se hubiese prolongando, las ayudas económicas serían mayores? ¿Podría llegar el caso de que subvencionase totalmente un grupo skinhead como el que yo teóricamente representaba? ¿Existen otros colectivos nazis que subvencionen grupos skinheads?
Desgraciadamente la inmoral, vergonzosa y deleznable intervención de un jefe de grupo de la Policía española, que delató mi infiltración a los hammerskins poniendo mi vida en serio peligro, frustró la posibilidad de obtener esas respuestas. Aunque para entonces ya había conseguido hurtar algunas al fundador de CEDADE y del CEI. Sus propias palabras creo que son la mejor forma de conocer su pensamiento. Una vez más, yo no añado ni opino, expongo hechos:
—Don Ramón, ¿en qué ha cambiado el NS español desde que usted lo conoció hasta hoy?
—El nacionalsocialismo en los años sesenta y ochenta tenía algunas facilidades frente al de hoy, y a la vez muchas más complicaciones. Facilidades más importantes: la opinión de la gente era mucho mejor. No se odiaba como ahora a los nazis y la gente tenía unos principios éticos mucho más generalizados (lo que no significa que siempre haya habido miserables, sino que la gente corriente, la «buena gente», era más cercana a nuestro estilo). Estas dos cuestiones eran de la mayor importancia, pues evitaban estar apestados socialmente. Asimismo era una ventaja la seguridad de empleo; en la época franquista era fácil tener empleo y difícil perderlo, lo que era una ventaja para atreverse a dar los jóvenes la cara mucho más que ahora, el riesgo de despido era mucho menor. Frente a ello había unos problemas muy graves: en el franquismo estaba todo prohibido, podemos reírnos de las leyes antinazis actuales, entonces todo estaba prohibido, y cada vez que publicabas algo era una posibilidad de ir a prisión. La censura era total y cualquier acto público era una invitación a ir a la comisaría. Vivíamos de prestado, o sea, nos podían cerrar y prohibir cuando querían sin dar explicaciones, sin juicios ni nada. Los medios técnicos: no había Internet, editar algo era caro y difícil, no había los medios informáticos baratos para editar y hacer textos… ni imprentas que se atrevieran a hacerlo. No había textos, la formación era de palabra, casi no habían libros nuestros, todo se tuvo que hacer, traducir, editar… Conclusión: no podemos decir que fuera más fácil ni más difícil, era distinto.
—¿Cómo definiría el perfil de un verdadero nacionalsocialista?
—El NS actual tiene la fama que se merece… lo siento. Las revistas de jóvenes nazis están muchas llenas de violencia, de dibujos agresivos, calaveras, armas, garrotes, frases de odio, peleas… En CEDADE nuestras revistas hablaban de lo positivo, íbamos a la montaña, oíamos conciertos, leíamos poesías y escuchábamos a Beethoven… el NS hasta hace unos años era algo de gente con un estilo pacífico y algo romántico, jamás se nos ocurrió presentar nada con afán de odios y violencia gratuita, era impensable eso de ir con cara de matón de tercera y agredir a un moro u homosexual aislado, el fútbol jamás nos interesó como forma de odiar a otros equipos o exhibir porras. El perfil de un NS no es el de alguien especial, esto es lo primero. Es un hombre del pueblo, alguien que vive con el pueblo, sin sectas ni bandas urbanas. Y su ética es la de toda nuestra raza de siempre, ser honrado y ser responsable, decente. Nada más. No hay nada especial, lo que hace especial nuestro estilo es que la gente ya no lo tiene, que se ha perdido por la influencia sionista. Pero no es nada más que ser una buena persona. Me ha parecido superfluo eso de los manuales de ética NS… bueno, como recordatorio, pero es puro sentido común, es la ética que siempre hubo.
—¿Cuáles fueron las causas de la disolución de CEDADE? ¿Y puede continuar su obra en el CEI?
—Los jóvenes NS actuales podrían tener una organización como CEDADE si lo hicieran… CEDADE se fundó con chicos de 16 años, no con gente mayor ni nada de eso. Lo que falta es voluntad y sacrificio. Así pues lo primero es perder el mito y comprender que se pueda lograr mucho si hay gente con capacidad y voluntad. CEI es un intento de crear una organización nacionalsocialista legal, está aún lejos de lograr un núcleo de gente suficientemente sólido, pero es lo mejor que hoy en día hay dentro del NS. Lo que llegue a ser se verá. CEDADE se hundió cuando no tuvo un grupo dirigente realmente preparado y dispuesto. Lo que se necesita es que un grupo de jóvenes sean capaces de darlo todo, estar dispuestos a trabajar y luchar constantemente. Tiempo y dinero. Dadme 10 camaradas con estilo y capacidad, dispuestos a dedicar su vida a mantener el NS y tendremos un nuevo CEDADE. El CEI debe aún lograr que su núcleo central se consolide y crear esa comunidad de camaradas capaz de ser estable muchos años. Lograrlo no es fácil. Pero mientras hacer paquetes todo un sábado, o escribir 80 cartas un domingo, y así días y días, sea un problema, mientras no se encuentre un grupo de camaradas dispuestos a hacerlo, no tendremos una organización sólida y fuerte.
—¿Considera que los skins, el fútbol o la música Oi! son una forma de acercarse al NS o son contraproducentes?
—Para mí son absolutamente contraproducentes, aunque es cierto que algunos camaradas entran por el tema skin y luego lo dejan y forman parte de la militancia correcta NS. Pero el fenómeno skin ha sido una enorme desgracia para el NS. Sé que esto molesta a algunos buenos camaradas que son skins, pues sí hay camaradas sanos y correctos en ese ambiente, aunque pocos. Pero estamos hablando del movimiento skin en general, como ente global ha sido una desgracia tremenda. Lo primero ha roto el carácter popular del NS y lo ha llevado a la marginalidad, a ser algo de gente que se separa de la comunidad y forma tribus o sectas externas a ella. Ha roto el estilo creando una adopción de músicas, formas y comportamientos propios del sistema (músicas rítmicas frente a la tradicional, tatuajes y modas violentas, bebidas y fútbol, vestido y peinados propios, etc.). Se ha perdido la imagen del NS como elemento del pueblo para ser miembro de una banda. Y se ha inducido a creer que los símbolos y las frases hacen al NS en vez de su estilo y sentido socialista y popular. Ahora se es nazi por llevar una esvástica, antes se era nazi por la forma de ser, absolutamente divergente de la skin. La brutalidad ha sustituido al romanticismo y la impecable caballerosidad de un Degrelle, y de todos los NS verdaderos que he conocido de los años treinta. Gente que era educada, seria, caballerosa, digna y jamás grosera, agresiva, beoda… Kulifuss era un obrero de las SA que formó CEDADE en su fundación. Trabajador, exiliado, pobre, de las SA pero jamás hubiera reconocido a los skins como camaradas. Y luego dicen que los skins son las SA de hoy en día, qué poco se conoce del espíritu popular que tenía el NS…
—¿Hasta qué punto considera importante que fluya la información cultural sobre el NS, por encima de la formación política?
—En realidad no he editado muchos textos de cultura como tal, sino de ideología, política, arte, revisionismo, y también cultura… Yo no marco la diferencia entre lo político de actualidad y lo ideológico o estético o cultural. El NS es un global, es una cosmovisión del mundo que tiene todas esas facetas. Precisamente el error actual es que los camaradas se centran mucho en las SS, el racismo o histerias politiqueras, y se olvidan de la base socialista y vivencial, de lo comunitario, del arte, de la forma de ser. O sea, y siendo duros: es peor que tus aficiones sean las del sistema a que tu pensamiento político sea el del sistema. Si bebes, bailas, juergueas y orientas tu vida como cualquier persona integrada en el sistema, ¿de qué sirve que pienses políticamente como nazi? Uno de los errores del mundo skin es asumir la música y estilo de ocio del sistema y cubrirlo con el pensamiento y símbolos NS.
—¿Cree que existe algún partido político español o europeo, al que merezca la peña apoyar con nuestros votos?
—Todos los grupos o partidos que combaten el sistema de valores actual, o sea el capitalismo y el mercado, y no estén ligados a actividades o personas corruptas, o sea que propugnen una ética mínima, merecen nuestro apoyo. He propugnado siempre el apoyo absoluto a la lucha del MSR, PNR y DN. Y ahora también estaría dispuesto al apoyo a AUN (una vez que ha sido relegado del tema Ynestrillas, debido a sus actuaciones extrapolíticas). No importa que las ideas no sean las nuestras, pues lo que apoyamos es la lucha contra la estructura del sistema capitalista. Otra cosa es que no sería nunca miembro de un partido que no asumiera las ideas nacionalsocialistas. O sea, una cosa es combatir contra algo y otra a favor de algo que no sea NS. Otro tema es la valoración de la lucha electoral; hoy por hoy en Europa se demuestra que es posible lograr ciertos éxitos electorales a base de una derecha conservadora, xenófoba y crítica con algunos temas, pero en modo alguno antisistema, revolucionaria, socialista. En este sentido estos partidos son útiles como barrera contra el pensamiento único absoluto que ha impuesto el sistema, pero poco más puede esperarse de ellos. Todos acaban integrados en las normas democapitalistas.
—Nosotros nos financiamos con pegatinas, pósters, CDs, fanzines, aportaciones, ¿hay otras vías de financiación posibles?
—La financiación actual de la mayoría de los grupitos no existe. No llamemos financiación a lograr 50 000 pesetas al mes (si llegan), para hacer cuatro papeles y dos pegadas de adhesivos mal editados. Esto es sólo un ejemplo del desastre en que están los grupitos NS/NR con excepción de unos pocos. Hay dos formas de financiarse realmente un grupo NS/NR actualmente: mediante camaradas dedicados a financiarlo de forma importante o mediante negocios organizados por camaradas para ello. CEDADE montó ambos sistemas y el primero no es menor que el segundo. Es muy importante disponer de algún camarada con capacidad económica personal por su trabajo o fortuna y absolutamente integrado en ese núcleo duro de militantes dispuestos a todo. Un abogado, un arquitecto o empresario incluso pequeño que tengan un cierto éxito profesional pueden dar millones al año si lo desean de verdad, o sea si se sacrifican de verdad por la lucha. Pero es que incluso un empleado con cierta posición holgada económica puede dar mucho dinero si quiere y se lo ha propuesto como objetivo de lucha. Lo difícil es encontrar esas personas y que se mantengan constantes con su ayuda. Pero sin duda montar negocios legales y estables es la mejor solución. Librería Europa nace como un ejemplo de esto en CEDADE. Hoy en día una web como Censura de la Democracia vende mucho. Montar un negocio con ayuda del movimiento es una buena solución, pero tiene el peligro de que el dueño acabe convirtiendo el negocio en suyo y no del movimiento.
—¿Qué opinión tiene sobre la conversión al islam de varios camaradas NS, tras el 11-S?
—Aquí hay cuatro temas distintos. Primero, recordar y honrar a los combatientes islámicos en las Waffen SS y en general en su apoyo a la lucha NS es un deber y un honor que debemos abordar. El revisionismo histórico para recordar estos hechos es magnífico. Segundo, el islamismo como movimiento social, religioso y político en los países del área racial y cultural islámica es un aliado nuestro en la lucha contra el sionismo y el sistema materialista de mercado. En ese sentido nuestro apoyo es completo. Tercero, el terrorismo no es un medio adecuado de lucha y no debemos en modo alguno apoyar masacres o atentados gratuitos contra inocentes. Una cosa es la lucha violenta y armada contra la brutalidad genocida de Israel y otra el terrorismo como medio indiscriminado de combate del islamismo contra todo. Cuarto, el islam en Europa como religión es un estorbo y una molestia que no sólo no apoyo sino que rechazo. No me gusta la teocracia y el islam es ajeno a nuestra cultura racial, se opone a nuestra visión del mundo aria.
—¿Qué opina del paganismo de Miguel Serrano? ¿Puede ser contraproducente para la credibilidad NS?
—En esta pregunta también hay tres temas mezclados. Uno, el paganismo, que es una actitud espiritual ante el mundo, no una religión como se entiende el cristianismo. Yo me siento pagano, no anticristiano. El paganismo es una forma de entender la relación hombre-naturaleza, y no es por tanto en sí una creencia concreta en dioses o en extrañas ceremonias o histerias anticristianas. Dos, Miguel Serrano, del que me honro en un trato constante desde hace muchos años, es una persona extraordinaria, un ejemplo de luchador y de persona, independiente de sus libros o teorías esotéricas. Si leemos sus memorias veremos que su vida es un ejemplo a seguir. Su comportamiento siempre ha sido ejemplar en todo lo que he tratado con él. Y su compromiso con la lucha NS es total y constante. Tres, el esoterismo y las teorías esotéricas ligadas al NS es un tema que no me interesa demasiado. Conozco el tema pero es preciso entender que el NS no se basa en esoterismo sino en una vivencia comunitaria, socialista, humana, estética, ética y artística. El esoterismo es una posición de creencia respetable, pero no es ni fundamental ni de obligada creencia, ni siquiera es políticamente aprovechable. Por eso creo que no se debe involucrar el esoterismo ni los textos de don Miguel como parte de un combate político, sino de una formación personalista. No hay nada más negativo para mí que mezclar en una revista de lucha NS política temas esotéricos o paganistas… o confesionales de cualquier religión, como si fueran parte de nuestra ideología social y comunitaria.
—¿Cómo ve el NS en el siglo XXI que ya ha comenzado?
—El NS tanto en España como en todo el mundo está en una etapa de mera supervivencia. Se trata de saber si será capaz de sobrevivir a condiciones de represión tremendas. Sobrevivir no quiere decir que haya grupitos con sus símbolos, sino sobrevivir en su esencia, que sus seguidores sepan mantener su estilo, su sentido profundo, su metafísica, diríamos. O bien será sólo el refugio de patológicos psíquicos, paranoicos y violentos congénitos, que usarán nuestros símbolos, pero huecos de todo contenido comunitario y profundo. Pero sin duda en este siglo estallará totalmente el problema inmigratorio y racial, las tensiones y los problemas en este tema serán gravísimos. Lo que pueda pasar en estas condiciones a medio o largo plazo es impredecible. Por ello el NS debe lograr sobrevivir y mantener su presencia revolucionaria y opuesta radicalmente a los planteamientos ideológicos demoprogresistas, como alternativa a los errores del sistema. Así pues, resistir. No pretender grandes logros imposibles a corto plazo, sino mantener la existencia, la esencia y el estilo.
Desgraciadamente el idílico nacionalsocialismo de Ramón B. no se corresponde con la cruda realidad cotidiana. La que se vive en las calles y la que afecta a todos los ciudadanos.
Soldados de asfalto
La contraportada del número 52 (marzo 1988) de la revista Super Hincha, dedicada al mundo ultra y con un gran protagonismo de los ultrassur, incluía un anuncio tan terrible como elocuente. La fotografía, que pretendía promocionar la marca de ropa utilizada habitualmente por los skinheads, presentaba a dos niños, que aparentan unos 10 o 12 años, con las cabezas rapadas y la vestimenta típica de los skins: tirantes, botas militares, etc. En la imagen los dos menores aparecen estrechando sus manos tras haberse producido un corte con la navaja que todavía sostiene uno de ellos, en un pacto de sangre… Pocas fotos pueden expresar tanto con tan poco.
La seña de identidad de los cabezas rapadas no se limita a su apariencia externa. Es fácil, y también pueril, reducir el movimiento skinhead a una moda pasajera. A una cuestión puramente estética. Pero es un error. Los skins son ante todo leales.
Como en el pacto de sangre de aquellos dos niños, el compromiso adquirido por los cabezas rapadas, al abrazar el movimiento neonazi, es con seguridad mucho más sólido que el de la inmensa mayoría de los fascistas. Para los componentes del CEI, DN, AUN, MSR, o cualquier otro colectivo neonazi, es fácil pasar desapercibido en su vida diaria. Solo sus más allegados conocerán su tendencia política y sus opiniones sobre la raza, la patria o la sangre. Pero un skinhead no es un nazi de paisano. Su cráneo rapado, su estética y su comportamiento delatan su ideología 24 horas al día. Y lo que es más importante, sus tatuajes son un sello indeleble que tendrán que soportar sobre su piel durante el resto de su vida. Yo he visto cuerpos totalmente cubiertos por consignas fascistas, cruces gamadas, runas, esvásticas, o las efigies de Hitler, Rudolf Hess, Franco… Evidentemente los portadores de esos tatuajes no se avergüenzan de su identidad NS. Y más les vale, porque cuando un skinhead abandona el movimiento —y la mayoría lo hacen entre los 20 y los 30 años— deberá convivir el resto de su vida con aquellas imágenes impresas en su piel.
Los skinheads son la esencia, la base y el pilar del movimiento neonazi internacional. Son soldados políticos. Tropa de a pie. Y como tales, una especie de inocentes huérfanos en busca de un mando, de un líder que guíe sus pasos. En ocasiones he presenciado, maravillado y aterrado a la vez, conversaciones entre cabezas rapadas que discutían sobre el futuro del movimiento y el nuevo Führer que todos están esperando. Un mesías, un dirigente, un apóstol del IV Reich capaz de unir a todos los neonazis del mundo en busca de la victoria final. Reconozco que en esos casos escuchaba absorto y fascinado cómo unos sugerían nombres como Miguel Serrano, Le Pen, Cerharg Lauck, etc.
—¿Tú quién crees que puede ser el nuevo Führer…?
Mientras, esperan. Generación tras generación. Los cabezas rapadas continúan aguardando al caudillo que guiará sus pasos, en la batalla final para recuperar las calles de las ciudades blancas, en una revolución contra la Democracia, el Capitalismo y el poder de Sión…
Y mientras los skinheads aguardan, otros intereses se ocupan de renovar su odio, el verdadero motor de este movimiento. Odio contra los negros, los judíos o los moros. Odio contra las prostitutas, los homosexuales y los travestidos. Odio contra los burgueses, los capitalistas y los progresistas. Odio contra casi todo lo que no sean ellos mismos. Un combustible tan poderoso y a la vez inestable como un motor alimentado con nitroglicerina.
Sin embargo, esa poderosa energía que alimenta los corazones de los cabezas rapadas y que debe ser renovada periódicamente a través de las conferencias revisionistas, los mítines xenófobos o los rituales paganos que sus ideólogos les ofrecen, es utilizada por unos y otros en beneficio propio. La propaganda siempre ha sido la gran herramienta del nazismo. Ya lo escribió Adolf Hitler: «La propaganda no tiene necesidad de analizar el valor de cada uno de sus discípulos en lo tocante a eficiencia, capacidad, intelecto o carácter, al paso que la misión de la propaganda consiste precisamente en separar con mucho cuidado de la muchedumbre a todos aquellos que demuestran poseer condiciones para contribuir al triunfo del movimiento» (Mi lucha).
Mencionaré sólo una de las mil anécdotas que he ido almacenando durante mi vida con los skinheads. Tuve la primera noticia de José S., de Panticosa, (Huesca), un 21 de junio. Don José, un veterano fascista de buena situación económica, había oído hablar de mí y de mis camaradas. Y mis referencias debieron ser inmerecidamente elogiosas porque sólo ocho días después recibía este sorprendente e-mail:
De: Jose S—@<fernandezcuesta@—>
Para: Tiger_88@eresmas.com
Asunto: oferta trabajo
Busco chicos de Madrid entre 25 y 30 años que estén en buena forma física y si es necesario sepan pelear que quieran ganar dinero en trabajos esporádicos.
Mi teléfono es el 687 95…
Naturalmente me quedé perplejo ante tan insólita oferta laboral. El veterano fascista buscaba entre los skinheads jóvenes dispuestos a pelear a sus órdenes. Ante mi demanda de mayor información al respecto, recibí la siguiente respuesta, dos días después:
De: Jose S—@<fernandezcuesta@—>
Para: Tiger_88@eresmas.com
Asunto: Re
Consiste en que le deis una pequeña paliza a un par de personas que me molestan.
Ofrezco 20 mil pelas por hacerlo más 30 mil si ganáis.
Por ganar entiendo que la otra persona se rinda y pida de rodillas que paréis de pegarle.
La pelea sería uno contra uno.
Contestar.
Naturalmente conservo los originales de estos y otros mensajes, la dirección, teléfono y nombre completo del susodicho, para su vergüenza y escarnio, si ello fuese procedente. Pero es sólo un grano de arena en el desierto. Un ejemplo, tan pintoresco como triste, de la utilización que la extrema derecha hace de los cabezas rapadas. Son la tropa, los guerreros obedientes, los soldados de asalto. Son marionetas fácilmente manipulables a través de sus creencias, sus ideales y sus emociones. No entraré a enjuiciar si erróneas o acertadas. No es importante. Porque no es el objeto de este estudio enjuiciar si el fascismo, el nazismo o el socialismo son opciones políticas admisibles o no. Ni tampoco intento analizar si existió o no el Holocausto, si la mezcla racial es enriquecedora o contraproducente en una sociedad, o si la inmigración es o no un problema. Mi intención es dejar claro que los skinheads adquieren un compromiso con el neofascismo, mucho mayor que cualquier otro neonazi. Y lo hacen porque sus ideales y sus creencias en tomo a la raza, la sangre, el honor y la patria son tan sólidas y sinceras como los del adepto a una secta. Estoy seguro de que los seguidores de Jim Jones (La Iglesia del Pueblo), que murieron en la Guyana; los adeptos de Luc Jouret (El Templo Solar), que se autoinmolaron en Suiza y Francia, o los devotos de Marshall Applewhite (La Puerta del Cielo), que se suicidaron en San Diego, sentían la misma lealtad por sus ideales y la misma obediencia a sus líderes que cualquier skinhead. Y no dudo que muchos de los camaradas, con los que compartí todos esos meses, se sentirían orgullosos de pelear para José S., incluso sin la remuneración económica, si éste tuviese la habilidad de enmascarar su cobarde solicitud con algún ideal nacionalista. Como hacen muchos otros.