AGRADECIMIENTOS
Me gustaría dar las gracias a varias personas por su ayuda, tanto práctica como bibliográfica. Ursula Owen y David Miller me prestaron libros sobre abejas y sobre ángeles. Mis editores franceses, Marc y Christiane Kopylov, anduvieron revolviendo en las librerías de viejo de París. Lisa Appignanesi me prestó todos los Arcana Caelestia de Swedenborg. Gillian Beer y Jenny Uglow me hicieron sugerencias de lectura cruciales. Chris O’Toole, del Instituto Entomológico Hope de Oxford, y alguien con mucha paciencia de la oficina de información entomológica del Museo de Ciencias me resultaron extraordinariamente útiles e interesantes. Mi hija Isabel Duffy, Elizabeth Alien y Helena Caletta, las libreras más ingeniosas del mundo, fueron igual de prácticas que de pacientes.
Una obra de ficción no necesita bibliografía, pero me gustaría dar las gracias al coronel A. Maitland Emmet, cuyo libro Los nombres científicos de los lepidópteros británicos me proporcionó felices horas de lectura e inspiró gran parte del cuento de Matty «Las cosas no son lo que parecen». La Guía Collins de los insectos de Gran Bretaña y Europa Occidental, de Michael Chinery, también me proporcionó un gran placer y mucha información. Cualquiera que esté interesado en A. H. Hallam tiene una gran deuda con el último T. H. Vail Motter, editor de Los escritos de Arthur H. Hallam, y con Jack Kolb, editor de sus Cartas. La magna edición de Christopher Ricks de las Obras Completas de Tennyson es una fuente de inspiración constante. También le debo mucho a El desarrollo de una sociedad de insectos de Derek Wragge Morley. La habitación a oscuras de Alex Owen constituye un excelente estudio de las médiums del siglo XIX. Y aprendí mucho, y disfruté, con La muerte y la otra vida en la literatura y la teología victorianas de Michael Wheeler.
Finalmente, este libro no se podría haber escrito sin los fondos de la Biblioteca de Londres.