Notas
[1] A pesar de vivir en islas, los hombres de San Kildán nunca fueron pescadores o marineros. La razón es bien sencilla: en todo el archipiélago no tenían madera con que hacerse barcos. Una lancha que siempre —y sólo— había al servicio de la comunidad se construía con tablas viejas de navíos naufragados que el mar a veces arrojaba en las orillas. <<