pueblo de Caibarién, pasando antes por Remedios, célebre
por sus parrandas existentes desde antes de 1835, en
este año un bando del alcalde prohíbe comiencen sus alborotos
antes de las cuatro de la mañana, pasamos otros
pueblos menos ilustres, ésta es la vía más larga, pero
mucho más interesante el camino, menos agotador a la
autopista, además no tenemos apuro, sólo paseamos.
Miro atentamente el verdor del campo cubano, las elegantes
y altaneras palmas de tanto simbolismo, las gigantescas
ceibas, el árbol de los Orishas, las extensiones
de tierra sin cultivar, sin atender, llenas de marabú,
sonrió al recordar las tantas campañas llevadas a cabo
para erradicar el marabú, desde la época de la Columna
Juvenil del Centenario en el año 1968, lastima no sea comestible,
acabaría con el hambre del país o desaparece
como desaparecen tantas cosas por la culpa del bloqueo
o los sortilegios del famoso “mago Jotavhic”, aquel pequeño
títere quizás contrarrevolucionario, de quizás un
director contestario, el cual debía sus poderes al hecho
de desaparecer las cosas al arrancarse un pelo de la barba,
Jotavhic un día también desapareció de la pantalla
chica, seguro los sensores de la televisión descubrieron
su intención subversiva al servicio del imperialismo.
Recuerdo reportajes televisivos donde la columna triunfal
avanza desde Baracoa, la primera villa, la ciudad primada,
la más oriental, hacia el occidente, rivalizando con las
invasiones mambisas de los generales Gómez y Maceo
en sus marchas invasoras, su llegada al extremo occidental
del país significó otra batalla ganada por el invicto
comandante, Cuba se declara “Cuba, primer país libre de
marabú”.
Aspiro los aromas naturales del campo, lejanos a los contaminados
olores a combustibles mal quemados abundantes
en La Habana, despedidos por los viejos autos
circulantes por sus calles. Admiro la diversidad de colores
deslumbrando mis pupilas de viajera principiante, trato de
mirar y grabar cada imagen en mi cerebro, mi cámara cerebral
filma sin parar, será el archivo indispensable para
matar la angustia del inmigrante en los días fríos y solitarios
de Mallorca, lejos de los míos, de mi bella isla, miro,
miro y siento un nudo en el garganta.
Fernando toma mi mano, la aprieta adivinando el torbellino
de mis ideas, pienso en mis padres ya mayores, mi
hermana, mi única hermana menor a mí, ojalá nunca tenga
necesidad de tomar el camino tomado por mí, ojalá
no deba vender su cuerpo para mal vivir, ojalá un día nos
podamos reunir de nuevo en otra Cuba, en otro momento
menos desconsolado, en momentos cuando Cuba sonría,
viva y baile al son de la música de la libertad vivida
fuera del límite natural impuestos por nuestras costas, las
increíbles barreras naturales que nos encierran.
A la entrada de Caibarién nos recibe un enorme cangrejo
de acero y cemento, símbolo del “pueblo de los cangrejeros”,
no entramos, giramos a la derecha, encaminándonos
por el circuito norte de la carretera central, Yaguajay,
Mayajigua, pueblo famoso por el balneario de San José
del Lago y por “el pelú de Mayajigua”, el Robinson Crusoe
cubano, Falla, otrora próspera colonia cañera, hoy un
pueblo destruido y miserable.
Al llegar al pueblo de Morón lo atravesamos, como si intentáramos
salir, escapar de él, es la forma de ver “El Gallo
de Morón”, la escultura de Rita Longa, el símbolo del
pueblo, “si vas a Morón y no ves el gallo mejor no vayas”.
La calle Martí nos lleva a través del pueblo, queremos ir
hasta “La Laguna de la Leche”, almorzaremos en el restaurante
“La Atarraya”, una edificación montada en pilotes
sobre el agua de la laguna que debe su nombre a su
formación rocas ricas en calcio, al mover el aire las olas
crea la ilusión de ser leche batida.
“El poblado Holandés” sueño hecho realidad de la “Primera
Amante de Cuba”, la extraoficial mujer de Fidel desde
los días de la Sierra, la fallecida Celia Sánchez quiso
reproducir un pueblo holandés en el calor del trópico. Llegamos
al lugar donde comienza el bloqueo, “un punto de
control” interrumpe el paso a los que vamos hacia cayo
Coco o una versión tropical del bosque de Sherwood,
lugar donde la policía revisa los autos y los pasajeros
al entrar, la documentación no nos preocupa, ya no somos
ciudadanos de segunda, ya no portamos Carnet de
Identidad, usamos pasaportes visados por la Embajada
Española, la puerta no se cierra, tampoco se cierra para
nuestros inseparables amigos Alberto y Alain, ni para sus
esposas, … misterios…
Entramos al pedraplen, nos conducirá hasta Cayo Coco
desde la isla de Turiguano, el mayor crimen cometido al
ecosistema de la zona, la frase dicha por el máximo loco
dirigente fue siniestra “Aquí hay que tirar piedras sin mirar
pa’lante”, como siempre no terminó la frase, omitió “sin
mirar consecuencias”, sin precisar el desastre, los obreros
de un contingente constructivo tiraron piedras y relleno
“pa’lante” durante un año y cuatro meses, se trabajó
día y noche sin parar, al final se unió el cayo y tierra firme
con un pedraplen de cuarenta kilómetros de largo, cortando
las corrientes marinas, afectando la salinidad, la densidad,
el oxígeno de las aguas, llevando al caos a la fauna
marina, especies marinas desaparecidas de la zona,
las cooperativas pesqueras disminuyeron sus capturas,
los pequeños puentes realizados no fueron necesarios, el
daño es considerable y veremos si no, irreversible.
El lugar es realmente bello, el azul de las aguas, la vegetación,
las aves, los flamencos y las espátulas rosada
causan una bella impresión, las descendientes de las primeras
reses y caballos traídos al cayo, por un ganadero
de Morón quien pensó criarlas solas y por su cuenta en el
sitio, la idea no funcionó y el ganado olvidado se fueron
procreando en estado salvaje hasta hoy, éstas pastan en
las orillas de la vía en total libertad e indiferencia. Una vez
atravesado cayo Coco cruzando el pequeño puente llegamos
a cayo Guillermo, estamos en un mundo de sueños,
de imágenes de películas, el mar, la variedad de azules
del mar es impresionante, la blancura y finesa de la arena
sólo comparable con Varadero o la cercana Santa Lucía,
el aire bate, predomina el olor del mar, el olor a salitre, es
todo bello, no encuentro palabras para describir lo que
veo, no conozco otras playas del mundo, no puedo hacer
una comparación, pero ésta supera mis expectativas.
Nos vamos al hotel Meliá Cayo Guillermo, Fernando no
podía traicionar a sus amigos de la compañía española,
la reservación está hecha y diría, nos esperaban, el representante
cubano en persona nos dio la bienvenida, cuatro
habitaciones tipo bungaló con vista al mar. Me preocupaban
las niñas solas en una habitación, pero para Fernando
debía ser así, Evelyn era una señorita y no debía
dormir en nuestro mismo cuarto, necesitaban privacidad,
era parte de su nueva vida, eran cerca de las cinco de la
tarde cuando salimos a la playa, Evelyn y Marian chapoteaban
hacía rato, no querían perder un sólo minuto del
paraíso recién descubierto.
Tocan a la puerta de mi habitación, salto en la cama, es
Marian, llevan despiertas horas, cansadas de esperar, no
saben qué hacer, les indico:
―Vayan a desayunar, no se preocupen, coman lo que
deseen, no deben pagar nada, compórtense bien, con
cordura, después vayan a la playa o a la piscina, nosotros
nos uniremos más tarde ―sale como alma que lleva el
diablo, volando para buscar a su hermana para ir juntas.
Regreso a la cama, Fernando sonríe amable, me acuesto
muy cerca de él, lo acaricio suavemente, es una suerte
haberlo encontrado, pasa la mano por mi cabello, mientras
me aprieta contra su pecho fuerte, lo beso, lo deseo,
hoy desperté con “la puta de guardia”, tengo revuelta a la
hija de Yemayá, tengo deseos de tenerlo, deseos de puta,
quiero me haga el amor como él sólo sabe hacerlo, no
quiero sexo de conejo, lo adivina, sonríe mientras acerca
la boca a mis ojos, los besa muy despacio, uno primero,
luego el otro, recorre con sus labios mi rostro depositando
besos a su paso, muy lentamente… con sus manos entre
mi cabello, me acaricia, besa mi boca, un beso moviendo
mis cimientos, mi piel se activa, múltiples sensaciones me
recorren, siento la fibra de sus músculos, con delicadeza
me voltea, apoya mi frente contra la cama mientras besa
mi cuello, me erizo, besa mi espalda, la recorre centímetro
a centímetro con sus labios ardientes, regresa al cuello
y comienza a bajar lento, suave, cosquilleante, con sus
labios hasta mis nalgas, me crispo, contengo la respiración,
juega dentro de ellas con su lengua, comienza el ascenso
hasta el cuello, me desespero, lo besa nuevamente
y regresa al descenso marcando una senda entre los
dos puntos, mis muslos, la parte posterior de las rodillas,
de la piernas, me voltea, me quedo sin aliento mientras
continua besándome el cuello, acaricia mis senos, besa
mi pecho, mis senos, mis pezones responden a los estímulos
mientras juega con ellos entre sus dientes, ardo,
mí vientre es como una fuente, vierte algo de vino en mi
ombligo, lo bebe como si bebiera del cáliz de Dios…
…Despacio llega a mi pubis, continúa el descenso por las
piernas, las piernas, como columnas sostienen mi cuerpo,
hago un esfuerzo por contenerme, llega a mis pies, maldito,
le gustan, los lleva a sus labios, dedo a dedo los besa,
los mete en su boca, los chupa, el sabe cuán erótico me
resulta cuando despierta las zonas erógenas escondidas
en los pies, sin saberlo los guardé para él, el único lugar
de mi cuerpo virgen hasta su llegada y descubrimiento,
antes nadie los usó, nadie los disfrutó, me muevo, mi piel
está afiebrada, mi espalda siente el calor de la arena del
desierto al contacto de las sábanas, no puedo más, lo
consigue, siento la ruptura de mi represa, tengo un orgasmo
inmenso mientras tiene mis pies en la boca, los
disfruta, los suelta despacio, muy suave como una fiera al
acecho sube hasta mí, me abre los muslos guardianes de
mi sexo, siento el roce de sus dedos en el punto exacto,
los introduce, uno, dos, inconscientemente me contraigo,
tres, muy profundo, los mueve sabiamente, me aferro a
las sábanas, quiero gritar, no logro articular palabra, sólo
un gemido, percibo el contacto caliente de su boca en
mi clítoris, me succiona, me besa, me lame el sexo, me
desbordo, la savia de mi sexo brota desde el fondo de mi
manantial, disfruto con plenitud del instante, bebe el dulce
y caliente néctar directo de la fuente, ¡Dios cómo necesitaba
esto!, se acerca y sus ojitos gitanos brillan, son dos
puntos luminosos, conozco la expresión, sabe me tiene
derrotada, ahora viene lo mejor, mis manos resbalan en
la sudada y fuerte piel, estoy desarmada a su merced, me
penetra, su pene erecto entra buscando el camino conocido
hasta lo más profundo de mi ser, siento su llegada,
siento su saludo en mi cuello del útero, estoy desesperada,
extasiada, floto, busco su boca ansiosamente para
besarlo, su boca huele a mi sexo, sabe a mis fluidos, lo
beso con avidez, es como renacer, no puedo.
―¿Paro? ―me pregunta.
―NO ―le grito―, sabes muy bien como te deseo.
Se mueve muy suave, despacio, quiero fundirme a su ser,
aumenta el calor con cada movimiento, con cada roce, la
vida se me escapa por la vagina, quiero contenerme, no
puedo, la recibe en su pene, corre por sus testículos, le
pego en los hombros.
―¿Qué quieres, me matas, me vacías? ―le reclamo.
Sonríe, su glande recorre mi vagina una y otra vez, el
roce de los cuerpos mantiene mis senos erguidos, me
siento volar en el espacio, la piel transpira, no puedo, no
resisto un minuto más, lo grito, necesito gritar mi orgasmo
grande, intenso, interminable, siento el suyo, siento los
golpes de su semen, siento cómo me llega a las profundidades
de mi entrañas, continua moviéndose sobre mi
desecho cuerpo.
Otro… ya no puedo más, pierdo las fuerza, me desplomo,
sollozo, las lágrimas asoman a mis ojos, no es llanto de
dolor, son perlas que brotan por mi felicidad.
Nos besamos, besos plenos de amor, de felicidad por el
momento vivido, lentamente la laxitud se apodera de mí,
la furia y la pasión del amor cede paso al relajamiento, a
la satisfacción, su piel sudada pegada a la mía, su boca
caliente en mi boca, su sexo moribundo dentro del mío,
acabó la guerra del sexo, firmamos la paz, disfrutemos
del armisticio.
Con menos deseos a ganas me incorporo del lecho, estoy
exhausta, “este cabrón acabó conmigo”, semi incorporado
me mira con sus brillantes ojitos de fiera satisfecha,
aún no hemos desayunado, bebe una copa de vino y
juega en sus labios con un Cohíba Lancero, se siente rey,
sabe me derrotó donde me creía la gran estratega, sabe
cuánto aprecio sus habilidades de amante invencible.
Eterno bebedor de vinos, se dice descendiente de Don
Emilio Villalonga y Boneo Sanz, el último propietario de
los más grandes y famosos viñedos de Mallorca hasta los
inicios de los años 1900. La tercera parte de las tierras
cultivadas en la isla pertenecían al antiguo clan familiar.
Según las crónicas de la conquista de Mallorca por el rey
Jaime I de Aragón en 1230, los reconoce cómo la mayor
alquería y tierras de cultivos dedicadas a la vid, enclavada
en la ciudad “La Inca”, reconocida mundialmente por la
marca, “Son Bordils”. A inicios de siglo sus antepasados
se vieron obligados a vender parcelas de los inmensos
cultivos que llegaron a poseer, hasta quedar sin nada.
Muchos de ellos ocuparon cargos públicos y políticos de
importancia en la isla. Es un ilustre personaje, con un amplio
y reconocido historial familiar.
Rondaba el mediodía cuando nos unimos en la piscina a
los demás, Mailyn buscada mi mirada tratando de confirmar
sus maliciosos pensamientos, quería estar segura de
si Fernando había hecho galas de sus virtudes de amante,
la miré y sonreí, me devolvió la sonrisa con un gesto
pícaro de afirmación, en nuestras pequeñas bacanales
lo había conocido, sabía muy bien le gustaba y si no le
puteaba más era por el vínculo existente entre todos, no
dudaba en algún momento tuvieran sus encuentros secretos,
al final ella era peor a mí, ¿si no la conociera?
Estaba hambrienta, el despertar me tenía sin fuerzas, ni
ánimo, Fernando propuso ir a almorzar, aceptaron.
Almorzamos en un restaurante en la playa, con magnifica
vista al mar, un buffet internacional, mis hijas aún en
shock ante tantos descubrimientos no se sentían muy libres,
por suerte mi caballero es muy amable y complaciente
con ellas, un magnifico padre sustituto, no soportó
la palabra “padrastro”. Conversábamos y reíamos de
cosas triviales, de nuestro próximo viaje, el encuentro
con la antigua madre patria, la adaptación a la nuevas
costumbres, sobre todo para las niñas, dejaban atrás su
pequeño mundo, sus amiguitas, su escuela, sus abuelos,
su tía, para enfrentarse a un universo desconocido y diferente,
era cierto, tenían toda la razón en sus argumentos
y no creo quisieran convencerme, estaba decidido, era lo
mejor para ellas, ni serían las primeras, ni las ultimas en
salir al desconocido exilio en busca de un futuro mejor,
un futuro menos incierto, en estos largos años del comunismo
cavernícola instaurado muchos niños habían salido
del país, inclusive solos, quién olvida la “Operación
Peter Pan”, tantas familias separadas, cuántos de aquellos
niños pasaron meses, años o no se reunieron jamás
con sus padres, cuántos quedaron marcados para toda la
vida por la angustiosa separación.
El sábado si lo aprovechamos, nos levantamos temprano,
salimos a navegar en un pequeño barco alquilado,
nada comparable con el Aquarama II usado en Playa Girón.
Marian fascinada, ellas no han cruzado ni la bahía de
La Habana, anclamos en la barrera coralina, los hombres
se dedican a bucear mientras nosotras nos quedamos a
bordo, disfrutando del intenso azul del mar y el cielo, la
brisa agita mi cabello, besa mi rostro.
Estoy feliz, si existe algo el cual no tiene como pagarse,
es la alegría de mis hijas, se sienten princesas descubridoras
de un nuevo y desconocido mundo.
El domingo, después de cenar nos deleitamos del pequeño
piano bar donde nos seducen con las notas acompañantes
de las viejas canciones tan gustadas por los
amantes de la música más tradicional y autóctona del
repertorio cubano, es maravilloso escuchar las inmortales
notas y la sonoridad al piano de los acordes de “Dos
Gardenias”, la magistral obra de Isolina Carrillo, el hermoso
bolero “Convergencia” de Bienvenido Julián Gutiérrez,
el inmortal “Veinte años” de María Teresa Vera, muchas
canciones de artistas desconocidos y bloqueados en la
radio nacional, su único delito fue buscar aires renovadores,
me sorprende el conocimiento de Fernando, letras
de canciones las cuales nunca he escuchado mientras
él es capaz de reconocer el autor y quién la inmortalizó,
habla con vehemencia, más bien imparte una conferencia
magistral sobre música cubana fuera de la isla, menciona
nombres conocidos vagamente, nombres sin rostros
en mi recuerdo, Celia Cruz, premiada por los presidentes
de Estados Unidos y Colombia, varias calles del mundo
llevan su nombre, en la ciudad de Unión City, New Jersey,
lugar donde vive por muchos años de exitoso y triste
exilio, pero pletóricos de gloria y triunfos, existe una plaza
erigida a su honor. Orlando Contreras, Vallejo, Celio
Gonzales, Bienvenido Granda, Bebo Valdez, otros jamás
escuchados, Mario Bauza, Arturo “Chico” O’Farril, el niño
Rivera, Chano Pozo, Israel “Cachao” López, nombres vinculados
por siempre a la música más obviada en el dial
nacional, la música más negra de los Estados Unidos, el
Jazz, no dejan de sorprenderme sus conocimientos, lo
escuchamos atentamente, muchos han muertos con la
ilusión de regresar a la memorable Cuba conocida por
ellos en su esplendor, muy diferente a esta esclavizada,
humillada, sin memoria, la lista es inmensa y por más desconocida,
ninguno de nosotros puede hablar, el desconocimiento
del tema es total, sus palabras me reafirman lo
dicho siempre, estudiamos, sabemos leer y escribir, pero
todos somos analfabetos culturales y sociales, obligados
por el bloqueo cultural, social y económico impuesto por
cuarenta años de revolución.
Cerca de la media noche nos retiramos, mañana debemos
regresar, necesitamos descansar para el largo viaje,
después de ducharnos, ya en el lecho, en la penumbra
de la habitación, mientras me besa con cariño me felicita
por el día de San Valentín recién comenzado, poniendo
en mi pecho desnudo su regalo a manera de ofrenda, un
pequeño y lujoso estuche, al abrirlo descubro un collar y
unos pendientes de perlas, yo, la puta, la jinetera de Marianao,
con perlas, salto sobre su cuerpo mientras le beso
repetidamente la boca, los ojos, el rostro, él ríe mientras
disfruta de mi felicidad casi infantil.
Es lunes, a media mañana, después del desayuno, iniciamos
el retorno a La Habana, regresaremos por Ciego de
Ávila, queremos pasar por la ciudad, conocerla, visitarla,
es otra de las tantas ex prosperas ciudades quedadas
en el olvido después del Primero de Enero, aún quedan
antiguos restos de su otrora grandeza. La moderna iglesia
católica. Otra joya de la arquitectura del casco histórico
es el Teatro Principal considerado uno de los mejores
teatros de Cuba. En el centro se localiza el parque José
Martí, el cual fue terminado en 1995 donde antes existía
la plaza dedicada a Alfonso III, el que fuera emblemático
hotel Santiago Habana, punto de parada obligatoria para
los antiguos viajeros entre el occidente y el oriente del
país. Almorzamos en el restaurante del hotel Ciego de
Ávila, llama la atención la limpieza de las calles, es una
ciudad bonita, pero destruida, como detenida en el tiempo,
quizás otra ciudad como tantas que viven su propio
“Macondo” antillano.
Salimos de la ciudad enfilando por la carretera central,
atravesando los destruidos pueblos de Jicotea, Jatibonico,
al llegar a Taguasco reanudamos el viaje por la autopista,
en cada uno de los sitios llama mi atención la total
destrucción existente, el abandono, el rostro de las personas
denota tristeza, frustración, angustia, resignación
ante la tremenda crisis social y económica a la cual está
sumido el país, la crisis del transporte lleva a muchos a
pararse en las entradas y salidas de las ciudades en espera
de un alma generosa “pare y les da botella” para
llegar a sus destinos, en camiones destartalados, donde
más que personas parecen un nuevo tipo de ganado,
otros se trasladan es las pesadas bicicletas de fabricación
china, tractores tirando de carretas rústicas y artesanales
o en artefactos tirados por caballos tan famélicos como
sus dueños.
Casi anochece cuando llegamos a la casa de mis padres
a dejar a las niñas, conversamos unos minutos mientras
se prepara café, antes de irnos al hotel donde pasaremos
nuestros últimos días en mí Cuba. Sólo quedan tres
días los quiero aprovechar al máximo, algunas visitas de
compromiso y despedida antes de partir el jueves en la
noche en un vuelo de Cubana de Aviación con destino a
Madrid, nuestra primera escala en el exilio, nuestro salto
a la libertad, al respeto, a la vida.
Sólo tres días, han volado, han pasado a la velocidad de
la luz, sin tiempo para nada, he querido despedirme de
las personas queridas y con las cuales pude contar con
ellas en momentos de crisis, el gordo Jorge y su madre
Celida, Chachi, su mamá y familia, Rafaelito, mi padrino,
los padres de mi amiga, mi única amiga Anita y algunas
otras personas. Traté de estar el máximo de tiempo con
mis padres, sólo Dios sabe cuándo los volvería a ver o los
alcanzare a ver nuevamente y no sucede una desgracia
en mi ausencia.
―Quiera Dios que sí, y no los lleve con él antes de mi
regreso.
Otro abrazo y más besos a mi Isabel, Anita, las lágrimas
nos corren por las mejillas, ¿por qué razón los aeropuertos
cubanos son tan trágicos? siempre cuando alguien
consigue escapar lo despide una comitiva, en el rostro de
todos abundan las lágrimas, para nosotros el despedir a
un amigo o familiar es como se despide a un astronauta
en viaje a Plutón y sabes no vas a vivir lo suficiente para
verlo regresar, será las personas cuando se van, en nuestro
subconsciente viajan a una dimensión desconocida o
tan remota e inalcanzable como Urano o una estrella lejana,
quizás sabes, es posible no se vuelvan a encontrar,
no se vean más y brotan los sentimientos, la angustia,
el desconsuelo por las personas dejadas atrás, a la que
quizás no vuelvas a ver.
Nos separamos y echamos a andar, casi empujo a las niñas
llorando, quizás sin saber el por qué o por el contagio
al ver a los demás. Cruzamos la misteriosa puerta que
los cubanos tanto ansiamos traspasar, la puerta abre el
camino a lo desconocido, a la libertad, descubro un salón
lleno de bancos, una pequeña tienda para las compras de
última hora, tabacos, ron, café, artesanías, el último mostrador
de controles aduaneros, un salón sin nada en especial,
sólo desde aquí la esperanza y la ilusión comienza
a tomar forma, lo has logrado, el miedo a no poder escapar,
a un inconveniente de última hora, va pasando.
La voz del capitán nos da la bienvenida a bordo, se presenta
deseándonos a todos un feliz viaje, son las 9:40
pm, el avión comienza a rodar por la pista, se eleva, según
toma altura se hacen distantes las luces, lo último en
avistar es el faro girante y parpadeante del castillo de “Los
Reyes del Morro”. Nos alejamos del hasta hoy nuestras
miserables vidas, comenzamos nuestro viaje al futuro, a
la nueva existencia, “por mala que sea, debe ser mucho
mejor”.
En España
He visto el espectáculo más bello de mi vida, presenciar
el amanecer desde las alturas, sobre el mar, existen pocas
experiencias comparables con semejante belleza, la
salida del sol en el horizonte, los rayos dorados sobre el
infinito tapete azul hacen la experiencia indescriptible sobre
todo para mí, lo descubro tan tarde en la vida.
Ha sido un viaje demasiado largo para el gusto de las niñas
o el mío, sólo he volado una vez, Habana a Santiago
y el regreso, cuando fuimos a Santiago de Cuba por nuestra
luna de miel, para ellas es la primera vez, se mueven
intranquilas en sus asientos, están cansadas de tantas
horas sentadas, hace rato vemos tierra debajo nuestro,
nuevamente la voz del capitán interrumpe el silencio, nos
anuncia, hemos llegado y estamos listos para aterrizar.
―Señores pasajeros por favor abrochen sus cinturones.
Es la una de la tarde cuando tocamos tierra en el aeropuerto
de Barajas en Madrid.
Tras los controles aduanales y los requisitos propios de
tres nuevas emigrantes llegando a Madrid de la lejana
pero conocida isla de Cuba por los tantos compatriotas
los cuales han usado este puerto para huir de la gran
estafa revolucionaría, logramos entrar al país, la primera
sorpresa es el aeropuerto, ¿es esto un aeropuerto o una
ciudad creada para viajeros?, es incesante el trasiego de
personas, infinidades de pasajeros llegan o se van de viaje.
Pequeñas tiendas, cafés, la limpieza, el brillo de los
mármoles, los granitos, hermosas lámparas, escaleras
eléctricas.
Nos espera un matrimonio amigo para entregarnos las
llaves del auto de Fernando y poder llegar al apartamento
de Madrid, nos dan la bienvenida, nos entregan flores a
las tres en un gesto de cordial recibimiento y deseándonos
buenos augurios en nuestra nueva vida, junto a las
presentaciones, los saludos y los dos besos acostumbrados
en España, nos entregan nuestros abrigos, hace menos
tres grados de temperatura, descubrimos algo nuevo
y desconocido, el frío y la nieve, otro hermoso acontecimiento.
Buscamos el auto en el parqueo, para mí comparado con
un laberinto sin salidas, lo abordamos, partimos a nuestra
nueva casa tomando la ruta más corta, cerca de catorce
kilómetros con una demora de entre veinte y veinticinco
minutos si el tráfico es rápido, es el recorrido el cual nos
conduce a nuestro hogar.
Estaremos algunos días en Madrid, la ciudad nacida a
la orilla del manso y lento río Manzanares, Francisco de
Quevedo decía así en uno de sus poemas:
“Manzanares, Manzanares,
Arroyo aprendiz de río”
O Luis de Góngora, se despachaba después de una crecida:
“¿Cómo ayer te vi en pena,
y hoy en gloria?
Bebióme un asno ayer,
y hoy me ha meado”.
O la causa de inspiración para pintores de la talla de Francisco
de Goya, en sus cuadros; La pradera de San Isidro
o Baile a orillas del Manzanares.
Después volaremos a Mallorca donde será nuestra residencia
permanente, en el viaje vamos descubriendo significado
de vivir en una gran ciudad, hoy La Habana se
me convierte en una ciudad sucia, en ruinas, una pequeña
aldea, nada he visto pero no dejo de asombrarme por
las amplias avenidas, las caravanas de autos, los inmensos
parques cubiertos del blanco manto de la nieve, los
altos edificios, la limpieza, la pulcritud, todo está pintado,
reluciente, ordenado, a pesar del incesante tráfico discurre
organizadamente, Fernando nos va indicando y enseñando
los lugares por donde pasamos en el trayecto de
nuestro recorrido por la M-40, en la salida 15-AB, la avenida
Mediterráneo, hasta el centro de la ciudad, la Plaza
Conde de Casal, La Estación de Atocha, El Paseo de la
Reina Cristina, el Paseo de la Infanta Isabel, me enseña
como si un día yo fuera capaz de conducir un auto por
estas avenidas, La Ronda de Atocha, derecha en la calle
Valencia y un último giro a la derecha en la calle Sombrerería,
una casa a la derecha y llegamos a nuestro destino,
un apartamento o un piso como dicen los españoles en la
calle Sombrerería Nº 167 entre las calles Valencia y Argumosa,
muy cerca de la plaza de Lavapiés, donde ésta
toma el nombre de la calle Valencia, llegamos, es nuestro
destino.
La Casa tiene un pequeño patio posterior donde detenemos
el auto, en el exterior es una casa antigua de dos
plantas, quizás muy parecida a cualquiera de las casas
coloniales de mi lejana ciudad. El interior es orden y pulcritud,
belleza y comodidad, la antigua y vetusta arquitectura
se mezcla con la modernidad y el confort de la
vivienda proporcionándole armonía en los detalles más
mínimos, los pisos de madera de tilo proporcionan el toque
perfecto a la decoración, equipada con artículos y
equipos desconocidos, sólo vistos en películas o revistas
las cuales entran y circulan de contrabando, de mano en
mano con la ansiedad de quien ve el plano de un tesoro.
En la segunda planta, las habitaciones. Acomodamos a
las niñas en sus respectivos cuartos, al fin, un cuarto para
cada una de ellas, ya no compartirán el mío, las vestiduras
de sus camas con motivos infantiles, con sus televisores
y DVD, sobre la cama de Evelyn un oso de peluche,
desde la de Marian la saluda una enorme muñeca,
casi tan grande como ella, se miran y sonríen azoradas,
nerviosas, desconcertadas, el cambio ha sido demasiado
brusco, demasiados descubrimientos en tan poco tiempo,
no existe forma de preparar a un niño cubano a las maravillas
que les aguarda en el extranjero.
Llego a mi cuarto en la esquina trasera de la casa, es
amplio, espacioso, con grandes muebles de roble, ventanales
a la derecha, en la parte trasera de la habitación
una puerta de cristal, da acceso a una terraza, hoy blanca
de nieve, al fondo los árboles sin hojas bordean la calle
Doctor Fourquet, estamos solos, literalmente me cuelgo
de su cuello y lo beso mientras lloro, mi emoción se desborda,
las lágrimas brotan sin un motivo aparente, ruedan
por mis mejillas, las besa, las bebe, me consuela con frases
cariñosas, amorosas, mientras me aprieta muy duro
contra su pecho. Gracias Dios mío por tanta bondad de tu
parte, por escuchar mis ruegos, por salvar a mis hijas del
oscuro futuro que les aguardaba. Gracias a ti, mi San Fernando
por el bien que me das a mí y a mi familia, gracias.
Ha llegado la hora de cumplir con mi papel de esposa,
cuidar y atender a mi familia es parte de mis obligaciones,
Fernando quiere ir a cenar en la calle pero estamos
agotadas, prefiero cocinar y quedarnos en la intimidad del
hogar, las niñas están acabadas del viaje, el cambio de
horario las tiene confundidas, al final preparo algo ligero
según él, para nosotras un banquete.
Ellas duermen en sus habitaciones, nosotros solos en la
nuestra, envueltos en un edredón, él a mi espalda me
abraza, me besa el cuello y los hombros con cariño, bebemos
vino mientras vemos caer la nieve por los cristales
de nuestro cuarto, la paz reina, el silencio es intenso,
escucho latir mi corazón, estamos desnudos, muy juntos,
piel con piel, siento floto en el espacio, la vida comienza,
estoy segura es para bien, me volteo y lo beso, un beso
intenso, lleno de amor, de entrega total, le doy mi vida
mientras nuestros labios se unen, me entrego totalmente
a su ser, respiro para él, vivo para él, mi mundo es él.
Al despertar en la mañana, descubro que Marian duerme
junto a Evelyn, se ha cambiado de cuarto en la noche
buscando la cama de su hermana, la costumbre es muy
fuerte, han dormido juntas toda su vida, es su primera
noche durmiendo sola, le es difícil, debe acostumbrarse
a los cambios.
Desayunamos en la “cafetería de Maribel” en la calle Valencia,
un desayuno muy español, es el bar más “cutre”
de la plaza de Lavapiés, pero muy ameno y familiar, para
lograr te atiendan casi se debe ser de la casa, a desconocidos
como nosotras, ni nos ven, la especialidad de la
casa son unos churros esponjosos preparados por ellos
mismos con café con leche, tostadas con mantequilla,
queso, chorizo, casi un almuerzo, el lugar está lleno de
parroquianos, se conocen y saludan por su nombre, la
mayoría son personas de la tercera edad que buscan
además de los churros y el cortadito un rato de conversación
y entretenimiento con los amigos, se sienten como
en sus casas, como una gran familia.
A pesar del frío, en el cielo brilla un sol intenso pero no
logra calentarnos, nos dirigimos a la tienda “El Corte Inglés”
de la calle Preciados a unos pasos de La Puerta
del Sol, el más chic. Necesitamos ropas adecuadas para
la estación, el frente frío cubano es un intento de invierno,
trae alguna llovizna, aire fresco y temperaturas alrededor
de los dieciséis grados, algo ridículo comparado
con el riguroso frío que nos saluda en España, nuestro
ajuar tropical no nos sirve de nada, necesitamos cobertores,
botas, gorros, bufandas, térmicos, abrigos de verdad
para enfrentar temperaturas muchas veces inferiores a
los cero grados.
Las temperaturas han subido algunos grados, el frío sigue
siendo intenso para nosotras, pero no nos detiene
en casa, tenemos mucho para descubrir y conocer en la
bella ciudad de Madrid antes de viajar a Mallorca, existían
nombres conocidos por canciones o películas por las
cuales tenía especial interés en conocer, La Puerta del
Sol, una placa frente a la casa de correos, señala el marca
el kilómetro cero de todas las carreteras, igual a La
Habana donde lo marca el diamante del Capitolio, la figura
ecuestre a Carlos III, la estatua del Oso y el Madroño,
un sitio muy importante en la ciudad, guarda relación con
muchos momentos históricos, si vas a La Plaza del Sol
no puedes faltar a tu cita con la pastelería “La Mallorquina”
en la calle Mayor, no es la más antigua de la ciudad
pero ya festejó los cien años de fundada, su variedad de
dulces, pasteles, empanadas me sorprende, no sabía podían
existir tanta diversidad, quizás no los conocía por “el
bloqueo”.
La Fuente de La Cibeles, dedicada a la diosa griega del
mismo nombre creada en la lejana fecha del año 1878,
ubicada en la intersección de la calle de Alcalá, El Paseo
de los Recoletos y el Paseo del Prado.
El grupo musical Suburbano, compuso una canción llamada
La Puerta de Alcalá donde narran la historia del
monumento, grabada en 1986 por los cantantes Víctor
Manuel y Ana Belén, la internacionalizaron y su nombre
llegó a todo el mundo hispano. La Puerta de Alcalá, mandada
a construir por el rey Carlos III convertida en la entrada
principal de la villa y en uno de los monumentos
más representativos de su reinado, centro de las reformas
llevadas a cabo en la zona Este de la ciudad.
El Jardín Botánico, Paseo del Prado, fuentes de Cibeles
y la de Neptuno, lugar se marca el inicio del Paseo del
Retiro y conduce a los Jardines del Retiro, el cual dejamos
como visita obligada para el verano o quizás en la
primavera, cuando el tiempo sea más benigno, al igual,
pospongo para otra ocasión la visita al Museo del Prado,
necesito tener mi mente y mi alma preparada para enfrentar
tanto arte, en este museo no sólo poseen obras
de prácticamente todas las escuelas y épocas, sino una
colección intensa y distinguida, es una de las pinacotecas
más importantes del mundo, singularmente rica en cuadros
de maestros de los siglos XVI al XIX. La presencia
de Velázquez, Goya, Tiziano, Rubens, El Greco, Murillo,
José de Ribera, Zurbarán, Rafael, Veroneses, Tintoretto,
Van Dyck o El Bosco lo hace comparable con El Louvre
de Paris, la National Gallery de Londres, obras maestras
como Las Meninas, de Velázquez, Las majas vestida y
desnuda, de Goya, la sala dedicada a Tiziano, Picasso y
otros grandes pintores. Esculturas, artesanías, vajillas, lo
hacen un sitio de visita obligatorio.
Desde la distancia, similar a un gigantesco Polifemo,
siempre observante como un gran guardián en la confluencia
de la calle O’Donnell con la circunvalación de la
M-30, está la Torre de España o como la bautizaron los
españoles “El Pirulí”, su antena se eleva majestuosa sobre
los 230 metros de altura, albergando las trasmisiones
de televisión.
Sin dudas, el lugar más “sorprendente y castizo” de Madrid,
es la Estación de Atocha, lugar de intercambio de la
red de transporte, sitio donde confluyen la red del metro,
autobuses urbanos, taxis, los trenes de cercanía, de media
y larga distancia, los trenes de alta velocidad, además
de los tres anchos de vía que hoy circulan, inaugurada en
febrero de 1851, su atrio se ha convertido en un húmedo
invernadero para el placer de los viajeros.
La bella ciudad de Madrid, la capital de la otrora “madre
patria” se abre a nuestros ojos, se deja descubrir, se entrega
como virgen a los placeres desconocidos del pecado.
Nuevamente volamos, nos dirigimos a Mallorca, nuestra
estancia en la isla se compartirá entre un piso en la avenida
Gabriel Roca, frente a la marina con vista a la bahía y
la casa de campo en las afueras de la villa de “Inca”, casi
a los pies de la Sierra de Tramontana.
Llegamos, Mallorca nos recibe en un día de fiesta, es feriado,
éste es el primer año donde no se trabajará, según
la ley 9/84 se celebra el “Día de las Islas Baleares”. Hace
frío, no es igual a Madrid, es más soportable, vamos en
un taxi hasta el piso de la ciudad, un apartamento en un
edificio moderno pero mezclado en la arquitectura antigua
de la ciudad, la presencia del mar tan cerca me traslada
a mi Cuba y trae el recuerdos de mis padres, como
llevaran la separación de las niñas, han vivido con ellas
desde sus nacimiento, están muy apegados.
En el apartamento nos recibe María José, la persona
encargada del cuidado y atención de la casa, Fernando la
contrató con la intención de ayudarme en mi adaptación,
cuando viajemos se quedará con las niñas, me acompañará
cuando él no esté. Es una señora de cerca de los
sesenta años, fuerte, linda, dulce, amable, muy alegre y
risueña, enseguida siento seremos amigas, las niñas sabrán
ganar en ella una abuela.
Llevamos tres semanas en La Palma, las niñas se adaptan
a su nueva escuela, a las nuevas compañías, nuevas
actividades y su nueva vida, en casa Doña María José
hace el día muy agradable con sus ocurrencias, bromas
y anécdotas, su familia ha trabajado para la familia de los
Villalonga y Boneo por más de doscientos años, conoce
muchas anécdotas e historias familiares que enriquecen
y sacian mi curiosidad, Fernando se encarga de su trabajo,
el cual comparte entre el despacho en el apartamento
y una oficina en la ciudad.
Comienzo a conocer las costumbres gastronómicas de
las islas, paladeo las delicias cocinadas por María José,
“las ensaimadas”, los embutidos típicos, el mejor “la sobrasada”,
los butifarrones, “el Camaiot”, de las butifarras,
“los blanquet”, “el frito mallorquín”, que puede ser de sangre
o con sangre y asadura de cordero, de cerdo o marinero,
“las sopas mallorquinas”, “el tumblet”, el lomo con
col o con esclatasang, “el pa amb oli”, pescados frescos,
capturados en la noche y comprados en el mercado por
la mañana, antes de llegar a casa, todos los días nos
sorprende con un plato delicioso, con exquisitos postres,
pasteles, empanadas, debo aguantarme la boca o pierdo
la figura. Aunque extraño mis frijoles negros, las masas
de puerco frita y la yuca con mojo.
Los vinos propios de Mallorca no faltan, los “Son Bordils”
creados desde enero de 1433, sucesores de los que hiciera
Guillem de Bordils y su hijo Bernat precursores de
su estirpe, otras reservas forman parte de su colección
privada, se conservan a la temperatura y la humedad
adecuada. Los vinos Ribas, una bodega familiar de tradición
histórica situada en el municipio de Consell (Mallorca).
Pedro Ribas de Cabrera comenzó en el año 1711 la
construcción de la empresa. Los Macia Batle, reconocidos
desde el año 1856. Los Miquel Oli-ver fueron reconocidos
desde 1912. Jaume Mesquida es el nombre de
una bodega familiar, pertenece a la denominación de Origen
Pla i Llevant, fundada en 1945. Más recientes, desde
1992 los nombres “Armero i Adrover”. De la España continental,
los tradicionales Ribera del Duero, Rioja, o los exquisitos
Vega Sicilia, interminable es la lista, pues según
él “en Cuba no hay tabaco malo, menos vinos malos en
España”. Algunos franceses, italianos, portugueses, completan
la bodega, cada uno acorde para una cena o un
momento específico.
Después del almuerzo, mientras muchos descansan su
siesta, hemos salido a caminar por nuestra calle, bordeando
las marinas semivacía en esta época, imaginándolas
abarrotadas en el verano, supongo cuántas marinas
existirían hoy en Cuba, cuántas embarcaciones surcarían
el Malecón a diario, me adentro en las entrecalles bordeando
la rada, conozco pequeños bares, restaurantes,
todo un mundo de personas viviendo con objetivos determinados,
sin la preocupación de “necesito equis cosa
para cocinar hoy o me falta más cual”, un mundo donde
para todas las personas es posible hacer las tres comidas
diarias, si lo desea, algo más.
Hoy veo las diferencias entre los pobres y los ricos, pero
entre los obreros cubanos y los trabajadores españoles
es tan grande como entre los más ricos del mundo y los
obreros españoles, descubro el engaño a los cuales nos
han sumido por tantos años, las mentiras, las falsedades,
la constante burla de los dirigentes cubanos ante las
penurias padecida por la población en general, la falsedad
del sistema de salud, de educación, mis hijas van
a escuelas públicas gratis, Fernando quiso una privada,
católica, no quise fuera tan fuerte el cambio. Entiendo por
qué tanto interés en que nuestra sociedad se mantenga
cerrada, sin información, es la mejor manera de tergiversarnos.
Nos vamos a la casa del campo solo nosotros, aún hay
frío y ellas prefieren quedarse con la abuela “Marijose”,
queremos escaparnos, antes de que Fernando vuele a
Madrid y a Cuba, tengo un viejo anhelo, quiero vivirlo y el
invierno se acaba.
Salimos pasadas la nueve de la mañana, el sol brillaba,
inútilmente trataba de calentarnos, Fernando conducía
alegremente por la C-713, mientras escuchábamos viejas
canciones de Joan Manuel Serrat, un ídolo de su juventud,
acompañados por canciones como “Lucia”, “Penélope”,
“Mediterráneo”, “Tu nombre me sabe a hierba”,
canciones lejanas de mi mocedad de casi el único artista
extranjero que se complacía en visitarnos, sus canciones
y conciertos eran quizás lo más novedoso que vivíamos
los cubanos en arte, hoy regresaban a mí, traían retazos
de recuerdos, pequeñas luces de mis días de adolescentes,
donde sin responsabilidades sólo me dedicaba
a fiestear, bailar y estudiar, sin miedos en el futuro, en el
camino pasamos por las afueras de las ciudades de Binissalem,
Consell, Santa María de Camil, Marratxinet, Els
Caulls, Es Figueral, Ca’s Miot, Es Pont d’Inca, Es Vivero,
Es Rafal. Atravesamos la ciudad de Inca sumida en el
tiempo, sus viejas construcciones de piedra se mezclan
con las más nuevas haciéndola difícil de definir entre moderna
antigua o futurista, pasando el Holidays Spain y la
rotonda lleva a Buger, a la izquierda llegamos a la propiedad,
a más de doscientos metros de la carretera, semi
escondida entre los árboles se descubre.
Nos recibe el matrimonio de Jacinto y Pilar, los encargados
del cuidado y atención de la casa, sonríen alegremente
mientras intercambiamos presentaciones y saludos,
muy parecidos a los campesinos cubanos, personas muy
sanas y campechanas, sin maldad. Pilar ha preparado el
almuerzo de bienvenida, un plato muy tradicional, espera
sea de mi agrado, “conejo con caracoles”, le sorprende mi
desconocimiento sobre estas exquisiteces, le argumento,
nosotros no tenemos la costumbre de platos tan exóticos
y sonríen, es una comida deliciosa, de primera, el sabor
del conejo cocido en brandy y caldo de ternera, más las
hierbas aromáticas, el tomillo, el romero, el laurel, además
la picada de chocolate, almendras y avellanas le da
un toque único al paladar, acompañado de las empanadas
rellenas de carne de cordero, guisantes y sobrasada.
Al final de postre, un fino dulce “los robiols” rellenos de
requesón. Perfecto, hasta la bota de vino, confeccionada
por Jacinto en su pequeña bodega.
Al final del almuerzo mientras acompaño a Pilar en la
cocina, los caballeros conversan de sus asuntos junto al
fuego encendido en la sala, mientras beben una copa de
brandy “Constitución”, fumando sus respectivos Cohíbas.
Atardece cuando el matrimonio se retira, viven en una
pequeña vivienda al fondo de la casa grande, nuestro
equipaje fue acomodado por Pilar en nuestra alcoba, Fernando
me toma de la mano mientras me conduce y me
muestra la morada, la casa soñada por tanto tiempo se
vuelve real bajo su guía, la descubro en su totalidad, los
grandes jardines, las espaciosas habitaciones, el fuego
en la chimenea crepita en la sala como también en nuestra
habitación.
Permanecemos observando el fuego carbonizando los leños
mientras bebemos varias copas de vino y anochece,
escuchamos cantos flamencos, Camarón de la Isla, Diego
el Cigala, Navajita de Plata, la faraona Lola Flores, Miguel
Corcho, Jaleo, canciones iguales a nuestros boleros que
hablan de amor, infidelidades, traiciones. Estoy “medio en
nota”, el efecto de los condimentos y las copas bebidas
me tienen en éxtasis, he cambiado, me doy cuenta, he
perdido la noción de los días pasados desde nuestra llegada,
hoy desconozco el último éxito de Los Van Van, de
Pablito FG, la canción de moda de Issac Delgado, redescubro
la música, aprendo a escuchar tonalidades nuevas,
desconocidas.
Recuerdo a Anita, extraño hablar con ella mis secretos,
mis confidencias, las pequeñas intimidades vividas a diario
hoy las guardo por no estar ella cerca, rememoro su
primer beso, el calor de sus labios, su ternura, cómo supo
llevarme sin premura, su delicadeza, su tino, sus habilidades,
me retuerzo, siento el calor de su boca en mi sexo,
siento me lame, me succiona, es tan real, estoy húmeda,
escucho en la lejanía el lamento de un “fado” interpretado
por María del Mar Bonet, Dios tengo un orgasmo, no puedo
estar soñando, es real, abro los ojos y miro hacia mis
piernas, veo las llamas del fuego bailar en las pupilas de
Fernando, es él, me está violando literalmente, no sé en
qué momento me desnudó, me tiró en una manta sobre la
alfombra, me dejo llevar, a pesar de estar casi sin fuerzas
siento en su totalidad lo que hace, lo disfruto, me usa,
me utiliza, lo aprieto a mis senos, siento los golpes de su
pene en mi vagina…
Estoy arrodillada, su lengua recorre mi sexo y el ano, sus
manos aprietan mis cadera, su penetración anal me duele,
me retuerzo, pero no escapo, entra, sale, nos unimos,
nos separamos, entra, sale, nos unimos y separamos, se
mueve a un ritmo violento a mis espaldas, los brazos no
me sostienen, me dejo caer, apoyo mi cara en las manos,
mis cabellos se pegan al rostro sudado, entra, sale… grito
mi orgasmo, no me escuchó, me desbordo violentamente,
mi vagina se llena de mis fluidos, me toco, mis muslos
están empapados, sus manos son garras, no me suelta,
entra, sale, se detiene, me aprieta contra su cuerpo, es
su orgasmo, siento los latidos de su pene, los golpes del
semen, el mío me humedece aún más, estoy empapada,
“bufa” como un toro en celo, afloja las garras, arquea su
cuerpo, se pega a mi espalda, me aprieta contra él, me
besa, no me sostengo, estoy sin fuerzas, caigo sobre la
manta, me volteo, lo veo lejano sonriendo satisfecho, cierro
los ojos, los abro, mi cabeza descansa sobre sus piernas
a manera de almohada, una manta cubre mi desnudo
cuerpo, en una mano tiene una copa, en la otra un tabaco,
mira la danza del fuego, está lejano, me viro hacia
él, beso su abdomen, cierro los ojos, los abro, dormimos
en el lecho, a mis espaldas me abraza por la cintura, su
respiración tranquila sopla muy cerca de mi cuello, pienso
“que pasó”, el deseo de hacer el amor ante el fuego hoy
se cumplió, mi cuerpo huele a sexo, me duele el ano por
la penetración, mi mente se aclara, pero tengo una noción
vaga de los hechos, sólo estaría borracha o drogada,
me duermo.
Despierto con resaca, me duele la cabeza, la siento estallar,
me da vueltas, mi estómago está asqueado, no me
explico lo sucedido, le pregunto qué me hizo, sonríe.
―Ayer estuviste maravillosa ―me responde mientras me
besa y acaricia mi espalda.
―Es el efecto de las hierbas y sazones, más las copas
de vino y el brandy, tomaste e hizo su efecto, se te fue
la mano, nunca te vi igual, vas a tener que tomar más a
menudo para se repetirlo, estabas insaciable.
Sonrió con maldad, me gusta mi hombre reconozca cuando
le doy una buena función.
― ¿No fue nada más? No recuerdo con claridad lo ocurrido,
fue vago, muy extraño.
― ¿Nada más? ¿A qué te refieres, drogas?, sabes no
uso esas mierdas, sólo un poco de alcohol basta, el gusto
y el deseo hacen el resto.
―Te juro, no sé con certeza lo pasado, estuvo bueno según
puedo entender. ―Especial, único ―ríe mientras me
abraza y besa con mucha ternura. No cabe dudas, debió
ser muy especial, está muy contento y satisfecho. Me
recuesto en su pecho mientras no deja de acariciar mi
espalda y besar mi rostro.
Pasamos un par de días en la hacienda, hace frío, esto
no impide recorramos a caballo las cercanías, algo nuevo
para mí, nunca había cabalgado. La presencia de la
Sierra de Tramontana es impresionante, majestuosa, las
praderas sembradas de vid hasta la lejanía, la tierra parece
árida, simula arena, en nada se parece a la rojiza
tierra cubana, no obstante, es capaz de dar riquezas y
satisfacer las necesidades, cumple con el objetivo creado
por Dios.
En el regreso a La Palma me obliga a conducir, insiste
en la necesidad de hacerlo, me ha comprado un VW
Golf, aunque no me atrevo, entiendo debo estar lista para
cuando él no esté, el conducir es una necesidad, no un
lujo. A la mitad del camino, a la altura de Marratxinet me
detengo, prefiero sea él quien continúe conduciendo a
partir de aquí, y entre en el tráfico de la ciudad, mi miedo
es no conocer, la inseguridad del camino a tomar y los
demás conductores te quieren matar a golpes de bocinas
y miradas de asesinos.
Recomienza el ciclo de la eterna Penélope, es la misma,
sólo cambia de ciudad, ahora mientras él viaja a Cuba espero
en España, le advierto, “mucho cuidado con Mailyn”,
se burla, sé que esa puta está loca por metérselo, si no
lo ha hecho antes, casi estoy segura lo ha hecho, viajará
a Madrid y tres días después a La Habana, lleva fotos,
cartas, regalos, recuerdos para mis padres, para Isabel,
un detalle para Anita, la extraño, extraño la persona, la
amiga, la confidente.
En mi espera aprovecho para hacer algunos platos cubanos,
deseaba comer unas masas de puerco frita como la
hacemos nosotras, a fuego lento, así no queden duras, ni
secas y cuando estén doradas le agrego una cebolla picada
en rodajas, le doy un descanso a Marijose, protesta
porque el señor Fernandito le paga por atendernos, no
para ser atendida, rio mucho con sus ocurrencias, casi
le debo rogar cuando le pido se siente en la mesa, a mi
lado para almorzar conmigo, estoy sola y la mesa se me
hace inmensa, hemos pasado dos meses y medios juntos
y me he adaptado a su presencia como una planta al sol,
si antes en Cuba extrañaba cuando no estaba, hoy lo extraño
mucho más, el doble, el triple, no sé cuánto puede
ser pero lo extraño sin medida.
En las idas a la escuela de Marian he coincidido con otra
chica cubana cuya hija asiste al mismo centro, hemos
hablado muchas veces, más aún en estos días interminables
por su ausencia, he buscado su compañía para
amortiguar mi angustia y soledad. Mónica tuvo la suerte
de salir de Cuba en 1979, cuando tenía seis años. Sus
abuelos y su papá, antiguos emigrantes mallorquines,
residentes de la ciudad de Matanzas, al ver el camino
tomado por la revolución decidieron regresar a sus raíces,
salieron primero los abuelos y después se les unieron
Mónica, su hermano y sus padres. Sus recuerdos son
muy lejanos, el tiempo casi los ha borrado. Ella se aferra
a no olvidarlos, trata de mantener viva su llama a pesar
de ser ella, su hermano y su mamá los únicos nacidos en
Cuba, se sienten orgullosos de ser cubanos.
Asidua visitante y conocedora de cada suceso sucedido
en La Palma relacionado con Cuba, me introduce en el
conocimiento de los círculos cubanos que poco a poco se
desarrollan, con cerca de cuatrocientos integrantes, desde
médicos hasta algunas chicas, igual a mí el amor las
trajo hasta estas lejanas tierras. La escucho mencionar
al profesor Adonis, el ilustre maestro de salsa, el causante
de que tantos mallorquines sepan mover las caderas
y hagan “una rueda” cuando bailan “casino” al compás
del ritmo de orquestas tocando música cubana, “La Caribbean
Band”, la “Aixo es I’Havana” dedicadas a nuestra
música.
La más ilustre de las agrupaciones es el conjunto “Cuarto
Son”, Fernando Murga, “Murguita”, un cubano “reyoyo”,
es quien toca el “tres”. Intérpretes del folclor de las islas
Baleares y la música tradicional cubana en sus diferentes
variantes y ritmos (Boleros, Sones, Guajiras, Guara131
chas...), haciendo una labor de investigación y rescate
sobre temas tradicionales y antiguos de “La Perla del Caribe”,
añadiendo temas de “La Nueva Trova Cubana” trasladados
en magníficos arreglos a la música tradicional.
Me lleno de nostalgia al oírla hablar de su Cuba, a ella no
ha vuelto más.
Me habla de Las Fiestas del Indiano, el día más especial
de los carnavales palmeros, un homenaje a los españoles
los cuales viajaron a Cuba y el resto de América buscando
un sueño, al igual hoy nosotros hacemos el camino
inverso tras la misma ilusión.
Me llena de añoranzas cuando la escucho, pienso en mi
Marianao, no en la patria, la patria es sólo una palabra
usada por los políticos para delimitar las fronteras, añoro
el sitio donde viví, en mis recuerdos recorro sus calles,
converso en una esquina con alguien, me pregunta cómo
me ha ido, la suerte tenida, el calor, el sol quema la piel
y achica los ojos, en contraste con el frío conocido en
Mallorca, la confianza de llegar a casa de un amigo y entrar
“como perro por su casa”, con la seguridad dada por
la amistad y la relación existente, no llamar para saber
si eres bienvenido la semana entrante. Descubro estoy
siendo invadida por alguien, me había rondado sin dejarlo
entrar, el querido, único y más fiel compañero de los emigrantes,
“el gorrión”, llegó sin avisar, se coló en mi cuerpo
y debo luchar para expulsarlo.
Extraño mi casa, mucho más pobre, más modesta a esta
donde vivo, pero mi casa, donde nací, donde mis hijas
dieron sus primeros pasos, donde quedan mis padres, mi
hermana, mis recuerdos, las voces, las palabras, dichos,
extraño hasta los piropos, muchos simpáticos, otros vulgares
dicho por cualquiera en nuestras calles. La risa escandalosa
pero sana, espontánea. El saludo de personas
a las cuales no conoces, no sabes el nombre, que a
fuerza de cruzarse se creen amigos. Me descubro escuchando
la antiquísima música cubana, la desconocida, la
nunca escuchada, no existe para los de adentro de la isla,
aprendo a identificarlos por sus voces, ahora desconozco
lo más gustado de la música de allá, la novela del momento.
Mis lágrimas calladas corren por mi rostro, ¿por qué
me tuve que ir?, ¿por qué nos vamos tantos?, ¿por qué
existen tantos cubanos dispersos por el mundo?, sería
mucho más fácil si se van ellos dos, Fidel, Raúl, con sus
hijos, con sus familias, dejándonos a nosotros intentarlo
por otros caminos donde el precio a pagar no sea tan alto.
Las penalidades sufridas por mis paisanos sin ideas de
solución, una abismal diferencia nos separa de cualquier
persona normal del mundo, no como dice Fidel entre el
rico y el pobre, la existente entre dos personas iguales,
un médico en Cuba y otro en España, un profesional, un
obrero, una mujer cualquiera en Cuba y otros iguales en
España o cualquier otro lugar con cierto nivel de desarrollo.
Creo que hasta entre los más miserables la diferencia
es abismal.
No creo hoy estuviéramos entre las grandes potencias, la
corrupción y el desinterés de los gobernantes latinoamericanos
lo demuestra, es casi imposible para nuestras naciones
dar saltos visibles en su desarrollo, además está
comprobado, desde la época de la República Romana
el pueblo convertía a sus cónsules en emperadores sólo
por el placer de sentir la bota en el cuello, pero seguro
estaríamos mejor, en cuarenta años pasarían al menos
diez gobiernos diferentes, de ellos tres malos gobiernos,
tres mediocres gobernantes, dos regulares y dos buenos
y Cuba seguiría siendo la “Perla del Caribe” y no una ruina
como lo es hoy, comparable sólo en América con la vecina
Haití, destruida, despreciada y pisoteada por el ser
más diabólico y malvado de la historia de Cuba y quizás
por qué no, entre los diez seres más despreciables en la
historia del mundo. Los crímenes de Hitler no fueron contra
su pueblo, en su desequilibrio quiso convertir a Alemania
en una gran potencia a costa de la muerte de millones
de personas en Europa, pero Fidel ha querido conseguir
su miserable grandeza a costa del hambre y la miseria de
los cubanos.
Hemos sufrido por años de un sólo gobierno cuyos logros
son bien visibles:
Los cubanos viven su propio éxodo. Más de dos millones
de emigrantes en cincuenta países del mundo. Los valores
y principios de la familia no existen en Cuba. La miseria,
el hambre, las necesidades, las calamidades, las enfermedades,
son los verdaderos logros de la revolución.
El desprecio del gobernante por nuestros hermanos. La
aniquilación de la dignidad política y social del hombre
cubano.
Con estos logros ha “construido” su figura de líder mundial
e intenta quedar para la historia.
Los días han pasado lentos, interminables y desgarradores,
nueve días después de partir regresa y descubro sólo
fueron nueve días, ha estado ausente los mismos días
que antes pasábamos juntos en Cuba y he sentido su
ausencia, me alegra el regreso del hombre, pero también
me alegra el regreso del portador de las buenas nuevas
de mis padres. Carticas de ellos para las niñas, para mí,
fotos recientes realizadas por él mismo, la sonrisa de mis
padres me devuelve la tranquilidad, verlos aunque sean
en fotos alegra mi espíritu, sé están bien. Isabel me detalla
cómo reaccionaron a la partida, a nuestra ausencia
en la casa, sus tristezas al vacío, a la falta de las voces
y risas de las niñas, pero su conformidad al pensar en
nuestro futuro, las lágrimas de alegría derramadas al ver
nuestras fotos, nuestra felicidad, nuestra vida encaminada.
Una carta de Anita con detalles de ella, con cuentos,
comentarios, anécdotas de su vida y la respuesta a mis
notas, también ella siente mi ausencia, me extraña como
también yo la extraño, su relación con Armando continúa
funcionando, siento celos cuando me habla de Mailyn con
quien continúa viéndose, salen juntas, hacen el amor.
Quiero y extraño a la amiga y confidente dejada atrás, no
a la amante eventual que me condujo a mis relaciones
homosexuales.
Las temperaturas promedian los seis grados centígrados,
por suerte no han descendido bajo cero, fue la temperatura
marcada por el termómetro el seis de marzo recién
llegamos, esto nos ha permitido aclimatarnos. El regreso
de Fernando despierta la vida en nuestra morada, salimos,
caminamos por las marinas, a veces manejo por
los valles circundantes de la ciudad, sigo descubriendo
cosas nuevas en cada paseo dado, soy un poco turista, a
mis ojos siempre algo nuevo por ver.
Hablamos intensamente del presente, pero también del
futuro, me ilusiono al escucharlo ¿sueño? Estoy totalmente
seducida, insiste en que inicie cursos de administración
de empresas, con lo aprendido en mi época de
estudiante no debe ser difícil, me exhorta a aprender el
manejo del ordenador, a estudiar inglés, lucha contra mis
espíritus muertos por el marasmo y desasosiego cubano,
trata salga adelante y mejore mis actitudes, le prometo lo
haré, por hacerlo feliz, lo quiera, más cuando puedo apreciar
en su afán busca mi desarrollo social e intelectual.
En los paseos por la ciudad hemos tropezado con sus
amigos, hecho citas para reuniones y encuentros futuros,
muchos conocidos me miran con cierta curiosidad, cuál
es el misterio, cuál la magia negra usada para conquistar
a un soltero de ésta categoría, Mónica fue una de las sorprendida
cuando le confesé el nombre de mi esposo, ella
me actualiza en sus raíces, su ilustre pasado, sus padres
no dan crédito a sus palabras cuando Mónica les dice,
“ella es la esposa de Fernando Villalonga”, muchos nos
saludan al pasar con verdadero respeto, otros cuando
voy sola, veo en sus ojos una inmensa curiosidad, seré
otra de las mujeres cubanas domadoras de caballos pura
sangre españoles y de otras latitudes, no, el señorito Fernando
no se casaría con una jinetera cubana, no traería
a su isla a una puta callejera, quizás alguien piense que
soy hija de Fidel, de Raúl o algunos de sus allegados y el
matrimonio es pura conveniencia política y comercial. Así
se teje la historia a mi alrededor, ojalá no me encuentre
con ningún antiguo cliente y grite a los cuatro vientos mi
indiscutible historia, bueno, Fernando sabe me sacó de la
calle y conoce mi novela, no peca de ignorante, conoce
quién es su esposa, sabe cuánto tiene en juego.
Nos visita un matrimonio amigo, Ignacio y Karina, se conocen
desde la época de estudiantes, ellos fueron compañeros
de escuela, correrías y la mili, quizás tengan la
misma edad, a Ignacio la prominente barriga denota su
abandono y falta de preocupación en la vida, su único
interés es el Banco que dirige en la ciudad, Karina reluce,
es atractiva, elegante, muy maja, tiene una risa contagiosa,
casi con la misma edad luce más joven que su esposo,
tiene muchos deseos de vivir, vive con tantas ansias
que respira como si cada vez fuera su último aliento, la
primera impresión es la de una amiga en la que puedes
confiar sin pensarlo dos veces. Cenan con nosotros, conversamos,
reímos, fue una bella velada, mi primera reunión
con amigos de Fernando, Karina entre risas y frases
lanza la idea de mi presentación en público, planifica una
reunión en su casa para dentro de dos semanas, donde
se darían cita un grupo de viejos conocidos, ocasión para
ser presentada oficialmente al grupo de allegados mallorquines
de mi esposo, Fernando asiente risueño, está feliz
Karina me reconozca, sabe que las demás comadres me
aceptarán.
Las dos semanas pasan en un “zas”, ha llegado el día
de conocer el círculo cercano de amigos. Me miro en el
espejo, sobre la cama tres vestidos, dos sayas y varias
chaquetas desechadas hablan de mis miedos, el temor
a las comadres me hace insegura, Fernando entra a la
habitación por cuarta vez y me dice:
―Peor no lucir bien es llegar demasiado tarde, darás
oportunidad al cotilleo, cuando llegues ya la sorpresa no
lo será tanta, además, muchas de esas viejas nos han
visto en la calle más de una vez.
Rio mientras me alcanza el primer vestido tirado, lo deseché
por elegante, uno que insistió en comprar en Madrid,
negro, con un escote provocativo hasta muy bajo en
la espalda, me visto, una chaqueta y un chal completan
mi atuendo, un ligero maquillaje donde resalto los labios,
los pendientes y el collar de perlas, su regaló en San Valentín
y mi mejor arma, el cabello suelto sobre mi espalda.
Estoy lista para mi encuentro cercano.
― ¿Te gustó? ¿Me veo bien?
―Siempre te ves bien, hasta en el momento de despertar,
por qué crees te amo tanto ―me besa la punta de la
nariz para no correr mi maquillaje, mientras sus manos
me palpan el trasero.
―Vamos o te desnude de nuevo.
Me apuré hacia la puerta, sabía muy bien era capaz de
hacerlo.
Alguien del servicio abrió la puerta al llegar, recogiendo
nuestros abrigos, en el momento apareció Karina risueña,
como siempre, nos dio la bienvenida y tras los besos
acostumbrados nos invitó a pasar. En una sala bastante
amplia se reunían alrededor de treinta personas, a la voz
de la anfitriona los invitados reunidos prestaron atención.
―Señoras y señores, acá tenemos a nuestro querido
amigo Fernandito con su bella esposa.
Sentí el silencio, se voltearon para ver a los recién llegados,
me sudaban las manos, se acercaron casi en tropel
para las presentaciones, no escuché un sólo nombre, sólo
veía el movimiento de los labios, las sonrisas y los besos,
no puedo precisar si contesté, no sé si pude articular
palabra, cuando se calmaron ls presentaciones vi en un
rincón a alguien, se mantenía a distancia, la mujer más
elegante nunca antes vista por mí, alguien especial, muy
despacio se acercaba, su vestido blanco ceñido marcaba
su cuerpo delgado, los senos casi al descubierto, sus pezones
serían capaces de rasgar la tela, su reluciente piel
morena, la cabellera ensortijada, negra con algunas canas
llevadas muy dignamente, los ojos brillantes, encendidos,
llenos de pasión, cincuenta años, más, menos, no
sé, no fui capaz de calcular su edad, se acercó, me tomó
ambas manos descaradamente, sin apartar sus ojos de
los míos, sus ojos de un color impreciso, entre amarillos,
dorados, ojos de tigre, ojos de diabla, me incitó a que girara,
a la izquierda primero, luego a la derecha, se acercó
para los besos de saludos, sin soltarme las manos dijo:
―Preciosa chica Fernandito, es muy maja, por ello la tenías
tan escondida, no deseabas que la viéramos, muy
linda, los felicito a los dos, les deseo eterna felicidad,
seas bienvenida. Soy Olga, para ti Olguita, vamos a ser
buenas amigas, me gustas.
Palmearon en señal de aprobación, había pasado la
prueba, estaba aceptada. Nos incorporamos a la reunión,
compartimos de las tapas y entremeses brindadas por los
camareros, en un rincón, un bar bien servido era atendido
por una chica. La fiesta continúa, conversamos, las
preguntas de rigor, mis hijas, mi familia, mi vida, sin dar
demasiados detalles, poco a poco voy pasando a un segundo
plano, ya la curiosidad estaba satisfecha.
Sólo Olguita regresó a mi lado cuando las almas se calmaron,
se ríe de mi nerviosismo.
―Pasé por lo mismo ―me dice―. Yo también pasé por
esto un día, hace más de veinte años cuando al igual que
tú llegue casada, nos conocimos cuando los dos estudiábamos
en la universidad, en Madrid, allí nos comprometimos,
cuando terminamos los estudios nos casamos en mi
ciudad, soy de Málaga. Después nos mudamos para acá
y tuve que pasar por la aceptación de todos, por suerte
me impuse al igual tú lo harás, no soportan alguien de
fuera venga y se lleve un hombre del patio, seguro más
de una de ellas le había echado el ojo a Julián y a Fernando,
has tenido mucha suerte, conquistaste a un gran
hombre, serio, leal, respetuoso, emprendedor, aunque sé
no es un santo, pero de todos es el único que nunca me
quiso llevar a la cama, lo juro.
Me sorprenden sus confesiones, imaginaba muchas cosas,
pero nunca pensé que alguien desconocido se me
acercara y confesara las intimidades del círculo de amistades,
al final compruebo, es la misma mierda y cochambre
de Cuba, en cualquier parte es igual.
Llegan los músicos, unos cantaores de flamenco, mientras
tensan las cuerdas de sus guitaras, Olguita se les ha
unido, comienza su canto acompañada por ellos, es la
estrella de la noche, no se cansa de sorprenderme, canta
con un sentimiento desconocido para mí, ésta música debes
sentirla, debes vivirla, es necesario llevarla en la sangre,
como ella, son desgarradores lamentos de amor, de
penas, de traiciones, me muevo intranquila en mi asiento,
mientras la escucho.
Examino a mi alrededor y compruebo la mirada de ellos,
se la comen con la vista, la desnudan, la violan vestida,
es cierto, la desean, hasta yo, verla danzar, contonearse,
sacudir la cabellera al ritmo de las coplas, la dureza de
sus nalgas visibles tras sus ropas despierta la lesbiana
dormida después de tantos meses lejos de Anita y hasta
de Mailyn, siento cosquillas en el vientre, veo que Fernando
me observa como si adivinara mis deseos, cabrón
cómo me conoce.
En el camino de regreso comentamos sobre el único tema
el cual deseaba saber, Olguita había despertado una verdadera
curiosidad, necesitaba saber todo sobre ella.
―No es de Mallorca, creo es de Málaga, no recuerdo bien,
estudiaban la misma carrera, Economía del Turismo, se
enamoraron y se casaron antes de regresar a la isla, ella
y su familia vinieron en unas vacaciones a conocer a los
padres de Julián, nadie pensó la volveríamos a ver, todas
pensaban el próximo verano sería otra la invitada, el
hotel era uno de los más grandes en esa época, hoy es
tan bueno porque ella lo empuja y lleva las riendas, Julián
vive eternamente enamorado de Olguita, es su única
razón en este mundo, le ha perdonado varios flirteos, inclusive
se dio cuenta serías su nueva enemiga, cuando a
ella le gusta otra mujer no para hasta llevarla a la cama,
después todo vuelve a la normalidad, es obsesiva en sus
conquistas, los hombres varios, no pocos lo han intentado
sin éxito, le para bolas a todos y no acepta bromas.
―Sí, algo me comentó, no es de aquí.
―Estoy seguro le gustas, intentará acercarse a ti y conquistarte,
si lo deseas hazlo, no me opongo, la estimo
mucho y sé son sus momentos de mayor felicidad, es
cuando realmente se siente realizada, disfruta mucho sus
éxitos, además sabe guardar un secreto. Es una mujer
con un par de huevos como quisieran tener muchos hombres.
―No temes te deje por ella, que me enamore, es muy
hermosa y debe ser fantástica como amante.
―No, sabemos cómo le gustan las mujeres, muchos conocemos
de sus aventuras y excesos, sabemos perfectamente
sólo son aventuras, aunque encontrara a alguien
la cual la volviera loca, no imagino se separa de Julián,
se siente muy apoyada por él, están consolidados como
amantes y como socios en el negocio del hotel, se comprenden
y aceptan como son, ella es muy fuerte, lleva la
voz cantante, no dejaría a Julián y no es por el dinero, su
familia tiene muchas pesetas, ella es quien lleva las riendas
pero ambos guían el carruaje.
―¿Tú también te excitas?
―¿Qué crees?, es una mujer fenomenal, a todos les gusta,
muchas chicas han caído en su cama, ella las ha conquistado,
después ninguna otra mujer ha podido, es única,
ése es el miedo de Julián, teme que un día la pueda
perder y él sin ella fracasaría, no vale para nada.
Sus palabras me recordaron a Anita, su frase, “no me
gusta los maridos me cojan para tríos, me acuesto con
quien yo quiera, no con quien quiera”. No le importaba
nada, menos la utilizara, me puse en alerta, me estaría
entregando para su propio beneficio. Después de unos
minutos rumiando mis ideas, no pude más.
―¿Quieres qué estemos los tres, los cuatros o solas las
dos?
― ¿Estás loca?, Julián no entiende esas cosas, no lo traiciono,
es mi amigo y sé cuánto la quiere, ni pensarlo, ¿no
quieres tú sola?, olvídalo, pero ella lo va a intentar por
encima de cualquier cosa.
Lo pensaré, la oferta es tentadora, me gustó mucho, no
puedo negarlo, la deseo, hoy mismo me hubiera ido a su
cama si me lo pide, no intentaré escapar, me siento atrapada,
consumida por el fuego de sus ojos de diabla.
Transcurren varios días, he olvidado lo sucedido en casa
de Karina, definitivamente Olguita no me ha buscado, me
mortifica sentirme despreciada, alejada, cuando tanto
la deseo, no hemos hablado más del asunto, no quiero
demostrar tanto interés, no deseo provocar a Fernando,
pero pienso en su silencio. Han pasado un par de semanas
cuándo Julián llama a Fernando para invitarnos a
pasar juntos el próximo fin de semana, nos esperan en su
casa. Al fin aparecen, ¿por qué demoró tanto? ¿Lo haría
sabiendo? ¿Será su método o sólo daba tiempo para no
ser imprudente?
Al fin llega el día tan esperado, es sábado, después del
almuerzo salimos para la villa donde residen Olguita y
Julián, en las afueras de la ciudad, muy cerca de “Son
Vida”, regresaremos mañana, las niñas se han quedado
con la abuela Marijose, se irán con ella a conocer a su
familia y compartir con sus nietos.
El recibimiento no puede ser más especial, todo es amor
y cariño de su parte, es una perfecta anfitriona, elegantemente
ataviada con un ajustado vaquero, una blusa de
hilo blanca y sandalias del mismo color, mostrando la perfecta
pedicura de sus pies, las uñas cortas, pintadas en
un color perla muy pálido, su rizada cabellera suelta en
frondosa cascada sobre su espalda, a cuidado del más
mínimo detalle.
La villa es una antigua y tradicional casa pallesa, construida
en el siglo dieciocho, perfectamente acondicionada,
remodelada a las necesidades de la vida actual, la
construyó un antepasado de Julián para su boda y desde
entonces es patrimonio familiar. Las casas pallesas
eran echas de piedra, se construían de norte a sur para el
máximo aprovechamiento del sol en su recorrido, las paredes
más largas daban al Este y Oeste, donde estaban
las ventanas y la puerta, completadas en vigas de maderas
y tejas rojas, las mismas tejas rojas y semi redondas
tan abundantes en las antiguas construcciones cubanas
y las nombran tejas españolas, para diferenciarlas de la
tejas francesas, de una hechura diferente.
Ubicada en una pequeña elevación daba a una fantástica
vista del valle, en la distancia se aprecia el hotel de su
propiedad, el “Castillo Hotel Son Vida”, una restaurada
construcción del siglo trece, muy bien conservada en su
arquitectura original, su ubicación regala una indescriptible
vista del mar, es el lugar perfecto para una cita de
enamorados en busca de escapar de la vida en las grandes
ciudades buscando un sitio paradisiaco, tranquilo y
acogedor.
Los señores tienen planeado ir a jugar golf, el hotel está
rodeado por un campo. Ambos se marchan mientras nosotras
pasamos a una espaciosa terraza encristalada,
acondicionada y ornamentada con plantas tropicales y
artesanías de diversos lugares del mundo, con muy buen
gusto, en una pared cuelgan antiguas fotos de ella en su
época estudiantil, fotos atrevidas, temerarias, osadas, de
una chica la cual siempre fue bella, otras de su mayor
placer, cantando, vestida con trajes típicos de cantaora,
en cada una de ellas muestra una imagen retadora y desafiante.
Disfrutamos de una exquisita botella de un vino cabernet
sauvignon de Macia Batle, cosecha de 1990, un exquisito
vino de uvas Montenegro, de aroma complejo, los bordes
de las copas proyectan reflejos ligeramente violáceos,
su aroma a frutos rojos maduros deja un intenso “dejillo”
a minerales en el paladar, acompañamos las copas con
unas tapas de sobreasada y queso Formatges S’atalaia
de cabra, de exquisito sabor, a pesar de no tener apetito
no puedo resistir la tentación de probar tantas delicias.
Conversamos sin rumbo de su época de estudiante, el
cambio dado a su vida al conocer a Julián, como abandona
su pasión por el flamenco, el cante jondo y las castañuelas
por el matrimonio. Le cuento de mí, de mí familia,
de Cuba. Me confiesa su visita a la isla, hace un par de
años, su estadía en Varadero y La Habana.
―Sabes, Varadero es una playa preciosa, muy grande,
sobrepasa los veinte kilómetros, no es como acá, son pequeña
calas, la arena tan blanca y fina, el mar y el cielo
tan azul, el sol, no llovió ni un sólo día, contrasta con la
destrucción y suciedad de la capital, es una pena, es una
ciudad muy bella, el área del Malecón le da mucha vida,
mucha frescura, si fuera otro el sistema gobernante, si
tuvieran libertad para los negocios esa zona estaría llena
de establecimientos, es romántica, el calor, los aromas a
rones y puros, las personas son muy guapas, tienen unos
cuerpos y un porte de encanto, el desenfado al vestir, la
cadencia y el movimiento de los cuerpos al andar es excitante,
demencial, nunca sentí tantos deseos como en tu
ciudad, vi chicas en la calle, de tan sólo mirarlas era un
orgasmo, imagino que folláis como dementes.
Ríe, con su risa alegre, contagiosa, a mandíbula batiente,
está jubilosa, plena, feliz, me contagio de su alegría, de
su vida, rio junto a ella. Pero no paso por alto su señalamiento
sobre las chicas. Le pregunto.
―¿No hiciste ninguna locura en tu visita? Imagino algo
harías.
―Pues mira sí, una chica de arrebato, morena, mulata,
de rasgos chinos, no sé cómo le llaman ustedes, muy linda,
especial, muy buena amante, no lo niego.
―Vaya, parece no la has olvidado, ¿Tanto te deleitó? ¿Te
movió el piso? ¿Te gustan las chicas o sólo es una diversión?
―No, me gustan las chicas, las mujeres, la magnificencia
femenina, amo la belleza del cuerpo de una mujer en mi
cama tanto como la fuerza de un hombre, soy totalmente
bisexual y golosa, me sirve cualquier camino, todos
me llevan a casa, sin dudas tengo un grato recuerdo de
ella, estudiaba en la Facultad de Historia y Filosofía de
la Universidad de La Habana, la vimos en la calle, cerca
del Hotel Habana Libre cuando salía de clases haciendo
“auto stop”, insté a Julián a detenerse, nos dio una dirección,
Julián se pierde en Mallorca le dijo sí, montó, le pedí
nos guiara porque realmente no sabíamos dónde era, ella
sonrió y aceptó, mientras nos dirigimos a su casa conversábamos,
le propuse fuera a cenar con nosotros, así
teníamos la oportunidad de conocernos mejor, lo pensó,