Gilda

Armando G. Muñoz

 

Copyright © by 2013 Armando G. Muñoz

The Library of Congress of the United States

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Cualquier parecido encontrado

en esta novela con hechos,

casos o nombres de la vida real,

es pura coincidencia

 

En homenaje

a las muchachas

que un día salieron a la calle

en busca de un sueño,

una medicina para su madre,

resolver el hambre de sus casas,

las ropas que necesitaban, un paseo,

las ilusiones de escapar

del paraíso revolucionario

y sólo consiguieron la frustración,

el desengaño, la mutilación,

un burdel en cualquier lugar del mundo,

inclusive su propia muerte,

Dios las perdone,

sólo fueron el fruto de una causa.

 

 

Prólogo

Hay novelas demasiado reales, donde la ficción escapa

por entresijos y regresa acompañada de la realidad imperante,

“Gilda” es una de ellas. Es el relato de una “jinetera”

quien logró su sueño, el de todas las “jineteras”, ligar

un extranjero rico que la sacara de la isla. En su propia

voz, nos va contando cuando lo conoció y él le propuso

matrimonio, sus dudas sobre la veracidad, su sueño añorado,

sus inquietudes.

Armando G. Muñoz, en su característico estilo minucioso

y descriptivo, nos lleva por la vida de una mujer luchadora

que ha sobrevivido vendiendo su única riqueza, la belleza

con que nació, y el mundo escondido descubierto por

este español, un rico hombre de negocios, la cara oculta

del sistema, las fastuosas riquezas de la nomenclatura,

sus islas privadas, sus yates, el sexo desenfrenado.

Vamos siguiendo la relación con el español que la sacó

del infierno, su vida posterior en Mallorca, siempre luchando

y el final, coincidiendo con el de muchos que han

atravesado esos avatares.

“Gilda” es una novela que permanece en la memoria, fuera

de lo corriente, dolorosa para algunos, reveladora para

otros, un exponente de todas esas mujeres que sobreviven

lo peor y vencen.

También es una historia de los cubanos convertidos en

judíos errantes y una sutil advertencia de que el infierno

se puede reproducir en muchas partes.

Ismael Lorenzo

 

En La Habana

Amanece en La Habana, a pesar de encontrarme en el

piso diez del antiguo Habana Hilton, hasta allí llega el sonido

de la calle, el movimiento incesante de una ciudad

despertando y donde las personas se integran al diario

“qué hacer” por la vida, por esta vida que se escapa entre

los dedos y a la cual no podemos regresar, como no

hemos regresado los días transcurridos desde el inicio de

esta locura comenzada hace ya cuatro décadas. Hoy la

ciudad despierta con el sabor amargo de cuarenta años

pasados desde la llegada de nuestros jinetes del apocalipsis

montando sus tanques y jeep, con sus barbas y collares,

con sus promesas y nuestras ilusiones, como la

crónica del desastre que llegaría después. Hoy también

cumplo cuarenta años, nací junto con la revolución, he

aprendido a unir cada día de mi nacimiento a los festejos

revolucionarios como una eterna condena, debería sentirme

orgullosa, mi vida esté vinculada a esta fecha, puede

ser grandiosa para alguien, pero no para mí, ni otros muchos

perdidos en este pantano revolucionario. Me duele

la cabeza, quizás la resaca de la fiesta de anoche, la

pasamos bien, fue grandiosa, si no fuera por mi “Yuma”,

¿cómo sería?, como tantas otras personas, después de

una comidita en familia se quedan a bailar delante del televisor

repitiendo la imagen de años anteriores.

Abro los ojos, la habitación está en penumbras, veo el

mar por los cristales del ventanal del balcón, el interminable

Estrecho de la Florida, nos hace creer tan cerca

y tan lejos la realidad del mundo, ese pequeño estrecho

geográfico sirviendo de tumba a tanto hijos de esta tierra,

el mar separando a tantas familias de las dos costas, las

familias del mal y del bien, de los revolucionarios y los

traidores, de los pobres y de los ricos, los sobrevivientes

y los que viven.

Me levanto, me acerco al cristal, las olas saltan en El Malecón,

el frente frío dejó a los habaneros sin su mejor lugar,

anoche no se pudieron sentar a contemplar la oscuridad

del mar ni hacer planes para mañana, se perdieron

los mejores besos de muchos enamorados, las eternas

promesas de amor, como si cada ola al saltar fueran las

lágrimas derramadas de tantas chicas desilusionadas en

espera de un príncipe azul llegando en su carroza con

matricula TUR y se las lleva lejos de esta ciudad en ruinas,

donde se ha perdido la esperanza, la ilusión… la

vida.

Siento frío, tengo la piel erizada, mi cuerpo desnudo se

defiende del aire acondicionado, miro hacia la cama y veo

su cuerpo, el cuerpo de ese hombre tan lejano y desconocido,

como el país donde nació, el hombre, el cual hace

un año se me acercó en el lobby de “La Maison” y con

susurros me dijo…

―”Usted es la mujer buscada por años, ¿sabe, me voy

a casar usted”?…

Pensé, ¿éste se volvió loco o la ligo?, pero no, era la

respuesta a mis súplicas a todos los santos del panteón

afrocubano, mis promesas y sacrificios a Changó, Yema

Ya, Oshún, al fin alguien se dignó a ayudarme y me envió

a este digno caballero, le sonreí con mi mejor sonrisa,

una expresión mil veces ensayada, donde la duda y la

incredulidad eran hermanas gemelas, ¿no sé sí dijo algo

más?, lo miré de pies a cabeza, lo estudié, lo desnudé

aún sin quitarle las ropas, eso vendría después, un hombre

cerca de los cincuenta y cinco años, atractivo, simpático,

de buen ver, bien vestido, elegante en aquél sitio,

uno de los más visitados y más caros de La Habana, creo

es mi día, pensé, si son ciertas sus palabras hice “el pan”,

con un poco de “cariñito de puta” y “cintura con roña”, es

mío, sólo hace falta que se deje trabajar.

― ¿Estás seguro de lo qué dices? ―le pregunté―, puede,

yo sea la mujer de tus sueños, pero ¿sabes si eres el

hombre de los míos? —no contestó, sonrió, con esa sonrisa

de seguridad adquirida por los hombres con muchas

noches de vuelo, una billetera abultada en el bolsillo, la

sabiduría de los buenos amantes y agregó…

―Me voy a casar contigo, estoy tan seguro de ello como

que estoy en este lugar, esta noche, sentado a tu lado,

vamos a esperar el nuevo año juntos y vas a ser la persona

a la cual voy a besar cuando llegue la media noche,

sabes, en mi país dicen: “quien conoces la noche de año

nuevo te hará cambiar la vida y pasarás al menos siete

noches de año nuevo con ella”… Cogió mi mano…―. Un

placer conocer a quien será mi esposa, soy Fernando Boneo,

¿cuál es tu nombre?

―Gilda —contesté, casi en un susurro.

Se acercó a mi rostro, hablándome en voz baja, casi consigue

mi humedad vaginal, inquirió.

¿Cómo, no te escuché?

—Gilda —…repetí, mientras sentía un cosquilleo en mis

zonas erógenas, aspirando su aroma a perfume caro y

varonil.

Con mucha delicadeza pero con firmeza se puso de pie

sin soltar mi mano, me levanté, con su mano en la cintura

me condujo hacia el salón, ni mirar pude a mi compañera

de “trabajo” Anita, sin saber qué pasaba me vio desaparecer

tras la puerta, se quedó sin entender, sin saber qué

hacer, en tantas noches de “lucha” nunca nos habíamos

abandonado una a otra, ni en las malas, ni en las peores,

por suerte “el compañero cubano, representante de sus

intereses en el país”, conversaba con ella, al vernos entrar

nos siguió, el capitán del salón en persona nos llevó

a nuestra mesa, nos sentamos, Ana me miraba sin entender,

no podía hacerle ni una seña, menos pensar en

hablarle.

Después de cenar fuimos al baño y pude contarle a mi

amiga las palabras de este Quijote, estaba nerviosa, las

manos me sudaban, la duda y el miedo me atrapaban.

—Dios, señor, ¿es él quien tanto te he pedido?, ojalá sea

este hermoso caballero el regalo para el nuevo año.

¿Sería cierto, estaba viviendo una realidad esa noche o

era otro sueño?

La víspera del nuevo año hacía del lugar un derroche de

alegría, los cubanos con el privilegio de participar de los

festejos tratábamos de aprovechar al máximo de la fiesta,

bailábamos, reíamos, el ruido de las voces y la música

llenaba el alegre ambiente.

Llegaron las doce, entre los gritos y la algarabía del lugar

Fernando me tomó de la cintura,… me besó, fue su primer

beso. Esperó como todo un caballero llegara la media

noche, quizás esperaba ver si la cenicienta no salía

corriendo, sentí su boca en la mía, su aliento, su saliva,

su calor, sus manos de hombre me tomaban de la cintura

mientras atraía mi cuerpo hacia él. Me acercó tanto, senti

me quemaba, mis senos cortaban mis ropas, no sé si fue

una ilusión o sentí “tontas” sensaciones de adolescente,

fue un momento grandioso, el día primero comenzaba y

con él mis treinta y nueve años de vida, ¡Dios, me hacías

un gran regalo de año nuevo!, ¿estás cambiando mi

vida?, ¿contaré antes y después de esta noche?

 

Después de los besos y las felicitaciones por la llegada

del nuevo año, de bailar hasta el cansancio, me pidió fuera

con él, lo acompañara, le proporcionara la enorme satisfacción

de pasar juntos el resto de la noche y el amanecer

nos sorprendiera con los cuerpos llenos de olores

a sudor y a sexo, quería fuera el sol, al salir, un cómplice

de nuestros placeres.

—“Todas las personas ven salir el sol, pero no todos saben

qué es un amanecer”—

Amaneció, como amanece en el trópico, no importa sea

invierno, de golpe y porrazo la luz del sol entró entre las

cortinas junto con los reflejos del mar, el mar como un

inmenso plato azul lleno de zafiros, nosotros desnudos,

abrazados, como un nudo imposible de soltar, descubrí

el amanecer más bello de mi vida, si eso, lo vivido hasta

ahora se podía llamar vida. Ese día después de muchas

noches de “trabajo” me sentí mujer, se despertó la mujer

dormida dentro de mí, aprecié mi cuerpo vibrar como

un diapasón después de golpearlo, recordé la diferencia

existente entre tener sexo y hacer el amor. El sueño y el

cansancio nos derrotaron, nos dormimos sin ni siquiera

asearnos, el sol sonreía feliz, yo empezaba a creer, los

milagros existen y son posibles incluso para los pequeños

mortales.

Despertamos con esa quietud dada por el alcohol y el

sexo, hacía mucho el sol había atravesado el mediodía,

nuestros cuerpos despedían las emanaciones del sexo,

aún desnudos, continuamos unidos el uno al otro, el silencio

de la habitación y la placidez nos tenía inmóviles,

transcurrió aproximadamente media hora antes de levantarnos

al baño, la necesidad venció al sosiego.

Ambos nos unimos a una ducha placentera, para mí muy

diferente a la costumbre cubana “del cubo y el jarrito”.

Desayunamos, merendamos, almorzamos, todo a la vez

en la habitación, con la mirada perdida en los reflejos del

mar conversando trivialidades sobre Cuba, nosotros los

cubanos, “la cosa” y algún que otro fisgoneo sobre mi

vida, mi familia y mi mundo.

Oscurecía cuando salimos de la habitación, Fernando me

propuso a comprar “algunas cositas” para llevarle a los

míos por el nuevo año, un regalo especial para las niñas

y algún detalle para mis padres, aunque estoy casi segura

de cuál era su principal objetivo, era visitar mi casa y

comprobar por su cuenta si existía algún hombre en mi

vida, no era problema, yo contenta, de él naciera comprar

algo para la casa, aún desconocía cómo me pagaría por

el trabajo. Mi ley me exigía, si puteaba era para mis hijas

y mis padres, no podía existir alguien en la retaguardia

esperando para controlar lo que había ganado, muchas

veces el sacrificio para ganarse unos cuantos dólares era

inmenso, me tocaron cada tipos, de “pa’ qué te cuento

y si te cuento lloras”. Ningún cabrón chulo viviría de mi

trabajo.

La mayor critica recibida por las meretrices cubanas de

las colegas del mundo se refiere a la manera nuestra de

cobrar como un paquete turístico “todo incluido” al finalizar

el tour, sin una tarifa, sin un plan de pago, era sólo la

entrega al paseo, el disfrute, una compra en el mercado,

lo que él quisiera depositar en la cartera para los gastos

futuros.

Tres días después de conocernos, se fue.

―Regreso para San Valentín ―prometió.

Sonreí entre la duda y el escepticismo, otra de las tantas

promesas de los muchos amantes de una semana.

—Cuídate mucho y no estés en la calle, te van a chequear,

no porque lo desee, es el proceso…, toma ―dándome

un sobre…—. Espero no te falte nada en estos

días, siempre, antes de dormir dedícame un minuto de tu

pensamiento, yo lo hare también.

Sus manos en mi cintura me atrajeron, esas manos fuertes

pero delicadas para las caricias saben recorrer tu

cuerpo encontrando los misterios de tu ser, despertando

sensaciones olvidadas, no recuerdas existen, me besó,

un beso… un beso con amor, ternura, deseos, lujuria, me

soltó, dio la espalda echando a andar, desapareciendo

en esa puerta misteriosa del aeropuerto que nos separa

de la realidad del mundo, no se volteó, no me miró, sólo

entró y desapareció.

 

Me quedé varios días como en un “limbo adolescente”,

con un vacío en el estómago, sin cordura en los pensamiento,

perdida, sin saber qué hacer, “no estés en la calle,

te van a chequear”, me repetía hasta el cansancio, quién

era este tipo, cuáles eran sus vínculos en el país, cuáles

eran sus negocios, quiénes sus amigos. Anita conociéndome,

entre asombrada y preocupada, prometió llevarme

a un psicólogo, no me entendía ni yo tampoco.

Pero como nada es eterno, teniendo compromisos de trabajo

para cumplir en nuestras agendas nos dispusimos a

partir hacia Varadero, “el deber nos llama”. El deber eran

unos “pepes viejos”, unos antiguos clientes fijos, venían

desde hacía cuatro años en estas fechas huyendo al frio

de Santander, posiblemente buscando el calor del Caribe,

quizás el calor brindado en sus camas. Pagaban bien,

en ese momento no necesitaba el dinero, el sobre de Fernando

fue generoso, pero una semana en Varadero “bien

vale una misa”.

“Nuestro chofer”, un vecino llamado Osmany, en el auto

Lada de su padre nos llevaba hacia la playa azul. El día

era precioso, fresco, sin nubes, a la altura del poblado de

Santa Cruz del Norte Osmany nos interrumpe.

―Desde que salimos de Marianao ese carro viene detrás

de nosotros, se queda atrás, nos alcanza, se retrasa,

pero es mucha casualidad o nos están siguiendo ―temblé,

en mi mente como un tropel regresaron sus palabras,

“no estés en la calle, te van a chequear”, no, no puede

ser, “él lo dijo para meterme miedo, quién puede ser para

que me estén chequeando.

―Osmany en el primer lugar que encuentres paras, compramos

algo de tomar, vamos al baño, si nos están siguiendo

comprobamos quiénes son.

A la salida del poblado de Santa Cruz casi frente a la

refinería Havana Club paramos, es uno de esos lugares

en dólares que proliferan en la vía para los turistas, lugares

sin muchas aspiraciones pero puedes ir al baño,

merendar, tomarte una soda, una cerveza o un café, claro,

siempre que pagues con “verdes”, en la moneda del

enemigo. Descendí del auto atrapada por el miedo, con la

mirada fija en la carretera, el auto continuó, no entró, no

se detuvo, no nos estaban siguiendo, respiré profundo,

creo recobré el aliento, me volvieron los colores al rostro.

―Es la psicosis de persecución, el miedo inoculado en

nuestros genes, son muchos años de terror ―dijo Anita,

nos reímos, es cierto, el miedo es muy fuerte en nosotros.

Siempre, al transitar por esta ruta, al llegar al puente de

Bacunayagua, el sitio divide las provincias de La Habana

y Matanza percibo el mismo sentimiento, si este puente

de esta altura y tamaño, una de las siete maravillas de la

arquitectura cubana lo hicieron antes del 59, cuantas nuevas

maravillas no se habrían realizado en estos años, el

paisaje del lugar es precioso y cautivador. El puente une

las montañas sobre el valle de Yurumí con ciento catorce

metros de largo por ciento diez de altura sobre el nivel

del mar, permite ver desde sus barandas los penachos

de las palmeras creciendo altivas en el fondo, el vuelo de

las aves desde un plano superior, es único en su tipo en

Cuba.

Menos de tres kilómetros después de cruzar el puente

reaparece el misterioso auto, continúa acompañándonos

el resto del recorrido mientras atravesábamos la Atenas

de Cuba continuando hasta Varadero. ¿Sería una casualidad?

El llegar a Varadero trajo a nosotras los recuerdos de los

muchos momentos vividos en este lugar, en los inicios

de la “lucha” fue el lugar ideal para el trabajo, quizás el

sitio más corrupto del país, desde la policía hasta el más

imperceptible empleado del hotel tenía un precio, hubo

momentos en que se llegó a pensar, “sería una zona de

tolerancia” o quizás una “zona franca” de libre comercio

sexual, sin controles ni persecución policial. En Varadero

existían casas donde se albergaban infinidad de muchachas,

muchas menores de 25 años, inclusive menores

de edad, la propaganda del Ministerio de Turismo sobre

la belleza de nuestras playas, la calidad del ron, el tabaco,

pero siempre estaba presente en esta propaganda

como un mensaje subliminar el trasero de la mujer cubana,

no importaba lo sí anunciaban sillones de rueda para

inválidos o equipos de reanimación para casi muertos, la

anunciante era una mulata en bikini, el anuncio era sobre

el culo de las mujeres cubanas, era la carnada en el anzuelo

del Ministerio de Turismo.

Nos miramos con complicidad, sonreímos, ambas recordamos

los días pasados en la ciudad, las muchas locuras

hechas, los buenos y malos momentos vividos, la noche

en que un asqueroso gordo venezolano nos llevó a su

habitación del hotel Internacional después de prometernos

un buen pago por el sexo entre nosotras, no digo sea

un sacrificio, Anita es la clásica “criollita de Wilson”, una

trigueña preciosa hecha a mano, experta en el amor entre

mujeres, no nos quiso pagar, cuando se durmió borracho

le robamos el equipaje, deambulamos por las calles

de Varadero casi una hora con la maleta del venezolano

hasta que un taxi por una buena propina nos llevó hasta

Matanzas, para de ahí continuar a La Habana.

 

 

…Hágalo con estilo…

“Permanecer dentro

de la Cúpula del placer

decretada por Kubla Khan

probar nuevos frutos de la vida

el último hombre inmortal

encontrar el río sagrado Alph

caminar las cavernas de hielo Oh,

cenaré sobre un rocío de miel

y beberé la leche del paraíso”…

 

Al descubrir este poema, la señora Irenee Dupont pensó

construir su propia Mansión Xanadu, escogió Varadero

para hacerla, la casa Dupont, como le dicen los cubanos

al restaurante “Las Américas”, como la bautizó la revolución

al expropiarla y convertirla en un exquisito restaurante

rodeado de un campo de golf, sobre los acantilados

de espalda al mar, el verla nos anunciaba la cercanía del

hotel.

Los hombres son animales de costumbres, siempre iban

al mismo hotel, El Sol Club Palmeras en la zona de Las

Américas, casi el mismo bungaló rodeado de vegetación,

lejos del movimiento del lobby, de los ojos indiscretos de

los “segurosos”, aunque éstos no eran problema, un billete

doblado los hacía ciegos y sordos. Es uno de los

nuevos hoteles construidos y administrados por la compañía

española y Gaviota, la corporación turística de los

distinguidos generales del MINFAR, quizás este hotel incrementa

los ingresos en las cuentas de la familia Castro-

Espín. En la mejor zona del polo turístico más importante

del país, un sitio muy discreto donde se mezcla el hotel

tradicional con los bungaló familiares de dos habitaciones,

el auto en la puerta, el mar a nuestras espaldas con

un sendero de acceso, si lo deseabas el servicio de restaurant

se servía en la habitación, el sitio perfecto para

nosotras, más aún en este momento donde la duda me

rondaba, ¿me estarían chequeando?

No fue mi mejor semana en Varadero, a pesar de estar

con dos maravillosos señores españoles, mayores, bien

chéveres y sin mucho empuje, sus mayores deseo es pasear

y bailar, sin exigir mucho de nosotras, no la disfruté

como veces anteriores. En el regreso a La Habana estaba

convencida del chequeo, coincidimos en más de una ocasión

con dos “compañeros”, no eran turistas, mantenían

un acecho constante desde lejos, los clásicos segurosos,

tantas veces vistos en los hoteles, no sabes quiénes son,

cómo se visten y comportan lo gritan.

Sentía miedo, no deseaba salir, estaba perdida, pensaba

en él, no estaba enamorada, pero me gustaba, fue muy

bondadoso, más que todo el temor del chequeo, no era

miedo a que él pagara un detective para vigilarme, algo

hecho por muchos con sus novias ante el temor del comportamiento

su chica en su ausencia, era el miedo a que

la policía me estuviera chequeando con las consecuencias

que esto trae, detenciones, Manto Negro, te cortan

el cabello, “un Acta de Advertencia”, hasta tres años de

prisión si eras reincidente, no, definitivamente tenía debía

dejar se refrescara el ambiente.

Al regresar tomé unas pequeñas vacaciones. Di un poco

de atención a las niñas, sobre todo a la más pequeña,

me necesitaba, la mayor es muy fuerte, es como yo, dura

para enfrentar la vida.

 

 

Como lo prometió, lo cumplió, el 12 de febrero sin avisar

tocó la puerta de la casa, una tremenda sorpresa, regresaba,

me venía a buscar, como buen caballero traía un

detalle en su mano, las rosas más bellas recibidas en mi

puta vida.

― ¿Te puedes ir conmigo unos días? ―preguntó, o más

bien ordenó.

No era problema, mi hermana Isabel, la estudiante, no

sabe cuánto sudo “la de enfrente y mucho menos a quién

meto”, siempre está dispuesta al sacrificio, varios dólares

bastaban. Total, todos vivíamos juntos.

Recogí como loca, partimos, fuimos como la vez anterior

y las demás al Habana Libre, “los hombres con sus costumbres”,

al llegar la sorpresa, pensé, del aeropuerto fue

directo a mi casa, pues no, su equipaje no estaba en el

auto Hummer, estaba acomodado en la habitación, hacía

uno o dos días al menos de su llegada al país, no pregunté,

insinué.

― ¿Llegaste hoy o hace algunos día?

―Tonta ―dijo, sonrió y sin palabras ordenó―, es la última

pregunta ―Lo entendí, cuando había preguntado a

un cliente el día de su llegada, eso era, sólo un cliente,

pensé con rabia, la rabia duró poco.

Acostumbrada a “la Ronda, Salta pa’tras, Coronilla, Diente

de tigre”, en los mejores momentos Havana Club, casi

río cuando sacó una botella de vino cosecha de tal año,

de la uva no sé cuál.

―Debes alfabetizarte, aprender, ¿sabes?, ustedes saben

leer, escribir, pero están tan desnudos en comportamiento,

son educados pero sin cultura, son los logros revolucionarios

―sonrió―. Brindemos por encontrarte, por

nuestra boda, por ti, por nosotros, te doy las gracias por

existir ―bebió en silencio, mirándome hasta lo más profundo

de mí ser, queriendo adivinar mis pensamientos,

a pequeños sorbos, saboreando muy bien el vino acabó

su copa, se sirvió nuevamente, se acercó al bordillo de

la cama donde estaba sentada, pasándome la mano con

mucha ternura por el cabello y el rostro como hace un

padre ante un hijo rebelde preguntó―. ¿Por qué no fuiste

a Varadero con tu amiga Anita? ―pregunto, o disparó.

Poco me faltó para morder la copa. Quedé muda, no lograba

coordinar una idea, cuánto sabía.

―No sé, no fui… por respeto, me pediste no saliera, eso

hice ―respondí cuando pude, sonrió o hizo una mueca

con la boca, eso nunca lo sabré.

―Quisiera me sigas respetando en el futuro ―dijo casi

sin despegar los labios, pareciendo más una amenaza a

un consejo.

Su mayor don es sin dudas su comportamiento, es un

hombre en el sentido exacto de la palabra, sabe exigir sin

alterar un sólo músculo del rostro, sólo con mirarte te rindes,

un segundo después, mientras se sirve otra copa de

vino, al voltearse cambia, es otra vez ese hombre dulce,

comprensivo, maravilloso, pone la luna a tus pies, regresó

a mi lado todo cariño y amor, me tomó de la mano,

me puso de pie, con la mano izquierda rodeó mi cintura,

atrayéndome, me besó por primera vez desde la despidida

en el aeropuerto hacía más de un mes, me besó como

sólo él sabe hacerlo, perdí el miedo, estaba entrando en

mi terreno, aquí el juego era más parejo, pensé, pero lo

deseaba.

Hicimos el amor como dementes, no quedó centímetro

de mi cuerpo sin besar, nunca nadie hizo de mis pies

parte tan sensible a las caricias, los besó como besó mis

labios, mis ojos, mis senos, mi sexo, lloré, lloré como una

bebé, sin fuerzas, tras un orgasmo interminable, mi cuerpo

temblaba, me redescubría como mujer. Maldito mallorquín,

sabes hacerme sentir.

 

A las diez de la noche con puntualidad inglesa entramos

al parqueo del restaurante “El Aljibe” al detenernos para

el servicio de parqueador de un Mitsubishi Montero detenido

delante de nosotros descendían Alberto y Alain,

ambos con sus esposas, los saludos, las presentaciones,

fue el día que los conocí. Ellos son Alberto, Ingeniero en

computación, trabaja en COPEXTEL, tenemos vínculos

comerciales, su esposa Natacha y el Alain y Mailyn, él

es médico, son mis amigos, ellos son hermanos. Entramos,

nos ubicaron a la izquierda del restaurant, en un

aérea reservada. Sin disimular su servilismo se acercó

a nuestra mesa Silvito, el sub gerente del restaurant, un

ejemplo típico de una nueva clase social surgiendo en

Cuba, el nuevo gerente “medio rico, manejando un Mercedes

Benz”, todo después de ser autorizada la tenencia

de dólares.

El viejo Silvio, gerente y creador del restaurante fue el antiguo

dueño fundador de los restaurantes “Rancho Luna”

intervenidos cuando acabaron con la propiedad privada,

comenzando el experimento de acabar con la riqueza

para convertirnos a todos en pobres, el gran logro de la

revolución, “la generalización de la pobreza”. Con la liberación

de las divisas y el auge tomado por el turismo,

el ministro Osmany Cienfuegos lo exhortó a con su experiencia

y conocimientos hiciera algo lo cual reportara

ganancias rápido, era necesario, pues los ingresos de dicho

lugar serian para la cuenta del Comandante en jefe,

tenía carta abierta para lo que hiciera falta, no se trabaría

en nada, el personal contratado seria de su elección. El

lugar estaría ubicado en el aérea deportiva de la antigua

secundaria básica Cesar Escalante, la escuela estaba en

vía de convertirse en el complejo turístico “Dos Gardenias”,

“con plata baila el mono”, dice el viejo refrán, como

si trabajara para su propio negocio Silvio hizo este lugar,

el cual ha logrado mantener la calidad de su servicio contra

viento y marea. De una pequeña construcción de madera

y guano, sin condiciones para trabajar, en lo que es

hoy, uno de los mejores restaurantes del país, el personal

en sus inicios era “el clan familiar”, Silvito sub gerente, su

esposa cajera, así muchos trabajadores era nietos, hermanos,

sobrinos, esposos, amigos, todos en un ambiente

familiar, quizás esto y la dedicación del viejo, la opción y

calidad del menú único lograría el nombre de “El Aljibe”

se impusiera en el contexto de la nueva gastronomía cubana,

tiempo después se amplió a Varadero, no tuvo el

mismo éxito, dicen las malas lenguas y la mía no es muy

buena, se intentaron abrir otros en España, Italia y México,

esto no lo puedo asegurar. Lo que sí es cierto es su

aporte de más de un millón de dólares al año a las arcas

personales del comandante.

 

Fue una cena agradable de no ser por las esposas, dos

putas envidiosas y reprimidas, trataron por todos los medios

de saber quién era, dónde me conoció Fernando,

si trabajaba, si era universitaria, todo un interrogatorio al

estilo del G-2, hace mucho tiempo terminé estudios en el

Instituto de Economía de Marianao, donde me hice técnica

en contabilidad, nada más, trabajé poco tiempo, al

comenzar el periodo especial dejé de trabajar como contadora

en una pequeña empresa, desde entonces, me

dedico al oficio de meretriz.

Casi al terminar de cenar se nos une Armando, se sorprende

al verme, se interesa por Anita, desde la ida de

Fernando se fue, desapareció. La llamó para preguntarle

si se nos quiere unir, seguimos la fiesta en la Marina

Hemingway, Armando la recogería mientras nosotros nos

adelantamos, Anita sin dudas acepta.

Mientras viajamos a lo largo de la Quinta avenida cubana

hacia el oeste, casi desierta a esas horas, comento con

Fernando lo pedante de las esposas, esté sonríe.

―No le hagas caso, están educadas en los principios revolucionarios

y no entienden muchas cosas, les preocupa

con quién se reúnen sus esposos, es el lógico celo femenino

ante mujeres hermosas sin miedo, veraz que estás

equivocada, cuando las conozcas bien te sorprenderás,

además tienen mucho en juego en esas relaciones, no

las quieren perder, ya se les pasará, al final son peores.

Nos reunimos en El CHAN-CHAN, un lugar sin mucha

categoría, donde se pasa bien, la música y el ambiente es

muy animado, se baila a la orilla de un canal de la marina,

el olor del mar, la música, los tragos son los principales

ingredientes, si le sumas un hombre que te guste, nada

más puedes pedir, lo tienes todo.

Desde el año anterior, cuando el gobierno lanzó el operativo

“Lacra” para acabar con “las jineteras, el proxenetismo,

los pingueros, el tráfico de drogas y demás negocios

vinculados a la prostitución”, los mejores lugares fueron

cerrados, desapareció la discoteca del Comodoro, El

Café Cantante, El Palacio de la Salsa, es el mismo método

del hombre que descubre a su esposa engañándolo

en el sofá de su casa, decide botar el sofá como culpable

de la traición, sin aceptar que la verdadera culpable es su

mujer o él mismo por su falta a de atención. Ven el hecho,

no la causa.

 

En el día Fernando sale temprano en la mañana, me quedo

sola en la habitación, me pregunto, cómo puede subirme

al cuarto sin el más mínimo problema con la seguridad

del hotel, ignorando todas las restricciones impuestas por

el gobierno, pido el servicio de habitación, desayuno, veo

la programación televisiva prohibida para el pueblo, me

traen a las niñas, se pasan el día en la piscina, aprovecho

la sauna, me siento una capitalista en potencia.

 

Llega el viernes, al medio día estamos listos para irnos de

fin de semana, me han prometido una sorpresa inolvidable,

estoy como una niña lista para la fiesta. Almorzamos

en el hotel con Anita, Armando, Alberto, Natacha, Alain y

Mailyn, partimos en dos autos, el Hummer de Fernando

y el Mitsubishi de ellos, salimos de La Habana buscando

la autopista nacional, la llamada ocho vías hacia el Este.

Después de dos horas de camino, a la altura del poblado

de Jagüey Grande nos desviamos por la carretera que

conduce a Playa Girón, hasta una casa cercada y custodiada

por tropas del Ministerio del Interior, ubicada fuera

del área turística, hasta ese momento no era nada extraordinario,

sólo una casa un poco especial, en un área

especial, en la caleta del Rosario.

A partir de ese momento comenzó la sorpresa, no nos dirigimos

a la casa, fuimos hasta un pequeño muelle donde

nos esperaba atracado un yate, para mí, inmenso, después

supe sólo tenía cuarenta pies, el Aquarama II. Nos

embarcamos, el lujo del yate es fastuoso, asientos de

piel, aire acondicionado, cocina comedor, habitaciones

con baño, lo necesario. Lo más sorprendente fue el trato

de los marineros con Alberto y Alain, era afable, jovial,

pero demasiado respetuoso, navegamos por más de una

hora hasta la llegada al cayo.

Son dos cayos unidos por un pequeño puente, estábamos

en cayo Piedra del Sur, desembarcamos. Junto al muelle

donde fue atada la embarcación en un área cercada,

existe un corral marino donde nadaban tortugas, careyes,

al lado contrario al yate un delfinario con un pequeño anfiteatro

para espectadores, en cada cayo una casa, además

de otras construcciones, dos casas como sacadas

de Miramar, El Vedado o una producción de Hollywood,

inmensas, lindas, cómodas, confortables, inimaginables

en aquel lugar, con los lujos impensables, nos instalamos

todos en la más grande, un bungaló, nos esperaban, el

cocinero tenía tomada la cocina, hacía sus funciones.

Nos acomodamos en nuestros cuartos, con todas las comodidades,

lujosos baños, televisor con trasmisión de

satélite, no podía imaginar en nuestro humilde país, en

pleno periodo especial, con tantas necesidades y apagones

existieran lugares así, a quién pertenecía aquello, no

creo fuera para al turismo, el personal de servicio se veía

eran militares, no me atrevía a preguntarle a Fernando,

Armando también se hacia el “chivo con tontera” cuando

Anita le insinuaba algo.

Después de una hora salimos al mar, sólo nosotros ocho,

quizás un poco tarde para mí, desconocedora de estas

aventuras, navegábamos mientras fiesteábamos, música,

existía un increíble salón de música, cervezas, ron, un

bar bien surtido, Fernando no traicionaba su copa de vino,

siempre dispuesto a deleitarla, en ocasiones se fuma un

Cohíba Lancero. Cuando anclamos para mi sorpresa vi a

Natacha y Mailyn muy dispuestas y desnudas, lanzarse

al agua. Miré a Anita.

―¿Y esto?, después las putas somos nosotras.

Con más miedo que deseos, sin desnudarme, me tiré al

agua, Fernando me instó lo hiciera si quería, hoy no, le

respondí, el agua estaba deliciosa, era febrero, pero en

la costa sur cubana no llegan las frías aguas del océano

Atlántico.

Salí del agua junto con Anita, se hacía de noche, la oscuridad

del mar, más la profundidad y la distancia de la

costa, me aterraban.

―¿Aní qué te parecen estas zorras, serán putas?

―Lo de siempre, están escondidas, se reprimen, no se

atreven, el qué dirá la familia, al final son iguales, quisieran

hacer lo mismo que nosotras, si le gusta un tipo, tirárselos,

quizás hasta una mujer, has notado cómo me mira

Mailyn, cómo trata de acercarse y entrar en “guara”, no sé

si será ella o el papi quiere un pastelito, “él tiene una cara

de descarado y pastelero”, veremos.

―Ten cuidado, no sabemos quiénes son estas gentes,

aunque son medios “segurosos o hijitos de papá”, ¿viste

el lugar, los guardias, la casa, el yate?, ¿salir a navegar

sin problemas, solos?, ¿recuerda en Varadero nunca nos

dejaron montar en uno por ser cubanas?, no sé qué pintan,

ni mucho menos hacen ligados con Fernando, siempre

están diciendo “los funcionarios y los militares no se

mezclan con los extranjeros”, no entiendo ni “papa”, verdad

en este país es en todo una mentira.

―Como gusten, si ella quiere le doy un tortillazo, ella sola

o con su marido y si Armando entra, también, tu sabes,

“después de cuatro cervezas me da igual, sea uno, dos o

tres, mujeres o hombres, no importa”.

—Puta tú no cambias, jajajaja.

Subió Mailyn y Anita me sonrió con picardía. Tomando una

cerveza y se tumbó frente a nosotras, muy cerca de Aní.

Desnuda no lucía tan mal, quizás le sobraban algunas

libras, el cabello con iluminaciones sobre los hombros,

buen cuerpo, no como Anita, pero buena figura, además

joven, quizás no tenía más de 25 años.

Mientras se pasaba la mano por los senos preguntó:

― ¿Anita por qué no te bañas desnuda? ―temblé, sabía

muy bien el riesgo de la respuesta. Anita la miró con ojos

de puta libidinosa y le preguntó:

― ¿Quién quiere verme desnuda, tú o tu esposo? si eres

tú, ahora mismo me desnudo, si es él, no te utilice ―sin

dejar de tocarse los senos le respondió:

―Cálmate, no te alteres, sabes bien que soy yo, tú no

eres tonta, ¿no quieres?

―Sí quiero, no estás nada mal, me gusta me hablen claro,

no soporto los maridos usen a sus mujeres para tríos,

si tú deseas lo hacemos los tres, después, primero nosotras

solas y conocernos bien.

Nos encontrábamos en la proa del barco, muy por encima

del nivel del agua, en una plataforma de madera conversaban

y reían los demás.

―Esto se pone caliente ―dije.

Mailyn sonrió, pasándose la lengua por los labios y guiñándole

un ojo, le dijo.

―Ven, no peles más, dame un beso antes de que salgan.

Ni corta ni perezosa Anita la complació. A pesar de mi experiencia

lésbica nunca dejo de sentir un cosquilleo cuando

veo dos mujeres besarse, el beso puede ser igual con

un hombre, dos mujeres le dan un toque especial, no sé,

más sensual, más erótico.

―Salga alguien del agua, esto se está calentando mucho

aquí arriba.―comenté en voz baja.

Las dos rieron, separándose.

Era entrada la noche cuando subieron todos, la luz de

la luna hacía del mar un espejo, la embarcación en semi

penumbras, conversábamos, reíamos y tomábamos.

― ¿Cenamos ahora o quieren esperar más? ―preguntó

Alain.

―Cenemos ―contestamos casi a la vez.

Bajamos las mujeres a la cocina comedor, la cena se trajo

desde la casa, la misma que cocinaban cuando llegamos,

estaban en fuentes selladas con papel de aluminio, sólo

fue preparar las condiciones en el lujoso comedor, la comida:

langostas, camarones, masas de cangrejos, variedad

de pescados, un festín de productos del mar.

Nos sentamos alrededor de la mesa, justa para ocho comensales,

entre bromas y risas disfrutamos del banquete.

La vajilla de lujo, copas de cristal de bohemia fileteadas

en oro, la calidad y frescura de los alimentos consumidos

me sorprendía, un derroche, un banquete del que muchos

desconocían pudieran existir, acompañado con queso

holandeses, cervezas y vino blanco.

Cerca de la media noche nos levantamos de la mesa,

Natacha había hecho el café para la sobremesa, mientras

ella y los hombres subieron a cubierta, era la hora

del Cohíba, decían, quedamos nosotras tres recogiendo

los restos de la cena, Mailyn estaba media en nota o se

hacía, se acercó por detrás de Aní y le empezó a besar

el cuello mientras tocaba todo su cuerpo, Anita reía mientras

seguía el juego, yo miraba sin saber qué hacer, menos

decir, pensaba, “si Alain la sorprendía”, se besaban

con deseo y lujuria, Mailyn vestía una playera casi hasta

las rodillas, debajo seguía desnuda, se la retiró, las miraba

mientras sentía un cosquilleo en mi sexo, me gusta

hacer el amor con una mujer, no soy lesbiana declarada,

más bien soy muy puta, puta al fin soy bicuriosa, por ende

bisexual, me encanta ver un cuadro, un buen pastel, más

aún si son mujeres jóvenes, bonitas, conocedoras, como

éstas dos, no lo niego comencé a acariciar mi sexo mientras

ella se iban del mundo. Mailyn la besaba con desesperación,

de los labios pasaba a los senos, al cuello,

regresando a los labios, el roce de los senos erguía más

aún sus pezones, las manos, fuera de control recorrían el

cuerpo de Anita, tocaba sus nalgas, su sexo, de momento

sentí alguien me besaba el cuello, mientras metía una

mano en mi sexo y la otra tocaba mis senos, era Natacha,

no pensé en nada, me viré, nos besamos, comenzamos a

jugar nosotras también.

Después el orgasmo, ese orgasmo, ese inmenso orgasmo

el cual te deja las piernas sin fuerzas, con temblores,

necesitábamos refrescarnos, nuestros cuerpos sudados,

olorosos, nos sentamos a la mesa, tomamos una cerveza,

sin palabras, con miradas y risas delatadoras, si alguien

nos hubiera mirado a los ojos se hubiera dado cuenta,

algo había pasado, el brillo era demasiado evidente.

Dormimos en el mar, el movimiento de las olas, el efecto

de las cervezas, el orgasmo con Natacha, el sexo con

Fernando me rindieron, dormí de manera plácida, tranquila,

en paz, cuando despertamos el sol brillaba hacía

rato.

 

Al atardecer regresamos al cayo después de pasar el día

en el mar, necesitamos una buena ducha con agua dulce,

alejar el cuerpo del sol, protegerlo con el aire acondicionado.

En la noche nos fuimos al hotel Playa Girón, buscando

un lugar para bailar. En la carpeta del hotel Alberto

preguntó por una reservación hecha a su nombre, no más

preguntas, es el efecto del genio de la lámpara cuando

Aladino la frota, pide un deseo y se consigue sin preguntar.

Como todos los hoteles de provincia, lejos de La Habana,

la calidad del espectáculo es menor, pero pasamos

una buena noche.

Nos levantamos el domingo cerca de las diez de la mañana,

regresábamos a La Habana, Me quedé con los

deseos de darme un chapuzón en la piscina de la casa,

construida muy cerca del mar, de rocas simula una poceta

natural, usa el agua del mar es bombeada constantemente

simulando el agua fluye entre las rocas, artificial

según la explicación de Alain, pero muy real a la vista.

Deseábamos almorzar en el complejo turístico La Boca,

Fernando quería comer cocodrilo, este sitio está en la entrada

de La Laguna del Tesoro, centro turístico creado a

semejanza de una aldea taina, las habitaciones son pequeñas

construcciones en pilotes sobre el agua al estilo

de los indígenas de la cultura siboney, los antiguos habitantes

de la zona occidental del país, es un lugar muy

pintoresco, sólo se puede llegar en embarcaciones entre

los canales atravesando los pantanos de La Ciénaga de

Zapata. Algo nuevo para mí comer cocodrilo, algo muy

exótico en la mesa de un cubano, no sabía existía la costumbre

de comerse a estos anfibios, estos son los beneficios

de mi empleo, en el trabajo incluye además del salario,

el paseo, el baile, la distracción, quizás el pasaporte y

la visa para escapar del infierno revolucionario, si tienes

suerte, el hombre te guste, te haga feliz como Fernando,

es maravilloso.

 

 

―Confío te portes bien, igual a la vez anterior ―un beso

intenso imposible de olvidar—. Regreso pronto ―me da

la espalda y desaparece, hace las cosas a su manera,

como él sabe y quiere, no da tiempo a reaccionar, cuando

abres los ojos no está.

 

Me he casado dos veces, tengo una hija de cada matrimonio,

la primera vez con la ilusión de la adolescencia,

a pesar de vivir relativamente cerca nos conocimos en el

instituto, nos enamoramos como solemos enamorarnos

los adolescentes, pierdes el apetito, la noción de la vida

por ese noviecito que no te deja respirar.

Jorge era el muchacho más bonito del instituto, sus ojos

verdes, como no había iguales, le decían: “el gato”, el

más perseguido, el más codiciado, me eligió a mí, con

frenesí contábamos los días que faltaban para terminar

los estudios, nos queríamos casar en cuanto comenzáramos

a trabajar. Lo hicimos, con la inexperiencia de la

edad no me protegí, salí embarazada, con el parto y la

niña comenzaron los problemas, no podía salir por la

bebé, él se iba, la relación se fue deteriorando, él fue

cambiando, antes de que Evelyn cumpliera los dos años

nos separamos, en compañía de un primo se dedicaba

al sexo con hombres, en el barrio dejó de ser el gato, se

convirtió en la gata, cambió tanto que ya no lo conozco,

salió a México por medio de un amigo gay, después de un

par de años en México fue a vivir a Miami, bendita la ley

de ajuste cubano, es cierto, mantiene comunicación con

Evelyn desde la distancia, nunca estuvo en el momento

necesario.

Cuando Evelyn tenía siete años conocí al padre de Marian,

Alfredo, totalmente diferente a Jorge, no tan lindo,

pero más hombre, marinero, sé pasaba meses en el mar,

lejos de la casa, parece tengo suerte para los amores que

van y vienen, entre un viaje y otro me dejó embarazada,

cuando lo descubrí era demasiado tarde, no tenía tiempo

para la interrupción, así vivimos cerca de cinco años.

 

Un día no regresó del viaje, perdió el barco en Islas Canarias,

se sumó a la lista de los marineros traidores, de los

cansados de servir al país por las limosnas dadas por el

comandante, tiempo después desapareció, alguien dijo:

«A Alfredo lo mataron en una “noche de caza”», una operación

policial contra los contrabandistas de drogas en

el Mediterráneo, donde operaba una embarcación entre

Melilla, la ciudad autónoma española, limítrofe con Marruecos

y Ceuta, España, llevando tabacos y hachís de

contrabando entre las dos costas. Al menos antes de morir

conoció España, era su sueño recorrerla completa en

auto de una punta a la otra, si lo logró no lo sé, al menos

lo intentó.

 

Mientras, continuábamos viviendo en Cuba, el sitio donde

nunca pasa nada, mientras fuera de nuestras fronteras

naturales comenzaban cambios que al traste transformarían

la geografía del mundo. Con la llegada el año 1989

la historia del mundo cambió, a partir de ahora se hablará

de antes y después de la “caída del muro de Berlín”

cuando comenzó el año nadie podía predecir todos los

cambios que éste traería, creo ha sido el más convulso

en mucho tiempo, esté año cambio la política y la geografía

del mundo ¿sabes cuantas cosas pasaron ese año?

El año 1989

Comenzó en domingo, en el horóscopo chino corresponde

al año de la Serpiente, se conoce como el “Año de los

Milagros”. Traería la caída del Telón de Acero, el Muro

de Berlín, los símbolos de la Guerra Fría. La URSS se

fragmenta por movimientos separatistas y un aumento

proporcional de crímenes violentos de carácter étnico. En

Japón el príncipe Akihito, de 55 años, recibe los símbolos

de la sucesión de su padre Hirohito, como nuevo Emperador

de Japón. En la culta Francia la policía detiene a

Josu Ternera, máximo dirigente de ETA. Al sur de nuestro

continente, en Argentina: 42 militantes del Movimiento,

Todos por la Patria, bajo el mando de Enrique Gorriarán

Merlo asaltan el Regimiento General Belgrano, sito en La

Tablada, bajo el argumento de frenar un intento de Golpe

de Estado por parte de un grupo de “Cara pintadas”.

Carlos Andrés Pérez asume la presidencia de Venezuela.

Como consecuencia de por un golpe de estado liderado

por el general Andrés Rodríguez es depuesto el general

Alfredo Stroessner dictador de Paraguay.

El cirujano y urólogo español Aurelio Usón finaliza con

éxito el cambio integral del sexo a una mujer mediante la

“técnica Shanghái”, creando un nuevo método quirúrgico.

El imperialismo comunista de los soviéticos retira Treinta

mil soldados Afganistán, mientras la capital Kabul permanece

sumida en el caos. El presidente argelino Benyedid

limando las tensiones visita al rey Hassan II después de

muchos años de críticas relaciones. El conflicto nacionalista

entre Armenia y Azerbaiyán ha causado 91 muertos

y 1.532 heridos según datos oficiales.

Doce candidatos al Congreso de los Diputados del Pueblo,

nuevo Parlamento soviético, presentan por primera

vez sus programas a un grupo de electores moscovitas.

El Gobierno de la República Federal de Alemania, prohíbe

el partido neonazi (NS). El socialdemócrata y amigo

de Cuba, Michael Manley, gana por amplio margen en

las elecciones de Jamaica. Barbará Clementina Harris,

sacerdotisa de la iglesia episcopaliana se convierte en la

primera mujer ordenada obispo.

En la capital de Afganistán, Kabul, reina el caos, es sitiada

por la guerrilla y minada por la quinta columna durante

la salida de los soldados soviéticos de la ciudad.

El primero de los veinticuatro satélites que conforman el

sistema GPS es situado en su órbita. El Ayatolá Jomeini

hace un llamamiento a los musulmanes del todo el mundo

para ejecutar al escritor anglo indio Salman Rushdie,

por entender que su obra Versos Satánicos ofende al Islam.

Ofrece una recompensa de tres millones de dólares

por su muerte. Irán rompe relaciones diplomáticas con

Gran Bretaña. Es aprobado en Argelia, a través de un

referéndum, una reforma constitucional acabando con el

partido único.

Se producen multitudinarios funerales por el fallecimiento

de Hirohito, emperador de Japón. Es aprobada en Argelia

por amplia mayoría la nueva constitución que da paso al

pluripartidismo. Rebelión popular en Venezuela, lo que se

conoció como “El Caracazo”.

Caída la dictadura de Stroessner, el diario ABC Color de

Paraguay reinicia sus ediciones tras ser clausurada el 22

de marzo de 1984. Se legaliza el derecho a la huelga en

Hungría, segundo país de la Europa del Este que lo reconoce

tras Polonia. Se inaugura la Pirámide del Louvre,

como nueva entrada al museo. El movimiento sindicalista

polaco Solidaridad es legalizado, pudiendo así presentarse

a elecciones generales. El Parlamento polaco aprueba

por gran mayoría la reforma constitucional de las leyes

sobre libertad sindical, asociación y ordenación electoral

pactadas por el Gobierno con la oposición y un conjunto

de leyes de reforma que incluye su propia disolución.

La Tragedia del 9 de abril en Tiflis, Georgia: Una manifestación

antisoviética es aplastada por el Ejército Rojo. Se

inicia la revuelta de la plaza de Tiananmen tras la muerte

de Hu Yaobang. “El rebelde desconocido” detiene por

cerca de media hora a una columna de tanques durante

la revuelta de la plaza, donde los estudiantes fueron masacrados

por el ejército chino, ocasionando un gran número

de muertos, heridos y detenidos. El rey Hussein de

Jordania anuncia convocatoria a elecciones. Carlos Saúl

Menem es elegido presidente de Argentina. En Estonia,

Letonia y Lituania tienen lugar las manifestaciones conocidas

como Cadena Báltica, en demanda de una mayor

autonomía para las Repúblicas Bálticas.

En Cuba, el 12 de junio se inicia la Causa # 1. Se le acusó

al general Arnaldo Ochoa y a trece implicados de contactarse

con narcotraficantes internacionales; traficar ilícitamente

con cocaína, diamantes y marfil, utilizar el espacio

aéreo, el suelo y las aguas cubanas para actividades de

narcotráfico y avergonzar a la Revolución con actos calificados

como de alta traición. El juicio de Ochoa fue televisado

durante un mes, el militar admitió ser culpable de

narcotráfico, pidió para él la pena de muerte, consideraba

que tras su mala forma de proceder había que dejar en

claro a la juventud que esto no era permitido en la Revolución.

Fue ejecutado mediante fusilamiento por decisión

del Tribunal Militar el 13 de julio de 1989 en La Habana

junto al coronel Antonio De La Guardia, el capitán Jorge

Martínez y Amado Padrón. Un avión cubano se estrella

en La Habana y mueren 170 personas.

El Salvador, el Frente Farabundo Martí anuncia un alto

al fuego unilateral para facilitar el diálogo con el gobierno

salvadoreño. Polonia, el Parlamento otorga su confianza

al gabinete propuesto por Tadeusz Mazowiecki, primer

gobierno no comunista desde la Segunda Guerra Mundial.

El Dalái Lama, líder religioso y político tibetano es

galardonado con el premio Nobel de la Paz. En las elecciones

generales, Felipe González Márquez es reelegido

Presidente del Gobierno de España. La República Democrática

Alemana (RDA) decide la apertura de sus fronteras

a Occidente. Cae el muro de Berlín, cerca del cual

perdieron la vida 79 personas al intentar franquearlo.

Patricio Aylwin Azócar es elegido presidente de la república

de Chile, le correspondió presidir el primer gobierno

democrático después de 17 años de régimen militar, fin

de la “dicta blanda chilena”

El Ejército de Estados Unidos invade Panamá, el objetivo

era deponer a Manuel Antonio Noriega y establecer el

gobierno electo de Guillermo Endara. Otro dictador de izquierda,

Nicolae Ceauşescu presidente de Rumanía, tras

una condena a muerte decretada por una corte marcial,

es ejecutado junto a su esposa. La Asamblea Federal de

Checoslovaquia elige unánimemente al dramaturgo Vaclav

Havel, nuevo presidente del país.

 

Fallecieron en 1989:

Hirohito, emperador de Japón, Alfredo Zitarrosa, cantante

uruguayo, Salvador Dalí, pintor español, Andrei Gromiko,

dirigente soviético, Nicolás Guillén, poeta cubano,

Bette Davis, actriz estadounidense, Pedro Vargas, cantante

mexicano, Dolores Ibárruri, “la Pasionaria”, política

española, Bobby Capó, cantante puertorriqueño, Samuel

Beckett, escritor irlandés, Premio Nobel de Literatura en

1969, Nicolae Ceauşescu, dictador rumano, murió fusilado

por sus soldados después de un juicio sumario junto a

su esposa.

Cuántas cosas pasaron en el mundo, algunas increíbles,

impensables, sin dudas fue un año de cambios significativos,

en Cuba, el lugar del mundo conocido como “el país

donde nunca pasa nada”, nada pasó. Ni el fusilamiento o

derrocamiento de dictadores, mujeres obispos, el traspaso

de Chile a la democracia después de diecisiete años

de dicta blanda, la caída de las dictaduras socialistas de

Europa, nada contribuyó a un cambio hacia la democracia

en el país, al contrario, con el fusilamiento del general

Ochoa y su grupo de oficiales acompañantes en los negocios

autorizados por el gobierno, Cuba se adelantaba

hacia una dictadura de izquierda más férrea y más absolutista,

nadie imaginaba las terribles consecuencias de

estos cambios en el mundo, traerían para la nación.

Con el inicio de 1990, comienza en la otrora “taza de oro

de América”, “El Periodo Especial”, el paso de avance,

“como los cangrejos”, más notables desde el triunfo de

la desgracia en 1959, comenzaba la polpotizacion de la

sociedad cubana.

 

 

Después de alguna que otra relación, alguna subida o

bajada del tren de vida, llegó el negro, el maldito negro, la

peor parada. “El indio” nació en el “solar del 21”, el administrador

de la panadería “El Carmelo”, con mucho dinero

y una moto en los inicios del periodo especial.

La crisis provocada por la terminación de los subsidios

enviados religiosamente por la Unión Soviética para mantener

su satélite comunista en el Caribe provocó un caos

económico en la población, de una economía subvencionada

pasamos a una economía de subsistencia, en Miami,

la capital del exilio, muchos preparaban el equipaje

para su eventual retorno a Cuba ante la eminente caída

del sistema, mientras ellos preparaban las maletas Fidel

recrudeció la represión, su verborrea se agudizó en contra

de los Estados Unidos y la mafia de Miami, los culpables

junto al bloqueo de las penurias vividas en el país,

se hablaba de cocinas populares para poder comer, vivíamos

con una dieta de subsistencia, la famosa canasta

básica compuesta de:

Por una libra de pollo americano, que rompe el bloqueo,

catorce onzas de picadillo de soya, doce onzas de pescado,

el perro sin tripa, ocho huevos, seis libras de arroz

americano, violador del bloqueo, ocho onzas de granos,

un cuarto de libra de aceite, un mes alternaban un jabón

con un tubo de pasta dental.

Era la renombrada canasta básica vendida por la arcaica

libreta de abastecimientos en la bodega para el mes, una

cuota de miseria, la madre del gordo me daba las cáscaras

de las papas del circulo infantil donde trabaja de

cocinera, las repelábamos en la casa y podíamos comer

puré de papas, los únicos frijoles existentes eran los colorados,

unos granos grandes y duros, nos aburríamos por

ser los únicos, en varias ocasiones después de tenerlos

en agua, en remojo por horas, las niñas los pelaban para

engañar los ojos y pensar eran frijoles blancos, el hambre

y las necesidades crecían.

Enfermedades desconocidas por muchos resurgieron en

la población, los niveles de anemia, neuropatías periféricas,

escorbuto, fueron alarmantes, no existían medicinas

tan básicas como la aspirina. Él me dio comida para mis

padres y mis hijas, el jabón y la pasta dental, la leche para

todos la compraba a diez pesos el litro un día sí y uno no,

a un vecino que iba en bicicleta hasta el poblado de Cangrejera,

a diez kilómetros de la casa.

Sí, fui su mujer, le vendí mi cuerpo como lo vendo hoy por

los dólares necesitados en mi casa, ¿existía otra opción?

No lo sé, ésta fue la encontré, la más fácil, quizás, pero la

más cara, pagué con mi cuerpo, junto con él pagué con

humillaciones, golpes, maltratos, me cortó el cabello porque

quiso, me tatuó sus iníciales en una nalga.

No sé cómo lo logré, un día desperté y decidí no verlo

más, sacarlo de mi vida para siempre, me dio una golpiza

mayúscula en el callejón de la zanja, donde se une la calle

110 y la avenida 41, cuando desperté al ver el estado

de mi rostro me convencí, era el final, ni un maltrato más,

mis hijas me necesitaban, pero viva, acompañada por el

policía “jefe de sector” fui a verlo, él sabía muy bien cuánto

tenía en juego.

―No me molestes más ―le dije―, mira como tengo el

rostro, si te me vuelves a acercar la denuncia se hará

efectiva, por favor no nos veamos más.

En ese momento decidí, “si voy a putear, puteo con extranjeros”,

pagan, se van, no dan tiempo a los sentimientos,

cubanos, ni uno más, total lo único que dan “es pinga

y disgusto”.

Me alejé mientras el jefe de sector y él conversaban, fue

nuestra última conversación, después, si nos encontrábamos

cambiábamos el rumbo o torcíamos en la esquina.

Ahora, después de años jugando a ser Mesalina aparece

Fernando, a veces la vida es cruel, escoge el camino

más difícil para llegar al final, sí, éste debe ser el final,

por muchas cosas malas hechas merezco un reposo,

un descanso al final del túnel, eso es Fernando, la luz

la guía para salir del túnel en que he estado sumergida,

hay “Yema Yá”, ayúdame, si Fernando me desposa y nos

saca de Cuba a las tres te juro “no se va arrepentir, nunca

más voy a ser puta, no va a tener una queja de mí”, anda

Virgencita concédeme ese milagro, si me lo concedes te

prometo ir a tu santuario del cobre a pagarte la promesa.

 

Tocan a la puerta, Evelyn abre, es él, sonriente, hermoso,

mi santo patrón, “San Fernando”, patrón de las putas bendecidas,

porque estoy bendecida, es mi momento, aún en

las noches mi cuerpo siente sus caricias, sus besos, sus

olores, no he perdido las sensaciones despertadas por él

en mí, está de regreso, gracias Dios mío.

Salto hacia él como una niña cuando su padre regresa

después de una semana fuera de casa, como me alegra

verlo de vuelta, lo necesito más de lo que yo misma acepto.

Rápida recojo algunas prendas de ropa y parto feliz,

mi cuerpo vibra con sólo él mirarme, estoy llena de música,

comienzo a creer, “si es real, si siempre al regresa me

busca, es posible sea mí santo”.

―¿Dónde quieres ir el fin de semana? ¿Algún sitio en

especial o algo diferente?

― ¿Puedo escoger dónde desee?

―Sí, escoge, ¿no tienes un sueño?

―Sabes algo, siempre he soñado con tener una casa en

el campo adonde ir los fines de semana a descansar, o

con un grupo de amigos a pasarla bien, ¿te imaginas?, es

un imposible, sólo un sueño.

―Entonces te va a gustar mi casa de campo en Mallorca,

es una construcción rústica de piedra y troncos, casi

a los pies del Puig de Galatzo, una elevación de más de

mil metros, el lugar perfecto entre la ciudad y la sierra,

entre lo rústico y lo moderno, con una vista preciosa de

la bahía de La Palma. Estoy seguro, tú y tus hijas se van

a adaptar muy bien, no sé si vivirá algún cubano, no lo

dudo, ustedes son como los nuevos judíos, se han esparcido

por todo el mundo, ¿en pocos países no deben vivir

tus hermanos?

¿Tendré la oportunidad de verla algún día? ¿Será cierto,

nos casaremos y nos iremos?

―Háblame de tu isla, ¿cómo es?, recuerda que soy analfabeta

cultural.

―Como todas las islas, está rodeada de mar, ¿eso lo sabes,

verdad? ―bromea―. Es un lugar precioso, los reyes

tienen un palacio de verano en Mallorca, es la principal

de Las Islas Baleares, la capital es Palma de Mallorca,

una ciudad donde se mezclan como en toda España la

arquitectura española y la árabe, puedes encontrar desde

un castillo medieval o musulmán hasta un molino de

viento, existen construcciones de antes del 1300, el lugar

perfecto con el clima perfecto, en el verano no más de

33 grados centígrados, en el invierno en las zonas altas

hasta menos 5 grados, por lo general la nieve sólo cae en

las montañas, no temas. Con mucha historia, curiosidades,

el mejor lugar del mundo, le llaman “la isla de la calma”,

por estar lejos de la velocidad y las tensiones de las

grandes ciudades, muy apacible en el invierno, lo contrario

en verano, la población se duplica por los turistas en

la temporada alta. Puedes amanecer en un pequeño bar

delante de una copa de vino y el dueño como si fueran

las tres de la tarde. Se van a adaptar muy bien, se habla

mallorquín y español, es una ventaja.

 

La semana corre entre su trabajo en la firma, algunas reuniones

con los aprendices de capitalistas, se creen los salvadores

del país, desmovilizados de las FAR, el MININT y

los hijitos de papá, buscan la forma de vivir mejor, ellos y

los suyos, después del gusto por las comisiones, las cenas

de negocios con sus esposas es lo preferido por los

funcionarios cubanos, en las cenas demuestran cuánto

valen, igual al pez, mueren por la boca, su especialidad

es comer y beber, en esto son expertos.

Una noche nos reunimos con un señor andaluz, quiso

hacer fortuna, habla con Fernando, necesita le ayude a

recuperar diez mil dólares adeudados, se las da de empresario

y próspero hombre de negocios.

Salvador tenía dos taxis y una planta de reciclaje en su

ciudad, la planta era una pequeña prensa en un patio

donde comprimía aluminio, cartones y plásticos, un operador

recogía en los bares, tiendas y mercados en un panel

o van, para luego vender las pacas comprimidas en

los mercados de recogida de la ciudad, con la venta de

la prensa, los taxis y las licencias de taxista llegó al país

como llegaron los conquistadores quinientos años atrás,

lleno de esperanzas e ilusiones, viviendo en casas privadas

donde rentaba una habitación para ahorrarse cuatro

kilos en hospedajes, comiendo cajitas en paladares callejeros.

Después de mucho andar logró hacer pequeños negocios,

sacando migajas del pan repartido, al final se fue al

año cuando comprobó para su dolor el comandante no le

pagaría los más de diez mil dólares adeudados de una

transición comercial, una compra realizada en los EE.UU.

y traída por México rompiendo el bloqueo, nunca los cobró.

El viernes, después de almorzar, nuevamente los ocho

emprendemos viaje hasta el poblado de Caimito, provincia

de La Habana, en la zona de Ceiba del Agua, allí descubriría

la más hermosa mansión campestre que pude

soñar un día, con dos plantas, piscina y muchas comodidades

desconocidas. Las paredes construidas con cristales

oscuros, caballos, gallinas, gansos, patos y un enorme

lago, con botes de motor para pescar.

Es un pequeño paraíso en medio de las necesidades vividas

a diario por los cubanos, la eterna pregunta, ¿cómo

podemos ir a lugares así? ¿Cual llave secreta los abre?,

lo único conocido por mí de los vínculos de Fernando con

Cuba es, él representa para el Caribe la cerveza Heineken,

además se encarga de las importaciones de vinos

españoles, franceses y de otros sitios europeos, los cigarros

Marlboro y Camel, por eso no me faltan, en España

es uno de los accionistas principales de una importante

compañía, pero cuál es su misterio o el de sus amigos,

como decimos acá, “es la pregunta de los 60 mil pesos”.

 

Un rato después de acomodarnos, salimos a la piscina,

esta vez las nenas están en trajes de baño, quizás sea

porque constantemente entra la persona encargada de

atendernos, alguien como una camarera con un trato muy

especial o reverencial. La noche avanza, hemos comido

tantas cosas diferentes que no cenamos. Fernando y yo

nos sentamos en una terraza de la casa, mientras los demás

continúan alrededor de la piscina, es la tercera botella

de Chivas Regal que abren, están sedientos, medios

en nota, a pesar de ser el mes de marzo está caliente el

ambiente.

―¿Ana es lesbiana? ―pregunta como acostumbra sin

avisar.

―Sí, le gusta de vez en cuando, diría es bisexual.

―¿Tú lo haces?

―Ella fue la primera, después lo he hecho más por joder

que por placer, aunque no lo niego, despierta muchas cosas

en mí, sobre todo cuando miro.

―Me gusta no lo negaras, eres honesta, no es una virtud

de muchas personas, entonces esto se pone bueno,

éstas dos cuando se emborrachan y no están lejos se

les sube la tortilla. Participa si lo deseas o seamos meros

espectadores, como gustes.

Era cierto, entre el sonido de la música se escuchaban risas

fuera de lo normal. Pasada la media noche las tres salieron

del agua, antes se habían retirado la parte superior

de los trajes y jugaban a secarse unas a otras, Armando

medio dormido, quizás no se daba cuenta que pasaba a

su alrededor, los otros, medios borrachos estaban como

fieras al acecho, les brillaban los ojos con lujuria, el juego

se fue volviendo paso a paso en caricias, no existían dudas,

Mailyn no podía esconder sus deseos por Anita, la

desnudó mientras la besaba con desesperación, Natacha

me buscaba, se sentía sola, se convenció no iba a participar

en el juego y se acercó por detrás de Anita, las tres

se unieron entre abrazos, besos y risas. Se acercaban

donde nosotros nos encontrábamos para continuar hacia

el interior de la vivienda, en la sala, en un enorme sofá

en forma de “ele” se tiraron las tres, con un frenesí inenarrable

se unieron en una gigantesca tortilla, después se

acercaron ellos para saciar sus deseos masculinos, entre

las tres hicieron nada las erecciones de Alberto y Alain.

Nosotros habíamos entrado. Sentada en sus piernas, él

me masturbaba. Observábamos desde la distancia sin

perder un detalle de lo ocurrido. Armando, a la orilla de

la piscina, dormía sin enterarse la intensa orgia vivida a

veinte metros de él.

Ellos sin fuerza y en estado de total embriaguez se quedaron

dormidos como cosas en los muebles, mientras

ellas permanecían desnudas ardientes de deseos, ávidas

de juegos. Natacha y Anita abrazadas jugaban y reían,

Mailyn las miraba mientras jugaba con su sexo, yo hervía,

verlas hizo en mí un efecto explosivo, mis muslos

mojados, mi clítoris inflamado, las ganas me quemaba,

sentada sobre las piernas de Fernando me estremecía

en deseos, me soltó, me empujó sutilmente a levantarme

y acercarme a ellas, era lo más deseado por mí, no podía

pensar en otra cosa, fui, me recibió Mailyn lujuriosa,

me acuesta y sin preámbulos ataca mi sexo con su boca

dándome una chupada inolvidable, al momento las otras

se acercaron, las tres se encargaron de hacerme sentir

los placeres más deliciosos del mundo, tuve dos, tres

orgasmos casi continuos, quedé sin fuerzas, Fernando

se acercó, su pene brillaba de lo erecto, entre todas nos

encargamos de él, no duró mucho.

Nos fuimos las cuatro desnudas al agua, era la única forma

de quitarnos el tremendo calentón, Fernando se quedó

desde lejos mirando, Armando se despertó a nuestra

risas, al vernos solas en el agua y desnudas no supo qué

hacer, Aní se le acercó y empezó a bailar con sus nalgas

frente a sus ojos, tuvo una erección, Natacha le cogió

el pene para chupárselo, Mailyn se unió a Anita en una

danza de sexo y erotismo. No había hombre que aguantara

las locuras de estas mujeres, Fernando dispuesto se

acercó a mí desnudo, Mailyn dejó la danza, acercándose

a nosotros, Aní se unió a Natacha y Armando, después

ellas se cambiaron, fue la locura más grande vista en mi

vida, una bacanal al estilo romano, al terminar después

de bañarnos en la piscina juntos nos fuimos a dormir, no

tenía fuerzas.

La mañana avanza y nos sorprende en la cama, las paredes

exteriores de cristales ahumados nos permiten ver el

exterior, a oscuras, como si tuviéramos unos gigantescos

lentes, impidiendo se vea el interior, desnudos los dos

nos acercamos, me recuesto sobre su pecho fuerte, velludo,

es mi tierno oso de peluche, no hablamos de lo

sucedido la noche anterior, las ideas se cruzan, quisiera

hablar pero no me atrevo, descanso sobre él, trato de olvidar

lo pasado, es lo mejor, cuando él lo desee, hable del

tema. Nos vamos juntos al baño, mientras nos duchamos

hablamos de cosas sin importancia, ¡anoche no sucedió

nada!, concluyó.

 

 

Se va, su partida me duele, regresa la soledad, extraño

lo que representa, el hombre, el amante, el amigo, el protector,

en sueños lo busco, al despertar no está a mi lado,

el desvelo en la soledad de mi cama, me invade la incertidumbre,

¿si vivo un sueño?, ¿si desaparece?, ¿cómo lo

busco?, ¿cómo encontrarlo?, maldigo el sistema, el único

culpable si soy puta, si me encuentro en este laberinto

donde el mañana es tan lejano e incierto, sólo puedo esperar

no ser abandonada por los santos y me necesite al

menos la mitad de mi necesidad por él.

Mañana voy a ver a mi padrino, lo tengo olvidado, necesito

su ayuda, necesito un trabajo para asegurarme es

mi santo protector, San Fernando, el patrón de la puta

enamorada.

No tengo hecho santo, ni aún la mano de O’rula, pero en

esta época de tanta incertidumbre como dice la canción

de Adalberto “hay muchos que se consultan por la madrugada”.

He pasado por varios padrinos, pero muchos sólo

quieren llevarte a la cama y la mayoría cogerte el dinero,

la brujería se ha vuelto una necesidad para muchos y una

manera de vivir para otros, con Rafaelito encontré a un

brujeo bastante honesto, además maricón, vive cerca de

Ampudia. Voy a verlo.

―Tú aquí, que lío tendrás, ten cuidado, si te coge “la

mona”, ni con el panteón afro completo te puedo sacar, la

cosa está mala para “el jineteo”.

―Tranquilo padrino, no es nada de policía, vine porque

tengo un Yuma “entre piernas” y no quiero se me escape.

―Ustedes sólo se acuerdan de Santa Barbará cuando

truena, ven, vamos a revisarte.

Rafaelito está “raya‘o en palo monte”, para muchos uno

de los cultos afrocubanos más fuertes, en la categoría él

es un “tata o padre”, su muerto o guía espiritual es un esclavo

africano haitiano “su lucero mundo”. Cuando entro

al cuarto donde tiene sus santos y sus prendas siento un

recogimiento, un poco de temor, los altares de la brujería

sólo tienen en común con un altar católico, la cruz, pero

el altar de un palero es la combinación de “palos, cabezas

de animales, huesos, imágenes de deidades hechas en

piedra, madera, lo peor es la cantidad de sangre de los

sacrificios y ceremonias realizadas para dar de comer a

los “santos”.

Después de pedir permiso y el saludo donde se le echa

humo de tabaco y se rocía aguardiente a la prenda, con

cuatro chapas de cocos se le pregunta a la deidad las

interrogantes de las cuales deseas una respuesta, según

como caen las chapas es la respuesta, si algo no queda

claro se cambia la forma de preguntar, de esta manera se

va entablando una conversación con el santo a base de

las preguntas realizadas y las respuestas de los cocos.

Es algo bien curioso, a veces una pregunta no está bien

formulada, el muerto no la entiende, cambias la forma de

preguntar obteniendo la respuesta, si el azar, la casualidad

o el destino trabajan juntas no lo sé, pero “el sí” o “el

no”, muchas veces es bastante claro a tu cuestionamiento.

Lo mejor es cuando las cuatro chapas te contestan en

forma positiva “lo que se sabe no se pregunta”. Esa fue la

respuesta a mi pregunta de sí me casaba con Fernando y

salíamos con él a España.

Me limpió con hierbas, me mandó unos baños con miel de

abeja, flores blancas, éstas no debían faltar en la casa.

La próxima vez cuando regresara Fernando debía intentar

que comiera alguna sobra mía, algo que yo mordiera

dándole el resto a él. Al encenderle el tabaco que él acostumbra

a fumar en ciertas ocasiones, mientras yo lo encendía

y él me diera el fuego, mantuviera su mano entre

las mías, mientras pedía “al lucero mundo”, “como ahora

mismo lo tenía entre mis manos, así estuviera siempre

dándome la luz para mí y mis hijas, para nuestro desenvolvimiento”,

al final no olvidara dar las gracias a Fernando

por el gesto de cortesía de darme el fuego, aunque las

gracias eran por darme la luz necesitada para conseguir

mi destino.

Salí llena de alegría y satisfacción, los santos estaban

de mi parte, me sentía iluminada, “San Fernando” era mi

santo protector.

Cuando Fernando no estaba me mantenía el mayor tiempo

posible en casa, sobre todo en las noches, dejé totalmente

de hacer la calle, no lo necesitaba, además no

quería perderlo, me decía y repetía, “recuerda, se puede

ser puta, pero no bruta”, si lo había encontrado no lo podía

perder. Acostumbrada a partir en las noches, estas

eran sumamente largas, el quedarme en casa me era

muy difícil, sólo la ilusión me detenía, para variar solía

visitar a las viejas amistades las cuales detenidas en el

tiempo se dedicaban a trabajar tratando de sacar adelante

a una familia donde las necesidades eran mayores a

las gratitudes.

Es triste ver cómo se pierde la vida y la ilusión de las personas

en Cuba, no existe mañana, no puedes pensar en

nada que no sea resolver las necesidades más apremiantes

de los tuyos, todo se convierte en “me hace falta” “necesito”

“si yo pudiera”, mi generación era una generación

perdida, fuimos los que quedamos atados a los errores

de los padres, no tuvimos suficiente edad para unirnos al

tren de la revolución, ni en contra de la revolución, crecimos

en un marasmo de sueños, experimentos colectivos

con la sociedad, La UMAP, La Columna Juvenil del

Centenario, el Servicio Militar Obligatorio, La Escuela al

Campo, La Escuela en el Campo, experimentos realizados

con el objetivo de desintegrar a la familia, separar a los

adolescentes de sus padres, de sus valores, principios

familiares y religiosos.

Consignas, planes o mejor dicho, locuras imposibles de

cumplir, doble moral, donde escuchar música en inglés

estaba prohibido, “divisionismo ideológico o penetración

imperialista”, leer era dirigido, la televisión, el teatro, el

arte controlado, los jóvenes no podían llevar el cabello

largo o los pantalones estrechos por la represión policial,

época donde nace la consigna “Seremos como el Che”,

quién quiere ser como ese anarquista que abandona a

los hijos por exportar la revolución, el comunismo y sus

necesidades.

Donde el miedo es parte importante de tu vida, tienes

miedo de hablar, tienes miedo de tu familia, de tus vecinos,

de tus amigos, de tu pareja. Muchos un día descubren

duermen con el enemigo o un desconocido, como le

pasó a la hija de un militar desmovilizado presidente de

un Comité de Defensa de la Revolución en la avenida 41.

Ella, al ver su esposo no vino a dormir fue a casa de sus

suegros por si sabían algo, se llevó una inmensa sorpresa

al enterarse se había el día anterior con su familia a Miami,

les había llegado la salida por el sorteo de la lotería

de visas, quedó muda de asombro, estaba sola con una

hija, esos son los logros revolucionarios, desaparecieron

los valores sociales, las familias se dividen, muchos salen

y saben no pueden regresar, cuántas madres han muerto

añorando ver a su hijo nuevamente y el sistema les prohíbe

entrar al país por traidores, donde los padres prefieren

a los hijos estudiando para camareros en las escuelas de

turismo a sean futuros médicos o ingenieros sin trabajo

o beneficios, donde a las niñas pequeñas se le pregunta

¿qué vas a ser cuando seas grande? y la respuesta más

divertida es “Jinetera”.

Junto a mí, haciendo “el pan”, puedes encontrar a una

ingeniera o a una doctora, no por puta, por necesidad,

su salario no satisface las necesidades de sus hijos y padres,

al no tener “Fe” (familia en el extranjero) su único

camino es putear, quizás el único lugar del mundo donde

las profesionales devengan un salario mejor en la calle al

ganado en su trabajo sea Cuba. Existen otras, las jineteras

oficiales, muchachas miembro del MININT, su misión

es putear igual a mí, no por órdenes de un proxeneta, sino

por órdenes de su oficial superior, éste le da como misión,

conquistar a alguien que están chequeando, como modernas

y revolucionarias Mata Hari.

Esos son los logros revolucionarios, no las vendidas al

mundo con mentiras y las falsas propagandas, engañándolos

como si viviéramos en el paraíso, lo único parecido

en Cuba al paraíso es, casi nos cubrimos con taparrabos

y las manzanas no están prohibidas, simplemente no

existen. Si este es el paraíso, ¿por qué hay más de dos

millones de cubanos regados en cincuenta y siete países