Carolina
Para Oriol.
Prefacio
Faltaban tres semanas y cuatro días para que Carolina cumpliera 28 años, aquel Martes 2 de Junio, a tres meses y diez días de su boda, había conseguido todo cuanto había soñado. Cinco años atrás, después de presentarse a varios castings para realitys de todo tipo —incluido uno para chefs aunque no sabía cocinar — consiguió salir en uno en el que un chico debía elegir, tras una cita, entre tres candidatas. Pese a que tras la cena hubo sexo, eligió a otra concursante, pero el programa le reportó lo suficiente para operarse los pechos, la narizy los pómulos. Tras teñirse el pelo de negro azabache, logró un puesto en un programa de baile, en el que fue rápidamente eliminada, no antes de que la presentarán como la "Kim Kardashian" española. A partir de aquí, llegaron varias entrevistas y participaciones en diversos programas, algún desfile y múltiples bolosen discotecas y fiestas de todo tipo. Fue en una de esas fiestas donde conoció a su prometido.
Ricardo Figueroa era un hombre hecho a si mismo, contaba con 53 años y siete meses. Era alto, cerca del metro ochenta, con el pelo abundante y gris, peinado hacia atrás, con ligeros rizos tras las orejas, mantenía un buen tipo. Siempre había estado en forma, en su juventud por sus muchas horas dedicadas a la albañilería, y después tras los años de pelotazos, por su dedicación a diversos deportes de riesgo y las horas de gimnasio con su entrenador personal. Practicaba es esquí de fondo, por supuesto fuera de las pistas, la caza mayor en safaris enÁfrica y Sudamérica y e incluso había subido algunas de las mayores cumbres del planeta, acompañado de los mejores equipos posibles.
A principios de los noventa, no era más que un albañil, pero en los siguientes diez años se convirtió en constructor y gracias a la ayuda de su ex mujer, Carmen, por entonces modista especializada en trajes regionales, había conocido a "gente importante" que a su vez le había presentado a algún que otro político en el poder. Cuando llegó el nuevo milenio estaba en el lugar apropiado, conocía a la gente apropiada y en poco tiempo se convirtió en uno de los mayores empresarios de la construcción del país. Consiguió importantes contratos para obras públicas, construyó barrios enteros en zonas que hasta entonces no tenían más que naranjos, y llegaron los millones, los deportes de riesgo, los coches con chofer y cristales tintados, y las amantes. Estasúltimas eran paraél más un símbolo de status que cualquier otra cosa.
Llegó el divorcio, pero siguieron teniendo una "relación envidiable”. Carmen era su "esposa", aunque ya no lo fuera. Con la excusa la niña, pasaban las vacaciones juntos y el sexo, cuando se libraba de la novia de turno, era algo habitual. Carmen era quien acudía a los actos sociales que tanto le aburrían. Las fiestas, las bodas, era ella quien se codeaba con las famosas de las revistas, la que seguían los paparazzis y participaba en actos de caridad con la Reina. Con los años, su relación se había convertido en una amistad interesada por parte de ambos. Ella disfrutaba de las ventajas de ser la Señora de Ricardo Figueroa y a cambio, el tenía libertad para vivir su vida lejos de las obligaciones sociales que tanto le disgustaban.
Cuando llegó la crisis, Ricardo estaba preparado, había sacado suficiente dinero de la empresa, que mantenía cuidadosamente repartido en diversos paraísos fiscales, gracias a los consejos de sus amigos. Su nombre se había visto salpicado por uno de los muchos casos de corrupción, pero gracias al dinero y los contactos y a su colaboración con la justicia, en calidad de víctima de los políticos corruptos, había salido impune y su imagen reforzada.
En la fiesta de fin de año, seis meses y un día antes, los caminos de Ricardo y Carolina se habían juntado. Por primera vez desde su divorcio, Ricardo se enamoró. Con su pelo largo y negro, sus grandesojos marrones, casi dorados y su piel tostada pese al invierno, Carolina le recordaba a Carmen treinta años antes, cuando se habían conocido, lo que le hizo sentir más joven e ilusionado. Esa noche se hicieron amantes y solo tres días después se fueron a vivir juntos alático que tenía en el centro de la capital.
Se prometieron el 14 de Febrero. Además del anillo con un diamante del tamaño de un huevo de chorlito, le regalo una vivienda unifamiliar en una urbanización de lujo, con vistas al mar, de la ciudad natal de Ricardo, de la que nunca se había querido marchar. Sus nuevos vecinos eran políticos, notarios, empresarios y algún que otro famoso de local.
Carolina dedicó los siguientes meses a decorar la casa de sus sueños y a tratar de quedarse embarazada a toda costa. Sólo un mes antes consiguió también esteúltimo objetivo. Aquel 2 de Junio había conseguido todo cuanto había soñado.
Primera Parte
Los Hechos
2 de Junio
El teléfono sonó a las siete y tres minutos, acababa de servirse el te y aún no había empezado a untar las tostadas. No soportaba que le llamasen justo en ese momento. Media hora antes, cuando iba a entrar en la ducha o media hora después mientras se vestía era aceptable, pero el desayuno era un momento de paz y relajación, necesario para organizar su mente para el resto del día.
Al otro lado de la mesa, tras el sobresalto inicial provocado por el el ruido de la llamada, unos ojos verdes, grandes, brillantes, como dos esmeraldas, le miraron con desaprobación. Tambiéna Hugo le habían molestado en uno de sus muchos momentos de relajación del día. Después se estiró y volvió a buscar la postura para disfrutar del pequeño rayo de sol que caía junto a la mesa.
Mientras cogía el teléfono, Andrésvolvió a pensar que si tenía que reencarnarse, sin duda quería ser gato.
Tras colgar, fue a su habitación a terminar de vestirse. George, su mayordomo, ya le había preparado la ropa para el día, un traje ingles de tres piezas, azul marino con una casi imperceptible ralla blanca, realizado a medida en una pequeña sastrería de Savile Road en Londres, camisa blanca y, corbata de seda a tono con el traje.
Con el pelo de un tono rubio, de color miel, imposible de domar. No demasiado alto y deapariencia algo frágil, a sus 43 años sigue pareciendo un chaval. Guapo, con los ojos verdes, rasgados, como los de Hugo, le había dicho Tom tras su primer encuentro. Aél la comparación le había gustado al principio, pero con los años, había comenzado a temer que fuera su aparente parecido con el gato lo que les había unido. No es que tuviera celos, o tal vez si.
Llevaba quince años siendo juez de instrucción en la ciudad, desde que sacó su plaza de funcionario, lleno de esperanzas de ayudar a terminar con la violencia y la inacción de la justicia. Durante esos años, comprendió que había dos clases de delitos, los que cometían profesionales, generalmente procedentes de la marginación, reincidentes, que entraban y salían de los juzgados como si trabajasenallí, y los de los que en un momento de estupidez metían la pata. Estosúltimos resultaban en su mayoría más graves. En su juzgado, los primeros solían ser delitos contra la propiedad, casi siempre sin uso de la fuerza, o relacionados con drogas. Los segundos solían ser contra las personas. Lesiones por violencia de género, por peleas en un momento de acaloramiento, y las más habituales, accidentes de tráfico por conducción temeraria y positivos en alcohol. Losúnicos muertos con que se había topado eran de esteúltimo grupo. Le resultaba incomprensible que los conductores siguieran sin entender que, por una estupidez, podías destrozar tantas vidas en un segundo. Especialmente la propia.Él no probaba el alcohol tras lo que había visto, tampoco tenía carnet de conducir. Ahora iba a enfrentarse a su primer asesinato.
La policía había recibido la llamada a las 4:30. Los primeros en llegar fueron el inspector Rodríguez y la novata, su compañera Ainoa. Rodríguez era de los más "viejos" que quedaban en la provincia. Tenía más de cincuenta años, era alto, casi metro ochenta, delgado y moreno, llevaba el escaso pelo que le quedaba afeitado, en la comisaría lo llamaban "el tío de la lotería", por el conocido anuncio de Navidad. Era un tipo duro, pero buena persona, de los que aceptan las bromas y cargan con la novata cuando nadie más quiere ir con ella.
No es que Ainoa tuviera nada de malo, es que nadie se explicaba como había pasado las pruebas. Era muy bajita, rozando el mínimo para entrar en el cuerpo, con cuerpo de niña, aparentaba unos doce años. Al parecer era un cerebrín, sabía mucho de informática. El comandante había comentado la suerte que tenían de contar con ella para luchar contra los criminales cibernético del siglo XXI. Pero no es que tuviera mucho deeso por aquí, y su pelito con flequillo y su pinta de colegiala no resultaban muyútiles para enfrentarse a los delitos habituales.
A las 3:47, después de conducir toda la noche, Don Ricardo Figueroa había llegado a la vivienda que compartía con su prometida Carolina y la había encontrado en medio del salón, sobre al alfombra de pelo de cebra que tanto le gustaba, que constituía la pieza central a partir de la que el diseñador de interiores — el término decorador ya no estaba de moda—, había creado su obra maestra. Había realizado una llamada a emergencias indicando que su prometida necesitaba ayuda. Por desgracia, debido a los recortes, laúnica SAMU operativa en la zona había llegado a la 4:25, después de atender un infarto. Trataron de reanimarla pero ya era tarde, certificaron la muerte y llamaron a la policía que llego a las 4:37, siete minutos después de recibir la llamada.
Junto al cadáver había una mesa baja, de una falsa piedra pulida parecida al granito, con reflejos dorados y plateados, con un plato en el centro lleno de esferas de mármol de colores, como bolas delárbol de Navidad, una de las cuáles parecía haber sido el arma homicida. En uno de los sillones de cuero rojo, a juego con el sofá, de esos enormes, que se reclinan y tienen un motor que vibra y da masajes, se encontraba el prometido de la víctima y presunto homicida, aunque para la policía, el presunto era solo un tramite. Yatenían claro que se trataba de un nuevo caso de violencia de género, el número veinticinco en lo que llevaban de año, de nuevo habían aumentado, normal con la violencia que vive la sociedad actual. Tras el sofá, la pared pintada de negro estaba presidida por una enorme foto de un Buda dorado. Enfrente, una televisión de pantalla plana de un tamaño similar a una cama individual rodeada por dos altavoces que habrían resultado grandes incluso para una discoteca, colgaba sobre una falsa chimenea de mármol, en la que ardía un minúsculo fuego sobre unas piedras grises, pese a estar en Junio, con una temperatura que rondaba ya los 27 grados a esa hora de la mañana. Aún así, la habitación se mantenía constante a 20 grados gracias al potente aire acondicionado.
Por toda la habitación había destrozos provocados por lo que parecía una fuerte pelea, la víctima parecía haberse resistido, pese a la evidente diferencia de tamaño. Media menos de un metro sesenta y tenía una delgadez extrema, de esa que solo se ve en las modelos de pasarela o en las víctimas de hambrunas delÁfrica Subsahariana. No obstante la cual debía tener una talla cien de pecho, calculó Rodríguez.
Tenía la ropa, uno de esos pijamas de deporte de color rosa chicle, de punto elástico con apariencia de terciopelo, roto en algunas partes. Sin duda producto de la pelea. No había indicios de agresión sexual.
Habíagolpes y magulladuras en los brazos y las piernas, según se apreciaba a simple vista, en las zonas que habían quedado a la vista. Sin embargo, las uñas, de unos 3 centímetros, decoradas con un intrincado dibujo con diamantes falsos y lentejuelas incrustados, permanecían intactas.
Se apreciaban desperdigados por la alfombra mechones de pelo, sin duda extensiones postizas, que le había arrancado durante la pelea.
Tras la primera impresión, Andrés prestó atención a los detalles, pasando por alto la horrible decoración que molestaba a la vista y tratando de abstraerse del cadáver, el rojo oscuro de la sangre, sobre el rosa chicle de la ropa, le estaba provocando un terrible mareo. La masa de sangre, huesos y otros restos, en que se había convertido la cara, probablemente le impediría dormir y sobre todo comer durante una buena temporada. Pero lo peor eran las pequeñas huellas ensangrentadas que el chihuahua había dejado sobre todas las superficies de la casa, incluido el cuerpo. Le gustaba tomar sus propias notas, en las que solo apuntaba algunos detalles, se concentró en la pantalla de su movil, para apuntar los datos, para no tener que seguir mirando el escenario.
—Señor juez, se encuentra bien, tal vez sea mejor que se siente.
—No pasa nada, estoy bien¿se ha podido identificar ya a la víctima?
—Claro, no la reconoce, es esa de la tele, Carolina¿Seguro que está bien?¿Quiere que los de la SAMU le echen un vistazo?
—No gracias, Carolina,¿y de apellido?
—No estamos seguros, tampoco de si Carolina es su nombre real o artístico.
—¿Tenía familia?
—Creo que era de Santander, su familia debe vivir allí, al parecer no les gustaba mucho la forma en que se hizo famosa, según parece, era una familia de la aristocracia, sabremos más cuando encontremos su documentación, quedebe estar en algún lugar de la casa.
—Cuanto antes mejor, la prensa ya sabe que ha sucedido algo malo, y quiero que la familia sea informada por nosotros, antes de verlo en las revistas.
—Aquí tengo el bolso. Según su carnet de identidad se llamaba Tamara Chaveli Sánchez Sánchez, nacida en Móstoles, sus padres Manuel y Ramona.
Tras escuchar el nombre, Andrés cometió el error de dirigir su mirada al conjunto de la habitación, en concreto fijo la vista en un candelabro dorado en forma de diosa Shiva que había en un rincón y se desmayó.
Poco después de Andrés, llegó la forense, para proceder al levantamiento del cadáver, tuvo que atender primero al Juez, por lo que protestó, ya que ella no se ocupaba de los vivos. Cuando Andrés volvió en sí, la forense comenzó a comentar otros casos que había visto, en que el cuerpo estaba en peor estado, por lo que casi consiguió que volviera a desmayarse.
La doctora Ibarra, era una mujer grande en todos los sentidos, a sus cuarenta y cinco años, había visto de todo. Comenzó trabajando en Vitoria, de donde procedía, y tuvo que vérselas con casos restos de las bombas de ETA, que le llevaron a abandonar su amada Euskadi. Justo un mes después de conseguir su plaza actual, ETA anunció su cese unilateral y definitivo de la violencia. Por suerte era una persona con gran sentido del humor y se lo tomaba todo con mucha ironía. Siempre decía que de haberlo sabido, se habría trasladado muchos años antes.
Adicta a las series de policías de la tele, le gustaba aparentar que era una persona rara y morbosa, como los forenses típicos de la ficción, tenía lleno su despacho con esqueletos, murciélagos de plástico y otros adornos de Góticos. Sobre todo con el Andrés, solía bromear contando detalles escabrosos, porque a este siempre le impresionaban. Lo peor esa que Rodríguez la conocía y le seguía el juego. Ainoa en cambio la odiaba, por hacer que el JuezÁvila sufriera.
Don Ricardo, que había permanecido hasta entonces en estado de shock, sufrió un ataque de ansiedad al ver como se llevaban el cadáver, por lo que una ambulancia tuvo que trasladarlo al Hospital, donde quedó en observación y donde se procedió a hacerle análisis de drogas y alcohol, dando negativo en ambos.
Andrés regresó a su despacho y se puso en contacto con la policía de Móstoles, para que informaran a los padres de lo sucedido. Pasó el resto del día en su despacho atendiendo otros asuntos, mientras la policía recogía pruebas y hablaba con los vecinos.
Por la tarde, de regreso a casa, tras tomar un baño bajo la atenta mirada de Hugo, que parecía esperar a que se cocinara en la bañera, dispuesto a comérselo en cuando estuviera listo, decidió cenar conmigo. Tras lo visto por la mañana, no le apetecía estar solo y Tom estaba Kent, donde vivía tres días a la semana para dar clases de Historia de Arte en la universidad. Los asesinatos no eran habituales en su ciudad, de hecho era el primero al que se enfrentaba, y el escenario del crimen, con todo su horror y violencia, lo había asustado.
Como no había consultado las noticias, sesorprendió al llegar al restaurante y someterse a mi interrogatorio. Soy Ana, su mejor amiga desde que iniciamos la carrera de Derecho. Tras licenciarnos, ambos se optamos por la empresa privada. Pese al título universitario, los idiomas y el master, además de unas duras pruebas para entrar y varias entrevistas con psicólogos y jefes del departamento de personal, conseguimos un puesto de administrativo, un trabajo que podría haber realizado una persona sin estudios. Las promesas y sueños de una futura carrera, quedaron atrás cuando comprendí, como muchas mujeres de mi generación, que loúnico que se necesita para ascender a puestos superiores es ser hombre. Ahora, cumplo con mi trabajo de forma mecánica y aunque eficiente, total es un trabajo que hasta Hugopodría hacer, y me dedico, desde hace cuatro años, a escribir novelas eróticas, bajo pseudónimo Kiki de Monpelier. Mis libros, no tienen mucha calidad literaria, pero están entre los más vendidos en varias plataformas digitales, lo que me llena de orgullo y, a este paso, habré ahorrado suficiente para librarme de mi trabajo en poco tiempo.
—Sabes que no puedo contarte nada,¿cómo te has enterado de lo que ha pasado?
—Cariño, la prensa no habla de otra cosa, hasta has salido en la tele, en uno de esos programas de cotilleo.
—¡Qué horror! Espero que no me haya visto ningún conocido.
—Que va, estabas monísimo, seguro que ya tienes club de fans.¿Has mirado si superas ya los cien mil seguidores en Twitter?
—No creo, mi cuenta es privada.
—Han matado a la "Kim Kardashian" española, y encima ha sido el empresario más deseado del país.
—Aún no sabemos quien ha sido, ni siquiera le han hecho la autopsia.
—Pues ya han organizado para mañana manifestaciones en varias ciudades en rechazo de este nuevo crimen de violencia de género.
—Vaya, que bien, entonces me voy de vacaciones, que ya no hago falta para resolver el caso,...
—¿Crees que es inocente?
—No puedo hablar del caso, además, aunque pudiera, aún no sabemos nada. Como todo el mundo, es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
—Bueno, ella ha muerto yél estaba allí.
—También estaba su horrible chihuahua, igual fueél. Desde luego estaba cubierto de sangre, como si se hubiera dado un buen festín.
—Si fuera un gato lo habría hecho, seguro que Hugo no hubiera desaprovechado carne fresca.
—¡Ana!¡Que era una persona!
—Vale..., tienes que mantenerme informada de lo que sepas, así te ayudaré, seré como tu Doctor Watson.
—Yo soy más guapo y visto mejor que Sherlock Holmes.
—Y yo soy mucho más elegante y lista que Watson.
Lo le he ayudado a resolver algunos casos cuando se queda bloqueado. Utilizo la más pura lógica cartesiana, mezclada con el convencimiento de que la estupidez humana es infinita (como decía Einstein, que debía saberlo por experiencia, ya que ayudó a crear la bomba atómica). En la realidad, los delincuentes suelen ser mucho menos preparados e inteligentes que en la ficción, y siempre cometen errores. La mayoría de los crímenes sin resolver, lo están por falta de pruebas o porque no se ha podido situar al criminal en el lugar de los hechos.
Por desgracia, la vida real es mucho menos aséptica que en las series de la tele. En la ropa, en las manos, hay cientos de bacterias y de restos de ADN de otras personas con las que has hablas, o sin querer te rozas por la calle, y que a su vez también llevan el de otras personas, cabellos que pasan de un abrigo a otro en el cine o en un bar, restos de saliva al hablar, ... Los zapatos ya son tema a parte, que es mejor no pensar siquiera. Y por supuesto, cada persona que entraen tu casa deja su ADN y salvo que fumigues con lejía, es imposible deshacerse de todo. Solo en algunos casos es realmente una prueba decisiva.
En cuanto a las huellas dactilares, no hay ordenadores supersónicos con las huellas de todo el mundo, de forma que en unos minutos se pueda averiguar el nombre del propietario.
Los grandes adelantos de la policia científica, necesitan de las labores deductivas de toda la vida, porque sin un sospechoso, todo la ciencia no sirve.
3 de Junio
Don Ricardo Figueroa llegó al juzgado acompañado de sus abogados. Por ser una persona de gran importancia, un auténtico VIP, no tuvo que entrar por la puerta principal, donde estaba esperando la prensa, sino por el garaje, montado en su Mercedes clase S, negro con cristales tintados y chofer de uniforme.
Ya en el despacho de Andrés, viendo que no podría sentarse cómodamente con sus tres abogados, pidió una sala más grande, pero no se le pudo complacer, las instalaciones, se habían quedado pequeñas ya antes de estrenarlas cinco años antes, pese al enorme coste del edificio y los casi diez años que costó terminarlo, tras triplicar el presupuesto inicial. Así pues, Don Ricardo Figueroa solo pudo estar asistido por uno de sus abogados, cosa que este hizo constar, ya que se veía privado de parte de su defensa. Andrés le recordó que, salvo que su abogado supiera algo más, solo estaba allí como testigo.
—¿A qué hora llegó usted a la casa?
—A las 3:45 de la mañana del 2 de Junio — contestó su abogado, sin dejar hablar a su cliente — tal y como ya indicó a la policía cuando llamó a emergencias dos minutos después.
Don Ricardo asintió, viendo que iba a decir algo más, su abogado le hizo una señal y pidió poder hablar con los otros dos para comentarlo. Iba a ser un interrogatorio muy largo e inútil.
—¿Dónde estuvo hasta esa hora?
—Por consejo de mis abogados me acojo al mi derecho a no declarar.
—Le recuerdo que está siendo interrogado como testigo y no como imputado. Tratamos de establecer los hechos, usted fue quien encontró el cuerpo.
—Me acojo a mí derecho a no declarar.
—De acuerdo, entonces hemos terminado.
Cuando salieron del despacho, Andrés se puso en contacto con el inspector Rodríguez. Tras el registro inicial, no habían encontrado pruebas de que hubiesen forzado la puerta. Teníanun sistema de seguridad muy sofisticado, que había estado desconectado esa noche. Era una urbanización cerrada, con vigilancia 24 horas, pero aún no habían averiguado nada en la empresa de seguridad, ya que se había negado a hablar sin una orden judicial.
Habían encontrado el móvil de la víctima, laúltima llamada era de la 1 de la mañana, había hablado con su agente para cerrar las fechas y horarios de un reportaje para anunciar su embarazo. Al parecer se trataba de una auténtica obra de ingeniería, había que cuadrar los horarios de su peluquero, maquillador, asesor de imagen, agente, abogado, el abogado de la revista, el fotógrafo, el iluminador de ella, el del fotógrafo, los diseñadores que iban a prestar la ropa, los asistentes de ella, el fotógrafo, los asistentes y el asesor de imagen, ... , en total un equipo de casi cien personas. Todos salvo la periodista que escribía el artículo, ya que la "entrevista", era en realidad imaginaria, ella misma se respondería sus propias preguntas, según lo que se esperaba que Carolina contestase. Después los abogados de ambas partes revisarían la entrevista, junto con el agente de Carolina y el director de la revista, para asegurarse de que todo era correcto. Como muchos famosos, Carolina resultaba extrañamente intelectual en las entrevistas, y en Facebook, que controlaba su community manager, en contraste con su cuenta de Twitter, que llevaba ella por su cuenta. Más de una vez sus comentarios habían sido tendencia, y no precisamente por su agudeza.
Tras firmar las pertinentes ordenes, para que pudieran continuar con las pesquisas, se puso en contacto con la forense. Como en la ciudad no solían producirse asesinatos, era el segundo en losúltimos cinco años, le habían dado máxima prioridad, y ya tenían los resultados preliminares, a falta de los análisis, que en cualquier caso no cambiarían la causa de la muerte.
Lo recibió en su despacho, en el que había puesto para la ocasión varios botes de cocina herméticos, con lo que parecían restos humanos. Había puesto el aire acondicionado a quince grados y tenía las manos casi congeladas cuando le saludo, lo que le provocó un escalofrío, que evidentemente Ibarra notó. Andrés decidió que de aquella vez no pasaba, la próxima tendría que ir ella a su despacho y se haría acompañar de su secretaria. Aquella mujer, que le superaba en un palmo de altura, le daba miedo.
La doctora Ibarra decidió comentarle personalmente los detalles, regodeándose en lo más escabroso, para ahorrarle el que tuviera que leer el informe, aunque le recomendó que prestara mucha atención a las fotos. No había nada extraño en la autopsia, había muerto de un fuerte golpe en la cara que le había destrozado la nariz, el pómulo derecho y el arco orbital, con pérdida del globo ocular y de masa encefálica. Tras el golpe había sobrevivido aproximadamente veinte minutos, hasta que se había ahogado por la entrada masiva de sangre en las vías respiratorias. No obstante, dada la gravedad de sus heridas, aunque hubiera recibido asistencia inmediata, no habría podido vivir.
Por elángulo, había sido alguien al menos quince centímetros más alto, salvo que ella estuviera de rodillas, lo que parecía poco probable por la posición del cuerpo. Respecto a la fuerza necesaria para provocar el daño, señalaba a alguien con una enorme fuerza física, una persona deportista y grande, y probablemente aumentada por alguna droga o por la adrenalina provocada por la ira. La bola pesaba cerca de un kilogramo y había golpeado con una fuerza similar al disparo de una bala de pequeño calibre, excesiva para una persona normal, y más teniendo en cuenta que había impactado sobre la cara en posición vertical.
Parecía que la teoría de la violencia de género se confirmaba. La prensa dedujo, que el hecho de que le hubieran destrozado la cara significaba que el asesino había sido un conocido y se trataba de un crimen claramente pasional, estaba claro que las series de televisión americanas están haciendo a toda la población experta en criminología y psicología forense.
No obstante, tenía que actuarcon mucha prudencia. Tal como le había contado durante la cena y había confirmado el mismo, el caso estaba en todos los periódicos, revistas, programas de radio y televisión. Las redes sociales no hablan de otra cosa, y todos sacaban partido del tema. Hasta los políticos, en pleno año electoral, habían encontrado en este caso, unos una cortina de humo para acallar las constantes noticias sobre nuevos casos de corrupción que surgían casi a diario, otros una nueva arma arrojadiza contra la oposición, con la que Don Ricardo Figueroa había tenido relaciones.
Todo el mundo tenía opinión sobre el caso. Los compañeros de realityde Carolina iban de televisión en televisión, para contar lo buena que era y lo poco que merecía la muerte. Las que antes eran enemigas más acérrimas, lloraban por su queridísima amiga muerta. Ex novios, compañeros del colegio, familiares más o menos cercanos, se codeaban en tertulias con políticos, abogados, representantes de asociaciones de víctimas de malos tratos, convirtiendo un tema tan duro y delicado en un circo.
De todos los crímenes por violencia de género que se habían dado en España, este era el primero en que los implicados eran una pareja famosa, por lo que Carolina se convirtió en la cara visible de todas las víctimas y Don Ricardo en la representación de todos los asesinos.
Por supuesto, todos apoyaban a Carolina, ni una sola voz a favor de Don Ricardo Figueroa. No sólo porque ella era la víctima, sino también por el odio que la sociedad española demuestra siempre hacia quienes triunfan trabajando duro, mientras admiran hasta la adoración a aquellos que consiguen todo sin ningún esfuerzo.
Los reporteros más prestigiosos de periódico y revistas salieron a entrevistar a los que se habían lanzado a las calles en las manifestaciones que recorrían todas las ciudades y la mayoría de los pueblos del país. La gente exigía al gobierno la pena de muerte contra quien había matado a la "Princesa del Pueblo" (al menos la de ese año, el cargo va cambiando según la moda). Gente de todas las edades lloraba por las calles hasta la histeria, como probablemente no lo habían hecho ante la pérdida de alguien de su familia.
Una ONG, creada ese mismo día, recogía dinero para hacer un monumento, y en varios plenos municipales se decidió poner su nombre a alguna calle o plaza.
Mientras tanto, la presión sobre Andrés para que ordenara el arresto de Don Ricardo, estaba alcanzando cotas insoportables. La intromisión de los políticos rozaba ya la inconstitucionalidad.
Nadie dudó ni un momento de su culpabilidad, desde que se aprobó la ley de violencia de género, toda mujer asesinada era inmediatamente catalogada como víctima de su pareja o ex pareja, y este en culpable, si no se demostraba lo contrario.
4 de Junio
Al menos ese día volvía Tom. Cuando se levantó esa mañana, tenía más de cuarenta llamadas en el móvil, la mayoría de números desconocidos. Desayunó y se vistió. Ese día eligió un traje, camisa blanca y la corbata que le regalé en suúltimo cumpleaños. A estas alturas era probable que hubieracámaras cuando llegase al juzgado y sabía que no le perdonaría que no saliera perfecto, después de todo estoy muy orgullosa de haberlo convertido en un autentico gentleman enseñándole, entre otras cosas, la diferencia entre llevar traje y llevar un trajea medida de Savile Road. Andrés es mi gran obra, un auténtico dandy, un moderno Bertram Wooster (que después es mi héroe de la literatura universal).
Antes de salir, hasta George (su Jeeves por ahora, hasta que se descuiden y se lo pueda robar) que siempre mantiene la más pura flema inglesa, fruto de sus años de preparación en una prestigiosa escuela de mayordomos, le miró con pesar y le deseó lo mejor. En cierto modo se sintió como si fuera el sospechoso.
George era laúnica extravagancia que Tom y Andrés se permiten. Viven en un apartamento antiguo reformado, que escogieron por sus techos altos y la escalera de mármol (y en parte porque yo vivo en el de al lado). Lo decoraron ellos mismos, asesorados por mi. Sobre los suelos de madera desnuda, pocos muebles de estilo inglés. Un par de sofás con una mesa de té, y sobre todo estanterías de pared a pared llenas de libros. Todo en tonos neutros y sin estridencias.
Cuando nos mudamos tenía incluso el ascensor original de madera, con ventanas de cristal y jaula metálica protegiéndolo. También tenían portero pero, el mal entendido progreso llego a la comunidad e hizo desaparecer ambas cosas. Algo que jamás perdonaré a mis vecinos.
Ellos aún tienen George, que mantiene sus tradiciones inglesas, como el uniforme, la hora del té o el gong para llamar a la cena. George habla español perfectamente, aunque solo conmigo. Dedica su tiempo libre a leer novelas clásicas románticas, y por supuesto mis obras. Adora a sus jefes, especialmente a Andrés, al que se siente en la obligación de proteger cuando Tom no está en casa. Mima a ambos todo lo posible. Años atrás, cuando Tom decidió trasladar su casa a España para estar con Andrés, George ni se planteó dejarles y quedarse en Inglaterra. Ellos son su familia y también la mía.
En su despacho le esperaba el inspector Rodríguez. Las cámaras de seguridad de la urbanización no funcionaban y el guardia de la puerta, que deberían haber estado vigilando, tenía problemas con su novia y había estado ocupado discutiendo con ella por Whasapptoda la noche. Cualquiera podía haber entrado o salido sin ningún problema.
Respecto a la alarma de la casa, resultó que habían dejado de usarla, después de que aparecieran en internet unas fotos de Carolina desnuda en su vestidor, que sólo podían haber salido de las cámaras de seguridad que tenían repartidas por toda la casa.
También habían descubierto que la puerta de entrada de la casa estaba abierta. Carolina no había comprendido bien el mecanismo de la cerradura, controlada por el móvil, y no había cerrado tras sacar a pasear al perro. No era la primera vez, de hecho, ella misma lo había comentado en Twitter varias veces.
Así pues, cualquiera podía haber entrado en la casa, pero también el Señor Figueroa podía haber llegado mucho antes de lo que afirmaba, incluso no haber abandonado la casa en toda la noche. No se habían encontrado pruebas materiales de la presencia de nadie más en la casa y pese a las señales de lucha, Carolina no tenía pies bajo las uñas (como eran postizas de gel, estaba acostumbrada a protegerlas para que no se le estropearan), ni ninguna muestra analizable de ADN que no fuera suyo o del perro, en la ropa y en el cuerpo.
A las 13:30 horas del día 4 de Junio, 33 horas y 43 minutos después de la llamada de emergencia, tras finalizar el minucioso registro de la casa por parte de la policías científica, Don Ricardo Figueroa fue llamado a declarar por el homicidio de su prometida, Carolina.Él vivía en la casa y no había pruebas de otro culpable, por lo que pese a lo circunstancial de las pruebas, era elúnico sospechoso.
A las 15:00 comenzó el interrogatorio, esta vez como imputado, en una sala lo bastante grande para que estuvieran conél sus tres abogados.
Don Ricardo Figueroa declaró que el 1 de Junio, a las 19 horas había cogido su Porche Cayene, y se había desplazado hasta Madrid, donde había quedado con Carmen, su exmujer, que lo había llamado el día anterior por la mañana. Presuntamente Carmen le había pedido que fuera a su casa, ya que había tenido un problema consu hija Eulália, su pequeña.
El matrimonio, contraído cuando Eulália contaba sólo con 18 años, con Ramón, el hijo torero, de 32 años, de un conocido marques, había sido desde el primer día un fracaso absoluto. El torero, retirado de los ruedos, se dedicaba a las fiestas, por las que obtenía algún ingreso, que gastaba, junto con todo lo que podía sacar a su padre y sus suegros, en el Pocker on—line. Eulália había decidido dejarlo otra vez, refugiándose en casa de su madre. Ricardo y Carmen, estaban encantados con que su hija hubiera encontrado un marido de la aristocracia, heredero de un título nobiliario, tan bien relacionado y famoso. Un soltero de oro que había sido novio de algunas de las jóvenes más importantes del país, incluida una actriz que triunfaba en Hollywood. Iban a tratar de convencer a su hija, como en otras ocasiones, para que volviera con su marido y le perdonara otra vez. Después de todo, nadie es perfecto.
Don Ricardo había llegado a Madrid sobre las 23 horas, pero al llegar a casa de su ex mujer, esta no se encontraba en casa. Esperó en el porta casi una hora. Durante ese periodo había tratado de ponerse en contacto con ella cuatro veces. No había llamado a nadie más, ni recordaba haber visto a nadie en el edificio.
A las 23:50 había cogido de nuevo su coche y regresado a su casa, donde llegó a las 3:45 del día 2 de Junio. Dos minutos después llamo a emergencias.
Durante el trayecto, tanto de ida como de vuelta, no paro a cenar ni a poner gasolina. Tampoco había visto a nadie, aunque las cámaras de seguridad de la urbanización podrían certificar su coartada. No llevaba conectado el GPS del coche, no le gustaba que le fuera indicando donde ir, ni el del móvil, tal y como le había recomendado su jefe de seguridad, tras el escándalo de las escuchas en el Reino Unido.
Don Ricardo y Carolina eran una pareja ideal, llevaban seis meses de luna de miel. Se sentía el hombre más feliz del mundo con la idea de la boda y muy ilusionado con el bebé, muy deseado y buscado. No sentía celos, ya que suprometida no le había dado nunca motivos.
Sí tenía enemigos, como cualquiera que hubiera triunfado en los negocios en este país. Sus relaciones con algunos políticos le habían llevado a la primera plana de la prensa, en un conocido caso de corrupción, que implicaba a la plana mayor del partido en el poder en su comunidad. Aunqueél había salido impune y solo había declarado como testigo, había sufrido el acoso del público que le gritaba por la calle. Su colaboración con la justicia, había acabado con la carrera del alcalde y varios concejales de su ciudad, así como con la consejera de fomento de su Comunidad Autónoma. Estaúltima había salido impune al final por falta de pruebas, pero su marido, le había amenazado directamente, por haber manchado el nombre de la consejera y haber acabado con sus posibilidades de llegar a ser presidenta de la comunidad.
También había tenido problemas con los muchos empleados que, por causa de la crisis, había tenido que echar de algunas de sus empresas, tras presentar el concurso. El hecho de que después hubiera vuelto a montar otras empresas con otro nombre, pero el mismo negocio, había enfurecido a unos e empleados, a los que no "había podido" pagar la indemnización por despido que les correspondía y a los que aún les debía varios años de sueldo, una práctica habitual por otra parte entre los empresarios del país. Pero no podía creer que nadie le odiase como para matar a su "princesa". No habrían dudado en usarla para hacerle daño, pero probablemente atacando su reputación, no asesinándola.
Nadie ganaba con su muerte, ella no tenía bienes propios y su saldo en la cuenta del banco no llegaba a 10€. Disponía de una tarjeta de crédito pagada porél, pero por motivos fiscales su asesor le había recomendado no poner nada a nombre de ella. Todos los bienes de Don Ricardo, estaban a nombre de su hija. Había sido su regalo de boda.
Tras el interrogatorio, que había durado menos de dos horas, Don Ricardo quedo detenido a la espera de que se fijara la fianza y se decretó el secreto de sumario.
Cuando Andrés volvió a casa esa noche Tom ya había vuelto para alegría de Hugo que lo había monopolizado en el sofá. Miro a Andrés con desagrado y se estiró al máximo para ocupar todo el espacio disponible, dejando claro su derecho de propiedad sobre Tom y trató de morderle cuando se acercó a besarlo. Tras darse un baño, cenaron y, por unas horas pudo olvidarse de todo (no entraré en detalles, si quieren sexo pueden comprar los libros de Kiki de Monpelier).
5 de Junio
Despertó feliz y lleno de energía. Solo es capaz de dormir bien cuando Tom estaba en casa. Los demás días, a menudo sufro los efectos de su insomnio, con llamadas a horas intempestivas. Desayunaron juntos bajo la atenta mirada de Hugo, que parecía impaciente por deshacerse deél.
Cuando llegó a la oficina se sentía optimista, seguro que hoy resolvería el caso. La coartada de Don Ricardo, parecía tan preparada que no se sostendría. La palabra de su ex mujer tampoco es que fuera a ser decisiva, todoel mundo sabía que tenían una relación excelente. Además aunque ella no dependía económicamente deél, al ser propietaria del grupo empresarial, a medias con su hija, si necesitaba su prestigio y trabajo para seguir adelante, por lo que le apoyaría en todo. Probablemente diría que había olvidado la cita pero que todo era cierto.
No obstante, la falta de pruebas de que alguien hubiera entrado o tuviera motivo, le convertían en elúnico sospechoso. Seguro queél sabia que no funcionaban las cámaras, después de todo tanto la empresa que había construido la urbanización, como las encargadas de la seguridad y el mantenimiento, estaban dirigidas porél. Puede que incluso las hubieran apagado a propósito y no sería extraño que hubiera pagado al guardia para que mirara para otro lado.
Un caso claro desde el primer momento, prepararía el informe y podría elevar el caso a la siguiente instancia. Caso cerrado.
Comimos juntos. Por supuesto, pese a sus reticencias hablamos del caso. Después de todo era elúnico tema de conversación de todos los españoles. Tom estaba horrorizado. La violencia en general es terrible, pero cuando está en casa, cuándo la persona en la que más confías, quien debería cuidarte y protegerte es quien te amenaza, la vida se vuelve un infierno. Paraél era impensable entender el amor como una forma de posesión, muy al contrario, opinaba que lo verdaderamente maravilloso de su relación, era que siendo ambos libres para irse con cualquier otro, siguieran eligiendo cada día seguir juntos.
Andréssabía mucho de violencia, la había sufrido desde niño en el colegio, el precio por ser un poco distinto a la mayoría. También Tom la había sufrido de niño, por suerte paraél la genética había jugado a su favor y su metro noventa de estatura le había proporcionado una adolescencia solitaria pero tranquila. No obstante, la violencia verbal era constante, las bromas de mal gusto, los comentarios hirientes e incluso la condescendencia. Y después llegó la violencia de verdad, la que hizo que Andrés dejará la empresa privada y decidiera hacerse juez para evitar que no se investigarán casos como el suyo.
Tres años después de conocerse habían viajado a Madrid, Tom daba una conferencia en la Complutense. Después de cenar en un restaurante del centro decidieron volver andando al Hotel. Un grupo de chicos se les acercó, eran casi adolescentes. Les insultaron y, como no respondieron empezaron a golpearles. Como siempre Tom intentó protegerle y se llevó la peor parte. Los médicos le dijeron que había tenido mucha suerte. Al principio creían que se quedaría paralizado, tenía daños graves en la columna, pero tras dos años de dolorosas operaciones y mucha rehabilitación, pudo volver a hacer vida normal. Fueron dos años terribles, que fortalecieron su relación. Denunciar los hechos no sirvió de mucho, se habían producido más ataques como el suyo y se siguieron produciendo después, pero a nadie le importó mucho. Después de todo esas cosas pasan, porque tenéis que ir siempre provocando y llamando la atención. No podríais disimular. Lo de siempre.
Como cualquier mujer soltera e independiente, en esta sociedad tan machista, se muy bien lo que es la violencia, sobre todo verbal, y no solo proveniente de hombres, también de muchas mujeres. La misma ley contra la violencia de género, es a su vez ofensiva, por considerar a las mujeres son víctimas y por el hecho de que tenga que existir una ley así. El que mi carrera se vea limitada por el techo de cristal. Los chistes groseros, los comentarios machistas o sexualmente explícitos, la presión para que tenga hijos y marido, y los comentarios sobre mi falta de responsabilidades por no tenerlos, como si laúnica obligación de una mujer fuera su marido y sus hijos. Tal vez para algunas sea así, pobrecitas. Yo en cambio, disfruto de una vida plena, en la que mi felicidad y mi realización personal no depende de ninguna otra persona, por lo que no tendré que sufrir las decepciones que a menudo conlleva el matrimonio, ni el vacío de que se hagan mayores los hijos, dejándote sin ningún fin en la vida.
En todo el día la policía no pudo dar con Doña Carmen, se pusieron en contacto con su hija, con su abogado, la asistenta, su agente, su asistente personal, su secretaria, nadie sabia donde localizarla.
6 de Junio
Alas 11:00 de la mañana tuvo lugar, en Madrid, en el cementerio de la Almudena el entierro de Carolina. Tras una misa multitudinaria en la Catedral, a la que asistieron autoridades, miembros de la nobleza, profesionales de la televisión, cantantes, actores, famosos en general, de todos losámbitos. Casi un millón de personas que se habían desplazado en autobuses desde todos los puntos de España para despedirla, para los que se habilitaron dos pantallas de televisión gigantes. Se retransmitió en directo en todas las televisiones, con una audiencia de más de catorce millones de personas. Desde la catedral hasta el cementerio, el féretro, en un coche tirado por cuatro caballos blancos, fue aplaudido por los miles de personas que abarrotaban las calles. Nunca en España se había realizado un funeral así, al menos desde la muerte de Paquirri.
En mi casa, gracias a la televisión que me regaló mi banco al domiciliar la nómina, Tom y Andrés veían el funeral como alucinados, mientras a mi, las lagrimas me impedían ver la pantalla, por la risa claro.
—Este es el fin de la humanidad tal y como la conocemos.
—Tal vez deberíamos plantearnos lo de marcharnos a Marte para no volver.
—Si nos dejan llevar a Hugo, compro los billetes mañana, creía que los ingleseséramos exagerados por lo del funeral de Diana, pero esto lo supera.
—¿Cómo se sentirán los que votaron para echarla del reality?
—Mejor que los que votaron a todos esos que han imputado por corrupción.
—Cuando me muera quiero un funeral igual pero con al menos seis caballos.
—Querida, primerotendrás que pasar por un reality.
—Bueno, soy una escritora famosa, mis novelas siempre están entre las más leídas de Amazon. Recibo miles de felicitaciones en Twitter y agradecimientos de mujeres a las que he ayudado a conseguir la felicidad sexual.
—¡Tu si que eres famosa! no como ese escritor, premio novel que según los programas de cotilleo, sale con la de los anuncios de bombones y azulejos, para que por fin se conozca su nombre. Es evidente que los años que llevamos de educación básica obligatoria no han servido para erradicar el analfabetismo.
—Deberían devolverme todo el dinero que he pagado en impuestos, para una educación y que al parecer casi nadie aprovecha. Con todo lo que desperdicia ese Ministerio, podríamos tener una industria del cine como lade Bollywood, dinero para el teatro y el ballet, y restaurar todos los edificios históricos de España.
—¿Y qué haría la gente con sus niños mientras trabajan?
—Ya encontraran donde meterlos. Tu como catedrático qué opinas.
—Yo trabajo en una Universidad Privada.
—Mirar qué bonito ver unidos por el dolor políticos de todos los partidos, republicanos sentados junto a un miembro de la familia real y varios nobles. Los de partidos radicales de izquierdas que propugnan el ateísmo y romper con los acuerdos con el Vaticano, llorando y rezando. Solo falta que junto con el Obispo de Madrid, hubieran participado representantes de las demás religiones. Parece el final de una de esas películas americanas de extraterrestres que atacan el planeta.
—Siento escalofríos de pensar que esto esté pasando.
—Y yo de que lo estemos viendo.
—Yo tengo que verlo, después de todo soy el juez instructor en este caso. El asesino podría estar entre los asistentes. Y tenéis que quedaros conmigo para acompañarme, por si ver esto me trastorna el cerebro.
8 de Junio
El inspector Rodríguez localizó por fin a Doña Carmen. Había pasado losúltimos quince días en un exclusivo spaen Alicate, famoso por ser frecuentado por algunas estrellas de cine y cierto diseñador que se recuperó allí tras su despido. Dentro del centro no se permitía el uso de móviles o internet para una mayor experiencia de relajación, para llamar había que salir del local e ir al pueblo, que estaba a cuatro kilómetros.
Efectivamente había hablado con Don Ricardo el 1 de Junio, paracomentarle que estaría incomunicada unos días, y darle la enhorabuena por el bebé. Se había enterado por casualidad.
No había quedado conél, estaba en es Spa, no sabia que Eulália hubiera tenido problemas otra vez, aunque no le extrañaba.
Todo esto era tan desagradable, no podía creer que Ricardo estuviera en la cárcel, acusado de matar a su novia.
No había sido nunca violento con ella, habían discutido algunas veces, después de todo habían estado casados más de veinte años, pero el siempre la había respetado. Claro que ella era una mujer que sabía hacerse respetar.
Por lo que sabía, tampoco había tenido problemas con sus parejas anteriores a Carolina. Por supuesto no hablaban de esos temas, pero ella lo hubiera sabido si hubiera habido algún problema.
No comprendía porque Ricardo había contado esa historia sobre ella y su hija, seguro que había alguna razón, aunque ella la desconocía. Tal vez había otra chica de por medio y no quería implicarla. Ricardo había tenido muchas "novias" desde su divorcio y no se tomaba muy en serio esas relaciones. Seguro que Carolina no era laúnica mujer actualmente en su vida. Era un hombre muy atractivo y encantador con las mujeres. Aunque en los años en que estuvieron casados no le había sido infiel, lo ciertoes que desde el divorcio, no había sentado cabeza, ya saben, la crisis de la mediana edad.