Baño caliente
Tiene el baño caliente su eficacia, pero no ha de abusarse de él ni tomarlo por simple placer.
Ha de ser de unos 50º la temperatura del agua.
Se empieza del mismo modo que dijimos para el baño higiénico, con los mitones puestos y el enjabonamiento del cuerpo por espacio de cinco a diez minutos o hasta darse cuenta de que la epidermis está limpia.
Después se ha de tomar, antes de secarse, una ducha breve y rápida con agua de más baja temperatura que la del baño.
El agua caliente abre los poros, y si no se aplica luego el chorro o ducha de agua fresca es muy fácil sentir los efectos nocivos de un aire colado.
Quien tenga la costumbre de tomar diariamente un baño de limpieza con agua fresca no necesitará muchos baños calientes si goza de un estado normal de salud.
El baño caliente afloja el organismo, disminuye la frecuencia del pulso y de la respiración, relaja los músculos y ablanda las partes más duras de la epidermis.