Nos alegramos de poder incluir en esta selección a grandes autores como John Wyndham y Ray Bradbury, que no necesitan introducción alguna, mientras que Brian Mooney, Rosemary Timperley y David Campton quedan incluidos en el volumen con narraciones publicadas por primera vez. Gran negocio, de Peter Cave, fue publicada en una revista, hace algunos años, mientras que Noche de paso, de Lee Harvey, apareció, en una forma ligeramente distinta, en el Science Fiction Monthly del pasado año.
No todas las historias de esta antología tratan necesariamente de los viajes espaciales, aunque en esta selección el énfasis recae firmemente en el tema de la exploración.
Los viajeros del espacio aparecen en Un paseo por los bosques, de David Campton, que ilustra con claridad lo peligroso que puede llegar a ser el aceptar las cosas por su valor aparente. Aún tendemos a creer que todo aquello que es hermoso tiene que ser bueno… pero los términos de referencia pueden desmoronarse por completo con gran facilidad, sobre todo en una situación extraterrestre.
La segunda historia del señor Campton tiene un título inteligente y trata sobre el tema del «superniño». Un extraño pirata del espacio es burlado con toda claridad por un aspirante a colono, con el que, personalmente, me disgustaría tener que encontrarme mucho más que con el ser extraño.
Desde H. G. Wells, la pobre y vieja Tierra ha estado sujeta a un constante bombardeo por parte de entidades invasoras procedentes del espacio, cuya plausibilidad ha variado incluso más que su propia naturaleza. ¿Y qué antología de ciencia ficción puede quedar completa sin añadir algo a este respecto? En Punto de suministro, los seres extraños realizan involuntariamente un inexorable servicio muy poco ortodoxo para el objeto de su ataque.
En la Tierra para el resto del contenido. Noche de paso es una historia de «búsqueda». Probablemente, todos vosotros lleváis a cabo ciertos ritos de iniciación en la es cuela, que, si son realizados con éxito, os califican para formar parte como miembros de pleno derecho de una sociedad secreta. Esta historia muestra lo que sucede en un futuro distante —esperemos que sea así—, cuando un miembro de una tribu tiene que conseguir un trofeo para alcanzar su plena madurez como ser adulto. Dejaré que seáis vosotros mismos los que descubráis qué es ese trofeo.
John Wyndham, desgraciadamente para nosotros ya desaparecido, fue uno de los primeros escritores de ciencia ficción que hicieron popular este género entre lo que se ha denominado el «gran público», y esta penetración data probablemente de la primera emisión por la BBC de su bestseller El día de los trífidos. Su historia Las mirillas de Pawley nos muestra a un Wyndham con un estado de ánimo más alegre, que ilustra lo que puede suceder cuando el Viaje por el Tiempo se escape realmente de las manos. A pesar de su humor, esta narración contiene un inquietante aguijón. ¿Existe realmente algo llamado intimidad absoluta?
Finalmente, se incluyen tres historias en las que se nos muestran las calamitosas consecuencias que podría tener el hecho de que las máquinas escaparan a nuestro control. Cada una a su propio modo pone de manifiesto la precaria relación que ya ha establecido el hombre entre su propia personalidad y la mecanización… en realidad, todas las historias de ciencia ficción así lo exponen de una forma u otra. El Veldt es aclamada con justicia como una narración clásica, y es una de las más terroríficas de Bradbury.
Scarbo podría explicar lo que hay de malo en tanta literatura actual como existe. Y en ese cuento final, que es Gran negocio, se nos muestra qué clase de gran negocio no necesitamos.
Confiamos en que disfrutaréis de este surtido. ¿Por qué no me escribís unas líneas, con cargo a los editores, diciéndome qué clase de ciencia ficción preferís?
RICHARD DAVIS