Notas
[1] Humberto I aún paseaba triunfante por las ciudades de Italia la corona y los gallardos bigotes heredados de su padre… <<
[2]
Es el descontento de sí mismo, ya sea por la oscuridad de origen, por un defecto de conformación física o por ausencia de condiciones espirituales brillantes, lo que lleva a muchos hombres a la acción revolucionaria.
Y, por el contrario, en todo espíritu rebelde hay un gran fondo de timidez. La actividad revolucionaria es la reacción violenta de los tímidos que trastornan la sociedad a fin de darse ánimos. Lo cual es lo mismo que prender fuego a una casa ajena para entrar en calor.
A veces suele ocurrir que en el curso de la acción revolucionaria, cuando ésta es afortunada, los tímidos pierden su cortedad y entonces vuélvense conservadores. Tal es la secreta causa psicológica de la defección de tantos arrebatados profetas que han dejado a medio camino la emancipación de su pueblo sólo porque lograron antes su propia liberación espiritual.
Cuando yo pierda mi timidez literaria, escribiré sobre este asunto una comedia llena de sagaces observaciones —entre otras, las de que la austeridad, virtud revolucionaria por excelencia, es una actitud natural en todos los cortos de genio—, comedia que titularé Los rodeos del tímido y que, estoy desde ya seguro, no tendrá buen éxito. Otra cosa sería si la estrenase en París y se titulara: Le détour du tunide. <<
[3] Contubernio.(Del lat. contubernium.) Habitación con otra persona. Diccionario de la Real Academia Española. <<