PRESENTACIÓN

SF y mitología

Se ha dicho a menudo que la SF[1] es el equivalente contemporáneo de los cuentos de hadas y las leyendas, y algunos comentaristas opinan que el género responde, básicamente, a un deseo de racionalizar los antiguos mitos, de hacerlos compatibles con nuestra escéptica era tecnológica dándoles una base, más o menos científica.

Un claro ejemplo de lo anterior lo tenemos en un reciente film de extraordinario éxito: La noche de los muertos vivientes. Dicha película utiliza el antiquísimo mito del zombi (o cadáver animado de una seudovida impersonal), pero en vez de justificar el fenómeno por la intervención de alguna oscura fuerza extrahumana, le busca una explicación científica, mucho más creíble para un público actual.

Pero si bien es cierto que la SF recurre con frecuencia a viejos símbolos y mitos, no hay que deducir por ello, como pretenden algunos, que se trata de una neo-mitología. El mito (y sus derivados, los cuentos y leyendas) es básicamente conservador, pues refleja una concepción cíclica («eterno retorno») de la existencia, que viene referida a un pasado primigenio en el que quedó definitivamente establecido al orden de las cosas.

La SF, por el contrario, es básicamente progresiva, pues, al plantear innumerables alternativas, al subrayar errores, taras y posibilidades, muestra la contingencia y la arbitrariedad de ese orden establecido. Al estimular la imaginación y la actitud especulativa, se convierte en una importante arma contra la rutina y el conformismo.

Por tanto, si bien hay una relación entre mitología y SF, es más de ruptura, de antítesis, que de continuidad. Cuando la SF adopta los símbolos de antiguas leyendas, no se limita a racionalizarlos, sino que suele, además, desmitificarlos (naturalmente, me refiero a la SF de cierta calidad, pues bajo el epígrafe «ciencia ficción» se acogen una infinidad de subproductos, generalmente pueriles y embrutecedores, que se mantienen en una línea totalmente mítica).

… Y llámame Conrad, la narración central de la presente antología, quasi novela que ocupa las tres cuartas partes del volumen, tiene mucho de odisea. Su protagonista nada tiene que envidiar a los héroes homéricos, y en el fascinante escenario de una Grecia transfigurada por la radiactividad se encontrará con sátiros, vampiros y otras criaturas de leyenda.

Pero todos estos elementos de indudable extracción mítica están al servicio de una narración polémica, que, lejos de adormecer la mente, despierta la duda y la inquietud… A la vez que consigue divertir al lector más exigente.

CARLO FRABETTI