PRESENTACIÓN

Los alienígenas en la ciencia ficción

No hace falta señalar la importancia del tema —y el símbolo— del extraterrestre en la narrativa de ciencia ficción. La posibilidad de encontrarse con otras formas de vida inteligente constituye, aparte de su interés intrínseco, una fuente inagotable de parábolas y planteamientos especulativos de todo tipo. Y si en la ciencia ficción de menos calidad sirve para fomentar la xenofobia tan característica de nuestra belicosa sociedad (monstruosos invasores de ojos inyectados, fríos e implacables como máquinas), en la vertiente más seria del género constituye un excelente contrapunto para poner de relieve nuestras contradicciones, como ocurre en la novela corta que abre esta antología, auténtico clásico en su género; o un medio de impugnar el pretencioso y pueril antropocentrismo de nuestra cultura, y de recordarnos que el mito del hombre como «rey de la creación» es eso, un mito, ya que distamos mucho no sólo de dominar sino incluso de conocer y comprender lo que nos rodea.

Otras veces los extraterrestres sirven para introducir una dimensión estética o lúdica en la narración, como esos increíbles y diminutos seres del relato de Aldiss, que viajan en mariposas multicolores, pero no consienten que se les tome a broma.

Y en algunos casos, especialmente inquietantes, los «alienígenas» somos nosotros, los propios terrestres, tan ajenos unos a otros como si perteneciéramos a distintas galaxias.

Después de leer el relato de Kingsley Amis, que he dejado intencionadamente para el final, puede que la próxima vez que oiga decir que «los alienígenas están entre nosotros», en vez de sonreír con suficiencia sienta un escalofrío…

CARLO FRABETTI