Kull escapa de las garras de sus enfurecidos compañeros de tribu, sólo para caer cautivo de los lemures. Durante los dos años siguientes, trabaja como esclavo en los remos de una galera, antes de lograr escapar Emprende entonces el viaje a Valusia, donde se convierte en un proscrito, oculto en las montañas, hasta que, capturado, va aparar a sus mazmorras. La fortuna, sin embargo, le sonríe, y se convierte sucesivamente en gladiador en la arena, soldado en el ejército y finalmente, comandante. Luego, con el apoyo de los mercenarios y ciertos nobles valusos descontentos, aspira al trono. Y es Kull quien asesina al despótico rey Borna y le arranca la corona de su ensangrentada cabeza. El sueño, por fin, se ha convertido en realidad: Kull de Atlantis se instala en el trono de la antigua Valusia.