3 Las reglas del ataque

El método Dukan es, en palabras de su creador, una verdadera máquina de combate, un bulldozer que, si se acepta del todo, abate todas las resistencias. “No se trata de un simple régimen, sino de un plan de adelgazamiento global que se acepta o se rechaza como un todo indisociable.” Bajo esta premisa, Dukan estructura un método radical que sólo permite el consumo de cien alimentos (setenta y dos ricos en proteínas y veintiocho verduras) y cuyo éxito radica en seguir a rajatabla la primera fase, la fase de ataque, el régimen de proteínas puras.

La primera etapa hace honor a su nombre: es una auténtica invasión al organismo mediante la ingesta exclusiva de carnes rojas y blancas, huevos, pescado, mariscos y leche desnatada... Alimentos de origen animal en cantidades ilimitadas. Quedan prohibidos los hidratos de carbono (pan, pasta, cereales, arroz, patatas, legumbres, hortalizas y frutas) y las grasas. Esta fase dura entre tres y diez días. El peso medio perdido durante esta etapa es de uno a cinco kilos, dependiendo de la persona y de la cantidad de calorías consumidas.

La segunda fase o periodo de crucero no tiene una duración determinada, aunque Dukan asegura que se suele perder una media de un kilo por semana. En los casos de obesidad clara, con un sobrepeso de veinte kilos, este periodo dura en torno a los cinco meses. Durante esta fase se mezclan las proteínas con algunas verduras. Las frutas siguen prohibidas hasta que se alcance el peso ideal.

La tercera fase es la de consolidación y dura diez días por cada kilo que se haya perdido en las etapas anteriores. Se va introduciendo el arroz y la pasta de forma gradual, igual que la fruta (sólo una pieza al día) y las legumbres.

La cuarta fase (llamada de estabilización final) dura de por vida e implica ciertos hábitos, como seguir un día a la semana —los jueves— una dieta exclusiva de proteínas, no usar ascensores y consumir tres cucharadas de salvado de avena a diario.

Arantxa: «Por dentro también adelgazas»

A primera vista, a Arantxa, de veintitrés años, no le sobra ni un gramo, pero ella no está de acuerdo. Animada por algunas amigas, decidió seguir la dieta Dukan para quitarse cuatro o cinco kilos antes del verano. “Quería estar perfecta para ir a la playa. Lo típico. Había cogido algún kilo porque picoteo mucho mientras estudio. Notaba que los vaqueros me quedaban más apretados y tenía algo de barriguita.” Arantxa, recién licenciada en Periodismo, se acercó hasta una farmacia para pesarse antes de ponerse en manos de Pierre Dukan. “Realmente no me sobraba casi nada, menos de dos kilos según la báscula, pero, ya puesta, quería bajar una talla, a la 36. Me dejaron el libro de la dieta Dukan y me convenció, sobre todo porque había oído hablar maravillas del método.”

Arantxa siguió la fase de ataque durante cinco días. Durante ese tiempo se alimentó únicamente de filetes de ternera y de pechuga de pollo. “Perdí un kilo y medio. Pero no estaba contenta, al revés. En esos cinco días, me sentía derrotada. Estaba destemplada, siempre tenía frío, incluso tiritonas. Tenía tan mal aliento que siempre evitaba hablar cerca de cualquiera. A partir del tercer día, decidí no salir de casa hasta que terminara la fase de ataque, porque no me tenía en pie, siempre tenía sueño, aunque dormía suficiente. No tenía fuerzas para nada. Tenía mala cara, los labios siempre secos, la piel tirante. Pero lo peor fue el estreñimiento. Tenía tantos dolores que no quiero ni acordarme.” Pero, aun así, Arantxa siguió con la dieta y pasó a la siguiente fase.

“Creí que, como durante la fase de crucero se pueden comer verduras, el problema del estreñimiento se acabaría. Y no fue así exactamente, aunque la cosa mejoró. Comía acelgas, calabacín y berenjenas como si fueran un manjar, algo que nunca hubiera imaginado. Era como si mi cuerpo me agradeciera que le diera verduras. Yo me moría por un dulce, por un bollo de chocolate. Los destemples ya no eran tan frecuentes y ya no me sentía tan triste como antes. Pero sufrí otro efecto: la menstruación no me venía. Me asusté mucho, porque nunca había tenido problemas con eso. Después de tres semanas con la fase de crucero, en la que perdí casi dos kilos, y con el problema de la menstruación, dejé la dieta, asustada. Tuve que ir al ginecólogo porque el problema no se resolvía, y me dijo algo que no olvidaré jamás: “No vuelvas a jugar con el equilibrio de tu organismo. No lo ves por dentro y crees que no pasa nada, sólo ves que has perdido peso. Pero por dentro, si no sigues una dieta adecuada, también adelgazas.”“

En cuanto volvió a su sistema alimentario habitual, Arantxa recuperó los tres kilos y medio perdidos con la dieta Dukan y se llevó un kilo de regalo. Su menstruación se regularizó. Veraneó en la playa, aunque no lució la figura con la que soñaba. “Creo que la dieta Dukan implica muchos sacrificios relacionados con la salud. No es tan perfecta como dicen.”