EL decorado…
… está ya a la vista del público, cuando éste empieza a entrar en la sala de espectáculos. Una escalera facilitará el acceso desde la platea al escenario, cuya mitad izquierda es ocupada por la entrada de una casa. A ambos lados de la puerta, a la que se asciende por dos o tres peldaños, sendos banquillos de mármol. La mitad derecha nos muestra el interior de la vivienda, por carecer de fachada esta parte, y vemos en él una salita de estar amueblada con un par de sillones, una mesita de centro con una estatuilla y una cómoda con varios cajones, encima de la cual habrá un par de candelabros eléctricos. Un caballete sosteniendo una hermosa pintura, con marco dorado, de una Dolorosa. Arropa al caballete un bello damasco granate, que lo envuelve graciosamente hasta el suelo. Una cámara de terciopelo verde oscuro constituye el complemento del decorado, y un farol alumbra la supuesta calle, tiñéndola de tenue claridad verdiazul. El interior de la vivienda —todo es en ella de exquisito gusto— no está iluminado.